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Introducción
A principios del siglo XIII la nobleza inglesa se rebeló contra los excesos de la monarquía
y redactó la Carta Libertarum o Carta Magna de las Libertades en Inglaterra. Sesenta y
tres artículos redactados en latín surgen como el primer documento constitucional de
Inglaterra y el fundamento de sus libertades. La Carta Magna es el primer texto
establecido en contra de la arbitrariedad de la corona y la primera recopilación
constitucional en donde se estipulan medidas concretas de protección de las libertades
individuales.
Diez años más tarde, el Bill of Rights (declaración de Derechos) pone punto final a la
revolución de Inglaterra de 1688. Se trata de un contrato firmado entre el pueblo inglés y
los soberanos, María y Guillermo, en el cual se disuelve fin el concepto de derechos
divino sobre el cual se apoyaba la realeza inglesa. Esta declaración recoge numerosos
artículos de la Carta Magna y enuncia como principio esencial la ausencia de fuerza de
ley de la autoridad real, la superioridad de la ley sobre el rey, el derecho de petición del
pueblo, el derecho al voto libre, las garantías judiciales y la protección de las libertades
individuales.
1
Abogada de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Derecho Internacional de la Universidad Robert Schuman
de Estrasburgo, Francia. Directora del Centro de Estudios de Derecho Internacional y del Programa de Derechos
Humanos, Derecho Internacional Humanitario y Paz. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias jurídicas
2
VERRI, Pietro. Diccionario de Derecho Internacional de los conflictos armados. Comité Internacional de la Cruz Roja,
Italia, 1998. P. 34
1
Independencia y sirvió como base de las diez primeras enmiendas a la Constitución
federal.
Así pues, la historia de los Derechos Humanos está enmarcada por una serie de
codificaciones y manifestaciones de la voluntad de los pueblos y de los Estados que le
imprimen una connotación jurídica innegable43. Esta idea será el hilo conductor del
presente documento. Por tal motivo, abordaré en primer término las razones de la
definición jurídica de los Derechos Humanos. Los derechos humanos son bienes jurídicos
exigibles a un Estado, se constituyen en límites al poder estatal porque buscan
contrarrestar el frecuente abuso de ese poder. El anterior es el objetivo perseguido por la
internacionalización de los Derechos Humanos y el constitucionalismo, razón por la cual
en una segunda parte haré un análisis del aporte del ordenamiento jurídico internacional a
la consagración y respeto de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional
Humanitario (DIH). Finalmente expondré los argumentos en virtud de los cuales el sistema
jurídico interno se legitima con la inclusión de las normas de Derechos Humanos en su
ordenamiento.
3
La diferencia entre los Derechos del Hombre y los del ciudadano puede expresarse de la siguiente manera: “los Derechos
Humanos son derechos fundamentales por la propia razón de que existieron antes que el Estado, mientras que los derechos
del ciudadano están subordinados y dependen de éste”. SZABO, Irme. Fundamentos históricos de los derechos humanos.
Las dimensiones internacionales de los Derechos Humanos. Serbal y UNESCO, Barcelona, 1984. P. 43.
4
La historia del Derecho Internacional humanitario, en lo concerniente a su reconocimiento jurídico internacional va de la
mano de la de los Derechos Humanos. Sin embargo haré una breve mención de la historia del Derecho Internacional
Humanitario que podrá complementarse con las lecturas adicionales del módulo jurídico
2
Por su parte, los Derechos Humanos se definen como “(...) todos aquellos atributos y
facultades que permiten a la persona reclamar cuanto necesita para vivir de manera digna
y cumplir los fines propios de la vida en comunidad”5.
Para los iusnaturalistas los Derechos Humanos son Derechos que el ser humano posee
en virtud de su propia naturaleza y dignidad. Son entonces derechos naturales,
universales de todos los seres humanos, independientes de toda circunstancia de tiempo
y lugar, de toda legislación o costumbre de un pueblo. No son pues derechos que las
leyes otorguen a las personas sino que deben reconocerse en ellos.
Los Derechos Humanos agrupan principios fundamentales que protegen al ser humano
independientemente de su origen económico, religioso, social, racial o de sexo y están
actualmente legitimados universalmente. Su punto de partida es la dignidad humana. Sin
embargo, al tratar de Derechos (en el sentido más jurídico del término) es innegable su
correlatividad con los deberes. Veamos.
