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Introducción
a la psicología cognitiva
Alianza .., .,
Editorial
, · \ogí·t·· 198·1
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439
440 Procesos cognitivos complejos
caciones no racionalistas. A lo largo del ca pítu lo nfrcccremos da tos del debate y es-
tableceremos conclusiones al respecto .
9. 1 RAZONAMIENTO DEDUCTI VO
ARISTOTELES fue el prime ro en estab lece r los prin cipios fnr males del razo namien-
to deductivo , con el fin de refle jar el pe nsa mi ent o racio na l. Ade más estos principios
lógicos tenían un caracter presc ripti vo . de modo qu e pret e ndían ense i'la r a razonar
correctamente. Después de 2000 años de lóg ica ar isto té li ca . ampli ada y renovada por
autores como TOMAS de AOU INO , E ULER. Boo u :. e tc .. ca be pregunt arse: ¿cómo
razona rea lmente el indi viduo en nu estra cultura? Va mos a recoge r las evidencias em-
píricas relativas a va rias tareas ded ucti vas: el sil og ismo linea l (o in fe rencia transiti-
va), el silogismo categó rico y el razo nam ie nto p ro pos icio nal.
La primera sorpresa es que , pese al alt o estatu s de la It'>g.ica e n nuestra ociedad
los adultos cultos e inteli ge ntes co meten erro res sistc múti cos y pe rsistent es enl a ma-
yoría de las tareas de razo nami ent o . Estos datos co ndu ce n in ev it ab lemente a que la
comunid ad de investigadores se di vid a e n dos ba ndos irreco ncili ab les. Los raciona-
listas manti enen, pese a todo, la noción de un a co mpe te ncia lóg ica int acta en el Hamo
Sapiens, aunque ésta a veces se manifi este de modo di sto rsio nado . a causa de ciertos
procesos psíquicos . Por su parte, los no-racio nalistas co nsid e ra n qu e los principios ló-
gicos son irrelevantes para expli ca r los procesos me nt a les e n e l razonamiento coti-
diano . El debate en torn o a la racionali dad se rú un leit-m oti v a lo largo de este ca-
pítulo. Las tareas de razo nami ento dedu cti vo co nstitu ye n só lo un o de los campos de
batalla del enfrentamiento.
A. Inferencia transitiva
La inferencia transiti va (tambi én de nomin ada sil ogismo linea l o probl ema de tre
términos), es un tipo de tarea en qu e se ex ige e l suj e to qu e o rde ne y compare obje-
tos en una determin ada dimensión (alto- bajo; bu e no- malo; ca li ente- frío, etc.). a par-
tir de la información contenid a en 2 ó más pre mi sas. Po r eje mplo :
• Luisa es más lista que Marta (A > B).
• Marta es más lista que Juana (B > C).
• ¿Quién es la más lista?
Quizá ésta es la única tarea lógica en que la co mpe te ncia no se pone en duda
pues la mayoría de las personas adult as, e in clu so los niñ os mayores de 8 años, la
resuelven sin di ficultad. Por tanto , el deba te sob re la racio nalidad quede por el mo-
mento pospuesto . Sin embargo , es pertin ent e pregunt a rse cómo resuelven los indi-
viduos esta tarea . El psicólogo evolutivo PI AG ET (vg : INHELDER y PI AGET, 1955) ase-
gura que los niños no son capaces de resolve r esta ta rea hasta que no disponen de
la correspondiente operación de la infe rencia transiti va. Sin e m bargo , la explicación
Pensamiento 441
a. Hipótesis imaginati va
Vuelva a le er el probl e ma de tres términos planteado más atrás y resuélvalo . Si
usted se analiza intropectivamente, probablemente concluya que su respuesta se basa
en una imagen menta l. La mayoría de las personas manifiestan tener una imagen men-
tal esquemática de un a dime nsión dispuesta verticalmente en la que van situando
los objetos de arriba-abajo según su magnitud en la dimension crítica. Así, la prime-
ra premisa nos permite colocar a Luisa encima de Marta , y la segunda premisa la pro-
cesamos situando a Juana debajo de Marta. Al final poseemos una representación
espacial ordenada de los términos del problema , y basta con inspeccionarla para ge-
nerar la respuesta correcta. Varios autores , basándose en los informes introspecti-
vos, aseguran , en efecto , que la inferencia transitiva se basa en la elaboración e in-
terpretación de imágenes (SOTO et al. , 1965; HUTTENLOCHER, 1968).
No todos los problemas de tres términos tienen igual grado de dificultad. Consi-
dérese el siguiente problema :
• Juan es más torpe que Pedro (A < B) .
• Pedro es más torpe que Manuel (B < C) .
• ¿Quién es el más listo? .
b. Hipótesis lingüística
CLARK (1969) elaboró una hipótesis alternativa que enfatiza la importancia de los
factores lingüísticos en la tarea de tres términos. CLARK elabora un mod~lo propo-
sicional primitivo influido por la noción de estructura profunda de CHOMSKY. En su
opinión, el sujeto que recibe una tarea de inferencia transitiva no razona directamen-
te con las premisas, sino con las representaciones proposicionales (principio de pri-
macía de las relaciones funcionales). Veamos algunas de estas representaciones .
La premisa «Luis es mejor que Pedro» se codifica como: (Luis es bueno) más que
(Pedro es bueno). Es decir, que tanto a Luis como a Pedro se les atribuye el califi-
cativo de «bueno». En cambio , la premisa «Luis es peor que Pedro», se analiza: (Luis
es malo) más que (Pedro es malo). En opinión de CLARK , los predicados «es bueno»
Y «es malo» se comprenden antes que los correspondientes comparativos. Incluso ,
los niños pequeños pueden limitarse a una comprensión parcial de la frase (vg: «Pe-
dro es bueno» y «Luis es bueno»).
El segundo principio , denominado marcado léxico, asegura que los adjetivos bi-
polares (vg: bueno-malo; alto-bajo) son psicológicamente asimétricos. Los adjetivos
no marcados (alto, bueno, inteligente , etc), cuando se emplean en una frase compa-
rativa, contienen una información neutra sobre la magnitud relativa de dos objetos
en una dimensión. Así, «Juan es más inteligente que Pedro» sólo informa sobre el
distinto grado de inteligencia de ambos. Por el contrario, los adjetivos marcados des-
plazan la posición de los dos términos comparados hacia un extremo de la dimen-
sión. Por ejemplo , si alguien nos asegura que «Juan es más torpe que Pedro», inme-
diatamente comprendemos que ambos se sitúan hacia el extremo más bajo de la di-
mensión inteligencia.
CLARK asegura que los adjetivos marcados tienen más complejidad semántica,
de modo que se procesan más lentamente. Aparentemente , el principio de marcado
léxico es indistinguible empíricamente del principio de dirección del trabajo . En am-
bos casos se predice un mejor rendimiento en los problemas cuyas premisas utilizan
adjetivos positivos (mejor , alto , inteligente) . Los partidarios de las imágenes lo atri-
buyen a la preferencia de los sujetos por ordenar los términos de arriba-abajo. En
cambio, CLARK sostiene que obedece a una asimetría semántica de los adjetivos y
elabora una prueba empírica favorable a su hipótesis, basada en un tipo de premisas
que él llama igualativas negativas. Veamos dos de estas premisas (no pertenecientes
a un mismo problema).
En cambio , la hipótesis lingüística considera más fácil la primera premisa, pues con-
tiene un adjetivo no-marcado. Los resultados son en efecto favorables a esta alter-
nativa (CLARK, 1969).
El tercer principio es el de congruencia y afirma que el problema de tres térmi-
nos se resuelve más fácilmente si la preguna es congruente con la representación de
las premisas. Por ejemplo, «A mejor que B, B mejor que C , ¿Quién es el mejor?»
sería un problema congruente , mientras que si sustituimos la pregunta por «¿Quién
es el peor? », incrementaría su dificultad.
c. Hipótesis mixta
Los partidarios de la hipótesis de imágenes y de la hipótesis lingüística protago-
nizaron una áspera polémica , ofreciendo datos favorables a sus respectivas ideas. No
vamos a entrar en dicha polémica, que por otra parte es una reproducción en peque-
ña escala del debate general sobre las imágenes (veáse capítulo 6 de este libro). Pro-
bablemente ninguna de las posiciones está plenamente justificada , ya que los datos
empíricos son compatibles con las dos hipótesis (EYANS , 1982) .
Una alternativa conciliadora es la que ofrece STERNBERG (1980). Construyó, me-
diante diagramas de flujo , modelos detallados de procesamiento para la hipótesis de
imágenes , la hipótesis lingüística y un modelo mixto espacial-lingüístico ideado por
él. En este modelo se asume que los sujetos utilizan procesos lingüísticos (lectura de
las premisas , codificación de adjetivos no marcados , codificación de adjetivos mar-
cados, procesamiento de la no-congruencia , lectura de la pregunta , procesamiento
de la negación), así como procesos en imágenes (seriación , codificación espacial de
adjetivos no marcados, codificación espacial de adjetivos marcados , búsqueda del tér-
mino medio , y búsqueda de la respuesta).
En opinión de STERNBERG , el modelo mixto es el más eficiente de los tres , ya
que conjuga el hecho de que los sujetos comprenden premisas verbales, cuyo proce-
samiento lingüístico varía en grado de dificultad , y combinan información de los tres
términos en una imagen mental , que parece imprescindible para inferir la respuesta.
Las pruebas que aporta STERNBERG a favor de la alternativa mixta se apoyan en una
serie de experimentos cronométricos de análisis de tareas. Las manipulaciones de cier-
tos parámetros del modelo lingüístico, del modelo espacial o del modelo mixto en la
tarea de tres términos , afectan significativamente los tiempos de reacción; por tanto ,
se puede inferir la existencia de ciertos estadios de procesamiento. Por ejemplo , las
premisas negativas requieren más tiempo que las afirmativas, por tanto se establece
un estadio lingüístico de codificación de frases negativas. En general, los datos se ajus-
tan mucho mejor al modelo mixto (explica el 90% de la varianza) , que al modelo
lingüístico (67 % de la varianza) y e spacial (63 % de la varianza).
Conviene tener en cuenta, una vez más, que los modelos de estadios , por muy
sofisticados que sean, no siempre apresan la flexibilidad cognitiva de los sujetos . Es
posible que éstos seleccionen una estrategia lingüística, de imágenes o mixta , depen-
diendo de las demandas de la tarea (WASON y JOHNSON-LAIRD , 1972). RODRIGO
(1981; 1982 , b) presentó a niños de 3u y 8" cursos de E.G .B. problemas de tres tér-
minos que incluían una dimensión sensorial (vg: longitud) o semántica (vg: inteligen-
cia) . Por otra parte , se manipularon algunas variables lingüísticas como la forma gra-
444 Procesos cognitivos complejos
S-S . A es más largo que B, y B más la rgo que C; ¿Cuá l es e l más largo?.
S-I. A es más largo que B, y B más largo que C; ¿C uál es e l meno!". largo?.
1-l. A es menos largo que B, y B menos largo que C ; ¿Cuá l es el me nos largo?.
1-S. A es menos largo que B. y B menos largo que C; ¿Cuál es el más largo?.
95
(A) SEMANTICO (8) SENSORIAL
85 &_..,.A.
A/ /AA
75
A..,..,-
65
. S: 55
A 3. " E.G.B .
45
A. 8. 0 E.G.B.
FiGURA 9.1 . Pautas de rendimiento (%de aciertos) en una tarea de injerencia transitiva realizada por Sil-
j etos de 3. 0 Y 8. o cursos de E.G.B. con material semántico y sensorial, y variando el formato gramatical
de las premisas y la pregunta S = superioridad (más qué); 1 = inferio ridad (menos que). SegiÍn R ODR IGO
(1981).
ción del bajo rendimiento e n la condición S-S . Si consideramos estos resultados des-
de una perspectiva represe n tacional. se puede asegurar , sin duda , que los su jetos em-
plean una estrategia diferente cuando el material es semántico y sensorial. En el pri-
mer caso, el influjo del formato gramatical sugiere que los sujetos emplean un a es-
trategia lingüística. mie ntras que la rel ativa insensibilidad de las tareas sensoriales a
dicha variable podría int erpretarse como un indicio de estrategia espacial.
B. Silogismo categorial
a. Introducción
El silogismo categorial es desde los tiempos de ARISTÓTELES la modalidad de ra-
zonamiento deductivo por excelencia. Un si logismo categorial consta de tres propo-
siciones declarativas , cada una de las cua les expresa una relación entre dos clases.
