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Dialectología hispánica

José Luis Montiel Domínguez


Universidad de Huelva

2.1.1 El castellano de regiones bilingües

Las otras lenguas de España (el catalán, el vasco y el gallego) fueron


prácticamente arrinconadas a uso familiar o vulgar durante los siglos de la Edad
Moderna. Solo a partir del Romanticismo resurgió el cultivo de las lenguas regionales por
intereses políticos o económicos, que en la actualidad ha derivado en una política
educativa de bilingüismo en las comunidades autónomas de Cataluña, Baleares,
Valencia, Galicia y País Vasco. Este bilingüismo ha propiciado una floración de
publicaciones en estos idiomas regionales.

El castellano en Galicia se caracteriza por interferencias del gallego:


a) Entonación ascendente-descendente.
b) Las vocales tónicas /e/ y /o/ tienden a pronunciarse más abiertas que en
castellano.
c) Diminutivo –iño.
d) Rechazo de los tiempos compuestos ‘he venido’, ‘había venido’ que se
sustituyen por vine. Uso de la forma cantara con valor indicativo (nos dijo que
llegara la semana pasada). Las perífrasis hube de + infinitivo y hubiera de +
infinitivo ‘estuve o había estado a punto de’.
e) El auxiliar tener por ‘haber’: tengo ido a Santiago muchas veces.
f) En el léxico, uso de sacar por quitar y viceversa: quitar las entradas, sacarse
la chaqueta; parvo ‘bobo’.
g) Frente a lo que sucede en astur-leonés, la colocación arcaica de los
pronombres (olvidélo, para te lo decir) no se da en el español de Galicia.

El castellano en Cataluña, Baleares y Valencia sufre la interferencia lingüística de


algunos rasgos propios del catalán:
a) Sonorización de la /-s/ final de palabra ante vocal: [loz otros].
b) Velarización de la /l/ y la /a/ contigua: [mal].
c) Ensordecimiento de la /-d/ final: verdat, paret.
d) Seseo con /s/ alveolar, no dental como en Andalucía.
e) Empleo del futuro en las oraciones temporales, y en otros contextos: cuando
podrás. Abundancia de la perífrasis haber de + infinitivo.
f) Calcos de expresiones catalanas: encontrar a falta ‘echar de menos’ (cat.
trovar a falta), hacer mala cara ‘tener mal aspecto’ (cat. fer mala cara), la
faena de la escuela ‘los deberes’, ¡ya vengo! ‘ya voy’ (cat. ja vinc), el pan es a
la mesa ‘está en’, habían flores en el jardín ‘había flores’.
g) Artículo determinado ante nombres propios: el Juan, la Nuria.

El castellano en el País Vasco:


a) No se ha consumado la deslateralización de /λ/, de modo que persiste la
diferencia de pronunciación de, por ejemplo, pollo / poyo.
b) Elisión de la dental sonora en las terminaciones en –ado, que da lugar a veces
a un diptongo [aw].
c) Calcos de expresiones vascas: Carmen es de venir ‘Carmen vendrá’;
repetición como medio de intensificación del significado: el café está caliente-
caliente; ¿ya está sacapuntas? ‘¿hay sacapuntas?’; partículas: ¡gracias, eh!;
mi madre anda ahora con la cabeza ‘tiene dolor de cabeza’.
d) Uso del condicional por el subjuntivo: si alguien nos habría dicho.
e) Ausencia de pronombres personales: ¿Te caliento? ‘Te la caliento (la sopa)’;
Estaba pegado y he roto ‘lo he roto (el salmonete)’; ¿Has sido bueno? ¿Pones
en duda o qué? ‘¿lo pones en duda …?’.
f) Verbo al final: esta sidra es preferible beber fresca.
g) En el léxico: zulo ‘agujero’, tiene una sartara ‘tiene un desequilibrio mental’;
¿quieres urica? ‘agua’.

2.1.2 El habla vulgar o rústica

En la fonética vulgar se aprecian las siguientes características:

a) Indecisión respecto al timbre y acentuación de las vocales átonas: sigún,


tiniente, menumento, máestro.
b) Simplificación de grupos consonánticos: leción, dotor.
c) Relajación de las consonantes /d/, /g/ y /r/: colorá, ná, marío, aujero, pa.
d) Adición de /g/ ante diptongo /ue/: agüela, güevo.
e) Contracción de preposiciones y pronombres por desgaste fonético, lo que
favorece la aposición: en ca’e mi madre, en ca mi madre, pal corral, m’ha
dicho.

