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Voces: CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN - SEÑA - CONTRATOS CIVILES Y

COMERCIALES - COMPRAVENTA DE AUTOMOTORES

Partes: Andreotti Manuel Roberto c/ Sauma Wagen San Isidro S.A. | ordinario

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial

Sala/Juzgado: D

Fecha: 16-mar-2021

Cita: MJ-JU-M-131751-AR | MJJ131751

Producto: SOC,MJ

En ausencia de cláusula alguna en el instrumento respectivo que autorice a arribar a diverso


resultado, debe concluirse que la seña entregada tuvo carácter confirmatorio del contrato.

Sumario:

1.-El Tribunal de Alzada no necesariamente debe seguir el orden en que las quejas fueron
vertidas, que éstas serán examinadas atendiendo exclusivamente a los aspectos de hecho y de
derecho que entiendo directa e inmediatamente relacionados con las cuestiones esenciales y
dirimentes que plantea el caso; y agrego que descartaré para el análisis aquellos aspectos que
considero irrelevantes para la correcta composición de la litis, lo cual no es sino expresión de
un adecuado ejercicio de la función de juzgar ya que, como lo tiene reiteradamente dicho la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, los jueces únicamente deben examinar aquello que
estimen pertinente para una correcta decisión.

2.-La concepción literal de una cláusula del contrato basta cuando el significado al que se
arriba mediante su lectura -y en su caso la sujeción a la acepción del diccionario- no desvirtúa
el sentido que los otorgantes del acto han plasmado en el todo cuya armonización es
inexcusable al tiempo de verificar lo que con cuidado y previsión ellos han entendido estipular
(arts.1061 , 1062 , 1063 y 1064 del CCivCom.).

3.-El método literal, pues, es la primera forma de interpretar y desentrañar la real voluntad
expresada por los contratantes en tanto única que el juez tiene la posibilidad de conocer.

4.-A la luz de las normas impuestas por la Ley 24.240, las cláusulas del contrato celebrado
entre las partes deben interpretarse en conjunto y armónicamente, y por otra parte, al tratarse
de una relación de consumo, en virtud de lo dispuesto por el art. 37 del mencionado cuerpo
legal, en caso de duda sobre la interpretación de los principios que establece la Ley, siempre
prevalecerá la más favorable al consumidor.

5.-Más allá de que no siempre las cláusulas del contrato son claramente abusivas o
desequilibrantes, suele suceder que la redacción de las cláusulas, o muchas veces, ciertas
omisiones contractuales provocan la posibilidad de que el contrato sea interpretado de manera
tal que el consumidor queda en desventaja frente al predisponente y es en estos casos en que
la regla 'favor debitoris' juega en materia de exégesis o interpretación contractual como un
precepto residual que debe ser entendido en el sentido de la protección de la parte más débil
del contrato, pues en los casos de convenciones con cláusulas predispuestas cuyo sentido es
equívoco y ofrece dificultades para precisar el alcance de las obligaciones asumidas por el
predisponente, en caso de duda debe prevalecer la interpretación que favorezca a quien
contrató con aquél o contra el autor de las cláusulas uniformes.

6.-El correcto suministro de información es la columna vertebral del Derecho del Consumidor,
el cual viene impuesto en el art. 42 de la Carta Magna y busca equiparar los desequilibrios en
las relaciones comerciales. La importancia de tal precepto ocasionó su recepción en el
CCivCom., evidenciando, una vez más, la intención del legislador de proteger a los
consumidores -como el actor- frente a los abusos por parte de los proveedores (art. 1100 ).

7.-El de informar es el deber jurídico obligacional, de causa diversa, que incumbe al poseedor
de la información vinculada con la relación jurídica o con la cosa involucrada en la prestación,
o atinentes a actividades susceptibles de causar daños a terceros o a uno de los contratantes,
derivados de dicha información, y cuyo contenido es el de poner en conocimiento de la otra
parte una cantidad de datos suficientes como para evitar los daños o inferioridad negocial que
pueda generarse en la otra parte en caso de no ser suministrados.

8.-De acuerdo con lo normado por el art. 4° de la Ley 24.240 el proveedor se halla obligado a
suministrar al consumidor información cierta, clara y detallada de las condiciones de
comercialización de los bienes o servicios que provee; deber éste que constituye una
obligación legal de conducta no sólo en la etapa precontractual, sino también en la etapa de
ejecución del contrato, con el propósito de garantizar al acreedor un cumplimiento satisfactorio.

9.-La omisión, el defecto o la insuficiencia de lo anterior importa violación a la vital obligación


que sobre el proveedor pesa en los términos del citado art. 4 y sus concordantes de la Ley
24.240, normas que no son sino expresiones particulares del mandato general -otorgar a los
consumidores información adecuada y veraz- establecido en el art. 42 de la CN.

10.-El art. 10 de la Ley 24.240, receptado en el art. 985 del CCivCom., establece cuál debe
ser el contenido del documento de venta, cuya redacción debe ser efectuada en forma
completa, clara y fácilmente legible, lo que es así, porque la libertad de contratar implica que el
consumidor debe hallarse en posición de conocer todas las condiciones impuestas por el
proveedor.

11.-La información suficiente permite una decisión libre, infringiéndose tal compromiso cuando
una parte impide a la otra adquirir un correcto conocimiento de la realidad relevante para
valorar la conveniencia del adherente: en tal sentido, véase que el primer deber de protección
en el iter contractual está en la etapa de formación del contrato, y es por esto que nuestra Ley
de Defensa del Consumidor trae prescripciones concretas en torno a los deberes de
información en el contrato de consumo.
12.-En la actualidad, el art. 1059 del CCivCom. ha unificado el régimen de la señal o arras a
partir del modelo emergente de la confirmatoria y con ello vino a resolver el contrapunto que
existía en nuestro derecho privado en orden al carácter bajo el cual debe ser entendida la seña.
Necesaria fue esa unificación, dados los distintos y aún opuestos alcances y efectos con que
esta misma cuestión aparecía regulada en los Códigos de fondo hoy derogados.