Por ejemplo:
Las dos primeras cláusulas se denominan premisa mayor y premisa menor, res-
pectivamente; y la tercera es la conclusión. Si el silogismo es válido , como en el ejem-
plo anterior, la conclusión debe derivarse necesariamente de la información conteni-
da en las premisas . Una conclusión puede ve r «verdadera» en sí misma, aun cuando
pertenezca a un silogismo lógicamente incorrecto. Por ejemplo:
Código
Modo Ejemplo
CQnvencional
b. Investigaciones psicológicas
TIPO DE PROPOSICION
Universal-Afirmativa (A) Universal-Negativa (E) Partic. Afirmativa (1) Partic . Negativa (0)
IJ.l
Vl
<
...l
u
\ll
®
2 a Posibilidad
88 ®
2 a Posibilidad
(identidad)
a)
2 • Posibilidad
(intersección)
a (identidad de clases)
CD CD
Vl
~
o
ü
(B
<
...l 3• Posibilidad 3 • Posibilidad
~ (intersección) (exclusión)
~
4a Posibilidad
88
(inclusión)
~
@ lll
3
¡¡¡·
::J
o
~
~
....¡
448 Procesos cognitivos complejos
Efecto atmósfera
Para un razonamiento silogístico correcto , se requiere te ne r en cuenta el modo
(cantidad y cualidad) y la figura (relaciones entre los términos). No obstante, hace
tiempo WOODWORTH y SELLS (1935) observaron que los sujetos tienden a descuidar
la figura , y a basarse sobre todo en «la atmósfera » de las premisas , o en el modo en
que están formuladas. Más explícitamente , Jos sujetos parecen guiarse por estas
reglas:
- Si la cantidad de al menos una premisa es particular , entonces la conclusión
es particular, en caso contrario es universal.
- Si la cualidad de al menos una premisa es negativa , entonces la conclusión es
negativa, en caso contrario es afirmativa.
Por ejemplo , los sujetos suelen aceptar como válido :
e
• Todos Jos son B
• Todos los A son B
Juego: Todos los A son e
La atmósfera universal de las premisas sugiere una conclusión universal. Sin em-
bargo, es un razonamiento incorrecto , como puede comprobarse en el siguiente dia-
grama de EULER que representa las premisas .
Efectos temáticos
Pero también sucede que los contenidos temáticos sean tan salientes que los su-
jetos se basen exclusivamente en sus creencias sobre el mundo para extraer las con-
clusiones , rechazando la tarea lógica (HENLE, 1962 ; REVLEN y LEIRER, 1978). Los
sesgos de creencia son especialmente notables cuando hay conflicto entre las creen-
cias y la argumentación lógica; es decir , cuando la conclusión derivada lógicamente
Pensamiento 449
Para la lógica formal el orden de los términos en una premisa es indiferente. Sin
embargo, en el lenguaje natural, la trasposición de unidades lingüísticas suele ir acom-
450 Procesos cognitivos complejos
c. Teorías racionalistas
El lógico irlandés del siglo XIX BOOLE tituló su libro de cálculo lógico , Una in-
vestigación sobre las leyes del pensamiento. La identificación entre la lógica formal y
los procesos mentales de razonamiento constituye una creencia fuertemente arraiga-
da en nuestra cultura. No obstante, la aportación de datos empíricos como Jos que
hemos recogido en el anterior apartado pone de relieve un a aparente incompetencia
lógica del hombre de la calle. Pero ello no ha supuesto en modo alguno un abandono
de las tesis racionalistas.
En la actualidad hay un buen número de autores que sustent an hipótesis y mo-
delos racionales (HENLE, 1962, 1978 ; REYLIS , 1975; REVLIN y LEIRER , 1978). El ar-
gumento fundamental compartido por todos ellos fue elaborado por Mary HENLE ;
ésta asegura que , pese a los errores mostrados por los sujetos. existe una competen-
cia lógica irreductible . Sin embargo, ésta no siempre se manifiesta, debido a sesgos
lingüísticos y cognitivos en la interpretació n de las premisas.
El modelo de conversión
El modelo de cadena-transitiva
Representación
X-- YyY- Z X Z
X¡ - YyY-Z X¡ Z
X - - -Y y Y - Z = X Z o bien
X -Z o bien
X1 - Z
X 2 - -z
d. Teorías no-racionalistas.
Algunos psicólogos estable..:en una ruptura entre los sistemas de la lógica formal
y los procesos mentales de razonamiento , y elaboran en consecuencia teorías no ra-
cionalistas . Vamos a considerar un prototipo de teoría no racionalista.
cantante = profesor
cantante = profesor
cantante = profesor
(profesor)
(profesor}
(profesor)
niendo t'l requisito de que se ajusten a las premisas. Así , se puede incluir identidades
de roles incompletas sin faltar a la verdad de las premisas:
cantante = profesor
cantante = profesor
cantante = profesor
profesor = poeta
profesor = poeta
profesor = poeta
La consecuencia, ahora correcta, es que no se puede extraer ninguna conclusión
válida que relacione los roles de cantante y de poeta .
De modo general, JOHNSON-LAIRD (1983) sistematiza el procedimiento ele ela-
boración de inferencias silogísticas en tres etapas:
l. Construcción de un modelo mental de la primera premisa .
2. Añadido de la información de la segunda premisa al modelo mental de la pri-
mera, teniendo en cuenta los modos alternativos en que puede hacerse .
3. Construir una conclusión que exprese la relación , si la hubiere , entre los térmi-
nos extremos que es común a todos los modelos de las premisas (en el ejemplo ante-
rior no existía esa relación entre los términos extremos, cantante y poeta , en uno de
los modelos, y por tanto no se derivaba ninguna conclusión ele interés) .
La teoría de JOHNSON-LAIRD es capaz de interpretar los errores más frecuentes
en el razonamiento y el sesgo figura ! (preferencia por una dirección en las conclusio-
nes) pero también las respuestas racionales. Estas se alcanzan cuando e l suj eto e la-
bora todos los modelos mentales pertinentes y los pone a prueba en relación a las
premisas . Por su parte , los errores tienen una explicación psicológicamente plausi-
ble; cuanto mayor sea el número de modelos mentales que e l sujeto debe generar.
mayor es la probabilidad de establecer una conclusión prematura e inválida. En pri-
mer lugar , el sujeto puede quedarse a mitad de camino, sin elaborar todos los mo-
delos pertinentes , tal como hemos ilustrado en el ejemplo . Por otra parte, el incre-
mento en el número de modelos supone una sobrecarga de la memoria operativa,
con el consiguiente deterioro del rendimiento .
Otras ventajas de la teoría de los modelos mentales son las siguientes: a) puede
hacerse extensiva a tareas de razonamiento con otros cuantificadores del lenguaje na-
tural, tales como la mayoría, muchos, varios, pocos, etc; b) además de ser psicológi-
camente plausible, es formalmente válida , pues ha sido sometida a una actua lización
Pensamiento 455
C. Razonamiento proposicional
a. Introducción
Como es sabido , una proposición es la más pequeña unidad del discurso sujeta a
valores de verdad (véase capítulo 6). En la lógica convencional-en ger.~ral poco in-
teresada por el contenido semántico de las proposiciones- éstas se representan con
letras, p, q, r , etc. Por otra parte, las proposiciones se unen mediante relaciones ló-
gicas, como se ilustra en la tabla 9.4 .
Negación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . p . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . No p
Conjunción. ........ . . . . ... ...... .................... p 1\ q .. . . . . . . . . . .. . ... .. pyq
Disyunción inclusiva .. ... .... . ........... . ... .. .. .. p v q ...... ... .. .. . . . . . . poq
Disyunción exclusiva . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . ... .. . .. p 1 q. .. .. . . . . . . . .. . . . . . p o q pero no ambas
Implicación material. . .. . ... ... . . .. . ..... .... ... ... p ::J q. ...... ..... ...... . si p entonces q
Equivalencia material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . p- q.. ......... ... ..... si, y sólo si p entonces Q
Sólo modus ponens y modus tollens son inferencias inva riablemente válidas. En
cambio , la negación del antecedente y la afirmación del consecuente sólo son lógi-
camente aceptables si se asume una relación de equivalencia material.
Con estas nociones preliminares de razonamiento proposicional podemos ya en-
frentarnos a las investigaciones y modelos psicológicos.
Las inferencias que realizan las personas a partir de la fórmula lingüística del con-
dicional dependerán en gran medida de cómo interpretan en cada caso , si .... enton-
ces. En este sentido, no hay mejor procedimiento para averiguarlo que diseñando in-
vestigaciones empíricas. Veamos brevemente los resultados más interesantes:
Pensamiento 457
TAPLIN (1971) 92 52 57 63
TAPLIN y STAUDENMAYER (1973) 99 82 84 87
EV ANS ( 1977) 100 69 75 75
En general, los datos son congruentes con una preferencia por la implicación ma-
terial (mayor aceptación de MP y MT sobre NA y AC) . Sin embargo , plantean un
problema adicional, p ues no hay ninguna razón a priori por la que sea más aceptable
MP que MT, ya que ambas tienen la misma validez lógica .
Direccionalidad
Condicional y causalidad
Una de las razones por las que el condicional no tiene un significado estable es-
triba en que el sujeto no lo entiende exclusivamente (o en absoluto) como una rela-
ción lógica , sino como una expresión de relaciones temporales y/o causales. La elec-
ción de la fórmula si ..... entonces, o bien sólo si puede ser algo más que una cues-
tión de énfasis en el antecedente o el consecuente. Veamos algunas frases:
(1) Si nieva (entonces) la gente va a esquiar.
(2) Nieva sólo si la gente va a esquiar.
(3) Abro el paraguas sólo si llueve .
(4) Si abro el paraguas (entonces) llueve.
La equivalencia lógica de (1) y (2), y de (3) y (4) es a todas luces irrele vante. Las
afirmaciones (1) y (3) son aceptables, y la (2) y la (4) disparatadas. La razón no es-
triba en las prescripciones de la lógica, sino en que el lector activa inmediatamente
su conocimiento del mundo (relaciones temporales y causales entre ciertos eventos)
para evaluar la sensatez de esas afirmaciones . De igual modo, el productor de ex-
presiones verbales , a la hora de elegir entre si ... ... entonces y sólo si, se guía de su
propio conocimiento empírico del mundo y las normas implícitas del lenguaje natural.
El peso de estos factores extralógicos en el uso del condicional ha sido descrito
por varios psicólogos (RIPS y MARCUS , 1977; EVANS , 1982; FILLENBAUM, 1975 ; RIPS,
1983). Por ejemplo , FILLENBAUM (1975) descubrió que la negación del antecedente
(NA) se acepta frecuentemente en los condicionales que contienen promesas (84% )
o amenazas (87% ) , pero rara vez en condicionales abstractos (20%). Por ejemplo,
resulta aceptable: «Si me dices tu nombre te regalo un pastel; no me dices tu nom-
bre, luego no te regalo un pastel»; en cambio es menos válido expresado formalmen-
te; «Si p entonces q; no p entonces no q».
Tarea de WASON
el otro lado >> (si p enwnccs q) . Se le advierte al sujeto que la frase se refiere exclu-
sivameP te a las 4 tarj etas . y que cada tarjet a tiene una letra en un lado.y un número
del otro lado . La tarea cons iste en seiialar únicamente aque ll as tarjetas que es nece-
sario volver para comprohar si la frase condicional es verdadera o falsa.
FiG UI<A 9.2. Marerwl empleado en la rarea de selección de WASON, para invesÚgar él razonamienro
condicional.
Es convenien te que el lector abandone por unos minutos el texto e intente resol-
ver la tarea. De este modo podrá comprender mejor las investigaciones y discusiones
subsiguientes .
La mayoría de los sujetos eligen erróneamente R y 2 (de modo general p, q) , o
sólamen te R (p). Sin embargo. voltear p y q nos proporciona una información insu-
ficien te. pues la regla condicional aún podría ser falsa. La solución correcta, si se en-
tiende la frase como im plicación material. es R y 8 (p. q) . La tarjeta 2 (q) es irrele-
vante, pues la regla «si R entonces 2>> es compatible con cualquier símbolo en el re-
verso de 2. La ta rjeta R (p) es necesa ria. pues conduce a una confirmación parcial.
Por último , 8 (C¡) aporta una información crítica, pues en caso de hallarse una R en
la ot ra cara, llevaría a una disconfirmación de la regla.
Si se entiende el condiciona l como una equivalencia material , la solución es otra:
J y 2 (p y q) . En este caso. 2, permite pone r a prueba la eventual confirmación de
la regla, y J su posible refutación.