En la morfología vulgar se constatan los siguientes ejemplos:

a) Arcaísmos verbales: semos, haiga, anoche caminemos mucho, tú hicistes,


andé.
b) Leísmo (de cosa), laísmo y loísmo [también se puede considerar un rasgo
arcaico del español norteño]: el libro le perdí, la tengo cariño, lo pegué una
bofetada.
c) Anteposición de me y te a se: *me se cayó, *te se olvida.
d) Arcaísmos en las partículas: manque, anque,
e) Dequeísmo: *pienso de que las cosas no marchan.

El vocabulario vulgar urbano se vale de los siguientes procedimientos:

a) Metáforas: pelota ‘cabeza’, guita ‘dinero’.


b) Jerga de maleantes: chivato ‘soplón’.
c) Gitanismos: chaval, parné, pinreles.
d) Supresiones y acortamientos: cole, poli, cine, moto.

2.1.3 Dominio castellano septentrional: características comunes

a) Asibilación de la /-d/ implosiva en [θ]: Valladoliz, saluz.


b) Tonicidad del posesivo antepuesto al nombre: mí casa, tú madre.
c) El habla montañesa (Santander) conserva el uso medieval de artículo ante
posesivo: el mi muchachu.
d) El habla de Burgos y La Rioja presenta, entre otros rasgos, el condicional por
el imperfecto de subjuntivo en los periodos hipotéticos (“si tendría, daría”), y
las formas de primera persona toman una –i final para distinguirlas de las de
tercera persona: yo comíai, comeríai, etc.
e) El castellano hablado en León ofrece características asociadas con el dialecto
astur-leonés como el perfecto simple en lugar del compuesto: fuiste ‘has ido’.

2.1.4 El dialecto astur-leonés

Este dialecto, al que también se le denomina bable, confluye con el gallego en la


zona occidental de León. Entre sus rasgos más peculiares podemos destacar:

a) Vocales finales /-i/, /-u/: mediu, esti.


b) Uso del artículo con posesivo tónico: la mí casa.
c) Diminutivo –ín, –ino: hombrín, culín (de sidra); en Santander, tierruca,
pañueluco.
d) Cae la /-e/ final de las terceras personas: tien, pon, quier.

En la parte septentrional del dominio leonés se palataliza la /l-/ inicial (llobu


‘lobo’), se emplea el tiempo simple por el compuesto (vine ‘he venido’), y el pronombre
átono conserva la colocación medieval: diome, de lo pagar, etc. En la franja occidental se
conserva la /f-/ inicial (farina, facer). Tiene mucho arraigo en todo el dominio la
diptongación ante yod (nuechi ‘noche’, yes ‘es’). El astur-leonés emplea /š/ como
resultado de /g + e, i/ (xelar ‘helar’) y del antiguo fonema /ž/ (xudío, baxu ‘bajo’);
además, en lugar de la /x/ castellana emplea /y/ (muyer ‘mujer’, ureya ‘oreja’). Es
habitual la fusión del artículo con la preposición: pola tierra, nas casas.
En el centro de Asturias y el valle santanderino del Pas, la vocal tónica se cierra
ante /-u/ final; por ejemplo, pirru ‘perro’, y se da el neutro de materia (la sidre nuebu da
gustu bebelo). La /-a/ final de los plurales se convierte en /-e/: les cases, guapes. Los
vaqueiros pronuncian la ‘j’ como ‘ch’: viechu ‘viejo’, fichu ‘hijo’; por otra parte, existen
variantes para la /l-/ o la /-ll-/ que se articulan con sonido cacuminal o /ĉ/: tseite ‘leche’,
batse ‘valle’, chuna ‘luna’.
La zona occidental es la más arcaizante por la conservación de los diptongos /ei/,
/ou/: cantei, roubar, y la /-e/ final (necesidade, rede). En las zonas más próximas a
Galicia se da la solución /it/: feito ‘hecho’, muito ‘mucho’. En los pretéritos se conservan
formas antiguas como cantoron, dijoron [dišoron], y segundas personas tomades,
podedes.
2.1.5 El aragonés

