Está en la página 1de 5

BARRAYCOA, JAVIER:

“La ruptura demográfica”

Introducción
El autor parte de la base que las sociedades no son máquinas cuyo
comportamiento demográfico pueda determinarse por políticas racionalizadoras.
Innumerables factores pueden alterar cualquier previsión.
Frente al peligro de la superpoblación mundial, un nuevo problema demográfico
parece centrar la atención: la ruptura demográfica. Se está generando una ruptura
entre dos mundos.

1) La ruptura ideológica

Utópicos
Platón dice que el número ideal de ciudadanos para construir una polis perfecta
es de 5.040. Bajo esta reflexión encontramos el sueño de la utopía construida en una
base cuantitativa. Otros ejemplos son La ciudad del Sol de Campanella, la
Cristianápolis de Andreae, etc. Para Platón debía haber un padre común (el Estado) y
todos se sentirían hijos de él.
El pensamiento utópico exige el control de la procreación, etc. La comunidad
está al servicio del colectivo. Otro ejemplo es el de Tomás Moro con Utopía. En ese
régimen, atentar contra la estructura patriarcal es igual a atentar contra la estructura
política.
El mundo utópico permite apariencias de libertad e individualismo siempre y
cuando se atengan a la estricta normativa colectiva. La libertad sexual queda
determinada por causas genéticas y políticas.
Sin embargo, estas consideraciones no traspasaban nunca la frontera de la
imaginación. Sin embargo, en el Mundo Moderno la frontera entre lo real y lo
imaginario ha sido traspasada. Ayer se soñaban las utopías, hoy se construyen.

Malthusianos
Los primeros sociólogos que aparecen en el pensamiento occidental describen la
sociedad como un organismo en crecimiento continuo. Decían que las sociedades tenían
que albergar el mayor número posible de individuos. Su objetivo era un número
incontable de hombres en condiciones de máxima dignidad.
Malthus, en “El ensayo sobre el principio de la población” aspiraba a investigar
las causas que han impedido la evolución a la felicidad. Malthus dice que el problema
demográfico está en el orden moral. Hay diferentes maneras de impedir el aumento de
la población: las preventivas y las positivas.
Las causas preventivas pueden ser buenas o malas. Ante el aumento de la
población, no correlativo al aumento de los medios de subsistencia, nos propone las
formas preventivas buenas. Decía que los remedios ideales eran el celibato y la castidad.
En cambio, los neomalthusianos se caracterizan por defender los múltiples
métodos contraconceptivos que a Malthus hubieran escandalizado. Para uno de ellos,
Sadler, la prosperidad reduce la fecundidad. Entonces, muchos concuerdan con que el
desarrollo económico impide la superpoblación.

1
El marxismo rechaza el pensamiento maltusiano. Rechaza que la sociedad
comunista esté abocada a problemas de superpoblación. Para los marxistas, Malthus es
igual a capitalismo. Entonces, concluyen en que la miseria no puede ser resultado de la
superpoblación.
Sin embargo, se produce una fisura en los marxistas, ya que algunos están a
favor de la contraconcepción. Los neomalthusianos instan a Estados Unidos a negar
apoyo a los países que no tengan políticas contraconceptivas.

Maniqueos
Si bien los neomalthusianos poco tienen en común con Malthus, los
neomarxistas abandonan las obras de Marx. Los marxistas que defienden la
contraconcepción en el fondo conceden un valor más importante a la decisión individual
que a los compromisos de clase. Defienden la idea del yo de Stirner antes que a Lenin1.
Algunos dicen que hay que romper con la historia. La larga correa que ha unido
cientos de generaciones debe cortarse si no se garantiza la plenitud existencial para la
descendencia. Ese es el espíritu maniqueo2.
A pesar de la derrota contra el cristianismo, el maniqueísmo ha reaparecido con
el actual proceso de secularización. Se perpetúa en la moderna liberación sexual.