Las dificultades de esta tarea resultan desconcertantes. ¿Por qué indivíduos cul-
tos e inteligentes se comportan de modo tan «irracional>>? En opinión de WASON.
las personas se ajustan a un «principio de verificación>>, de modo que buscan la con-
firmación direct a de la regla más que su fa lseamiento, de ahí que no sepan benefi-
ciarse de la información negativa (p o q). El principio de verificación es coindidente
con el llamado «Sesgo confirmatorio>> que guía generalmente la reso lución de proble-
mas (búsq ueda de evidencia favorab le a la hipótesis). e incluso la investigación cien-
tífica (POPPER, 1595; TWENEY , et al., 1981 ; EVANS . 1983 ; MYNAT et al. , 1977 ; KAR-
MILOFF-SMITH e INH ELD ER . 1974) .
La tendencia confirmatoria es tan acusada que , cuando a los sujetos se les _
gunta por las tarjetas que permiten refutar el condiciona l. responde correctam pre
. .
pero en las su bstgUientes . - no se bene r·tctan
tareas d e se 1ecc10n . del aprend ·ente . '
En la tarea de selección. como en la mayoría de las tareas de razonam· IZaJe.
contenido significativo del material incide en el rendimiento. He aquí un a' ve~en~o. el
mática de la tarea de se lección (basada en WASON y SHAPIRO. 1971 ): Slon te-
460 Procesos cognitivos complejos
BARCELONA
Las diferencias entre los teóricos «racionalistas» y «no racionalistas» resultan bo-
rrosas cuando unos y otros tratan de elaborar modelos explícitos del razonamiento
condicional. Quizá el rasgo de mayor valor diagnóstico entre ambas orientaciones re-
sida en que los racionalistas siguen haciendo uso de la distinción -explícita o implí-
cita- entre competencia y actuación. La competencia pu~:de ser un pequeño núcleo ,
a veces casi residual , de reglas inferenciales , análogas a las prescritas por la lógica
proposicional , o bien desarrolladas expresamente para acomodarse a las peculiarida-
des del razonamiento natural. Los factores de la actuación pueden incluir el uso de
esquemas de conocimiento , restricciones de la memoria operativa , intrusiones de re-
laciones causales y temporales , sesgos lingüísticos, etc. Los modelos no racionalistas
Pensamiento 461
se quedan excl usiv ame nte con la «maq uinaria» psicológica propia de la actuación y
prescinde n del residuo formal de las reglas inferenciales.
plen ciertas condiciones de la regla . Para explicar los frecuentes errores en el razo-
namiento deductivo , RIPS postula que la activación de las rutinas de inferencia es pro-
babilística, de modo que es posible que en un momento dado no se aplique la regla
pertinente para alcanzar una respuesta correcta.
Una característica interesante del modelo es que es capaz de generar suposicio-
nes que facilitan el razonamiento condicional. En opinión de RIPS y MARCUS ( 1977) ,
la fórmula si p entonces q a veces es evaluada por los sujetos suponiendo la verdad
del antecedente y comprobando a partir de su conocimiento general o creencias si el
consecuente puede deducirse de esta asunción; si el consecuente es deductible, en-
tonces el condicional mismo debe ser cierto. Por ejemplo, el condicional «Si el pro-
blema es complejo entonces Mónica no será capaz de resolverlo » puede ser parafra-
seado con la suposición «supongamos que el problema es complejo; entonces Móni-
ca no será capaz de resolverlo».
La utilidad de las suposiciones es muy variable. En primer lugar , sirven como re-
glas lógicas adicionales que permiten evaluar argumentos , especialmente si son difí-
ciles, mediante reducción al absurdo . En segundo lugar, la capacidad de establecer
suposiciones se acomoda a formas semánticamente complejas de condicional, tales
como frases contrafactuales. (vg: «si te hubieras casado, hubieras sido feliz»). Por úl-
timo, RIPS asegura que las suposiciones son mecanismos adecuados para comprender
Y razonar a partir de frases condicionales que encierran relaciones causales. El sujeto
«imagina» una situación en que se da la causa (antecedente) , y rellena los detalles
de la situación de acuerdo con su conocimiento de sus efectos (consecuente). Por
ejemplo , «Si llueve entonces abro el paraguas» se entiende como una relación causal
correcta, pues ponemos a prueba la suposición «Supongamos que llueve, entonces
abro el paraguas» . En cambio, «Si abro el paraguas , entonces llueve » es absurdo, por-
que la suposición causal no existe en nuestro repertorio de conocimiento con-
vencional.
El mecanismo de elaboración de suposiciones es psicológicamente plausible. Al
introducir el conocimiento empírico en la construcción de argumentos , se pueden en-
tender los efectos de facilitación temática hallados en las investigaciones del condi-
cional. Obsérvese , además, que guarda un cierto parentesco con el de evaluación de
«modelos mentales» propuesto por JOHNSON-LAIRD (1981, 1983) para explicar el ra-
zonamiento deductivo . La duda que se plantea es si es necesario en absoluto el sis-
tema de reglas de inferencia que RIPS mantiene en su modelo.
más , cuando un suj eto resuelve un problema temático (por ejemplo el de los sobres
lacrados) , no realiza mejor problemas formalmente equivalentes con contenidos abs-
tractos. En suma . la transferencia apenas existe, contra lo que cabría esperar si el
sujeto fuese se nsibl e a la estructura lógica de la tarea y aplicase reglas de su compe-
tencia. W ASON (1 983) asegura que el razonamiento se apoya en la activación de es-
quemas de contenidos. aunque no desvela cuál es exactamente el mecanismo .
Algo más explícitos son Y ACHNIN y TwENEY (1982) , que consideran que la tarea
de selección de W ASON demanda excesivos recursos mentales en los cómputos. Con-
secuentemente. los sujeto optan por emplear «atajos» cognitivos, tales como recu-
perar contenidos de memoria relevantes para la tarea , ajustarse al heurístico confir-
matorio (es mejor poner a prueba una sola hipótesis que varias alternativas) , etc.
Por último. POLLA RO ( 1982). inspirándose en los recientes estudios de razona-
miento predictivo de KAHNEMAN y TvERSKY (1973) , establece un mecanismo es-
pecífico de razonamie nto temático. El razonamiento intuitivo está mediatizado por
el heurístico ele accesihilidad (véase sección 9.2 de éste capítulo). K~HNEMAN Y
TvERSKY (1973) definen la accesibilidad como aquello que los sujetos tienden a re-
cuperar más fácilmente en su memoria, o aquello «que viene a la cabeza». La acce-
sibilidad de los cont enidos depende de l grado de experiencia de los sujetos, Y tam-
bién de su saliencia en el momento en que se presentan como estímulos. Muchos efec-
tos temáticos que hemos descrito, relativos al razonamiento condicional podrían de-
berse en opinión de POLLARD al heurístico de accesibilidad. Así, el efecto facilitador
que produce en algunos sujetos el contenido de los sobres y sellos de la tarea de WA-
SON, se debería a que el tema es muy accesible en la memoria de Jos sujetos, Ypue-
den hallar fácilmente contraej emplos que falsean la respuesta más obvia(+ q). Por 0!ra
parte, cuando se trata de la versión abstracta de la tarea , Jos sujetos tienden a se~a
Iar las tarjetas «p y q» por el mismo sesgo de accesibilidad, ya que q y p se menciO-
nan en la regla y por tanto están más activos en la memoria.
El mismo POLLARD reconoce que la concepción temática del razonamiento de-
ductivo está inmadura y necesita más investigaciones. Sin embargo, es una línea pro-
metedora que sugiere claramente la posibilidad de analizar el razonamiento humano
sustituyendo el apriorismo racionalista por un enfoque más psicológico.
D . Conclusiones
Infalseabilidad
La distinción competencia-actuación es un dispositivo de inmunización perfecto .
Es decir, que no hay modo de falsear este tipo de . teorías, cualesquiera que sean los
datos obtenidos en las investigaciones. Si los sujeto.s obtienen las pautas de rendi-
miento predichas, ello se atribuye a la competencia. Si obtienen rendimientos ines-
perados, se defiende la competencia a pesar de todo y se atribuyen los errores a cual-
quiera de los factores psíquicos que hemos mencionado . Uno de los defensores de
las tesis racionalistas llegó a afirmar recientemente:
« ... nada en la literatura existente sobre el razonamiento cognitivo , o en cualquier resultado
futuro de los planteamientos experimentales humanos, podría tener serias implicaciones para
la racionalidad humana, en el sentido de implicaciones que establezcan una competencia de-
fectuosa» (COHEN , 1981; pág. 330; el subrayado es mío).
Arbitrariedad de la lógica
b. La alternativa psicológica
Los modelos no logicistas del razonamiento son más difíciles de elaborar que los
modelos de competencia. En estos últimos, la apropiación de la lógica formal como
herramienta descriptiva del razonamiento proporciona una directriz y organización
que los modelos estrictamente psicológicos no tienen . No obstante, hay una serie de
rasgos que debe tener un modelo no logicista .
Convenciones lingüísticas
La mayoría de las teorías , incluidas las de la competencia , asumen importantes
sesgos extra-lógicos en la interpretación de las premisas. Por tanto , una particulari-
dad del razonamiento práctico es que se basa en expresiones verbales del lenguaje
natural, no en enunciados formales. Esto supone que la comprensión de las premisas
está sometida a los mismos principios psicológicos que cualquier otro proceso de com-
prensión. Así , habrá efectos contextuales (por ejemplo , en la interpretación del con-
dicional), asimetría entre el sujeto y el predicado , inferencias temáticas basadas en
el conocimiento implícito o presuposiciones , asunción de la completud de la infor-
mación recibida del interlocutor, continuo de valores de verdad, etc.
miento inductivo opera de modo muy distinto, pues partiendo de casos particulares
pretende inferir una conclusión o un resultado general o particular. Por ejemplo, si
observamos un grupo de turistas neozelandeses, todos ellos de gran estatura, segura-
mente concluiremos que los neozelandeses en general son altos.
La inducción no posee el mismo grado de infalibilidad que la deducción. Muchos
filósofos, desde HUME, han puesto de manifiesto su insuficiencia lógica como méto-
do de razonamiento. Sin embargo, la inducción ha sido rehabilitada por los científi-
cos, que la emplean como herramienta fundamental del conocimiento . De hecho , la
ciencia moderna surge en parte como consecuencia de la sustitución de los procedi-
mientos deductivos aristotélicos y escolásticos por la inducción postulada por BACON
y operativizada por GALILEO. También el hombre de la calle utiliza procedimientos
inductivos de modo eficaz en la resolución de problemas , toma de decisiones, elabo-
ración de categorías y esquemas , etc.
En esta sección vamos a tratar dos tipos de operaciones inductivas especialmente
importantes en el razonamiento cotidiano; la predicción y la causalidad. Ambas están
estrechamente relacionadas, pues tienen que ver con el procesamiento de la estructura
temporal de la realidad.
A. Predicción y probabilidad
a. Estadísticos y heurísticos
Para investigar las peculiaridades psicológicas de los pronósticos del hombre de la
calle, hemos de partir de alguna idea previa sobre el modo correcto de hacer predic-
ciones. Un teorema ideado por un monje del siglo XVIII, llamado BA YES, constituye
el modelo formal normativo de inferencia probabilística con el que se puede contras-
tar el rendimiento de personas ingenuas (EDWARDS et al., 1963 ; EDWARDS, 1968;
FlSCHHOFF y BEYTH-MAROM, 1983).
La estadística bayesiana prescribe el modo de calcular la probabilidad de que su-
ceda un acontecimiento (o hipótesis) a partir de una serie de parámetros previamente
conocidos. Dado que estos parámetros no requieren normalmente una recogida de da-
tos técnicamente sofisticada, sino que son intuitivamente accesibles, algunos autores
consideran que el teorema bayesiano está próximo al «sentido común», e incluso es
una buena descripción de los procesos mentales en la predicción (vg: EDWARDS,
1968).
Veamos los elementos básicos de la estadística deBA YES. El objetivo de las ecua-
ciones es calcular la probabilidad final de un evento, cuando disponemos de cierta in-
Pensamiento 469
formación previa, a la que se añade un dato nuevo. Por ejemplo, qué posibilidad hay
de que llueva el domingo próximo, teniendo en cuenta que en esta época del año llue-
ve poco y que hoy sábado se vislumbran nubes en la montaña.
El primer parámetro es la probabilidad previa del evento o hipótesis -P (H)-;
en nuestro ejemplo, podríamos acudir a una estadística de los últimos 30 años para
establecer la probabilidad de que llueva en esta época del año. Supongamos que el
valor es el siguiente:
P (H) = .02
Téngase en cuenta que este parámetro no requiere necesariamente datos objetivos,
sino que puede expresar perfectamente una impresión personal o subjetiva («yo creo
que de cada 100 días de esta época del año , llueve 2»). Junto a P (H) , tenemos el
parámetro complementario que indica la probabilidad previa de que no llueva , es
decir:
p (lf) = .98
La probabilidad condicional -P (D/H)- expresa el grado de asociación entre el
evento crítico o hipótesis (H) y cierto dato observado actualmente (D). En nuestro
caso, la probabilidad de que siempre que llueve hay nubes en la montaña el día an-
terior. Supongamos que existe una alta relación entre ambos acontecimientos:
P (D/H) = .7
También hay que tener en cuenta la probabilidad condicional complementaria de
D, cuando no se cumple H; es decir con qué frecuencia hay nubes en la montaña sin
que llueva al día siguiente:
P (D/R) = .3
Una vez más, la probabilidad condicional y su complementaria no requieren un
cómputo objetivo, sino que pueden expresar asociaciones intuitivas fruto del aprendi-
zaje o la experiencia (EDWARDS et al., 1963; FISCHHOFF y BEYTH-MAROM, 1983).
