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Keeper Claire Cullen
Keeper Claire Cullen
Guardián
Manada Perdida 2
Índice
Nota a los lectores
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo
Staff
Próximamente
Acerca de la autora
Nota a los lectores
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***
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Sinopsis
Cada manada necesita un Guardián, un omega para suavizar sus
bordes ásperos. Y Josh definitivamente no lo es.
Cole levantó las manos, dio un paso atrás y suavizó su tono. Pudo ver
de un vistazo que el recién llegado a los establos estaba nervioso. Sus orejas
giraban de un lado a otro, estaba temblando y sacudía la cabeza cada vez
que él se acercaba.
—Siempre fuiste bueno con los nerviosos —dijo una voz desde la
puerta—. Humano o animal.
—¿Necesitas algo?
—No, los bebés son geniales. No puedo esperar hasta que crezcan un
poco.
Cole bufó.
—Tal vez llevará un día o dos, pero ¿por cuánto tiempo realmente
puedes ver a este tipo quedarse? Espera ser voluntario en una casa llena de
niños con muchas oportunidades para una sesión de fotos. No un mes de
limpiar puestos con solo mi compañía.
Zane sonrió.
Sería bueno tener algo de respaldo, pero podría hacer mella en su plan
para ‘alentar’ la pronta partida del voluntario.
—No estoy preocupado por ti —dijo Zane con una sonrisa—. Ese
tipo no sabe en que se está metiendo.
***
—No, es aquí —dijo el alfa prontamente. Miró más allá de Josh hacia
el conductor—. ¿Esas son tus maletas? Mejor agárralas y ven conmigo.
—Uh, claro.
Dio unos pasos hacia adelante y escuchó el motor cobrar vida detrás
de él, el auto giró rápidamente y se alejó.
El alfa lo miró de arriba abajo otra vez, con la mirada clavada en las
bolsas de Josh.
Entró en la sala de estar. Duke estaba allí con Jack y Eric. Cole se
dejó caer en el sofá junto a Duke. Killian emitió un pequeño sonido de
queja, pero se calmó cuando Cole le pasó la mano por la espalda.
Cole esperaba que Joshua ya se hubiera ido, pero tal vez la realidad
aún no se había calado en el omega. Limpiar las cuadras podría ser
suficiente para enviarlo a hacer las maletas. Cole tenía los dedos cruzados.
—Sí. —Duke hizo una pausa—. No creo que haya ido bien. ¿Tal vez
podrías hablar con él?
—¿Crees que quiero ver esa basura? Solo miré los titulares, eso es
todo.
—Oh, porque está bien que un alfa no sepa moverse por una cocina,
pero si es un omega... bueno, prácticamente hay una ley en contra de eso,
¿verdad?
Sabía que había alzado la voz, pero solo parecía incentivar al omega.
Cole se quedó allí, con los puños cerrados, tratando de calmar su ira e
irritación. Con un gemido, presionó la barbilla contra el pecho y desaceleró
la respiración. Se había enfurecido por unas tostadas quemadas. Muy
maduro.
Una vez que el olor comenzó a desaparecer, buscó entre los armarios
y la nevera, juntando los ingredientes para dos sándwiches de queso y
colocándolos debajo de la parrilla. Lo menos que podía hacer era preparar
el almuerzo omega como disculpa.
Joshua resopló ante eso, pero sus ojos se desviaron hacia los platos en
la mano de Cole.
—¿Para mí?
—Los caballos no son partidarios del queso asado. Bueno, tal vez
Toto. El comería cualquier cosa.
—¿Vas a quedarte ahí todo el día? —gritó el alfa detrás de él—. Ese
abrevadero no se llenará solo.
—Creí que estaba aquí para trabajar con niños —señaló Josh.
Vertió el agua en el abrevadero, luego fue en busca del alfa. Tal vez si
hablaran más, se conocieran un poco, encontrarían algo en común.
—Eres bueno con ella —dijo en respuesta—. Nunca está tan feliz de
verme.
Pudo haber sido un comentario sin sentido, pero Josh dio palos de
ciego.
Cole no había visto los vídeos que sabía que estaban en Internet, pero
había escuchado lo suficiente para saber exactamente con qué tipo de
omega estaba compartiendo casa. Había hecho todo lo posible para
mantener la distancia desde la llegada de Joshua, no queriendo que tuviera
alguna idea de lo que le preocupaba.
Todo salió mal en una fracción de segundo. Una ráfaga de viento del
exterior golpeó el cubo que mantenía abierta la puerta principal del establo
y se cerró con un fuerte golpe. Ginny entró en pánico y salió disparada.
Cole evitó por poco ser pisoteado.
Joshua inclinó la cabeza hacia arriba y hacia los lados, una lenta
sonrisa cruzó su rostro.
—Y yo que creía que todos los alfas tenían complejo de héroes. ¿Qué
no podían esperar para llevar a la damisela en apuros a sus camas?
—¿Lo hice?
Cole lo habría dejado estar, pero el omega simplemente no lo soltó,
sus ojos se encontraron con los de Cole en un desafío.
Miró hacia atrás para ver que Joshua no lo estaba mirando, con los
ojos fijos en el prado donde Ginny estaba pastando.
Antes que pudiera decir una palabra, el omega agarró el cubo volcado
por la puerta y se fue.
¿Qué se suponía que debía decir a eso? Y si todo era cierto, ¿por qué
demonios era Joshua el que estaba haciendo penitencia?
Capítulo 5
Cada vez que Josh pensaba en su arrebato frente a Cole, se sentía
enrojecer. De todas las reacciones estúpidas y humillantes a tener frente al
alfa. Las palabras se reprodujeron en su cabeza una docena de veces
mientras yacía en la cama esa noche, y gimió por dentro. Había evitado a
Cole durante el resto del día, pero no era como si pudiera hacer eso para
siempre. Había trabajo por hacer.
—¿Tienes visitas?
—Sí. —El alfa parecía avergonzado de repente—. Son solo los chicos
para el desayuno. Lo siento, quería advertirte ayer que vendrían.
Josh inclinó la cabeza ante eso.
—Yo...
Josh nunca vio el daño en saltarse una comida o dos, por lo que
ignoró el comentario puntiagudo del alfa. Pero odiaba a las personas que lo
trataban con guantes de seda. No era un cobarde; no se escondería en su
habitación porque había personas que no conocía en la casa.
—Creo que lo último que leyó Thorn fue el manual del lavavajillas —
bromeó Zane.
Josh pensó que el alfa podría estar enojado con él por hacer una
broma a su costa, pero Cole solo sonrió exasperado y lo dejó pasar.
—¿Cómo te encuentras trabajando en los establos? —le preguntó
Zane, cambiando de tema.
—Sí, pero fue solo por ese papel. Una especie de curso intensivo
sobre cómo no caerse más que una lección integral sobre cómo montar.
Zane frunció el ceño y abrió la boca como para discutir, pero Josh
llegó primero.
—Entonces, ¿qué hacen ustedes?
Cole resopló.
—Bueno, si hay una cosa que podemos asegurarnos que aprendas este
mes, es cómo trabajar la parrilla. ¿Quién quema tostadas?
Había algo bastante triste en eso, pero Cole alejó la emoción. Este
omega era una estrella de cine que provocaba controversia. No necesitaba o
quería que Cole sintiera lástima por él porque su vida ocupada no iba de la
mano con la cocina gourmet.
—Oh —dijo Joshua con una sonrisa—. Eso explica porque todos
parecéis que podéis tener un calendario propio.
—¿Una manada?
Perceptivo y curioso. Cole iba a tener que tener cuidado con lo que
decía cerca de Joshua.
Sonaba... saludable.
Al final, fue a vestirse. Solo un par de jeans y una camiseta con unas
zapatillas de deporte. Salió de su habitación y Cole lo miró de arriba abajo
desde su posición privilegiada junto a la puerta principal.
—Servirá.
—¿Qué cambió?
—Dios mío, eres demasiado flaco —le dijo una de las mujeres, que lo
retuvo con muestras.
Vagó por el camino a través del bosque, siguiendo el sonido del agua
corriendo. Efectivamente, encontró el pequeño riachuelo, agachándose
junto a él y enjuagando la mermelada pegajosa de sus manos. Se levantó,
secándose en las perneras de sus vaqueros, y se giró para regresar al
festival.
