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Unidad 1:

- Introducción a la Psicología del Trabajo


- La naturaleza del trabajo humano

Roles, prácticas e intervenciones profesionales del psicólogo en el trabajo - Alonzo

La instalación de la materia Psicología del Trabajo en los planes de estudio de universidades públicas y
privadas, su sostenimiento, y crecimiento a través de publicaciones especializadas, proyectos de
investigación y servicios profesionales se debe al enorme esfuerzo de colegas como Aldo Schlemenson,
Emilio Bertoni, Luis Karpf, Susana Richino, entre otros.
Fueron ellos quienes lograron que la disciplina tuviera un lugar de prestigio y referencia profesional
innegable.

Objeto de estudio de la Psicología del trabajo:

La psicología del trabajo constituye una disciplina en construcción o en reconstrucción. Los distintos
enfoques, modelos y teorías vigentes muestran una imprecisa frontera en la que convergen conceptos,
prácticas y posiciones epistemológicas que confunden y mezclan marcos referenciales de la psicología
organizacional, la psicología industrial, diversas-corrientes del management y el aún más difuso campo
disciplinar de la gestión y el desarrollo de los recursos humanos. Con el propósito de marcar precisiones
acerca del objeto de estudio de la psicología del trabajo puntualizamos los siguientes ejes:

a) No hay psicología que no esté referida a un sujeto, por lo tanto, el marco conceptual de la psicología
del trabajo debe hacer foco en el sujeto en situación de trabajo en las organizaciones laborales, fuera
de ellas, y en situación de no trabajo.
Nuestra meta es investigar y operar sobre los procesos dinámicos de subjetivación que surgen como
producto de las nuevas formas de organización del trabajo. Esta concepción refiere entonces a un sujeto
contextuado y al trabajo como un fenómeno subjetivante.
b) El objeto de estudio de la psicología del trabajo, entonces, es la relación entre el hombre y el
trabajo, y el análisis del punto de intersección entre varias condiciones de trabajo y la subjetividad humana.
Por lo cual, adherimos a los enfoques que plantean al trabajo como una práctica humana productora y
condicionadora de subjetividad.
c) Nuestro Interés se orienta hacia el estudio del significado psíquico del trabajo y como desde los
modelos mentales idiosincrásicos las personas asignamos al mismo un mismo sentido particular que luego
determina los comportamientos laborales. Nuestro enfoque, por lo tanto, define que es necesario concebir
nuestras intervenciones profesionales desde las prácticas de observación, indagación y análisis de los
procesos de producción de subjetividad expresados en la relación entre las personas y el trabajo. No
pensamos en un sujeto producido por el contexto, sino en alguien capaz de establecer una relación
dialéctica con el trabajo, que puede operar sobre los procesos en los que actúa desde una perspectiva
crítica y productiva.

Esta dimensión de análisis nos da las primeras precisiones para distinguir la psicología del trabajo de la
organizacional, puesto que, la primera está dirigida a estudiar los modos de producción de subjetividad
en el mismo, las repercusiones que las expresiones subjetivas tienen sobre la productividad laboral, el
rendimiento-humano en los procesos laborales, el impacto de las estructuras interpretativas y de sentido,
mientras que, la psicología organizacional es una disciplina que hereda recursos conceptuales,
herramientas prácticas, metodologías y, sobre todo, concepciones acerca del trabajo más asociadas a las
ciencias "duras" en especial la ingeniería, y cuyo objeto de estudio hace foco en los procesos y fenómenos
que permitan un mayor y mejor ajuste de las personas al trabajo, dentro de una organización.
g) La última premisa desde la cual pensamos el objeto de estudio de la Psicología del Trabajo parte de un
marco valorativo en el cual nos posicionamos como profesionales de la salud. Desde allí concebimos la
salud mental relacionada con un acto de adaptación activa, como apropiación instrumental de la realidad
para transformarla, amplía la capacidad de aprendizaje y promueve la expansión del potencial creativo.
El sujeto es sano en la medida que aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene
capacidad para transformar esa realidad transformándose a la vez el mismo. En dicha sintonía, está
activamente adaptado en la medida que mantiene un interjuego dialéctico con el medio y no una relación
pasiva, rígida y estereotipada.

