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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
INTERVENCIÓN CLINICA DEL ADOLESCENTE
SECCIÓN: B

TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

REALIZADO POR:
Belzares Maria –C.I 27.757.724
Hernández Sofía- C.I 27.689.179
Jiménez Valeria- C.I 21.428.750
Sierralta Maria V.- C.I 27.196.762
Torres Mariana- C.I 27.822.005

Maracaibo, junio de 2021.

1. Definición
2. Modelos explicativos
3. Causas
a. Factores predisponentes
b. Factores precipitantes
c. Factores mantenedores
4. Características de las personas con TCA
5. Anorexia Nerviosa
a. Criterios del DSM-5
b. Curso
c. Prevalencia
d. Síntomas y trastornos asociados
e. Diagnóstico diferencial
6. Bulimia Nerviosa
a. Criterios del DSM-5
b. Curso
c. Prevalencia
d. Síntomas y trastornos asociados
e. Diagnóstico diferencial
7. Trastorno por Atracón
a. Criterios del DSM-5
b. Curso
c. Prevalencia
d. Síntomas y trastornos asociados
e. Diagnóstico diferencial
8. Evaluación
9. Tratamiento

1. Definición
La APA (1994), plantea en el DSM-IV, que estos trastornos son graves alteraciones que presenta el
individuo en su conducta alimentaria. .
Para Raich (1994), el término trastornos alimentarios se refiere en general a trastornos psicológicos que
comportan graves anormalidades en el comportamiento de ingesta; es decir, la base y fundamento psicológico
se halla en la alteración psicológica.
Los trastornos de la alimentación son afecciones graves que se relacionan con las conductas alimentarias
que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte en áreas importantes de la
vida. Los trastornos de la alimentación más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el
trastorno de atracones.
La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar excesivamente la atención en el
peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas. Estas conductas pueden
tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la nutrición adecuada. Los trastornos
de la alimentación pueden causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y
derivar en otras enfermedades.
Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan en la adolescencia y los primeros años de la adultez,
aunque pueden aparecer a otras edades. Con tratamiento, puedes volver a tener hábitos alimentarios más
saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la alimentación.
2. Modelos Explicativos de los Trastornos de la Conducta Alimentaria
a) Modelo evolutivo de Striegel-More: desarrolla una teoría evolutiva de los trastornos alimentarios, se
hicieron dos preguntas, la primera ¿por qué mujeres? Y ¿por qué adolescentes? Cree que muy
tempranamente las niñas se identifican con su género y éste evidentemente está ligado a las expectativas
de su rol sexual. Hay dos características muy claras de la feminidad: 1) las mujeres están más orientadas
interpersonalmente que los hombres y 2) la belleza es un aspecto central de la feminidad. En su modelo
toma también el conjunto de factores socio-ambientales, la interiorización del rol central, unido a la
presión estresante de la adolescencia y la creencia y adopción del mito de la “supermujer”, podrían
explicar el aumento de dichos trastornos.
b) Modelo de Levine y Smolack: proponen un modelo de interacción de factores en la aparición de
trastornos alimenticios, en el que establecen una continuidad parcial entre lo que denominan dieta no
patológica, trastorno subclínico y trastorno alimentario. El modelo establece que en la dieta no
patológica existe un interés entre iguales y familia en peso, figura y dieta, esto desencadena una relación
causal entre el aumento de peso o cambios en las relaciones heterosexuales, en el conocimiento de la
importancia del atractivo, lo que conlleva a insatisfacción corporal y por consiguiente a hacer dieta, pero
no de tipo patológica. El trastorno sub-clínico se da un aumento de peso, más cambios en las relaciones
heterosexuales, iguales más familia, conllevan a la importancia del cuerpo delgado en la autodefinición,
lo que produce la alteración alimentaria. Y el trastorno alimentario en sí se da cuando a parte de los
procesos anteriores también existe un alto interés en el éxito personal más el complejo de lo estos
autores han llamado complejo de “superwoman”, produciéndose entonces el trastorno alimentario.
c) Modelo de Raich: la presión sociocultural de la esbeltez, junto a la estigmatización de la obesidad,
juegan un papel fundamental en el desarrollo de estos trastornos, funcionan como un filtro y depende de
la vulnerabilidad de la persona, el contexto educativo y familiar que particulariza el modelo estético-
corporal, la baja autoestima, estilo de afrontamiento deficiente y el mito a la “superwoman”
(perfeccionismo y necesidad de aprobación). Si se toma este factor y a su vez se presenta un
acontecimiento que resulte estresante, entonces sobreviene el trastorno alimentario, en cual se observa el
siguiente esquema: Insatisfacción corporal lleva a dieta, lo cual lleva a trastorno alimenticio, que lleva a
una alimentación restrictiva, episodios de hiperfagia, culpabilidad, conductas purgativas, lo que lleva a
depresión y ansiedad y estos a su vez actúan como mantenedores del Trastorno Alimenticio.
3. Causas de los Trastornos de Conducta Alimentaria
Raich (1994), afirma que los clínicos e investigadores han trabajado para encontrar la causa fundamental de los
trastornos. Se han originado gran cantidad de teorías muchas de ellas opuestas. Actualmente nadie cree que
exista una sola causa que explique la aparición de los trastornos alimentarios.
Factores Predisponentes
a. Causas emocionales y afectivas: Las personas que llegan a tener estos trastornos tienen una respuesta
emocional más lábil que otros, o si se quiere son más vulnerables.
b. Características de personalidad: Son más inestables emocionalmente, mas condicionales al castigo,
supresión de reforzadores y presentación de estímulos nuevos, es decir, más sensibles al castigo. Estas personas
reciben más a menudo el diagnostico de trastornos de personalidad, por ejemplo, las bulímicas tienden a ser
diagnosticadas con el trastorno de personalidad boderline en un 38% e histriónico en un 13,1% mientras que las
anoréxicas son diagnosticadas frecuentemente como que presentan el trastorno de la personalidad evitativo en
un 33% y dependiente en un 10%.
c. Características familiares: se han descrito algunos aspectos familiares que pueden tener alguna influencia
en estos trastornos, por ejemplo: familiares de primer grado que presentan trastornos alimentarios, trastornos
afectivos, abuso de alcohol o sustancias, obesidad materna y también estatus socioeconómico alto en algunos
casos (anorexia), edad de los padres más elevadas.
Factores Precipitantes:
a. Acontecimientos vitales altamente estresantes: entre los más conocidos podemos hablar de la muerte de un
familiar próximo, casarse, divorciarse, perder o empezar un trabajo, tener un hijo, etc. La aparición de estas
circunstancias demanda en el sujeto una gran capacidad de respuesta que no dispone, lo cual genera un nivel de
tensión que en el caso de los trastornos alimentarios estos lo pueden desencadenar.
b. Dieta: la dieta restrictiva puede ser la de causa más cercana desencadenamiento de episodios de sobreingesta.
En las dietas rígidas hay una gran cantidad de prohibiciones y no es extraño por consiguiente, que se de esta
reacción.

Factores Mantenedores:
a. Factores cognitivos: Un sistema de creencias se desarrolla y actúa como un molde al que se adapta la
información que llega. Los datos que son inconsistentes con el sistema son desechados o distorsionados a
imagen y semejanza de la creencia dominante. La dieta no solo esta mantenida por la evitación de la situación
fóbica (estar gordo), sino por el refuerzo que recibe al sentirse capaz de controlarse. Le permite autoevaluarse,
en un momento de crecimiento y sentirse "orgulloso" y "triunfante".
b. Afecto negativo: Los episodios de sobreingesta se ven mantenidos porque, por un lado la persona cuando los
inicia se distrae de otras preocupaciones a la que no es capaz de atender, y por otra parte al hecho de que, la
satisfacción que le produce la comida le resulta agradable.
c. Conductas purgativas: El conocimiento de que posterior a la sobreingesta podrían deshacerse de sus efectos
engordantes, les proporciona la seguridad necesaria para llevarlos a cabo.
d. Actitudes de familiares y amigos: en torno a familiares se genera una situación tensa cuando hay algún
miembro con problemas de tipo alimentario. En relación a los amigos en un primer momento son los
reforzadores del adelgazamiento, pero posteriormente pueden alejarse en el intento de hacer razonar al paciente,
quedando este relegado a su soledad y pensamiento distorsionado.

4. Características de las personas con TCA


Las personas que presentan algún trastorno de conducta alimentaria presentan una serie de características
que evidentemente pueden variar de unos a otros, tienen ciertos aspectos en común. Se hará mención de algunos
aspectos cognitivos, de percepción, emocionales, y conductuales que se encuentran con una mayor frecuencia
en dichos trastornos.

Entre las consecuencias físicas más comunes se encuentran:

 Amenorrea. Irregularidades en la menstruación.


 Osteoporosis derivada de la pérdida de minerales en los huesos.
 Retardo crecimiento corporal.
 Problemas de infertilidad.
 Crecimiento excesivo vello corporal.
 Enlentecimiento del metabolismo.
 Hipotermia. Baja temperatura corporal.
 Incremento niveles de colesterol.
 Baja presión sanguínea
 Irregularidad en el ritmo cardíaco, que puede conducir a un paro cardíaco
 Anemia.
 Pérdida del equilibrio de electrolitos, con potenciales consecuencias letales.

Las consecuencias médicas de la bulimia nerviosa abarcan un amplio espectro en cuanto a su gravedad, desde
las menos severas como las sensaciones de hinchazón o fatiga hasta las más graves como fallos renales e
insuficiencia cardíaca, en los casos más extremos.

