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La revolución Francesa supone como todo el mundo sabe uno de los cambios
políticos más importantes de la historia. Se trata de poner fin a la
monarquía absoluta y fundar un nuevo sistema más igualitario. El objetivo de
acabar con el poder despótico del monarca absoluto es uno de los puntos que
tienen en común todos los artífices de la Declaración. Para tratar de
establecer el nuevo orden los filósofos se remontan al hipotético estado
natural con el fin de desentrañar como deben ser los fundamentos en los
que se base el nuevo Estado.
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libertades y derechos que los demás también señala está condición de
libertad e igualdad en un estado natural en el que él piensa que los hombres
se guían por la ley natural, que es la ley de la razón, y en la naturaleza
bondadosa del hombre. Esta idealización, podríamos decir, del estado
natural sirve únicamente para establecer la igualdad y la libertad propias de
cada individuo como derechos incondicionales del hombre. Obviamente en el
estado natural no todo es tan idílico como parece según estos
planteamientos. Así se distingue también un estado de guerra entre los
hombres debido a la ausencia de un poder autoritario común, la reparación
de este estado de guerra primitivo es el que conducirá a la creación de un
Estado civil. El estado de guerra es aceptado por todos los pensadores si
bien Hobbes resulta más radical en esta postura. Para Hobbes las
condiciones de igualdad y libertad que se presuponen en el estado de
naturaleza no son tales. Hobbes no hace ninguna distinción como Locke
entre el estado natural y el estado de guerra. Para él ambos estados son el
mismo. La situación de armonía y cordialidad no se da nunca ya que la
fuerza o las distintas pasiones que actúan sobre los hombres rompen esa
igualdad que es por tanto en una idea teórica, ideal pero que no resulta en la
práctica. Según Locke aquel que no se rige por la razón actúa contra
naturaleza y por tanto produce los daños que de los que Hobbes habla. Esta
argumentación un tanto pobre es un intento de salvar los derechos de
igualdad y libertad por parte de la corriente liberal. Hobbes mantiene que la
guerra de todos contra todos, la lucha por la supervivencia y la dominación
son las condiciones naturales del hombre.
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continuas desigualdades y enfrentamientos que los hombres mantienen
cuando están libres de toda autoridad.
Hemos dicho que el estado de guerra es la causa por la que los hombres se
deciden a formar una sociedad y a regirse por las leyes de un Estado. La
creación del Estado es por tanto un tránsito del estado de naturaleza al
civil producido por el estado de guerra. Quién ostentará el poder, quién
fundamentará las leyes y cuáles serán los derechos y deberes que tendrán
los hombres son las cuestiones que se debaten a la hora de redactar la
Declaración. Podríamos decir que existen al menos tres en los que todos los
autores coinciden al establecer el Estado. Estos son; la división de poderes
(ejecutivo, judicial y legislativo), el monopolio de la violencia por parte de la
autoridad legitimada y el derecho de resistencia a la opresión.
Artículos
La idea que recoge este segundo punto es la de que las distinciones sociales
sólo se consideran legítimas dentro de la autoridad de un Estado constituido
y no fuera de él ya sea en el estado de natural o de guerra. Estas
distinciones son producidas por la propiedad. Se considera que estas
desigualdades son respetables siempre que éstas estén encaminadas al bien
común. Este bien común es el que pondremos en entredicho más adelante.
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En el artículo dos se recoge también una de las posturas del pensamiento
liberal. En el primer punto se refiere a la finalidad de la constitución del
Estado. El Estado debe procurar el bienestar de todos aquellos que se
encuentren bajo su protección. El fin no es otro que el de preservar los
derechos fundamentales del hombre. Los derechos que se consideran
propios de cada individuo y que el Estado debe procurar mantener son los
siguientes: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la
opresión. La libertad es definida en el artículo cuarto por lo que será
después cuando nos detendremos en el análisis de este derecho.