Marco operacional:

El encuadre desde el cual abordaremos el análisis de los roles y las intervenciones profesionales del
psicólogo del trabajo se basa en un mapa funcional que se define a través de los siguientes campos de
aplicación:
Intervenciones profesionales en procesos organizacionales; fuera del marco de las organizaciones
(microempresas, sistemas de trueques); intervenciones profesionales en el campo de la salud y el trabajo
(estrés laboral, burnout, accidentes laborales); intervenciones en fenómenos de desocupación y
desempleo; intervenciones en contextos complejos y nuevas modalidades del trabajo (teletrabajo,
procesos de crisis).

Orígenes, desarrollo y concepto de psicología del trabajo:

La historia de la psicología del trabajo estuvo relacionada siempre con acontecimientos sociales,
políticos y económicos que dejaron profundas huellas en su desarrollo. Es a principios del siglo XX que el
trabajo humano comienza a ser reconocido por la psicología como un fenómeno central en la vida de las
personas, susceptible de ser investigado, analizado y conceptualizado como objeto de estudio y de
intervención técnica. Es en esos tiempos que la convergencia de dos enfoques dio origen a la psicología
del trabajo. Uno de ellos, de carácter pragmático, vinculado a procesos de investigación psicológica
básica, mientras el otro, provenía de las disciplinas ingenieriles preocupadas por la economía de la
producción, la mejora de la eficiencia y la optimización del esfuerzo humano.
Cuando se trata de identificar a los precursores de la psicología del trabajo se reconoce a Hugo
Munsterberg y Walter Dill Scott.
Tiempo después, en la década del treinta emergió la psicología aplicada al trabajo como una disciplina
reconocida que impulsó procesos de investigación ligados a la calidad de vida del trabajador haciendo foco
en el estudio de la influencia de las condiciones y medio ambiente de trabajo sobre la productividad en el
ámbito laboral.

Concepto de trabajo:

Desde un enfoque psicológico y tomando los estudios de José María Peiró, el trabajo puede concebirse
desde cuatro perspectivas básicas:
a) el trabajo como actividad: sus aspectos conductuales
b) el trabajo como situación o contexto: aspectos físico-ambientales
c) el trabajo como significado: aspectos subjetivos
d) el trabajo como fenómeno social: sus aspectos socialmente subjetivados

Estas cuatro miradas representan marcos de referencia insoslayables para el psicólogo del trabajo. Por lo
cual, el trabajo puede ser conceptualizado como:

‘’Conjunto de actividades humanas, retribuidas o no, de carácter productivo y creativo que,


mediante el uso de técnicas, instrumentos, materias o informaciones disponibles, permite obtener, producir
o prestar ciertos bienes, productos o servicios. En esta actividad las personas aportan energías, física y
psíquica, habilidades, conocimientos y otros diversos recursos, obteniendo algún tipo de compensación
material, psicológica y/o social’’. (Peiró, J.M)
Concepto de psicología del trabajo:

Dentro de las definiciones de psicología del trabajo se encuentran los aportes de Norman Maier quien
define a la psicología del trabajo como la ‘’ciencia psicológica que tiene por objeto el estudio del
comportamiento humano en el trabajo y por fin, la mejora del mismo para hacerlo más satisfactorio para el
individuo y más útil para la sociedad’’. Asimismo, las definiciones de Forteza y Burgaleta quienes la
definen como una ‘’ciencia aplicada que estudia la conducta humana en el ámbito del trabajo’’, por lo cual,
al tratarse de una ciencia aplicada recibe sus principios de otras disciplinas psicológicas más generales,
tales como la psicología social, experimental y la diferencial.

En dicha sintonía, señala Alonzo (2006), definimos a la Psicología del Trabajo como: ‘’una disciplina
básica y aplicada que procura describir, comprender, predecir, explicar e intervenir en el
comportamiento laboral de individuos y grupos, como así también, en los procesos subjetivos
subyacentes al mismo’’. Esta disciplina tiene también como objeto diseñar formas de intervención
orientadas a mejorar los niveles de adaptación de las personas al trabajo, haciendo hincapié en la
resolución proactiva de conflictos que se generen desde la tensión intrínseca entre ellas y el trabajo,
atendiendo a la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y al incremento de la productividad en
los entornos en los que participan.
En suma, la psicología del trabajo constituye el marco científico a través del cual se estudia la compleja
relación entre los hombres y el trabajo. Concebida desde un marco multidimensional no se limita
solamente a la descripción fenomenológica de comportamientos emergentes, sino que también aporta
modelos de intervención profesional, enfoques de abordaje e instrumentos dirigidos a mejorar la actividad
laboral de personas, grupos y organizaciones potenciando la satisfacción en el trabajo y el desarrollo
personal.
Los roles posibles de un psicólogo del trabajo son: coach, arquitecto, constructor, facilitador,
conciencia, líder organizacional, rol de traductor y de facilitador del clima laboral.

