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PROYECTOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO.

La fase de diagnóstico.

El diagnóstico es la fase del proyecto en la que se determinan los problemas y necesidades de


una comunidad o de un grupo que es objeto de nuestra intervención.

Se determina la jerarquización de estos problemas y necesidades y se identifican los factores


que actúan de forma favorable, desfavorable o neutra para alcanzar los objetivos o la finalidad
que nos proponemos.

Para incorporar la perspectiva de género en un diagnóstico es esencial incluir en la recogida de


datos, variable sexo, así como criterios de análisis que reflejen las relaciones sociales de
género que se establecen entre mujeres y hombres.

Se trataría de:

1. Obtener datos desagregados por sexo:

Se debe tratar a la población objeto de intervención, teniendo en cuenta su diversidad (de


género, etnia, clase social, zona de residencia) y no como un colectivo homogéneo. Es
imprescindible recopilar datos desagregados por sexo, tanto de tipo cuantitativo como
cualitativo, no sólo en relación con la problemática a abordar, sino también de tipo contextual
(datos sobre empleo, educación)

Si hablamos, por ejemplo: de un proyecto en un centro para mujeres con hijos a cargo,
tendremos que elaborar un diagnóstico sobre la población acogida para el que tendríamos que
contar con datos específicos sobre este ámbito, tales como "Población acogida por sexo y
edad", "Población acogida por sexo y pertenencia étnica", "Población acogida por sexo y
motivo de ingreso", "Principales demandas del colectivo de personas acogidas según sexo",

2. Identificar las diferencias de género y analizar las causas de estas diferencias

Una vez obtenidos los datos, se trataría de identificar y describir las diferencias que ponen de
manifiesto, analizar la información identificando las particularidades de cada sexo e
interpretándola, teniendo en cuenta las causas sociales que han generado estos desequilibrios.

En el análisis de la información es necesario reflejar lo siguiente:

*PAPELES QUE DESEMPEÑAN HOMBRES Y MUJERES

*IDENTIFICAR INTERESES Y PRIORIDADES DE HOMBRES Y MUJERES

*DETECTAR DIFERENCIAS DE ACCESO

De no ser así, sería necesario, compensar este desequilibrio con acciones positivas. Entendidas
como aquellas medidas específicas a favor de las mujeres para corregir situaciones patentes de
desigualdad de hecho respecto a los hombres. Tales medidas, habrán de ser razonables y
proporcionadas en relación con el objetivo perseguido en cada caso.

Para ello, debemos tener en cuenta que:


Se trata de un conjunto de medidas cuyo objetivo es crear las condiciones de cambio en la
condición social de la mujer.

Posibilitan una intervención temporal a favor de las mujeres mediante la vía legislativa o
mediante acuerdo-pacto colectivo o una mezcla de ambas.

Se pretende eliminar los obstáculos existentes para la consecución de la igualdad real, tanto en
la implantación de normas como en los hábitos cotidianos y/o costumbres.

Compensar los efectos que la discriminación histórica padecida por las mujeres ha producido y
fomentar la participación de las mujeres en ámbitos de los que hasta ahora ha sido excluida.

¿Con qué HERRAMIENTAS contamos?


1. DIMENSIONES DE GÉNERO.

Es importante focalizar la atención e investigar sobre ciertos aspectos que, normalmente, no


están en un primer plano o simplemente no se tienen en cuenta cuando se programan
proyectos aparentemente neutros dirigidos a la población en general.

Hablamos de un conjunto de tres dimensiones que se han revelado imprescindibles para


integrar la perspectiva de género. Veamos cada una de ellas:

La primera dimensión: Roles. Mediante esta dimensión, es posible entender la globalidad del
proceso socioeconómico teniendo en cuenta la interrelación entre los sistemas mercantil,
familiar, y público, haciendo visibles las funciones sociales que vienen desarrollando mujeres y
hombres en los ámbitos productivo, reproductivo y de participación social.