El abanico de problemas incluye los siguientes:

 Deshidratación.
 Daños, de intensidad variable, en el hígado y los riñones.
 Desequilibrio en los electrolitos.
 Irregularidades en la menstruación.
 Problemas de infertilidad.
 Lesiones cardíacas.
 Problemas gastrointestinales crónicos.
 Pérdida del cabello.
 Erosión del esmalte dental. 
 Crisis epilépticas.
 Úlceras.
El trastorno de comer por atracón puede conducir a problemas de salud relacionados con el peso, como los
siguientes:
 Diabetes
 Hipertensión arterial (tensión arterial alta)
 Colesterol alto y triglicéridos altos
 Hígado graso
 Apnea del sueño

1. Cogniciones: En todos los trastornos, anorexia, bulimia y atracón, se observan aspectos cognitivos
inadecuados que se refieren principalmente a la comida, al peso y a la imagen corporal. Raich (1994),
reseña algunas distorsiones cognitivas derivadas de Beck (1976) y sistematizada por Garner y Bemis
(1982).
En cuanto al peso y la figura, muchas cogniciones en la llamada por Cash (1987, citado por Raich 1994), como
la docena sucia. Es una descripción de los pensamientos automáticos más frecuentes:
● La bella y la bestia: Es un pensamiento dicotómico de “soy atractiva o soy fea” “soy gorda o soy flaca”,
en este aspecto no se aceptan aspectos parciales.
● La idea irreal: Se refiere al uso del ideal social como un estándar de apariencia aceptable. La verdad es
que los estándares varían con el tiempo y que incluso las personas que presentan o se asemejan más a
estas características tampoco están satisfechas consigo mismas.
● La comparación injusta: Las personas se suelen comparar con aquellas que se encuentren en su entorno
diariamente, usualmente estas se encuentran llenas de prejuicios y se compara solo con aquellas que
tienen las características que le gustaría tener.
● La lupa: Se observa únicamente y de manera mas detallada solo aquellas partes consideradas como
negativas de la propia apariencia.
● La mente ciega: Es aquel pensamiento que minimiza o descuida cualquier parte del cuerpo que pueda
considerarse mínimamente atractiva.
● La fealdad radiante: Consiste en empezar a criticar una parte de la apariencia y continuar con otra, hasta
conseguir una bola de nieve en que se haya logrado destruir cualquier aspecto de su figura.
● El juego de la culpa: Hace posible que la apariencia sea culpable de cualquier fallo, o desengaño aunque
no esté relacionado en lo absoluto con ella.
● La mente que lee mal: Es la distorsión que hace posible “lee” o interpretar conductas de los demás en
función de algún fallo en el aspecto corporal.
● La desgracia reveladora: Se refiere a la predicción de desgracias futuras que suceden por culpa de la
apariencia.
● El error de la belleza limitadora: Consiste en poner condiciones a las cosas a realizar que en realidad las
hacen imposibles.
● Sentirse fea: Es un error cognitivo que consiste en convertir un sentimiento personal en una verdad
universal.
● Reflejo del mal humor: Es el traspaso del mal humor o preocupación causada por cualquier
acontecimiento propio del cuerpo.
Es muy importante considerar que tanto las atribuciones, expectativas y creencias irracionales juegan un
papel en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos alimentarios. La expectativa de obtener aprecio de los
demás puede mover a realizar dietas drásticas. Las atribuciones sobre si misma se hacen en función del peso y
la figura, y las creencias irracionales se mantienen sin llevar a cabo ninguna verificación.
2. Percepción: Raich (1994), una de las cosas que ha llamado más la atención de las personas que
padecen trastornos de la conducta alimentaria es que en el caso de estar extremadamente delgada,
afirman con convencimiento estar más gruesas o gordas. De lo que desprende la afirmación de que este
tipo de pacientes tienden a sobreestimar el tamaño de su cuerpo, se sabe que esto es debido al fallo
perceptivo y que la insatisfacción corporal no es una consecuencia de la percepción alterada sino que
parece ser definitivamente la causa.
3. Emoción: Los sentimientos que predominan en las personas que padecen de estos trastornos son
negativos. Sentimientos de tristeza y llanto frecuentemente característicos. Estudios clínicos han
demostrado que la depresión está asociada a la anorexia, bulimia y en general a todos los trastornos
alimentarios. A continuación se destacan los cuatro aspectos a nivel emocional que se ven mayormente
comprometidos en este tipo de trastornos:
● Baja autoestima: Las mujeres que sufren trastornos alimentarios y aun mucho más las mujeres suelen
identificar su autoestima con la de su propio cuerpo. Varios estudios demuestran que el autoestima
general (Raich 1994), las mujeres con trastornos alimenticios tienen extremadamente baja autoestima,
sentimientos de mala persona, miedo intenso al rechazo y al abandono.
● Ansiedad: El miedo que experimenta hacia su propio cuerpo, especialmente hacia la ganancia de peso e
igualmente hacia la comida, se puede definir como de tipo fóbico. El patrón del sueño más característico
es de ansiedad, poca profundidad en el sueño y despertarse durante la noche.
● Trastornos obsesivo-compulsivos: Pensamientos circulares, repetitivos, persistentes sobre la comida y el
peso, comportamientos rituales y comprobaciones repetidas se observan en estas personas. Podrían casi
describirse como obsesivas-compulsivas.
● Pobre relación social y problemas familiares: Las personas que tienen problemas familiares suelen tener
una pobre relación social. Las restricciones sociales que se auto imponen para no ser juzgadas ni
observadas favorecen una cierta fobia social, pues al huir de estas situaciones se sienten más relajadas y
tienden a evitarlas más a menudo. Muchas veces dependen de una persona únicamente la cual puede ser
su pareja o algún miembro de su familia. Una situación de conflicto social se da con la familia, ya que
esta, y especialmente la madre tiene la responsabilidad de la alimentación en el núcleo familiar; cuando
una persona deja de comer, adelgaza o come grandes cantidades de alimentos, crea problemas que
suelen generar mucho malestar, lo cual puede perpetuar y mantener el trastorno.
4. Conducta: En la anorexia nerviosa los comportamientos más relevantes están totalmente encaminados a
la reducción de la ingesta y al incremento del gasto calórico. En la bulimia nerviosa, la reducción de la
ingesta se alterna con los atracones o sobreingesta; los comportamientos que siguen en este caso son los
vómitos autoinducidos y el uso de laxantes y diuréticos.
La gran mayoría de las conductas están determinadas por las comidas, las relaciones con la familia, los
compañeros de estudio, y las demás amistades se ven afectadas por el problema dominante. Se puede observar
una gran dificultad para las relaciones sociales.
La dieta se puede calificar bajo la categoría de patología debido a su uso generalizado. La dieta puede
consistir en: 1) suspensión de varios tipos de comida. 2) ayuno prácticamente total de la ingesta durante uno o
varios días. 3) reducción de la cantidad que se consume de determinado alimento.
También se pueden observar una serie de comportamientos relacionados a la apariencia física, la persona
tiene un pobre concepto de sí mismo, llega a comportarse de manera de evitación activa y pasiva. Estas
personas evitan situaciones que provocan preocupación por la apariencia física, en los que la persona cree que
este va a ser objeto de escrutinio o donde va a encontrar personas que considera más favorecidas que ellas
mismas. Por otra parte, mirarse a menudo en el espejo, pesarse cada día y varias veces al día, preguntar a los
demás insistentemente como te ven, para reasegurarse de la propia apariencia serían conductas de evitación
activa.

5. Anorexia nerviosa
Es una enfermedad de tipo neurótico que se presenta en la mayoría de los casos en mujeres en donde existe un
temor por engordar. Se deben cumplir con los siguientes criterios para dar diagnóstico de este trastorno.
Criterios propuestos según el DSM-V
A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal
significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Peso
significativamente bajo se define como un peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y adolescentes,
inferior al mínimo esperado.
B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso,
incluso con un peso significativamente bajo.
C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución, influencia impropia del peso
o la constitución corporal en la autoevaluación, o falta persistente de reco-nocimiento de la gravedad del bajo
peso corporal actual.
Especificar si:
Tipo restrictivo: Durante los últimos tres meses, el individuo no ha tenido episodios recurrentes de atracones o
purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas). Este subtipo
describe presentaciones en las que la pérdida de peso es debida sobre todo a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio
excesivo.
Tipo con atracones/purgas: Durante los últimos tres meses, el individuo ha tenido episodios recurrentes de
atracones o purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas).
Especificar si:
En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la anorexia
nerviosa, el Criterio A (peso corporal bajo) no se ha cumplido durante un período continuado, pero todavía se
cumple el Criterio B (miedo intenso a aumentar de peso o a engordar, o comportamiento que interfiere en el
aumento de peso) o el Criterio C (alteración de la autopercepción del peso y la constitución).
En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la anorexia nerviosa,
no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un período continuado.
Especificar la gravedad actual:
La gravedad mínima se basa, en los adultos, en el índice de masa corporal (IMC) actual (véase a continuación)
o, en niños y adolescentes, en el percentil del IMC. Los límites siguientes derivan de las categorías de la
Organización Mundial de la Salud para la delgadez en adultos; para niños y adolescentes, se utilizarán los
percentiles de IMC correspondientes. La gravedad puede aumentar para reflejar los síntomas clínicos, el grado
de discapacidad funcional y la necesidad de supervisión.
Leve: IMC 17 kg/m2
Moderado: IMC 16-16,99 kg/m2
Grave: IMC 15-15,99 kg/m2
Extremo: IMC < 15 kg/m2