—Mira...
—¿Qué tal si nos haces una mamada a unos cuantos, luego Davy y yo
tomamos turnos? —Indicó el alfa a su izquierda.
Josh dio otro paso hacia él, hasta que casi se tocaron.
—Oh, sí. Apuesto a que esa boca tuya podría ganar premios.
—¿Eh? —el alfa dejó escapar un grito de dolor cuando Josh levantó
la rodilla, apuntando directamente a la ingle del alfa.
—Oh, te vamos a hacer pagar por eso —dijo, mirando a su amigo alfa
que se retorcía en el suelo—. Cinco de nosotros, contra uno. Esas
probabilidades no están a tu favor, zorra.
—¿Estás bien?
Cole frunció el ceño ante eso. Había comido, ¿qué, tres porciones?
Por otra parte, para un chico que subsistía con ensalada y tostadas, tres
porciones de pizza eran mucha comida.
—Mi hijo.
—¿Joshua?
—¿Qué?
—El alfa que… —parpadeó y miró hacia otro lado—. Tenían una
relación abierta. Estaba lejos de ser el primer omega que había follado en
esa cama. Su compañero sabía que yo estaba allí, y sabía porque. No tengo
la costumbre de acostarme con personas casadas.
—Todo el mundo piensa que soy fácil. ¿Qué es una persona más?
Todos tenían una opinión sobre las manadas. Por lo general, muy mal
informados, impulsados por la propaganda del gobierno.
—Suena como un final horrible para una mala cita —lanzó Joshua. El
mordisco cruel de sus palabras hizo que Cole se sorprendiera.
—Josh.
Josh esperaba que Cole sugiriera otra visita a la ciudad o una tienda
de comestibles. Eso no.
—Um...
—Ese es Zane —dijo Cole—. Iré a ver lo que quiere. Curiosea por
ahí, toma una copa si tienes sed.
—Uh...
—Hola chicos.
—No, por supuesto que no. —Les indicó que se acercaran—. Vamos.
Josh dio un paso atrás, casi levantando una mano para alejarlo.
—No soy bueno con los niños —dijo sin rodeos. No podía recordar la
última vez que había estado cerca de bebés tan pequeños.
Sus tácticas habituales nunca parecían funcionar del todo bien con
estos tipos, por lo que, en lugar de intentar parecer un tonto, se apartó del
centro de atención y se acercó a mirar por las ventanas francesas. Había otra
vista del bosque fuera y un tramo de hierba acogedor bañado por el sol.
—Pensé que habías dicho que no eras bueno con los niños —bromeó.
—Un mal sueño —dijo, evitando los ojos de Josh. No sabía lo que
vería en la mirada del omega, pero sabía que debía de parecer un tonto, si
no loco—. Lo siento si te desperté. Deberías volver a la cama.
—Uh, claro.
Cole logró una sonrisa débil ante eso, tomando asiento y arrastrando
una taza hacia él. La acunó entre sus manos, dejando que el calor lo
calentara y lo distrajera de sus pensamientos.
—¿Malos recuerdos?
Redujo su ritmo cuando notó que Josh estaba forcejeando por seguir
adelante y eligió caminos más fáciles después que el omega casi tropezara
con una rama por segunda vez. Estaba a punto de cancelar todo cuando la
mano de Josh se enganchó en su cinturón.
—¿Josh?
El tono de Josh era burlón, pero Cole se puso tenso ante la sugerencia
de llevarlo. Había connotaciones en eso de las que él no tenía ni la más
mínima idea. Pero el omega debía haber captado su lenguaje corporal,
incluso en la oscuridad.
—Casi estamos —dijo—. Es más fácil desde aquí. Los árboles son
más delgados.
—En las afueras. Nunca planeé vivir una vida en la ciudad, pero...
esta tampoco era la vida que planeé.
—¿Qué pasó? —los ojos de Josh se centraron en él, el blanco de sus
ojos brillaba a la tenue luz de la luna.
—¿Malas?
Cole vio el momento en que Josh lo entendió, con los ojos muy
abiertos.
—¿Entonces no lo planeaste?
—Si la primera misión nos hizo una manada, esta nos fracturó. Costó
vidas. La vida de nuestra manada. Perdimos... perdimos a las personas que
nos mantenían unidos. Nos rompió. Me rompió. Brax cedió bajo la presión
y lo ocultó durante meses. Oliver lo sacó de la tumba que se estaba cavando
para sí mismo.
—¿Y tú?
—Me caí de la borrachera más veces de las que puedo contar. Tuve
las suficientes peleas para saber el nombre de pila del sheriff y todos sus
alguaciles. Pero ya no más. He pasado página. Al menos, lo estoy
intentando. En momentos como este me pregunto cuál es el motivo.
—Tengo días así —dijo Josh—. A veces es difícil ver más allá del
próximo obstáculo. La gente siempre te exige, te empuja a hacer cosas. Es
una lucha constante solo para mantener tu posición.
—Sí —coincidió Cole—. Uno se hace viejo, muy rápido. —Notó que
Josh temblaba por el rabillo del ojo—. ¿Quieres acercarte un poco, obtener
algo de calor corporal? Los alfas comparten mucho en común con las
botellas de agua caliente.
Cole estaba a punto de decir que no, las historias de guerra no eran
realmente su estilo, cuando pensó en una que a Josh le gustaría escuchar.
—Está bien —dijo Cole con una sonrisa—. Ahora tienes que
decírmelo. Prometo no contárselo a otra alma. Honor de soldado.
—Adivina.
—Bien. —Cole miró hacia el horizonte, empujando a Josh cuando vio
aparecer los primeros zarcillos de luz solar—. Eres algo pequeño, más
pequeño que la mayoría. Vulnerable, pero algo espinoso...
Josh se quedó quieto con sus palabras, y Cole se dio cuenta que había
golpeado involuntariamente la respuesta.
—¿Erizo?
—Desearía que más personas pensaran como tú. Lástima que todos
parezcan pensar como Stewart, mi agente.
—Tal vez el problema no son las personas. Tal vez el problema sea
Stewart —sugirió Cole sombríamente.
—¿Por qué no vas a tomar una siesta? —sugirió Cole cuando Josh se
apoyó contra la puerta del establo—. Todo está hecho aquí.
—Supongo que podría. Es todo este aire fresco, me hace sentir como
la Bella Durmiente.
Cole resopló.
—Hola, Stewart.
—Joey. ¿Tarde en la noche? —Hubo el más mínimo indicio de
desaprobación en el tono de Stewart.
—¿Qué es? ¿Una audición? —Sintió una chispa de emoción ante eso.
¿Podrían las cosas volver a la normalidad tan pronto?
—¿Stewart?
—Pero aún…
—¿Quieres renunciar a esto? —preguntó Stewart—. ¿Es eso lo que
me estás diciendo, Joey? Si estás listo para poner un alfiler en tu carrera,
házmelo saber ahora. Dejaré de malgastar todo mi esfuerzo tratando de
devolverte al estrellato. ¿Por cuál beneficio crees que voy a tener tantos
problemas? Jesús, es solo una cena, Joey.
—Me ha ido mucho peor con mucho menos sueño. Estaré bien. —
Revisó su teléfono—. Creo que mejor me preparo. El coche estará aquí en
una hora.
***
—Simon Urley.
—¿Y su nombre?
—Joshua Karsley.
El conserje lo miró.
—El Sr. Urley nos dejó instrucciones que fuese escoltado a la suite
del ático a tu llegada. Cenará allí esta noche.
Se sentaron uno al lado del otro en el sofá, y Josh recibió una bebida.
Fingió tomar un sorbo y trató de ignorar la forma en que la mano de Simon
vagaba más y más por su espalda.
—Y aquí pensamos que íbamos a pasar una noche solitaria —dijo uno
de los otros alfas, mirando a Josh de arriba abajo lentamente—. Ahora que
estás aquí, podemos divertirnos mucho.
—Solo quiero ver las vistas —dijo, señalando hacia el balcón—. ¿No
es eso para lo que es un ático?
—Feo, ¿no? Algunos paisajes urbanos son hermosos, pero este no.
Josh hizo un ruido sin compromiso, mirando por encima del balcón,
tratando de ver si había una escalera de incendios. No hubo tanta suerte.