Roles laborales:

El concepto de rol que utilizamos en este enfoque proviene de la psicología social, en particular, de los
aportes de Pichón Riviere, por lo que, en este sentido, los roles son el producto de una construcción
histórica, institucionalmente determinada que representan comportamientos que superan la noción de
función o posición dentro de un marco organizacional y de trabajo. Entonces, el rol debería concebirse
como una pauta de conducta estable constituida en el marco de reglas que también lo son y determinan la
naturaleza de la interacción entre la persona y el contexto. El rol proviene entonces de lo sincrónico:
emerge como una necesidad contextual, organizacional o grupal; y también de lo diacrónico individual, de
la decisión de asumir lo que adopta una persona. El rol es ’’una herramienta operativa de enlace’’ que
articula al profesional con lo social poniendo de manifiesto las características de su ser profesional y la
función social que cumple.

Modelos Mentales:

El Modelo Mental desde la visión de Peter Senge implica:


‘’un conjunto de supuestos profundamente arraigados, generalizaciones, ilustraciones, imágenes o
historias que influyen sobre cómo entendemos al mundo y cómo actuamos en él. Operan
permanentemente en forma subconsciente en nuestras vidas personales, en el ámbito laboral y en
nuestras organizaciones sociales, ayudándonos a dar sentido a la realidad y a operar en ella con
efectividad.
Los modelos mentales condicionan todas nuestras interpretaciones y acciones. Definen cómo percibimos,
sentimos, pensamos e interactuamos’’.
Contrato Psicológico:

Edgar Schein sostiene que la noción de contrato psicológico implica la existencia de un conjunto de
expectativas no escritas en parte alguna, que operan a toda hora entre cualquier miembro y otros
miembros y dirigentes de una organización u ámbito de trabajo. Esta idea está implícita en el concepto
de rol organizacional en el sentido de que cada rol es básicamente un conjunto de expectativas
conductuales.
El contrato psicológico es un contrato dinámico que debe renegociarse permanentemente, dado que el
entorno en el que se desenvuelve el rol también lo es, además de inestable e impermanente.

Los distintos enfoques del trabajo – Alonzo

El significado del trabajo

La importancia que tiene el trabajo en la vida de las personas es un dato objetivo. El lugar que ocupa
durante casi todo nuestro desarrollo es indiscutible, y es casi incuestionable que, en la mayor parte de las
sociedades humanas en estos tiempos, el trabajo representa aproximadamente el 70% de nuestra vida
útil.
El trabajo ha representado, desde siempre, un fenómeno trascendental en la vida de las personas y en el
desarrollo de las sociedades humanas. Aún hoy, el trabajo se erige como una de las actividades
fundamentales del ser humano.
Durante mucho tiempo, distintos enfoques intentaron explicar la práctica del trabajo desde una concepción
económica, jurídica y política. Estos abordajes no son incorrectos, pero siempre tuvieron un sesgo que los
hizo insuficientes para comprender aquella parte de la realidad en la que las personas ponemos de relieve
nuestros sueños, esperanzas, ilusiones, pasiones, enojos, displaceres, insatisfacciones, alegrías, tristeza,
ansiedades, angustias y tantas otras emociones que invertimos en situaciones de trabajo.
Desde la perspectiva de las Ciencias Sociales, son numerosas las corrientes de pensamiento que
adjudican al trabajo el papel de actividad facilitadora de la integración social, que constituye una de las
formas principales del vínculo social además de representar una de las modalidades privilegiadas del
aprendizaje en sociedad. Otros enfoques reservan para el trabajo, un lugar protagónico en la construcción
de la socialización humana y en la formación de las identidades individuales y colectivas.
Desde el punto de vista productivo, podemos pensarlo como la actividad humana por excelencia, una
práctica a través de la cual las personas contribuyen a la construcción y transformación del mundo en el
que vivimos, y que además procura la supervivencia de los grupos humanos por su capacidad generativa.