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La resistencia a la opresión es otro de los derechos fundamentales del
hombre. Una vez se ha entrado en la comunidad el individuo se somete
únicamente a las leyes que a acordado por mayoría. Si el uso del poder que
los ciudadanos han otorgado a las autoridades no se ejerce para el bien
común sino para los intereses de algunos particulares se vulneran los
derechos del ciudadano y éste está legitimado a oponerse a las injusticias
que le oprimen a pesar de que éstas vengan de aquellos que deben guardar la
ley. Cuando los gobernantes oprimen al pueblo y buscan el interés propio, el
ciudadano tiene derecho a rebelarse. De este modo se trata de prevenir los
abusos de poder que puedan darse como los que se dan en la monarquía
absoluta.
En el artículo cinco vemos como la ley no puede castigar más que aquello que
resulte perjudicial al individuo, a los demás ciudadanos. La ley debe
asegurar el bienestar del pueblo y castigar al que provoque daños. Nunca
puede la ley inmiscuirse en los asuntos privados de cada ciudadano, “ lo que
no está prohibido por ley no puede ser impedido”. Lo que se trata de
garantizar aquí es el derecho a la vida privada del ciudadano, a procurar la
libertad individual sin entrar en conflicto con los deberes que la ley
prescribe a los ciudadanos. El ciudadano debe cumplir las leyes que ha
aceptado para formar parte del Estado pero estas no deben restringir su
libertad individual al margen de la vida pública. Esta libertad individual en el
ámbito privado, es uno de los derechos fundamentales de la corriente del
pensamiento liberal abanderada por Locke. Vemos de nuevo ese choque con
la postura de Rousseau; “la ley (voluntad general) no puede prohibir...”. Las
dictaduras fascistas y comunistas del siglo XX anulan este principio.
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pueblo el que establece sus propias leyes, es la voluntad de la mayoría la que
se establece como norma, la que marca sus deberes y sus derechos. El
carácter burgués de la Revolución hace que más que los intereses de la
mayoría se defiendan ante todo los propietarios. El fin de la monarquía
absoluta supone la subida al poder del comerciante, del burgués. Se
considera también en este artículo la igualdad entre los ciudadanos ante la
ley.
Los artículos siete, ocho y nueve hablan sobre puntos fundamentales del
derecho jurídico. Se presentan las bases de la legislación; la obediencia a las
leyes acordadas, la presunción de inocencia, el derecho a un juicio justo y el
monopolio de la violencia. En el artículo doce se establece también la
necesidad de una fuerza pública para garantizar los derechos del ciudadano.
La legitimación del derecho al uso de la fuerza por parte del Estado se
justifica como solución para evitar el estado de guerra sin juez ni arbitro.
Este último punto, común en todos los pensadores que hemos trabajado,
puede volverse negativo según las prioridades de la ley como veremos más
adelante.
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impedir el abuso de poder y que sea el mismo órgano el que dicte las leyes y
tenga el derecho de usar la fuerza.
Valoraciones
Como ya hemos visto, a la hora de entrar a formar parte del Estado los
hombres renuncian a unos derechos o libertades a favor de obtener una
protección y otra serie de derechos. Así mismo el Estado pone sus propias
reglas a los hombres, esto es deberes, si quieren beneficiarse del orden
constituido. Hemos tratado de analizar cuáles son esos deberes y derechos
y ahora pasaremos a ver cuáles son una vez instituidos, las consecuencias
que de ellos se derivan.
