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Alcover
INTRODUCCION
El trabajo es una realidad omnipresente en la vida de las personas. Cuando nos estamos preparando para desempeñarlo, cuando
lo desarrollamos o cuando ya lo hemos dejado, nuestro trabajo es una parte esencial de nuestra autodefinición, una pieza clave
de la identidad del yo.
José María Blanch (2007) afirma que nuestra civilización actual es la civilización del trabajo y que se fundamenta sobre un
doble mito: el empleo es la panacea social universal y el desempleo es la caja de Pandora de la que emanan todos los males
psicológicos y sociales.
En todo caso, dada la necesidad del trabajo, existe una relación importante con la psicología. El conocimiento de la psicología
es uno de los más importantes caminos hacia el éxito para el moderno hombre de negocios; ya que el trabajo se encuentra en
contacto con la vida mental. La venta y la publicidad, el aprendizaje y el entrenamiento para un trabajo técnico, la elección del
puesto adecuado y la selección del empleado correcto, el interés por aumentar la eficiencia en el trabajo y evitar la fatiga.
Asegurar las condiciones en el trabajo , problemas se presentan en el mundo de los negocios y no pueden ser respondidos por
nadie más que por la piscología (Hugo Munsterberg, 1918, p. V).
Por esto, el significado del trabajo es un constructo multidimensional que se organiza en base a tres ejes:
a. Centralidad del trabajo (importancia y valoración del trabajar como papel en la vida): es el núcleo de valor del
significado del trabajo. Incluye la identificación con el trabajo, la implicación con el empleo y el uso de la actividad
laboral como vía de autoexpresión.
a. 1: Centralidad relativa: Es un índice que surge de la combinación del valor dado al trabajo con el que se da a otros
ambitos de la vida (familia, ocio o comunidad)
a. 2: Centralidad absoluta: Es la valoración de la importancia del trabajo en la propia vida.
b. Normas sociales sobre el trabajar: incluyen valoraciones sobre lo que las personas pueden exigir a la sociedad y a la
organización dentro de la cual trabajan en su condición de trabajadores (derechos del trabajo) y sobre las obligaciones
de esta persona para con la organización y la sociedad (deberes).
c. Resultados valorados del trabajo y metas laborales preferidas. Los resultados valorados son aquellos bienes o
estados finales para cuya consecución trabajan las personas. Se pueden incluir la remuneración, la expresión de sí
mismos, el reconocimiento social, los contactos interpersonales. Las metas laborales son aquellos resultados que más
se aprecian en el trabajo e incluyen la autonomía, el interés por la tarea, el clima social, entre otras.
Para sintetizar, de sus resultados de este macro-estudio resaltan cuatro posibles significados del trabajo, según el resumen de
Alcover (2000):
Alcover (2004), el significado del trabajo como el conjunto de valores y creencias relacionados con el trabajo que las personas
y los grupos sociales desarrollan antes de alcanzar la mayoría de edad laboral (socialización para el trabajo) y durante el proceso
de incorporación al mundo del trabajo (socialización en el trabajo. Estos valores y creencias se encuentran influidos por los que
sean dominantes en cada momento histórico como resultado de las características sociales, económicas, culturales, políticas y
tecnológicas. Dichos componentes del trabajo son flexibles y se encuentran sujetos a modificaciones originadas por las
experiencias laborales personales y por los cambios en aspectos situacionales (2004, p. 273).
El significado del trabajo pone de relieve que el trabajo va más allá de la tarea que hacemos, incluye también los significados
y valores de esa tarea en un contexto concreto, y está sujeto a las múltiples interacciones propias de cualquier fenómeno
psicosocial.
a. Similitudes en relación con el marco epistemológico. Ambas disciplinas, como ciencias sociales, se han ido
construyendo en torno a los problemas del orden social, parten de objetivos similares, ya que las dos intentan dar cuenta
de la realidad social y, para lograr estos objetivos, ambas disciplinas han elaborado una gran diversidad de teorías.
b. Similitudes en relación con los marcos teóricos. Tanto la Psicología Social como la Psicología del Trabajo han tratado
de conocer y comprender la realidad humana. En su evolución histórica, los diversos enfoques paradigmáticos y
teóricos de la Psicología del Trabajo se han tomado prestados de desarrollos teóricos correspondientes en la Psicología
Social. Y ambas, a su vez, se han visto influidas por los cambios de paradigma en las ciencias sociales y por modelos
de otras disciplinas afines como la económica, política, antropológica, etc.).
c. Similitudes en relación con las críticas recibidas, que con frecuencia son comunes a las dos disciplinas. El olvido del
contexto histórico y cultural en el que surgen las teorías y las disciplinas, la construcción de un discurso ahistórico,
repleto de supuestos no sometidos a revisión y crítica. Por último, las dos también han estado encapsuladas en el modelo
metodológico positivista, relegando muchas veces el interés por la realidad a la preocupación por sus propios
instrumentos.
