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Arquitectura islámica

La cúpula de la mezquita de Selim en Edirne.

La Gran Mezquita de Kairuán, el más antiguo santuario del Occidente musulmán,1 es un ejemplo de la
arquitectura islámica en África del Norte. La mezquita está situada en Kairuán, Túnez.

La arquitectura islámica es un término amplio que agrupa los estilos artísticos


propios de la cultura islámica desde los tiempos de Mahoma hasta nuestros días,
influyendo en el diseño y construcción de edificios y estructuras por todo el
mundo.2
Los tipos principales de construcciones de la arquitectura islámica son la tumba,
el palacio y el fuerte; aunque también destacan edificaciones de menor
importancia como los baños públicos, las fuentes y la arquitectura doméstica.
Se dice que la columna, el arco y la cúpula son la «trinidad» de la arquitectura
islámica, ya que las tres juntas son características que le dan belleza y
originalidad.

Arquitectura románica
La arquitectura románica fue el primer gran estilo arquitectónico creado en
la Edad Media en Europa después de la decadencia de la civilización
grecorromana. Su desarrollo estaba completamente establecido alrededor de
1060, pero los primeros signos de cambio fueron diferentes según las regiones y
no hay consenso sobre una fecha para sus inicios, que van desde el siglo VI hasta
el siglo XI. Tendrá varias etapas, fundamentalmente dos, conocidas como primer
románico (o románico temprano o lombardo) y segundo románico (o alto románico
o románico maduro). La arquitectura gótica fue el estilo que le sucedió
gradualmente a partir del siglo XII.
El dinamismo monástico, las profundas aspiraciones religiosas y morales y la
espiritualidad de las rutas de peregrinación en una Europa que había recobrado la
paz, presidieron el nacimiento del arte románico y contribuyeron a convertirlo en
un estilo verdaderamente nuevo, dotado de una profunda originalidad. La voluntad
de liberar a la Iglesia de la tutela de los poderes seculares, las cruzadas,
la reconquista cristiana en España con el colapso del califato de Córdoba, la
desaparición del patrocinio real y principesco hicieron del arte románico el arte de
toda la cristiandad medieval.
La arquitectura románica se desarrolló en una vasta área que iba desde la mitad
norte de España hasta Irlanda, Escocia y la mitad de Escandinavia. La Europa del
Este, los países eslavos desde Polonia a Eslovaquia, Bohemia y Moravia, Hungría
y Eslovenia también adoptaron este estilo así como el conjunto de Italia con sus
islas. Este espacio correspondía a la influencia de la Iglesia romana en la Edad
Media, al área ocupada por la gran familia de los pueblos romano-germánicos, de
los eslavos occidentales y de algunas reliquias étnicas. Los primeros centros del
arte románico ya eran visibles alrededor del año mil: en Cataluña, en las
estribaciones norte y sur de la parte oriental de los Pirineos; en la Lombardía, que
se extendía desde la llanura central del Po hasta la Italia meridional; en Borgoña,
en la zona fluvial del Saona; en Normandía, cerca del Canal de la Mancha; en el
curso del bajo Rin hasta el Mosela; en la Alta Renania,
desde Basilea hasta Maguncia; y en la Baja Sajonia entre el Elba y el Weser.
Otras regiones conocieron un desarrollo más tardío de la arquitectura románica,
cuya originalidad eclosionó en el siglo XI,
como Westfalia, Toscana, Apulia, Provenza y Aquitania. Entre 1042 y
1066, Eduardo el Confesor, cuya madre era normanda, introdujo el arte románico
en Inglaterra y después de la conquista de Inglaterra en 1066,
los normandos integraron aportes anglosajones en el arte anglonormando.