13.-En el anterior régimen legal civil, salvo estipulación en contrario la seña poseía un carácter
penitencial, que se entendía como pena impuesta a la parte que se arrepentía. Conforme a ese
ordenamiento, un contratante podía arrepentirse o no de cumplir con su prestación perdiendo
la seña entregada o debiendo devolverla 'con otro tanto de su valor' (arts. 1189 y 1202 del
CCiv.). En esos casos, el contrato celebrado con entrega de arras penitenciales determinaba el
nacimiento de obligaciones facultativas ya que cada una de las partes se comprometía a
cumplir las prestaciones propias de aquél, pero se reservaba la facultad de no hacerlo
sustituyéndola por otra, consistente en la pérdida de la seña recibida o en su devolución con
otro tanto.

14.-En materia mercantil, y con anterioridad a la sanción del CCivCom., el régimen legal de la
seña estatuido en el art. 475 del CCom. era bien diverso, pues en ese ámbito la seña era
confirmatoria del contrato, pues las sumas por ese concepto entregadas 'se entiende siempre
que lo han sido por cuenta del precio y en signo de ratificación del contrato, sin que pueda
ninguna de las partes retractarse, perdiendo las arras.

15.-No obstante lo terminante, concluyente y genérico que parece resultar el texto del art. 475
del CCom. (repárese en el adverbio 'siempre'), su segundo párrafo en alguna medida
disminuía esa aparente rigidez en tanto autorizaba un posible régimen convencional distinto:
ese segundo párrafo del art. 475 del citado Código reza: 'Cuando el vendedor y el comprador
convengan en que, mediante la pérdida de las arras o cantidad anticipada, les sea lícito
arrepentirse y dejar de cumplir lo contratado, deberán expresarlo así por cláusula especial del
contrato, de lo cual se sigue que en el derecho mercantil regulado en el hoy derogado Código
de Comercio la seña no siempre era confirmatoria o, dicho de otro modo, sí lo era por régimen
legal, pero la propia ley preveía la existencia de un régimen convencional diferente del legal
comercial.

16.-Atendiendo entonces a que el régimen legal de la seña aparece regido por la norma del art.
1059 del CCivCom., de modo tal que en ausencia de cláusula alguna en el instrumento
respectivo que autorice a arribar a diverso resultado, debe concluirse que la seña que el actor
entregó tuvo carácter confirmatorio del contrato.

17.-Hay 'causa' que impide aplicar la doctrina del enriquecimiento indebido cuando el supuesto
enriquecimiento se ha obtenido conforme a las cláusulas de un contrato (del voto del Dr. Pablo
Heredia).

18.-La buena fe no se puede entender agredida cuando la pérdida que eventualmente se


experimenta es el fruto de la propia conducta discrecional observada por el litigante (del voto
del Dr. Pablo Heredia).

19.-Ni la alegación de la notoriedad de las condiciones que gobiernan la compraventa de


automotores del tipo importado, ni la de los usos y costumbres sirven para desplazar el hecho
cierto, concreto y jurídicamente relevante de que la operación examinada se documentó por un
precio determinado expresado en pesos y no por uno determinable ulteriormente de acuerdo a
cierto procedimiento, siendo claro, además, que no es posible pactar un precio en moneda
nacional y prever un ajuste en función de la evolución de la cotización de la moneda extranjera
(del voto del Dr. Pablo Heredia). N.R.: Sumarios elaborados por Ricardo A. Nissen.

En Buenos Aires, a los 16 días del mes de marzo de dos mil veintiuno, se reúnen los Señores
Jueces de la Sala D de la Excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de
la Capital Federal, con el autorizante, para dictar sentencia en la causa "ANDREOTTI,
MANUEL ROBERTO c/ SAUMA WAGEN SAN ISIDRO S.A. s/ ORDINARIO", registro n°
25598/2018, procedente del Juzgado n° 29 (Secretaría n° 57), en los cuales como
consecuencia del sorteo practicado de acuerdo con lo previsto por el art. 268 del Código
Procesal resultó que debían votar en el siguiente orden, Doctores:

Garibotto, Heredia y Vassallo.

Estudiados los autos la Cámara planteó la siguiente cuestión a resolver:

¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs. 323/328?

A la cuestión propuesta, el señor Juez de Cámara, doctor Juan R. Garibotto dijo:

I. La sentencia de primera instancia.

La primer sentenciante rechazó la demanda que, por cumplimiento de un contrato de


compraventa de un automotor, Manuel Roberto Andreotti dirigió contra Sauma Wagen San
Isidro S.A.

Señaló la magistrada no hallarse controvertida la existencia del vínculo anudado entre ambos
contendientes, la autenticidad del documento fechado el 11 de diciembre de 2017 continente
de las condiciones bajo las cuales se efectivizaría la compraventa, la realidad del pago de $
35.400,00 formulado por el actor en calidad de seña, y el intercambio epistolar que principió el
20 de febrero del año siguiente, en cuya virtud el demandante intimó a la vendedora a cumplir
el contrato y ofreció sufragar $ 654.015,00 en concepto de saldo del precio y $ 88.597,00 por
gastos según lo estipulado en el documento de preventa.Mencionó también la señora juez a
quo que la concesionaria rechazó tal oferta invocando la condición de importado del vehículo
en cuestión y su valuación en dólares estadounidenses, en cuya virtud su precio habría de
cancelarse en moneda del país según la cotización de la divisa en el Banco de la Nación
Argentina correspondiente al día anterior al del pago, y que adujo que la suma en pesos puesta
en el aludido formulario de preventa equivalió al valor del automóvil a la fecha de expedición de
ese instrumento.

