Está en la página 1de 5

Manual 4PRO

Lección 2
La Provisión de Dios

I. Exposición y Sustentación.

Tres Grandes Cambios


Todos somos totalmente incapaces para volver a la vida y a la relación con el Dios vivo, por
no poder satisfacer la justicia perfecta que Él demanda. Una justicia con la que todos estamos
en deuda, porque nadie puede ofrecerle a Dios una vida sin pecado. Pero Él mismo lo hizo
posible, mediante tres grandes cambios. Tan grandes que sólo Él podía realizarlos: cambio de
sacerdocio, cambio de posición y cambio de ley.

I Cambio de sacerdocio
En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios funcionaba bajo lo que se conoce como antiguo
pacto y bajo el sacerdocio según el orden de Aarón, pero en el Plan de Dios, este sacerdocio
tenía que ser cambiado por dos razones principales:
Primero, porque debido a la muerte, los sacerdotes no podían continuar en su oficio
Y segundo, porque ministraban con ofrendas de animales, las cuales eran ineficaces para
borrar obras muertas en las conciencias.
Heb 9:13-14: Porque si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de la vaquilla
rociada sobre los impuros, santifican para la purificación del cuerpo, ¡cuánto más la sangre de
Cristo, quien mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará
nuestras conciencias de obras muertas, para que sirvamos al Dios vivo!

II Cambio de posición.
El cambio de posición consistió en un intercambio entre Cristo, el justo y nosotros
pecadores. Un intercambio que se inició en el río Jordán, cuando Jesús, antes de iniciar su
ministerio público, fue hasta allí para ser bautizado por Juan, con un bautismo que era para
los que estaban arrepentidos.

Por eso Juan se resistía a bautizarlo, pues había anunciado a Jesús como alguien de quien él
no era digno ni de desatar su calzado. Él sabía que Jesús era sin pecado.
Heb 7:26: porque tal sumo sacerdote nos convenía, santo, inocente, sin mancha, apartado de
los pecadores y hecho más sublime que los cielos.

Pero lo que Juan ignoraba, era que Jesús había venido para cancelar esa deuda de justicia en
lugar del pecador, lo cual Cristo comenzó a hacer, desde el momento en que introdujo sus
pies en el Jordán, como el Ungido de Dios (Mesías, Cristo) donde fue bautizado con ese
bautismo, aunque de nada tenía que arrepentirse, para luego descender hasta la cruz, como el
Cordero de Dios, igualmente en nuestro lugar, tomando sobre sí la maldición que pesaba
sobre nosotros porque todo el que tiene esa deuda de Justicia ante Dios, por no poder cumplir
su ley, está bajo maldición.
Gálatas 3.10: "todos los que se basan en las obras de la ley, están bajo maldición, pues está
escrito: maldito todo aquel que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la Ley,
para cumplirlas".
En concreto, el Verbo (siendo Dios) descendió hasta hacerse hombre, no sólo para quitar
nuestro pecado, sino también para anular el decreto de maldición, de condenación, de muerte,
que había contra nosotros, cuando aún pertenecíamos a la ley de las obras. Rom 7.4.

Y en la cruz, Cristo no sólo se hizo maldición por nosotros, sino también pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él 2Cor 5:21. Es en esta sustitución, en lo que
consiste la justificación por la fe. Por eso se profetizó de Cristo, que él sería llamado: Justicia
nuestra. Jer 33.16.

Justificación es lo contrario de condenación. Justificar significa ser declarado justo, libre de


condenación e inocente ante el tribunal de Dios, vestidos de justicia, nada más y nada menos
que la justicia misma de Dios, la nueva vestidura de los méritos de Cristo. No somos salvos
por lo que nosotros hacemos ¡Somos salvos por fe en lo que Cristo hizo por nosotros o en
nuestro lugar!
Rom 1:17: Porque en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe como está
escrito: el justo por la fe vivirá.

Fue para traer esta justicia perfecta, la justicia de Dios y para ser justicia nuestra, para lo que
Cristo fue levantado de la muerte y declarado Hijo de Dios con poder (Rom 1.4)
2Cor 5.21: al que no conoció pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que nosotros
fuéramos hechos, Justicia de Dios en él.

Por eso el día cuando resucitó, Jesús le dijo a María: «Suéltame, porque todavía no he subido
al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a
vuestro Dios” Juan 20:17.

Es por creer que Cristo resucitó y que él vive y reina, que somos hechos justos delante de
Dios y por lo que se nos dio ese derecho de ser constituidos hijos de Dios, gracias a ese
bendito cambio de posición.

III El cambio de la ley


Dios no sólo hizo posible los cambios del sacerdocio y de nuestra posición ante Él, sino
también el cambio de la ley, pues cambió: la ley de las obras que nos condenaba, por
La ley de la fe que nos justifica.

“Ahora, aparte de la ley (de las obras) se ha manifestado la justicia de Dios… por medio de
la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él” Rom 3:21-22.
Concluimos pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley. Rom 3.28.

