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ARTE RENACENTISTA

EL RENACIMIENTO. ORIGEN Y DESARROLLO. APORTACIONES DE LOS GRANDES ARTISTAS ITALIANOS.


El Renacimiento fue un movimiento cultural y artístico desarrollado en Europa entre los siglo XV y XVI. El origen del
término se basa en la recuperación del arte y los valores grecolatinos, siendo la Edad Media considerada un periodo de
oscuridad para los intelectuales renacentistas. Iniciado en algunas ciudades italianas (sobre todo en Florencia, de mano de
los Médici), en el siglo XV, se extendió primero al resto de Italia y luego, hacia el siglo XVI, a otras zonas de Europa,
como Francia o España. Así, podemos dividir el Renacimiento en tres etapas:
- Quattrocento (siglo XV), surgido en el Estado de Florencia y con la familia Médici como principal mecenas.
- Cinquecento (siglo XVI), nace en torno a Roma, siendo el Papa el principal mecenas.
- Manierismo (c. 1520-1600), caracterizado por la ruptura de las formas clásicas y extendido por toda Europa.
Veamos las características más significativas del nuevo estilo:
- Antropocentrismo: el hombre es colocado en el centro del Universo, en oposición al teocentrismo. Para la cultura
renacentista el ser humano ya no es un pecador despreciable, sino la creación más perfecta de Dios, una criatura que,
gracias a su inteligencia, se convierte en amo del mundo, capaz de comprender el mundo en que vive y de transformarlo.
Surge el humanismo y los llamados “hombres integrales”, polifacéticos.
- Naturaleza: es el terreno donde se despliega la acción del ser humano. El mundo es un bello producto que manifiesta la
bondad de Dios, por lo que el hombre tiene derecho a conocerlo y disfrutarlo. El arte se convierte en una “ventana”
abierta al mundo: se vuelve al concepto de mímesis, de imitación de la Naturaleza, tanto de paisajes como de la anatomía
del cuerpo humano, estudiada en cadáveres de manera ilegal.
- El artista se beneficia de este antropocentrismo, revalorizándose su figura al ser visto como un genio, cuyo trabajo es
fruto de la reflexión más que de su ejecución. Estos artistas se beneficiaron, además, de la protección que les daba el
mecenazgo, sin los cuales los artistas no hubieran tenido oportunidad de expresarse en muchas ocasiones. Las clases
dominantes mostraron un gran interés por la cultura en todas sus formas, surgiendo así el coleccionismo.
- Renacer de la Antigüedad clásica: una verdadera anticomanía se apoderó de los intelectuales del Quattrocento, que
consideraban que en su época por fin volvía a renacer la luz de la Antigüedad tras el periodo de “tiniebla” en la Edad
Media. Se analizaba y estudiaba cualquier obra filosófica o artística clásica. Se realizaron excavaciones arqueológicas que
aumentaron el número de obras antiguas disponibles, como, por ejemplo, el descubrimiento del Laocoonte.
- Religión: la cultura renacentista supo conciliar los temas paganos de la Antigüedad con el cristianismo, mucho más
abierto y tolerante en esta época, por lo que fue abundante la presencia de temas mitológicos en las obras de arte, incluso
cuando el tema era de temática cristiana.
El arte histórico-político en que se desarrolla el arte renacentista cambia desde principios del siglo XVI. Durante el siglo
XV, Italia estaba dividida en repúblicas comerciantes dominadas por una burguesía rica que demandaba arte y actuaban
de mecenas. En el siglo XVI, los Estados italianos giran hacia formas absolutistas, adquiriendo el Estado pontificio gran
potencia política e ideológica.
En Europa, tiene lugar la era de los descubrimientos en que se recorre casi la totalidad del planeta, el descubrimiento de la
imprenta, la caída de Constantinopla o la reforma protestante de Martín Lutero, rompiéndose así la unidad de la religión
católica.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA RENACENTISTA ITALIANA.