En esa dirección, la sentenciante analizó el contenido del documento de preventa que


minuciosamente describió, e hizo especial mención de cierto "comentario" puesto al pie del
instrumento, aclaratorio de que el importe de la operación habíase pesificado a razón de $
17,70 por cada dólar estadounidense.

Por esto consideró que el automotor habíase valuado en la susodicha divisa y colocado en el
formulario su equivalente en moneda de curso legal a la mencionada cotización, que la oferta
efectuada en esas condiciones por la vendedora venció el mismo día de su formulación, y que
el actor contó con la posibilidad de sufragar la totalidad del precio en ese momento o
desembolsar la suma que, en calidad de seña, entregó.

Con esa base juzgó que la conducta que desplegó Sauma Wagen San Isidro S.A. no fue
abusiva sino ajustada a las prácticas del mercado.

Abundó sobre estas cuestiones, hizo mérito de lo declarado por los testigos Dietrich, Boverí y
Otero; rechazó la impugnación que sobre su idoneidad formuló el demandante; y finalizó
señalando su extrañeza en cuanto a la ausencia de consignación en autos de la suma que el
señor Andreotti consideró adeudar.

Así juzgó la causa, rechazó la demanda con costas que impuso al vencido, y reguló los
honorarios de los profesionales que actuaron en el expediente.

II. Los recursos. i.La sentencia fue recurrida por el actor, quien el 20 de noviembre de 2020
expresó agravios, que la defensa respondió el 21 de diciembre de ese mismo año.

Son trece los agravios que contiene el extenso memorial a que aludo: sostuvo el apelante (i)
que el documento de preventa fue otorgado por la demandada y, por esto, que su
interpretación debió hacerse en favor del adherente; (ii) que el contrato de compraventa es
consensual y no formal; (iii) que lo pagado en concepto de seña, en tanto volcado en el
formulario de preventa, tuvo por virtualidad fijar el precio de la operación y sus gastos, e
implicó un principio de ejecución del contrato; (iv) que por todo lo anterior, la sentencia es
arbitraria; (v) que el precio del automotor fue literalmente fijado en pesos argentinos, en la
suma que surge del formulario de preventa, que no se hizo mención alguna acerca de su
ulterior determinación con base en algún procedimiento acordado con su parte, y que el saldo
del precio también quedó expresado en moneda de curso legal, de todo lo cual concluyó, previa
invocación de las normas que mencionó, que la sentencia no es derivación razonada del
derecho aplicable; (vi) que, ninguno de los testigos dijo ser práctica corriente del mercado
automotor la celebración de contratos de compraventa de automóviles importados
estableciendo su precio en pesos, sujetos a reajuste según la variación que experimente la
divisa extranjera; (vii) con base en todo lo anterior, que la sentencia prescindió de
circunstancias acreditadas en la causa, que puntualmente detalló; (viii) que no cupo juzgar que
su parte debió consignar en pago la suma correspondiente al saldo del precio; (ix) que el
contrato quedó perfeccionado con la entrega de la suma dada en concepto de seña; (x) que su
parte no abusó del derecho; (xi) que el supuesto valor que la sentencia asignó al vehículo no
surge de prueba alguna; (xii) que es falso que usualmente las concesionarias fijen en dólares
estadounidenses el precio de los vehículos que ofrecen a la venta;y (xiii) que, en caso de
confirmarse el veredicto, sea eximido de las costas del juicio y, asimismo, criticó la forma en
que los estipendios fueron fijados.

Tengo presente la totalidad de cuanto fue expuesto en la pieza a que aludo. ii. Fueron también
recurridos los honorarios.

III. La solución.

Adelanto que no necesariamente seguiré el orden en que las quejas fueron vertidas, que éstas
serán examinadas atendiendo exclusivamente a los aspectos de hecho y de derecho que
entiendo directa e inmediatamente relacionados con las cuestiones esenciales y dirimentes
que plantea el caso; y agrego que descartaré para el análisis aquellos aspectos que considero
irrelevantes para la correcta composición de la litis, lo cual no es sino expresión de un
adecuado ejercicio de la función de juzgar ya que, como lo tiene reiteradamente dicho la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, los jueces únicamente deben examinar aquello que estimen
pertinente para una correcta decisión (CSJN, Fallos 258:304; 262:222; 272:225; 278:271;
291:390; 297:140; 301:970; esta Sala, "Ogilvy & Mather S.A. c/ Tree Films S.A.", 8.6.2017;
íd., "Betalux S.A. c/ AMX Argentina S.A.", 17.9.2020; íd., "Necxus Negocios Informáticos S.A.
c/ Cigliutti Guerini S.A.", 23.2.2021). i. No fue cuestionada la autenticidad del documento
denominado "preventa" (original de fs. 204, su copia se glosó en fs. 43), en el que se
plasmaron las condiciones bajo las cuales el actor, el 11 de diciembre de 2017, pretendió
adquirir, y la demandada enajenar, el automotor allí individualizado: un automóvil Tiguan
Allspace Trendline 4x2, modelo BW22PY001 gris platino.

Tampoco se desconoció la autenticidad de las epístolas que intercambiaron las partes.