Gandhi expresó la interrelación entre derechos y deberes de manera clara: “La verdadera
fuente del derecho es el deber. Si todos cumplimos nuestros deberes, el respeto de
nuestros derechos será fácil de obtener. Si, siendo negligentes en nuestros deberes,
reivindicamos nuestros derechos, se nos escaparán.”7
5
DEFENSORIA DEL PUEBLO, Hacia una estructuración de una política nacional permanente de Paz, 1988, Medellín, p.
89.
6
ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS, Declaración Universal de Derechos Humanos, París, 10 de
diciembre de 1948
7
“Marx no andaba tan equivocado cuando dijo que en Occidente los derechos del hombre no eran más que los derechos
“del hombre alienado”, porque lo habitual es usar los derechos humanos no como una fuente de deberes míos, sino como
fuente de reivindicaciones para mí y de obligaciones “para los demás”, como excusa para exigir algo a otros, que es una
de las cosas que más nos gustan a los humanos. Así, el discurso de los derechos del hombre (que la derecha ha convertido
3
Si bien los Derechos son la facultad del ser humano para hacer o exigir todo lo que la ley
o la autoridad establecen en su favor, un deber es la consecuente obligación que afecta a
cada persona, impuesta por la ley e igualmente por la moral, la justicia, las normas socia-
les, la propia conciencia y la razón. La trampa en la que está cayendo la sociedad actual
es la de convertirse en una comunidad llena de acreedores pero sin ningún deudor. Por lo
tanto, vale la pena resaltar que los Derechos y los deberes son las dos caras de un misma
moneda.
Así, Derechos y Deberes han sido recogidos por el ordenamiento jurídico. La presentación
de su evolución desde las primeras declaraciones hasta hoy ha permitido establecer tres
etapas (también conocidas como generaciones) de Derechos Humanos:
• Los Derechos de primera generación son los Derechos civiles y políticos que garantizan
las libertades individuales (de expresión, asociación, religión etc.) y la participación
política (por ejemplo el derecho al voto)87.
• Los Derechos de segunda generación son de tipo económico, social y cultural. Surgieron
como consecuencia de las revoluciones obreras y de las teorías socialistas de los
siglos XIX y XX.
• La tercera generación de Derechos pretende proteger las libertades individuales frente a
las amenazas de las nuevas tecnologías y las perversiones del sistema económico. Se
trata pues de los Derechos a la intimidad, a disfrutar de un medio ambiente sano, a
recibir una buena información, los Derechos del consumidor, del patrimonio y en
general el Derecho a tener una vida de calidad.
Así pues, concluimos en esta primera parte que los Derechos Humanos son algo más que
ideales y valores. Son bienes jurídicos que se relacionan directamente con la justicia.
Cada individuo es sujeto de derechos inalienables, tal como lo define la Declaración
Universal de Derechos Humanos y éstos “(...) surgen de su juridicidad ontológica y en
caso alguno pueden ser considerados como otorgamientos o concesiones del Estado”98.
en mero nominalismo) queda herido de muerte por aquellos mismos que deberían ser sus auténticos vindicadores”. J.I.
González Faus. ¿Por qué fallan las revoluciones? En, La Vanguardia, 27 de febrero de 2002.
8
Cfr. CAMPS Victoria. Evolución y características de los Derechos Humanos. Los Fundamentos de los Derechos
Humanos desde la filosofía y el Derecho. Colectivo. EDAI, 1988, p. 18 a 20
9
CÓRDOBA TRIVIÑO, Jaime. Democracia y Derechos Humanos. En: DEFENSORIA DEL PUEBLO. Hacia una
estructuración de una política nacional permanente de Paz, Medellín, 1988, p. 98-99
4
respecta al Derecho Internacional Humanitario, y la universalidad de los Derechos
Humanos.
El Derecho Internacional Humanitario es un instrumento que sirve para limitar los estragos
de la guerra y para facilitar las salidas negociadas. Esta afirmación surge de la noción
misma de guerra. Los objetivos implícitos de toda acción bélica permiten afirmar que ésta
se encuentra directamente relacionada con la política. La guerra “(...) nace siempre de
una situación política y siempre es el resultado de un motivo político (...) es una simple
continuación por otros medios de la política”109. La guerra no es entonces la violencia
ciega y arbitraria. Si ella está encaminada a vencer militarmente al enemigo para alcanzar
los objetivos políticos, “(...) es entonces posible evitar males superfluos y violencias
innecesarias, puesto que no es necesario destruir con crueldad al oponente, sino que
basta con ponerlo fuera de combate militarmente”11.