Caminó por la habitación hacia ellos, dejando que su mano bajara por
el pecho de un alfa, aflojando la corbata del otro. Cogió su bebida y fingió
un largo trago, envolviendo sus dedos alrededor del vaso para ocultar el
hecho que no había tocado una gota.
—El baño está justo por allí —dijo Simon detrás de él, señalando.
Josh se dirigió hacia allí, todavía aferrado a su vaso. Tan pronto como
cruzó la puerta del baño, la cerró. Estaba contento que hubiera una
cerradura, porque de lo contrario sabía que tendría compañía más temprano
que tarde. Arrojó el resto de su bebida al fregadero y se enjuagó la boca.
¿Qué demonios iba a hacer ahora? Tenía que salir de allí, pero tenía
que hacerlo sin causar revuelo, llamar la atención o molestar a Simon y sus
amigos. Simplemente no podía ver una manera. Al sacar su teléfono,
consideró llamar a Stewart y pedir que lo rescataran. Pero sabía lo que diría
Stewart. Era solo una tarde, haciendo compañía a algunos alfas. Si Josh
hablara en serio sobre su carrera, él...
Había una llamada perdida en su teléfono. De Cole
—¿Hola?
—¿Cole?
—¿Una salida?
—Sí, ya sabes. Por ejemplo, si estás en una cita que no funciona bien:
tu amigo llama a mitad de camino en caso que necesites un motivo para irte.
Tal vez tu perro está muriendo, tu casa está en llamas, algo así.
—¿Josh?
—Um...
—En el hotel Peony. La suite del ático. Escucha, tengo que volver
antes que vengan a buscarme. No debería haberte llamado.
—El servicio de habitaciones será más rápido —dijo uno de los alfas,
agarrando un menú del aparador.
Simon rió.
—¿Quién podría decir no a esa cara? Tailandés será.
Sabía que detenerlos no sería suficiente. Cole tenía que llegar desde el
condado de al lado. Incluso si condujera como un loco, le tomaría horas
llegar aquí. Las horas serían demasiado largas. Estos hombres no eran tan
pacientes.
***
Josh tiró del brazo de Simon, atrayendo los ojos del alfa hacia él.
—¿Qué pasó?
—No era una cita para cenar tanto como una fiesta —admitió Josh,
evitando sus ojos—. Y yo era el entretenimiento de la noche.
—¿No lo sabías?
—Stewart dijo que era solo una cena. Un productor en la ciudad por
negocios, quería compañía.
Al tener una idea más clara de lo que la noche de Josh podría haber
implicado, Cole bajó la voz y preguntó:
—¿Necesitas ir al hospital?
—¿Qué?
—No. Funcionó, lo que dijiste por teléfono. Les hice pedir comida.
Pusimos música y bailamos. Eran un poco sobones, pero eso fue todo.
—¿Josh?
—¿Qué?
—Estamos en casa.
—Oh.
—Espero que tengas hambre. Alguien nos dejó los restos de la cena
de la manada.
—Cualquiera.
—¿Qué papel?
—Dijiste que acostarte con ese actor alfa era para un cambio en la
trayectoria de tu carrera. Debes haber sacado algo de eso.
—Se suponía que era una cena. A los alfas les gusta un bonito omega
en sus brazos cuando están en público. Supongo que el plan cambió.
Cole lo dejó pasar. Sabía que Josh no creía lo que estaba diciendo.
Simplemente no estaba listo para enfrentar los hechos todavía. Cole no
podía obligarlo a aceptarlo; tenía que llegar solo.
—Esa oferta aún está abierta, si quieres hablar con alguien. Kira es
amable y ha recibido toda la capacitación sobre qué decir y cómo no poner
el pie en eso.
—Lo pensaré.
[1]
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Pollo_tikka_masala
Capítulo 14
Josh se despertó con un latido sordo en la cabeza y una habitación que
era demasiado brillante, incluso con las cortinas cerradas. Gimió y se dio la
vuelta, tirando la almohada sobre su cabeza. Pero el sueño lo había
abandonado. Después de otro minuto inútil de fingir allí, deseando la
inconsciencia, se sentó.
—Los alfas siempre dicen eso. Sin embargo, quieren que los omegas
en su brazo sean pequeños y perfectos. Lo que significa pasar horas en el
gimnasio, trabajando toda esa comida o volviéndose experto en el arte de
meterse el dedo en la garganta.
—No estaba hablando sobre mí. Solo digo la verdad sobre lo que
hacen los omegas. Hay una presión constante para ser delgado y bonito.
—Solo quiero saber que no estoy empeorando las cosas —dijo Cole
—. Que me dirías si estoy haciendo o diciendo cosas que te molestan.
Josh decidió responder a la pregunta del alfa con una pregunta propia
y ver si no podía descarrilar la conversación lo suficientemente incómoda
como para que Cole pudiera dejarla y seguir adelante.
Una vez que terminó, se sirvió otra taza de café y le hizo compañía a
Cole mientras el alfa demolía su desayuno.
Cole se fue y Josh comenzó a lavar los platos. El ritmo del trabajo fue
relajante, lo que reforzó su buen humor desde el desayuno. Estaba en medio
de ello cuando escuchó que un vehículo se detenía afuera. Suponiendo que
era la entrega, se secó las manos y salió al frente. Pero no era un camión,
era un auto familiar. Stewart salió, mirando alrededor con una mirada de
disgusto en su rostro. El buen humor de Josh lo abandonó cuando abrió la
puerta principal. Los ojos de Stewart se entrecerraron sobre él. No se veía
feliz. Con un suspiro, Josh salió a enfrentarse a la serenata.
Capítulo 15
Cole no se demoró en la casa de la manada. Preocupado por lo frágil
que Josh parecía esa mañana, decidió que era mejor no dejarlo solo durante
mucho tiempo. Regresó a la cabaña, deteniéndose en la puerta de atrás
cuando escuchó voces alrededor del frente. Al principio, pensó que debía de
ser la entrega de fardos de heno, pero la conversación era demasiado intensa
para una simple entrega.
—No era una cena como dijiste, Stewart. Estaba en su ático, había
otros tres alfas allí, borrachos y drogados...
—La buena noticia es que esto se puede solucionar. Simon hará una
fiesta este fin de semana. En el último piso de la discoteca Saturno. Muy
exclusivo, VIP, solo por invitación. Si estuvieras allí y fueras muy...
complaciente, para compensar el día de ayer, todo podría ser perdonado.
—Tal vez podríamos esperar un poco más para que todo esto explote
—dijo Josh.
Cole dio un paso involuntario hacia adelante, con las manos apretadas
en puños. Pero se obligó a detenerse cuando Josh volvió a hablar, el omega
finalmente enojado.
—¿Josh?
—Supongo.
—¿Te compró?
—No fue así. Les pagó a los muchachos que trabajaban en la casa una
tarifa para tender sus garras sobre mí. Yo fui uno de los afortunados.
Muchos de los otros terminaron con proxenetas y drogados. No muchos de
ellos están todavía en estos días. Los más afortunados terminaron en el
entretenimiento para adultos. Te quitas de eso después de unos años;
maduras mucho más rápido de lo que envejeces.
Josh sonaba tan cansado, pero también resignado. Como si así fuera la
vida.
—Es mi vida.
Una vida en la que prácticamente había sido vendido, una vida que lo
trataba como un pedazo de carne y no como una persona. Algo con vida.
[1]
Reservadas para mayores de 17 años.
Capítulo 16
Josh no sabía porque Cole estaba tan interesado en su pasado o su
presente. Aunque las preguntas puntiagudas del alfa le hicieron preguntarse.
—Lo hace.
—¿Y es un defensor?
—Quise decir cada palabra que dije, Josh. Pero ahora estás dolido.
Necesitas consuelo, un hombro en el que apoyarte, no un rollo en el heno.
—Indicó que las balas se apilaban junto a ellos y, a pesar de sí mismo, Josh
se rió.
Deseando darle a Josh un descanso del escrutinio que sabía que estaba
siendo dirigido hacia él, dirigió su atención a Thorn.
—Y, sin embargo, a ti te están probando para formar parte del equipo,
y él solo está de reserva —señaló Cole—. Creo que Josh tiene razón. Está
tratando de desacreditarte para sentirse mejor acerca de su propia
insuficiencia.
