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Hª del Arte.

2º de bachillerato

El arte del Renacimiento

1.- Introducción

1.1 Renacimiento y Humanismo


Se entiende por Renacimiento el fenómeno cultural que, en el inicio de la Edad Moderna,
retoma los principios de la cultura de la antigüedad clásica, actualizándose a través del
Humanismo. A lo largo del periodo medieval anterior la religión había dominado la evolución
de la sociedad (teocentrismo), pero desde el siglo XIV se desarrolla lo que conocemos como
pensamiento humanista, que tiene como fundamento el antropocentrismo, es decir, el
hombre como centro de todas las cosas.
La nueva mentalidad aparece caracterizada por un fuerte individualismo, por un cierto
despego a las manifestaciones religiosas (aunque los humanistas no niegan el hecho
religioso) y una concepción del mundo racionalista y científica. En el Renacimiento se sitúa
al hombre como centro del universo, (individualismo) capaz por sí mismo de explicar la
naturaleza (alejamiento religioso) a través de la razón y de un método (racionalismo y
ciencia).
Las características más acusadas del Humanismo fueron el interés por el hombre y sus
cualidades y la inclinación hacía la sabiduría clásica grecolatina retomando la filosofía
grecorromana (Neoplatonismo).
Al servicio de esta nueva mentalidad, es necesaria la formación de un lenguaje artístico que
responda a la dimensión del hombre. Así, se sustituye el sistema formal del gótico mediante
la adquisición de modelos de la antigüedad greco-latina y se evoluciona hacia un arte
humano, basado en la proporción y la perspectiva.
Como es lógico, es en Italia donde cristaliza esta nueva visión del mundo y del arte. Las
razones son:
- El recuerdo de lo clásico a través de los restos arqueológicos, abundantes ruinas
del mundo antiguo y edificios que habían permanecido en pie como el Coliseo y el
Panteón romanos, fueron fuentes de inspiración; y la pervivencia de la antigüedad
en el arte y la cultura medievales italianos que siempre se había diferenciado de la
evolución artística de otras regiones europeas.
- El desarrollo económico de las ciudades italianas, enriquecidas por su privilegiada
situación comercial, que da lugar a la aparición de una clase comerciante
enriquecida, que protagoniza uno de los fenómenos más significativos del
Renacimiento: el mecenazgo. La vida en la ciudad permitió la extensión del
pensamiento humanista y las ciudades rivalizaban por organizarse de acuerdo a los
nuevos principios estéticos, con proyectos de renovación urbanística y con edificios
emblemáticos que prestigian a sus ciudadanos. Florencia es una de las ciudades
donde primero surge el pensamiento humanista. La corte de la familia Médicis,
gobernantes de la ciudad, es un vivero de intelectuales y artistas. Es aquí donde se
forman las primeras academias, que, a la manera clásica, forman a los artistas
dentro del neoplatonismo, filosofía que plantea una nueva mirada al mundo clásico
pero conciliándola con el pensamiento cristiano. Los Médicis se distinguieron desde
el siglo XV por su protección a los artistas (mecenazgo). Lorenzo de Médicis y
Cosme de Médicis fueron los mecenas de los artistas del Renacimiento en Florencia.
El Papa León X (hijo de Lorenzo) impulsó grandes obras en Roma y fue mecenas de

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Rafael y Miguel Ángel. También fue mecenas otro Médicis , el papa Clemente VII,
en Roma.

En la gestación del nuevo movimiento también fue importante las frecuentes relaciones con
el mundo bizantino desde mediados del siglo XIV, que se concretan con la llegada de
numerosos intelectuales tras la caída de Constantinopla en 1453, cuyo resultado es el
contacto con textos de la Grecia clásica.
Pero el Renacimiento no es un movimiento de ruptura con lo anterior; de hecho se mantiene
la tradición cristiana de construcción de iglesias y en los temas escultóricos y pictóricos; el
gótico ya inició un acercamiento a la realidad; y la nueva arquitectura, pese a retomar el
lenguaje clásico, no es réplica de la antigua.

1.2 La posición social del artista


El nuevo papel del hombre en la sociedad del Renacimiento afectó también a los artistas,
quienes pretendían hacer valer su superioridad sobre los simples artesanos y reivindicar
una nueva posición social. Para conseguirlo resultaba necesario que la arquitectura, la
escultura y la pintura fueran consideradas como artes liberales, superiores a las artes
manuales (artesanía), por lo que se ponía mucho énfasis en los elementos intelectuales del
arte. Los artistas teorizan, investigan y aumentan sus conocimientos en otras áreas:
construir el espacio a través de la perspectiva requiere saber matemáticas y geometría
(como se explica en los escritos de Alberti y Ghiberti) y plasman sus ideas estéticas en
tratados. Así abandonan el anonimato artesanal para ser individuos al modo humanista.
Los artistas realizan obras por encargo de un mecenas que les protegía y les mandaba
cuidar de sus colecciones y cuidar su patrimonio. Los mecenas eran monarcas, nobles, papas,
burgueses enriquecidos, etc, que constituían un público instruido.
En este contexto nació la idea de las Bellas Artes; los críticos empiezan a concebir la obra
de arte como un objeto suntuario distinto del de utilidad práctica. Además, los artistas
rechazaron los gremios como forma de organización y necesitaban una institución que
defendiera sus intereses y promocionara la calidad de las enseñanzas artísticas, por lo que
empiezan a proliferar en el siglo XVI las Academias, como la Academia de diseño de
Florencia, fundada por Vasari en 1562.

2.- El arte renacentista en Italia

El Renacimiento en Italia se suele dividir en dos periodos:

- Quattrocento, siglo XV. Se centra en Florencia. Se plantean las características


esenciales del nuevo estilo basado en la reformulación de las formas clásicas
(esencialmente romanas) a partir de un naturalismo científico fundamentado en la
perspectiva y la proporción humana.
- Cinquecento, siglo XVI. Con dos etapas: a) Clasicismo, en el primer tercio del siglo
XVI y centrado en Roma, en torno a la corte papal: Julio II y León X; durante esta
etapa se sistematizan los elementos del Renacimiento y el resultado es un arte
solemne y monumental en el que se exalta la religiosidad a través de la visión
humanista. b) Manierismo, tras el Saco de Roma en 1527 y hasta finales del siglo
XVI, en toda Italia; se transgrede y supera el clasicismo renacentista,

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reaccionando contra el ideal de belleza y equilibrio, que ya no es respuesta para un


mundo en tensión y en él se gesta el barroco, también al margen de la norma clásica.