Es un dialecto recluido en valles pirenaicos, aunque se percibe su influencia


lingüística en zonas más al sur como en el empleo del diminutivo –ico (ratico), o los
pronombres yo, tú como términos de preposición (pa yo, a tú), etc. El aragonés comparte
rasgos con otras zonas peninsulares no castellanas: farina, tsugo ‘jugo’, dito ‘dicho’,
abella ‘abeja’, tešer ‘tejer’, tiengo ‘tengo’, fuogo ‘fuego’.
Al igual que en catalán se conservan los grupos iniciales de clamá ‘llamar’, plan
‘llano’, y como el leonés hace los plurales verbales en –oron (comproron); haber
equivale a tener (he fambre ‘tengo hambre’), y ser se emplea por haber (yes veníu, ‘es
venido, ha venido’). En las zonas orientales de confluencia con el catalán se observan
rasgos de esta lengua como la palatalización de la /l-/ inicial (lluen ‘lejos’), gent ‘gente’
frente a chen, y plurales femeninos (les cases).
En Valencia se da un tipo de seseo con /s/ apico-alveolar: ensender, cabesa. En
Fanzara, Énguera, etc., se conserva la distinción entre /s/ sorda y /z/ sonora: /sinko/, /laz
ermanas/. También se distinguen la /b/ oclusiva y la /v/ fricativa: /bever/.

2.1.6 Rasgos generales del español meridional

El yeísmo es rasgo general del idioma de origen andaluz que llega hasta Madrid,
diciendo caye ‘calle’, yorar ‘llorar’. A veces, la /y/ llega a sonar vibrante o rehilante [ž].
Otro rasgo muy extendido es la aspiración o pérdida de la /-s/ implosiva: [loh ombreh].1
En andaluz oriental y murciano la desaparición de /-s/ trae como consecuencia la abertura
vocálica y el alargamiento de la duración: [pesete] ‘pesetas’, [olibé] ‘olivar’. Desde
Toledo hasta Andalucía tiene mucha implantación la neutralización de /-r/ y /-l/
implosivas: [muhél] o [muhé] ‘mujer’, sordao ‘soldado’ asimilación ante nasal o líquida:
[kánne] ‘carne’. Otro aspecto fundamental es la relajación de las consonantes sonoras
interiores como la /d/: vestío, deo, mare. También se conserva la aspiración [h]
procedente de la /f-/ latina: [humo], [ahogar], que confluye en la pronunciación con los
resultados de /x/: [diho] ‘dijo’, [oho] ‘ojo’.

1 Decía Galdós de Fortunata que “las eses finales se le convertían en jotas sin que ella misma lo notase ni
evitarlo pudiese” (Lapesa 1981: 503).
2.1.7 El andaluz

Además de los rasgos propios del castellano meridional, el dialecto andaluz se


distingue del castellano por la pronunciación de la /s/ predorsal (el ápice de la lengua en
los incisivos inferiores) o coronal (en los incisivos superiores), y por el fenómeno
fonético del seseo (sielo ‘cielo’, pasiensia ‘paciencia’) y del ceceo (iglecia ‘iglesia’, coza
‘cosa’). Otra peculiaridad del andaluz es la relajación de la /ĉ/ con resultado de /š/
fricativa: noshe ‘noche’, mushasho ‘muchacho’.
En la zona occidental se emplea exclusivamente el pronombre ustedes en lugar de
vosotros, que se une en el habla popular a formas de la segunda persona del plural, y al
pronombre reflexivo se en lugar de os: ustedes se vais.
El léxico andaluz conserva muchos arcaísmos, voces mozárabes y arabismos
desaparecidos en el resto de España como aljofifa ‘bayeta’. También se detectan en
andaluz rasgos leoneses como consecuencia de la Reconquista: prato ‘plato’; y el
diminutivo aragonés en la zona oriental: cabayico ‘caballito’, perrico.