—Oye, ¿tienes tiempo hoy para hablar con Josh? Está pasando por
muchas cosas y creo que podría usar algunos consejos, tanto de omega
como legales.
—No creo que eso sea un problema —dijo Cole—. Gracias. —Tomó
los platos de las manos de Oliver y comenzó a apilarlos en el lavavajillas.
—Te ayudaré.
—¿Josh?
—¿Sí?
Una vez que se fueron, Cole tomó un café y regresó al comedor. Los
otros alfas y Zane todavía estaban sentados allí.
Su fraseo no era del todo correcto para lo que quería preguntar, pero
no estaba seguro de cómo ser más específico sobre algo tan sutil.
—Es más que eso —dijo Brax—. Tomad el desayuno como ejemplo.
—Mejor no.
—No, escúchame. Sé que terminó mal, pero hubo una parte donde las
cosas iban realmente bien. Sin peleas, mínima tensión.
Eso era lo que sucedía cuando tenías tantos alfas en espacios cerrados
y no suficientes omegas para disipar la tensión.
—Es más que eso —dijo Cole en voz baja—. Cuando se da cuenta
que nos está anclando, se retira. Es por eso que dejó la casa de la manada
tan repentinamente el último día. Porque estaba listo para salir corriendo
por la puerta justo ahora. Porque se derrumbó en el desayuno y reaccionó
como lo hizo.
—No sé —admitió Cole—. Tal vez lo estoy leyendo mal, pero eso es
lo que he visto hasta ahora.
—No creo que lo logre con uno —admitió Josh—. Y mucho menos
cuatro.
¿Lo estaba?
—No sé, yo... —No estaba seguro de cuánto decir. ¿Oliver necesitaba
saber todo sobre lo que Stewart había dicho y hecho?
Josh casi dijo que sí a eso. Cualquier cosa para ocultar la verdad. El
pánico debió haber aparecido en su rostro, porque Oliver dejó la tablet y se
inclinó hacia adelante.
—¿Josh?
—Ahora —dijo Oliver—. Creo que tal vez deberías decirme el resto.
Josh se sintió un poco sorprendido. Sabía que podía decir que no,
gracias a Oliver, y simplemente levantarse y alejarse. Pero se quedó dónde
estaba mientras Oliver continuaba hablando.
—Cole te dijo que soy un defensor, ¿verdad? ¿Te explicó lo que eso
significa?
—No hay juicio aquí. No hay nada que puedas decir que me
sorprenda o me haga pensar mal de ti. Trato a las personas como las
encuentro.
—¿Eh?
—¿Fuiste a la policía?
—No. Quiero decir, fui allí para tener sexo, y obtuve lo que busqué.
—Dudó antes de agregar—. Pero fui al hospital, porque me sentí raro al día
siguiente y mi memoria era irregular. No uso drogas, nunca. Es una cosa en
la que Stewart y yo estamos de acuerdo. Encontraron el polvo de alfa en mi
sistema.
—Claro —dijo Oliver—. ¿Podrías hacer algo por mí, sin embargo?
—Envíame cualquier cosa que tengas por escrito que se refiera a esa
noche. Cualquier texto, correo electrónico, material de hospital. Mensajes
de voz, si tienes alguno.
—¿Por qué?
—Supongo.
—¿Harías eso?
Eso sonaba muy bien. No quería tener que lidiar solo con Stewart.
Ahora tenía a Oliver y Cole.
—Por supuesto.
Cole asomó la cabeza por la puerta media hora después. Josh estaba
acostado de espaldas en el suelo, tres cachorros acurrucados durmiendo
sobre su pecho y vientre. Oliver había llevado a los otros dos a ver a Brax.
—¿De verdad?
—Siempre.
—Hay una planta de aloe vera en el jardín —dijo—. Iré por un poco
después que terminemos.
Una vez que Thunder fue cepillado, y Josh le había dado sus
golosinas, Cole lo condujo a su puesto. En el camino de regreso a la cabaña,
Cole se detuvo para romper una hoja de la planta de aloe. Cuando trató de
dárselo a Josh, el omega parecía desconcertado.
—Puedo ponértelo, ¿si quieres? —ofreció. Era una buena razón para
tocar, lo que sospechaba que Josh ansiaba tanto como él.
—¿Cómo se siente?
—Mejor, gracias —dijo Josh, moviéndose hacia la cocina. Alcanzó la
tetera, pero siseó cuando su mano envolvió la manija, soltándola.
—Ya, todo mejor. Qué bueno que todavía tenemos esto, ¿eh? —
bromeó Cole, sosteniendo el áloe.
—¿No puedo tener los dos? —dijo Josh, lamiéndose los labios—. ¿El
aloe y un beso?
Cole frotó el aloe en la palma de Josh con círculos flojos de su pulgar
cuando se inclinó y presionó un beso en los labios del omega. Josh le
devolvió el beso con entusiasmo, pasando la mano por el cabello de Cole.
Antes que Josh pudiera replicar, y sabiendo que era un poco injusto,
lo besó nuevamente. Sus dedos acariciaron la nuca de Josh, y se tragó el
gemido del omega.
—Yo... no creo que esté listo para más… —dijo, jadeando. Sus ojos
estaban ansiosos mientras esperaba la respuesta de Cole.
—En ese caso, tal vez podríamos besarnos más —sugirió el omega—.
¿En la sala de estar, en el sofá?
—Me parece bien —acordó Cole, poniéndose de pie y extendiendo la
mano.
Josh dudaba que eso fuera cierto, pero no podía desafiar exactamente
al alfa.
—¿Por qué no tomas una siesta ahora? La cena no es hasta las siete.
Te despertaré cuando sea el momento.
—Voy a hacer un poco de café —dijo Cole por encima del hombro
mientras entraban—. ¿Quieres un poco?
Josh conocía a los alfas. Sabía lo que los hacía funcionar, lo que los
hacía perder el control. Cole tenía que estar a punto de perderlo. Todo lo
que tenía que hacer era empujar.
Cuando se cansó de estar allí de pie, fue a ver los caballos. Luego
regresó a la cocina y se sentó allí mientras el sol se ponía en el horizonte, y
oscureció. Aún así, Cole no regresó.
A primera hora de la mañana, les diría a Brax y Oliver que tenían que
trasladar a Josh a la casa de la manada o con Thorn. En cualquier lugar,
siempre y cuando eso significara que estaba a salvo y lejos de él. Josh tenía
suficiente de sus propios problemas sin estar expuesto al desastre que era la
vida de Cole. Podía tapar las grietas, fingir que había pasado página, pero
seguía siendo el mismo soldado destrozado que llegó a casa de la guerra,
como muchos antes que él. Todos los caballos del rey y todos los hombres
del rey... Se necesitaría más que un ejército para volver a armarlo.
—¡Cole!
—¿Josh? —gritó.
—Duele.
Cole pasó suavemente las manos sobre él cuando Josh hizo una
mueca.
—Realmente duele.
—Creo que no hay nada roto —dijo Cole—. Pero puede que te hayas
roto un ligamento. No deberías ponerle peso si puedes evitarlo.
—¿Cómo me encontraste?
—Oye.
Cole guardó silencio. Había tanto que Josh no sabía. Tanto que Cole
no podía decirle. Tanto que no podía decirle a nadie. El costo de salvar el
mundo parecía una carga tan grande cuando se lo ponía todo sobre sus
hombros. Todos los demás parecían pensar que habían salido a la ligera.
—No hay forma que te las arregles. Sé que no soy pesado, pero
tenemos que salir del bosque.
—No. Dijiste que fue lo más difícil que habías hecho cuando
cargabas a Zane así. Y él era tu hermano de armas, y se estaba muriendo. Es
un esguince de tobillo, viviré.
—Me pondré algo de ropa y conseguiré una bolsa de hielo para ese
tobillo. No vayas a ningún lado.
Josh se lo merecía.
Cole regresó unos minutos más tarde, descalzo pero vestido con jeans
y una camiseta. Tenía un vendaje en una mano y una bolsa de hielo en la
otra. Sentado a un lado del sofá, envolvió rápida y eficientemente el tobillo
de Josh, apoyó algunos cojines debajo de su pie y colocó la bolsa de hielo
alrededor de la lesión.