2.1 Arquitectura

2.1.1 Arquitectura del Cuattrocento


El siglo XV supone una etapa de formación y consolidación de las teorías arquitectónicas
que alcanzan su apogeo en el siglo siguiente. El respeto a la proporción y la armonía se
complementa con la constante mirada hacia el pasado clásico. En 1416 se descubre el texto
De Architectura, del arquitecto romano del siglo I a.C. Vitruvio, que sirvió de base a la
teoría arquitectónica renacentista.
La nueva arquitectura surge en Florencia y se define por una serie de normas y elementos:
- Una nueva concepción espacial y de la belleza que busca la armonía y se basa en el
uso racionalista de proporciones matemáticas, de volúmenes simples (cubo, esfera)
- El empleo de elementos arquitectónicos y decorativos inspirados en la antigua
Roma:
• Se recuperan los órdenes clásicos, sobre todo el corintio y el compuesto, con sus
soportes y entablamentos.
▪Se utilizan los frontones; los paramentos de almohadillado (sillares con las
aristas rehundidas); los casetones en las cubiertas; la decoración de medallones,
guirnaldas y grutescos.
- El arco es de medio punto y las cubiertas son bóvedas de cañón, arista, vaídas,
aunque también hay artesonados de madera. El muro es de nuevo el soporte básico.
La cúpula vuelve a ser el gran reto técnico y el elemento dominante de la iglesia y
se alza sobre pechinas.
- En las iglesias se usa principalmente la planta central con cúpula (circular,
poligonal o de cruz griega) que por su simetría permite la identidad de perspectivas
desde su centro, forma de visualizar la perfección del Universo y de Dios. También
se mantienen las plantas basilicales.

Adquiere importancia la arquitectura civil: bibliotecas, universidades, hospitales, villas y


palacios. Los palacios renacentistas son mansiones urbanas, encargados por la alta
burguesía o la nobleza. La planta es cuadrada o ligeramente rectangular , con un patio
central que actúa de núcleo articulador de las diferentes estancias. En alzado, el palacio es
un cubo vaciado en su interior, con tres pisos cada uno con una función diferenciada. En el
patio los pisos se organizan a base de arcos apoyados sobre columnas. En el exterior, el
arquitecto individualiza las plantas y las separa por líneas de imposta, modula de modo
decreciente el aparejo almohadillado (más pronunciado en el piso inferior), superpone los
órdenes de las pilastras adosadas, entre las que sitúa ventanas de diferente tipo. Se
remata el edificio con una cornisa saliente que, junto con las líneas de imposta, acentúa la
horizontalidad del edificio. Sus numerosos vanos, aparte de aligerar la robustez del muro,
relacionan el palacio con el entorno urbano.

La primera generación de arquitectos está representada por Filipo Brunelleschi, cuya


aportación consiste en la utilización de un lenguaje arquitectónico directamente tomado de
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la arquitectura clásica, rompiendo con la tradición gótica anterior. En sus obras destaca el
concepto de orden, la sencillez de los elementos constructivos y la limpieza de líneas.
Propone un nuevo modelo de cúpula y de fachada palaciega. Usa la bicromía en los interiores
mediante la combinación de un enlucido blanco del muro y piedra gris para entablamento,
pilastras y arcos.
Entre sus obras destaca la cúpula de la catedral de Florencia, Santa María de las Flores,
iniciada en 1418. La catedral gótica de Santa Mª de las Flores estaba sin terminar y se
convocó un concurso para adjudicar las obras de la cúpula, concurso que ganó Brunelleschi.
Se trata de una cúpula muy esbelta gracias a su perfil apuntado conseguido mediante la
curvatura de los ocho nervios de mármol blanco que ascienden hasta la cúspide. Aquí se da
paso a una linterna diseñada también por Brunelleschi. La cúpula , cuyas ocho caras están
recubiertas de tejas rojas, se alza sobre un tambor octogonal de piedra revestido de
mármol (blanco, verde y rosado), con un óculo (ventana circular) en cada uno de sus lados.
Su construcción supuso un acontecimiento excepcional pues se realizó sin andamios que
partieran desde tierra. Está construida a base de dos cascarones paralelos (uno interior
más semicircular y otro exterior apuntado para contrarrestar los empujes) y un espacio
vacío en medio, lo que disminuye su peso total.

Catedral de Santa Mª de las Flores. Florencia Cúpula

A partir de 1419 realiza el Hospital de los Inocentes de Florencia, obra enteramente


renacentista donde proyecta su concepción de una estética basada en la simetría y la
proporción. Destaca la ligereza del pórtico, de amplios vanos y esbeltas columnas con
tondos de cerámica en las enjutas. Sobre el pórtico se sitúa un cuerpo superior con
ventanas coronadas por frontón.

Hospital de los Inocentes

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En las iglesias de San Lorenzo y Santo Espíritu, ambas en Florencia, se ve el uso que hace
Brunelleschi de los elementos de la antigua Roma. Recupera la basílica romana de tres naves
separadas por columnas corintias sobre las que descansan arcos de medio punto, si bien
conserva de lo medieval el transepto y la cúpula sobre el crucero. La nave central está
adintelada y decorada con casetones. Las naves laterales están cubiertas con bóvedas
vaídas. Para lograr elevación sin desproporcionar las columnas, coloca sobre el capitel una
porción individual de entablamento. El interior es totalmente simétrico y aplica las leyes de
la perspectiva geométrica siendo la capilla mayor el punto de fuga visual. Los elementos en
piedra gris contrastan con el color blanco de los muros (bicromía) y subrayan la distribución
geométrica del espacio.

Iglesia de San Lorenzo de Florencia Iglesia del Santo Espíritu de Florencia

La Capilla Pazzi es otra de sus obras, que inicia en 1430. Tiene planta centralizada basada
en un cuadrado cubierto con cúpula sobre pechinas con decoración de medallones cerámicos
y entablamento sobre pilastras con la típica bicromía (blanco y gris) del arquitecto. El
edificio posee un pórtico de acceso sobre columnas corintias que sostienen un entablamento
interrumpido por un arco en la entrada. En la cabecera una capilla saliente también
cupulada. Como en todas sus obras hay una búsqueda de la armonía a través del cálculo
preciso de las proporciones.

Capilla Pazzi. Pórtico y cúpula desde el exterior Interior. Cúpula sobre pechinas

El Palacio Pitti de Florencia, totalmente integrado en el espacio urbano, está concebido


como una masa cerrada con cierto aspecto de fortaleza. Usa el sillar almohadillado, de
tradición romana, pero en la base introduce una variante, el sillar rústico que ofrece la cara
sin tallar, lo que acentúa el efecto de robustez. Predomina la horizontalidad en el
desarrollo de sus tres pisos surcados por vanos coronados con arcos adovelados.

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Palacio Pitti.

Una segunda generación de arquitectos del Quattocento está encabezada por el florentino
Leon Baptista Alberti, que fue también un gran teórico y escribió varios tratados
destacando De re aedificatoria, donde expone sus ideas de arquitectura que él concebía
como ciencia del número y de las proporciones, claves de un concepto de belleza basado en
la armonía, reflejo de la de la naturaleza. La armonía resultaba de considerar el edificio
como un todo unificado por el empleo de unas proporciones basadas en una unidad modular o
medida base.
Ejemplo de este sentido armónico es la remodelación de la fachada del templo gótico de
Santa Mª Novella de Florencia, en la que crea un esquema de fachada muy imitado en los
siglos XVI y XVII, consistente en dos cuerpos de diferente anchura unidos mediante dos
grandes volutas. Respetando el rosetón y los nichos murales consigue una exacta
articulación modular a base del cuadrado, que destaca mediante la taracea de mármoles de
colores, procedimiento ya usado en el románico toscano.