La centralidad del trabajo:

Aquello que se discute hoy con cierta preocupación es el grado de centralidad que el trabajo tiene para
la vida de las personas; qué lugar ocupa en la dimensión humana y colectiva, y cómo la actividad que
puede regular enteramente nuestras relaciones, encauzar nuestros vínculos y estructurar nuestro tiempo y
espacio puede llevarse la mayor parte de nuestras energías físicas y mentales.

Concepto de trabajo:

El trabajo representa un constructo complejo y multidimensional que está condicionado por las distintas
percepciones individuales y sociales del mismo. Siguiendo a José María Peiró, a menudo nos referimos a
él como una actividad o tarea, como una situación ocupacional, como un ambiente o contexto físico,
incluso como un resultado. De esta manera, el trabajo puede ser conceptualizado como: “el conjunto de
actividades humanas, retribuidas o no, de carácter productivo y creativo, que mediante el uso de técnicas,
instrumentos, materias o informaciones disponibles permite obtener, producir o prestar ciertos bienes,
productos o servicios. En esta actividad las personas aportan energías (física y psíquica), habilidades,
conocimientos y otros diversos recursos, obteniendo a cambio algún tipo de compensación material,
psicológica y/o social”. Esta definición concibe al trabajo no sólo como una actividad remunerada, sino
como una práctica que permite obtener determinados resultados vinculados a un conjunto de
recompensas, que pueden ser intrínsecas o extrínsecas al propio trabajo.

Por su parte, Julio Cesar Naffa, lo define como “la articulación entre el ejercicio de la fuerza de trabajo, o
trabajo, que se aplica sobre los objetos de trabajo (materias primas, insumos intermedios) apoyándose en
los medios de trabajo (herramientas, máquinas, infraestructura, fuentes de energía) para generar bienes y
servicios que tengan un valor de uso social”.

Cuatro categorías definitorias del trabajo:

Definición concreta del trabajo: Una actividad es considerada trabajo si se realiza en un lugar de trabajo,
en un horario determinado y se recibe una remuneración económica a cambio.
Una definición social: En este caso, las personas destacan los aspectos o funciones de carácter social.
La definición del trabajo como carga: el trabajo es percibido como una carga en la medida en que
implica el desarrollo de un gran esfuerzo físico y mental.
Definición del trabajo como deber: Se destaca el carácter obligatorio de dicha actividad.

Diferencias entre empleo y trabajo: El empleo es un modelo de trabajo, surgido como resultado de la
revolución industrial, es un sistema de relación de dependencia, asalariado y contractual. Una forma
transaccional entre fuerza de trabajo, tiempo y dinero que se da dentro del marco de una organización
productiva que propone una relación contractual que define derecho y obligaciones para ambas partes.
La crisis de este sistema muestra que este enfoque no debe colocar el trabajo asalariado como el único
vector de actividad social, ni la empresa el único lugar de socialización. Esto supone un intento de
recuperar el verdadero significado de trabajo, como fuente de autorrealización, de transferencia y
dotado de un profundo significado psicológico y emocional. La diferencia entre trabajo y empleo abre
las puertas para entender la presencia de “nuevas formas de trabajo”, que revelan hoy realidades
complejas: microemprendimientos, sistemas de trueque, organizaciones virtuales, teletrabajo, autoempleo,
etc.

Aportes de la psicología y los cambios en el contexto:

Durante todo el siglo veinte, la psicología del trabajo incursionó en fenómenos tales como la relación
entre la insatisfacción laboral y distintos cuadros de deterioro físico, enfermedades fisiológicas y
psicológicas, y trastornos psicosomáticos de diferente índole. Los estudios del impacto de condiciones y
medio ambientes de trabajo nocivos y alienantes para el trabajador, y su marca sobre la productividad
individual y organizacional formaron parte también de los campos de intervención de la psicología del
trabajo.
Desde otra perspectiva, la psicología del trabajo ha intervenido desde una franca orientación
profesional que intenta contribuir al desarrollo y bienestar personal, como así también al crecimiento de las
organizaciones de trabajo, con un fuerte protagonismo en el fortalecimiento de los sistemas económico y
productivo de las sociedades humanas.
En los principios del siglo veintiuno los desafíos de la psicología del trabajo se dirigen a generar nuevos
modelos de intervención frente a una segunda ola de cambios y transformaciones que impactan sobre el
mundo laboral:
Las transformaciones de los puestos de trabajo y las formas de organizarlo. Los cambios en las
ofertas laborales de los diferentes sectores y en la propia estructura ocupacional. La aparición de una
nueva revolución tecnológica que modifica sustancialmente la formas de producción y los modelos de
gestión. El impacto sobre las organizaciones laborales, sus culturas, sus estructuras. Los cambios
jurídico-legales que regulan la actividad laboral. La globalización de los mercados y los cambios
macroeconómicos que inciden sobre las formas de realizar el trabajo. La crisis del régimen de
acumulación, es decir las tendencias a la descentralización, fusión y subcontratación de empresas, entre
otros fenómenos. La propia forma de concebir el trabajo por parte de la sociedad y la cultura occidental,
y las transformaciones sobre las personas en tanto la aparición de una nueva subjetividad en relación al
trabajo y cambios profundos en las representaciones sociales, los valores y las estructuras de significado
asociadas al trabajo. Y, una nueva relación entre el hombre y el trabajo.