—Ya está, eso debería bastar por ahora —dijo. Fue a levantarse de
nuevo.
—Tú, por supuesto —dijo Josh, presionando sus labios contra los
alfa. ¿Ves? Podía darle la vuelta a esto.
—Pensé que podía hacerte olvidar las cosas. ¿No sería una buena
distracción? —Cogió su camiseta y se la quitó por la cabeza.
Se oyó el ruido de una taza golpeando una superficie dura y luego una
mano tocó su brazo. El estremecimiento de Josh fue instinto y adrenalina,
nada más. Pero Cole no lo sabía.
—Oye, no. Está bien. Solo soy yo. —Permaneció en silencio durante
un momento mientras Josh luchaba por arrastrar otra bocanada de aire—.
Puedo escuchar que tienes problemas para respirar. ¿Puedes sentarte un
poco para mí? ¿Tienes asma? ¿Hay un inhalador en tu bolso?
Eso solo hizo que Josh se sintiera peor. Cole tenía verdaderos temores
por los que entrar en pánico. Todo lo que Josh tenía era su propia estupidez.
Cerró los ojos y sacudió la cabeza, sintiendo que su nariz comenzaba a
chorrear. Genial, ahora era patético y asqueroso.
—Más tarde, podremos hablar sobre lo que provocó todo esto. En este
momento, creo que solo necesitamos que te sientas cómodo. ¿Cómo suena
tu cama?
Josh escondió su rostro contra el pecho del alfa, sabiendo que no era
justo tener el consuelo de Cole, pero buscándolo de todos modos. Unas
pocas respiraciones superficiales del aroma del alfa, y pudo sentir que
comenzaba a calmarse. Pero tan pronto como Cole lo bajó y se alejó, el
pánico volvió a la superficie. Alargó la mano a ciegas por la mano del alfa,
aferrándose a ella.
—Déjame ir a buscar la bolsa de hielo y algunos cojines para levantar
el pie —dijo Cole—. Ahora vuelvo.
—Aquí vamos —dijo Cole, y Josh sintió que las manos del alfa
levantaban suavemente su pie y lo colocaban encima de una pila de cojines.
Le siguió la bolsa de hielo, fría contra su piel caliente y palpitante.
—Oye —dijo Cole—. Se necesitan dos para tener este mal día. Los
dos somos idiotas.
El aliento del alfa era una bocanada cálida contra su cuello, enviando
un escalofrío a través de Josh.
—Eso también.
Josh no estaba listo para responder eso, así que le dio la vuelta al alfa.
El alfa se quedó muy quieto contra él, y Josh pensó que había
cometido un error, su ritmo cardíaco se aceleró nuevamente.
—Me preocupa que la gente lo vea e intente usarlo contra mí. Los
alfas siempre parecen conocer mis puntos débiles.
—Entiendo eso, lo hago. Pero no tienes que preocuparse por eso con
nosotros. Conmigo. Lo que ves, es lo que hay.
—Mi turno —dijo en voz baja—. Dutchy y Andy eran dos miembros
de nuestra manada: nuestro omega ancla y nuestro enlazador beta. Fueron
asesinados junto a Jackson en la misión de la que te hablé. Jackson era
nuestro líder, y era un alfa. Llamó a los tiradores, se arriesgó. Pero Dutchy y
Andy... mi función era protegerlos, permitirles hacer su trabajo de forma
segura.
—¿Qué pasó?
Josh planteó la pregunta que Cole siempre se hacía cuando las dudas
crecían demasiado.
***
—Stewart. Esa fiesta a la que quiere que vaya es esta noche. Por eso
está llamando.
Josh vaciló.
El omega lo miró por encima del hombro, parecía divertido por el uso
de su nombre completo.
Cole tuvo que arremeter contra Josh, atrapar al omega por la cintura y
tirarlo de nuevo a la cama.
Josh dejó escapar un grito de sorpresa.
—¡Cole!
—No le vas a decir que no. Le vas a decir que te has tomado muy en
serio lo que dijo el último día, pero que han pasado muchas cosas y que
necesitas tiempo para pensarlo todo. Que esperas que lo pueda entender. Y
luego cuelgas. No intentes explicarte más ni justificarte. Mantenlo breve y
claro. No le estás diciendo que no.
Tan pronto como Oliver se fue, Josh dejó caer la cabeza sobre la
mesa, acunada en sus brazos.
—No puedo creer que haya dicho todo eso. Stewart estará furioso. No
sé lo que hará.
Nervioso, Josh apenas pudo tragar más que unos bocados del
desayuno. No pasó mucho tiempo antes que se encontrara en la oficina de
Oliver, frente a Liam con Oliver sentado a su lado. Oliver se había ofrecido
a llamar a Cole para unirse a ellos, pero Josh sabía que el alfa tenía cosas
que hacer. No podía seguir dejando todo a un lado solo para sostener su
mano.
—¿Como qué?
Se despertó con un peso cálido sobre las rodillas y abrió los ojos para
encontrar a Cole sentado en el suelo, con un brazo sobre sus piernas.
Josh pensó que era mejor que no lo hubiera hecho, dadas algunas de
las preguntas que Oliver y Liam le habían formulado.
Pero lo último que quería Josh era tener que fingir que era social en la
mesa del comedor.
—¿Podríamos volver a la cabaña? Necesito algo de tiempo para
pensar.
Thorn los dejó unos minutos más tarde, y Cole envolvió un brazo de
apoyo alrededor de él mientras entraban. Josh se sentó en la pequeña mesa
de la cocina, revolviendo su té distraídamente, mientras Cole les preparaba
sándwiches de queso a la parrilla.
—Puedo demandarlo por la vía civil, solo por el contrato. O por vía
civil y penal. Lo que fortalecerá el caso civil y probablemente asustará a
Stewart.
—Uh, huh. Dijeron que lo que sucedió antes que cumpliera dieciséis
años es fraude y explotación de menores. Lo que sucedió después que
cumplí los dieciocho años es un poco menos grave debido a mi edad, pero
el argumento es que debido a que Stewart me controló desde el principio,
eso también lo hace más serio. —Se quedó en silencio durante un largo
momento antes de agregar—: No fui el único. También me dijeron eso.
Probablemente los conozco, tal vez nos hemos encontrado en fiestas, tal vez
he trabajado con ellos. Les hicieron lo mismo, al igual que a mí.
Cuanto más lo pensaba, más enojado se sentía. En ese momento,
había estado convencido que Stewart había sido su ángel guardián,
salvándolo de una vida de miseria. ¿Ahora? Bueno, en su mayor parte se
preguntaba cómo había sido tan ciego ante todo.
Josh esperó para ver si decía algo más, si estaba de acuerdo con su
opinión, pero no hizo ningún intento de influirlo. Entonces Josh expresó sus
pensamientos en voz alta.
—Solo el caso civil en sí mismo sería más rápido, más fácil. Pero
entonces Stewart se va de rositas al final. Tendrá que retomar su vida,
comenzar de nuevo, tal vez hacerle esto a otra persona. Si voy a la policía,
incluso si no se trata de nada, la gente sabrá lo que hizo. Sabrán el tipo de
persona que es.
Le sonrió a Cole, tomando las manos del alfa entre las suyas.
—Ya me decidí —le dijo Josh—. Quiero denunciar por ambas vías.
Por lo civil y lo penal.
—Habrá mucho tiempo para eso. Tenía otro plan para esta mañana, en
realidad.
—¿Estás seguro que estoy listo? Qué te tiren al suelo no suena muy
divertido.
Cole recogió los platos del desayuno y luego ayudó a Josh a salir al
establo.
—Piensa que estás escondiendo más —dijo Cole con una sonrisa—.
Venga, vamos a levantarte.
Mientras caminaban, pasó por las diversas señales que Thunder sabía.
Era un caballo bien entrenado; solo se había hecho un poco viejo en su
antiguo hogar. Vería su retiro con Cole y la manada.
Cole soltó una carcajada por eso, pero... Josh tenía razón.
—He estado pensando —se aventuró Josh—. Sobre hablar con Kira.
—¿Yo?
—Sí. ¿Sobre las pesadillas, los días malos, las cosas de las que me
hablaste la noche que me torcí el tobillo?
—Hablé contigo.