Los dos principios rectores del Derecho Internacional Humanitario servirán para
aproximarnos a la coexistencia jurídica entre guerra y Derecho: el primero de ellos es el
de la diferenciación entre combatientes y no combatientes mientras que el segundo es el
principio de proporcionalidad o establecimiento de mecanismos de guerra que eviten
males superfluos, excesivos o indiscriminados.
En lo que respecta al primer principio, y dentro de la lógica del Derecho Internacional Hu-
manitario, “(...) la guerra no confiere ningún derecho que no sea necesario a su fin (...) se
tiene el derecho de matar a sus defensores mientras tengan las armas en la mano; pero a
partir del momento en que las deponen y se rinden, cesan de ser enemigos o
instrumentos del enemigo y vuelven a ser simplemente hombres”1211. De esta cita
inferimos la distinción entre combatiente y no combatiente. El Derecho de Ginebra o
Derecho Internacional Humanitario, codificado en los cuatro acuerdos de Ginebra de 1949
10
VON CLAUSEWITZ, Carlo. Arte y ciencia de la guerra. México. 1972. P. 30
11
UPRIMNY, Rodrigo. El sentido y aplicabilidad del Derechos Internacional Humanitario en Colombia. El Conflicto
Armado y Derecho Humanitario. CICR. Bogotá, 1994.
12
ROUSSEAU, Jean Jacques. Du contrat social. Libro I, C. IV.
5
y en sus dos protocolos facultativos de 1977, establece claramente tal distinción a fin de
proteger en general al no combatiente y en particular a la población civil13.
El segundo principio arriba mencionado muestra que en los conflictos armados “(...) el de-
recho de las partes en conflicto de elegir los medios para hacer la guerra, no es ilimitado”
(artículo 35 de l protocolo I de 1977). Por lo tanto, sólo son admitidos los medios que
busquen poner fuera de combate al enemigo, siempre y cuando no ocasionen crueldades,
males superfluos o sufrimientos innecesarios. El Derecho de la Haya o Derecho de la
Guerra, codificado en gran parte por las Convenciones de la Haya de 1899 y de 1902,
reguló históricamente los medios de combate. En este orden de ideas, si un combatiente
dispara a otro para matarlo y no para ponerlo fuera de combate, se configura una
infracción al DIH, pero si para ponerlo fuera de combate tiene que matarlo, no se presenta
la infracción.
La regulación jurídica internacional humanitaria logra así coordinar dos aspectos que en
principio parecieran irreconciliables, como son la guerra y la dignidad humana.
13
Combatiente: “Según el derecho internacional, son combatientes los miembros de las fuerzas armadas de una parte en
conflicto, es decir, que tiene derecho a participar directamente en las hostilidades, con excepción de su personal sanitario
y religioso... tiene la obligación de distinguirse de la población civil”. VERRI, Pietro. Diccionario de Derecho
Internacional de los conflictos armados. Comité Internacional de la Cruz Roja, Italia, 1998. P. 24.
14
SWINARSKI, Christophe. Direito Internacional Humanitario. Revista Dos Tribunais. Sao Paulo, 1990, p. 29
15
Así lo confirma la Corte Internacional de Justicia en la opinión consultiva sobre la Convención para la Prevención y
Represión del Delito de Genocidio adoptada por la Naciones Unidas en 1948: “En tal Convención, los Estados
contratantes no tienen intereses propios, tienen solamente, todos y cada uno de ellos, un interés común que es el de
preservar los fines superiores que son la razón de ser de la Convención. En consecuencia, en una convención de este tipo
no puede hablarse de ventajas o desventajas individuales de los Estados, ni de mantener un equilibrio contractual exacto
6
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 señala en su artículo
65 que los tratados en los cuales esté incluida la protección de la persona humana no
podrán ser objeto de terminación o suspensión alguna (son entonces tratados especiales
y los Estados no gozan del principio de reciprocidad). Los Estados parte en una
convención de Derechos Humanos están obligados a disponer todo el aparato
gubernamental de manera tal que asegure jurídicamente “(...) el libre y pleno ejercicio de
los Derechos Humanos”16. Los medios de que disponen los Estados se enmarcan en el
plano jurídico pero también en el político, el administrativo y el cultural. Finalmente, estos
tratados excluyen la justificación de no respeto o incumplimiento de una norma
internacional de Derechos Humanos por contradicción con una norma interna y
consolidan así la supremacía del Derecho Internacional sobre el Derecho interno.