En este análisis de roles debemos necesariamente tener en cuenta:

1. la relación existente entre el trabajo y el empleo, intentando identificar la carga de


trabajo suplementaria que las mujeres tienen.
2. Una información precisa sobre estos dos aspectos proporciona una buena fuente de
ideas para actuar en el eje de conciliación de la vida familiar y profesional, así como
una mirada distinta a la hora de interpretar factores como la mayor o menor
disponibilidad para el acceso, la promoción o la permanencia en el empleo y/ o la
formación.
3. El uso del espacio y el tiempo de mujeres y hombres. Constituye un aspecto clave para
la planificación. Conviene conocer tanto el tiempo dedicado por hombres y mujeres al
trabajo remunerado y no remunerado como la distribución de tiempos fuera de estos
parámetros.

Estos datos dan idea de la disponibilidad para participar en el proyecto que se planifica y
ayudan a anticipar medidas concretas para que ésta no se convierta en un factor de exclusión
de ninguno de los colectivos destinatarios hacia los que se dirigen las actuaciones.

Del mismo modo conviene conocer el uso de espacios sociales y comunitarios que hacen
mujeres y hombres ya que esta información resulta una herramienta útil para la ubicación
física de las infraestructuras del proyecto.

4. El acceso y control de los recursos: en este caso, el término recursos se entiende en


sentido amplio: información, propiedades, dinero, educación, formación, empleo,
promoción y desarrollo de carrera, nuevas tecnologías, servicios de asistencia
sanitaria, vivienda, medios de transporte, poder… conlleva analizar el grado de acceso
y el tipo de control o ausencia del mismo que tienen mujeres y hombres sobre cada
uno de ellos.

Este análisis estructura, al menos, dos tipos de respuestas: la primera relacionada con las
estrategias a implementar para generar un acceso igualitario a los recursos y la segunda con
medidas de empoderamiento de las mujeres.

2. INDICADORES DE CONTEXTO, desagregados por sexo.

Otra herramienta básica es la identificación de indicadores de contexto concretos que ayuden


a describir la realidad social sobre la que se requiere intervenir.

Estos responden a la necesidad de recoger información previa a la ejecución del proyecto con
el fin de comprobar, una vez realizado éste, el cumplimiento de los objetivos previstos.

Son indicadores de contexto, por ejemplo, presencia de mujeres y hombres en el desempleo


por tiempo de permanencia en el mismo; tiempo dedicado por mujeres y hombres al cuidado y
atención de las personas dependientes en el ámbito doméstico…

3. ESTUDIOS ESPECÍFICOS.

Toda esta información se puede extraer también de los estudios específicos realizados
anteriormente y de los encargados por los organismos de igualdad correspondientes que
proporcionarían una visión global, que podría servir de guía para el trabajo sobre el terreno
que estas dimensiones requieren.

No obstante, cada ámbito de actuación (local, regional, estatal, u otros) está llamado a realizar
un diagnóstico de la situación concreta de hombres y mujeres en su territorio.

4. AGENTES IMPLICADOS.

La obtención de la información debe también incluir como herramienta la identificación y


análisis de los agentes implicados. Esta información facilitará el conocimiento de las
necesidades, motivaciones y problemáticas de cada agente afectado por el proyecto pudiendo
así prever las respuestas más idóneas y el papel que jugarán durante el desarrollo de este.

Una vez realizado este trabajo inicial tenemos que ANALIZAR la INFORMACIÓN integrando la
perspectiva de género para realizar un DIAGNÓSTICO sobre la realidad de las mujeres y
hombres en la que se quiere incidir.

Esto significa:

Analizar los datos, de tal manera que se identifique la situación y posición de mujeres y
hombres, poniendo de manifiesto las particularidades de cada género.

Comparar los datos y establecer indicadores relacionales para averiguar las diferencias de
situación y posición, y distinguir las desigualdades existentes entre hombres y mujeres.

Interpretar la información atendiendo a los factores causales que han generado esos
desequilibrios y que, aún hoy, lo mantienen.

Este diagnóstico debe proporcionar un conocimiento de la realidad del territorio y de la


población que refleje claramente las desigualdades, por razón de género y relaciones de poder
entre mujeres y hombres en cuanto a la participación de ambos en las esferas productiva,
reproductiva y social.

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