—Nadie lo sabe, Josh. Saben que los otros se estaban retirando y que
nunca regresaron. Pero no pude decirles que estaban tan cerca que podía
verlos, oírlos. Que llegaron a la puerta.
—Sí —dijo Josh con firmeza—. No fue por tu culpa. Todo va a estar
bien.
—¿O tal vez es el hecho que cambiaste tu café por té esta mañana? —
sugirió Cole con una sonrisa.
—No quiero apresurarme a nada —le dijo Cole, pasando el pulgar por
el labio inferior de Josh.
—No me quieres.
Lo intentó de nuevo.
—Tú...
Así que se sorprendió cuando, solo dos días después, Oliver se sentó
con él y Cole para darles algunas noticias.
—Por lo que vale —dijo Cole—, creo que estás haciendo lo correcto.
***
Josh no estaba seguro de qué ponerse, pero Oliver le había dicho que
escogiera lo que le hiciera sentir cómodo. Se decidió por unos vaqueros,
una camiseta vieja y gastada y un par de zapatillas que se estaban
desmoronando.
—Liam está aquí. Queríamos que tuvieras alguna opción sobre quién
estaría en la habitación contigo. Y como ya hemos escuchado todo,
podemos ayudarte si te pierdes en algo, y sabremos mejor cuando necesites
un descanso. Si quieres a Cole contigo...
—Si estás seguro —dijo Cole, sus ojos buscando si era cierto.
—Gracias, Liam.
Josh se puso de pie y se volvió hacia ellos, sabiendo que debía haber
quedado atónito. ¿Un detective omega? Sabía que los omegas podían unirse
a la policía, pero la idea que uno de ellos realmente podría hacer una carrera
con eso, podría ascender en las filas, parecía tan impactante como
satisfactorio.
***
El día fue, a falta de una palabra mejor, agotador. Fue como la lectura
del guion más larga combinada con la tensión de las escenas más difíciles
de filmar. Los que nadie quería volver a hacer, así que había mucha presión
para hacerlo bien la primera vez. Tal como lo había hecho después de su
primer encuentro con Liam, Josh se sintió emocional y físicamente vacío.
Como si pudiera sentarse y mirar una pared durante horas, el mundo
pasando por su lado.
Se paseó sin rumbo, buscando a Cole. Le llevó medio minuto mirar
un reloj para darse cuenta que, a pesar de cómo se sentía, todavía era
temprano en la tarde.
Josh entró, pero no pudo acomodarse. Vio la luz del sol a través de la
ventana y abrió la puerta al jardín. Allí, encontró a Duke y Jack pateando
una pelota.
Después de unos minutos de ver a Jack chillar cada vez que inclinaba
la pelota, Josh se dejó caer sobre la hierba. Observó cómo el niño perdió
interés en el juego y comenzó a arrancar mechones de hierba y dientes de
león.
—¿Cómo te fue?
—¿Ancla?
—Lo vi afuera con Duke y Jack no hace mucho —dijo Oliver—. Creo
que están en la sala de estar.
—¿Cómo le fue?
—Has visto…
—Se fue a la cabaña hace veinte minutos. Dijo que necesitaba una
siesta. Parecía exhausto y un poco molesto, en realidad.
—¿Josh?
El omega levantó la vista, sus ojos brillaban de miedo antes que la ira
lo alcanzara.
Le dolió a Cole escuchar que Josh tenía tan poca confianza en él, y
peor, tan poca fe en sí mismo.
—¿Adónde irás? —tuvo que gritar para hacerse oír por el viento y la
lluvia.
Esa fue la peor decisión posible que Josh podía tomar en este
momento, y Cole tenía que asegurarse de hacerle ver eso.
—Para. Deja de fingir que te importa. Vosotros, los alfas, sois todos
iguales. Estás buscando lo que puedas obtener de mí.
Cole pudo ver que las palabras no serían suficientes para llegar a
Josh. Lo alcanzó cuando Josh fue a darse la vuelta, pero se detuvo ante el
destello de miedo en sus ojos. En cambio, se dejó caer de rodillas en el
suelo, la lluvia empapó sus jeans y levantó los ojos para mirar a Josh. La
lluvia caía sobre su cabeza y corría por su rostro, mezclándose con las
lágrimas.
—Te amo —dijo, rezando para que Josh lo escuchara—. Porque eres
tú. Eres feroz y valiente. No tienes miedo que se escuche tu opinión o de
decir que son tonterías cuando las escuchas.
Se puso lentamente de pie, manteniendo las manos en los costados,
haciendo todo lo posible para no parecer una amenaza en ese momento.
Josh se acercó.
—Soy un idiota.
—La lluvia las empapó. Nada está seco, iré a buscar algo mío.
—Ahora tú.
Se tumbó detrás de Josh, los cubrió a los dos con una cuarta manta y
reunió el calor de su cuerpo mientras lo rodeaba con un brazo. El calor del
fuego empapó a Josh desde el frente mientras el calor del alfa se presionaba
contra su espalda.
—Demasiadas mantas.
—¿Josh?
La risa baja del alfa envió algo que se agitó en Josh, avanzando
lentamente hacia su ingle.
Con un beso más rápido, el alfa dejó el capullo de calor y se alejó por
la casa.
Josh hizo una mueca ante eso, lo que provocó que Cole arqueara una
ceja para preguntar.
Josh dejó que el alfa guiara su mano hacia su costado. Entonces Cole
lo instó a ponerse de rodillas, de cara al fuego. El alfa se sentó detrás de él,
con las piernas a cada lado de Josh.
Cole conocía todos los trucos del libro, y los utilizó todos: dedos,
labios, lengua e incluso dientes, mordiendo suavemente y provocando un
grito de puro placer en la garganta de Josh.
—Tú eres... tú... —Josh tenía la lengua atada, pero en el buen sentido.
Asintió en su lugar, extendiendo una mano hacia atrás, necesitando tocar a
Cole, para apoyarse en el alfa.
Si esto hubiera sido cualquier otro alfa, Josh habría estado haciendo
más que gemir. Los habría estado alabando, constantemente consciente de
su expresión, la posición de su cuerpo, la de ellos. Cole no le dio cabida
para pensar. Cada empuje llenó el espacio dentro de él, apartó cada
pensamiento de su cabeza y dejó nada más que sentimientos de placer y
cercanía.
—Por favor —gimió Josh; la primera palabra que había dicho desde
que Cole había comenzado a empujar en serio.
La fuerza del siguiente empuje del alfa lo sacudió sobre sus manos y
golpeó ese punto dentro de él nuevamente, enviando una descarga de placer
a través de su cuerpo. Se apretó alrededor de Cole, y el alfa gruñó,
persiguiendo la sensación. La mano de Cole en el eje de Josh lo bombeó al
ritmo del siguiente empuje y el siguiente, hasta que Josh no pudo aguantar
más, rompiéndose en pedazos con un largo y prolongado grito.
—Dijiste que tenía opciones. Creo que me gustaría saber cuáles son.
—Gracias —murmuró.
—No suena extraño —le prometió Cole—. A veces, no hay nada más
que me guste que agarrar una escoba y utilizarla.
Trabajaron uno al lado del otro durante una hora antes que Josh
entrara y Cole se dirigiera a la casa de la manada. Había enviado un
mensaje de texto a todos después del desayuno, diciéndoles que tenían que
hablar. Todos estaban reunidos en la sala cuando llegó.
—Creo que esta podría ser la primera vez para ti, Cole. Llamando a
una reunión de la manada —dijo Brax con una sonrisa—. ¿Hay algo que
quieras decirnos?
Maldición. Pensaron que vendría con buenas noticias sobre Josh y él.
—¿Mal? ¿cómo?
—Todo lo que sabe desde que tenía quince años es que las personas lo
manipulan y se aprovechan de él. Lo que sucedió ayer le hizo creer que
podríamos estar haciendo lo mismo.
—Dile que nos gustaría audicionar para él —dijo Brax—. Pídele que
nos dé la oportunidad de mostrarle cómo es la vida de la manada. Lo que
ganaría al unirse a nosotros.
Cole se puso de pie y se estiró, listo para salir de allí. No podía ver
como la charla podría hacer que avanzasen más en una solución. La única
persona que podía marcar la diferencia ahora era Josh.
—Dile a Josh que tendremos noche de cine hoy —le dijo Brax—. Los
dos son muy bienvenidos.