2.1.8 El extremeño, el murciano y el canario

En el extremeño se mezclan características, por un lado, del leonés (Cáceres)


como la epéntesis de la /i/ semiconsonante (matancia) o la apócope de las terceras
personas del presente diz, tien, vien, y por otro, de las hablas meridionales (Badajoz)
como la [h] aspirada procedente de /f-/ ([harina]) o la aspiración de la /-s/ implosiva ([loh
amígo]). En algunas zonas como Serradilla se conserva la /v/ labiodental, y la /z/ sonora
en comarcas de Cáceres.
En el murciano se observan características del aragonés y el catalán como la
palatalización de la /l-/ inicial (llengua, lletra) o el sufijo diminutivo –ico (cansáica). En
el panocho, habla de la huerta murciana, se da la neutralización de /-r/ y /-l/ implosivas
como en las hablas meridionales: calne, bardosa ‘baldosa’. En Cartagena hay seseo y
yeísmo.
El canario exhibe rasgos andaluces como el seseo predorsal, y ceceo en el campo
de Tenerife; en la Gomera se conserva una /z/ sonora ([káza], [kézu]), que a veces se
convierte en /d/ fricativa (cada ‘casa’). También se aspira [h] la /f-/, y la /-s/ implosiva
([íhla], [illa]); la /-l/ implosiva pasa a [-r] (arquiler). El yeísmo impera en Gran Canaria y
Tenerife. La /ĉ/ se articula con un fuerte componente oclusivo (mutyatyo ‘muchacho’). En
la morfología se emplea el ustedes en lugar de vosotros, y el perfecto simple por el
compuesto: ¿te caíste, mi niño? El léxico canario conserva voces guanches,
portuguesismos (cachimba ‘pipa’) y americanismos (guagua ‘camión, autobús’).

2.1.9 El judeo-español

Las comunidades sefardíes, repartidas por el Mediterráneo oriental, el Imperio


Otomano, y el norte de África (la “haquitía”) han seguido hablando, tras la expulsión de
los judíos en 1492 y de Portugal en 1496, un castellano con rasgos arcaizantes propios de
la Baja Edad Media. Los sefardíes holandeses e italianos perdieron pronto (siglo XVII) su
identidad lingüística. Se trata, por tanto, de un dialecto arcaico del español, pero con
fuerte impronta del francés (aferes ‘negocios’), del italiano (alora ‘entonces’) y de
hebraísmos, turquismos, arabismos (desmazalado ‘desgraciado’ < hebr. mazal); además,
se halla en claro retroceso porque las nuevas generaciones van asimilándolo al español
estándar. Se registran muchas creaciones léxicas con base hispana y un grado de
sufijación muy vivo: cansería ‘cansancio’, cayadez ‘silencio’, fiestar ‘celebrar’, prisozo
‘urgente’.
Los documentos y textos de hebreos españoles presentaban desde antiguo
características propias como la locución conjuntiva pienes que ‘a causa de que, porque’, o
la figura etimológica y acusativo interno (“enfuercen enna vendida esta forzamiento
conplido”; “atestiguaban testiguamiento de falsedad”), y léxico (dinah ‘ley’, qahal
‘asamblea’). Las traducciones bíblicas (Biblia de Constantinopla, 1547; Biblia de
Ferrara, 1553) destacan por su fidelidad al texto hebreo, lo que las hace incomprensibles
en algunos pasajes calcados.
El judeo-español presenta yeísmo, seseo y ceceo; pero distingue una /s/ dental
sorda (/sinko/) y una /z/ dental sonora (/hazer/, /hermoza/). Se mantienen los fonemas
palatales del castellano medieval /š/ y /ž/: /dišo/ ‘dijo’, /žugar/ ‘jugar’, pero en Marruecos
no, donde se ha consumado el cambio a la fricativa velar sorda /x/ (mujer). La /v/ es
labiodental en Sarajevo, Bucarest, Salónica y otros puntos. Subsiste la labial implosiva
(bivda ‘viuda’, sivdad ‘ciudad’). Se desarrolla una velar sonora ante /we/: güeso, güerto.
Se palataliza la /s/ ante oclusiva velar /k/, rasgo también del habla de los moriscos
(Aragón) españoles: moxca, buxcar. Hay tendencia a palatalizar los finales de la segunda
persona del plural: vosotros sox. En el imperativo perduran las formas antiguas (salidvos,
tenedlo) con metátesis de la líquida (pagalde, azeldo).
Las formas gramaticales son arcaicas en el judeoespañol de Oriente; persisten só,
estó, vó. Se oyen voces antiguas como agora ‘ahora’, mercar ‘comprar’, adobar
‘preparar’, etc. Se mantiene el grupo /mb/ (palombica), elemento dialectal leonés, y
destaca la presencia de muchos lusismos: anožar ‘enojar’, froña ‘funda’, etc. Algunas
innovaciones propias del judeo-español son, por ejemplo, que la /ñ/ se descompone en /ni/
(aniu ‘año’, puniu ‘puño’) en Bucarest, o la /s/ ante el diptongo /ue/ genera una /f/ o /h/
aspirada: esfueño o ishueño ‘sueño’. Se mantiene la construcción con el verbo caler (cale
que digas ‘es necesario que digas’), subsistente en aragonés y catalán; el uso del gerundio
siendo como conjunción causal: “y no los tocan en la mano, siendo salía a camino”. Se
usan mos ‘nos’ y vos como pronombres: vós no sabex ande está; alguno o ninguno en
lugar de alguien o nadie. El sufijo mayoritario es –ico, como en aragonés.
Los sefardíes conservan amorosamente viejas tradiciones folclóricas españolas
representadas por canciones y romances.