A partir de estos datos, se puede establecer el cálculo de la probabilidad posterior
P (D/H); es decir, la probabilidad del evento crítico (H), después de haberse obser-
vado el evento adicional (D) . Es decir, con qué probabilidad lloverá mañana domin-
go, si hoy he visto nubes en la montaña. Una de las ecuaciones bayesianas es la
siguiente:
P(H/D) = P(D/H) · P(H)
P(D/H) · P(H) + P(D/H) · P(H)
mativo y prescriptivo, del mismo modo que la lógica formal lo es respecto al razona-
miento deductivo. Ahora bien, ¿tiene además un carácter descriptivo? ¿Cómo pre-
dicen realmente las personas? ¿Se basan en una versión intuitivas del álgebra baye-
siana, o por el contrario emplean estrategias que nada tienen que ver con la
estadística?
Afortunadamente, a diferencia de los estudios del razonamiento deductivo, los psi-
cólogos de la predicción no se han sumado a la tendencia general de elaborar teorías
de competencia para «salvaguardar» la racionalidad del Horno Sapiens. Muy pocos
aceptan hoy que la estadística bayesiana (o cualquier otra) sean descripciones adecua-
das de los procesos predictivos del hombre de la calle. Ello es a pesar de que los tra-
bajos pioneros de PIAGET e INHELDER (195111975) y de EDWARDS sobre juicios pre-
dictivos, asimilaban al sujeto a un «estadístico intuitivo». La ruptura de la inercia lo-
gicista se debe sin duda a las aportaciones revolucionarias de Amos TvERSKY y Da-
niel KAHNEMAN (KAHNEMAN y TvERSKY , 1972, 1973; KAHNEMAN, SLOVIC y
TvERSKY, 1982; TvERSKY y KAHNEMAN, 1983) . En opinión de éstos , la gente no ana-
liza habitualmente los eventos cotidianos mediante listas exhaustivas de probabilida-
des, ni elabora un pronóstico final que combine varios parámetros probabilísticos.
KAHNEMAN y TvERSKY, al recoger datos psicológicos, observan un claro despe-
gue en relación a las prescripciones bayesianas, y en general respecto a cualquier nor-
ma estadística. Por ejemplo , como veremos en las próximas páginas, las personas no
tienen en cuenta la probabilidad previa, o el tamaño de la muestra , ni entienden los
fenómenos de regresión estadística observables en el mundo real. En lugar de en cóm-
putos estadísticos, la predicción ingenua se basa en heurísticos o reglas de «andar por
casa» que se aplican espontáneamente como parte de un proceso de evaluación na-
tural desarrollado rutinariamente en la percepción y comprensión de mensajes. Los
heurísticos más importantes son: la representatividad y la accesibilidad .
b. Representatividad.
(1) Las puntuaciones de similitud y probabilidad han sido transformadas respecto a los datos or.igina.les,
de modo que los valores más altos renejan mayo r similitud y mayor probabilidad que los valores mas baJOS.
Tom W. tiene una gran inteligencia, aunque no es verdaderamente creativo. Está interesado
en el orden y la claridad, y en los sistemas ordenados e ingeniosos en los que cada detalle tiene
su lugar adecuado. Su estilo de escritura es bastante flojo y mecánico, ocasionalmente ani.mado
por algún juego de palabras gastado y por destellos de imaginación del estilo de la cienc.a fic-
ción. Tiene un fuerte impulso competitivo. Parece tener escasos sentimientos o simpatía por
otras personas Y no le gusta interactuar con los demás. Aunque es egocéntrico, tiene un fuerte
sentido moral.
«El anterior esbozo de personalidad de Tom W. fue escrito por un psicólogo durante el último
año de bachillerato de Tom, basado en tests proyectivos. Actualmente Tom W. es estudiante
de licenciatura . Por favor, puntúe las siguientes 9 áreas de especialidad de licenciatura, según
la probabilidad de que Tom W . esté estudiando ahora cada una de estas áreas».
Falacia de la conjunción
Los modelos formales de probabilidad asumen la regla de conjunción, según la
cual la conjunción de dos eventos no puede ser más probable que uno de sus consti-
tuyentes. El número de personas que «miden 1.80 m. y pesan 100 kgs. » es necesa-
riamente igual o menor que el número de personas que «pesan 100 kgs.». Dicho
formalmente:
P (A & B) s P (B)
TvERSKY y KAHNEMAN (1983) han demostrado que los sujetos ingenuos -e in-
cluso con conocimientos estadísticos- violan la regla de conjunción en sus juicios,
de modo que estiman más probable una conjunción que uno de sus constituyentes.
Naturalmente, la causa de la falacia es que una conjunción puede ser más represen-
tativa de un resultado que los elementos aislados. Por ejemplo, en una investigación
los sujetos recibieron un esbozo de personalidad de un individuo ficticio, seguido de
una lista de posibles ocupaciones y aficiones:
Linda tiene 31 años, es franca y muy brillante. Se licenció en filosofía. Cuando estudiaba, estu-
vo profundamente implicada en las cuestiones de la discriminación y la justicia social, y tam-
bién participó en manifestaciones antinucleares.
Linda es una profesora de enseñanza básica.
Linda trabaja en una tienda de libros y asiste a clase de yoga.
Linda está asociada al movimiento feminista (A).
Linda tiene una ocupación social como psiquiatra.
Linda es un miembro de la Liga de Mujeres Votantes.
Linda es cajera de banco (B).
Linda es agente de seguros.
Linda es cajera de un banco y está asociada al movimiento feminista (A + B).
Cuando se pidió a los sujetos que estimasen la probabilidad con que se puede atri-
buir cada una de las alternativas a Linda, el 880Jo de éstos consideraron más probable
la conjunción A + B («Linda es cajera y asociada al movimiento feminista») que uno
de Jos constituyentes aislados B («Linda es cajera»).
La persistencia y generalidad de la falacia son considerables . El experimento se re-
pitió comparando las respuestas de sujetos ingenuos, sujetos informados (con nociones
Pensamiento 473
La mayoría de los sujetos (el 700Jo) situaron los intervalos de confianza de modo
simétrico por encima y por debajo de 140 (vg: 140 ± 5). La estimación más correcta
sería en cambio una puntuación inferior al 140, es decir una regresión a la media, ya
que la medida empírica obtenida supera con creces dicha media.
¿Por qué la regresión no es intuitiva? En opinión de KAHNEMAN y TvERSKY, la
regresión genera efectos opuestos a los derivados del heurístico de representatividad.
Según éste, el resultado predicho debe ser representativo de la información disponi-
ble: así, los padres inteligentes deben tener hijos igualmente inteligentes; los buenos
estudiantes serán buenos profesionales; los negocios excepcionalmente rentables, se-
guirán siéndolo en el futuro, etc. Cuando estas predicciones ingenuas e inexactas no
se cumplen, las personas inventan teorías explicativas, en lugar de atenerse al simple
hecho de que las correlaciones entre variables son normalmente inferiores a l .
Efecto de diluido
«es amigo de los juegos lógicos, tiene 32 años, mide l. 72 m. y le gusta jugar al ping-
pong». ¿Se ve afectada nuestra predicción sobre la eventual profesión de Juan al aña-
dir elementos no diagnósticos? En efecto así ocurre. Las investigaciones han detec-
tado un efecto de diluido, de modo que los pronósticos de las personas se hacen me-
nos extremos , como si hubiese una atenuación del sesgo de representatividad (NIS-
BEIT y Ross, 1980; NISBETI et al. , 1981; ZUKIER, 1982). La mayoría de los jueces
estiman mucho menos probable que Juan sea ingeniero a partir de la 2. • descripción
que de la primera , pese a que no se ha añadido ninguna información relevante en ésta.
NISBETI et al. (1981) presentaron a un grupo de sujetos (grupo de sólo infor-
mación diagnóstica) una breve descripción de dos individuos: «John V., un estudiante
de ingeniería que planea especializarse en ingeniería aeroespacial» y «Allen H ., un
estudiante de música que planea ser músico profesional en una orquesta o banda, o
profesor de música». Se pidió a los sujetos que pronosticasen la intensidad de shock
eléctrico que podrían aceptar John y Allen, teniendo en cuenta que la media de la
población acepta 529 microamperios. Un segundo grupo, de información diagnóstica
más no-diagnóstica, recibió la misma descripción de los modelos, además de una en-
trevista con éstos grabada en videotape , pero que proporcionaba información irrele-
vante en relación al pronóstico (lugar de nacimiento , profesión del padre, religión,
etc.) .
Los resultados mostraron un claro efecto de diluido; los sujetos del primer grupo,
basándose en la representatividad, pronosticaron una mayor tolerancia a los shocks
del estudiante de ingeniería que del músico ; pero el grupo que recibió además la en-
trevista en videotape, predijo una resistencia al shock muy similar en ambos modelos .
El efecto de diluido, producido por la información no-diagnóstica adicional, pue-
de contrarrestar la tendencia a error propia del heurístico de representatividad. La ate-
nuación de ésta se manifiesta en predicciones menos extremas, más agresivas a la
media y por tanto más próximas a las prescripciones normativas (NISBEIT y Ross ,
1980). Sin embargo , est a apare nte corrección de los pronósticos no debe llevar a enga-
ño . Los sujetos pueden llegar a predecir bien pero por razones erróneas. El efecto_ d_e
diluido es por sí mismo una estrategia deficitaria, pues puede generar vicios en los JUI-
cios predictivos tan graves como la representatividad, aunque de signo opuesto. U?
exceso de información sobre un modelo oscurece el valor predictivo de un determi-
nado dato diagnóstico (NISBETI et al., 1981) .
Las causas del efecto de diluido no han sido claramente establecidas. NISBETI Y
sus colaboradores se inclinan a pensar que la introducción de información no diag-
nóstica disminuye la similitud global entre la descripción y el prototipo o modelo .
Eficiencia de la representatividad
Hemos visto que el heurístico de representatividad induce a errores y falacias co-
mo la de la conjunción o la interpretación errónea de la regresión. ¿Cómo es posible
que los individuos de modo tan general se guíen de una estrategia equivocada? Quizá
hay que admitir un mínimo de eficiencia en los pronósticos de las personas , y proba-
blemente la representatividad está justificada en ocasiones.
NISBETI et al. (1983) proponen que la representatividad produce inferencias vá-
lidas a partir de pocos datos. Esto es especialmente cierto cuando hay evidencias pre-
476 Procesos cognitivos complejos
vias de que la población es homogénea; en estos casos los sujetos son más propensos
a utilizar la representatividad, y además realizan pronósticos correctos.
NISBETI et al. {1983) realizaron un sencillo experimento para comprobar estos su-
puestos. Los sujetos recibieron el siguiente texto :
Imagine que es usted un explorador que desembarca en una pequeña isla desconocida del su-
deste del Pacífico. Usted encuentra varios animales, personas y objetos desconocidos. Observa
las propiedades de las «muestras» y necesita hacer cábalas sobre el grado en que esas propie-
dades son comunes en otros animales, personas y objetos del mismo tipo .
Suponga que se encuentra un nativo, miembro de una tribu que él denomina barratos . (El na-
tivo) es obeso. ¿Qué porcentaje de los hombres barratos cree que serán obesos?
O bien:
Suponga que encuentra lo que el físico de la expedición describe como un elemento extrema-
damente raro llamado floridium. Cuando fue calentado a una temperatura muy alta, ardió con
una llama verde. ¿Qué porcentaje de las muestras de tloridium hallado en la isla cree que arde
con una llama verde?
Los resultados indican que los sujetos proporcionan un peso muy diferente a la re-
presentatividad, dependiendo de la supuesta homogeneidad de la población respecto
al atributo crítico. Así, las generalizaciones relativas a la propiedad «arder con llama
verde» alcanzan el 900Jo por término medio, mientras que la propiedad «ser obeso»
solo se atribuye al 35% de los hombres barratos. En suma, el heurístico no se aplica
mecánicamente, sino que se basa en una evaluación intuitiva de la variabilidad de la
población, y ello disminuye sensiblemente la tendencia a error.
c. Accesibilidad
Aportaciones empíricas
Anclaje
Cuando las personas deben realizar una estimación partiendo de un dato inicial
(a veces una información presente en el problema, o una cifra aventurada por el su-
jeto), la inferencia resultante estará muy sesgada por dicho dato. Este anclaje en una
información poco fiable e irrelevante es causa de errores y sesgos. TvERSKY Y KAH-
NEMAN (1974) demostraron el efecto de anclaje pidiendo a un grupo de individuos
que estimase n el po rce ntaje de países africanos pertenecientes a las Naciones Unidas.