Fachada de Santa María Novella

También es destacable el templo de Malatesta de Rímini, encargo de Segismundo Malatesta


con una función de iglesia-sepulcro. El templo, no acabado, lo concibió Alberti como un
conjunto rectangular, cuyas medidas se atienen a la proporción aúrea, con una nave central
a la que se abren capillas rectangulares. Su tratamiento es el de un templo clásico, elevado
sobre un podio. En la fachada se emplean series rítmicas donde se combinan arcos y
dinteles, buscando el claroscuro en los volúmenes. Esta fachada fue concebida como un gran
arco de triunfo de tres vanos, de los que sólo está abierto el central. Sobre éste se abre
un segundo cuerpo que debería estar unido por volutas, dando así unidad a toda la fachada.

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Templo de Malatesta en Rímini.

En el Palacio Rucellai de Florencia, Alberti mantiene las características esenciales de los


palacios florentinos (organización en tres pisos, división horizontal marcada) sin embargo,
la organización de la fachada es nueva y más elaborada pues crea divisiones verticales
formando una retícula de entablamentos y pilastras que ordena la superficie sin caer en la
monotonía. Además, al modo clásico, superpone los órdenes de los tres pisos.
La fachada comienza con un zócalo recorrido por un largo banco. La planta baja, con
pilastras de orden toscano posee aperturas cuadradas y puertas y ventanas con dinteles
horizontales. El primer y segundo pisos tienen pilastras de orden jónico y corintio
libremente modificadas; entre las pilastras asoman ventanas con parteluz, enmarcadas en
arcos de medio punto. Separan los pisos entablamentos de origen clásico. La pronunciada
cornisa final está sostenida por ménsulas.

Palacio Rucellai Iglesia de San Andrés de Mantua. Fachada

Finalmente en San Andrés de Mantua construye una planta de cruz latina de nave única y
transepto cubiertos con bóveda de cañón, capillas entre los contrafuertes y cúpula sobre el
crucero. La fachada la concibió a modo de arco de triunfo con frontón de remate.

2.1.2 Arquitectura del Cinquecento

En el siglo XVI el Renacimiento italiano se difunde por Europa. Se suceden dos etapas: la
del clasicismo renacentista (1500-1530) y la del manierismo (1530-1600).

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El clasicismo renacentista. En esta etapa el centro artístico se desplaza de Florencia a


Roma y culminan los logros del Quattrocento florentino. Se renuncia a la ornamentación
arquitectónica mientras que lo constructivo adquiere un valor plástico en sí mismo por lo
que se gana en monumentalidad y sentido de la volumetría.
El arquitecto que da el salto definitivo hacia la depuración del estilo es Donato Bramante,
quien, aunque formado en Milán todavía bajo las pautas quattrocentistas, desarrollará gran
parte de su actividad en la Roma del papa Julio II con los nuevos presupuestos del
clasicismo, convirtiéndola en la nueva capital del Renacimiento. En Roma entra en contacto
directo con la Antigüedad y va eliminando la abundancia decorativa para resaltar los valores
estructurales y volumétricos, como se aprecia en el templete de San Pietro in Montorio de
Roma, construido en 1502. Esta obra financiada por los Reyes Católicos se levanta en el
lugar donde, según la tradición fue martirizado San Pedro. La planta central circular evoca
la de los antiguos martyria ya que tiene esta misma función conmemorativa. En el exterior,
el peristilo circular (columnata que rodea la cella) de dieciséis columnas de orden toscano
se alzan sobre una escalinata y un ligero podio. Soporta un entablamento al modo clásico,
con arquitrabe, friso y cornisa. El friso está dividido en triglifos y metopas, que llevan
bajorrelieves con imágenes de los instrumentos de martirio de San pedro y objetos de la
liturgia cristiana. El segundo piso es introducido por una balaustrada (baranda) que rodea el
edificio y aporta ligereza. El cilindro que forma el segundo piso parece un tambor en el que
se suceden ventanas abiertas, ventanas ciegas y nichos en forma de semicúpulas coronadas
por conchas (veneras). Corona el templo una cúpula nervada de media esfera , con linterna
que remata en una cruz. Prácticamente no hay elementos ornamentales sino que son los
propios elementos arquitectónicos clásicos y los volúmenes los que adquieren esa función.
Su forma circular se corresponde con la filosofía neoplatónica de Marsilio Ficino que afirmó
que a Dios le corresponde la forma esférica, la más perfecta.

Templete de San Pietro in Montorio Proyecto de la iglesia de San Pedro de Roma

En 1505, el Papa Julio II encarga a Bramante el proyecto de la nueva iglesia de San pedro,
para el que prevé una cruz griega inscrita en un cuadrado, con grandiosa cúpula central
sobre enormes pilares y tambor en forma de peristilo o anillo de columnas. No llegó a
realizarse y a la muerte de Bramante sólo se habían construido los pilares que debían

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sostener la cúpula. Su proyecto será modificado por sucesivos arquitectos entre ellos
Miguel Ángel, quien construirá la cúpula de 131 metros .

El manierismo. El clima de confianza en el hombre y de perfección del clasicismo se quiebra


en Europa por conflictos de todo tipo, como la reforma de Lutero o el saqueo de Roma por
las tropas de Carlos V, generando una época de desequilibrios, donde la armonía anterior es
sustituida por tensión y pesimismo. Esto tendrá también consecuencias en el arte y aunque
se mantiene el vocabulario clásico se utiliza de forma libre, caprichosa y distorsionada. Se
sustituye la serenidad clásica por los efectos de tensión y sorpresa, mediante la
transgresión de los elementos clásicos en función de unos lenguajes arbitrarios e
individuales que proponen los propios artistas.
Miguel Ángel Buonarroti, en su faceta de arquitecto es el primero en romper con la
normativa clásica iniciando la tendencia manierista en obras como la cúpula de San Pedro
del Vaticano y el vestíbulo de la Biblioteca Laurenciana.
También es importante la labor constructiva de Andrea Palladio, arquitecto del Véneto
muy influyente por su tratado Los cuatro libros de arquitectura, se convirtió en uno de los
máximos exponentes de la arquitectura civil italiana. Desarrolló una arquitectura
monumentalista de enorme influencia en el clasicismo barroco y en el neoclasicismo inglés.
Destaca por su versatilidad pues construyó villas, palacios , iglesias, etc. Representa la
corriente más clasicista del manierismo y se muestra convencido de que la arquitectura
antigua es la más perfecta y noble; y que las formas clásicas siguen siendo las más idóneas
para expresar la grandeza divina en los templos cristianos. Aportaciones suyas son el orden
gigante y la asociación de arco y entablamento con columnas de dos escalas.
El aire clásico se aprecia en sus villas, como Villa Rotonda o Capra(1567-1569) en Vicenza,
de planta central, donde el manierismo radica en la inserción de elementos de la
arquitectura religiosa en un edificio civil: cúpula y cuatro frontispicios de templo romano.
Palladio utilizó elementos característicos del templo romano para diseñar cuatro fachadas
idénticas, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. El elevado basamento exige cuatro
pronunciadas escalinatas que den acceso al edificio; las entradas son pórticos hexástilos de
orden jónico, con sus entablamentos y frontones. En el interior, la planta centralizada se
organiza a partir de una gran sala circular central cubierta por una cúpula, rodeada de
habitaciones rectangulares que conforman un cuadrado. La villa está situada en lo alto de
una colina y se abre a la naturaleza a través de las cuatro fachadas. A través de
Inglaterra, donde la obra de Palladio alcanza gran éxito, este tipo de mansiones con pórtico
serán frecuentes en el sur de Estados Unidos.