—Zane está haciendo las palomitas de maíz. Teme que si deja que
Thorn lo haga, terminará en llamas como la última vez.
—¿En serio?
Eso sonó más positivo. Así que no eran solo los betas y Oliver
quienes se ocupaban de la guardería.
—Estoy seguro que lo que sea que eligió Thorn estará bien.
Sin que Josh dijera nada, sin que Cole pronunciara una palabra, el
grupo a su alrededor se movió. Thorn, que había estado sentado en el suelo
recostado contra el sofá justo al lado de Josh, intercambió lugares con Zane,
y Duke se movió al otro extremo de su sofá, dejando a Oliver al lado de
Josh. Al cambiar de posiciones también dejaron un camino despejado hacia
la puerta. Si quería irse, no habría nadie que se interpusiera en su camino.
Más tarde, mientras caminaba a casa con Cole, con el brazo del alfa a
su alrededor, lo mencionó. No pudo evitar sentirse avergonzado de haber
entrado en pánico viendo una película. Pero Cole lo rechazó como si no
fuera gran cosa.
—Estuviste en el ejército. Has visto la guerra. Creo que eso podría ser
un poco diferente.
—Por supuesto.
***
Josh se despertó solo en la cama de Cole a la mañana siguiente,
encontrando una nota del alfa que decía que estaba en la casa de la manada,
que pronto volvería y que había un desayuno esperándolo en la cocina. Se
sentó y se estiró, dando la bienvenida al día.
Preparó el desayuno para Josh y dejó una nota para el omega antes de
caminar hacia la casa de la manada. Allí, encontró a Brax en el jardín con
Nate, Alice, los tres niños y dos de los cachorros.
—Me parece que no puedes dormir bien por la noche —dijo Brax—.
Y soy yo el que tiene cuatro pequeños cachorros.
Brax lo miró.
—Le dije algo a Josh. Algo que debería haberte dicho hace mucho
tiempo. Pero…
De repente, Brax estaba justo frente a él, con una mano sobre el
hombro de Cole y la otra acunando su rostro.
—Héroe es solo una palabra que la gente dice para sentirse mejor por
enviar a otras personas al peligro y esperar que salgan de una pieza del otro
lado.
—No hace que lo que hiciste sea menos importante, sin importar el
nombre que le pongas.
—No puedo dejar de ver sus caras, ver la mirada en sus ojos cuando
cerré esa puerta —admitió.
Cole había deseado muchas veces haber estado al otro lado de esa
puerta, pero menos en las últimas semanas y meses. Había empezado a
recordar lo que era tener algo por que vivir.
—Esa fue una carga que no deberías haber llevado solo —dijo Brax,
con los ojos tristes.
—No discutamos sobre quién lo tuvo peor. Fue una mierda para
todos, y lamento que sintieras que no podías venir a verme.
Oliver respondió.
—No, no hay señales de él. Brax y Duke están en camino hacia ahí.
Cole fue hacia el bosque, pero se detuvo cuando vio gotas de sangre
en el suelo que conducían a los establos. Corrió en esa dirección.
—¿Josh?
Thunder sacudió la cabeza con tristeza, pero trotó hacia adelante, sin
necesitar ningún estímulo una vez que vio la puerta abierta del establo.
Una vez que salió, Cole dejó que la puerta del compartimiento se
cerrara y se apoyó contra ella.
—La policía está aquí —dijo Brax, señalando con la cabeza al frente
—. Están ocupados tratando con Stewart, pero querrán hablar con vosotros
en cualquier momento.
—Pueden esperar hasta que se vista —dijo Cole, tomando la ropa con
la que Oliver regresó.
—Bueno, esa es una lista de cargos que este tipo enfrentará. Se les
dará más peso teniendo en cuenta que los crímenes ocurrieron en la
manada.
—¿Josh?
Llamaron a la puerta y se echó hacia atrás con los ojos muy abiertos.
—¿Josh? —dijo Cole en voz baja, su voz áspera por el sueño—. Sólo
soy yo. ¿Puedo entrar?
Josh resopló ante eso. Eso es exactamente lo que era esto. Nada de
‘parece’.
—Pero no tiene que cambiar nada. No, si no quieres. Por favor, Josh.
Sal, desayuna, y hablaremos de esto.
—Josh...
Cuando salió de la ducha y se envolvió con una toalla, oyó una nueva
voz en la cabaña. Se acercó a la puerta y escuchó, su oreja presionada
contra la madera. Era Oliver.
—¿Josh?
—No es tan loco como pareces pensar. Ayer, Stewart trató de llevarte
lejos por la fuerza. Cole intervino y te salvó. Te consoló después. Tu cuerpo
vio una amenaza, seguida de un alfa fuerte, estable y protector. Está
tratando de reclamarlo.
Oliver parecía tan seguro, su argumento tan lógico, que Josh comenzó
a sentirse mucho mejor al respecto. Por mucho que el miedo absoluto de
ayer estaba en su mente, fue ese momento en los brazos de Cole en el que
se sintió más fuerte, seguro, protegido, amado.
—¿Entonces estás diciendo que tal vez debería pasar este celo solo?
—No, definitivamente no estoy diciendo eso. El hecho que sea más
rápido de lo que habrían planeado, no significa que sea incorrecto para
ambos. Tampoco significa que sea lo correcto, pero vosotros tenéis que
decidir eso solos.
—Está bien —dijo Josh, tragando saliva—. Puedo ver porque ese
podría ser el caso.
—Uh, huh. Es muy raro quedar embarazado por segunda vez. Tendrás
muchos más celos, todo se trata de la unión alfa-omega, pero los bebés
principalmente solo ocurren una vez.
—Creo que puedo ver los beneficios de conseguir todo junto. Pero
cuatro son muchos niños.
—Huh, está bien. Supongo que eso tiene sentido. —Miró la expresión
aprensiva de Cole—. ¿Cómo te sientes acerca de todo esto?
—No sería un buen ancla militar, ni enfermero, creo. Pero podría ser
bueno para tu manada. Podría ayudar solo siendo yo mismo. Siento que
tengo un propósito cuando estoy con todos ustedes, que pertenezco. Me
gusta cómo se siente eso.
Extendió una mano detrás de él, listo para estirarse, pero la mano de
Cole en su brazo lo detuvo.
Josh le sonrió.
—Entonces atrápame.
Empezó a montar a Cole en serio, gritando cada vez que la polla del
alfa rozaba ese punto dentro de él. El placer aumentó y aumentó dentro de
él, dejándolo desesperado por más. Las manos de Cole encontraron sus
caderas, manteniéndolo firme mientras empujaba hacia arriba, una y otra
vez, encontrando cada empuje del cuerpo de Josh. Estaban sincronizados,
una danza ardiente y pesada de sus cuerpos.
—Josh. —La tensión en el cuerpo del alfa le dijo que estaba tan cerca
del borde como él.
—¿Qué necesitas?
Cole sabía que las primeras etapas del celo podrían ser así, haciendo
que un omega se sienta incómodo en su piel sin proporcionar un camino
claro para el alivio.
—No creo que tenga ganas de otra ronda de sexo. Estoy tan cansado.
Simplemente no puedo calmar mi mente y mi cuerpo lo suficiente como
para dormir.
—¿Está bien?
—Muy bien.
***
—Sí —dijo Josh con voz ronca, claramente distraído por el toque de
Cole—. Es raro, normalmente soy mucho más lento para sanar.
—¿Qué?
—Nada —le aseguró Cole—. Solo creo que podría ser tu proximidad
a la manada. Tiende a ir de la mano con una curación más rápida.
—Quiero que me reclames —dijo—. Quiero sentir que soy tuyo, por
dentro y por fuera.
—En el mejor momento, será pronto —advirtió Josh con una sonrisa
burlona—. La paciencia de un omega solo se extiende hasta un momento
durante un celo.
No tenía dudas que Josh había ido a fiestas así, pero no preguntó. El
omega hablaría de su pasado cuando quisiera, pero a Cole no le gustaba
entrometerse.
Cole comenzó con sus dedos, unos ligeros golpecitos que hicieron
que Josh cerrara los ojos y dejara salir pequeños zumbidos de placer.
Presionó más profundo, sintiendo el borde de la glándula de apareamiento,
sabiendo que la había encontrado cuando Josh jadeó fuertemente y presionó
su mano.