Previamente, se seleccionó un número del O al 100 en una ruleta ante sus propio ojos.
La estimación final estuvo claramente determinada por la cifra aleatoria de la ruleta.
Por término medio, los sujetos que vieron el n° 10 en la ruleta estimaron un porcen-
taje del 25% de países africanos, mientras que los testigos del 65, estimaron un 45o/o.
El anclaje es un efecto particular de la accesibilidad de una información irre.levan-
te presente en la situación de prueba o generada por el propio sujeto con motiVO de
un cómputo incompleto.
Correlaciones ilusorias
Cuando dos eventos están asociados conceptualmente, los sujetos tienden a so-
brestimar la frecuencia con que concurren en la realidad. Esta correlación ilusoria fue
descubierta por CHAPMAN y CHAPMAN (1969) en el campo de la psicología clíni-
ca. Por ejemplo, los análisis técnicos del test de dibujo de la figura humana propor-
cionan unos índices de validez prácticamente nulos . Sin embargo, en los años 60 y se-
guramente en la actualidad, multitud de psicólogos experimentados continuaban utili-
zando el test como instrumento diagnóstico, asumiendo correlaciones entre los rasgos
del dibujo y ciertos síntomas psíquicos. Por ejemplo , se suponía que los pacientes con
suspicacia paranoica enfatizan los ojos en sus dibujos , o que las personas dependien-
tes exageran la boca.
478 Procesos cognitivos complejos ----------~=~-~~------
Construcción de escenarios
• Europa e lo son dos de los grandes satélites de Júpiter . ¿Qué probabil idad estima el lector
de que haya alguna forma de vida en Europa?.
• En los años 70 los científicos oceanográficos hallaron abundantes colonias de extrañas cria-
turas marinas floreciendo precariamente en un medio que se creía totalmente hostil a la vida,
las fosas en el lecho del Pacífico. Las fuentes volcánicas, al fertilizar y calentar el abismo, han
creado oasis en los desiertos de la profundidades.
Cualquier cosa que haya ocurrido una vez en la tierra es presumible que pueda ocurrir en otros
lugares del universo ... Se sabe gracias a la sonda espacial Voyager que en la superficie de Eu-
ropa existe agua, o al menos hielo ; y que hay volcanes en continua erupción en el sátelite ve-
cino, lo. Por tanto , es razonable esperar un a actividad volcánica más dé bil bajo la supe rficie
líquida de Europa. ¿Qué probabilidad estima el lector de que haya alguna forma de vida en
Europa?
La mayoría de la gente, después de leer la segunda historia (que incluye una amal-
gama de datos científicos disponibles actualmente), considera más probable la existen-
cia de vida en Europa, que cuando se le plantea la pregunta escuetamente. En reali-
dad , la historia no aporta ninguna prueba directa de vida en Europa, pero elabora un
escenario en que ésta resulta más plausible. En este ejemplo, el escenario es una adap-
tación del que describe el escritor Arthur C. Clarke en su novela 2010: Odyssey Two.
Pero el uso de escenarios es una actividad cotidiana dirigida al pronóstico de acon-
tecimientos futuros, la explicación de sucesos pasados de origen incierto, o la elabo-
ración de planes.
Los militares imaginan escenarios para predecir y planificar eventuales conflictos
Pensamiento 479
entre naciones; y los políticos con el fin de diseñar su política interior o internacional.
Los abogados construyen historias plausibles para demostrar la culpabilidad o inocen-
cia de un acusado. Algunos científicos elaboran escenarios para explicar episodios úni-
cos del pasado , tales como el origen del universo, la evolución del Horno Sapiens, o
la invención de la escritura. Y, en fin, el hombre de la calle construye sus propios es-
cenarios para enfrentarse al futuro y sus incertidumbres, especialmente en las relacio-
nes interpersonales. Por ejemplo, la probabilidad de que una pareja de amigos se di-
vorcie puede eva luarse construyendo historias combinando información conocida o
meramente plausible , y observando sus consecuencias hipotéticas.
De modo general, la probabilidad de un resultado se juzga mayor cuando el indi-
viduo puede construir uno o varios escenarios de acontecimientos concatenados, que
conducen a ese resultado. El heurístico de accesibilidad se manifiesta así no como un
fenómeno de mera recuperación de información, sino de construcción de modelos men-
tales. KAHN EMAN y TV ERSKY consideran que el uso de escenarios es un verdaáero
heurístico de simulación (KAHNEMAN y TvERSKY, 1982; TvERSKY y KAHNEMAN ,
1983).
La construcción de escenarios o simulación es una poderosa estrategia cognitiva ,
pero que también induce a errores (KAHNEMAN y TvERSKY , 1982; TvERSKY y KAH-
NEMAN, 1972, 1983) . En primer lugar, los escenarios suelen ser modelos simplifica-
dos de una realidad compleja, y los sujetos no pueden apreciar fácilmente las posi-
bles interacciones entre los parámetros de la «simulación». En segundo lugar, los es-
cenarios están compuestos de elementos plausibles relacionados entre sí, pero la pro-
babilidad acumulada de que toda la secuencia se desarrolle según lo previsto tiende a
ser baja. De ahí que las predicciones no se cumplan frecuentemente al irrumpir ele-
mentos nuevos o «imprevistos». Por último, la construcción de modelos es susceptible
a la falacia de la conjunción. Por ejemplo, los sujetos valoran menos probable: «ha-
brá una ruptura total de relaciones diplomáticas entre USA y URSS el próximo año»:
que el mismo resultado integrado en un escenario: «Rusia invadirá Polonia, Y habra
una ruptura total de relaciones diplomáticas entre USA y la URSS el próximo año»
(TvERSKY y KAHNEMAN, 1983).
d . Conclusiones
personas son insensibles a los datos base, y otros parámetros probabilísticos. En lugar
de basarse en un «álgebra cognitiva», nos apoyamos en estrategias conceptuales y aso-
ciativas, los heurísticos.
Pero ¿es esto totalmente cierto, en todas las circunstancias? Las investigaciones
de KAHNEMAN y TvERSKY, o de NISBEIT y Ross , se realizan sobre contenidos pro-
pios del mundo social. ¿Qué ocurre cuando los sujetos se enfrentan a problemas
más formales, como pronósticos en juegos de azar? Las investigaciones clásicas de PIA-
GET e INHELDER (1951/1975) sobre el desarrollo del concepto de probabilidad vie-
nen al caso. Dichos autores diseñaron un conjunto de tareas: extracción al azar de ca-
nicas de una bosla conteniendo varias de distintos colores, predicción de la disposi-
ción final de canicas blancas y rojas mezcladas en una bandeja, aparato de lluvia para
estudiar los efectos de distribución normal, juego de ruleta, etc. Los resultados mues-
tran que los niños de 6 a 12 años (fase concreta) son capaces ya de discriminar los
sucesos azarosos de los gobernados por relaciones causa-efecto. Los niños de la etapa
formal tienen bien desarrollada la noción de azar, realizando permutaciones y com-
binaciones intuitivas en sus cálculos . Los estudios de PIAGET e lNHELDER han sido
cuestionados posteriormente; sin embargo , han puesto de manifiesto una cierta com-
petencia estadística intuitiva al menos para los «pequeños grandes números» . Es opor-
tuno recordar aquí que algunas investigaciones realizadas en el contexto de las teo-
rías atencionales (ver capítulo 3) muestran la codificación de la frecuencia como un
proceso automático , que existe incluso en los niños (HASHER y ZACKS , 1979). Esta
facilidad para procesar intuitivamente aspectos cuantitativos seguramente tiene una
funcionalidad. ¿Es posible una teoría racionalista sobre la inferencia predictiva ba-
sándose en estos datos?
Quizá el único intento, despues de EDWARDS , de mantener una teoría de la com-
petencia sobre la predicción sea el de COHEN (1979; 1981) . Este asegura que la racio-
nalidad humana sobre los juicios probabilísticos es indiscutible. Ciertamente, no se
acomodan a los parámetros bayesianos pero ésto es simplemente porque el álgebra ba-
yesiana no es el modelo normativo adecuado . En su lugar , COHEN propone la pro-
babilidad baconiana como marco de referencia para la psicología de la predicción.
Es poco plausible que cualquier sistema normativo de probabilidad pueda ser una
descripción adecuada de los cómputos mentales del hombre de la calle. Ya hemos vis-
to en otro momento de este capítulo los argumentos críticos a las teorías de la com-
petencia, que son aplicables al ámbito de la predicción. Además, los heurísticos de re-
presentatividad y accesibilidad ofrecen una explicación convincente de los sesgos y fa-
lacias hallados en este tipo de razonamiento. Sin embargo, algunos autores, aún re-
conociendo dichos heurísticos, defienden un residuo de «estadística intuitiva» en nues-
tros pronósticos.
NISBEIT y sus colaboradores -poco sospechosos de mantener tesis racionalis-
tas-- aseguran que, al menos en ciertas circunstancias, los individuos son sensibles
a los datos base , tamaño de la muestra, etc. Por ejemplo, cuando el espacio muestra!
y el proceso de muestreo son claros para el sujeto. Así, es más probable que se ten-
gan en cuenta los parámetros estadísticos en un juego de azar , ya que los ensayos y
sus resultados son cognitivamente salientes. En cambio, en los pronósticos del mun-
do social , el espacio muestra! no está bien definido. Para predecir el comportamien-
to de Juan en la situación X , ¿qué es lo que se repite? ¿La persona, la situación, los
Pensamiento 481
comportamie ntos ... ? Consecuentemente los pronósticos del mundo social están guia-
dos casi exclusiv am e nte por la re presentatividad y la accesibilidad. En cambio, en
ciertos dominios pa rticulares como los juegos de azar, los resultados deportivos o la
predicción d e l tie mpo m e tere ológico , el hombre de la calle parece utilizar nociones
estadísticas rudime nta ri as (NISB ETI y Ross , 1980; NISBETI et al., 1982; NISBETI et
al., 1983).
Corrección de sesgos
B. Causalidad
Las personas, independientemente de su comunidad cultural de origen, su nivel edu-
cativo, o edad, atribuyen de modo reiterado causas a los fenómenos del mundo físico
Y social. La omnipresencia de la causalidad se ha puesto de manifiesto cuando trata-
482 Procesos cognitivos complejos
ción de los shocks era totalmente independiente de su conducta, y por tanto incontro-
lable. Un tercer grupo de perros ingenuos no recibió inicialmente ningún tratamiento
de shocks. Veinticuatro horas más tarde, los tres grupos fueron entrenados en una ta-
rea de escape-evitación en una caja de salto. Ante la presencia de una luz, si Jos ani-
males saltaban a través de una barrera antes ·de 10 segundos, evitaban un shock; una
vez iniciado éste, podían aún escapar durante un intervalo de 60 segundos.
Las diferencias en el comportamiento entre los grupos fueron muy notables. El gru-
po previamente sometido a una situación de contingencia shock-conducta de escape
y el grupo de perros ingenuos aprendieron rápidamente a evitar el shock en la caja de
salto. El grupo previamente sometido a shocks no contingentes fue incapaz de apren-
der conductas de escape o evitación. Los animales permanecían pasivos mientras re-
cibían intensos shocks durante 60 segundos. La teoría de la incapacidad aprendida se-
ñala que los organismos que experimentan resultados independientes de sus propias
conductas instrumentales forman expectativas de no contingencia entre su conducta
Ylos resultados en otras circunstancias futuras, y de ahí la inhibición en posterioFes
aprendizajes. En las situaciones normales de aprendizaje, en cambio, los sujetos esta-
blecen expectativas de contingencias conducta-resultado, y el organismo genera res-
puestas instrumentales. La percepción de contingencias y la génesis de expectativas
constituyen fenómenos de análisis causal rudimentarios. Es difícil determinar por el
momento si los animales son capaces de establecer verdaderas atribuciones causales
de tipo conceptual, aunque se sospecha que algunos primates tienen esta capacidad
(PREMACK , 1976).