2) La ruptura política

Voluntad de poder
En Francia de la Revolución, se quería llevar la población a 12 millones, y
eliminar al resto. Entonces, se muestra como cuestiones demográficas pueden
convertirse en objetivos políticos. De la demografía depende parte de la fuerza de los
propios Estados. Los grandes núcleos de poder geopolítico coinciden con grandes
concentraciones.
El crecimiento desproporcionado de la población es, hoy en día, casi tan
importante como la inflación monetaria. Pero el Estado que quiera regular la población
debe controlar tanto su crecimiento como su decrecimiento. La decadencia demográfica
precede a la decadencia política.
En la Alemania de Hitler se realizaban fuertes políticas fatalistas. Solo debían
engendrar hijos los más sanos, para que la raza se conserve pura. Los jóvenes de las SS
fecundaban mujeres arias3. Se hacía campaña de los anticonceptivos.
También en la URSS la razón de Estado se acababa imponiendo. Pero pasados
los años esta política da un giro a favor de la familia. La relación política – demografía
ha sido una constante en la historia de la antigua Unión Soviética. Hay una obsesión por
aumentar la población.
En China, en la época de Mao, solo se legaliza el aborto para algunos casos
especiales. La política no está orientada hacia un control fatalista. Pero luego pasan a
plantear políticas fatalistas por cuestiones militares.

Control demográfico
Para los Estados Modernos, el control demográfico es una cuestión puramente
estratégica y manifiesta la voluntad de poder para hacer crecer o decrecer una población

1
Algunos dicen que las proletarias no deberían tener hijos para que no sean explotados por los burgueses.
2
Dicen que el espíritu se libera con las relaciones sexuales que no den descendencia. Es por eso que las
prefieren homosexuales.
3
La mujer queda así convertida en una gestante al servicio del poder.

2
en función de las circunstancias. Pero no siempre es eficaz esta voluntad de poder a la
hora de alcanzar sus objetivos.
Por ejemplo, aunque se penalice el aborto; si en una sociedad hay una cultura
antinatalista la ley no servirá de nada. El control demográfico puede ser parte de un
mecanismo cultural, o puede presentarse como un esfuerzo racionalizador de un
determinado poder político. Es mejor el control demográfico cultural4.

3) La ruptura numérica

Recursos
Normalmente las campañas de control demográfico se interrelacionan con el
cálculo de los recursos de que dispone la humanidad. Los maltusianos dicen que la
población va a crecer mucho más rápidamente que los recursos.
Entre todos los recursos energéticos el petróleo es el que más polariza la
atención. Si disminuye la energía se pone en peligro la capacidad de alimentar a la
población. Otro tema complicado es el de la escasez de los alimentos. Malthus dice que
crecen en modo aritmético y la población en modo geométrico.
La industrialización aplicada a la agricultura, además de despoblar los campos,
obra de maravillas. A veces se plantea el recurso de si queremos ser tantos, no si se los
puede alimentar. Lo que provoca la hambruna no es la población sino la superpoblación.
Recursos y población son conceptos que van a la par, sin enfrentarse.
Igualmente, el recurso esencial es el propio hombre. Pero la población ha crecido
constantemente y, sin embargo, los graneros están llenos.
Como conclusión, se puede decir que no hay escasez mundial de recursos
alimentarios.

Densidades
El análisis de las densidades de población de diferentes regiones del mundo
puede acercarnos a la comprensión del problema demográfico 5. A medida que la
población aumenta, disminuye el espacio que ocupa.
Los países más superpoblados no son necesariamente los más densamente
poblados, y viceversa. La densidad de la población está relacionada directamente con
los niveles de riqueza, a partir de un estudio donde el máximo nivel de vida se da con
una densidad de 130 hab. /km2.

Proyecciones
Han sido hechas bastantes proyecciones que con la realidad se demostraron que
estaban erradas. Gran parte de los temores de la ONU radican en el futuro aumento de la
población africana6. La antigua URSS es otro ejemplo de inexactitud estadística.
Las proyecciones demográficas tienen como característica común ser cálculos
fundamentados en presupuestos teóricos. Normalmente nunca coinciden con la realidad.
En el pasado se pronosticaba que iba a haber mucha más gente de la que hay ahora. El
error consiste en considerar el rápido crecimiento del Tercer Mundo como continuo.
Las proyecciones solo deben ofrecernos un marco teórico para unas condiciones
que sabemos que nunca se cumplirán exactamente.

4
Por ejemplo, Japón tiene un control demográfico cultural, más exitoso que las políticas de otros países.
5
El 80% de los habitantes del planeta viven en el 20% de su superficie.
6
Se había pensado en el pasado trasladar los desechos a África, poniendo la excusa de que estaba
infrapoblada.