Alcover (2000) recurre a una lista de fenómenos laborales emergentes entre ambas ramas de la psicología: e l estudio de las
actitudes en el trabajo, de la socialización laboral, de los grupos y equipos, del liderazgo y el poder, de los conflictos y la
negociación, el acoso y la violencia en el ámbito laboral. En resumen, si queremos entender cómo se comporta la gente en el
trabajo y qué experimenta no podemos perder de vista «…que ese trabajo es una construcción social y que el contexto en el
que se desarrolla es esencialmente de carácter social…»
❖ UN EJEMPLO DEL CARÁCTER PSICOSOCIAL DEL TRABAJO: las complejas relaciones entre
tasas de natalidad, medidas de conciliación e incorporación de la mujer al mercado laboral
A primera vista podría pensarse que las decisiones de una mujer relativas a su incorporación al mercado de trabajo, su
maternidad, y su carrera laboral son sólo cuestiones personales. Esto es lo que sucedería si viésemos el trabajo desde una
perspectiva individual. Aunque la realidad es que es un fenómeno psicosocial.
En España, como en otros países, se ha venido dando hasta ahora a las mujeres supuestas compensaciones por el cuidado de
los hijos. Pero estas prestaciones son siempre sustancialmente menores que los derechos sociales basados en la participación
en el mercado de trabajo (Pazos, 2008). Las pensiones no contributivas, las prestaciones para cuidadoras familiares y las
compensaciones por excedencia no permiten ser independientes económicamente.
Las medidas que intentan favorecer la natalidad a través de la conciliación se basan en la creencia de que los cambios en los
modelos de familia son la causa de la caída de la tasa de fecundidad. Si seguimos esta lógica, la única forma de recuperar dichas
tasas de fecundidad es la vuelta de las mujeres al hogar, aunque sea temporal y/o parcialmente, a través de una baja voluntaria
por maternidad. En el fondo de este modelo subyace un conflicto de intereses entre los derechos de las mujeres y los de la
economía. Sin embargo, hay una evidencia que contradice este modelo: en los países donde se siguen estas políticas, las mujeres
no parecen estar dispuestas a renunciar a su autonomía personal en aras de la maternidad. Y la fecundidad sigue bajando.
En resumen, estas decisiones respecto a buscar un empleo, conservarlo, decidir un embarazo, pedir una baja maternal, podría
considerarse como hechos sujetos a una toma de decisiones personal si miramos el trabajo desde una perspectiva individual.
Podríamos ampliar la perspectiva y admitir que pueden ser resultado de las decisiones de la pareja o de la vinculación afectiva
y económica que la mujer tenga con su empleo, adoptando así una perspectiva interpersonal. Incluso podríamos admitir que se
trata de un fenómeno grupal, porque la mujer estará influida por las opiniones, decisiones y modelos que pueda ver en su
entorno inmediato, en el grupo al que pertenece.
Marie Jahoda (1982) formula un modelo en el que afirma que el empleo es el núcleo de principio de realidad de la civilización
industrial (esto casi equivale a afirmar que todo lo que se encuentra fuera de esa realidad, simplemente no existe) y que, como
categoría central de la experiencia humana tiene una serie de funciones psicosociales, en dos niveles.