Percepción de la causalidad
En su libro La perception de la causalité, MICHOTIE (1947) expone una serie de
ingeniosos experimentos en que los sujetos describen ciertas combinaciones de movi-
mientos físicos de objetos como relaciones causa-efecto («empujan>, «lanzan>, «gol-
pear», etc .) . Por ejemplo, se muestra a los sujetos dos objetos A y B, de modo que
se desplaza en dirección a B; en cierto momento A se detiene y B se desplaza en la
misma dirección que el movimiento original de A. Los sujetos experimentan una im-
presión causal que describen como «A empujó a B». Esta impresión fenoménica se
manifiesta incluso cuando A y B no llegan a mantener contacto físico directo, o cuan-
do el movimiento de B se inicia un lapso de tiempo después que cesa el de A (YEL~ ,
1952). En términos generales, la intensidad de la percepción causal depende de la dts-
tancia mínima entre A y B, el intervalo de tiempo entre sus movimientos y la velocidad.
La causalidad fenom énica descubierta por MICHOTIE tiene gran interés, pero
se refiere únicamente a una forma de causalidad mecánica registrada en el campo vi-
sual. Sin duda, los sujetos ingenuos pueden realizar atribuciones causales más sofisti-
cadas, especialmente las relativas al mundo social, tal como veremos.
La causalidad en la ciencia
La atribución causal es una operación conceptual que establece una relación entre
un agente y un resultado. Ahora bien , esa atribución se apoya en una base de datos.
Un efecto es atribuido a una causa cuando existe una contingencia objetiva entre am-
bos, de modo que el efecto tiende a ocurrir cuando la causa está presente, y suele estar
ausente en ausencia de la causa. ¿En qué medida los individuos evalúan correctamen-
te el grado de contingencia entre sucesos? A lo largo de este apartado vamos a ofrecer
algunas investigaciones que responden a esta cuestión general. Todas ellas coinciden
en señalar que las personas no son «transductores» perfectos de las covariaciones o
contingencias objetivas. Nuestra percepción de contingencias está sesgada, y consecuen-
temente las atribuciones sufren cierto grado de distorsión sistemática.
Las investigaciones que vamos a describir se han desarrollado casi todas en al ám-
bito de la atribución social. La causación física ha recibido una atención menor.
camente cuando la acercan al fuego (consenso), la misma persona muestra esa con-
ducta todas las ocasiones que se enfrente a la misma situación (consistencia), y el re-
tirar la mano bruscamente es una conducta poco frecuente ante otros estímulos (dis-
tintividad). Se atribuyen a la persona las conductas de bajo consenso, alta consistencia
y poca distintividad (casi nadie realiza la conducta del actor, pero éste la realiza siem-
pre en esta situación y en otras situaciones). Por último se atribuye a la circunstancia
las conductas de bajo consenso, baja consistencia y alta distintividad (casi nadie rea-
liza esa conducta, y el propio actor casi nunca la realiza ni en esta ni en otras
situaciones).
Algunas investigaciones presentan datos confirmatorios a las predicciones de KE-
LLEY (vg: MCARTHUR, 1972). En efecto, los sujetos parecen evaluar de modo sis-
temático las fuentes de covariación para realizar los juicios causales . Sin embargo, los
estudios confirmatorios del modelo normativo coinciden en presentar a los sujetos una
situación bien estructurada, con información estrictamente relevante, que tiene escasa
semejanza con las situaciones reales (NISBETI y Ross , 1980). En la vida real las per-
sonas se enfrentan con datos ambiguos, sesgados, dudosamente relevantes, y con sus
propios prejuicios atribucionales.
Una divergencia notable de los datos empíricos respecto al modelo de KELLEY
es la escasa sensibilidad al consenso de los sujetos (McARTHUR , 1972; MILLER et
al. , 1973 ; NISBETI et al. , 1976). Una investigación clásica en psicología social fu e de-
sarrollada por MILGRAM (1963); en ésta el 65% de los sujetos administran la máxi-
ma intensidad de shocks eléctricos a otra persona , obedeciendo las indicaciones del
experimentador. En realidad el dispositivo de shocks es simulado y la «Víctima» está
confederada con el experimentador, pero los sujetos no lo saben. MILLER et al.,
(1973) explicaron el experimento de MILGRAM y sus resultados a un grupo de suje-
tos, y a continuación se les mencionó a dos individuos particulares que «administra-
ron» el máxim·o shock . La tarea de los sujetos fue juzgar a dichos individuos en es-
calas de una serie de rasgos como amistosidad, atractivo, agresividad, etc. Los suje-
tos puntuaron muy alto a los participantes en el experimento de MILGRAM en varios
rasgos negativos . Desde una perspectiva atribucionallos sujetos no tienen en cuenta
el consenso, pues realizan atribuciones personales, cuando deberían hacerlas objeti-
vamente situacionales (la mayoría de los sujetos hacen lo mismo en la misma
situación).
NISBETT et al. (1976) hallaron la misma insensibilidad al consenso en otra
investigación. Observaron que muchos estudiantes experimentan estados depresivos
los domingos por la tarde. Para tratar esta depresión pasajera se informó a los sujetos
que su problema era muy común entre sus compañeros de universidad. Es razonable
pensar que si los deprimidos dominicales achacan su estado a la situación (compartida
con otros) más que a un problema personal, entonces mejorarán. Lo cierto es que los
sujetos siguieron con sus estados depresivos periódicos, siendo insensibles al consenso.
Además de estas anomalías relativas a las prescripciones de KELLEY, las atribu-
ciones del hombre de la calle están sujetas a otros sesgos y fuentes de error, derivados
de ciertas peculiaridades cognitivas y motivacionales.
Pensamiento 489
una asociación semántica y hasta lingüística entre acciones y disposiciones. Una con-
ducta enérgica sugiere un temperamento enérgico, un comportamiento generoso su-
giere un rasgo de generosidad. En cambio no existe una correspondencia equivalente
entre conductas y situaciones; no está tan claro qué tipo de situaciones exigen com-
portamientos enérgicos o generosos.
La información procedente del actor es más accesible que la información situacio-
nal. El actor es interesante, dinámico y su comportamiento resulta cognitivamente sa-
liente. En contraste, la situación es relativamente marginal, y sirve de simple marco o
fondo a la acción. La accesibilidad acusada del personaje y su conducta facilitan por
tanto la atribución disposicional.
No todo el mundo valora igualmente el error fundamental de atribución. Algunos
tienden a considerarlo un artefacto, de modo que las atribuciones disposicionales del
hombre de la calle son más correctas de lo que los estudios correlacionales sugieren.
BEM y ALLEN (1974) aseguran , por ejemplo, que la debilidad predictiva de los rasgos
psicométricos es consecuencia del presupuesto nomotético, según el cual cada rasgo es
una dimensión continua y universal en la que se puede situar a todos los individuos,
según su valor en dicho rasgo. Lo cierto es que algunos rasgos simplemente no son
relevantes para describir a algunos individuos. El hombre de la calle tiene en cuenta
este hecho, seleccionando justamente aquellas disposiciones que son informativas so-
bre las personas, en las que éstas se muestran consistentes.
De hecho , BEM y ALLEN comprueban empíricamente que los sujetos que se con-
sideran a sí mismos consistentes en un rasgo (vg: «amistosidad» y «escrupulosidad»),
efectivamente presentan una alta consistencia transituacional en ese rasgo, como pue-
de apreciarse al comparar medidas de autoinforme, informe de la madre, del padre,
de los compañeros y de observaciones directas del sujeto en ámbitos naturales.
En cualquier caso persiste una tendencia a exagerar el valor causal de los rasgos
del actor en la conducta. Ello no significa necesariamente que seamos insensibles a sus
f~ctores situacionales (quizá se dan por supuestos), sino que tiene más valor diagnós-
tico la atribución disposicional muy ligada al concepto de responsabilidad (LOCKE y
PENNINGTON, 1982) .
Hay una notable divergencia en el tipo de atribuciones causales que los sujetos es-
tablecen cuando interpretan su propia conducta y la de los demás. En este último caso
ya hemos señalado el sesgo disposicional que comparten las teorías clásicas de la per-
sonalidad y el hombre de la calle. Por el contrario, la conducta propia solemos atri-
buirla -de modo más realista- a factores externos {JONES y NISBETI, 1972; NIS-
BETI y Ross , 1980).
JONES y NISBETI (1972) ofrecen tres explicaciones a esta divergencia atribucio-
nal entre el actor y el observador. En primer lugar, el actor posee una informa..:ión
más amplia y precisa sobre su propia conducta, y conoce la inconsistencia transitua-
cional de ésta ; en consecuencia , estará dispuesto a reconocer el influjo de la situación .
En segundo lugar, el actor y el observador reciben la información crítica con diferente
grado de saliencia o accesibilidad cognitiva. El actor dirige su atención sobre todo al
Pensamiento 491
medio , observando su carácter dinámico , y presta poca atención a sus estados inter-
nos. Por eso se percibe como relativamente reactivo a las demandas ambientales. En
cambio, el observador de la conducta ajena ya hemos visto que percibe al actor como
la «figura» y la situación como el «fondo». Por último, hay una orientación visual
diferente en el actor y observador. El actor no puede verse a sí mismo mientras actúa,
en cambio la conducta del otro se sitúa en el centro del campo visual del observador.
Ilusión de control
Causalidad mínima
El hombre de la calle utiliza un «principio de parsimonia» intuitivo cuando busca
explicaciones causales a los fenómenos. Tendemos a sobrestimar el valor de las atri-
buciones unicausales, a conformarnos con una sola causa plausible, minimizando otras
causas concurrentes (NISBETI y ROSS, 1980; SCHUSTACK y STERNBERG, 1981). Ello
no implica que seamos incapaces de elaborar explicaciones multicausales. Podemos,
por ejemplo, explicar un accidente de avión como consecuencia de la niebla, un
mal entendimiento entre el piloto y la torre de control, , el hecho de que el piloto es-
tuviese fatigado, y un fallo mecánico en uno de los motores. Sin embargo, una expli-
cación multicausal de este tipo no es intuitivamente satisfactoria; las personas, según
su especialización o punto de vista, tienden a enfatizar una de las causas. Un meteo-
rólogo atribuirá el accidente a la niebla, un psicólogo a un problema de estrés o un
mal entendimiento, y un mecánico al fallo del motor.
En general, las personas parecen emplear un modelo «hidráulico» de causación,
como si las causas compitiesen entre sí por unos recursos atribucionales limitados.
Cuando una causa, por su accesibilidad, representatividad u otros motivos, cobra
fuerza, disminuye el valor psicológico de las causas concurrentes (NISBETT y Ross ,
1980).
En las situaciones en que un resultado depende de múltiples factores conectados
en una cadena causal, los sujetos tienden a dar un mayor peso al primer suceso de la
cadena (KELLEY y MICHELLA , 1980; YINOKUR y AJZEN, 1982). Imaginemos un ca-
so hipotético. Un delincuente juvenil es examinado por una psicólogo de una insti-
tución penitenciaria. Los principales rasgos de su biografía son: el sujeto es hijo de
un padre alcohólico que le maltrataba frecuentemente; el muchacho un día decide huir
de casa; se entremezcla con un grupo de personas de su edad que realizan hurtos en
la zona ; el sujeto acaba practicando también hurtos. Ante esta cadena causal, muchos
probablemente consideran el primer factor («padre alcohólico que maltrata al suje-
to») como aquel que tiene mayor peso causal. Este efecto de primacía no puede con-
siderarse un verdadero sesgo o error sistemático. En realidad, no existe ninguna pres-
cripción normativa consensuada sobre la ponderación relativa de los factores de una
Pensamiento 493
cadena causal en función de su posición. Podría pensarse que los elementos finales,
por su proximidad al resultado, tienen mayor efecto sobre éste. Pero también se puede
argumentar a favor de la primacía; los primeros eventos de la cadena determinan a
los siguientes , y su peso causal sobre el resultado final será un valor acumulativo muy
alto (VINOKUR y AJZEN 1982) .
C. Conclusiones
Nuestros procesos de atribución causal son realistas en la medida en que somos sen-
sibles a las covariaciones objetivas. Pero como acabamos de ver también somos pro-
pensos a error en ciertas circunstancias. Podemos asegurar que las atribuciones com-
binan la información procesada a partir de los datos o contingencias, y la informa-
ción impuesta conceptualmente a partir de nuestras teorías o esquemas causales.
Los errores y sesgos pueden derivarse tanto de un cómputo insuficiente de los da-
tos base, como de la inadecuación de las teorías causales. A veces las contingencias
son demasiado complejas (interacción de factores en una cadena causal), las variables
relevantes muy poco salientes o totalmente inobservables, los elementos causales es-
tán obscurecidos por el «ruido» de factores fortuitos, etc. En estos casos la detección
de contingencias es imperfecta. Obsérvese que los experimentos en que los individuos
son «transductores» adecuados de la covariación son situaciones muy simples en que
las contingencias son simples y nítidas. La otra fuente de error estriba en los propios
mecanismos cognitivos, cuando elaboran explicaciones causales. La similitud entre
causa-efecto, la atribución disposicional, la ilusión de control, etc., obedecen a heu-
rísticos cognitivos y a tendencias motivacionales compartidas por la mayoría de las
personas.