—¿Listo?
Cada vez que se sumergía dentro, los gritos de placer del omega
llenaban el aire a su alrededor. Cole empujó más, más fuerte, observando
cómo las manos de Josh se apretaban tanto que sus nudillos se volvieron
blancos.
Josh se hundió contra él, flácido, su rostro era la imagen del placer.
Cole los dejó caer contra la cama y lo hizo rodar sobre su costado.
Esa fue respuesta suficiente para Cole. Mientras Josh jadeaba, dejó
que su mano recorriera el cuerpo del omega, maravillado de haber tenido la
suerte de encontrar un amor como este.
***
—Más o menos —dijo Cole, frotándose los ojos con las manos.
―No estábamos seguros de lo que les gustaría, así que trajimos una
mezcla —dijo—. ¿Cómo te va?
—Eso es normal para cualquiera que trate con Thorn —bromeó Cole.
—Parece que los dos lo están pasando bien —dijo Oliver—. Trajimos
batidos de proteínas para Josh. Podría ser una forma más fácil de conseguir
comida en los próximos días.
—Hay mucha gente ahí afuera —dijo Oliver desde la parte delantera
—. Puedo llamar a seguridad, ver cómo nos dejan entrar. Podrían hacer una
excepción, especialmente para alguien en tu condición.
Josh palmeó la mano del alfa para tranquilizarlo. Esta era solo la
primera audiencia, donde el abogado de Stewart haría su alegato. No
significaba mucho en el gran esquema de las cosas, pero dado que era poco
probable que Josh pudiera asistir a otras audiencias en persona durante los
próximos meses, quería estar en esta.
Cole y Brax salieron primero. Josh siguió a Cole, mientras Brax rodeó
el auto para buscar a Oliver. La multitud a su alrededor presionó.
Las nueve se convirtieron en las diez. Y las diez y media. Cole y Brax
se turnaron para pasear por la habitación. Cansado de mirarlos, Josh se puso
de pie de un salto.
—Los alfas no son los únicos que pueden hacer agujeros en el suelo.
Además, me duele la espalda.
Eran casi las once en punto, y Josh estaba empezando a tener hambre
cuando entró Liam.
—Sé que no parece justo —dijo Oliver—. Pero por lo que los
detectives han insinuado, Stewart realmente es el eje central de todo esto.
De esta manera, muchos otros malos obtienen lo que les espera, y muchos
más omegas obtienen justicia. Stewart nunca tendrá la oportunidad de
lastimar a otro omega; nunca volverá a trabajar en la industria cuando salga.
Su vida ha terminado. La tuya apenas comienza.
—¿Cuándo?
Pasó casi una hora antes que se parara en el estrado, junto a un juez
con cara estoica y un transcriptor de la corte. Su mano temblaba donde
agarraba el papel, pero su voz no titubeó mientras hablaba. Lo mantuvo
breve, queriendo que fuera memorable e impactante, enfocándose en
Stewart al principio, pero terminando con una nota diferente.
—Uh, Josh —se aventuró el omega—. Hay algo sucediendo que creo
que deberías escuchar. ¿Te importa si enciendo la radio?
—En este momento, está siendo juzgado por las redes sociales. Puede
que no nos guste, pero ... es un giro inesperado del juego limpio. Te hizo
pasar por eso por un capricho, sin pensar en lo que podría hacerte —dijo
Oliver.
Josh se acurrucó al lado de Cole cuando el alfa lo rodeó con un brazo.
Cerró los ojos y trató de dejar que el resto del viaje transcurriera sin
más. Pronto estaría en casa, y no habría nada de qué preocuparse excepto
tareas, caballos y alfas gruñones. Eso podría manejarlo.
—¿Qué demonios?
Salió del auto. Sin saber qué pensar o hacer, Josh lo siguió.
Capítulo 35
Cole no esperaba la fiesta de bienvenida que los recibió en la casa de
la manada. Militar, claramente, pero no reconoció ninguna cara. Brax, por
otro lado, parecía demasiado familiar con un hombre en particular.
—Oficial Greggs.
—Dr. Braxton, como recordará la última vez que nos vimos, le dije
que esto no había terminado.
—¿Es así?
—Todo un mes desactualizado —agregó Josh.
Josh lanzó otro grito de dolor, atrayendo todas las miradas hacia él.
Cole observó cómo el omega presionaba una mano contra la parte delantera
de sus pantalones. Cuando la apartó, su palma estaba manchada de sangre.
Cole gruñó y luchó para alcanzarlo mientras los soldados a su alrededor
murmuraban infelizmente.
Greggs se congeló. Cole vio el miedo en sus ojos que trató de cubrir
con más bravuconadas.
—No podéis escapar para siempre. Mis superiores quieren una
manada bajo su pulgar. Seguirán intentándolo. Otro omega no os hará
intocables.
—Si vuelves a pisar nuestra tierra, Greggs —le gritó Cole mientras
corría por el patio—, será mejor que vigiles tu espalda.
Oliver entró.
—¿Josh?
El omega asintió.
—Lo tengo —le dijo Cole—. Te ves aún cansado. ¿Por qué no
vuelves a la cama?
Josh, sintiendo que había sido un poco duro con el alfa, presionó una
mano contra el brazo de Cole.
El alfa le robó un beso, tomando las manos de Josh entre las suyas.
***
—Sólo pensaba.
—¿Acerca de?
—¿Josh?
—No creo que ninguna cantidad de respiración haga que este dolor
sea soportable —dijo, apretando los dientes.
Cole resopló.
***
—No.
—Nunca.
Eran idénticos en todos los sentidos que podía ver, desde su olor a
omega hasta sus narices diminutas.
—Podemos poner una pequeña marca de tinta en cada uno de sus pies
hasta que sepas cuál es cuál —dijo Kira suavemente, mirándolos con una
sonrisa—. Los gemelos idénticos son raros en un embarazo en manada. Qué
especial.
Le entregó su hijo alfa a Cole, y Josh dejó que sus ojos vagaran de
bebé en bebé. Eran de ellos, de Cole y de él. Y de la manada. Amados,
apreciados y muy deseados. Las lágrimas llegaron espontáneamente, pero
no pudo reprimirlas. Como uno, los miembros de la manada en la sala se
apiñaron hacia adelante, rodeándolos, abrazándolos, con las manos
dándoles palmaditas.
Y con tres bebés, dos nunca eran suficientes. Aún así, cada vez que
veía a sus hijos, cada vez que los tocaba, se sorprendía que esta fuera su
realidad.
—No —dijo Josh—. Creo que olió el agua del baño. Ya sabes cuánto
ama el baño.
Paseó con el inquieto bebé de arriba abajo por la habitación mientras
Cole bañaba a Zach.
—Algunos días, los miro, y no puedo creer que sean nuestros —dijo
el omega, haciéndose eco de los pensamientos de Cole.
—No murieron por nada. Murieron para que niños como los nuestros
pudieran tener un futuro. Para que yo pudiera tener un futuro. Voy a hacer
que sea uno del que puedan estar orgullosos.
Era un lugar tan bueno como cualquier otro con el que Cole hubiera
podido soñar.
***
—No puedo creer cuánto han crecido —decía Kira, acariciando las
espinas de Connor con los dedos.
—Comen como caballos —dijo Josh con una sonrisa—. Debe ser la
influencia de Cole.
—Al menos solo tendrás un potro con el que lidiar cuando llegue el
momento —dijo, señalando a Tyler.
—¿Rescató a un gato?
—Justo como nos gusta —estuvo de acuerdo Josh con una sonrisa.
Josh sabía que habría pruebas y emociones por venir, pero eso nunca
cambiaría el hecho de que aquí había encontrado amor, una manada y un
hogar.
Fin
Staff
Soñadora
Morihazna
Cazadora
Jose
Revisión y Diseño
Lelu
Próximamente
Centinela
Acerca de la autora
Claire Cullen es una autora y aspirante a panadera. Desde que era una niña,
le encantaba inventar historias. Conseguir que se escribieran en papel
resultó ser un desafío en los primeros años, cuando su medio preferido eran
los títeres de dedo. Pasó al lápiz y al papel, y más tarde al teclado, y desde
entonces no ha mirado atrás, excepto por ocasionales ataques de nostalgia.