2.1.10 El español de América

En América se distinguen varias zonas dialectales:


a) Caribeño (Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo): base andaluza-canaria
(aspiración o pérdida de /-s/ [nohotro], realización fricativa del fonema correspondiente a
la ch, yeísmo, lateralización o vocalización de la -r [beldá, táide]). Anteposición del
pronombre sujeto en las interrogativas (¿Dónde tú vive(s)?). Se usa ustedes; se prefiere el
perfecto simple (salió) al compuesto (ha salido)
b) Mexicano: seseo, yeísmo; mantenimiento de una /s/ dental sin aspirar salvo en
zonas costeras; vocales caedizas del tipo ant’s, pes’s, noch’s y diptongación de los hiatos
(/tjatro/, /pjor/, /twaya/). Forma plural incorrecta en los pronombres: Di el libro a tus
padres – se los di; usos impersonales en plural: hubieron muchas fiestas; dequeísmo: me
dijo de que lo haría. Del náhuatl se toman cacao, chocolate, tomate, tequila, etc. En la
península de Yucatán se da bilingüismo castellano-maya.
c) América central: se deshacen los hiatos (/pjor/); en zonas rurales se vocalizan
los grupos consonánticos (/perfeito/), la /f/ se realiza como [h] ([hwerte]) y también la /s/
se aspira ([heñora]). La /y/ del yeísmo es muy débil: /cuchío/ ‘cuchillo’. Otros rasgos son
la velarización de /n/, y el tratamiento de /s/, /x/ y asibilación de /r/. Se emplea el voseo
para el tratamiento de confianza (vos tomás). En Panamá y Costa Rica no se pospone el
sujeto en las interrogativas: ¿qué tú quieres? De las lenguas antillanas provienen
barbacoa, papaya, yuca, etc. También se observan anglicismos como aplicación
‘solicitud’.
d) Andino: El verbo ser actúa de focalizador (yo vivo es en Caracas); en
Venezuela se da también el rotacismo ([borsa]) y el lambdacismo ([puelta]), además de
voseo, cláusulas relativas con pronombres reasuntivos (la señora que yo estaba hablando
con ella es mi jefa), futuro morfológico empleado para expresar duda o conjetura frente al
perifrástico para expresar hecho venidero (Pedro va a venir). En Colombia, por otra
parte, se distingue el costeño con /-s/ dental o aspiración, yeísmo, pronunciación más
relajada; y el andino con zonas de conservación de la oposición ll-y y la pronunciación de
la /s/ más próxima a la castellana. Esta misma diferencia dialectal entre tierras bajas y
altas se observa en Perú (de sustrato quechua y aimara), pero en la zona andina la
distinción es entre /y/ y una palatal rehilante; además, se constata la tendencia a la
velarización de las nasales, y asibilación o sonido retroflejo de las vibrantes. En el
español andino se da el leísmo y el loísmo, y la elisión pronominal (esa papa nueva o
trigo también ponemos) influida por la sintaxis quechua, el posesivo redundante (su casa
de usted), formas perifrásticas en los verbos (perífrasis de futuro y perfecto compuesto),
diminutivos (vente corriendito). En Bolivia se unen el quechua, el aimara y el guaraní; se
mantiene el fonema de la /λ/, aunque en las zonas rurales se aprecia la aspiración de la /-s/
implosiva, /h/ y la /r/ (hablahle, abrihlo). Se usa mucho el diminutivo (ahorita,
ahoritinga -guaraní-, chiquitinga). En el verbo se reemplazan formas simples por
compuestas o perífrasis verbales; en el imperativo se desplaza el acento: pedíle, vení.
Arcaísmos en la conjugación: trujo, vide. Se usa el voseo para el tratamiento familiar. Se
dejan sentir los préstamos de lenguas nativas; por ejemplo, k’asa ‘persona a la que le falta
uno o más dientes incisivos’. En Ecuador tenemos que reseñar: asibilación de la /r/ en la
sierra frente a la costa, donde se aspira la /-s/ y hay yeísmo. El serrano añade el artículo a
los nombres propios (el Ecuador); en la sierra se articula la /λ/ pero también cashe,
cabasho; del quechua se conserva una /z/ sonora. En Paraguay, por su parte, es oficial el