Villa Rotonda (o Capra) Planta

En Venecia realizó la iglesia de San Giorgio Maggiore (1565-1580) de planta longitudinal con
cúpula en el crucero. En la fachada combina un frontispicio clásico y el orden gigante.
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De similares características es la iglesia del Redentor, también en Venecia, en cuya


fachada se aglutinan una serie de elementos clásicos pero tratados con sensibilidad
manierista.

San Giorggio Maggiore. Venecia El Redentor. Venecia

2.2 Escultura
Características generales
Lo mismo que sucedió con la arquitectura, la abundancia de restos arqueológicos permitió la
inspiración en modelos clásicos pero reinterpretándolos de acuerdo con los valores propios
del Renacimiento. También influyó el naturalismo gótico italiano, que no perdió durante la
Edad Media, la influencia de la escultura greco-latina (los Pisano...)
La escultura sirvió para distinguir la propia condición humana y reflejar la grandeza del
hombre dentro de la nueva sociedad, por ello la figura humana es el principal objeto de
trabajo. Para ello era necesario aproximarse a la anatomía y reflexionar sobre la
plasmación del desnudo, de acuerdo con la idea de la perfección del hombre dentro de la
Creación. Se pretendía obtener una sensación de realidad, que se incrementa cuando se
consigue transmitir la idea de movimiento.
Se realizan bultos redondos y relieves y se emplean materiales nobles que se habían
empleado en la Antigüedad, especialmente mármol y bronce.
En cuanto a los temas, la escultura religiosa suele ser la más reclamada; los personajes
sagrados adquieren la dignidad de los dioses clásicos y se representan con rasgos físicos
totalmente humanizados. El tema mitológico, inspirado en los modelos clásicos y en el uso
del desnudo, empieza a ser muy frecuente.
En este período tiene un gran auge el retrato lo que muestra el lugar destacado que ocupa
la persona en el nuevo orden social, frente al segundo plano que ocupaba en la teocéntrica
sociedad medieval.
También los monumentos públicos adquieren relevancia, muestra del elevado concepto que
se tenía del urbanismo y la vida en la ciudad. El retrato ecuestre como monumento urbano
servía, al igual que en la época romana, para exaltar las glorias de un personaje. El modelo
es el retrato romano de Marco Aurelio situado en la plaza del Capitolio de Roma.

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La escultura funeraria (sepulcros) también tienen su importancia; es un modo de perdurar


en la memoria, a pesar de la muerte, con una imagen realista del difunto. Suelen
acompañarse con representaciones alegóricas en las que se exalta las virtudes del fallecido.

2.2.1 Escultura del Quattrocento

La escultura del siglo XV consigue unas proporciones esbeltas, valorando la forma curva,
busca el realismo y la representación de la figura humana.
El hito fundamental en la génesis de la nueva escultura lo constituye el concurso para la
elaboración de las puertas del lado norte del Baptisterio de la Catedral de Florencia. Los
artistas que participaron en el concurso mostraron un esfuerzo evidente para que las
figuras se asemejaran a modelos clásicos. El ganador del concurso, Ghiberti, mostró un gran
dominio de la anatomía y dotó sus relieves de un valor pictórico mediante la representación
de la perspectiva y la valoración de la luz y la sombra.

Puerta del Paraíso Detalle


Pero el escultor más emblemático del momento es Donatello. Nacido en Florencia, se formó
en el taller de Ghiberti, al que supera en sus esculturas. Es el escultor que rompe con la
tradición goticista, volviendo la mirada al pasado grecorromano. Emplea el mármol, el
bronce y la madera, que trabaja con gran maestría. Su principal objetivo es el estudio de la
figura humana en todas sus edades (niñez. juventud, edad adulta, vejez), tratando de
captar sus valores y psicología y alejándose de lo decorativo y en definitiva de lo gótico.
Conoce a la perfección la anatomía y domina el contraste de luces y sombras a través del
trabajo de los volúmenes. Estudia las proporciones del cuerpo humano y está muy
influenciado por la escultura clásica, aunque no esculpe ningún tema mitológico. Las
esculturas de Donatello muestran serenidad y simplicidad en las composiciones, dando como
resultado formas elegantes y sencillas.
Expresa la alegría y el dinamismo de la infancia en los niños de la cantoría de la Catedral de
Florencia. En el David plasma la etapa juvenil, de gran elegancia anatómica, domina
compositivamente la incurvación y recupera la tradición del desnudo y la composición
clásica. En el San Jorge representa al hombre en la plenitud de la vida, al que esculpe como
la imagen perfecta del caballero cristiano. No evita lo feo o la decadencia de los años en el
profeta Habacuc, de gran realismo y expresividad, con el rostro del hombre cansado por los
años de trabajo, sufrimiento y preocupaciones. El mismo realismo presenta su profeta
Jeremías, o la Magdalena penitente, de madera tallada.
También trabaja el retrato ecuestre; su Condottiero Gattamelata, en Padua, inspirado en el
retrato romano de Marco Aurelio, refleja el culto a la personalidad y a la fama propias de
la época humanista.

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Niños de la Cantoría de la catedral de Florencia David

San Jorge Profeta Habacuc

Magdalena Condottiero Gattamelata

Otros escultores del Quattrocento son: Jacopo Della Quercia, Luca Della Robbia y Andrea
Verrocchio.

2.2.2 Escultura del Cinquecento


Al igual que en lo arquitectónico el centro se traslada a Roma, donde el descubrimiento de
nuevas esculturas de la Antigüedad (la mayor parte helenísticas como el Laocoonte,

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descubierto en 1506, que tanto impresionó a Miguel Ángel) le confiere un carácter


monumental y exagerado que huye de la delicadeza precedente.
Desde comienzos de siglo, Miguel Ángel Buonarroti se impuso como el gran genio creador
eclipsando al resto de los escultores. Destacó en todos los ámbitos artísticos
(arquitectura, escultura y pintura) pero él se consideraba sobre todo escultor. Su obra
representa la perfección de la escultura. Su dominio de la técnica es soberbio y sus obras
se caracterizan por la monumentalidad. Aunque empleó otros materiales, trabajó
fundamentalmente el mármol de Carrara, para crear obras caracterizadas por la
grandiosidad, el estudio perfecto de la anatomía y la fuerza interior y el temperamento de
los personajes, todo ello en relación con su formación en el neoplatonismo.
Sus inicios como escultor tienen lugar en Florencia, su lugar de nacimiento, al amparo de los
Médicis. En una primera etapa (1490-1505) dentro del clasicismo cinquecentista, su obra
está influenciada por la belleza ideal del clasicismo griego y por las formas equilibradas de
la escultura de Donatello; su temática es principalmente religiosa pero armoniza las
influencias de la Antigüedad clásica pagana con el cristianismo, tal y como propugnaba la
filosofía neoplatónica. Obra de juventud es el relieve denominado Virgen de la escalera
(1495) donde se observa la influencia de Donatello y de la Antigüedad clásica y presenta a
la Virgen como una dama romana.
Ya en Roma, entra en contacto con las grandes creaciones del pasado romano y forma su
estilo: esculturas serenas y majestuosas, con amplios ropajes y robustas anatomías que
suelen presentar un perfecto pulimento del mármol. Las composiciones son simples
reducidas a esquemas geométricos, generalmente el piramidal. Busca la perfección
anatómica y la belleza ideal y el movimiento es pausado y contenido. Obras significativas
son la Piedad del Vaticano (1498-1499) y el David (1501-1505). La Piedad constituye un
claro ejemplo de clasicismo renacentista: Virgen juvenil con el cadáver de Cristo en el
regazo, belleza ideal, composición piramidal, perfección formal, equilibrio y serenidad.
Contrasta con ella el David (que esculpe para la Plaza de la Signoria de Florencia), de pose
griega lo representa en el momento de concentración antes de lanzar la honda ; destaca en
él la dimensión, superior al natural, la anatomía del desnudo y sobre todo la fuerza
espiritual del personaje, lo que se ha dado en llamar terribilità .

