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Derecho a la dignidad
88. En este punto, es preciso tener presente el debate sobre la expresión de voluntad
como expresión de la razón y fundamento de la dignidad, respecto de la dignidad que
debe reconocerse también en las personas con discapacidad psicosocial. La tradición
Kantiana ha influido de tal forma en el derecho que, somos tributarios de la diosa
Razón.
Así, Dworkin, establece una relación entre la razón y la dignidad al punto que, de una
primera lectura puede considerarse que solo es digno quien tenga razón y es solo
pasible de beneficencia quien, a consecuencia de una discapacidad no puede expresar
su voluntad o esta, está afectada. Sin embargo, el propio autor, se encarga de
distinguir entre lo que es la dignidad, la indignidad, la conciencia de indignidad y la
beneficencia. A nuestra consideración, sin embargo, al haberse cargado a la razón,
como fundamento de la dignidad, el debate quedó abierto, puesto que no satisface
plenamente establecer que hay dignidad después de la razón, solo cuando se ha tenido
razón previamente, y sin un fundamento suficientemente claro, respecto de aquellos
que nunca tuvieron uso de razón o no la pudieron expresar.
90. Existen otras facetas de la dignidad, como la que se inicia en su versión de lenguaje
común, esto es el de ser “merecedor de respeto”, es decir, la cualidad de la persona
que se evidencia por su obra o actitud que lo hace digno, lo que implica; una medida
de la justicia. En términos políticos, la dignidad es también base del pluralismo, como
respeto de las ideas del otro, empero estas son más bien derivaciones, antes que el
aspecto central de la idea que nos ocupa.
93. Ana Estrada, para el sistema jurídico y para la sociedad, es una persona que goza
del derecho a la dignidad. Precisamente, en uso de su libertad de elegir, de exigir
tutela jurídica y de decidir, es que se admite su participación en esta causa, interpuesta
por la Defensoría del Pueblo en su beneficio. Seguirá siendo digna si eventualmente,
no puede expresar su voluntad y lo seguirá siendo si, también pierde el uso de su
razón.