Síntomas y trastornos asociados


La semihambre de la anorexia nerviosa y los comportamientos de purga que a veces se asocian a la misma
pueden llevar a desarrollar afecciones médicas que pueden suponer una amenaza importante para la vida. El
compromiso nutricional asociado a este trastorno afecta a la mayor parte de los sistemas orgánicos principales y
puede producir varias alteraciones. Entre las alteraciones fisiológicas se encuentra la amenorrea, y son
frecuentes las anomalías de las constantes vitales. Comportamientos tales como el vómito autoprovocado y la
utilización incorrecta de laxantes, diuréticos y enemas pueden causar alteraciones que generan resultados
analíticos anormales; sin embargo, algunos individuos con anorexia nerviosa no muestran anomalías en las
pruebas de laboratorio.
Muchas personas con anorexia nerviosa tienen signos y síntomas depresivos, como ánimo deprimido,
aislamiento social, irritabilidad, insomnio y disminución del interés por el sexo, cuando tienen un peso muy
bajo. Los síntomas obsesivo-compulsivos, estén o no relacionados con la alimentación, son a menudo
destacados. La mayoría de los individuos con anorexia nerviosa está preocupada con pensamientos sobre la
comida. Otras características que a veces se asocian a la anorexia nerviosa son la preocupación por comer en
público, la sensación de ineficacia, un fuerte deseo de controlar lo que les rodea, el pensamiento inflexible, una
espontaneidad social limitada y una contención excesiva de la expresión emocional. Los individuos con
anorexia nerviosa pueden usar incorrectamente los medicamentos, como por ejemplo, alterando las dosis para
perder peso o evitar ganarlo.
Trastornos asociados: Trastorno Evitativo, obsesivo compulsivo, y depresión.
Prevalencia
La prevalencia a los 12 meses de la anorexia nerviosa entre las mujeres jóvenes se aproxima al 0,4% de la
población. Es mucho más común en mujeres que en hombre y no se tiene un índice exacto en los hombres pero
se puede hacer una proporción entre mujeres y hombres y será de 10 a 1.
Desarrollo y curso
La anorexia nerviosa suele empezar durante la adolescencia o la edad adulta temprana. Rara vez empieza antes
de la pubertad o después de los 40 años, aunque se han descrito casos de inicio tanto temprano como tardío. El
inicio de este trastorno se suele asociar a un acontecimiento vital estresante, como dejar el hogar familiar para ir
a la universidad. El curso y el desenlace de la anorexia nerviosa son muy variables. Las personas más jóvenes
pueden manifestar características atípicas, como negar el "miedo a estar gordo". En los individuos de más edad
es más probable que la enfermedad tenga una mayor duración, y la presentación clínica puede contar con más
signos y síntomas propios de un trastorno de larga duración.
Diagnóstico diferencial
Afecciones médicas (p. ej., enfermedad gastrointestinal, hipertiroidismo, cáncer oculto y síndrome de
inmunodeficiencia adquirida). En estas enfermedades se puede producir una pérdida importante de peso, pero
las personas con estos trastornos normalmente no suelen manifestar una percepción alterada del propio peso o la
propia constitución, ni miedo intenso a ganar peso, ni comportamientos insistentes que interfieran con el
aumento apropiado del peso. La pérdida aguda de peso asociada a una afección médica puede desencadenar
ocasionalmente el inicio o la recurrencia de una anorexia nerviosa, que se podrá ocultar inicialmente tras la
afección médica comórbida.
Trastorno depresivo mayor. En el trastorno depresivo mayor se puede producir una pérdida importante de peso,
aunque la mayoría de los individuos con trastorno depresivo mayor no tiene deseos excesivos de perder peso, ni
miedo intenso a ganarlo.
Esquizofrenia. Los individuos con esquizofrenia pueden presentar comportamientos alimentarios extraños y
pueden tener ocasionalmente pérdidas significativas de peso, pero raramente muestran miedo a ganar peso o la
alteración de la imagen corporal que exige el diagnóstico de anorexia nerviosa.
Trastornos por consumo de sustancias. Los individuos con trastornos por consumo de sustancias pueden tener
un peso bajo debido a una ingesta nutricional escasa, pero generalmente no tienen miedo a ganar peso y no
manifiestan ninguna alteración de su imagen corporal. Los individuos que abusan de sustancias que reducen el
apetito (p. ej., cocaína, estimulantes) y que admiten tener miedo a ganar peso deben ser evaluados
cuidadosamente ante la posibilidad de una anorexia nerviosa comórbida, dado que el consumo de sustancias
puede representar un comportamiento persistente capaz de interferir con el aumento de peso (Criterio B).
Trastorno de ansiedad social (fobia social), trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno dismórfico corporal.
Algunas de las características de la anorexia nerviosa se solapan con los criterios de la fobia social, el TOC y el
trastorno dismórfico corporal. En particular, los individuos pueden sentirse humillados o avergonzados si les
ven comiendo en público, como en la fobia social; pueden mostrar obsesiones y compulsiones relacionadas con
los alimentos, como en el TOC; o pueden preocuparse por un defecto imaginario en su apariencia corporal,
como en el trastorno dismórfico corporal. Si el individuo con anorexia nerviosa tiene miedos sociales que se
limitan solamente a la conducta alimentaria, no se debería realizar un diagnóstico de fobia social, aunque los
miedos sociales que no están relacionados con la conducta alimentaria (p. ej., el miedo excesivo a hablar en
público) podrían justificar un diagnóstico adicional de fobia social. Análogamente, se debería considerar un
diagnóstico adicional de TOC sola-mente si el individuo presenta obsesiones y compulsiones que no están
relacionadas con los alimentos (p. ej., un miedo excesivo a la contaminación), y se debería considerar el
diagnóstico adicional de tras-torno dismórfico corporal solamente si la distorsión no está relacionada con el
tamaño y la constitución corporal (p. ej., la preocupación de que la propia nariz es demasiado grande).
Bulimia nerviosa. Los individuos con bulimia nerviosa muestran episodios recurrentes de atracones, utilizan
comportamientos inapropiados para evitar ganar peso (p. ej., el vómito autoprovocado) y están excesivamente
preocupados por el peso y por la constitución corporal. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los
individuos con anorexia nerviosa del tipo con atracones/purgas, los individuos con bulimia nerviosa mantienen
un peso corporal igual o mayor que el límite inferior normal.
Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos. Los individuos con este trastorno pueden mostrar
una pérdida de peso significativa o un déficit nutricional significativo, pero no tienen miedo a ganar peso o a
engordar, ni tienen ninguna alteración en la forma de percibir su peso y su constitución corporal.
5. Bulimia Nerviosa -> aquí no pierden tanto de peso

Las personas con bulimia nerviosa comen mucho más (durante un período determinado de tiempo) que
lo que come la mayoría de la gente. Si una persona se da atracones y se purga con regularidad, esto puede ser un
signo de que tiene bulimia nerviosa. A diferencia de la gente con anorexia nerviosa, que está muy baja de peso,
las personas con bulimia nerviosa pueden estar delgadas, tener un peso corporal promedio o tener sobrepeso.
Las personas con bulimia nerviosa suelen ocultar sus atracones y sus purgas.

Las personas con bulimia nerviosa:


 Comen demasiado y sienten que pierden el control para dejar de comer. Esto se llama comer por
atracón.
 Hacen cosas para compensar o corregir la conducta de comer en exceso. Pueden vomitar a propósito
después de haber comido demasiado. Esto se conoce como purgarse. Para impedir la ganancia de peso
pueden usar laxantes, diuréticos, pastillas para perder peso, el ayuno o hacer mucho ejercicio físico.
 Se juzgan a sí mismas basándose solo en su aspecto corporal y en su peso
Criterios según el DSM-5

Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos siguientes:

1. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un período cualquiera de dos horas), de una cantidad
de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período similar en
circunstancias parecidas.

2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p. ej., sensación de que no se puede
dejar de comer o controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).

B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de peso, como el vómito
autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo.

C. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, al menos una
vez a la semana durante tres meses.

D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la constitución y el peso corporal.

E. La alteración no se produce exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa.

Especificar si:
En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la bulimia
nerviosa, algunos pero no todos los criterios no se han cumplido durante un período continuado.
En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para la bulimia nerviosa,
no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un período continuado.
Especificar la gravedad actual:
La gravedad mínima se basa en la frecuencia de comportamientos compensatorios inapropiados (véase a
continuación). La gravedad puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado de discapacidad funcional.
Leve: Un promedio de 1-3 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Moderado: Un promedio de 4-7 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Grave: Un promedio de 8-13 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Extremo: Un promedio de 14 episodios o más de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Especificar el tipos: no purgativo o purgativo.

Prevalencia: la prevalencia a doce meses de la bulimia nerviosa entre las mujeres jóvenes es del 1-1,5%. La
prevalencia puntual es mayor entre adultos jóvenes, puesto que el trastorno tiene un pico en la adolescencia
tardía y en la edad adulta temprana. Poco se sabe sobre la prevalencia puntual de la bulimia nerviosa en los
hombres, aunque ésta es mucho menos común en los hombres que en las mujeres, con una proporción de
mujeres y hombres de 10:1.
Desarrollo y curso: la bulimia nerviosa suele comenzar en la adolescencia o en la edad adulta temprana. El
inicio antes de la pubertad o después de los 40 años es infrecuente. Los atracones frecuentemente empiezan
durante o después de una dieta para perder peso. La experiencia de varios acontecimientos estresantes puede
también precipitar el inicio de la bulimia nerviosa
Los comportamientos de ingesta alterados persisten al menos durante varios años en un alto porcentaje
de las muestras clínicas. El curso puede ser crónico o intermitente, con períodos de remisión alternándose con
recurrencia de atracones. Sin embargo, en el seguimiento a largo plazo, los síntomas de muchos individuos
parecen disminuir con o sin tratamiento, aunque el tratamiento afecta claramente el resultado. Los períodos de
remisión mayores de un año se asocian a mejores resultados a largo plazo.
Se ha comunicado un riesgo significativamente alto de mortalidad (por suicidio y por todas las causas)
en los individuos con bulimia nerviosa. La tasa bruta de mortalidad de la bulimia nerviosa es cercana al 2% por
década.
El cambio de diagnóstico de una bulimia nerviosa inicial a la anorexia se produce en una minoría de
casos (10-15%). Los individuos que experimentan este tránsito a la anorexia nerviosa suelen volver a tener
bulimia nerviosa o pueden tener varios episodios de cambio entre estos trastornos. Hay un subgrupo de personas
con bulimia nerviosa que continúa con los atracones pero dejan de realizar comportamientos compensatorios
inapropiados, por lo que sus síntomas cumplen con los criterios de trastorno de atracones y otro trastorno de la
conducta alimentaria especificado. El diagnóstico debería basarse en la presentación clínica actual (los tres
meses anteriores).
Síntomas
La bulimia nerviosa puede conducir a problemas causados por los vómitos, el uso de laxantes y diuréticos,
como los siguientes:
• Baja tensión arterial (o hipotensión)
• Frecuencia cardíaca irregular
• sentirse cansado, débil, mareado o llegarse a desmayar
• sangre en los vómitos o en las heces (cacas)
• Erosión y caries dentales
• Hinchazón de mejillas (glándulas salivares)
Las personas con bulimia nerviosa pueden tener problemas emocionales como los siguientes:
• Baja autoestima, ansiedad y depresión
• Consumo de alcohol o problemas con las drogas
• Ideas de hacerse daño a sí mismas
Diagnóstico diferencial

Anorexia nerviosa, del tipo con atracones/purgas: Los individuos que tienen un comportamiento de atracones
que se produce solamente durante los episodios de anorexia nerviosa se diagnostican de anorexia nerviosa del
tipo con atracones/ purgas, Y no se debería realizar un diagnóstico adicional de bulimia nerviosa. 
En las personas con diagnóstico inicial de anorexia nerviosa que tienen atracones y purgas, pero cuya
presentación ya no cumple los criterios de la anorexia nerviosa del tipo con atracones/ purgas, por
ejemplo, cuando el peso es normal, se debería realizar un diagnóstico de bulimia nerviosa solamente
cuando se hayan cumplido todos los criterios de la bulimia nerviosa durante al menos tres meses. 

Trastorno de atracones: algunos individuos se atracan pero no tienen comportamientos compensatorios


inapropiados habitualmente. En estos casos se debería considerar el diagnóstico del trastorno de atracones. 

Trastorno de kleine-Levin: en ciertas afecciones neurológicas u otras afecciones médicas, como el síndrome de
Klein- Levine, se produce una alteración del comportamiento alimentario, pero no aparecen las características
psicológicas propias de la bulimia nerviosa, como la preocupación excesiva por el peso y la constitución
corporal. O bella durmiente, porque se duerme en todos lados.