Virgen de la escalera Piedad del Vaticano David

En 1505, el Papa Julio II le encarga su mausoleo. Realiza el proyecto, que concibe como una
obra grandiosa, pero por circunstancias desfavorables queda inacabado.

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Entre 1505 y 1534, Miguel Ángel llega a su etapa de madurez que da inicio al manierismo.
Entre otros encargos de pintura (Capilla Sixtina) y arquitectura, vuelve a retomar a la
muerte de Julio II, las esculturas para su sepulcro: realiza el Moisés donde la fiereza de
la mirada, las poderosas manos y los músculos en tensión son el perfecto resumen de la
terribilità y anticipan la expresividad manierista; y los Esclavos (Rebelde y Moribundo), que
ya anuncian las forma serpentinata del manierismo.

Moisés Esclavo rebelde Esclavo moribundo

En 1520 comenzó la construcción de la capilla funeraria de la familia Médicis en la iglesia


de San Lorenzo de Florencia, donde se situarían las tumbas de Lorenzo y Giuliano de
Médicis. Los dos sepulcros ocupan paredes opuestas, exhiben una estructura piramidal con
dos figuras alegóricas sobre cada sarcófago y la imagen del difunto encima. La nueva
técnica de non finito (inacabadas) de las alegorías masculinas y las complejas posturas de
sus cuerpos rotundos, presagian el manierismo.

Sepulcro de Lorenzo de Médicis Sepulcro de Giuliano de Médicis

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En su vejez, abandona la concepción hercúlea, para expresar sólo espíritu; vuelve así al
tema de la Piedad, pero tratado con patetismo. En la Piedad Rondanini (1554) trabajada
poco antes de su muerte, renuncia a la perfección o belleza para mostrarnos un “feísmo”
que pone de relieve la espiritualidad. Desde el punto de vista formal, el grupo de mármol,
inacabado, ha quedado reducido a sus elementos esenciales, buscando la expresión de la
idea.

Piedad Rondanini

El genio escultórico de Miguel Ángel produjo un tremendo efecto contradictorio, pues abrió
un nuevo horizonte para la escultura pero creó una distancia insalvable respecto al resto de
escultores contemporáneos. Así los escultores manieristas acentuaron en sus obras la
sofisticación, el virtuosismo y la búsqueda de raros equilibrios compositivos (forma
serpentinata...) destacando Cellini (con su obra Perseo) y Giambologna (El rapto de las
Sabinas, Mercurio)

2.3 Pintura

La pintura renacentista contribuye a expresar el papel del hombre como protagonista de la


sociedad. La nueva dimensión del ser humano permitía el estudio de su anatomía y la
representación de la realidad que le rodeaba. La filosofía humanista y la evocación del
mundo clásico, donde los artistas eran muy valorados, proporcionarán a éstos una mayor
consideración social. La pintura será reivindicada como una auténtica ciencia y su práctica
obligaba a un conocimiento de las proporciones, la luz, el movimiento y la profundidad, de
acuerdo con un sistema visual que ahora se desarrolla plenamente: la perspectiva. Si bien, el
nuevo arte pictórico tiene un claro precedente en la figura del trecentista Giotto.

El mecenazgo de los poderosos, que colocaban bajo su protección a los artistas, contribuyó
a la valoración del arte y los artistas, aspecto este que va unido al aumento del
coleccionismo como un signo de prestigio social. Florencia, con el gobierno de los Médicis,

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Hª del Arte. 2º de bachillerato

fue el centro precursor de esta nueva mentalidad, seguida por las diferentes cortes de
otras ciudades italianas y la corte papal en Roma.

Los temas son variados. La pintura religiosa es la más abundante, distinguiéndose por la
humanidad de los temas; en Italia son frecuentes las escenas de la Sagrada Familia o de la
Virgen con el Niño (Madonna) concebidas como motivos dulces y amables. Las Sacras
Conversaciones muestran a los personajes sagrados en sencilla actitud de diálogo y son muy
habituales en la pintura renacentista. Además se mantienen las representaciones de
acontecimientos bíblicos o de la vida de santos. El retrato adquiere una gran difusión como
género independiente de los cuadros religiosos medievales, donde aparecía la figura del
donante. La dignidad del hombre y la consolidación de la individualidad en este momento,
son determinantes en el nacimiento de este género artístico. Vuelven a tener un destacado
protagonismo los temas mitológicos gracias al interés de los artistas e intelectuales por la
Antigüedad y la recuperación del espíritu clásico. Se generalizaron también las alegorías, es
decir, la representación de ideas, sentimientos o fuerzas de la naturaleza (amor, viento)
personificadas en figuras humanas.

En cuanto a las técnicas, se mantiene la pintura al temple sobre tabla y se va incorporando


el lienzo que irá desplazando a la tabla. Se usa también el óleo sobre lienzo, que procede de
Flandes. En las pinturas murales se usa en Italia la técnica al fresco.

2.3.1 Pintura del Quattrocento

En la Florencia del siglo XV, triunfa el naturalismo inspirado en la renovación que supuso
Giotto en el siglo anterior. Los pintores se sienten inspirados por el lenguaje del clasicismo,
buscan la representación de la naturaleza y su tridimensionalidad, para lo que hacen uso del
recurso de la perspectiva y la geometría. A ello se une el estudio del cuerpo humano , del
movimiento, de la luz. El dibujo se pone al servicio de la geometrización y de la definición
de las formas. El color es un medio expresivo fundamental y se usa de manera equilibrada.
La proporción y la armonía se ponen al servicio del ideal de belleza neoplatónica.