La arquitectura renacentista pretendía ofrecer en sus construcciones una traducción de la estructura ordenada del mundo y
de la naturaleza. Por ello, son fundamentales los aspectos relacionados con la geometría, la proporción y el módulo. Los
edificios debían estar por encima de todo, bien proporcionados y determinados por una estructura modular. Los estudios
de perspectiva y de matemáticas de intelectuales y artistas tuvieron un fuerte impacto sobre los arquitectos, quienes
volvieron a utilizar, además, el lenguaje de los órdenes clásicos (toscano, jónico, compuesto...), que fueron
detalladamente estudiados en sus medidas y proporciones. Será común el uso de los frontones, los arcos de medio punto
y las bóvedas de cañón. Entre las bóvedas, encontramos una nueva: la bóveda vaída, formada por el cruce de dos
bóvedas de cañón. Los edificios, de plantas centralizadas o longitudinales, estaban decorados con almohadillados
(paramento en que los sillares sobresalen del muro), grutescos (molduras que simulan motivos geométricos o vegetales),
volutas en las esquinas, amorcillos o putti, casetones y artesanados en los techos, etc. Reflejando el antropocentrismo,
los edificios tienden a la horizontalidad, dando importancia a lo terrenal. La iglesia y el palacio fueron los tipos de
edificios más importantes: se intentó acomodar a las particularidades de la religión cristiana los modelos de los templos y
palacios de la Antigüedad. Además, resucitó un tipo de edificio muy importante en la Roma antigua: la villa campestre.
EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA ITALIANA: BRUNELLESCHI, ALBERTI, BRAMANTE, PALADIO.
Los inicios del Quattrocento están ligados de manera indisoluble a una ciudad, una obra y un artista: Florencia, la cúpula
de Santa María de las Flores y Filippo Brunelleschi, artista polifacético, gran admirador del arte romano, logró construir,
utilizando maquinaria de su propia invención, la nueva cúpula de Florencia con un sistema estructural autoportante, hecha
con materiales ligeros (ladrillo, piedra...) en los nervios y con cerámicas huecas en el interior que servían para aliviar el
peso. La estructura poseía un doble cascarón, uno interior (semiesférico) y otro exterior (apuntado), que se reforzaban
mutuamente. Estos dos cascarones se asentaban sobre un tambor octogonal con óculos de donde salían ocho nervios. La
cúpula se remataba con una linterna. Brunelleschi plasmó su interés por la Antigüedad y la geometría de la proporción y
el módulo en otras obras, como en la fachada del Hospital de los Inocentes, que no es sino la repetición de un módulo
cuadrado formado por dos columnas con su arco y su bóveda. En esta estructura observamos el uso de la llamada pietra
serena, franjas de color gris que contrastan con el blanco del paramento, así como de los tondos, molduras circulares con
relieves. Otras obras de Brunelleschi fueron la capilla Pacci, las iglesias de San Lorenzo y del Santo Spirito, ambas
longitudinales, o el palacio Pitti, donde introduce el motivo del bugnato o almohadillado, con grandes bloques de piedra
en forma de almohadilla.
El ejemplo de Brunelleschi fue seguido por otros arquitectos, como Michelozzo, quien sistematiza el modelo de palazzo
italiano, conformado por varios pisos, siendo el primero de acceso público y los restantes privados, como vemos en el
palacio Medici-Riccardi.
Más importante es Leon Battista Alberti, un hombre integral, de elevada formación intelectual. Su papel es decisivo en
la consolidación de las ideas renacentistas, ya que es él quien realiza tratados sobre las artes, proponiendo la idea de
arquitectura como un arte intelectual. Entre sus obras encontramos la iglesia de San Andrés de Mantua, donde destaca su
fachada monumental, la fachada de Santa Maria Novella o el palacio Rucellai. Sin embargo, su obra más importante es la
iglesia encargada por Segismundo Malatesta, el llamado Templo Malatestiano, con una fachada inspirada en los arcos del
triunfo de la antigua Roma y un frontón partido, que quedó inacabado.
