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LOS CONTRATOS?
JUSTIFICACIÓN NORMATIVA
DE LA OBLIGATORIEDAD
DEL VÍNCULO CONTRACTUAL
Ya hemos indicado que las razones de forma son relevantes porque son
decididas por el órgano que se encuentra en una posición más favorecida
para determinar qué reglas jurídicas van en el interés de todos. El artículo
1545 del Código Civil es una imagen evidente de aquello. La imparcialidad
de la regla contractual que asimila metafóricamente todos los contratos
con la regulación legal, procura garantizar el efecto vinculante de toda
222 Una estrategia distinta para justificar la pertinencia de la revisión judicial en el derecho
chileno de los contratos, proponiendo el reemplazo de la teoría clásica del contrato y su fuer-
za obligatoria, por el solidarismo contractual y la teoría relacional del contrato, en Accatino
Scagliotti (2015), pp. 35-56.
126 Esteban Pereira Fredes
224 Corte de Apelaciones de Santiago, “Larraín Vial con Servicio de Vivienda y Urbani-
zación de la Región Metropolitana”, 14 de noviembre de 2006 (recurso de apelación), Rol
Nº 6812-2001.
225 Un análisis acerca de esta resolución judicial puede revisarse en Alcalde Rodríguez,
Enrique (2007). “Corte de Apelaciones de Santiago y Teoría de la Imprevisión. Un hito fun-
damental en la evolución de nuestra justicia ordinaria”. Revista Chilena de Derecho, Vol. 34,
Nº 2, pp. 361-372.
128 Esteban Pereira Fredes
“Décimo: Que para el efecto señalado, cabe recordar el artículo 1558 del Código
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Civil, norma que dispone que si no se puede imputar dolo al deudor, solo es responsable de
los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato. De esta manera,
siendo inseparables los conceptos de cumplimiento con prestación de lo que se debe, por
una parte, y por la otra, perjuicios con incumplimiento, es dable concluir que solo habrá
incumplimiento cuando no se realiza la prestación estipulada a la fecha del contrato y no
habrá incumplimiento porque no habrá obligación, cuando no se ejecuta cualquiera otra
prestación que deba realizarse por encima de lo previsto, y por ende acordado, en la fecha
antes señalada. Décimo primero: Que, además, se refuerza el razonamiento anterior con
lo que dispone el artículo 1547 del Código Civil que en su parte pertinente establece que
“El deudor” es responsable de la leve (culpa), en los contratos que se hacen para beneficio
recíproco. Si se relacionan ambas normas, es decir artículo 1558 y 1547 del Código Civil,
es fácil concluir que en el caso de autos fue el día 2 de agosto de 1996 el momento, en que
junto con nacer el contrato, las partes del mismo supieron con exactitud el alcance de sus
prestaciones y el grado de responsabilidad que asumían para el evento de su incumplimiento
o dicho de otra manera, supieron qué “diligencia” se necesitará para el cumplimiento de
la obligación. Tratándose en la especie de un acto jurídico bilateral que reporta beneficio
para ambas partes, era el cuidado de un buen padre de familia el que debían emplear estas
y, como resulta evidente, ese comportamiento es el único que se les puede exigir”.
“Décimo séptimo: Que, así planteadas las cosas, el exigirle a Constructora Concreta
227
S.A. asumir los mayores gastos que implicaron la obra, es someterla a realizar una prestación
no prevista, es decir, ‘no debida’ que se encuentra fuera de la relación contractual vigente
desde 1997, lo que le ha significado una cuantiosa pérdida, a diferencia del Servicio de Vi-
vienda y Urbanización de la Región Metropolitana, que se ha visto enriquecida injustamente,
situación que deberá ser revisada mediante la aplicación de la Teoría de la Imprevisión,
procedimiento que no implica tocar en un ápice el contrato existente entre las partes sino
que tan solo precisar y afirmar su existencia, pero restableciendo su real sentido y alcance”.
¿Por qué obligan los contratos? 129
En nuestra dogmática civil, autores como Jorge López Santa María han
organizado los argumentos que propician la teoría de la imprevisión, según la
pertinencia que a su juicio tendría cada una de las distintas observaciones229.
Bajo su óptica, serían argumentos satisfactorios para justificar la procedencia
de la teoría de la imprevisión la buena fe, las reglas sobre responsabilidad
contractual y el método de la libre investigación científica. A su vez, podrían
considerarse como argumentos fundados de una forma menos aceptable, la
cláusula rebus sic stantibus, el enriquecimiento injustificado y, finalmente,
el abuso del derecho. Como se podrá apreciar, la resolución judicial de la
Corte de Apelaciones de Santiago justifica la racionalidad de su decisión
en dos argumentos considerados doctrinalmente como deficientes, junto a
la alegación de las reglas de responsabilidad civil contractual, que es esti-
mado como un argumento más adecuado para sostener la operatividad de
la revisión judicial de los contratos, no obstante los términos del artículo
1545 del Código Civil.
El contrato obliga de la misma forma que una ley, cuando haya sido
legalmente celebrado, pero no basta solo con un mero examen formalista
sobre esta exigencia. La protección que otorga la fuerza obligatoria a los
contratantes, radica precisamente en resguardar la conservación del esta-
do de cosas, al cual las partes han autónomamente arribado en términos
¿Por qué obligan los contratos? 131
230 De ahí que Karl Larenz haya célebremente denominado a este estado de cosas, que es
presupuesto por parte de los contratantes, como base objetiva del contrato. En sus términos,
“[e]l que concluye un contrato piensa y obra partiendo de una situación dada, que no es preciso
se represente claramente que, tal vez, ni siquiera estaba en condiciones de abarcar, pero cuyos
sedimentos penetran en el contrato en forma de presuposiciones inmanentes”. Larenz, Karl
(2002). Base del negocio jurídico y cumplimiento de los contratos. Fernández Rodríguez, Carlos
(Trad.), Granada, Comares, p. 91.
132 Esteban Pereira Fredes
De acuerdo con los artículos 1547 y 1558 del Código Civil, es necesario
efectuar una distinción entre, por un lado, el cumplimiento con la presta-
ción debida y, por el otro, a los perjuicios derivados del incumplimiento.
En este sentido, el incumplimiento solo tiene lugar en la medida que se
reclame la prestación de lo que debe el deudor y no una prestación que la
exceda. Si lo anterior se asocia con las normas de graduación de la culpa
contractual, tenemos que las partes al momento de contratar sabían que
su nivel de diligencia, propio de los contratos bilaterales, correspondía al
de buen padre de familia. De ahí que únicamente se les pueda exigir tal
estándar de diligencia y no uno que contemple incluso los costos y perjui-
cios que eran imprevisibles, al momento de la celebración del contrato por
las partes. No debemos olvidar que los daños imprevistos están excluidos,
por regla general, de su reparación, porque al resultar imprevisibles para
los contratantes, aquellos no corresponden a su actividad efectivamente
autónoma. Mientras la previsión contractual reguarda la autonomía de los
individuos, la imprevisión es un índice de prestaciones y consecuencias
ajenas a dicha esfera.
Tal conexión entre las disposiciones del Código de Bello admite ser
evaluada a la luz de la justificación normativa de la obligatoriedad de la
relación contractual. ¿Qué valor subyace a tales reglas jurídicas? Ciertamente
es la autonomía de los contratantes. Un agente se encuentra obligado a los
términos que autónomamente ha convenido, porque solo tales estipulaciones
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