Trastorno obsesivo compulsivo: aquí ellos son muy controladores, en la tabla de ingesta, en cuantas calorías,
son muy regidos.

Trastorno depresivo mayor, con características atípicas: Es frecuente la sobrealimentación en el trastorno


depresivo mayor con características atípicas, pero las personas con este trastorno no tienen comportamientos
compensatorios inapropiados y no muestran la preocupación excesiva por el peso o la constitución corporal que
es característica de la bulimia nerviosa.

Trastorno de la personalidad límite: El comportamiento de atacarse se incluye en el criterio de comportamiento


impulsivo que forma parte de la definición del trastorno de la personalidad límite. Si se cumplen los criterios del
trastorno de la personalidad límite y de la bulimia nerviosa se deben realizar ambos diagnósticos. 

6. Trastorno por atracón.

Definición.

El trastorno de atracón está caracterizado por un desenfrenado impulso de comer, es un trastorno grave de la
alimentación en el sujeto suele consumir grandes cantidades de alimentos y se siente incapaz de poder parar de
comer. Aquí no se da el vómito y eso a diferencia de la bulimia nerviosa, entonces lo que hacen es comer
demasiado sin parar, son gordos, son personas que no tienen control para parar de comer. Ellos despues de
comer tanto sienten mucha culpa.

Criterios diagnósticos.

A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos siguientes:

1. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un período cualquiera de dos horas), de una cantidad
de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período similar en
circunstancias parecidas.

2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p. ej., sensación de que no se puede
dejar de comer o no se puede controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).

B. Los episodios de atracones se asocian a tres (o más) de los hechos siguientes:

1. Comer mucho más rápidamente de lo normal.


2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.

3. Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se siente hambre físicamente.

4. Comer solo debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere.

5. Sentirse luego a disgusto con uno mismo, deprimido o muy avergonzado.

C. Malestar intenso respecto a los atracones.

D. Los atracones se producen, de promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses

E. El atracón no se asocia a la presencia recurrente de un comportamiento compensatorio inapropiado como en


la bulimia nerviosa y no se produce exclusivamente en el curso de la bulimia o anorexia.

Especificar si:

 En remisión parcial: después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el trastorno
con atracones, los atracones se producen con una frecuencia media inferior a un episodio semanal
durante un período continuado.
 En remisión total: después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el trastorno
con atracones, no se ha cumplido ningunos de los criterios durante un periodo continuado.

Especificar la gravedad actual: la gravedad mínima se basa en la frecuencia de los episodios de atracones. La
gravedad puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado de discapacidad funcional.

 Leve: 1-3 atracones a la semana.


 Moderado: 4-7 atracones a la semana.
 Grave: 8-13 atracones a la semana.
 Extremo: 14 o más atracones a la semana.

Prevalencia: la prevalencia a doce meses del trastorno de atracones en las mujeres o los hombres adultos (igual
o mayores de 18 años) de Estados Unidos es de 1,6 y 0,8 respectivamente. La proporción por género está mucho
menos desequilibrada en el trastorno de atracones que en la bulimia nerviosa. El trastorno por atracones es tan
prevalente en mujeres de las minorías étnicas o raciales como entre las mujeres caucásicas. El trastorno es más
prevalente entre los individuos que buscan tratamiento para perder peso que en la población general.

Desarrollo y curso: se conoce poco sobre el desarrollo del trastorno de atracones. Tanto los atracones como la
pérdida de control de la ingesta, sin un consumo objetivamente excesivo, se presentan en los niños y se asocian
a aumento de grasa corporal, aumento de peso y aumento de los síntomas psicológicos. Los atracones son
frecuentes en las muestras de adolescentes y universitarios. La pérdida de control de la ingesta o los atracones
episódicos pueden representar, en algunos individuos, la fase prodrómica de un trastorno de conducta
alimentaria.

Muchos individuos con trastorno de atracones hacen régimen después desarrollar los atracones (esto
contrasta con la bulimia nerviosa, en la que el cumplimiento de un régimen disfuncional generalmente precede
el inicio del atracón). El trastorno de atracones empieza típicamente en la adolescencia o en la edad adulta
temprana, aunque también puede empezar a una edad adulta más tardía. Los individuos con trastorno de
atracones que buscan tratamiento tienen, por lo general, mayor edad que las personas con bulimia nerviosa o
anorexia nerviosa que buscan tratamiento.

Las tasas de remisión en los estudios sobre el curso natural o sobre los resultados del tratamiento son
menores en el trastorno de atracones que en la bulimia nerviosa o en la anorexia nerviosa. El trastorno de
atracones parece ser relativamente persistente y su curso es comparable al de la bulimia nerviosa en términos de
gravedad y duración. La oscilación entre el trastorno de atracones y otros tipos de trastornos de la conducta
alimentaria es poco frecuente.

Síntomas.

El trastorno de comer por atracón puede conducir a problemas de salud relacionados con el peso, como los
siguientes:

 Diabetes.
 Hipertensión arterial.
 Colesterol alto y triglicéridos altos.
 Hígado graso.
 Apnea del sueño.

Las personas con trastorno por atracón pueden:

 Tener una baja autoestima, ansiedad o depresión.


 Sentirse solas, fuera de control, enfadadas o impotentes.
 Tener problemas para afrontar las emociones fuertes, o los acontecimientos estresantes.
 Relaciones pasivo-agresivas.
 Evitación de comidas sociales.
 Dependencia interpersonal.
 Inconstancia relacional.

Diagnóstico diferencial.

 Bulimia nerviosa: El trastorno de atracones comparte con la bulimia nerviosa los atracones recurrentes,
pero el difiere de ella en aspectos fundamentales. En lo que se refiere a la presentación clínica, el
comportamiento compensatorio recurrente inapropiado, por ejemplo, purgas, ejercicios dirigidos, que se
observa en la bulimia nerviosa está ausente en el trastorno de atracones. A diferencia de los individuos
con bulimia nerviosa, los individuos con trastorno de atracones no suelen restringir intensa o
sustancialmente la dieta con la idea de influir sobre el peso corporal y la constitución entre los episodios
de atracones. Pueden, sin embargo, referir intentos frecuentes de hacer régimen. El trastorno de
atracones también difiere de la bulimia nerviosa en cuanto a su respuesta al tratamiento.
 Obesidad: El trastorno de atracones se asocia al sobrepeso y la obesidad, pero tienen características
fundamentales distintivas que lo diferencian de la obesidad. En primer lugar, los niveles de
sobreevaluación del peso y la constitución corporal son más elevados en las personas obesas con el
trastorno que en aquella sin el trastorno. En segundo lugar, las tasas de comorbilidad psiquiátrica son
significativamente alta entre las personas obesas con el trastorno que entre los que no lo presentan. En
tercer lugar, los resultados satisfactorios a largo plazo de los tratamientos psicológicos basado en datos
científicos, para el trastorno de atracones contrasta con la ausencia de tratamientos eficaces a largo plazo
en la obesidad. Las personas con atracon tienen un índice corporal mayorr al que las personas con
obesidad, ellos no comen impulsivamente. Aquí simplemente lo que se parece es por el aumento de
peso.
 Trastorno depresivo y bipolar: El aumento del apetito y el aumento de peso se incluyen entre los
criterios del episodio depresivo mayor y en los especificadores de características atípicas de los
trastornos depresivos y bipolares. El aumento de la alimentación en el contexto de un episodio depresivo
mayor puede o no estar relacionado con la pérdida de control. Si se cumplen todos criterios de los dos
trastornos, se deben realizar ambos diagnósticos. Se pueden observar atracones y otros síntomas de un
comportamiento alimentario alterado en el trastorno bipolar. Si se cumplen todos los criterios de los dos
trastornos se deben realizar ambos diagnósticos. El no esta pensando eso en comer siempre y no siente
culpa despues de comer. Aquí a pesar de ganar peso la persona no esta preocupado por como se ve o se
arrepiente, aquí no.
 Trastorno de la personalidad límite: Los atracones se encuentran entre los criterios de
comportamiento impulsivos que forman parte de la definición del trastorno de la personalidad límite. Si
se cumplen los criterios de los trastornos se deben realizar ambos diagnósticos. No piensan en todo el
tiempo que quieren comer.

6. Evaluación de los Trastornos de la Conducta Alimentaria


Para conocer si una persona padece de algún trastorno de la conducta alimentaria, debe realizarse una
adecuada y rigurosa exploración psicológica y fisiológica. Cuando se habla de evaluación, se está incluyendo el
diagnóstico, la diferenciación de otros trastornos y posteriormente la descripción personalizada de la conducta
perturbada y sus consecuencias (Raich, 1994) a continuación se explica los pasos a seguir.
Aspectos a Evaluar

 Diagnóstico. El diagnóstico debe hacerse con sumo cuidado y tomando en cuenta todos los indicadores o
criterios diagnósticos reportados por el DSM-IV, así como también considerar el diagnóstico diferencial.
 Peso Corporal: Existen diversos métodos para estimar el peso corporal, sin embargo el más
recomendado es el Índice de Masa Corporal (IMC), ya que es un buen indicador del estado nutricional
del individuo.
 Conducta Alimentaria: Se debe evaluar en este apartado los siguientes aspectos:
 Dieta
 Ayuno
 Descrontol alimentario “atracones”
 Conductas Purgativas
 Comidas Prohibidas
 Ansiedad tras ingesta

 Imagen Corporal: En este apartado de la evaluación deben considerarse:


 Errores Perceptivos
 Insatisfacción corporal
 Conducta de evitación
 Aspectos Emocionales: Medir o evaluar los aspectos emocionales relacionados con:
 Ingesta
 Imagen Corporal

 Patología Asociada:
 Depresión
 Ansiedad
 Trastorno Obsesivos Compulsivos
 Otros

 Aspectos Biomédicos:

Anorexia Nerviosa:
 Sequedad de la piel (puede llegar a agrietarse)
 Lanugo o aparición de vello (mejillas, muslos, espalda, antebrazo)
 Pigmentación de la piel. Coloración amarillenta (planta de manos y pies)
 Manos y pies fríos
 Uñas quebradizas y caída del cabello
 Hipertrofia parotidea
 Alteraciones dentarias (sobre todo cuando se autoinduce el vomito)
 Trastorno de la menstruación

Bulimia Nerviosa:
 Sudor de pies y manos
 Dilatación abdominal
 Cansancio
 Dolor de cabeza
 Nauseas
 Lesiones en el dorso de la mano
 Hipertrofia de las glándulas salivales
 Anormalidades en fluidos y electrolíticas
 Problemas gastrointestinales
 Complicaciones pulmonares
 Trastorno de menstruación
 Deshidratación

Técnicas de Evaluación

 Entrevista: Usualmente, el primer contacto con el paciente se hace a través de una entrevista directa en
la cual también puede involucrarse a los familiares. Entre las entrevistas pueden encontrarse dos tipos:
las entrevistas diagnósticas y las entrevistas pueden encontrarse dos tipos: las entrevistas diagnósticas y
las entrevistas para evaluar las psicopatología asociada.
 Autoinformes: Estos permiten controlar la aparición de síntomas, dar un índice de gravedad y
profundizar en aspectos relacionados con el trastorno, a través del reporte directo de la persona quien lo
padece. Existe dos tipos:
Los que permiten hacer aproximaciones diagnósticas, las cuales son: Autoinformes de actitudes y síntomas de
los trastornos alimentarios, y los Autoinformes sobre la imagen corporal.