Iglesia Saint-Étienne de Nevers (1063-1097), para Viollet-le-Duc, por su pureza de estilo y


disposición «el monumento más perfecto que el siglo XI ha dejado en Francia».1
Arquitectura del Barroco
La arquitectura barroca es un período de la historia de la arquitectura que vino
precedida del Renacimiento y del manierismo; se generó en Roma a principios
del siglo XVII y se extendió hasta mediados del siglo XVIII por los estados
absolutistas europeos.
El término barroco, derivado del portugués barroco, 'perla de forma diferente o
irregular', se utilizó en un primer momento de forma despectiva para indicar la falta
de regularidad y orden del nuevo estilo. La característica principal de la
arquitectura barroca fue la utilización de composiciones basadas en
puntos, curvas, elipses y espirales, así como figuras policéntricas complejas
compuestas de motivos que se intersecaban unos con otros. La arquitectura se
valió de la pintura, la escultura y los estucados para crear conjuntos artísticos
teatrales y exuberantes que sirviesen para ensalzar a los monarcas que los habían
encargado.
En algunos países europeos como Francia e Inglaterra y en otras regiones de la
Europa septentrional se produjo un movimiento más racionalista derivado
directamente del Renacimiento que se denominó clasicismo barroco. A lo largo
del siglo XVIII se fue desarrollando en Francia un movimiento derivado del Barroco
que multiplicaba su exuberancia y se basaba fundamentalmente en las artes
decorativas que se denominó rococó y se acabó exportando a buena parte de
Europa.

Cúpula de la Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano.

Arquitectura neoclásica
La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico occidental que produjo el
movimiento neoclásico que comenzó a mediados del siglo XVIII, por una reacción
contra el estilo barroco de ornamentación naturalista así como por el resultado de
algunos rasgos clasicistas nacidos en el barroco tardío. Se prolongó durante el
siglo XIX, coincidiendo luego con otras tendencias, como la arquitectura
historicista y el eclecticismo arquitectónico. Algunos historiadores
llaman clasicismo romántico a la producción neoclásica de la primera mitad del
siglo XIX, jugando con el oxímoron (oposición de términos), ya que además de
coincidir con el romanticismo, estilísticamente compartía rasgos con la estética
romántica, al añadir cierta expresividad y espíritu exaltado a la sencillez y claridad
de las edificaciones clásicas grecorromanas.1
Los factores fundamentales que influyeron en el surgir de la arquitectura
neoclásica fueron los mismos que determinaron el contexto político, social y
económico de la época, en la que destacan la Revolución Industrial, la crisis del
Antiguo Régimen, la Ilustración, el enciclopedismo, la fundación de
las Academias o el despotismo ilustrado. La Revolución Industrial modificó
profundamente la forma y el ritmo de vida en las ciudades y propició nuevos
adelantos técnico-constructivos y el empleo de nuevos materiales. Se buscaba dar
un carácter más científico a las artes, por lo que los artistas debían ser técnicos
más que inventores, e imitadores más que creadores.

 
Arco del Triunfo (1808-1838), de Jean Chalgrin

Arquitectura del Renacimiento

Villa Farnesina, Baldassarre Peruzzi (1511). Ejemplo de villa renacentista.


Villa Capra, Andrea Palladio (1566). Ejemplo de arquitectura palladiana.

Arquitectura del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida


durante el período artístico el Renacimiento europeo, que abarcó los
siglos XV y XVI. Se caracteriza por ser un momento de ruptura en la historia de la
arquitectura, en especial con respecto al estilo arquitectónico previo: el gótico;
mientras que, por el contrario, busca su inspiración en una interpretación propia
del arte clásico, en particular en su vertiente arquitectónica, que se consideraba
modelo perfecto de las bellas artes.
Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción —
técnicas de construcción y materiales constructivos— como en el lenguaje
arquitectónico, que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.
Otra de las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de
los arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción
de la profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban
a sí mismos, y acabaron por conseguir esa consideración social,
como artistas interdisciplinares y humanistas, como correspondía a la concepción
integral del humanismo renacentista. Conocemos poco de los maestros de obras
románicos y de los atrevidos arquitectos de las grandes catedrales góticas;
mientras que no solo las grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños
edificios o incluso meros proyectos, fueron cuidadosamente documentados desde
sus orígenes, y objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.
El espíritu renacentista evoca las cualidades intrínsecas del ser humano. La idea
de progreso del hombre —científico, espiritual, social— se hace un objetivo
importante para el periodo. La antigüedad clásica redescubierta y
el humanismo surgen como una guía para la nueva visión de mundo que se
manifiesta en los artistas del periodo.
La cultura renacentista se muestra multidisciplinar e interdisciplinar. Lo que
importa al hombre renacentista es el culto al conocimiento y a la razón, no
habiendo para él separación entre las ciencias y las artes. Tal cultura se mostró un
campo fértil para el desarrollo de la arquitectura.
La arquitectura renacentista se mostró clásica, pero no se pretendió
ser neoclásica.
Arquitectura gótica