En efecto: dos meses y algunos días después de entregada por el actor la suma de $ 35.400
en concepto de seña (el recibo dado en esa oportunidad aparece copiado en fs.45 y lleva la
misma fecha que la puesta en aquel documento), el 20 de febrero de 2018 el señor Andreotti
intimó a Sauma Wagen San Isidro S.A. la inmediata entrega del rodado en cuestión, y ofreció
sufragar en ese momento el saldo del precio y los gastos correspondientes (fs. 47).

La respuesta llegó seis días después: por igual vía postal la demandada rechazó por
improcedente la susodicha intimación, señaló que el rodado en cuestión es fabricado fuera del
país e importado por Volkswagen Argentina S.A., que su precio monta U$S 38.950 y que ello
es publicado en la página web que indicó, que "Tal cual lo indica el instrumento de preventa, al
11/12/2017 el valor del mismo (del automotor, se entiende) en pesos era de $ 689.415 más
distintos gastos a dicha fecha. Todo ello se encuentra detallado en el formulario de
PREVENTA suscripto por Ud. en el que se indica claramente 'Vto. 11/12/17", aludió a la
leyenda puesta al final del documento, y concluyó indicando que "El precio del vehículo por Ud.
adquirido resultará del valor en dólares americanos pagaderos en pesos según la cotización del
Banco de la Nación Argentina del día anterior en que ud. pague la unidad, la que se encuentra
a su disposición" (fs. 49).

Ciertamente, el intercambio epistolar fue más extenso (v. fs. 53, 55 y 76), pero lo que de él he
reseñado alcanza para ilustrar las posturas que asumieron las partes en ese momento y
reiteraron en este juicio, y que fuerzan la interpretación de lo que se plasmó en el mencionado
instrumento de "preventa" copiado en fs. 43. ii.En lo que ahora importa, en el instrumento a
que me refiero se hizo constar, bajo la columna Forma de Pago, el importe de $ 742.612,00, el
monto de la seña dada ese mismo día por el señor Andreotti de $ 35.400,00 y el vencimiento
de ambos rubros en la misma fecha de emisión de ese documento, el monto de los gastos
(derecho de adjudicación, formularios y aranceles, y gastos de gravado) por un total de $
88.597,00, y el saldo del precio de venta que también se expresó en moneda del país, de $
689.415,00.

Y al pie del mismo se insertó una leyenda que reza "Pesificado a 17,70 todos los gastos".

Es sabido que la concepción literal de una cláusula del contrato basta cuando el significado al
que se arriba mediante su lectura -y en su caso la sujeción a la acepción del diccionario- no
desvirtúa el sentido que los otorgantes del acto han plasmado en el todo cuya armonización es
inexcusable al tiempo de verificar lo que con cuidado y previsión ellos han entendido estipular
(art s.1061, 1062, 1063 y 1064 del Código Civil y Comercial; cfr. Lorenzetti, en "Tratado de los
contratos-Parte general", Santa Fe, 2007, pág. 459; también Ariza, en "Interpretación de los
contratos", Buenos Aires, 2005, pág. 79; y Borda, en "Tratado de Derecho Civil-Parte general",
edición actualizada por Guillermo J. Borda, Buenos Aires, 2008, págs. 122 y sig.; esta Sala,
"Proyecto Dos S.A. c/Nación Leasing S.A.", 1.11.2016; íd., "Carán Automotores S.A.
c/Volkswagen Credit Compañía Financiera S.A.", 14.2.2017; íd., "Tecnologías Racionales S.A.
c/Procesadora Regional S.A.", 12.10.2017; íd., "Muñoz, Fabián Ernesto c/Auto del Sol S.A.",
28.8.2018; íd., "LRPG Mandataria y Fiduciaria S.A.c/ T4F Inversiones S.A.", 16.4.2019).

El método literal, pues, es la primera forma de interpretar y desentrañar la real voluntad


expresada por los contratantes en tanto única que el juez tiene la posibilidad de conocer (esta
Sala, "Trans Media Comunicacional S.A. c/ Editorial Sarmiento S.A.", 24.5.2011), a lo cual se
suma que el señor Andreotti invocó su condición de consumidor (demanda, capítulo VI, desde
fs.

28), y esto no fue negado por la respondiente.

Es, entonces, coherente analizar el caso a la luz de las normas impuestas por la ley 24.240 y
así, preciso es recordar que las cláusulas del contrato celebrado entre las partes deben
interpretarse en conjunto y armónicamente, y por otra parte, al tratarse de una relación de
consumo, en virtud de lo dispuesto por el art. 37 del mencionado cuerpo legal, en caso de duda
sobre la interpretación de los principios que establece la ley, siempre prevalecerá la más
favorable al consumidor.

En efecto: más allá de que no siempre las cláusulas del contrato son claramente abusivas o
desequilibrantes, suele suceder que la redacción de las cláusulas, o muchas veces, ciertas
omisiones contractuales provocan la posibilidad de que el contrato sea interpretado de manera
tal que el consumidor queda en desventaja frente al predisponente (confr. Sáenz, en "Ley de
Defensa del Consumidor. Comentada y Anotada", La Ley, 2009, t°. I, pág. 458).

Es en estos casos en que la regla "favor debitoris" juega en materia de exégesis o


interpretación contractual como un precepto residual que debe ser entendido en el sentido de
la protección de la parte más débil del contrato (cfr. Borda, en "La regla 'favor debitoris' en las
X Jornadas Nacionales de Derecho Civil", LL 1985-D-896; Casiello, en "La regla de
interpretación 'favor debitoris'", LL 1985-C-1227; Gianfelici, en "La interpretación de una regla
de interpretación:la regla 'favor debitoris'", LL 1985-D-1133) pues en los casos de
convenciones con cláusulas predispuestas cuyo sentido es equívoco y ofrece dificultades para
precisar el alcance de las obligaciones asumidas por el predisponente, en caso de duda debe
prevalecer la interpretación que favorezca a quien contrató con aquél o contra el autor de las
cláusulas uniformes (cfr. CSJN, Fallos 321:3493; esta Sala, "Laius, Héctor Hugo c/ Citibank
N.A.", del 30.3.2009).