Las categorías de análisis del trabajo humano

El trabajo como categoría antropológica: Estos enfoques, a pesar de señalar la función decisiva del
trabajo, ponen de relieve las maneras específicas que éste ha ido adquiriendo en nuestras sociedades, y
también son críticos con las acciones políticas que han estimulado esas formas de trabajar. Para este
enfoque, el hombre se constituye en ser social a partir de su desarrollo en acciones de trabajo. El trabajo
es un aspecto central en la vida de las personas.
El trabajo como categoría económica: El papel económico que el trabajo desempeña en la sociedad está
especialmente representado por su importancia como mecanismo generador y regulador de la distribución
de bienes y oportunidades sociales. Procura la supervivencia de los grupos humanos por su capacidad
generativa. El trabajo, desde una perspectiva económica, se define como una actividad que representa un
medio para obtener un fin realizado para obtener algo a cambio, constituyendo ese beneficio o algo
diferente a la actividad laboral.
El trabajo como categoría histórica: A lo largo de la historia humana, para el individuo, las sociedades y las
culturas, el trabajo se ha representado de modo diferente. El trabajo es un constructo dinámico, cuyo
significado se configura en un momento dado y no permanece inmutable en el tiempo, sino que se
reformula, modifica o reafirma constantemente.
El trabajo como categoría social: El trabajo tiene una dimensión social, ya que está orientado hacia otros, a
producir algo exterior a la persona que lo ejecuta, de manera que su finalidad es utilitaria. El trabajo es una
actividad socialmente necesaria ya que el trabajador es creador o transformador de bienes y servicios
necesarios para la supervivencia y reproducción de la especie humana. Por medio del trabajo, los seres
humanos establecen una relación particular de intermediación con la naturaleza, asimismo, el trabajo
socializa a las personas y es fuente de inserción social, es creador de lazos y entramados sociales.
El trabajo como categoría psicológica: Desde la perspectiva de la psicología, el trabajo humano se ubica
como: una fuente de autorrealización, una actividad que estructura el tiempo al organizar el ciclo vital de
las personas, experiencia primaria promotora de socialización que favorece el sentido de permanencia y
moldea la identidad, forjador de autoestima y dador de satisfacción, da sentido a la vida, es fuente de
trascendencia y realización personal o generador de malestar y sufrimiento mental.

El enfoque de Christopher Dejours. Psicodinámica del trabajo:

El análisis que Dejours realiza del acto de trabajar incluye la pregunta acerca de qué es el trabajo desde el
punto de vista psicológico. Frente a este interrogante, el autor plantea dos dimensiones del trabajo: una
subjetiva y otra intersubjetiva. Desde la primera, lo considera una relación “de uno consigo mismo”,
donde a través de la práctica del trabajo, las personas nos ponemos a prueba con el mundo y su
resistencia, en tanto, trabajar sería enfrentarse a la prueba del fracaso frente a la resistencia del mundo. El
trabajo es la prueba capital por la cual se incrementa nuestra subjetividad. Desde este punto de vista,
el trabajo puede ser concebido como una actividad subjetivante y subjetivada.