Durante el Cinquecento, los intelectuales pretenden dar a la ciudad de Roma el esplendor que tuvo en la Antigüedad. Los
Papas, para ello, actuarán de mecenas, impulsando el arte, que tomará nuevos cauces, experimentando nuevas
características, tendentes a lo monumental. El primero de los grandes arquitectos de esta época es Donato Bramante, un
arquitecto interesado por la espacialidad y por la planta centralizada, donde veía un símbolo de Dios como centro del
Universo. Bramante diseña para Julio II varios edificios que buscan suscitar la vieja grandeza romana, como el Belvedere
o el templete de San Pietro in Montorio, un tholos de pequeñas dimensiones. La reconstrucción de la basílica de San
Pedro fue la gran empresa de esta nueva Roma. La basílica edificada en época paleocristiana amenazaba con derrumbarse,
por lo que Bramante diseñó un proyecto: la nueva basílica sería un enorme templo de planta centralizada, en forma de
cruz griega, con una inmensa cúpula. Iniciadas las obras, la muerte de Bramante determinó el inicio de una serie de
proyectos sucesivos, que corrieron a cargo de nombres tan importantes como Rafael, Antonio da Sangallo o Miguel
Ángel. El nuevo San Pedro no se terminaría hasta el siglo XVII con las intervenciones barrocas de Maderno y Bernini.
Otros arquitectos contribuyeron a la construcción de esta nueva Roma, como Andrea Paladio, un gran tratadista sobre
arquitectura. Otra faceta importante de Palladio es la de cosntructor de villas campestres para la aristocracia veneciana,
entre estas destaca la simétrica Villa Rotonda.
Ya en el segundo tercio de siglo a la arquitectura le somete a tensiones y movimientos, huyendo de la armonía y el
equilibrio de los años anteriores; es el manierismo, las fachadas llegan a curvarse, el almohadillado se elabora mucho, las
plantas ya no tienen por qué ser cuadradas, se utilizan ventanas redondas (óculos) en las fachadas para resaltar la
inestabilidad, etc. Miguel Ángel Buonarroti es la figura más importante de este periodo y representa el ejemplo más
claro del artista-genio. Nació en Florencia y allí va a realizar obras como la escalera de la Biblioteca Laurenziana,
formada por tres cuerpos que se fusionan en uno, donde contemplamos la tensión y el dinamismo. Pero tal vez la obra
arquitectónica más importante de Miguel Ángel sea la continuación de la basílica de San Pedro. Se basó en el plan de
Bramante pero simplificándolo. Su idea de cúpula se basaba en la de Brunelleschi en Florencia y no en la de Bramante.
Así, al igual que la cúpula de Santa María de las Flores, para aliviar el peso construyó una cúpula dentro de otra. Para
subrayar su importancia la elevó sobre un gran tambor con vanos y columnas parradas, decorado con guirnaldas. Se
encuentra coronada por una gran linterna.
No podemos olvidar a Andrea Vignola, arquitecto de la iglesia jesuita de Il Gesù, inspirada en San Andrés de Mantua de
Alberti. Es un edificio de planta de cruz latina y nave única, coronada por una cúpula en el crucero.

LA ESCULTURA RENACENTISTA: DONATELLO Y MIGUEL ÁNGEL.


La escultura renacentista plasmó el nuevo pensamiento artístico del Renacimiento. Entre las características fundamentales
encontramos el uso de materiales diversos, como el mármol, la madera, el barro cocido o el bronce (a la cera perdida), sin
policromar, pues, en efecto, en esta época no se tenían las técnicas necesarias para detectar los pigmentos, ya perdidos, de
las obras clásicas. Se trabajó el bulto redondo y el relieve con una gran variedad de temas en los que, a la tradicional
temática religiosa, se añadieron temas mitológicos, históricos, retratos, etc. Este último fue determinante puesto que se
recuperó el tipo de busto de la Antigüedad, así como el retrato ecuestre. La escultura siempre tuvo como objetivo la
glorificación del hombre como individuo, tanto en su cuerpo, con gran preocupación por la anatomía por el continuo
intento de imitar la Naturaleza, como en su mente.
Los inicios de la escultura del Quattrocento están ligados a la figura del broncista Lorenzo Ghiberti. Su actividad se
inicia cuando ganó (superando incluso a Brunelleschi, del que hablaremos a continuación) el concurso para la realización
de unas puertas de bronce en el Baptisterio de Florencia; en ellas, las figuras en relieve están encerradas, aún al modo
gótico, en marcos cuadrilobulados, pero presentan una composición y anatomía completamente innovadora. Estos rasgos
se consolidan en unas nuevas puertas de bronce, en cuyas escenas bíblicas, divididas en casetones, se aplica la perspectiva
y la técnica del schiacciato, técnica que combina diversos relieves para crear una sensación de profundidad. El propio
Miguel Ángel, al contemplarlas, las consideró dignas de ser las Puertas del Paraíso.
