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Colegio Mayor Universidad Del Rosario

Taller Ateísmo y espiritualidad

Alumnos: Adriana Esguerra, Paula Rodríguez, Juan Diego Campos, Santiago Cárdenas,
Camilo Ávila y Remberth Hernandez Colpas

Profesor: Sebastián Pereira Restrepo

Fecha: 7 de mayo de 2020

1) De acuerdo con André Comte Sponville (en adelante A.C. Sponville), la


espiritualidad se trata de un campo más elevado del ser humano, se
trata de una faceta metafísica del ser humano; hablamos de una
extensión espiritual del ser, la cual no puede ser comprendida
únicamente desde la religión, ni ser alimentada exclusivamente de la
misma. La espiritualidad se trata, entonces, de una faceta no biológica
de diferenciación entre los seres humanos y los animales.
2) De las experiencias propuestas por A.C. Sponville, resalto aquella
descrita en el aparte de la inmanensidad, la contemplación del cosmos
al sentarse en el campo en medio de una noche negra y despejada,
para poder observar las constelaciones; se trata entonces de una
actividad que, a simple vista, puede ser realizada por cualquier persona;
sin embargo, se trata de una actividad de contemplación del cielo.
Lo expuesto por el autor se expone como una experiencia espiritual
atea, toda vez que el ser humano entra en una práctica que va más allá
de la contemplación desde el pensamiento religioso ni de un
pensamiento sobre Dios, sino sobre la apreciación de la existencia
misma, del reconocimiento de la pequeñez de nuestra existencia en un
mar de infinito que nos rodea; nos lleva el autor ante un reconocimiento
de la inmensidad de la naturaleza frente a lo diminuto de nuestro paso
por el tiempo y el espacio.
3) De acuerdo con lo estudiado en la obra de A.C. Sponville; la
espiritualidad se recoge como una experiencia metafísica del ser
humano, en la cual el espíritu se extiende como una de las facetas que
componen al ser humano, como parte de la experiencia física del ser, en
la cual se establecer el reconocimiento de lo efímero de la vida frente a
la características de permanencia y atemporalidad de la existencia, de lo
infinito de la naturaleza y el cosmos frente a nuestro paso en el tiempo y
espacio de la presencia en este plano.
Para dar mayor argumento a lo anterior, son muchos los ejemplos en los
cuales se puede dar esta experiencia, sin embargo, en el mismo hilo que
propone el autor, esta puede darse al momento de realizar turismo
ecológico, el adentrarse dentro de la naturaleza misma y estar en
contacto con ella, observar cómo los árboles nos rodean en altura y
poder vernos pequeños frente a ese ambiente, contemplar cómo el
ecosistema toma los lugares que le corresponden en aquellas zonas
donde no prolifera la actividad humana.

Lo anterior, puede ser descrito como una experiencia espiritual atea que no sólo
permite la idea de contemplación de la infinidad de la existencia misma y la
presencia de un ser omnipotente que la regula, sino que esta nos permite observar
la imponencia de una naturaleza que no necesita del control del mismo, palpable
esto a partir del conocimiento de la entrada de nuevas especies, el nacimiento de
nuevos animales, sepas, microbios, entre otros; estableciendo con ello la
imposibilidad de la creación como fórmula para el entendimiento de su origen, así
como la inexistencia de una naturaleza dominada por Dios, atendiendo a la idea
de ecosistemas estáticos, toda vez que ese ser supremo no encontraría vía para
la creación constante de las mis

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