3
4) La ruptura demográfica

Estrategias
Prever la evolución del desarrollo demográfico no es puramente una cuestión de
proyecciones sino de comprensión de la interrelación entre cultura y comportamiento
demográfico. Los grandes crecimientos demográficos, solo pueden explicarse por
ajustes o desajustes en los sistemas culturales.
En el nomadismo había una muy baja tasa de crecimiento. Durante 30.000 la
humanidad es frágil, una especie en peligro de extinción. En el neolítico, sube un poco
la tasa de crecimiento. El primer gran hundimiento demográfico se produce en la cuenca
del Mediterráneo. Cae la población por las epidemias, etc. Se comienza a extender el
uso de métodos anticonceptivos. La cultura que domina el Mediterráneo ha dejado de
ser fatalista.
Desde la Edad Media hasta hace algunas décadas en Occidente se adelantó la
edad de matrimonio, se redujo el celibato, ampliando la capacidad de reproducción. Es
una estrategia natalista. El modelo occidental lleva a la primera transición demográfica
de la historia7. El gran cambio se dio con el descenso de la mortalidad, con lo que la
población empezó a aumentar aunque la tasa de fertilidad bajaba.
A principios del siglo XX se da una segunda transición demográfica, en los
países no occidentales. Es un crecimiento por reducción de mortalidad pero es más
rápida y más voluminosa.
A finales del Siglo XX está culminando la transición demográfica en el Tercer
Mundo. Solo África subsahariana no puede, por sus altas tasas de mortalidad.
No es posible que se de otra transición demográfica. Se puede mantener ahora
un crecimiento paulatino o darse una implosión. Ahora, la cultura anticonceptiva
domina el deseo de descendencia.

Implosión
El proceso de implosión demográfica consiste en una disminución de la
fertilidad que comporta una disminución de nacimientos. En estos momentos Europa se
aproxima al punto crítico del crecimiento cero. En algunos países ya es negativo. Esta
pérdida es soportable porque viene acompañada de una mortalidad infantil que deja de
ser significativa a partir de 1975. La implosión demográfica, igualmente, se termina
imponiendo.
Las tasas que van a determinar en gran medida que una población crezca o
decrezca son las tasas de reemplazo y las tasas absolutas de fertilidad. La tasa bruta de
reemplazo consiste en el número de descendientes femeninos nacidas por cada 100
mujeres. La tasa de fertilidad recoge el número medio de hijos por mujer en edad fértil 8.
Ante una crisis demográfica, la reacción debe ser la siguiente: aumentar las tasas
de fertilidad; adelantar las edades de matrimonio; aumentar el número de matrimonios
reduciendo el celibato y la soltería. Pero el comportamiento cultural es exactamente el
contrario.
La tasa de fertilidad es más elevada en la medida en que el primer hijo se
adelanta. Occidente, indefectiblemente, está reduciendo el periodo fértil de sus mujeres.

7
La transición demográfica consiste en un proceso por el cual se incrementa notablemente el volumen de
población en un periodo de tiempo relativamente pequeño.
8
Hay una tasa de fertilidad mínima que debe alcanzarse para que una sociedad se mantenga estable: 2,1.

4
También influye el divorcio. La descendencia es mucho más elevada en matrimonios
estables que en situaciones de divorcio9.
Aunque la mortalidad infantil se redujo, ha subido la juvenil, por accidentes,
drogas y suicidio.

La ruptura
La desaceleración demográfica de Occidente cobra importancia si la
comparamos con los países en vías de desarrollo. La diferencia de tasas de fertilidad es
el fruto de la ruptura cultural occidental que se ha transformado en una cultura
anticonceptiva. El preservativo ha vencido en su batalla contra el biberón.
Si Occidente no cambia, la única posibilidad de evitar la ruptura demográfica
con el Tercer Mundo es promover en estos países un control del crecimiento
demográfico.
Como una conclusión, vale decir que el Tercer Mundo posee la capacidad
geofísica para lograr la mayor producción agrícola.
Siempre fue así, pero quizás la nuestra, sea la primera generación en la historia
de la humanidad que tenga la capacidad de decidir si han de venir otras generaciones o
si seremos nosotros los que relegaremos el futuro al olvido.

5) A modo de conclusión
Hacia un escenario
Los datos que poseemos constatan una ralentización del crecimiento mundial en
sentido global, despejándose el miedo a una segunda gran explosión demográfica que
duplique la población.
La diferencia cuantitativa entre Primer y Tercer Mundo será notable. El peso
demográfico a favor del Tercer Mundo es una condición de posibilidad de
independencia económica y política.
De la recuperación demográfica de la población autóctona de los países
occidentales dependerá buena parte de la articulación de los posibles escenarios. Si esta
recuperación no se da, las tasas de soporte se tornarán insoportables; a menos que se
mantengan dos ciudadanías: la población autóctona y la población inmigrante.

Resumen realizado por Julián Colombo

9
Al expandirse el divorcio, entonces, baja la natalidad.

También podría gustarte