 Observación: La observación externa de las conductas motoras pueden proporcionar buena información
sobre el comportamiento alimentario relacionado con la imagen corporal. La observación puede
sistematizarse diseñando una hoja de registro con diferentes categorías como por ejemplo: día,
observador, hora de comida, lugar, cantidad y tipo de alimentación, tiempo empleado, comportamiento
en la comida, solo o acompañado, respuesta del padre, repuesta de la madre y respuesta de los hermanos.
Dentro de la observación, debe destacarse otra modalidad que es la auto-observación- y autorregisto,
este procedimiento consiste en el control personal de diferentes comportamientos, previamente establecidos, es
un método extraordinariamente terapéutico porque hace a la persona consciente de lo que piensa, siente y hace y
es el primer paso en el control de cualquier comportamiento.
Instrumentos de Evaluación
Herramientas de Evaluación en Trastornos de la Conducta:
1. Exploraciones físicas
1.1 Índice de Masa Corporal (IMC)
2. Entrevistas estructuradas
2.1 Lista de Evaluación de Resultado Morgan Russell (MR AS)
2.2 Entrevista de Desordenes del Comer (EDI)
2.3 Instrumento Clínico que tasa el Desorden de Comer (CEDRI)
2.4 Exámen de Desordenes del Comer (EDE)
2.5 Entrevista para el Diagnóstico de Trastorno Alimentario (IDED)
2.6 Instrumento de Detección de los Trastornos de la Alimentación (SDE)
3. Cuestionarios Auto aplicados
3.1 Cuestionario de Actitudes hacia la Comida (EAT)
3.2 Inventario de Desórdenes Alimentarios (EDI)
3.3 Cuestionario de Bulimia Revisado (BULIT R)
3.4 Test Edimburgo de Investigación de Bulimia (BITE)
3.5 Cuestionario de Tres Factores de la Alimentación (TFEQ)
3.6 Escala de Trastornos por Atracón (BES)
3.7 Cuestionario de Comer y Modelo de Peso Revisado (QEWP-R)
3.8 Cuestionario Auto informado de Desorden (EDE-Q)
3.9 Cuestionario SCOFF
3.10 Cuestionario de Diagnóstico de Trastornos de la Conducta Alimentaria (Q-EDD)
4. Métodos de Percepción Corporal
4.1 Cuestionario de la Forma Corporal (BSQ)
4.2 Test de Siluetas (TS)
4.3 Examen del Trastorno Dismórfico (BDDE)
5. Registros Alimentarios
5.1 Auto Registro de Alimentación (ARA)
6. Escalas de Percepción Familiar
6.1 Escala de Clima Social en la Familia (FES)
7. Evaluación de Presencia de Abuso Sexual Infantil
7.1 Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual Infantil y Patologías Alimentarias
Utilizado para Bulimia Nerviosa
 Test Edimburgo de Investigación de Bulimia (BITE) Su nombre original es Bulimic Investigatory
Test Edinburgh (BITE) diseñado por Henderson & Freeman (1987). Se trata de un cuestionario de 33
ítems que tiene por objetivo detectar y considerar la gravedad de la sintomatología de la Bulimia
Nerviosa. Esta prueba se divide en los primeros 30 ítems que revelan la posibilidad de síntomas y los
tres siguientes reseñan la severidad. Las preguntas refieren a la alimentación, consultan sobre seudo
soluciones intentadas para perder peso en forma de conductas compensatorias inadecuadas,
pensamientos y sentimientos en torno a sus hábitos alimentarios. Puede administrarse como exploración
inicial, durante o al finalizar el tratamiento. Si este instrumento es utilizado para realizar una detección
del trastorno debe responderse en relación a los últimos tres meses. Si lo busca es evaluarse el
tratamiento debe expresarse en términos del último mes (Henderson & Freeman, 1987). El Test
Edimburgo de Investigación de Bulimia puede ser autoadministrable y la toma puede efectuarse en
forma individual o colectiva. Combina tres tipos de respuestas, ya que si bien en la mayoría debe
responder Sí o No, en tres de las preguntas las respuestas son de una escala tipo Likert de cinco, seis o
siete opciones. El puntaje máximo total de sintomatología es de 30. En esta escala si el puntaje total es
menor a 10 se presenta una ausencia de comportamientos compulsivos hacia la comida. Si los resultados
son entre 10 y 20 se contempla la existencia de conductas alimentarias no esperadas, aunque no
necesariamente representa Bulimia Nerviosa. Si los resultados superan un puntaje de 20 se observa un
patrón alimentario muy alterado, con un posible diagnóstico de Bulimia Nerviosa (Henderson y
Freeman, 1987). La escala de severidad se compone por los ítems 6, 7 y 27. En cada una de estas
opciones hay un puntaje entre paréntesis que oscila entre 1 y 5 para la pregunta 6, entre 0 y 7 para la
pregunta 7 y por último para la pregunta 27 las opciones se puntúan entre 1 y 6. Si los resultados
obtenidos son superiores a 5 en esta escala debe considerarse clínicamente significativa y si la
puntuación es de 10 o mayor a 10 indica un alto grado de severidad (Henderson & Freeman, 1987).
Utilizados para Atracón
 Escala de Trastornos por Atracón (BES) La Escala de Atracón Alimentario, Binge Eating Scale
(BES) fue desarrollada por Gormally, Black, Daston & Rardin (1982), y posibilita la detección del
Trastorno por Atracón. Puede indicar la presencia o no de este síndrome y a la vez, diagnosticar la
gravedad según la existencia de atracones moderados o severos, basándose en la puntuación de la escala.
La Escala de Trastornos por Atracón posibilita identificar a sujetos con este trastorno entre la población
obesa. En esta técnica el individuo selecciona la declaración que lo describe mejor. La cuenta total de
Escala de Trastornos por Atracón cuenta con un puntaje máximo de 46. Los pacientes pueden agruparse
en tres categorías: los sujetos que obtienen 17 o menos puntos no padecerían de Trastornos por Atracón,
los que anotan de 18 a 26 indicarían la presencia de Trastornos por Atracón moderado y los que
registran 27 o más son considerados con la presencia del síndrome en un grado severo (Guisado & Vaz,
2001). La eficacia de esta Escala fue examinada usando registros de alimentos. Una muestra de 56
mujeres sin conductas purgativas completó el BES y registros de 28 días de alimentos. Los atracones
auto identificados fueron catalogados como subjetivo cuando menos de 1,000 calorías fueron
consumidas y como el objetivo cuando 1,000 calorías o más fueron absorbidas. La severidad de los
atracones fue medida por la cifra total de calorías de la ingesta, episodios de atracón y cantidad de días.
La Escala de Trastornos por Atracón presento asociaciones significativas entre el atracón subjetivo y
objetivo que mide la severidad (Timmerman, 2007).
Utilizado para Anorexia Nerviosa
 Lista de Evaluación de Resultado Morgan Russell (MR AS) En 1975 Morgan & Russell (en Morgan
& Hayward, 1988) desarrollaron The Morgan Russell Outcome Assessment Schedule, una escala a los
fines de evaluar la sintomatología clínica de la Anorexia Nerviosa. Se le solicita al entrevistado
información en torno a la forma de alimentarse, al peso corporal, estado mental y actitudes que pueden
atribuirse a la enfermedad con respecto del momento del encuentro y a los seis meses anteriores. Estos
datos pueden ser aportados por el paciente y por su grupo familiar. Atento a las subescalas que
componen este instrumento se elabora un perfil de cinco puntuaciones. Estos apartados son: ingestión de
alimentos, estado mental, ciclo menstrual, estado psicosexual y relaciones sociales y situación
socioeconómica (Morgan & Hayward, 1988). La Lista de Evaluación de Resultado Morgan Russell se
utiliza también en estudios de seguimiento donde se toma una puntuación total única denominada
Average Outcome Scores, que se correlaciona de modo significativo con cada una de las cinco variables.
También existe una correlación alta entre escalas (Toro Trallero & Castro Fornielles, 2000). Esta
herramienta ha sido utilizada para recabar información acerca del cuadro del paciente, para evaluar la
evolución y a los fines de apreciar los resultados terapéuticos.