Decíamos al principio que uno de los puntos en común de todos los filósofos
era el de dar el monopolio de la violencia al Estado. Es en principio razonable
que no exista dentro de un Estado más de una fuerza legítima dado que en
caso contrario nos encontraríamos en un estado natural o de guerra según la
perspectiva en que se mire y no habría Estado. Hemos visto al analizar la
Declaración que una de las prioridades de esta redacción es la mantener y
proteger la propiedad privada. Locke establece esta condición, la protección
de la propiedad individual, como uno de los motivos de la creación del
Estado. Las leyes no pueden inmiscuirse en el reparto de propiedades. No en
vano una de las finalidades de la constitución del Estado es la de proteger la
propiedad del individuo. La propiedad es privada, el Estado debe procurara
con sus leyes que cada uno pueda disfrutar de sus bienes privados sin temor
a perderlos. El uso que se haga de la propiedad individual sólo atañe al
ciudadano el Estado no puede disponer de ella. Según Locke el individuo
establece un pacto con el Estado en el cual el ciudadano pasa a formar parte
del Estado y se compromete a regirse por sus leyes, a cambio el Estado
deberá proteger las tierras y posesiones del ciudadano. La única
circunstancia en la que el Estado puede apropiarse de un bien particular es
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aquella en la que el individuo reniega de la herencia y rompe el pacto que
había convenido con la sociedad. Al apartarse del Estado las propiedades del
particular pasan a formar parte de éste dado que las tierras están dentro
del territorio estatal.
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entrar en sociedad el propietario renuncia a su derecho a castigar el daño
que se le haga, acuerda como todos la autoridad unilateral de la fuerza,
reconoce los derechos y las libertades de los demás hombres, pero no
permite y esta es la cláusula de Locke, que nadie interfiera en su fortuna,
es más ahora logra que ésta se halle mucho más protegida. Este es el poder
de la ley. El Estado constituido ahora no ha acabado con las desigualdades
de los hombres como prometía el lema revolucionario de Libertad, Igualdad,
Fraternidad. El derecho del más fuerte única ley vigente en el estado de
naturaleza ha sido cambiado aquí no por una igualdad sino por el derecho del
más poderoso o el más rico. La historia ha demostrado que esta desigualdad
en las posesiones no es meramente un asunto de propiedades sino que
acaban derivando en una desigualdad de derechos.
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adecuadas para la convivencia. Se trata de leyes positivas como las
redactadas en los artículos diez y once donde no se pretende dar un criterio
de verdad fijo, sino buscar convivencia entre la pluralidad de ideas. Kant
entiende el derecho como una necesidad para la convivencia, el derecho
establece la igualdad y la obligación a un tiempo. El derecho no es una
máxima moral, sino civil y pretende obligar de igual modo que la fuerza
pública que veíamos en el artículo doce.
Como ya hemos dicho la legislación sólo puede correr a manos del pueblo.
Los ciudadanos sólo se someten a las leyes que ellos mismos han aprobado.
Pero Kant distingue entre ciudadanos de primera y segunda clase. A unos los
llama activos a los otros pasivos. El sufragio es censatario y la posibilidad de
voto depende de la renta con lo que vemos un acercamiento importante a la
postura liberal y la defensa de las propiedades privadas.
Las relaciones entre ciudades y ciudadanos es otro de los puntos que Kant
trata en su análisis. No existe una legislación que controle las relaciones
entre diferentes Estados por tanto sólo caven dos posibilidades a este
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respecto: o la hostilidad y el estado de guerra entre naciones o la creación
de un orden internacional. Kant propone la posibilidad de una Federación de
Estados para promover las buenas relaciones entre las distintas ciudades y
sus ciudadanos. Estas relaciones entre ciudades y ciudadanos de distintos
Estados se dan siempre dentro del estado civil pues se basan en leyes
diplomáticas y de comercio. El derecho cosmopolita es una derivación de
estas relaciones entre Estados. Se trata de regular la adquisición de
tierras, no es una cuestión moral sino de derecho. En contraposición a las
leyes que predica el pensamiento liberal Kant dice que no se puede hacer un
uso abusivo del terreno ni acaparar grandes extensiones de tierra si esto
perjudica a otro sea cual sea su condición o cultura. Con este derecho
quedaría deslegitimada la apropiación de tierras que se produjo en el nuevo
continente.
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