Con base en lo dicho, más allá de cuanto emerge de lo informado por Volkswagen Argentina
S.A. en cuanto a que el rodado de que se trata es importado y que su precio se expresa en
dólares estadounidenses (v. fs. 270) y, también, de lo que surge de la factura que la
concedente emitió a nombre de Sauma Wagen San Isidro S.A. el 29 de enero de 2018 (fs.
240), forzoso es concluir que, en este caso, la redacción dada a la cláusula puesta al pie del
documento (lo reitero: "Pesificado a 17,70 todos los gastos") fue aplicable a "todos los gastos"
que en el propio instrumento se detallaron (en el cuadro "Gastos", comprensivos del "derecho
de adjudicación, form. y aranceles 0 km. [No Gravado] y gastos 0km. [Gravado] por $ 88.597,
aunque con franqueza debo decir que no comprendo cómo los gastos, que se devengan en
moneda local, podrían verse pesificados); y no respecto de lo restante de lo que en el
documento se plasmó.

No otra solución es, a mi juicio, posible adoptar. iii.Mas si para la vendedora fue otra la
comprensión de los alcances del contrato y, por ende, pudiésemos entender que para ella la
redacción dada a la mencionada cláusula final alcanzó también al precio del automotor, pues
entonces hemos de ver que el adquirente no fue informado, en ese momento, acerca de lo que
poco después produjo la desavenencia entre éste y aquélla.

Y aquí es menester recordar que el correcto suministro de información es la columna vertebral


del Derecho del Consumidor, el cual viene impuesto en el art. 42 de la Carta Magna y busca
equiparar los desequilibrios en las relaciones comerciales. La importancia de tal precepto
ocasionó su recepción en el Código Civil y Comercial de la Nación, evidenciando, una vez más,
la intención del legislador de proteger a los consumidores -como el actor- frente a los abusos
por parte de los proveedores (art. 1100).

Bien señala Lorenzetti que el de informar "es el deber jurídico obligacional, de causa diversa,
que incumbe al poseedor de la información vinculada con la relación jurídica o con la cosa
involucrada en la prestación, o atinentes a actividades susceptibles de causar daños a terceros
o a uno de los contratantes, derivados de dicha información, y cuyo contenido es el de poner
en conocimiento de la otra parte una cantidad de datos suficientes como para evitar los daños
o inferioridad negocial que pueda generarse en la otra parte en caso de no ser suministrados"
(en "Código Civil y Comercial de la Nación, comentado", Buenos Aires, 2015, t°. VI, pág. 255;
esta Sala, "Parodi, Carlos Héctor c/ Banco Itaú Buen Ayre S.A.", del 1.11.2016).

Sucede que de acuerdo con lo normado por el art.4° de la ley 24.240 el proveedor se halla
obligado a suministrar al consumidor información cierta, clara y detallada de las condiciones de
comercialización de los bienes o servicios que provee; deber éste que constituye una
obligación legal de conducta no sólo en la etapa precontractual, sino también en la etapa de
ejecución del contrato, con el propósito de garantizar al acreedor un cumplimiento satisfactorio
(esta Sala, voto del señor juez Heredia en la causa "Rodríguez Delgado, Heraldo Omar
c/Volkswagen S.A. de ahorro para fines determinados", 20.11.2014; cfr. Stiglitz, en "El deber
general de información contractual", RCCyC, n° 11, diciembre 2016, pág. 3, cap. VII; Crovi, en
"El deber de información en los contratos", LL 2016-F-1051, texto y nota n° 11; Lorenzetti,
op.cit, t°. VI, pág. 255; Kemelmajer de Carlucci-Tavano de Aredes, en "La protección del
consumidor en el Derecho Privado", publ. en "Derecho del Consumidor" 1991, n° 1, pág. 11;
Navas, en "Derecho constitucional del consumidor a una información adecuada y carga
probatoria dinámica", publ. en diario LL. del 18.12.12; Picasso-Vázquez-Ferreyra, en "Ley de
Defensa del Consumidor, comentada y anotada", Buenos Aires, 2009, t°. I, págs. 66 y 67, cap.
V; Fernández-Gómez Leo, en "Tratado teórico-práctico de Derecho Comercial", Buenos Aires,
2009, t°. II-B, pág. 882; Farina, en "Defensa del consumidor y del usuario", Buenos Aires,
2004, pág. 168, nro. 11).

Así, la omisión, el defecto o la insuficiencia de lo anterior importa violación a la vital obligación


que sobre el proveedor pesa en los términos del citado art. 4 y sus concordantes de la ley
24.240, normas que no son sino expresiones particulares del mandato general -otorgar a los
consumidores información adecuada y veraz- establecido en el art. 42 de la Constitución
Nacional (esta Sala, "Charrúa, María Juana c/AssistCard Argentina S.A. de servicios",
13.6.2017; íd., "Tondi, Marina Alicia c/Renault Argentina S.A.y otros", del 7.11.2019; íd.,
"Strafacio, Edit Palmira c/Interplán S.A.", 26.11.2019; íd., "Tevez, Porfidio c/Fiat Auto S.A. de
ahorro para fines determinados", 13.6.2020).
Particularmente, el art. 10 de la ley 24.240, receptado en el art. 985 del Código Civil y
Comercial, establece cuál debe ser el contenido del documento de venta, cuya redacción debe
ser efectuada en forma completa, clara y fácilmente legible, lo que es así, porque la libertad de
contratar implica que el consumidor debe hallarse en posición de conocer todas las
condiciones impuestas por el proveedor.