Otros autores importantes fueron Jacopo della Quercia y Luca della Robbia, productor de la llamada escultura en barro
vidriado.
Pero sin duda, la gran figura de la escultura del Quattrocento fue el florentino Donatello, considerado por sus
contemporáneos como el gran innovador en escultura, rompiendo por completo con la tradición gótica. Sus obras
combinan la serenidad clásica con la espiritualidad moderna, como podemos apreciar en el San Jorge. Llama la atención
el interés de este autor por el estudio de la edad, como la adolescencia (en su David de bronce) o la ancianidad (en su
estatua de Hababuc o en la Magdalena). Importante es también la estatua ecuestre del Condottiero Gattamelata,
realizada en bronce mediante la arcaica técnica de la cera perdida e inspirada en la única estatua ecuestre superviviente
del arte romano: la del emperador Marco Aurelio.
El último de los grandes escultores del Quattrocento es Andrea Verrocchio, maestro de Leonardo da Vinci y escultor de
la expresividad por excelencia, apreciado ello en la estatua ecuestre del Condottiero Colleoni, en la que deja paso a la
fuerza contenida y a la expresividad violenta.
Miguel Ángel Buonarroti es la figura más importante del Cinquecento y representa el ejemplo más claro del artista-
genio. Seguidor de la filosofía neoplatónica, según la cual la idea es siempre más importante que la materia, concibió la
escultura, acorde a ello, no como una simple mímesis, sino como una labor purificadora, intentando abstraer la idea
contenida en la materia. De ahí la fuerza interior, la terribilità, que expresan sus figuras, metáfora de esta lucha de la idea
por salir de la materia. Esto también explica un rasgo que caracterizaba a muchas de sus obras: el non finito, técnica por la
cual dejaba sus obras en estado rudo y apariencia inacabada, de forma que fuese apreciable el proceso por el cual la idea
se libera paulatinamente. Durante su juventud realiza la Virgen de la Escalera y años más tarde la famosísima Piedad
del Vaticano, en la cual comienza a deformar las proporciones, rasgo que será tan característico en su obra. Más
importante es su David, tallado en un estrecho bloque de mármol que otros artistas habían desechado por considerar
imposible sacar nada de él, donde logra transmitir, a través del contraposto, una mezcla de equilibrio y tensión. Tiempo
después, el Papa Julio II le encarga la realización de su tumba, un proyecto escultórico-arquitectónico que quedará
inconcluso. Dentro de este proyecto podemos destacar el Moisés. Importantes fueron también las tumbas de Lorenzo y
Giuliano de Médici, así como sus Piedades y sus Esclavos, trabajados con la técnica del non finito.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA PINTURA RENACENTISTA ITALIANA.


Los pintores, conscientes de su nueva importancia social, firman sus obras, se autorretratan y buscan demostrar, con su
estilo personal, su formación científica y humanista. Esta nueva actitud es causa y consecuencia a la vez del proceso que
los eleva de artesanos a artistas, adquiriendo la categoría de trabajadores intelectuales y, en algunos casos, de auténticos
genios. Esto no habría sido posible sin el fenómeno del mecenazgo, que ejercieron príncipes, papas o familias adineradas.
Una de las mayores aportaciones a la Historia del Arte fue la formulación y sistematización de la perspectiva, técnica que
permitía a los artistas representar la profundidad a partir de un punto de fuga del que convergían el resto de líneas. Ya a
finales del Quattrocento, Leonardo da Vinci daría el siguiente paso, al darse cuenta de que los objetos lejanos no sólo se
ven más pequeños, sino también más borrosos por la presencia del aire que hay entre ellos y nuestros ojos: surgía así la
perspectiva aérea.
