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DEPRESION: es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la

pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la
incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, es un trastorno mental
caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza,
asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento.

Los síntomas más habituales son:

Tristeza patológica.

Pérdida de interés.

Disminución de la vitalidad.

Cansancio exagerado.

Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de


la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad
y produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños
esfuerzos. Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de
incapacidad, la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio,
la pérdida de confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración
y la memoria, la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la
libido, entre otros.

¿Cuáles son las causas de la depresión?

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de


Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de
unos determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los
neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina,
componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la
vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de
defensa psicológicos).

Tipos de depresión

Las depresiones pueden clasificarse de una manera sencilla en 3 tipos.

La depresión mayor tiene un origen más biológico o endógeno, con un mayor componente
genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente
y, en algunos casos, guarda una cierta relación con la estación del año.

En contraposición, existe la depresión reactiva, causada por una mala adaptación a


circunstancias ambientales estresantes.

La distimia, antiguamente conocida como neurosis depresiva, que se caracteriza por un


cuadro depresivo de intensidad menor a los anteriores, de evolución crónica (más de dos
años), sin periodos asintomáticos y con sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este
último tipo de depresión parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y
con el estrés prolongado.
La enmascarada, existe un tipo de depresión que, en vez de manifestarse con los síntomas
ya referidos, aparece como molestias orgánicas “somatizaciones” (Desde el punto de vista
psicológico la somatización se entiende como un mecanismo de defensa inconsciente
mediante el cual una persona sin proponérselo, convierte el malestar emocional en un
síntoma físico, desviando así la atención del conflicto psicológico que le genera ansiedad)
o cambios en la conducta.

El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del


subtipo de depresión y será, como siempre, personalizado, por lo que es fundamental una
adecuada relación médico-paciente. Básicamente, el tratamiento se compone de
psicoterapia y farmacoterapia.

Con la psicoterapia, se ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional; se


intentan corregir los pensamientos distorsionados; se explica el carácter temporal y se
desdramatiza la situación; se consigue la participación del paciente en el proceso curativo
y, por último, se enseña a prever las posibles recaídas.

Como tratamiento farmacológico se utilizan ansiolíticos y otros fármacos coadyuvantes,


como las hormonas tiroideas, el carbonato de litio o psicoestimulantes.

Por último, el tratamiento electroconvulsivo, que se realiza en algunas circunstancias


(depresión mayor grave del adulto, depresión resistente), bajo control anestésico y
miorrelajación. Es una técnica segura y sus efectos secundarios sobre la memoria son
habitualmente leves y transitorios. Por razones operativas, económicas y socio-culturales se
reserva a indicaciones muy concretas.

¿Qué son los antidepresivos?

Los antidepresivos son medicamentos recetados para tratar la depresión. Es una


enfermedad médica grave y muy común que afecta su estado de ánimo y su salud mental
en general. Puede hacerle sentir cansado, desesperanzado, preocupado o temeroso.
Puede cambiar su manera de pensar, dormir y alimentarse. La depresión puede hacer que
algunas personas piensen en terminar con sus vidas. Sin embargo, los antidepresivos pueden
ayudar a muchas personas con depresión. Los investigadores creen que los antidepresivos
pueden ayudar a mejorar la forma en que su cerebro usa ciertas sustancias químicas que
controlan el estado de ánimo o el estrés

Tipos de antidepresivos

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina norepinefrina (realizan cambios en la


química cerebral y en la comunicación de los circuitos de las células nerviosas cerebrales
que se sabe que regulan el estado de ánimo, para ayudar a aliviar la depresión)

Antidepresivos atípicos.

Antidepresivos tricíclicos.

Inhibidores de la monoaminoxidasa.

¿Cómo funcionan los antidepresivos en el cerebro?

antidepresivos cíclicos bloquean la reabsorción (recaptación) de los neurotransmisores


serotonina y norepinefrina, lo cual aumenta los niveles de estos dos neurotransmisores en el
cerebro. Los antidepresivos cíclicos también afectan a otros neurotransmisores, lo cual
puede producir diversos efectos secundarios.

ansiolítico o tranquilizante menor es un fármaco psicotrópico con acción depresora del


sistema nervioso central, destinado a disminuir o eliminar los síntomas de la ansiedad
esperando no producir sedación o sueño. Su efecto inhibidor de la ansiedad se contrapone
al de los fármacos ansiogénicos que generan ansiedad.

¿Qué diferencia hay entre un ansiolítico y un antidepresivo?

“Los ansiolíticos se prescriben para bajar la ansiedad en la fase aguda y durante un periodo
corto de tiempo (2-3 semanas), mientras que los antidepresivos sirven para prevenir la
aparición de ansiedad y están indicados en la fase aguda y en la prevención de recaídas,
durante un tiempo prolongado”,

Antidepresivos naturales

 Meditación. Es una de las prácticas más antiguas y más acogidas en todo el mundo con resultados
altamente beneficiosos para el cuerpo y la mente. ...
 Hierba de San Juan. ...
 Ejercicio y actividad física
 Aprende a reír. ...
 Chocolate. ...
 Vida social.

Omega 3: Mantenimiento de la función cerebral. Mantenimiento del sistema inmunitario.


Reducción de mediadores de la inflamación (citocinas y prostaglandinas proinflamatorias).
Mejora de la neurotransmisión dopaminérgica y serotoninérgica.

El magnesio es un mineral importante que puede beneficiar a las personas con depresión. La
deficiencia de magnesio es común entre las personas con depresión, y la investigación muestra
que tomar suplementos con magnesio puede reducir los síntomas de depresión.

Un estudio aleatorio en 126 personas con depresión de leve a moderada encontró que tomar 248
mg de magnesio por día durante 6 semanas, mejoraba significativamente los síntomas de
depresión en comparación con un placebo.

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