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El arrepentimiento es el medio que se nos ha proporcionado para liberarnos de nuestros pecados y

recibir el perdón de ellos. Los pecados retrasan nuestro progreso espiritual e incluso pueden detenerlo.
El arrepentimiento permite que progresemos y crezcamos espiritualmente de nuevo.
El arrepentimiento a veces requiere un gran valor, mucha fortaleza, muchas lágrimas, constantes
oraciones e incansables esfuerzos por vivir los mandamientos del Señor.
Principios del arrepentimiento
1. Debemos reconocer nuestros pecados
A fin de arrepentirnos, debemos admitir que hemos pecado. Si no lo hacemos, no podemos arrepentirnos.
Las Escrituras nos amonestan a no justificar nuestras prácticas pecaminosas ( Lucas 16:15–16).

Es imposible que escondamos de nosotros mismos o del Señor ningún hecho de nuestra vida.

2. Debemos sentir pesar por nuestros pecados


Ahora me regocijo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para
arrepentimiento, porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por
nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no
hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 2 Co 7:9–10

3. Debe nacer en nosotros el deseo de abandonar nuestros pecados.


Nuestro pesar sincero debe conducirnos a abandonar nuestros pecados.

4. Debemos confesar nuestros pecados


El confesar nuestros pecados es muy importante. El Señor nos ha mandado confesar nuestros pecados, ya
que la confesión libra al pecador de una pesada carga.

5. Debemos restituir el daño


No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo lo que es justo y recto; ciertamente
vivirá. Cometido. Ello significa que debemos tratar de reparar en lo posible el mal que hemos causado.
Ezequiel 33:16

La auténtica conversión nos abre las puertas del cielo y nos vuelve hijos de Dios, solo aquellos que
han experimentado una verdadera conversión son capaces de alcanzar las promesas de vida eterna
que Dios ofrece.
Convertir: Cambiar o transformar una cosa en otra distinta. Hacer que alguien o algo llegue a ser cierta
cosa que antes no era.
Resultados de la conversión
1. nos provee una nueva naturaleza.
“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas”.2 Corintios 5:17

la naturaleza de la carne siempre nos impulsó solamente al pecado y no a buscar a Dios, de allí que se
necesita que nuestra vida cambie a través de que el Señor cree en nosotros una nueva naturaleza de tal
forma que el andar en el Espíritu es vida en Cristo Jesús: “Porque los que son de la carne piensan en las
cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu...Por cuanto los designios de la
carne son enemistad contra Dios; porque los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”,
(Romanos 8:6-8).
2. nos introduce a una vida de fe.
“… más el justo por su fe vivirá”. Ha 2:4, Rom 1:17, Heb 10:38 y 39.

3. La conversión produce frutos agradables a Dios.


La fe sin obra Santiago 2:14-26

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”(Gálatas 5:19-21)

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos”, (Gálatas 5:22-24).

CONCLUSIÓN.
Por tanto, la verdadera conversión viene de un corazón arrepentido que sabe reconocer sus pecados
delante de Dios y le pide perdón por todos ellos, cuando esto es así se produce una autentica
conversión al cristianismo y esta se caracteriza por:
1. Proveer una nueva naturaleza que lo capacita para buscar a Dios.
2. Nos introduce a una vida de fe.
3. Produce una cosecha de buenos frutos en la vida de los creyentes.
Si deseamos disfrutar “tiempos de refrigerio” (descanso, alivio, paz) no hay otra solución que
arrepentirse y volverse a Dios, para que Dios perdone los pecados (afectando el pasado) y permita
disfrutar un futuro de alivio, paz y felicidad. ... En pocas palabras: “Tiempos de Refrigerio”.

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