Principales maestros florentinos:


- Masaccio (1401-1428). Pese a su breve carrera (murió muy joven) es el iniciador de la
nueva pintura y su forma de pintar adopta todas las novedades del Renacimiento: gran
habilidad para la representación anatómica de sus personajes a los que dota de una
corporeidad monumental (volumen), casi escultórica, para lo cual se sirve del color por
encima del dibujo y el plegado de los ropajes. La búsqueda de la realidad le permite mostrar
el dramatismo, el dolor y actitudes llenas de emoción (por ejemplo en la Expulsión de Adán
y Eva del Paraíso). Se interesó enormemente por la representación de la profundidad
(perspectiva) en sus escenarios (por ejemplo en la Trinidad).
Su principal obra la encontramos en los temas bíblicos, realizados al fresco, de la capilla
Brancacci del convento de Santa María del Carmen de Florencia. De entre ellos
destacaremos el Tributo de la moneda y la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso.
Para la iglesia de Santa Mª Novella de Florencia realizó el fresco La Trinidad, auténtica
recreación ilusoria de un espacio arquitectónico e impresionante ejercicio de perspectiva
lineal.

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Hª del Arte. 2º de bachillerato

Frescos de la capilla Brancacci. La Trinidad

- Fra Angélico (1400-1455). Su pintura representa el nexo con el período gótico. Sus
composiciones se caracterizan por la dulzura de los modelos, de belleza idealizada y
actitudes serenas. Recuerdos de la pintura goticista son el dorado en los nimbos de las
figuras sagradas y la minuciosidad en los paisajes. En las arquitecturas incorpora el uso de
la perspectiva, como se puede ver en algunos de sus populares cuadros sobre el tema de la
Anunciación, donde el dibujo y el colorido suavísimo constituyen el medio expresivo de la
devoción del Ángel y la unción de la Virgen ante el misterio.

- Piero della Francesca (1420-1492). Investiga en el campo de la perspectiva y escribe un


tratado sobre el tema. Destaca el estudio de la luz y la sombra que estudia con fines
simbólicos. Entre sus obras: El sueño de Constantino y la Virgen con santos y Federico de
Montefeltro

- Sandro Botticelli (1445-1510). Nacido en Florencia, Botticelli pertenece a la segunda


generación del quattocento, en la segunda mitad del siglo XV, bajo el gobierno de Lorenzo
el Magnífico. Su amistad con filósofos humanistas del círculo neoplatónico de Marsilio
Ficino le permitió compartir su interés por lo clásico, y se refleja en su forma de pintar.
Sus composiciones son dinámicas, su dibujo nítido y de líneas onduladas en cabellos y
vestimentas y los rostros muestran expresiones melancólicas. Pinta sobre tabla o sobre
lienzo con la técnica del temple. La mayor parte de su obra es de temática religiosa
(Madonnas, escenas bíblicas), pero lo más conocido son sus alegorías mitológicas de
carácter humanista impregnadas del neoplatonismo. Es el caso de El nacimiento de Venus y
Alegoría de la Primavera.

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Hª del Arte. 2º de bachillerato

El nacimiento de Venus. Temple sobre lienzo Alegoría de la Primavera. Temple sobre tabla

En otras regiones italianas, en la segunda mitad del siglo XV destacan otros maestros:

- Perugino, en Umbría. Originario de Perugia, en Umbría, y maestro de Rafael Sanzio, su


pintura usa espacios abiertos y arquitecturas clásicas, con orden y claridad en la
composición, en la que se mueven figuras delicadas, empleando con rigor el principio de la
simetría. Perugino ejecutará una de sus obras maestras, en la que la perspectiva alcanza el
grado máximo: La entrega de las llaves a San Pedro.

- Mantegna, en Padua. Fue un gran dibujante, de figuras muy corpóreas, calificadas de


escultóricas porque su claroscuro produce la impresión de telas duras. Cuida la
expresividad, pero sobre todo destaca por sus experiencias en la perspectiva. Emplea la
perspectiva de punto de vista bajo (en su obra el Tránsito de la Virgen) y también fuertes
escorzos como el de su Cristo muerto.

2.3.2 Pintura del Cinquecento

Surge a finales del siglo XV en Florencia, pero se desarrolla verdaderamente en Roma


durante el breve período de los papas Julio II y León X, en el primer cuarto del siglo XVI.
En esta etapa la pintura culmina una evolución iniciada a finales del quattrocento, que se
plasma en algunas nuevas características:
- El color empieza a imponerse al dibujo y los contornos se difuminan en un intento de
captar la perspectiva aérea, no sólo en paisajes sino también en planos más
cercanos. La luz difusa anterior se sustituye por un claroscuro más contrastado, ya
con zonas en sombra.
- Al igual que en la arquitectura, hay un deseo de claridad y grandiosidad: predominan
las composiciones triangulares y destaca el tema principal perdiendo importancia lo
secundario y anecdótico.

Tres son las figuras fundamentales de este período:

- Leonardo da Vinci (1452-1519). Ingeniero, pensador y artista, es el ejemplo de hombre


universal del Renacimiento. En su Tratado de Pintura, la considera como una actividad
intelectual que reproduce la realidad; por tanto el artista ha de partir del análisis directo
de la naturaleza, donde el artista deberá encontrar las reglas rectoras. Es función del
artista investigar y experimentar para conceptualizar dicha belleza natural que en
Leonardo se traduce en la aportación de logros fundamentales como su sentido de la
psicología, la utilización del sfumato (difuminado) mediante el que abandona la definición
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Hª del Arte. 2º de bachillerato

pictórica de los contornos envolviendo todo el espacio en una especie de neblina con la que
consigue crear una atmósfera en las que se integran sus personajes; también se sirve de la
composición triangular para buscar el equilibrio formal. Obras suyas son: Virgen de las
Rocas (1483), Última Cena (1495-98) y La Gioconda (1505).

- Rafael Sanzio (1483-1520). Representa el lado refinado y elegante del clasicismo.


Discípulo de Perugino, adopta de él las figuras delicadas y la composición simétrica. En
Florencia asimila de Leonardo un suave sfumato y el esquema triangular. Pinta retratos pero
su fama se cimenta en sus Madonnas en las que logra un equilibrio entre la belleza clásica e
idealizada y la imagen devocional de dulzura maternal. En 1508 viaja a Roma donde pinta los
frescos de las estancias vaticanas. Destacan los de la cámara de la Signatura (Escuela de
Atenas), que expresan el deseo humanista de armonizar filosofía clásica y cristianismo. En
el Incendio del Borgo, los desnudos musculosos y el dinamismo en las actitudes revelan la
influencia de Miguel Ángel, a quien Rafael conoce entonces.

- Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564). Es la figura más genial del periodo. Nacido en
Caprese, lugar muy cercano a Florencia, en 1475, comenzó muy joven su formación artística
Su obra evoluciona desde el sentido de la medida y la claridad clásica de su primera etapa
florentina influido por su maestro Ghirlandaio hacia, ya en Roma, el dramatismo,
monumentalismo y grandiosidad clásica del techo de la Capilla Sixtina, convirtiéndose en
plenamente manierista en los frescos del Juicio Final de la misma capilla.
Al sentirse sobre todo escultor, en su obra pictórica eliminó el paisaje y se centró en el
modelado de las figuras, a las que representa con mucho volumen y provistas de una
extraordinaria fortaleza, de un gigantismo casi sobrehumano inspirado en Laocoonte, pero
al mismo tiempo las dota de sólidos espíritus, equilibrando así la fuerza moral y la física. Se
puede decir, en definitiva, que se trata de figuras escultóricas. En sus composiciones
introduce el escorzo, pero sin romper el equilibrio dinámico.
En Roma, el papa Julio II le encargó pintar la bóveda de la Capilla Sixtina (1508-1512).