¿Hemos de concluir que las personas son irracionales o incompetentes en sus in-
terpretaciones causales? Si el criterio de «racionalidad» es el modelo normativo de
KELLEY , o cualquier otro que calcule las contingencias objetivas, entonces estamos
lejos de la racionalidad con frecuencia. Sin embargo, si nos atenemos a criterios de
eficiencia o adaptación , nuestras atribuciones son probablemente óptimas (NISBETI
y Ross , 1980; ABRAMSON y ALLOY , 1981 ; ALLOY y TABACHNIK , 1984). La preci-
sión no debe confundirse con la racionalidad. Ya hemos visto que las personas tien-
den a sobrestimar la covariación y el control (poca precisión) , pero ello resulta adap-
tativo y en cierto sentido «racional», pues esa ilusión de control seguramente es un
mecanismo motivacional que impulsa al individuo a emprender acciones funcionales
dirigidas al medio social y físico .
A. Introducción
a. ¿Qué es un problema?
de Thorndike , o las ratas que corren por un laberinto hacia la comida, resuelven pro-
blemas; al menos eso opinaban los psicólogos clásicos del aprendizaje. En un sentido
más restringido , se entiende por resolución de problemas aquellas tareas que exigen
procesos de razonamiento relativamente complejos , y no una mera actividad asocia-
tiva y rutinaria. Una persona se enfrenta a un problema cuando acepta una tarea.
pero no sabe de antemano cómo realizarla (SIMON , 1978). Así, e l mecánico que in-
tenta arreglar un motor, el estudiante que res ue lve una ec uac ió n mate mática, el ju-
gador de ajedrez, o el ingeniero que di seña una nave espacial para viajar a Júpiter ,
están implicados en otras tantas tareas de resolución de problemas.
El grado de complejidad y dificultad de los problemas es muy variable. Algunos
apenas requieren unos segundos, mientras que o tros demandan días o años de acti-
vidad mental más o menos continua . De todos modos va mos a considerar algunas ca-
racterísticas comunes a todos ellos.
Pensamiento directivo
La actividad mental del solucionador de proble mas partie ndo de un estado inicial
de incertidumbre e inform ación inconsistente , se dirige a una meta; es decir , a un
estado final que denominamos solució n , en que las inconsistencias se han reducido
o eliminado. Los problemas se diferencia en el grado de definición de los objetivos.
Se suele distinguir entre problemas bien definidos , cuya me ta es bi e n conocida desde
el comienzo, y problemas mal definidos , en los que la definición de los objetivos for-
ma parte del problema . El juego de ajedrez o las tareas de razonamiento lógico son
ejemplos de problemas bien definidos , mientras que la mayoría de los problemas so-
ciales («cómo luchar contra el desempleo», «cómo mejorar e l clima de las relaciones
internacionales») son mal definidos . La mayoría de las investigaciones psicológicas
están sesgadas a favor del primer grupo, pues resultan más fáciles de investigar.
Operación serial
Dadas las enormes demandas cognitivas de los problemas y los límites operativos
que acabamos de mencionar, el solucionador de proble mas funciona de modo esen-
cialmente serial. Desde el estado inicial hasta alcanzar la meta o solución, el sistema
cognitivo atraviesa una serie de estadios intermedios que se suceden en el tiempo.
Pensamiento 495
Representación in completa
Un requi sito esenci al para que se plantee un problema es que en la representa-
ción mental del sujeto haya lagunas o inconsistencias; en caso contrario no hay nin-
gún problema (GR EE o. 1978). Por ejemplo , la actividad de ir de casa al trabajo no
es problema para la mayoría de la gente , sino una actividad rutinaria. Nos podemos
representar la meta final y la secuencia exacta de conductas y estados mentales. Un
problema , en cambio. es ganar una partida de ajedrez a un contrincante , pues aun-
que la meta esté clara. los estados intermedios son inciertos . La tarea del soluciona-
dar es justam ente elaborar un a estructura representacional que incluya la secuencia
de estados necesarios para alcanzar la meta.
c. La Gestalt
Para finalizar esta introducción vamos a tratar brevemente una aport · . h' .
·. ac10n !Sto-
rica sobre resoluc10n de problemas que ha generado algunas nociones · t
tn eresantes:
496 Procesos cognitivos complejos
-----------------
la psicología de la Gesta/e (l a otra perspecti va hi stó rica . e l asoc iac io ni sm o. la igno ra -
remos pues su tratamie nto de la resolució n de p ro bl e m as es supe rfici a l y co nfuso).
Los psicólogos de la Gestalt co nside raban (e n contra de l asoc iac io ni smo ) qu e la
resolución de proble mas no se limita a un e mpleo más o me no mecá ni co de la ex-
perie ncia pasada (pensami ento reproducti vo) , sin o qu e supo ne la gé nesis de al go nu e-
vo no mimético de la información mn é mi ca (pe nsa mi e nt o pro du cti vo) . Ese «al go nu e-
VO » es una gesta/ten o configuració n pe rce ptiva . alca nza da br usca me nt e o po r insight.
El concepto de insight se ilustra cl ara mente en la o bse rv ac ió n cl ás ica d e K O HL ER co n
(A)
• •· •
• • • (B)
• • •
(e)
F tGURA 9.3 . A lgunos prohlemas de insight esrudiaJos por los psicó logos de fa Gcstalt (exp licación en el
rexro).
Pensamiento 497
el mono Sulte:1n. KOHLER si tuó una banana colgada del techo en el exterior de la jau-
la del chimpancé. de modo que éste no podía alcanzarla con un palo que tenía a su
disposici ón ni subi éndose a una caja. El animal lo intentaba una y otra vez con am-
bos medios por sepa rado , y después abandonaba la tarea al parecer desanimado. Pero
de pronto se dirigía co n decisión al palo y se subía a la caja de modo que alcanzaba
la solución. KOHLER asegura que Sultán experimentó una reorganización perceptiva
de los elementos del problema, comprendiendo de pronto una relación nueva entre
ellos que conduce a la so lución .
Otros miembros de la escuela de la Gestalt elaboraron problemas de insight para
sujetos humanos (MAIER , 1940; OUNCKER , 1945) y añadieron la noción de fijación
para interpretar las dificultades que experimentan los sujetos. En la figura 9.3 se ilus-
tran tres problemas de insight. El primero (A) consiste en unir los 9 puntos con 4
líneas continuas sin levantar el lápiz del papel. El segundo (B) exige la construcción
de 4 triángulos equiláteros con 6 cerillas. Por último , el siguiente problema requiere
suspender una vela de la pared con los elementos que se observan en la figura.
La dificultad de estos problemas (véanse las soluciones en la figura 9.4) radica en
que la experiencia previa no sólo no facilita, sino que obstaculiza la solución. L~s ele-
mentos que integran cada problema poseen para la gente una fijación perceptiva (o
funcional). Estamos acostumbrados a ver la pauta de 9 puntos como un cuadrad?, a
componer triángulos en un espacio bidimensional , y a percibir las cajas de cenllas
como «Contenedores». Las respectivas soluciones a los tres problemas requieren pres-
cindir de la fijación y reorganizar la información de modo diferente: las líneas pue-
den exceder el ámbito del cuadrado de puntos (A); los triángulos equiláteros pueden
elaborarse en tres dimensiones (B); y una caja de cerillas puede tener función de so-
porte (C).
La teoría de la Gestalt no ha sido incorparada directamente en el marco ac~al
de procesamiento de información . En general, se ha achacado a los conceptos de m-
sight y fijación un carácter meramente descriptivo (WEISBERG y ALBA, 1981, 198~)
No queda clara en la interpretación de los datos la naturaleza del proceso psíqmco
que interviene en el insight o reorganización súbita. Por otra parte , el fenómeno de
la fijación ni siquiera obtiene una clara constatación empírica (WEISBERG Y ALBA ,
1981) . Por ejemplo, cuando a los sujetos se les proporcionan sugerencias rele~antes
para eliminar la fijación, el rendimiento no mejora substancialmente (vg: s~gen~ que
el problema de los 9 puntos, puede resolverse prolongando las líneas mas alla del
cuadrado).
Los nuevos enfoques del procesamiento son mucho más analíticos respecto a las
estrategias y reglas empleadas por los sujetos en la resolución de problemas, así como
en las propiedades generales del sistema cognitivo (mecanismos de memoria , aten-
ción, etc.).
{B)
(e)
o
'•
a. Problemas de transformación
Misioneros y caníbales
Un problema típico de transformación empleado en muchas investigaciones es el
de cruzar ríos (GREENO , 1974; JEFFRIES et al. , 1977). Un grupo de viajeros debe atra-
vesar un río. La dificultad reside en que la barca tiene una capacidad limitada Yque
ciertas combinaciones de pasajeros en ambas orillas son ilegales. La versión más po-
pular del problema es la siguiente. Tres misioneros y tres caníbales viajan juntos Y
llegan a un río que deben cruzar. Sólo disponen de un bote en el que caben tres per-
sonas. Además, hay que tener en cuenta que en cualquier lado del río el número de
caníbales no puede exceder al de misioneros , pues en tal caso estos serían devora~os .
El problema posee un estado inicial (los 6 viajeros situados en una orilla del no) ,
una meta bien definida (los 6 viajeros trasladados a la otra orilla) , y una serie de e~
tados intermedios legales (en ninguna orilla debe haber más caníbales que mi-
sioneros).
La figura 9.5 representa el «espacio» de movimientos legales , o transformaciones
que conduccr. desde el estado inicial a la meta.
Torre de Hanoi
El estado inicial del problema consiste en varios discos (entre 3 y 6 dependiendo
de la dificultad del problema) ensartados en el poste A. La meta es situar todos los
discos en el poste C, con las siguientes restricciones: (a) sólo se puede mover un dis-
co cada vez; (b) un disco nunca puede situarse sobre otro disco más pequeño que él
mismo. El poste del centro (B) , puede emplearse para los movimientos intermedios
(figura 9.6).
El problema tiene varias ventajas para el investigador , y por esta causa se utiliza
con profusión (SIMON , 1975 ; ANZAI y SIMON , 1979; KARAT , 1982; etc.). En primer
Jugar , es un problema bastante difícil (muy difícil con 5 ó 6 discos) para la mayoría
500 Procesos cognitivos complejos
1 MMM
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FrG URJ\ 9.6. 1:.'1 problema de la rorrr de Han oi. Los discos deben situarse en el poste C, moviendo uno ca-
da 1•e;;, y sin colocar jamás 1111 0 más grande sobre otro menor.
de los adultos, que exige operaciones perceptivas, estrategias complejas para secuen-
ciar los movimientos, demandas importantes de la memoria operativa, etc. En se-
gundo lugar, los tanteos y cambios de estrategia del sujeto quedan plasmados en su
movimientos
Son problemas en que los sujetos para hallar la solución deben descubrir analo-
gías estructurales -no de contenido- entre elementos pertenecientes a dominios dis-
pares. Por ejemplo, un problema de este tipo es: «comerciante es a vender, como
cliente es a ... ». El razonamiento analógico, o la inducción de estructuras, están pre-
sentes tanto en el pensamiento cotidiano como en el del científico. Ya hemos seña-
lado en otra ocasión (capítulo 7) que algunas teorías y modelos científicos son ana-
logías o metáforas (vg: la circulación de la sangre como un sistema hidráulico; el áto-
mo como sistema solar en miniatura) . ¿Qué tipo de operaciones mentales tienen lu-
gar cuando un individuo descubre un paralelismo entre dominios tan diferentes? La
respuesta no está clara por el momento , aunque hay algunas investigaciones sugesti-
vas . Se asume generalmente que el proceso básico en la resolución de estos proble-
mas es la comprensión de relaciones de similitud (GREENO, 1978; R UMELHART y
ABRAHAMSON, 1973: GICK y HOLYOAK, 1980, 1983) . Vamos a describir brevemen-
te dos problemas de inducción de estructuras .
Analogías verbales
Los problemas más simples son los de analogías verbales. Estos se ajustan al for-
mato A:B::C:D. Los dos primeros términos (A y B) mantienen una relación explí-
cita en el problema. y el sujeto debe descubrir un término incógnito (D) que man-
502 Procesos cognitivos complejos
~.~-----------------------
tiene una relación con C , análoga a la primera relación . Por ejemplo «león es a ce-
bra , como gato es a (ratón)». RUMELHART y ABRAHAMSON (1973) elaboraron un
modelo para explicar la resolución de estos problemas , basado en una concepción
euclidiana de los conceptos (véase capítulo 7) . Estos se representan en la memoria
como una serie de puntos en un espacio den dimensiones , de modo que la distancia
es una función monótona decreciente de la similitud (los conceptos más semejantes
están más próximos). La solución al problema consiste en hallar un punto (un con-
cepto) cuya distancia respecto a C , sea análoga a la distancia entre A y B.