7. Tratamiento de los Trastornos de Conducta Alimentaria


Los principales objetivos son: restablecer unos hábitos de ingesta adecuados y reducir la insatisfacción
en relación a la imagen corporal. El tratamiento puede presentarse de acuerdo a tres fases de intervención de
acuerdo a lo planteado por Raich (1994), ellas son:
Fase 1: Cambio alimentario
En esta primera fase todos los esfuerzos van dirigidos a motivar al paciente para realizar el cambio en su
comportamiento alimentario alterado. En el caso de la anorexia nerviosa primero debe lograse un equilibrio
biológico, es decir, primero debe intervenirse los problemas somáticos, y de esta manera realizar luego la
intervención psicoterapéutica, a continuación, las técnicas a utilizar.
Toma de Conciencia de la enfermedad y Establecimiento de la Relación Terapéutica
El inicio de cualquier tratamiento debe pasar por la adquisición de una cierta conciencia de enfermedad
y aumento de la motivación por parte del paciente. Esta premisa, que a priori podría parecer obvia, se convierte
en un objetivo específico del tratamiento de los TCA.
Síntoma tan específico como el terror intenso a ganar peso, la distorsión de la imagen corporal o las
creencias irracionales existentes con respecto a la alimentación, convierten al afectado de un TCA En un
paciente difícil para cualquier profesional de la salud. Asimismo, la falta de información que comúnmente suele
existir entre los familiares y allegados de los pacientes sobre las características Del trastorno, supone una seria
dificultad a la hora de establecer un tratamiento y una relación terapéutica adecuada. Por todo ello, se hace
imprescindible, Al iniciar esta tapa, Conseguir alcanzar una conciencia de enfermedad tanto en el paciente
Como en su entorno más próximo promoviendo una correcta información Acerca de la sintomatología primaria
y asociada a este tipo de trastorno. A través de ello estaremos logrando, Por un lado, reducir los altos niveles de
ansiedad y estrés con los que los pacientes afrontan sus primeras visitas y, por otro, maximizar las posibilidades
de colaboración de los familiares, erradicando conductas y actitudes Contrarios a la buena evolución
terapéutica. Estrategias tales como proporcionar un adecuado conocimiento de los síntomas del trastorno, la
comprensión con respecto a las dificultades que entraña, empatía para con los sentimientos y temores de los
pacientes, establecimientos de contratos conductuales, etc., suelen contribuir, en gran medida, a conseguir un
cierto grado de conciencia de enfermedad, imprescindible para el inicio de cualquier intervención.
En general, y a través de las primeras sesiones, el terapeuta deberá exponer al paciente, lo más
claramente posible, cuáles serán las distintas etapas del tratamiento, así como aquellas medidas de adoptar
destinadas a facilitar su aplicación y realización, de entre las cuales podríamos destacar:
• El inició de una realimentación “segura” y escalonada que sea compatible con sus aún existentes temores, así
como Con una progresiva renutrición.
• Realización de un intenso control mediante el IMS que garantice no alcanzara bajo ningún concepto un estado
de sobrepeso (tan temido por los pacientes).
• Mostrar evidencia sobre su distorsión con respecto a la imagen corporal.
•Involucrar desde un primer momento a los familiares en el propio proceso terapéutico, mediante su
participación en los grupos de terapia adecuados para ello.
Educación Nutricional
Durante el desarrollo de los tés sea, los pacientes generan todo un sistema de creencias sobre la conducta
alimentaria que, en la gran mayoría de los casos, viene a suponer Un conjunto de pensamiento erróneo que
contribuyen al mantenimiento del resto de la sintomatología presente. Querer que el agua, las cremas
hidratantes, los alimentos ricos en hidratos de carbono o, En general, y cualquier acto de alimentación va a
Suponer una subida de peso, es algo más que común en esta paciente. Todo ello les lleva, en la mayoría de los
casos, a la búsqueda indiscriminada de información referente a los contenidos calóricos de los alimentos, de
dietas de adelgazamiento más o menos justificadas, de estrategias de eliminación de la ingesta que, en
definitiva, no hacen más que reforzar sus ideaciones y temores en Relación a la alimentación.
Ofrecer una correcta información nutricional que elimine todas estas creencias irracionales se convierte
en un objetivo esencial del tratamiento.
Analizar la importancia y necesidad de mantener un menú equilibrado y saludable, conocer los
consumos calóricos del cuerpo humano (aún en estado de reposo absoluto), Explicar las consecuencias
negativas de los abusos de sustancias o estrategias de purga, son herramientas necesarias en esta etapa, todo ello
Mediante la detección de estos pensamientos irracionales y su posterior análisis y debate.
Renutrición y Realimentación
El primer objetivo para cualquier paciente y con un desea es el establecimiento de un estado nutricional
apropiado junto con la normalización de las conductas alimentarias. Esto no sólo es de vital importancia para la
consecución de un estado físico saludable, sino que además, Debe considerarse como un aspecto prioritario del
tratamiento, puesto que la propia pérdida de peso o, en su caso, el desorden alimenticio, constituyen un
poderoso factor de alimento. No es conveniente incluir en el “tratamiento inicial” otros aspectos del trastorno
que se abordan habitualmente desde la psicoterapia, al menos hasta no haber alcanzado un nivel nutricional
mínimo o un cierto orden en la alimentación a modo de ejemplo, no sería muy apropiado trabajar la distorsión
de la imagen corporal de las pacientes si estas se encuentran con un IMC por debajo del esperable según edad y
altura, puesto que “una parte importante de la sintomatología psicológica/psiquiátrica de la anorexia nerviosa
está determinada por el estado de desnutrición” (Toro y Vilardell, 1987).
En este apartado del tratamiento encontramos diferencias significativas entre anorexia y bulimia
nerviosas. Cuando se trata de un paciente con anorexia nerviosa de tipo restrictivo, con un peso inferior al
esperable, el objetivo principal del tratamiento será, lógicamente, el restablecimiento de un peso mínimo
aceptable, de acuerdo con la edad y altura y paciente. Para la consecución de este objetivo, se hace
imprescindible que el terapeuta tranquilo a los pacientes, asegurándoles que bajo ningún concepto se trata de
engordar, sino de adquirir un estado nutricional saludable y un peso mínimo, que se adecue a las preferencias
estéticas del paciente, haciendo especial hincapié en la diferencia que hay entre estar delgado pero sano y estar
delgado, pero enfermo. Está suele ser una tarea ardua para el terapeuta, dado que la mayoría de los pacientes
presentan elevados niveles de ansiedad y tremendas distorsiones de la realidad en relación a la conducta de
alimentarse. En este momento, el Tipo de relación entre el terapeuta y el paciente va a jugar un papel decisivo.
Si está relación no está basada en la confianza y colaboración mutua, es complicado conseguir resultados
positivos al respecto.
Para reiniciar la alimentación, es conveniente empezar con menús, de bajo contenido calórico; la razón
de esto es disminuir, en la medida de lo posible los niveles de ansiedad que se presentan los pacientes cuando
tienen que empezar a comer ( por ejemplo, un persona que durante meses ha reducido su injusta hasta limitarla a
la toma de 300 o 400 calorías diarias, no puede comenzar el tratamiento con una dieta de 2.500 calorías, no solo
por el terror que ello le causaría, sino porque, además, nos podemos encontrar con el síndrome de
retroalimentación). Se puede comenzar con menús de 1.000 o 1.500 calorías, y progresivamente, ir aumentando
su número dependiendo de la evaluación de cada paciente.
En algunas ocasiones nos pode encontrar con qué, debido al uso de dietas restrictivas, en el pasado una
vez iniciada la realimentación, la ganancia de peso no se corresponde con la cantidad de calorías que ingiere el
paciente, es decir, estamos hablando de personas que a pesar de estar siguiendo un menú de 2.500 o 3.000
Calorías no reflejan un aumento de peso según lo esperado (incluso aunque antes de empezar a
alimentarse no comieran prácticamente nada), por esto, para alcanzar el peso mínimo deseable, se puede llegar a
elaborar menús de muy alto contenido calórico, aunque siempre de manera lenta y progresiva, adaptándonos al
proceso nutricional de cada paciente. En cualquier caso, si no perdemos nunca de vista qué nuestro objetivo
principal no es que la persona coma más, sino que alcance IMC mínimo aceptable y estable en tiempo sin
grandes variaciones, Entonces si es posible que, una vez alcanzado el tope deseado, la cantidad de calorías del
menú se reduzca hasta asegurarnos de que los pacientes cubren sus necesidades calóricas y de esta forma se
mantienen sanos. Así pues, una persona puede seguir en menos de 3500 calorías durante la fase inicial de los
tratamientos de renutrición y después, paulatinamente, reducir el contenido calórico hasta, por ejemplo, 1800
calorías, si con ello el IMC Se mantiene según los niveles adecuados para esa persona.
En el caso de los pacientes afectados de bulimia nerviosa, esta fase de tratamiento de renutrición y
alimentación difiere notablemente de la anorexia nerviosa. En general, no nos encontramos con personas que se
encuentran en un peso inferior al esperado; es más, frecuente el peso será normal o incluso habrá sobre peso de
grado leve o moderado. El objetivo en bulimia nerviosa, es eliminar las conductas de ingesta excesiva de
alimentos y la práctica del vómito o conductas purgativas mediante la normalización de los hábitos
alimentarios. Para conseguir esto, al igual que ocurre en la anorexia nerviosa, se recurre al establecimiento de
un menú equilibrado cuyo contenido calórico se ajusta a las necesidades de cada persona. Cuando un paciente
tiene sobrepeso, se puede elaborar un menú de bajo contenido calórico para conseguir una reducción del mismo
y de esta forma controlar la preocupación por el cuerpo (no olvidemos que el miedo a engordar es tan intenso
como en anorexia nerviosa, a pesar de no estar emanciadas). No obstante, el contenido calórico de los menos
debe cuidarse especialmente con pacientes de bulimia nerviosa por la siguiente razón: un menú muy bajo en
calorías dará lugar a un aumento de la sensación de hambre, eso hará que se disparen los niveles de ansiedad, y
puede incidir negativamente en la posibilidad de controlar los atracones; igualmente, un menú de contenido
calórico proporcionara a los pacientes una sensación de total plenitud gástrica (sobre todo después de las
comidas), que puede dar lugar a la provocación del vómito. Para evitar esto, resulta muy útil la elaboración de
menús que distribuya el número de calorías necesarias en un mayor número de ingestas pequeñas de alimentos,
para que los pacientes no pasen hambre pero tampoco sientan en ningún de las ingestas qué han comido
demasiado Y tengan así la necesidad de expulsar los alimentos.
En el caso de aquellos pacientes que pasan por diferentes momentos del TCA , Es decir, periodos
restrictivos frente a situaciones de descontrol con la comida y práctica de conductas purgativas, el objetivo es
igualmente la normalización de la conducta alimentaria, por lo que el método es que el seguimiento de un menú
con un contenido calórico ajustado a sus necesidades, tal como se ha explicado con anterioridad, es más, en
estos casos es imprescindible romper con el caos que experimentan las pacientes, procurándoles, a través de la
puesta en marcha de un menú, un mínimo orden en sus hábitos de alimentación.
Finalmente en relación con la conducta de alimentarse, como la idea principal es que las pacientes
perciban su alimentación con total normalidad, es importante detectar, en cada caso, la presencia de alimentos
prohibidos para que, de una forma progresiva y en colaboración con los pacientes, se puedan ir introduciendo en
el menú y lograr así una normalización definitiva.
Control Estimular
Por control estimular entendemos la planificación y estructuración del entorno de la paciente, de manera
que exista un control directo por parte del terapeuta sobre aquellas circunstancias cotidianas que puedan estar
incidiendo en el TCA. Está planificación se materializa en el establecimiento de unas normas para casa que
persiguen el cumplimiento de los siguientes objetivos: reducción de los niveles de ansiedad, eliminación de
pensamientos obsesivos, eliminación de la práctica de rituales, minimizar el riesgo de aparición de crisis
puntuales, favorecer la desviación de la atención a otras áreas de la paciente no patológicas, imposibilitar la
práctica de conductas purgativas/restrictivas, Mejorar las relaciones entre paciente y familiares.
Evidentemente, para asegurar el correcto seguimiento de normas por parte de la paciente, es
imprescindible la colaboración de familiares y allegados, que son las personas encargadas de su correcta
aplicación y cumplimiento.