Sólo la fe en el evangelio salva, pues a manera de una ostra, éste guarda dentro de sí la perla
de más alto valor: La Perla de la Justicia de Dios.

En resumen, en esto consiste la gracia de la justificación por la fe, en que la justicia 100%
perfecta que Dios me demanda, para poder volver a la vida y a la relación con él, él mismo
me la concede, no en base a lo que yo haga, ¡sino en base a lo que Cristo hizo!

Es pues la fe, la única manera como el pecador creyente puede apropiarse de la obra perfecta
de Cristo, porque es gracias a esta fe, que el Señor concede la blanca vestidura de esa
Justicia, que a la vez es la justicia de Cristo.
El proceso de la vestidura
Después de la pérdida de justicia en la caída (lección anterior) Dios hizo posible que
fuésemos desvestidos de las ropas de maldad o injusticia, mediante el perdón de pecado, pero
no para quedar desvestidos, sino para luego vestirnos con la vestidura de de Justicia o ropa de
gala, como se ve en Zacarías 3:3-4, donde Josué aparece vestido de ropas sucias, en pie
delante del ángel, el cual dijo a los que estaban delante de él: «Quítenle las ropas sucias». Y a
Josué le dijo: «Mira que he quitado de ti tu pecado y te vestiré con ropas de gala…

1Cor 1.30-31: el que se gloría, gloríese en el Señor, quien nos fue hecho por Dios…
justificación, santificación, redención y sabiduría.

La justicia del hombre vs la Justicia de Dios.


Dos hombres entraron al templo a orar: el fariseo religioso, que oró sintiéndose orgulloso
porque cumplía con sus prácticas religiosas en el templo y el otro, un irreligioso pecador, que
avergonzado ante Dios y sin atreverse a levantar su cabeza, oró diciendo: Dios, sé propicio a
mí, el pecador. Sólo éste fue justificado y recibió perdón. Lc 18.10-14.

Dios nos hizo aceptables.


Esos dos hombres, el religioso y el irreligioso eran inaceptables ante Dios, pero uno
permaneció en esa condición, por la inutilidad de confiar en sus propias obras, pretendiendo
así ser su propio salvador al confiar en su propia justicia, mientras que el otro fue hecho
aceptable sobre la sólida base de la fe salvadora.

¡Sólo Cristo es aceptable por sus méritos. Sólo él merece el cielo. Y nosotros somos aceptos
en él (Ef 1:6). Porque en él estamos completos, ante los ojos de Dios (Col 2.9-10).

Esta es la gracia, que por creer de corazón en el evangelio y confesarlo con la boca, Dios hace
aceptable delante de él al pecador, sin necesidad de las obras y le capacita para andar con él
(EF 2.8-10). Jesús dijo: «…No he venido a llamar al arrepentimiento a los que se creen
justos, sino a los que se reconocen pecadores (es decir, transgresores) y se arrepienten» Lc
5:31-32.
Nota: tanto el arrepentimiento como la fe, son concesiones de Dios.

Reflexión.
1 ¿Por qué había necesidad de cambiar de sacerdocio, según Heb 7.11ª?
_________________________

_________________________

2 ¿Por cuál sacerdocio fue cambiado el sacerdocio Aarónico? Heb 7.11b

_________________________

3 ¿Cuál es la diferencia entre los sacerdotes levíticos y el sacerdocio de Cristo? Heb 7.23-24

_________________________

_________________________
4 ¿Qué puede hacer Cristo, gracias a su sacerdocio inmutable? Heb 7.25

_________________________

_________________________

5 ¿Por qué Cristo tenía que morir en la cruz y no de otra manera y para qué lo hizo? Gal 3.13

_________________________

_________________________

6 ¿En qué consistió el intercambio según 2Cor 5.21?

_________________________

7 ¿Cuál era nuestra condición antes que Cristo clavara en la cruz el decreto que había contra
nosotros, según Gal 3.10?

_________________________

_________________________

8 ¿Cuáles son los dos beneficios que recibimos gracias a que Cristo se hizo maldición por
nosotros? Gal 3.14.

_________________________

_________________________

9 El cambio de la ley ¿A qué le puso fin? Ver Rom 3.27.

_________________________

_________________________

10 Gracias a estar justificados, ¿Qué tenemos ahora según Rom 5.1?

_________________________

11 ¿Cómo deseaba Pablo ser hallado según Fil 3:9?

IV. Oración
Gracias Padre, porque ahora sé cuánto costó mi salvación, al enviar a tu Hijo para que tomara
mi lugar y pudiera despojarme de mis vestiduras pecaminosas; gracias por librarme de la
maldición de la ley de las obras, porque ahora vivo gracias a la ley de la fe en el evangelio. Y
por esta fe ahora puedo ofrecerte la Justicia que me exiges, como si yo nunca hubiera pecado
y como si hubiera vivido la vida de perfecta obediencia que Cristo vivió y sólo por la fe.
Ayúdame a seguirte con agradecimiento y fidelidad, pues sé que seguirás perfeccionando la
buena obra que en mí has comenzado, amén.

También podría gustarte