Aquí recogemos el listado de las funciones psicosociales del trabajo propuesta inicialmente por Salanova y sus colaboradores
(Peiró, Prieto, Bravo, Ripoll, Rodríguez, Hontangas y Salanova, 1993) y retomada por Peiró y Prieto en 1996. Dichas funciones
son:
a. Proporcionar significado: se refiere al trabajo como fuente que da sentido a la vida en la medida en que permite a los
individuos realizarse personalmente en el mismo, es una fuente de autoestima y realización personal.
b. Proporcionar estatus y prestigio social: debido a que el estatus de una persona está determinado, en parte, por el
trabajo que desempeña, es una fuente de reconocimiento y respeto por parte de los otros.
c. Contribuir a la construcción de identidad personal: aquí se destaca que el trabajo es una de las áreas de mayor
importancia para el desarrollo de nuestra identidad personal (nombre-profesión o trabajo)
d. Proporcionar beneficios económicos: La persona trabaja a cambio de un dinero para garantizar su independencia
económica, lo que permite también elegir las actividades de su tiempo libre.
e. Brindar oportunidades para la interacción y los contactos sociales: ya que, para la mayoría de nosotros, una gran
parte de nuestras interacciones sociales se realiza en el contexto laboral.
f. Estructurar el tiempo: Enfocado en estructurar el ciclo vital de las personas, ayuda a estructurar otros ámbitos de la
vida, que acoplan su tiempo al tiempo del trabajo, por ejemplo, la planificación familiar, las vacaciones, o el tiempo de
ocio en general. Esta función no se pone claramente de manifiesto hasta que el trabajo nos falta, por desempleo,
enfermedad o jubilación. Justamente una de las tareas más difíciles de afrontar, y una de las claves para conservar el
bienestar psicológico en estas situaciones de no-trabajo, reside en encontrar alguna actividad predominante en torno a
la cual estructurar el tiempo.
g. Mantener al individuo bajo una actividad más o menos obligatoria: es un marco de referencia útil de actividad
regular, obligatoria y con propósito.
h. Ser una fuente de oportunidades para desarrollar habilidades y destrezas. Estas habilidades podían estar ya en el
sujeto y la práctica diaria puede mejorarlas, o incluso es posible que se adquieran para o en la ejecución del trabajo.
i. Transmitir normas, creencias y expectativas sociales. El trabajo tiene un papel socializador muy importante, ya que
luego de la escuela es el ámbito en el que desarrollamos la mayor parte de nuestra vida adulta.
j. Proporcionar poder y control: mediante el trabajo se puede adquirir poder y control sobre otras personas, así como
sobre cosas, datos y procesos.
k. Brindar oportunidades de bienestar: si se disfruta en el trabajo de la existencia de buenas condiciones físicas,
seguridad en el empleo y/o un buen horario de trabajo.
Función del trabajo Implicaciones para la vida personal
Integrativa o significativa ✓ Da sentido.
✓ Permite a los individuos realizarse personalmente
Estatus y prestigio social ✓ Reconocimiento.
✓ Respeto de parte de otros.
Identidad personal ✓ Desarrollo de nuestra identidad.
Económica ✓ Independencia económica.
✓ Posibilidad de elegir el ocio y las actividades del tiempo libre.
Oportunidades para ✓ Contactos sociales
la interacción ✓ Aspectos emocionales enriquecedores
Estructurar el tiempo ✓ Marco de referencia temporal útil para la vida
Actividad más o menos obligatoria ✓ Marco de referencia útil de actividad regular, obligatoria y con
propósito.
Oportunidad para desarrollar habilidades y ✓ Disponibles con anterioridad y mejoradas con la practica o
destrezas adquiridas expresamente para obtener y conservar el trabajo
Transmisión de normas, valores, creencias ✓ Papel socializador clave.
✓ Integración en un grupo social de referencia.
Poder y control ✓ Sobre personas, datos y procesos.
Bienestar ✓ Cuando se dispone de un trabajo en condiciones físicas
adecuadas, con seguridad en el empleo y un horario adecuado.
En la década anterior, recogiendo tradiciones de crítica muy arraigadas, se vincularon las funciones negativas al trabajo cuando
es repetitivo, deshumanizante, humillante, y no potencia la autonomía.
Otra faceta negativa del trabajo se recoge en la investigación sobre adicción al trabajo. Nuestra perspectiva sobre el trabajo
puede ser optimista, pero no deber caer en la ingenuidad. Ni siempre es bueno el trabajo, ni trabajar en cualquier clase de
condiciones es lo deseable. Antes bien, el propósito de la Psicología del Trabajo es incidir sobre aquellos aspectos que hacen
más humanizado y gratificante el trabajo, a la vez que más beneficioso para los grupos y las sociedades