Otras:
   Información y apoyo.
    Explicar el circulo vicioso en que la dieta y los atracones y mantienen el problema.
  Hospitalización si es necesaria: entre los criterios médicos-biológicos se encuentra: a)
deterioro orgánico, en fase de riesgo, debido a desnutrición, b) pérdida de peso de peso de un
25% a un 30%, c) irregularidades electrolíticas, alteraciones en los signos vitales o infecciones
en pacientes gravemente desnutridas.
Entre los criterios psicosociales o familiares se encuentran: a) Aislamiento exagerad, es decir, no
mantiene ningún contacto interpersonal. b) no puede trabajar o estudiar c) la situación familiar y/o social es muy
conflictiva.
Los criterios psicoterapéuticos son: a) fracaso en tratamientos previos, b) falta de motivación, c)
Negativa a hacer el tratamiento ambulatorio, d) imposibilidad de control, e) imposibilidad de aplicar normas en
la casa, f) gran depresión con ideas de suicidio y g) desesperanza, impotencia o caos, la persona no vislumbra
posibilidad de cambio en su vida.
            Entre los criterios para tratamiento ambulatorio se encuentran los siguientes:
         Pacientes que hace menos de cuatro meses sufren anorexia.
         No presentan episodio de sobreingesta, ni vómitos.
         Poseen una familia dispuesta a cooperar y participar.
En el caso de una bulimia nerviosa, es menos frecuente la hospitalización, sin embargo, según
Fairburn1993; citado por Raich 1994) refiere que los criterios para hospitalización en la bulimia serían los
siguientes:
         Depresión con ideas suicida
         Salud física comprometida y si existe una severa alteración electrolítica.
       Si la paciente está en primer trimestre de embarazo y la alimentación está muy alterada, ya que
podría existir riesgo de aborto.
         En el caso que no se obtengan buenos resultados en el tratamiento ambulatorio:
  Establecer peso semanal (nutricionista)
  Entrenamiento en el índice de masa corporal
  Autoregistro.
  Observación externa
  Control de estimulo
  Conductas alternativas
  Entrevista e intervención en familiares

 Fase 2: cambio cognitivo y de la imagen corporal


            En esta segunda fase se mantienen los mismos objetivos de la primera fase, aunando a que si se interna
introducir alimentos “prohibidos” y se aumenta la ingesta total de calorías hasta llegar a 1.800 kcal/día. Se pone
mayor énfasis en la restructuración cognitiva o cambio razonado de pensamiento desadaptativos, en relación a
la comida, dieta y peso se introduce la técnica de resolución de problemas y se pone en práctica la técnica de
exposición con prevención de respuestas. La restructuración cognitiva se aplica especialmente a los
pensamientos relacionados con la imagen corporal. Entre las técnicas a utilizar se señalan las siguientes:
Técnicas

 Reestructuración cognitiva: es una Técnica cognitiva conductual eficaz para combatir emociones
desagradables intensas que generan un elevado malestar y que paralizan a la persona y no le permiten
vivir cómodamente su día a día. Esta técnica es muy útil y encuentra elevados porcentajes de éxito con
emociones que provienen de distorsiones cognitivas o errores de pensamiento, y se presentan en forma
de ansiedad, elevada preocupación, intensa ira, sentimiento de culpa paralizante, tristeza, apatía, etc. La
baja autoestima y el desarrollo de recursos para un óptimo abordaje de las relaciones sociales como, la
asertividad, también se ven beneficiados con esta técnica.
 Ante las cogniciones negativas significativas del paciente, se puede emplear el cuestionamiento socrático como
forma de mayéutica, el cual se lleva a cabo mediante los siguientes pasos:
Identificar los pensamientos automáticos: Es importante identificar cuáles son los pensamientos automáticos
claves asociados al problema.
Seleccionar un pensamiento: Es necesario seleccionar un solo pensamiento automático a la vez para evaluar.
Revisar la credibilidad (0 – 100%): Esta técnica es prescindible ya que el terapeuta es el que elige si realizarla
o no. En ella, se le pide al paciente que diga cuanto cree en ese pensamiento y cuan intensa es la emoción
asociada al mismo, en una escala del 0 al 100%. 
Interrogatorio socrático: El terapeuta guía al paciente a través de preguntas, las cuales pueden ser para indagar
pruebas, evidencias, argumentos o razones a favor, o para cuestionar su idea y generar otras explicaciones en
contra.
Análisis de la evidencia y evaluar la credibilidad (0 – 100%): Se chequea si algo de lo que fue visto en la
sesión resulto útil para el paciente y se vuelve a evaluar la credibilidad de ese pensamiento y la intensidad de la
emoción asociada antes descrita, en una escala del 0 al 100%. 
Identificar tipo de distorsión: Esta técnica también es prescindible, en la cual Beck propone a psicoeducación
para el paciente donde se le puede dar el material sobre las distorsiones cognitivas para que le coloque un
nombre a la que presente. En ella, se evalúa si existe alguna distorsión (donde se debe identificar por medio de
preguntas junto con el material), si no la hay (en este caso, buscar la solución al problema o seleccionar otro
pensamiento automático el cual intervenir) o si el problema no está distorsionado puesto que es real (se
acompaña al paciente y se guía hacia la aceptación).
Modificación de las distorsiones perceptivas que originan una imagen negativa del cuerpo. La paciente
rechaza persistentemente su propio cuerpo lo que repercute en sus conductas alimentarias negativas y termina
originando un auténtico círculo vicioso (Toro, 1996).

Modificación de los miedos: Miedo a no destacar, a perder el cuerpo delgado, a no ser aceptada por los demás,
a engordar, etc.

 Entrenamiento en Resolución de Problemas: El entrenamiento en solución de problemas es un


procedimiento por el que se entrena a las personas a reconocer sus problemas, buscar soluciones
adecuadas a los mismos e implantar la mejor solución en la situación donde se está dando el problema.
El entrenamiento consiste en 5 fases:

Fase 1. Orientación hacia el problema: Lo primero que debe reconocer es que los problemas existen, los
problemas son cotidianos, que forman parte de nuestra vida normal, que están ahí y de nada sirve escapar de los
mismos. Hay que enfrentarse a ellos, pero de un modo efectivo y sin que causen mayores preocupaciones.

Fase 2. Definición y formulación del problema: Una vez que reconoce la existencia de los problemas, tenemos
que definir claramente cada uno de ellos. Debe determinar quién, qué, dónde, cuándo, por qué y cómo de cada
problema. Descríbalo claramente y en términos específicos y concretos. Utilice la información relevante y
deseche la irrelevante. Utilice sólo hechos, no opiniones o creencias. Debe identificar los factores y las
circunstancias que hacen de una situación un problema, sus metas principales y específicas relacionadas con el
problema.
Fase 3. Generación de soluciones alternativas : Una vez que tiene claramente definido el problema y las metas
relacionadas con el mismo, pase a generar el mayor número posible de soluciones alternativas al problema.
Debe generar el mayor número posible de soluciones alternativas. Lo importante es la cantidad y no la calidad
de las mismas.
Fase 4: Valoración de soluciones: tomar en cuenta las consecuencias previas para cada solución ideada. Se
puede hacer una lista de las desventajas e inconvenientes para cada solución ideada y darle un valor positivo o
negativo en puntos de 1-3 para cada una de las ventajas e inconvenientes. Posteriormente basta con restar el
total negativo del total positivo. Las soluciones que den un mayor número positivo serán para el paciente las
mejores, todo esto en una tabla.
Fase 5. Toma de decisiones.: En la fase anterior ha operacionalizado con un número importante las soluciones
al problema planteado. De ellas vamos a elegir una, la que mayor número haya dado,  ya que es la más
adecuada, útil, mejor o eficaz para llevarla a cabo en la situación problemática actual.
Fase 6. Puesta en práctica y verificación de la solución: Una vez decidida la mejor solución tiene que ponerla en
práctica y verificar si en la vida real es efectivamente la más adecuada. Puede empezar por ponerla en práctica
simbólicamente, imaginándose que la está llevando a cabo. Una vez realizada adecuadamente, pase a ponerla en
práctica en la situación real donde se da el problema.

Una vez hecho esto haga lo siguiente:


 Observe su conducta y el resultado obtenido con su alternativa
 Compare el resultado observado con el esperado.
 Retroceda a fases anteriores si fuera necesario.
Finalice el proceso de solución de problemas si el resultado es satisfactorio.
Elógiese por haber conseguido un solucionar un problema satisfactoriamente.
 
  Entrenamiento de Autocontrol: esta técnica es utilizada para que el individuo controle sus emociones.
Para lograr un entrenamiento eficiente se realizan las siguientes etapas:
Auto-observación: El entrenador debe enseñar al sujeto a entender sus propias conductas problemáticas con el
fin de modificarlas.
Auto-registro: Se trata de explicar de manera precisa y operacional cada pensamiento, emoción, acción, las
personas y situaciones en las que ocurre el problema.
Auto-refuerzo: Consiste en la auto administración de recompensas contingentes, las cuales contribuyen al
aumento de las probabilidades de realizar la conducta o meta deseada.
Entrenamiento en tareas entre sesiones terapéuticas: Se presentan al individuo una serie de ejercicios que
deberá realizar entre sesiones para profundizar y trabajar en todos los aspectos relacionados con las dificultades
de control.
Entrenamiento de respuestas alternativas: A través de esta técnica se le muestra a las personas a reaccionar
de manera más competitiva

 Entrenamiento de Habilidades Sociales: se emplea para que el joven pueda responder de manera
adaptativa a las situaciones de la vida diaria en diferentes contextos y al mismo tiempo actúe
defendiendo sus deseos y haciendo saber a los demás sus inquietudes sin dañar a otros. 

Modelaje: se refiere al aprendizaje por medio de la imitación de un modelo. Con esta técnica se
aprenden modos de actuación adecuados a través de la observación del modelo; el terapeuta muestra al
paciente cómo debe hacerlo, hasta que éste domine la técnica. Para la elección de un modelo se debe
tener en cuenta qué es lo que se quiere lograr según el caso y elegir el modelo con dichas características:
persona cortés, que ayude a los demás, empática, amistoso, etc… y debe tener un valor afectivo para el
observador. 