La actitud humanista, naturalista y racional del Renacimiento desembocó en la aparición de nuevos géneros. Junto a los
temas religiosos adquieren importancia el retrato y la pintura mitológica. El retrato se revaloriza como consecuencia
lógica del humanismo y de la importancia que adquiere el individuo y evoluciona de retrato de perfil a retrato de tres
cuartos. El cuerpo humano será objeto de estudio en su estructura anatómica y el interés por la Naturaleza influyó en el
desarrollo del paisaje, que adquiere protagonismo dejando de ser un mero soporte escenográfico para integrarse por
completo en la pintura. Los temas mitológicos se utilizarán de manera o metafórica alegórica, representando ideas
abstractas.
En cuanto a los soportes, se siguió practicando la pintura mural, sobre todo el fresco, además de la pintura sobre tabla o
lienzo. A las técnicas del fresco y el temple vino a añadirse uno nuevo que revolucionaría la pintura: el óleo, introducido
en Italia desde Flandes.

EVOLUCIÓN DE LA PINTURA RENACENTISTA ITALIANA: SIGLO XV: MASACCIO, FRA ANGELICO, PIERO
DELLA FRANCESCA Y BOTICELLI.
En los inicios de la pintura renacentista italiana del Quattrocento destaca la figura de Masaccio, admirador de Giotto.
Puede decirse que el gran descubrimiento de Masaccio fue el espacio vacío, en el que las figuras adquieren volumen y
cuerpo, moviéndose con naturalidad. Trabajó el fresco, como vemos en la Trinidad, donde aplica las reglas de la
perspectiva, logrando una profundidad insólita al reproducir un espacio arquitectónico en el propio cuadro, lo que se
conoce como trampantojo. Otra de sus obras importantes son los frescos de la Capilla Brancacci, en la que se narran
diversas historias religiosas, entre las que destaca El tributo de la moneda y La expulsión del Paraíso.
Fra Angelico, fraile dominico, utilizó su arte como instrumento didáctico. Aunque sus pinturas tienen elementos
apegados al Gótico internacional, como el uso de los tonos dorados, su conocimiento del espacio y la luz lo definen como
un pintor renacentista. Fra Angelico se interesó por los volúmenes, la proporción y la Naturaleza, rasgos patentes en obras
como la Anunciación.
Paolo Uccello es uno de los autores renacentistas más interesados por la perspectiva, la profundidad y el movimiento. En
La batalla de San Romano, observamos estas características en las figuras de los caballos y los caballeros, que se
mantienen en difíciles escorzos, o en las lanzas, que conforman un espacio visual en movimiento donde utiliza colores de
manera arbitraria.
Más importante es Piero della Francesca, autor de un tratado sobre la perspectiva donde simplifica las formas a lo
esencial, a lo geométrico. La perfección matemática y la luminosidad fría de los colores pálidos y suaves caracterizan su
obra. Entre ellas destacan la Flagelación de Cristo, donde Cristo queda relegado a un segundo plano, el retrato de
Federico de Montefeltro y su esposa, las Historias de la Vera Cruz y sus Madonnas.
Sandro Botticelli fue un pintor cuya obra, de exquisita sensibilidad y delicadeza, en la que emplea el contorno como
medio de expresión de sus emociones, está fuertemente influenciada por el idealismo neoplatónico. En sus obras, por ello,
prefirió la belleza ideal antes que el fiel reflejo de la realidad y tratará el tema mitológico de manera alegórica. Entre sus
cuadros más célebres encontramos La Primavera y el Nacimiento de Venus, en las que representa a Venus casta,
utilizando como modelo a su musa Simonetta Vespucci.
La obra de Andrea Mantegna destila grandiosidad por sus efectos tridimensionales gracias al empleo de la perspectiva y
la maestría en la disposición de los fondos arquitectónicos, así como el aspecto majestuoso, casi escultórico, de sus
figuras. Entre sus obras más importantes debemos destacar El tránsito de la Virgen, el San Sebastián y el Cristo muerto,
donde el violento escorzo imprime un profundo dramatismo, mostrando al espectador los estigmas y heridas de Cristo.
EVOLUCIÓN DE LA PINTURA RENACENTISTA ITALIANA: SIGLO XVI: LEONARDO, MIGUEL ÁNGEL Y
RAFAEL. LA ESCUELA VENECIANA.
LA RECEPCIÓN DE LA ESTÉTICA RENACENTISTA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA: ARQUITECTURA.
EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA: ESCULTURA. PINTURA: EL GRECO.

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