guaraní. Allí se dan cambios acentuales (véngamos, váyamos), se aspira /f-/ como huente,
huera, algún rastro de v labiodental, se aspira o desaparece la /-s/ (aunque Alvar 1996:
202 habla de polimorfismo, es decir, distintas realizaciones del fonema por cada
hablante); se asibila la /r/, la /λ/ se conserva; en la morfosintaxis puede encontrarse leísmo
y voseo.
e) Austral: en la zona de Buenos Aires se aprecia una clara influencia del italiano
(pibe) por la inmigración italiana, que da lugar a variantes mixtas como el cocoliche, y
una plétora de italianismos en el lunfardo, argot delictivo en su origen. Más al norte se
aprecia la influencia del portugués brasileño. El seseo es general, pero en el interior del
país también se halla ceceo; aspiración y elisión de la /-s/ es habitual. El yeísmo es
mayoritario con pronunciación rehilada que irradia desde Buenos Aires, aunque existe
una tendencia acusada hacia el ensordecimiento; en el interior de Argentina la /r/ se
articula asibilada. Se emplea el voseo, generalmente con la conjugación monoptongada
del tipo (vos cantás), y se emplea el ustedes por vosotros. La forma sintética del futuro se
reemplaza por la perífrasis de ir a + infinitivo (al igual que en México). Léxico marinero
como virar ‘doblar’, playa ‘lugar de estacionamiento’. En Uruguay se distingue una zona
norte (dialectos portugueses) de una zona sur. Se da pérdida de /-s/ y apertura vocálica (e,
o). Montevideo comparte con Buenos Aires el seseo, yeísmo rehilante, aspiración y
elisión de la /-s/. Predomina el voseo (vos comés), sobre todo, en zonas rurales, pero la
clase media alta usa tú cantás en Montevideo. En Chile encontramos rasgos parecidos de
base andaluza: aspiración o pérdida de la /-s/, yeísmo con islotes lleístas; muy
característico de Chile es la articulación mediopalatal de las velares /k, g, x/ y la
asibilación de la /r/ y el grupo /tr/; el voseo se da en el nivel vulgar (en confianza y
situaciones informales) y el empleo de tú en el culto; predominio del futuro analítico,
sobre todo a nivel popular. Convive en zonas con el mapudungu o mapuche (provincia de
Cautín).
f) EE.UU: el yeísmo tiene una y muy abierta (anío ‘anillo’, colmío ‘colmillo’).
Hay anglicismos por doquier: escuela alta, choc ‘tiza’, octopus. En Luisiana se nota
mucho la influencia canaria y el cajún, francés propio de la Luisiana, como en bayul <
bayou ‘brazo del río’.
g) Filipinas e Islas Marianas: después de la independencia de España en 1898, se
ha establecido una legislación contraria al uso del español en Filipinas.
Aproximadamente lo habla un 3 % de la población. Muchos hispanismos (20 %) en el
tagalo y el cebuano (benta ‘venta’, sugal ‘jugar’, barahá ‘baraja’, kopita ‘copita’, menos
singko para alas otso ‘las ocho menos cinco’). El chabacano es un dialecto criollo mezcla
de español (80-90 %) y tagalo. Las lenguas filipinas, al no tener /ch/, articulan la africada
palatal como /ts/, -r>-l en algunas palabras (polque, talde); la /f/ bilabial se sustituye por
/p/ (plor ‘flor’); en la morfosintaxis del chabacano se puede señalar: kamé o kitá
‘nosotros’, kamó ‘vosotros’, ta jugá ‘juega’ (ta<está), ya soná ‘sonó’; acabau el piesta ya
bolvé kamé ‘acabada la fiesta, regresamos’. En la pronunciación del español hay
tendencia al seseo, no hay yeísmo, y se prefiere el leísmo. En el léxico tubero ‘fontanero’,
gabinete ‘armario empotrado’. Por otra parte, en las Islas Marianas (Guam) el chamorro
es una lengua mixta hispano-austronésica; el inglés es mayoritario, el español se conserva
en villancicos de Navidad y es residual (poquísimos hablantes con seseo, yeísmo y faltas
de concordancia). La pronunciación del español de las Marianas se asemeja a la del
chamorro, donde puede contabilizarse un 50-60 % de léxico español.