No es ocioso recordar, entonces, que la información suficiente permite una decisión libre,
infringiéndose tal compromiso cuando una parte impide a la otra adquirir un correcto
conocimiento de la realidad relevante para valorar la conveniencia del adherente: en tal sentido,
véase que el primer deber de protección en el iter contractual está en la etapa de formación del
contrato, y es por esto que nuestra Ley de Defensa del Consumidor trae prescripciones
concretas en torno a los deberes de información en el contrato de consumo.

Es esto lo que en la especie ocurrió lo que así cabe juzgar, pues no existe prueba alguna que
demuestre que el demandante hubiere sido informado, cuando anudó el vínculo y pagó la
seña, acerca de los alcances y modalidades que, después, la vendedora pretendió dar al
contrato en cuestión: los tres testigos cuyas declaraciones se colectaron en el expediente
dijeron no conocer al demandante (v. fs. 280, 281/282 y 291/292) y quien completó el
formulario no fue traído al juicio, de modo que nada sabemos acerca de qué fue lo que aquel
día 11 de diciembre de 2017 fue explicado, si es que lo fue, al actor. iv.A lo cual se suma que
el señor Andreotti el mismo día 11 de diciembre de 2017 señó el vehículo de marras, de lo cual
se dejó constancia en el denominado formulario de preventa.

En la actualidad, el art. 1059 del Código Civil y Comercial ha unificado el régimen de la señal o
arras a partir del modelo emergente de la confirmatoria y, apunta Lorenzetti, "vino a resolver el
contrapunto que existía en nuestro Derecho Privado en orden al carácter bajo el cual debe ser
entendida la seña" (en op. cit.,t°. VI, pág. 115, nro. III.4.).

Necesaria fue esa unifica ción, dados los distintos y aún opuestos alcances y efectos con que
esta misma cuestión aparecía regulada en los Códigos de fondo hoy derogados.

En efecto: en el anterior régimen legal civil, salvo estipulación en contrario la seña poseía un
carácter penitencial, que se entendía como pena impuesta a la parte que se arrepentía.
Conforme a ese ordenamiento, un contratante podía arrepentirse o no de cumplir con su
prestación perdiendo la seña entregada o debiendo devolverla "con otro tanto de su valor" (arts.
1189 y 1202 del Código Civil). En esos casos, el contrato celebrado con entrega de arras
penitenciales determinaba el nacimiento de obligaciones facultativas ya que cada una de las
partes se comprometía a cumplir las prestaciones propias de aquél, pero se reservaba la
facultad de no hacerlo sustituyéndola por otra, consistente en la pérdida de la seña recibida o
en su devolución con otro tanto (cfr. Borda, en "Tratado de Derecho Civil argentino-Contratos",
Buenos Aires, 1961, t°. I, pág. 230 y sig., nros. 314 y 315; también Kemelmajer de Carlucci,
en "La cláusula penal", Buenos Aires, 1981, pág. 357; y López de Zavalía, en "Teoría de los
contratos-Parte general", Buenos Aires, 2006, t°. I, pág. 668 y sig., nro.37).

Sin embargo, en materia mercantil el régimen legal de la seña estatuido en el art. 475 del
Código de Comercio era bien diverso.

En ese ámbito la seña era confirmatoria del contrato, pues las sumas por ese concepto
entregadas "se entiende siempre que lo han sido por cuenta del precio y en signo de
ratificación del contrato, sin que pueda ninguna de las partes retractarse, perdiendo las arras"
(v. Zavala Rodríguez, en "Código de Comercio comentado", Buenos Aires, 1979, pág. 156 nro.
1343, y pág. 159 nro. 1979; Rouillón, en "Código de Comercio comentado y anotado", Buenos
Aires, 2005, t°. I, pág. 627, nros. 5 y 6; Fernández-Gómez Leo, en "Tratado teórico práctico de
Derecho Comercial", Buenos Aires, 1986, t°. III-A, pág. 461, nro. 43; Rivarola, en "Tratado de
Derecho Comercial", Buenos Aires, 1940, t°. III, pág. 96).

No obstante lo terminante, concluyente y genérico que parece resultar el texto de esa


disposición (repárese en el adverbio "siempre", subrayado en la precedente transcripción), su
segundo párrafo en alguna medida disminuía esa aparente rigidez en tanto autorizaba un
posible régimen convencional distinto: ese segundo párrafo del art. 475 del citado Código reza:
"Cuando el vendedor y el comprador convengan en que, mediante la pérdida de las arras o
cantidad anticipada, les sea lícito arrepentirse y dejar de cumplir lo contratado, deberán
expresarlo así por cláusula especial del contrato", de lo cual se sigue que en el derecho
mercantil regulado en el hoy derogado Código de Comercio la seña no siempre era
confirmatoria o, dicho de otro modo, sí lo era por régimen legal, pero la propia ley preveía la
existencia de un régimen convencional diferente del legal comercial.

Desde el 1° de agosto del año 2015 la cuestión, lo dije, quedó zanjada.

Atendiendo entonces a que el asunto de que trato aparece regido por la norma del art.1059 del
Código Civil y Comercial, en ausencia de cláusula alguna en el instrumento de fs. 204 que
autorice a arribar a diverso resultado, hemos de concluir que la seña que Manuel Roberto
Andreotti entregó tuvo carácter confirmatorio del contrato (esta Sala, "Juan Bosch Viajes y
Turismo S.R.L. c/ Renault Argentina S.A.", 19.12.2017). v. Poco más corresponde considerar
para decidir, según mi juicio, la estimación del recurso que introdujo el actor.