El enfoque de Elliott Jacques

Para Jacques, el campo del trabajo es ambiguo. Sin embargo, cuando se habla de trabajo se hace
referencia a tres acepciones diferentes, que deben ser analizadas por separado: Fue un arduo trabajo
(alude al esfuerzo personal relacionado con la tarea para producir un producto que incluye cantidad y
calidad dentro de un tiempo determinado y de ciertos límites). Hacer el trabajo (relacionado con lo que la
persona tiene que hacer para cumplir con la tarea). Que hoy me encargaron en mi trabajo (refiere al rol,
es decir, a la posición ocupada dentro de una organización)
Jacques se inclina por concebir el trabajo como “lo que una persona hace al llevar a cabo una tarea’’. Para
ello, el autor concibe al trabajo como “el ejercicio de la discrecionalidad, el discernimiento y la toma de
decisiones, dentro de ciertos límites, al realizar una tarea. Es impulsado por los valores y pone en juego
las Habilidades cognoscitivas del individuo”.

En este sentido, sostiene que el ser humano requiere trabajar no sólo para resolver las necesidades de
la vida, sino que necesita hacerlo en un nivel consonante con sus propios límites, intereses y capacidades
internas.
Esta postura se relaciona con la teoría de la autoeficacia de Alberto Bandura.

El enfoque social cognitivo de Alberto Bandura

El aporte de Bandura al estudio del trabajo se relaciona con la posibilidad de analizar las fuentes
motivacionales que llevan a las personas a disponer su esfuerzo y sus capacidades para realizar una
tarea, y determinar el papel que tienen las creencias personales acerca de la propia eficacia en la
naturaleza de los resultados.
Dentro del marco teórico citado, Bandura investigó los criterios que generan las personas cuándo deben
establecer que consideran por "éxito". En este sentido, identifica dos tipos de aproximaciones
claramente diferenciadas: la percepción que cada persona tiene del propio éxito logrado y la percepción
que tiene la propia persona sobre su capacidad para conseguir resultados predefinidos como
“satisfactorios’’.
Bandura observó específicamente que las personas en entornos productivos y con requerimientos de
resultados pueden desempeñar mejores roles cuando creen poseer las habilidades necesarias para ello.

El enfoque psicosocial de José María Peiró

Este enfoque es la resultante de numerosas investigaciones dirigidas por José María Peiró. El enfoque
psicosocial identifica un conjunto de aspectos críticos cuando se trata de analizar el fenómeno del trabajo
desde una perspectiva psicológica:
- Las personas adquieren su conocimiento acerca del trabajo a partir de sus experiencias laborales,
pero también a partir de informaciones y modelos culturales que reciben de la sociedad.
- La actividad laboral contribuye al desarrollo de la persona en sociedad y a su integración social o,
por el contrario, puede ser un factor fundamental de alienación que lleva a la persona a "no ser ella
misma".
- Las prácticas laborales se desenvuelven en contextos interpretativos.
- El significado subjetivo y psicológico del trabajo, desarrollado a través de un complejo y múltiple
proceso de socialización que proporciona a los individuos identidad social y recursos para
responder a la pregunta del por qué trabajamos.
- El trabajo constituye “una realidad subjetivada” de carácter social, que cumple una serie de
funciones psicosociales: función integrativa o significativa, el trabajo como promotor de status y
prestigio social, como fuente de identidad personal, como función económica, como una actividad
generadora de vínculos y lazos sociales, como fuente de oportunidades para desarrollar
habilidades y destrezas, como función de comodidad, como proporcionador de poder y control, y,
transmisor de normas, reglas, creencias y expectativas sociales.

El enfoque de Edgar Schein:

Schein define al contrato psicológico como mecanismo mental decisivo en el comportamiento laboral,
concepto que alude “a la existencia de un conjunto de expectativas no escritas en parte alguna, que opera
a toda hora entre cualquier miembro y otros miembros y dirigentes de una organización’’. Esta idea está
implícita en el concepto de rol organizacional, en el sentido de que cada rol es básicamente un conjunto de
expectativas conductuales.
El contrato psicológico cambia con el tiempo a medida que cambian las necesidades de la organización
y las del individuo.

Es oportuno definir que el concepto de contrato psicológico constituye un mecanismo mental complejo, de
carácter proyectivo, que inviste al entorno de posibilidades de realización que pueden funcionar como
ideaciones o ilusiones con o sin relación con promesa alguna, pero que operan como expectativas de
realización “reales”.
En general, mantener el contrato psicológico “en la clandestinidad” es causante de innumerables
situaciones, de tensión, ansiedad y sufrimiento psíquico.

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