La complejidad del español de América hace que tengamos que tener en cuenta
fenómenos lingüísticos de superestrato (influencia del español sobre las lenguas
indígenas, sobre todo, el quechua de Perú, el guaraní de Paraguay y el náhuatl de
México), adstrato (coexistencia y bilingüismo), y substrato (influjo de una lengua
eliminada sobre la eliminadora). Por otra parte, es relevante para la comprensión de las
variedades del español de América las zonas o regiones de las que procedían los
primitivos colonizadores. Muchas lenguas amerindias están extinguiéndose. La
proporción de hablantes de lenguas indígenas monolingües o bilingües es menor que la de
hablantes monolingües del español, salvo entre los hablantes de lenguas mayas (sur de
México, Yucatán), el quechua y el aimara (Perú, norte de Chile, Bolivia) y el guaraní
(Paraguay).
Algunos fenómenos fonéticos de la dialectología americana no se deben a
indigenismo, sino posiblemente a la evolución interna que se da en otros territorios del
mundo hispánico; por ejemplo, la pérdida de las vocales (“caedizas”) en el español de
México (viej’sit ‘viejecito’, pas-sté ‘pase usted’, s’señora ‘sí señora’). Otros casos sí
parecen deberse a influencia indígena como la confusión de vocales en el español de
Ecuador, Perú y Bolivia, porque el quechua y el aimara tienen un sistema de solo tres
vocales (me veda ‘mi vida’, mantica ‘manteca’). Además, con toda probabilidad, es
también un fenómenos sustrático la entonación hispanoamericana. Por otra parte, algunos
rasgos morfosintácticos típicos del español de América pueden revelar influencia
indígena; por ejemplo, del guaraní el sufijo /-kué/ (su noviakué ‘la que fue su novia, su
exnovia’) o la partícula interrogativa pa (esa Isabel ¿le conoce pa? ‘¿conoce a esa
Isabel?). Sin embargo, la contribución más importante al español por parte de las lenguas
indígenas se refiere al léxico: del taíno (hoy desaparecido en la zona del Caribe)
provienen canoa, cacique, etc.; del náhuatl (México), cacao, chocolate, tomate, etc.; del
quechua, papa, cóndor, etc. El elemento lingüístico afroamericano, más presente en el
español de las Antillas, ha dado lugar a préstamos como banana, samba o mucama
‘criada’.
En cuanto a la fonética general del español de América, se da la presencia de
muchos rasgos atribuibles a influjo del andaluz, particularmente en las Antillas, el Caribe
y las zonas costeras: yeísmo, aspiración de la /-s/, pronunciación de la /s/ dental (o
ciceante), neutralización de /-r/ y /-l/ (a veces con vocalización: taide ‘tarde’, poique
‘porque’), seseo, ceceo, etc., que se deben al alto grado de emigración andaluza y, en
especial, sevillana entre los colonizadores. La conservación de /λ/ palatal lateral, sobre
todo en tierras del interior o tierras altas, viene favorecida por la presencia de ese fonema
en las lenguas indígenas, aunque en muchas otras se pronuncia rehilada como en
argentino, que en articulación vulgar puede ensordecer en [š]: calle > caye > caže > caše.
Por otro lado, vascos y riojanos se asentaron en el norte de Argentina, Chile, Paraguay, lo
que explica algunos rasgos lingüísticos de esas zonas, que las distinguen del resto del
continente (leísmo, ausencia de yeísmo).
El voseo predomina en áreas de Argentina, Uruguay, Paraguay, y América
Central, y en otras alternan tú y vos. Se emplea ustedes para el plural de respeto. Es
frecuente el uso del diminutivo en –ito (ahorita, platita); se tiende al adjetivo en lugar del
adverbio: “nos íbamos a ir suavecito”, “¡qué lindo habla!”. Desde Centroamérica hasta el
Perú se emplea el pronombre yo como término de preposición: “será para yo”, “se rieron