Porque si como sostuvo la defensa, el denominado formulario de preventa venció el mismo día
en que se lo confeccionó (lo que sin perjuicio de que reconoce algún sustento en el propio
documento, en el cuadro "Forma de pago", viene así a dificultar su interpretación), la pregunta
viene impuesta: ¿cuál fue, entonces, el instrumento que rigió la operación? Esa pregunta
carece de respuesta.

Todo indica que lo único que obstó a que el señor Andreotti pagara el saldo del precio y los
gastos del rodado que previamente señado quiso adquirir fue, precisamente, la resistencia por
parte de la demandada de recibir ese saldo.

De tal modo, Sauma Wagen San Isidro S.A. el 26 de febrero de 2018 (cfr. la misiva de fs. 49)
vino a incumplir la obligación de entregar el vehículo, con el que contaba desde el día 29 de
enero de 2018 (v. otra vez fs. 240).

vi. Dos brevísimas consideraciones más.

No cupo, por tratarse de una compra de contado (art. 1141 del Código Civil y Comercial)
esperar que el adquirente consignara el saldo del precio que la vendedora resistió recibir, para
que ésta dotara del vehículo a aquél (art. 1152 del mismo cuerpo legal).

Y no cabe otorgar efectos a la declarada "rescisión" del contrato según así lo hizo saber
Sauma Wagen San Isidro S.A. al actor mediante la epístola de fs. 76, fechada el 15 de marzo
de 2018, por efecto propio de lo normado por el art. 1078, inc. c, del Código Civil y Comercial.
vii.A mi juicio, pues, debemos estimar el recurso introducido por el actor, revocar el
pronunciamiento de grado y condenar a Sauma Wagen San Isidro S.A. a entregar al señor
Manuel Roberto Andreotti, en el plazo de veinte días, un vehículo 0 km. de la marca
Volkswagen modelo Tiguan Allspace Trendline 4x2 BW22PY001, con costas de ambas
instancias a cargo de la vencida (art. 68 del Código Procesal).

En el momento de la entrega, el adquirente sufragará el saldo del precio ($689.415) y los


gastos correspondientes a la unidad automotriz en cuestión ($ 88.597), pues así quedó
pactado.

IV. La conclusión.

Propongo, entonces, al Acuerdo que estamos celebrando estimar el recurso introducido por el
actor y revocar la sentencia de grado, con los alcances mencionados en el apartado vii. del
Considerando III. Con costas de ambas instancias a la vencida.

Así voto.

El señor Juez de Cámara, doctor Pablo D. Heredia dijo:

Ha tenido el juez Garibotto la deferencia de poner a consideración del acuerdo un voto fundado
y extenso que, tal vez, la causa verdaderamente no merecía, pues la respuesta jurisdiccional
que ella provoca surge de manera muy evidente.

Mediante un instrumento claramente predispuesto por la demandada (único que documentó el


contrato) esta última vendió al actor un automotor nuevo y ello por un precio formal y
materialmente expresado en moneda de curso legal.

En efecto, la lectura del instrumento de preventa identificado como "PV 07656/1", fechado el
11/12/2017, muestra que el precio total pactado fue de $ 778.012,00, de los cuales $ 35.400
se pagarían en concepto de señal y el saldo de $ 742.612,00 (que incluía gastos por un total
de $ 88.597,00) contra la asignación del O km.

El símbolo que identifica nuestra moneda ($) aparece impreso cuatro veces en el referido
instrumento, precediendo en cada caso a los valores antes indicados.

Por otra parte, en la misma fecha indicada, el actor entregó la señal convenida de $ 35.400,00
(conf.recibo emitido por la demandada nº 1967).

En función de lo expuesto, tengo para mí, sin asomo de duda, que el precio fue fijado en
dinero, es decir, pactado en moneda de curso legal y no en dólares estadounidenses (arts.
765, primera oración, y 1123 del Código Civil y Comercial de la Nación; Calderón, M.,
"Compraventa y contratos afines", Buenos Aires, 2019, p.152).

No ignoro que al pie del documento se colocó la siguiente leyenda ".Pesificado a 17,70 todos
los gastos.".

Empero, se trata de una referencia que no aporta nada en favor de la demandada


predisponente. Esto es así, en primer lugar, porque como lo observa el apreciado colega que
abrió el acuerdo, no se comprende cómo gastos que se devengan en moneda local pudieron
"pesificarse" (concretamente tales gastos aprehendían tres conceptos no vinculados a moneda
extranjera alguna, a saber, derecho de adjudicación, formularios y aranceles 0 Km., y gastos
del 0 km.). Y, en segundo lugar, porque tampoco se entiende por qué si el precio de venta
estaba relacionado a una cantidad de dólares estadounidenses, no fue ello claramente
explicitado por la vendedora predisponente en el documento enjuiciado, de donde si pudiendo
hacerlo (art. 765, segunda oración, CCyC) no lo hizo, cualquier pérdida que pudiese
experimentar por ello no es sino el fruto de su propia conducta discrecional (CSJN, doctrina de
CSJN, Fallos 256:371; 258:126; 299:259; 263:51; 266:274; 268:102; 275:218; 280:395).

Por cierto, el régimen tuitivo del consumidor ofrece una más amplia base de razonamiento para
propiciar la revocación del fallo. Así lo demuestra nítida y decididamente el voto del juez
Garibotto.