Analogías complejas
Los problemas de analogía verbal , pese a su interés, son excesivamente simples
si los comparamos con las formas más sofisticadas de transferencia analógica. Estas
han sido investigadas recientemente con cierto rigor por G ICK y HOL YOAK ( 1980 ,
1983). Dichos autores seleccionan un problema especialmente difícil y mal estructu-
rado: el problema de las radiaciones de DUNCKER (1945) , cuya formulación es la
siguiente:
«Suponga que es usted un doctor con un pacie nte que tiene un tumor maligno en su estómago .
Es imposible operar al paciente, pero a menos que el tumor sea destruído el paciente morirá .
Hay un tipo de rayos que pueden emplearse para destruir el tumor. Si los rayos alcanzan el
tumor todos a la vez con una intensidad sufientemente alta, el tumor será destruido. Desgra-
ciadamente , con tal intensidad también son destruidos los tejidos sanos que los rayos deben
atravesar para alcanzar el tumor. Con intensidades más bajas los rayos son inofensivos para
los tejidos sanos , pero tampoco afectarán al tumor. ¿Qué tipo de procedimiento deberá usarse
para destruir el tumor con los rayos , evitando al mismo tiempo la destrucción del tejido sano?
Muy pocos sujetos resuelven el problema por sí solos , pues se requiere una solu-
ción verdaderamente creativa. Concretamente , deben dirigirse varios haces de baja
intensidad de radiación , desde orientaciones diferentes, que converjan en el tumor.
Este recibirá así la intensidad máxima, pero no así los tejidos sanos .
GICK y HOLYOAK (1980) antes de plantear el problema de las radiaciones ofre-
cieron a los sujetos un texto alternativo que describía un problema de táctica militar
y ofrecía varias soluciones. El texto, a grandes rasgos, habla de un dictador que ha-
bita una fortaleza bien protegida en medio del campo, de la que parten varias carre-
teras radiales. Un general decide atacar la fortaleza para liberar el país de la tiranía .
Para lograr éxito se requiere una intervención masiva de todas sus tropas al mismo
tiempo. Pero hay una dificultad, todas las carreteras de acceso están minadas , de
modo que sólo pueden pasar pequeños grupos de personas ; en caso de invasión ma-
siva las minas estallarían. La solución más relevante ofrecida en una de las versiones
del texto es la siguiente. El general atacante divide a sus tropas en pequeños grupos
y los distribuye entre las carreteras; cuando da la señal , los pelotones avanzan sepa-
rados y superan con éxito las barreras de minas. Todos se reúnen al pie de la forta-
leza , a la que atacan con la máxima potencia ofensiva.
El problema médico y el problema militar pertenecen a dominios temáticos muy
dispares. No obstante , la solución de ambos tiene un acusado paralelismo estructu-
ral. En ambos casos se trata de distribuir radialmente una fuerza potencial , hacién-
Pensamiento 503
c. Problemas de ordenación
+ DONALD D=S
GERALD
ROBERT
d. Problemas sociales
a. Introducción
EL espacio problema
Es la representación del medio de la tarea que elabora el solucionador. Hay una
correspondencia entre el espacio problema y el medio de la tarea (el solucionador es
eficiente) , pero ambos no son idénticos. La facilidad o dificultad de un problema de-
pende de la medida en que el espacio problema refleja fielmente las características
críticas del medio de la tarea.
Los tres componentes se influyen mutuamente, de modo que:
c. El espacio problema
El proceso de resolución de un problema puede caracterizarse como una búsque-
da a través de un espacio problema que posee un estado inicial , un estado final y va-
rios estados intermedios. Los elementos o nodos de un espacio problema son estados
«legales» que se ajustan a las restricciones impuestas por el experimentador. La fi-
gura 9.4, que ya hemos comentado, refleja al espacio problema completo de la tarea
de misioneros y caníbales , que sólo tiene 15 posiciones. Otros espacios problema ,
como el del juego de ajedrez, tienen miles de millones de posiciones (paradójica-
mente la extensión del espacio problema no guarda una relación directa con su
dificultad).
El espacio problema , aunque se suele visualizar como una red de nodos, no es
una entidad estática, sino que el sujeto lo va construyendo a medida que avanza en
su búsqueda de la solución. Para avanzar de un nodo o estado al siguiente , el sujeto
debe seleccionar un operador, que realiza la transformación pertinente. Por ejem-
plo, en «misiuneros y caníbales» un operador es «volver el bote atrás con un sólo
pasajero»
El solucionador de problema no sólo elige y aplica operadores; a veces retoma
un estado anterior del espacio problema para reiniciar su búsqueda . El solucionador
está limitado por su memoria a corto plazo, de modo que frecu e ntemente no tiene
acceso a todos los estados del espacio problem a que ha ido construyendo . La eficien-
cia del solucionador se incrementa cuando dispone de una «memoria externa)); por
ejemplo. cuando anota e n un papel los movimientos de la torre de Hanoi , y así pue-
de evocar los movimientos que conducen a callejones sin salida.
Para desc ubrir el espacio problema que construye el sujeto , e l investigador toma
como fuente los protocolos de «pensar en voz alta))' y los transform a en un código
que refleja los estados y operadores (NEWEL.L y SIMON , 1972) .
Pensamiento 507
Análisis medio-fin
Es el principal heurístico que guía a los sujetos en la construcción de un espa~io
problema. en una ampli a gama de problemas. Se basa en la reducción de diferenctas
entre el estado actual y la meta deseada . La selección de operadores que producen
un cambio de estado está determinada por el grado de acercamiento aparente que
produce la solución. Por ejemplo, en el problema de misioneros y caníbales el heu-
rístico induce a seleccionar movimientos que sitúan la mayor cantidad de pasajeros
en la ot ra orilla. El heurístico es en general eficiente, pues produce en efecto un acer-
camiento a la solución. No obstante. a veces la resolución de un problema exige una
vuelta a estados «más distantes» aparentemente de la meta. Por ejemplo, en el es-
pacio problema de misioneros y caníbales (figura 9.4) el estado 8 exige un operador
anómalo , «volver el bote atrás con dos pasajeros» en lugar de uno. , .
Obsérvese que el aná lisis medio-fin es perfectamente homologable al heunsttco
de representatividad de KAHNEMAN y TVERSKY (1972) que hemos visto en un apar-
tado anterior.
Planificación
Es un heurístico muy útil en Jos problemas muy complejos. El solucionador, cons-
truye un problema simplificado o más abstracto y lo resuelve. Esto le permite olvidar
provisionalmente alguna información que obstacu lizaba la búsqueda , al excederse los
límites de la memoria del suj eto . Por ejemplo, el lector, para resolver el problema
de la torre de Hanoi. puede partir de una versión simpli ficada de 3 discos. y aplicar
los operadores descubiertos al problema final de 5 discos. Asimismo. un jugador de
ajedrez puede eval uar un a serie de movimientos propios , ignorando provisionalmen-
te las jugadas del contrario. La investigación científica también está sujeta al heurí -
tico de planificación; el investigador construye una versión estilizada de un fenóme-
508 Procesos cognitivos complejos
e. Sistemas de producción
Sin duda, la aportación más importante del grupo de la universalidad de Carne-
gie-Mellon es la construcción de un lenguaje formal de programación con el que se
puede simular la resolución humana de problemas, incorporando los principales pa-
rámetros de la teoría psicológica. Se trata de los sistemas de producción (NEWELL y .
SIMON 1972; SIMON, 1975; ANZA y SIMON , 1979; KLAHR y WALLACE, 1976 ; AN-
DERSON , 1983; NEWELL y McDERMOTI, 1975; etc.)
Producciones
Un sistema de producción es un conjunto ordenado de reglas procedimentales,
llamadas producciones. Cada producción tiene dos partes : un a condición (C) y una
acción (A), separadas por una flecha.
e- A
MCP y MLP
Los principales elementos estructurales de un sistema de producción son la me-
moria a largo plazo (MLP) y la memoria operativa (MCP). En MLP se almacenan
todas las producciones relevantes para la resolución de un determinado tipo de pro-
blema (sistema de producción) . La MCP , imitando las propiedades de la memoria
operativa humana , es limitada , admitiendo 7 unidades de información.
La resolución de problemas es un proceso dinámico , análogo a la búsqueda a lo
largo de un espacio problema. Los estados del sistema son las dife rentes combina-
ciones de símbolos que se van generando en MCP . El funcionamiento supone una
comparación secuencial del contenido de MCP con las condiciones de las produccio-
nes de MLP. En el momento en que una condición se satisface, se dispara la corres-
pondiente acción , que modifica el contenido de MCP y desplaza algunos símbolos de-
bido a sus limitaciones de capacidad. Cuando en MCP se alcanza el estado meta o
solución, el sistema se detiene y produce una respuesta.
dio previo con uno o más sujetos, y a partir de los protocolos de pensar en voz alta
se diseñan las producciones.
A. Racionalismo y formalismo.
B. Cultura.
- El algodón sólo crece donde hace calor y es seco. Inglaterra es fría y húm eda. ¿ rece
allí el algodón?.
-No lo sé
- Piense sobre ello
- Sólo he estado en el país de Kashgar; no conozco más allá ...
(Rechazo; refere nci a a la experiencia perso nal).
- Pero basándose en lo que le he dicho, ¿p uede el algodó n crecer all í'? .
- Si la tierra es buena, el algodón crecerá allí, pero si es húmeda y pobre. 110 podrá. Si es
como el país de Kashgar, crecerá allí también. Si el suelo es suelto. tamhién crecerá allí, por
supuesto .
(Ambas premisas ignoradas , el razona mi ento se desarrolla en el marco de las co ndi cio nes ava n-
zadas independientemente) (LURIA, 1976, pág. 108.)
Si observamos dete nid ame nte e l protocolo de LURI A, no ha ll a re mos gra nd es di-
ferencias con las dificultdes e n e l razo nam ie nto deductivo que expe rim e nt a n los in-
dividuos occidentales. El modus tollens es un silogismo difícil para mucha gen te. no
sólo para los campesinos sibe ri a nos ile trados. Po r otra parte, el rec hazo de la ta re a
lógica , el imponer condiciones adicio na les, o e l basarse e n la expe ri e ncia personal
son constantes e n el razo nam ie nto práctico de los est udi a nt es occidenta les.
Un estudio más recient e y con una metodología m üs sofist ic ada que las e ntrevis-
tas de LURIA , fue desarroll ado por SCRIBNER y COLE ( 198 1) . Su inte nci ó n fue de-
terminar el efecto del ap re ndizaje de la lecto-escritura e n todo tipo de d estrezas cog-
nitivas, disociando aquella de o tros parámetros culturales como la ed ucació n formal.
Para ello compararon los procesos cognitivos de individuos le trados e ilet ra dos de la
tribu Vai de Liberia. Esta comunidad de sa rrolló un a escritura autóctona de tipo si-
lábico , que algunos de sus mi e mbros aprenden en e l ámbito familiar, sin nin gún tipo
de escolarización ni auxi lio de literat ura impresa (que no exis te e n caracteres Vai) .
Las diferencias e ntre let rados e ile trados fueron escasas o nul as e n cua nto a las des-
trezas de razonamiento lógico .
E l grado de influjo de los paráme tros culturales en los procesos de pe nsa miento
es un a cuestión e mpírica. La mera especul ac ión basada e n un a se lecció n as iste m é1 tica
de datos anecdóticos conduce sólo a posturas doctrinales ext re m as (« re la tivi smos» y
<mniversalismos». Pero hay que reconocer que las dificultades metodológicas y prác-
ticas so n casi insuperables e n las investigaciones tra nsc ultura les a na-líticas a l es ti lo de
SCRIBNER y COLE. Todavía no se han estudiado los e fectos particul a res de la e du -
cació n formal, la vida urb ana o los siste mas de creencias socia les so bre e l razo na-
miento y la resol uci ó n de problemas . Pe ro to mando como punto de refe re nci a e l es-
tudio de SCRJBNER y COLE, en que se observa un influjo menor de la alfabetización
(considerada a priori como e l origen de «profundas diferencias>> psicológicas) so hre
e l pensamiento, cabe pensar que ningún parámetro cultural ti e ne e n sí mism o un
peso decisivo sob re las destrezas me nt ales, aunqu e puede ha be r un gran efecto acu-
mul ativo e incluso multiplicativo de todos e llos (urbanización, e ducación form a l,
creencias racionalistas, medios de comunicación de m asas, a lfabe ti zación, e tc .).
Pensamiento 513