Catedral de Nuestra Señora de París. Muestra las características de la arquitectura gótica que nace en
la región de Isla de Francia (Île-de-France) a finales del siglo XII: el uso del arco ojival y las elevadas
bóvedas de crucería que desplazan su peso mediante los arbotantes (bien visibles en la imagen), el
predominio de los vanos sobre los muros, que permiten los grandes rosetones, la altura de la aguja
central y la posición central del transepto.

La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición


del arte gótico, el estilo artístico comprendido entre el románico y el Renacimiento,
que se desarrolló en Europa Occidental —cristiandad latina— en la Baja Edad
Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV, aunque más allá de Italia las
pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.
El vocablo «gótico» es el adjetivo correspondiente a godo y fue utilizado en este
contexto por primera vez por el tratadista italiano Giorgio Vasari (1511-1574), quien
en su famosa obra de biografías de pintores toscanos incluye varios capítulos
sobre el arte en la Edad Media. En sentido peyorativo usó este término para
denominar la arquitectura anterior al Renacimiento, propia de los bárbaros o godos,
cuyos componentes le parecían confusos, desordenados y poco dignos, por
contraste a la perfección y racionalidad del arte clásico. En su propia época, se
solía denominar como opus francigenum (estilo francés), por referencia al origen
de la innovación. Paradójicamente, en la España del siglo XVI se calificaba al
gótico final (isabelino o plateresco) como la forma de construir a lo moderno,
mientras que la arquitectura clasicista que introducía el renacimiento italiano era
vista como una forma de construir a la antigua o a lo romano.
La arquitectura gótica puso especial énfasis en la ligereza estructural y la
iluminación de las naves del interior de los edificios. Surgió del románico pero
acabó oponiéndose a los volúmenes masivos y a la escasa iluminación interior de
sus iglesias.
Arquitectura moderna
Arquitectura moderna

Fábrica Fagus, de Walter Gropius y Adolf Meyer (1913)


Ópera de Sídney, de Jørn Utzon (1973).

La expresión arquitectura moderna es una forma de designar al conjunto


de corrientes o estilos arquitectónicos que se han desarrollado a lo largo del siglo
XX en todo el mundo. Su uso es relativamente ambiguo, aunque generalizado en
la bibliografía, que la distingue claramente de otras expresiones como arquitectura
de la Edad Moderna (que se refiere al periodo entre el siglo XV y el siglo XVIII)
o arquitectura modernista (que en castellano designa a un estilo concreto de
finales del siglo XIX y comienzos del XX, aunque modernism en inglés se utilice en
el sentido de "vanguardia").1
Esta verdadera revolución en el campo de la arquitectura y el mundo del arte, tuvo
su germen en la Escuela de la Bauhaus y su principal desarrollo en el Movimiento
Moderno vinculado al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (1928-
1959), no sin diferencias, marcadas por las dos principales tendencias:
el funcionalismo racionalista y el organicista (racionalismo
arquitectónico y organicismo arquitectónico).
Ese concepto de arquitectura moderna o arquitectura contemporánea entendida
como algo estilístico y no cronológico, se caracterizó por la simplificación de
las formas, la ausencia de ornamento y la renuncia consciente a
la composición académica clásica, que fue sustituida por una estética con
referencias a las distintas tendencias del denominado arte
moderno (cubismo, expresionismo, neoplasticismo, futurismo, etc.).
Pero fue, sobre todo, el uso de los nuevos materiales como el acero y el hormigón
armado, así como la aplicación de las tecnologías asociadas, el hecho
determinante que cambió la manera de proyectar y construir los edificios o
los espacios para la vida y la actividad humana.

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