Tras esta breve descripción del sistema internacional de los Derechos Humanos,
podemos sumergirnos en el fondo de la problemática de este aparte y de los debates que
anima las discusiones en torno a los Derechos Humanos trás la Declaración de 1948: el
universalismo en materia de promoción y protección de los Derechos Humanos.
entre derechos y deberes. La consideración de los fines superiores de la Convención es, en virtud de la voluntad común de
las partes, el fundamento y la medida de todas las disposiciones”. OC. Recueil. 1951. P. 23
16
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva-11/90, párrafo 23, citando jurisprudencia anterior en
el caso Velásquez Rodríguez y en el caso Godínez Cruz
17
He aquí algunos apartes significativos de la misma: “Derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la
familia humana (...) la conciencia de la humanidad”. ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS.
Declaración Universal de Derechos Humanos. París, 1948. Preámbulo, par. 1 y 2.
7
tradiciones ideológicas europeas. De este modo une la concepción universal de los
Derechos Humanos con la diversidad cultural, que le da a los Derechos en Europa un
perfil particular pero que en nada se contrapone a la universalidad.
Existen al menos tres vías jurídicas para concluir la universalidad de los Derechos
Humanos. La primera parte de su fundamento en la dignidad del ser humano. A pesar de
las diferencias, los Derechos Humanos son consustanciales a la idea de dignidad y son
indivisibles, interdependientes y recíprocamente condicionados entre sí. La segunda se
basa en el concepto de ius cogens (derecho imperativo por cuanto proviene de principios
aceptados por la comunidad internacional en su conjunto). Para muchos tratadistas y
doctrinantes, “(...) el deber de respetar el núcleo esencial de los Derechos Humanos, es
un caso de ius cogens, y de tal manera, por este camino se llega también a la aceptación
de la universalidad de los derechos humanos”18. Finalmente, la idea generalmente
aceptada de que los Derechos Humanos son patrimonio común de la humanidad implica
su universalidad1918. La diversidad innegables de las sociedades enriquece la concepción
universal de los derechos Humanos, no la niegan. Ella se constituye en un aporte esencial
para que los Derechos Humanos se conciban no como una imposición de unas ideas
atadas a una civilización particular, sino como una aspiración general que reposa en la
dignidad de todo ser humano.
Queda así esbozado el sustento del Derecho Internacional de los Derechos Humanos
que, a pesar de su supremacía, en materia de protección de los Derechos Humanos tiene
carácter subsidiario. Es por esto que corresponde entonces a los Estados de manera
prevalente hacer realidad las normas internacionales en sus respectivos ordenamientos
jurídicos, cuando consagran una protección mayor a un derecho determinado.
18
GROS ESPIELL, Hector. Universalidad de los Derechos Humanos y diversidades culturales. Tomado de
http://www.unesco.org/issj/rics158/grosespiellspa.html.
19
Cf. DUPUY, René Jean. L’universalité des Droits de L’Homme. Studi in onore de Giuseppi Sperduti, Giufré. Milano,
1984.
8
las reglas de juego y generan un clima de seguridad para el ciudadano de la sociedad
democrática.
Así, no es suficiente definir teóricamente tales Derechos sin construir los instrumentos que
aseguren su efectividad y vigencia.
20
El Principio Pro-Homine es aquél que rige en materia de Derechos Humanos y que supone una interpretación amplia y
extensiva de los Derechos y reducida y taxativa de las restricciones a los mismos.
21
“Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y que
prohíben su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes consagrados
en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por
Colombia”.
22
Corte Constitucional, sentencia T- 1319 de 2001, Mg, ponente (e) Rodrigo Uprimny Yepes, 7 de diciembre de 2001.
Véase en este mismo sentido la sentencia T-1635 de 200 y la T-327 de 2001.
9
En este estado de la reflexión, podemos permitirnos afirmar que la concreción del sistema
jurídico internacional en el Derecho interno cumple además de los objetivos naturales, una
labor de legitimación de este último, sea cual sea su especialidad.
En cualquier caso, y para terminar con una dirección general y abierta en torno a la
naturaleza misma de los Derechos Humanos, dejemos a Héctor Gros manifestar que los
Derechos Humanos “(...) no constituyen meras aspiraciones. Son derechos en sentido
jurídico, que deben ser respetados y garantizados por el Estado en relación con los
demás individuos y los diversos grupos sociales de cualquier naturaleza, sin perjuicio del
respeto directo que el Estado debe asegurar, a través de la conducta de todos sus
agentes”24.
23
DOMÍNGUEZ PRADA, Luis Carlos. Derechos Humanos: violación y fundamentación. Comité permanente por la
defensa de los derechos humanos. VIII Foro nacional. Bogotá. 1996
24
GROS ESPIELL, Hector. Op. cit.
10