de yo”. Se mantiene la distinción casual en los pronombres lo, le, la. Más arraigo que en la
Península tiene la forma –ra del subjuntivo, que se emplea en sustitución del
pluscuamperfecto, del presente o del condicional: “no le guardara rencor si viniera a
pedirme perdón”. Las perífrasis con valor de futuro abundan: he de contar, va a decir; o
bien, con valor de imperativo en la zona andina dame cerrando la puerta ‘cierra la
puerta’. Aparece un lo redundante como marca de complemento directo: “¿Me lo va a
firmar la libreta?”, que corresponde al sufijo acusativo –ta del quechua. Pero otras veces
se dan simplemente frases con complementos directos nulos: ¿Viste mi reloj? No, no vi.
También en el español andino es frecuente el uso del diminutivo (nomasito, corriendito).
La locución adverbial no más, aparte del sentido restrictivo, se emplea con valor enfático:
hable no más ‘hable de una vez’; el adverbio recién con el sentido de ‘apenas’: recién
habíamos llegado.
El léxico americano mantiene como arcaísmos términos con acepciones propias
del vocabulario peninsular del siglo XVII; por ejemplo, recordar ‘despertar’, vidriera
‘escaparate’. También se detectan andalucismos (amarrar ‘atar’), de Canarias (mordida
‘mordisco’), leonesismos (fierro), lusismos, etc. Son muchos los cambios semánticos que
se aprecian; por ejemplo, vereda ‘acera’, volcán ‘montón’; las acepciones obscenas de
coger ‘coito’, concha ‘vagina’; los eufemismos: ultimar ‘matar’, moreno ‘negro’. Los
italianismos son muy abundantes en el Río de la Plata, y los anglicismos en el Caribe
(Cuba, y Puerto Rico, donde el inglés es cooficial) y Centroamérica (troque ‘camión’,
aplicación ‘solicitud’). Muchas comunidades centroamericanas (desde Belice hasta el
Canal de Panamá) hablan un inglés criollo en competencia con el inglés estándar, el
español y la lengua indígena. El vulgarismo es también frecuente (piaso ‘pedazo’, tuavía
‘todavía’, güeno ‘bueno’) mezclado con arcaísmos (agora, melecina). Se utilizan formas
con desplazamiento acentual del tipo máestro, páis, etc. En las Antillas neerlandesas
(Curazao, Aruba y Bonaire) se habla el criollo papiamento con acento tonal y
conjugación verbal de lenguas africanas, así como rasgos del portugués sefardí y del
holandés: el vocabulario es en un 66 % de origen ibérico, 28 % holandés y 6 % de otros
orígenes (Alvar 1996: 77).
En Estados Unidos se da una variedad conocida como spanglish, parecido al
yanito (Gibraltar), un tipo de lengua híbrida de español e inglés, en la que abundan los
calcos del tipo te llamo para atrás ‘devuelvo tu llamada’, o el empleo más acusado de los
pronombres de sujeto (obligatorios en inglés y prescindibles en español). En cuanto al
contacto del español con lenguas criollas afroamericanas, podemos mencionar el
palenquero (San Basilio de Palenque, Colombia), donde la negación y los posesivos se
posponen: “yo no conocí al abuelo mí”, “Nosotro no quedamo con ese grupo no”; o bien,
el kréyòl haitiano, que se difundió por Cuba, así como el criollo afroinglés de Jamaica.

Referencias bibliográficas

Alvar, Manuel (dir.) (1996): Manual de dialectología hispánica. El español de América,


Barcelona, Ariel.
Cuervo, Rufino José (1955): Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo.
Granda, Germán de (2002): Lingüística de contacto: español y quechua en el área andina
suramericana, Valladolid, Universidad de Valladolid.
Lapesa, Rafael (1981): Historia de la lengua española, Madrid, Gredos.
Lipski, John (1996): El español de América, Madrid, Cátedra.
Weinreich, Uriel (1953): Languages in contact. Findings and problems, The Hague,
Mouton.

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