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Hª del Arte. 2º de bachillerato

La decoración de la Capilla Sixtina es una de las obras cumbres de la pintura de


todos los tiempos. Miguel Ángel refleja en ella un tratado sobre las formas, la luz y el
color. Construye figuras escultóricas y realiza una interpretación personal de todos los
logros alcanzados durante el Renacimiento.
La exaltación de la anatomía y el desnudo
expresaban el papel que se le daba al
hombre dentro de las teorías humanistas y
son un canto al cuerpo humano como obra
máxima de la creación. El proceso de
trabajo se inició a partir de cartones
(dibujos preparatorios de gran tamaño), que
permitían al maestro corregir sus estudios
antes de plasmarlos al fresco sobre los
muros. La obra necesitó de colaboradores,
aunque la intervención de Miguel Ángel fue Miguel Ángel. La Creación de Adán. Capilla Sixtina.
directa y en gran parte única. El resultado
final sirvió de guía para muchos artistas posteriores, que estudiarán continuamente las
innovaciones que aporta este conjunto. Miguel Ángel fingió una arquitectura de arcos,
pilastras y medallones para distribuir las escenas que, junto con los escorzos logran la
impresión de profundidad. Su temática es religiosa con escenas del Génesis (Creación de
Adán, Diluvio Universal...) y la representación de profetas y sibilas. Por su masa, movimiento
impetuoso y colorido contrastado, expresan tensión y distan ya del equilibrio y la armonía
clásicos.
Dentro del conjunto de la Capilla Sixtina sobresale La Creación de Adán, que ha
marcado la mirada del hombre desde el momento en que se pintó hasta nuestros días. Esta
imagen ha sido determinante en la formación del arte tal y como hoy lo entendemos, y es
considerada la alegoría más sugerente y poética del origen del ser humano.
Dios, tras haber creado luz y agua, fuego y tierra, a todos los animales y seres
vivos, decide crear un ser a su imagen y semejanza, crearse de nuevo a sí mismo. Dios llega
a la tierra en una nube, rodeado de ángeles y envuelto en turbulencias que crea su mismo
poder irresistible. En tierra, la figura de Adán ya está modelada, esperando ser insuflada
de vida. Adán está totalmente pegado a la tierra, como surgiendo de ella: su mano se
levanta débilmente, sin fuerza propia, sin objetivo. Y en ese punto el dedo de Dios
concentra toda la fuerza terrible de la creación para transmitirla a su criatura y
convertirla en lo que es: un ser humano.
El detalle aislado de las dos manos resume en sí
mismo el misterio de la creación, de la vida humana. Es una
interpretación conmovedora de Miguel Ángel, que ha hecho
de esta imagen un auténtico patrimonio de la Humanidad.
Dentro de esta magna obra, los episodios del
Génesis, desde la Creación hasta Moisés, sirven para
consagrar el papel del hombre como centro de todas las
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Hª del Arte. 2º de bachillerato

cosas. Junto a estas escenas aparecen asociados las sibilas y los profetas que anuncian la
venida de Cristo. Las figuras de los ignudi (desnudos masculinos), que escoltan las
diferentes escenas se disponen en actitudes diversas al lado de medallones con episodios
del Antiguo Testamento.

El testero de la Capilla
Miguel Ángel. El Juicio Final. Capilla Sixtina.
Sixtina fue ejecutado en 1533-40 al
fresco y representa El Juicio final.
Allí se distingue con más claridad la “ terribilitá” miguelangelesca, especialmente en la
figura de Cristo con una actitud vengativa más que misericordiosa. La composición tiene
importantes precedentes en la escultura y en la pintura medieval (especialmente en las
portadas góticas). Se utiliza una distribución en dos planos superpuestos, terrestre y
celeste. Toda la escena se agita en un movimiento continuo centrado en la figura de Cristo,
como un dios clásico. La profundidad ha desaparecido y todas las figuras están en primer
término, acercándose más al espectador. La luz es intensa y frontal. El poder de la
anatomía y del desnudo es muy destacado a la hora de conseguir volumen y expresa la
evolución alcanzada por Miguel Ángel en su proceso creativo. El conjunto es dramático: una
masa humana de hinchadas musculaturas y movimiento agitado en un espacio que no se
precisa, sin marco arquitectónico. Esa falta de serenidad y de claridad son sin duda
manieristas.
El concepto del Juicio se expresa de un modo fácilmente comprensible en cuanto al
mensaje. En el plano terrestre se combina la resurrección de los muertos y el ascenso de
los bienaventurados hacia el cielo, mientras que los condenados pasan al infierno en la barca
de Caronte. La Virgen contraída aparta la cabeza, los Apóstoles y santos, sobrecogidos,
rodean la figura poderosa de Cristo juez, que dictamina el destino de los hombres.
El atrevimiento de la desnudez de las figuras sagradas fue ferozmente criticado, lo
que ocasionó el encargo a Daniel de Volterra de la pintura de paños que ocultaran algunos
cuerpos. El repertorio de formas inspira a los artistas del manierismo, que tienen en las
figuras del Juicio Final un álbum de modelos en el que inspirarse.

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3.- La pintura renacentista en España: El Greco


La figura de El Greco (1541-1614) representa la tendencia manierista de la 2ª mitad del
siglo XVI cuando los artistas reflejaron una nueva perspectiva del mundo; no sólo
reflejaban la realidad visual sino la realidad espiritual, aunque tuvieran que desvirtuar la
visión de la naturaleza para ofrecer la concepción que el artista tenía de esa realidad. Las
formas son tratadas con entera libertad, la realidad se deforma, el espacio se distorsiona,
las proporciones anatómicas se alteran y la luz se trata de forma irreal.
Domenikos Theotokopoulos, El Greco, nació en la isla de Creta, posesión de Venecia, y murió
en Toledo. En Creta inicia su aprendizaje artístico con los pintores de iconos bizantinos y
en 1567 se traslada a Venecia, donde recibe la influencia de los pintores venecianos
Tiziano, Tintoretto y Veronés. Tras una breve estancia en Roma, donde conoce la obra de
Miguel Ángel, decide abandonar Italia debido a la escasez de encargos y la competencia de
los grandes pintores del momento. De su época italiana destacan La expulsión de los
mercaderes del templo y La Anunciación, del Museo del Prado. En ambos cuadros podemos
observar el abandono del bizantinismo y una asimilación del arte veneciano en el empleo de
colores cálidos y fondos arquitectónicos.
En 1576 se establece en España, primero en Madrid, atraído por los encargos para decorar
El Escorial, y posteriormente en Toledo, ciudad que mantenía su poderío económico a través
de la Catedral, los grandes señores y una intensa vida espiritual en torno a la Universidad.
Sus primeros clientes son la Catedral, el monasterio de Santo Domingo y la Monarquía, pero
después de una discusión con el cabildo de la catedral por un tema de tasación y el rechazo
de Felipe II de su obra El Martirio de San Mauricio, sus clientes se reducen a
eclesiásticos, nobles y comerciantes que le encargan obras religiosas para sus capillas, o
retratos. Los numerosos encargos le permitieron vivir holgadamente y abrir un taller, lo que
explica la diferente calidad de sus obras y la repetición de temas y composiciones.
En su iconografía interpreta las directrices de la Iglesia del Concilio de Trento, en plena
Contrarreforma según la cual el arte debía representar en un primer plano los aspectos
místicos y sobrenaturales de la experiencia religiosa. Los temas del Greco son retratos,
series de santos y apóstoles y grandes composiciones devocionales para iglesias y
monasterios, convirtiéndose en el pintor de la Contrarreforma.
En los retratos predominan las representaciones a dos tercios y medio cuerpo y reflejan la
posición social del retratado (El caballero de la mano en el pecho).