Entrenamiento: el terapeuta observa la comunicación entre los padres y el adolescente a manera de


identificar los problemas presentes en la misma. Posteriormente se les brinda un feedback acerca de lo
observado en la comunicación tanto de los padres hacia el joven y viceversa, brindándoles instrucciones
directas. 

Práctica: el joven debe ensayar la conducta aprendida, es decir, la realización de ensayos de conducta
que la persona ha de poner en práctica en la vida real en el intervalo de tiempo que transcurre entre una
sesión y la siguiente. Aquí se generalizan los logros a la vida diaria. 
Otras:
         Introducción progresiva de “alimentos prohibidos “
         Llegar a la ingesta de 1.800 kcal.
         Técnica de intervención en imagen corporal.
Técnicas de exposición a la visión de cuerpo en el espejo -> técnica de distorcion corporal.
Con esta estrategia se busca que los pacientes aprendan a percibir sus dimensiones corporales reales,
corrigiendo la estimación distorsionada, a la vez que analizan y debaten los pensamientos y sensaciones que
provoca la visión de su propio cuerpo. La forma de hacerlo es mediante la planificación de exposiciones ante el
espejo, siguiendo las pautas comúnmente aceptadas para cualquier exposición a un estímulo fóbico, ya que, en
principio, podemos considerar que, para el afectado, la visión de su imagen se ha convertido en un estímulo de
esta característica. Las exposiciones para la corrección de la distorsión corporal se estructuran en sesiones de
alto y bajo contenido ansiógeno, utilizando por ejemplo ropas ajustadas, bañadores, etc., para las primeras, y
atuendos holgados y amplios para las segundas. Asimismo, las sesiones se organizan jerarquizando las partes
del cuerpo, de forma que en las primeras sesiones el trabajo se centra en la mitad superior (cara, manos, brazos
y toráx), para ir progresivamente avanzando hacia las zonas más peligrosas y generadoras de mayores niveles
de ansiedad (barriga, caderas, trasero y piernas). Finalmente, en las últimas sesiones, se trabaja el cuerpo entero
con traje de baño.
La duración de las sesiones de exposición depende de cómo el sujeto va superando la ansiedad asociada
a cada parte del cuerpo y nunca se pasa al siguiente nivel hasta que no desaparezca completamente el malestar
que provoca la zona que se esté trabajando (por ejemplo, no habrá exposición a los brazos hasta que el paciente
no experimente ninguna ansiedad al observase las manos). Esto supone que encontraremos pacientes con los
que tendremos que pasar meses practicando con las exposiciones. Los ejercicios se realizan, al principio, en la
consulta con el terapeuta, para ir, poco a poco, generalizándolos a otras situaciones, como estar en casa solo,
luego en compañía de algún familiar y, finalmente, en lugares públicos (por ejemplo, ir a una piscina y pasearse
en bañador).

Relajación
El malestar que provoca la visión del cuerpo no solo está causado por las cogniciones distorsionadas
presentes, sino que influye, de manera decisiva, el elevado nivel de ansiedad que está asociado a la imagen
corporal. Los pacientes frecuentemente informan de lo mal que se sienten, no solo cuando miran su reflejo sino
también cuando sienten cada parte de su cuerpo y notan las “carnes” a su alrededor. Signos tales como angustia,
tensión corporal, ganas de vomitar, temblores o taquicardia son algunas de las sensaciones que pueden
experimentar cuando se ven en un espejo, se duchan o se prueban ropa en una tienda, llegando a padecer en
algunas ocasiones verdaderos ataques de pánico. Por esta razón el tratamiento de técnicas de relajación puede
resultar muy útil, ya que sirve para dotar a los pacientes de instrumentos que les permitan reducir la tensión
corporal y el malestar provocado por la percepción de su propio cuerpo. El objetivo principal es conseguir que
los pacientes adquieran algún control sobre sus propias sensaciones y sean capaces de manejar síntomas tales
como la tensión muscular y la respiración rápida y entrecortada. A través de las sesiones de entrenamiento, los
sujetos toma conciencia de la tensión asociada a ciertas creencias y aprenden, mediante la realización de
ejercicios concretos, a reducir esa tensión.
La relajación se puede utilizar en combinación con las exposiciones a estímulos provocadores de
ansiedad, de forma que, mientras el paciente se expone a situaciones que disparan el malestar y el disgusto, se
fomenta la práctica de ejercicios de respiración y relajación, se le insta a respirar profundamente y poner en
práctica los ejercicios que ha aprendido con la idea de romper el vínculo existente entre la imagen corporal y el
estado de ansiedad. A lo largo de las sesiones, las pacientes van informando de menores niveles de ansiedad
asociados a su imagen corporal a pesar de que esta siga sin gustarles y sigan viéndose excesivamente gordas. En
la medida que la autopercepción corporal empieza a no ser un estímulo provocador de altos niveles de estrés,
los pacientes van centrando su atención de forma progresiva en otros aspectos de su vida, dejando de estar
constantemente atentos a sus dimensiones corporales.
Técnicas Psicomotoras
La relación que el sujeto mantiene con su cuerpo es, evidentemente, anómala cuando hablamos de un
trastorno de conducta alimentaria. No sólo no es capaz de estimar sus verdaderas características, sino que el
cuerpo es considerado el instrumento por medio del cual el paciente valora otras facetas de su vida, tales como
capacidades, aptitudes, etc., convirtiéndolo en un simple medidor de gordura (por ejemplo, si estoy gorda no
sirvo para nada). Con la puesta en práctica de técnicas psicomotoras se persigue el objetivo de promover un
cambio de actitud a la hora de percibir la realidad corporal. Los ejercicios de expresión corporal, dramatización,
gimnasia, ballet, son algunas actividades que se realizan durante el tratamiento. Preferentemente se llevan a
cabo en grupo, con el fin de promover las actividades conjuntas entre pacientes, entre otras ventajas.
Ejercicios de Ajuste de la Silueta
Las pacientes afectadas por un TCA se resisten a reconocer las dimensiones reales de su cuerpo, aun
cuando constantemente reciben mensajes de las personas de su entorno sobre lo delgadas que se encuentran o el
mal aspecto físico que presentan. Este tipo de mensajes son siempre interpretados de forma incorrecta, siendo
obviados o simplemente justificados para que concuerden con su idea de gordura.
Es por tanto, muy difícil hacerles ver que lo que perciben cuando se miran a un espejo no es real sino
que se trata de una imagen distorsionada. Para conseguir este objetivo, es preciso plantear estrategias que
permitan ofrecerle al paciente información más objetiva que un simple comentario sobre su situación corporal.
Se trata de reflejar la diferencia que existe entre lo que ven y lo que hay en realidad, para lo que se puede
utilizar el siguiente procedimiento de ajuste de la silueta mediante el dibujo: primero, el paciente tiene que
estimar cada una de las partes de su cuerpo, dibujando sobre papel una parte concreta por ejemplo el muslo o
todo el contorno; a continuación el terapeuta dibuja la silueta del paciente en otro papel, utilizándolo como
plantilla y asegurándonos que la persona observa que se está tomando una medida exacta de su forma.
Generalmente hay una gran diferencia entre lo que estiman los afectados y la silueta real, es decir, un
paciente puede determinar un ancho concreto de su muslo y posteriormente observar que cuando alguien lo
marca o dibuja sobre papel resulta tener la mitad del ancho que había señalado previamente según su esquema
personal. La eficacia de este ejercicio es mayor si se realiza en grupo, puesto que cada sujeto observa los errores
que cometen el resto de los miembros, haciendo más factible la toma de conciencia sobre la distorsión. A través
de las sesiones, los pacientes aprenden a estimar correctamente todas y cada una de las dimensiones de su
cuerpo, consiguiendo a su vez aumentar el grado de satisfacción personal.
Exposición y Prevención de la Respuesta
Este trabajo puede abordarse tanto desde la perspectiva de trabajo individual como grupal. Se
recomienda la aplicación de ambas estrategias en distintas fases del tratamiento, pudiendo comenzarse por un
entrenamiento individual sobre aquellos aspectos más comprometidos y específicos de cada paciente, por
ejemplo: distorsión de su propia imagen, zonas corporales “prohibidas”, situaciones ansiógenas, etc.,
continuándose más tarde con un programa de trabajo en grupo en el que abordar situaciones de común aparición
y donde se puedan aprovechar los recursos y las ventajas que el trabajo grupal proporciona.
El objetivo que debe plantearse un programa de exposición a estímulos fóbicos en TCA es la prevención
de la respuesta de evitación o escape mediante la reducción de los niveles de ansiedad ante dicho estimulo (en
este caso frecuentemente relacionados con el cuerpo y la comida), la taza de conductas de evitación (vómitos y
restricción alimentaria) y el grado de creencias irracionales en torno al cuerpo y a la comida. Para su aplicación
suelen realizarse exposiciones en consulta mediante imaginación y/o en vivo (usando espejos, por ejemplo) así
como exposiciones en el entorno sociales del paciente implicando de forma progresiva en ello a los familiares.
Fase 3: prevención de recaídas
A las personas que han padecido de un trastorno alimentario, no puede asegurársele que una vez se le
finalice la terapia están “curados”, en el sentido estricto de este termino de acuerdo a lo planteado por Raich en
1994, la técnica utilizada en esta fase está basada en la prevención de recaídas.
Fairburn 1993; citado por Raich en 1994, recomienda una serie de precauciones a considerar para prevenir
las recaídas:
         Reflexionar sobre tu situación actual. Algunas técnicas terapéuticas se van bien y otras no tanto.
Escoge las que te sean especialmente útiles.
         Empieza de nuevo el autoregistro
         Haz cuatro o cinco comidas al día sin saltarse ninguna
         Planifica tu tiempo de manera que no te quede mucho tiempo libre, pero que tampoco andes
ajetreada. Decide qué y dónde vas a comer.
         Identifica los momentos en que sea más fácil que puedas realizar atracones y búscate actividades
incompatibles como estar con amigos, bañarte o relajarte.
         Si piensas mucho en el peso, vigila que no te peses más de una vez por semana o ni siquiera una.
Recuerda lo que has aprendido sobre el peso, que es un peso normal y las correcciones que puedes hacer
sobre estos pensamientos.
         Si comienzas a pensar mucho en tu peso o en tu figura, si empiezas a sentirte gorda y las cosas
van mal, tal vez te sientas deprimida o ansiosa. Trata de utilizar la técnica de resolución de problemas,
porque puede ayudarte a identificar tu problema y escoger alternativas positivas.
         Si es posible, confía en alguien
         Ponte metas realistas y felicítate por cada progreso obtenido, aunque sea modesto.

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