Pero aun cuando se prescindiera de la consideración de tal régimen tuitivo de excepción, la


solución no cambiaría porque: A) La explicación dada por Sauma Wagen San Isidro S.A.en el
sentido de que el precio en moneda extranjera resultaba de lo establecido por la fabricante
Volkswagen en la Circular nº 207117, resulta inaceptable porque tal documento es inoponible
al actor, quien no se vinculó con la fabricante concedente sino con la concesionaria, sin que el
instrumento de venta del 11/12/2007 siquiera hiciese remisión a él; B) Contrariamente a lo
argumentado en el responde de la demanda, hay "causa" que impide aplicar la doctrina del
enriquecimiento indebido cuando el supuesto enriquecimiento se ha obtenido conforme a las
cláusulas de un contrato, situación esta última que es, precisamente, la de autos (conf. Salvat,
R. y Acuña Anzorena, A., Tratado de Derecho Civil Argentino - Fuente de las Obligaciones -
Hechos Ilícitos, Buenos Aires, 1958, t. IV, p. 354, n° 3020, texto y nota n° 13r; Cazeaux, P. y
Trigo Represas, F., Derecho de las Obligaciones, La Plata, 1981, t. 4, p. 49; Borda, G.,
Tratado de Derecho Civil - Obligaciones, Buenos Aires, 1998, t. II, p.

447, n° 1700; esta Sala D, 12/3/2019, Swing Car S.A. c/Kia Argentina S.A. s/ ordinario"); C)
La buena fe no se puede entender agredida cuando la pérdida que eventualmente se
experimenta es, como ya se dijo , el fruto de la propia conducta discrecional observada por el
litigante (conf. CNCom., esta Sala, 5/11/2020, "Fiavico S.R.L. C/BM Centro S.A. s/Ordinario");
D) Ni la alegación de la notoriedad de las condiciones que gobiernan la compraventa de
automotores del tipo aquí examinado (importado), ni la de los usos y costumbres también
invocados en la demanda, sirven para desplazar el hecho cierto, concreto y jurídicamente
relevante de que la operación examinada se documentó por un precio determinado expresado
en pesos y no por uno determinable ulteriormente de acuerdo a cierto procedimiento, siendo
claro, además, que no es posible pactar un precio en moneda nacional y prever un ajuste en
función de la evolución de la cotización de la moneda extranjera (conf.CSJN, Fallos 332:335);
E) La referencia hecha en el responde a la demanda a lo dispuesto por el art. 961, CyCC,
tampoco brinda apoyo para rechazar la acción, pues lo que hace esa norma es determinar que
la buena fe en la ejecución no sólo se refiere a la totalidad de las obligaciones literalmente
asumidas mediante el contrato (principales o no), sino también a todas las consecuencias que
puedan considerarse comprendidas, con los alcances en que razonablemente se habrían
obligado un contratante cuidadoso y previsor, pero es claro que no se puede calificar como una
"consecuencia" la determinación del precio, ya que se trata, más bien, de un elemento esencial
en la compraventa; y F) No se presenta en la especie un error obstativo u obstáculo en la
oferta (en tal sentido, véase esta Sala D, 30/7/2009,"De Rueda, Sebastián Matías c/ Jumbo
Retail Argentina S.A. s/ ordinario"), ni ha sido invocada y probada la situación prevista por el
art. 270, CCyC.
En suma, con estas breves consideraciones ampliatorias, adhiero a la concordante solución
propiciada por el doctor Garibotto.

El señor Juez de Cámara, doctor, Gerardo G. Vassallo adhirió a los votos que anteceden.

V. Concluida la deliberación los señores Jueces de Cámara acuerdan:

(i) estimar el recurso interpuesto por el actor; (ii) revocar la sentencia de grado con los
alcances mencionados en el apartado vii. del Considerando III; (iii) imponer las costas de
ambas instancias a la vencida.

En virtud de lo dispuesto por el art.279 del Código Procesal, meritando la naturaleza,


importancia y extensión de las tareas desarrolladas, las etapas procesales efectivamente
cumplidas y con base en el monto económico comprometido en autos, fíjanse los honorarios
de los profesionales en . UMA, equivalentes a la fecha a ($.), para el letrado patrocinante,
luego letrado apoderado del actor, Christian Eduardo Romanello; en . UMA, equivalentes a la
fecha a ($.), para el letrado en igual carácter y por la misma parte, Ezequiel Carlos Alma; en .
UMA, equivalentes a ($.), para el letrado apoderado de la demandada, Julio Maximiliano
Monzón; y en ($.), para la mediadora, Graciela Liliana Cordero (arts. 16, 20, 21, 22, 24, 29 y
51 de la ley 27.423, Acordada CSJN 1/21; y Decreto 2536/2015).

Por las labores desempañadas ante esta Alzada, regúlanse los estipendios en . UMA,
equivalentes a la fecha a ($.), para el apoderado del actor, Christian Eduardo Romanello; y en .
UMA, equivalentes a la fecha a ($.), para los letrados patrocinantes de la misma parte,
Eduardo R. Romanello y Ezequiel Carlos Alma -en conjunto- (arts. 30 y 51 de la ley 27.423 y
Acordada CSJN 1/21).

Notifíquese electrónicamente.

Cúmplase con la comunicación ordenada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Ley
26.856 y Acordadas 15 y 24/13), agréguese copia certificada de lo resuelto, y una vez
consumido el plazo previsto por el artículo 257 del Código Procesal, devuélvase la causa en su
soporte electrónico y físico al Juzgado de origen.

Gerardo G. Vassallo

Pablo D. Heredia

Juan R. Garibotto

Horacio Piatti

Secretario de Cámara

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