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Hª del Arte. 2º de bachillerato

En su época italiana utilizaba más el temple sobre tabla y al establecerse en Toledo su


técnica se perfecciona con el uso del óleo.
Se le considera el pintor más original e independiente del manierismo, del que toma
elementos que transforma con una visión personal. Trata el espacio en varios planos a
diferente altura, altera la perspectiva tradicional, combina espacios llenos de figuras con
otros prácticamente vacíos; a veces, en un mismo cuadro, pinta una escena terrenal y otra
divina (El entierro del Conde de Orgaz); utiliza de forma arbitraria las luces y las sombras,
creando brillos y destellos que no se corresponden con un foco natural; sus figuras son
alargadas y distorsionadas, con movimientos “llameantes” como si fueran irreales;
predominan en ellas la línea serpentinata, las posturas teatrales y escorzos atrevidos.
En el tratamiento de los colores, utiliza tonos apagados, ocres, grises azulados, pero entre
éstos introduce una túnica o un manto de color fuerte y distorsionante, como un amarillo
fuerte, un rojo, un naranja, un verde o un malva, como si quisiese sorprender al espectador
con estos intencionados contrastes.
Los rostros y manos poseen gran expresividad, capaces de transmitir una gran
espiritualidad y misticismo.
Entre los primeros encargos que recibe al llegar a España destaca El Expolio, para la
sacristía de la Catedral de Toledo. La composición de esta obra está estructurada
verticalmente. Domina la figura serena de Cristo, que adquiere un gran protagonismo
realzado por la mano en el pecho, la iluminación de su figura y el rojo de la túnica que
destaca del tumulto de los verdugos que aparecen con matices bastante oscuros. Para
contrarrestar esa oscuridad, el Greco, viste dos figuras, una femenina y otra masculina, de
amarillo claro; y enriquece el colorido con el sayón verde a la derecha de Cristo. Una de las
figuras más notables, desde el punto de vista pictórico, del conjunto es el caballero de la
izquierda, que posiblemente pueda identificarse con San Longino. El brillo metálico de su
armadura está lleno de reflejos y destellos y sirve de espejo al ropaje de Cristo y al de las
tres mujeres.
En 1580 consiguió que el rey Felipe II le encargase el Martirio de San Mauricio y la legión
tebana para la iglesia de El Escorial. Pintado al óleo sobre lienzo representa el martirio de
San Mauricio y su legión por negarse a realizar sacrificios a los dioses paganos. Felipe II
rechazó el cuadro, al parecer por no ajustarse a las nuevas ideas de la Contrarreforma y
por la introducción de excesivas novedades: primacía de lo estético, excesivos puntos de
atención que dificultaban su comprensión, juegos con el espacio y la perspectiva, figuras
que parecen flotar y el haber relegado el martirio a un segundo plano.

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El Expolio. Óleo sobre lienzo El martirio de San Mauricio y la legión tebana. Óleo sobre
lienzo

Contrariado por este fracaso se asienta definitivamente en Toledo en 1585, donde pinta El
entierro del Conde de Orgaz para la iglesia de Santo Tomé (Toledo). Representa el entierro
del señor de Orgaz. El cuadro, como en otros muchos, se articula en dos niveles: el terrenal
y el celestial, unidos por un violento escorzo de un ángel. La parte inferior, la terrenal está
tratada con realismo y dominada por el señor de Orgaz y el grupo de retratados. La parte
superior que representa el cielo se representa de una forma más idealizada, con una
pincelada más suelta y vaporosa y una composición piramidal dividida en diferentes planos
espaciales.

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El entierro del Conde de Orgaz. Óleo sobre lienzo El caballero de la mano en el pecho. Óleo sobre lienzo.

Los temas religiosos desarrollados por el pintor fueron numerosos y algunos de ellos
repetidos en muchas ocasiones como La Anunciación de los Pastores, los temas marianos o
los referentes a Cristo, o los santos etc. Pero junto a esta temática religiosa El Greco
demostró ser un gran retratista “a la manera véneta” (influido por Tintoretto), es decir, de
medio cuerpo y con una estudiada captación de la psicología del personaje.
Buen ejemplo de la influencia veneciana es el retrato del Caballero de la mano en el pecho.
Uno de los retratos españoles más conocidos en el mundo. Un caballero con la mano en el
pecho que mira al espectador como si hiciese un pacto con él. Este hombre está vestido de
forma fina y elegante y porta una espada dorada. Aún cuándo ya se conoce quien era este
"desconocido" (Juan de Silva, notario mayor de Toledo) el retrato ha quedado siempre
como la representación típica del hidalgo español: austero, espiritual y profundamente
serio. El caballero aparece vestido de negro, con el cuello y los puños de encaje blanco; sólo
una mínima cadena de oro -de la que pende una medalla- parece animar la negrura del
conjunto; también es oro labrado el puño de la espada que porta. Toda la expresión del
retratado se concentra en esa profunda y abstraída mirada, dirigida al espectador como
una evocación clara de aquellas imágenes orientales que El Greco debió pintar en su
juventud en Grecia, donde nació.
El paisaje toledano quedó reflejado en cuadros como Vista de Toledo, o como fondo en el
Laoconte y sus hijos, única obra mitológica que se le conoce.
En su etapa final pintó los cuadros más desgarradores por su expresividad entre los que se
encuentran: el Apostolado que realizó entre 1610 y 1614 para el Hospital de Santiago (San
Bartolomé y San Pedro), Laocoonte y sus hijos (1610-1614); La Adoración de los Pastores
(1612-1614), obra que realizó para su propia tumba en Santo Domingo el Antiguo de Toledo;
el Bautismo de Cristo del Hospital Tavera de Toledo; etc.... Todas estas obras muestran un
pintor más tenebrista que ha renunciado al color vibrante que le caracterizaba por una luz
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tenue que provoca efectos fantasmales. Su pincelada se volvió todavía mucho más ligera
acentuando con ello el dramatismo y la expresividad de los cuadros.

Vista de Toledo Laoconte y sus hijos

La adoración de los pastores.

La pintura de El Greco no fue valorada por los mecenas más importantes de la época, pero
contó con el apoyo de instituciones religiosas, la nobleza y sobre todo el entusiasmo del
pueblo y la estima de los pintores. Influye en Velásquez, pero durante el siglo XVIII y las
primeras décadas del siglo XIX fue considerado un pintor extravagante. Los pintores de la
segunda mitad del siglo XIX redescubren su obra que influirá en los pintores impresionistas
por el color, y en los expresionistas por el dramatismo y la expresividad de las figuras.

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