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Historia Económica Mundial

GANADORES Y PERDEDORES EN LA PRIMERA GLOBALIZACIÓN


Durante el siglo XIX, especialmente a partir de 1850, la economía mundial vivió un proceso
de creciente integración: la reducción de los costes de transporte y las barreras comerciales
impulsaron el comercio de bienes, los flujos de inversión y los movimientos migratorios más
allá de las fronteras nacionales, y el precio de los productos y los factores productivos tendió
a igualarse. Este periodo de integración económica se conoce como la 1ª Globalización.

La apertura de los mercados internacionales permitió que muchos países se especializaran


en aquello que hacían más eficientemente y que accedieran a tecnologías más avanzadas,
incrementando su productividad. Por lo tanto, la 1ª Globalización jugó un papel central en
el ascenso de estos países a lo largo de la parte curva del “palo de hockey”. Al mismo
tiempo, los países menos desarrollados participaron en el comercio internacional en
condiciones desfavorables impuestas por la metrópoli, se especializaron en sectores que
dificultaron su desarrollo posterior y quedaron fuera de los flujos de ideas e innovación. Así,
la 1ª Globalización consolidó la Gran Divergencia e incrementó la distancia con los países
más industrializados. En 1820 el PIB per cápita de EEUU triplicaba el de China; en 1914 había
pasado a ser diez veces mayor.

Por otro lado, como veremos en la lectura, la globalización generó ganadores y perdedores
dentro las economías que se abrieron al comercio internacional. El aumento de la
desigualdad y el peso político de los sectores que resultaron perdedores llevaron a algunos
gobiernos a revertir este proceso de integración.

Gráfico 1. Suma de exportaciones e importaciones mundiales (% sobre el PIB mundial)

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1. ESPECIALIZACIÓN Y COMERCIO
Adam Smith (1723-1790), considerado por muchos el padre de la economía moderna,
empezaba su obra más reconocida con la siguiente frase:

La principal mejora en las capacidades productivas del trabajo, y gran parte de la


aptitud, destreza y sensatez con que ha sido aplicado o dirigido, parece ser
consecuencia de la división del trabajo.

Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, 1776

Uno de los principales cambios que Smith percibía en la economía era la creciente división
del trabajo - la especialización en la producción de bienes y servicios. Esta tendencia se ha
acelerado enormemente desde entonces. Y es que, como Smith explicaba, somos mucho
más eficientes cuando cada uno se concentra en un número limitado de actividades. Esto
es así por dos motivos:

• Diferencias en habilidad: ya sea porque tienen diferentes habilidades, o por


diferencias en su entorno natural (la calidad de la tierra, por ejemplo), unas
personas son mejores que otras produciendo determinadas cosas.

• Economías de escala: producir muchas unidades de un bien es, por lo general, más
eficiente que producir pocas unidades.

Las personas no producen todos los bienes y servicios que utilizan en su vida diaria: unos
producen unos bienes y otros producen otros. Pero esta especialización no se dará a menos
que podamos obtener el resto de bienes que necesitamos. Por este motivo, la
especialización plantea un problema a la sociedad: ¿cómo distribuimos los bienes y servicios
de los productores a los consumidores?

A lo largo de la historia este problema se ha resuelto de formas muy diversas. En la 2ª Guerra


Mundial muchos gobiernos requisaban y redistribuían la producción. En nuestras familias,
o con nuestros amigos, compartimos voluntariamente, del mismo modo que nuestros
antepasados cazadores-recolectores compartían con miembros de su comunidad. El
capitalismo ha incrementado la importancia de mercados y empresas, multiplicando las
posibilidades para la especialización. Al mismo tiempo, existen bienes públicos como la
sanidad o la educación cuya provisión es más eficiente cuando la realiza el Estado, no los
mercados.

Los mercados obtienen un logro extraordinario: cooperación no deliberada a escala global.


Las personas que producen nuestros teléfonos móviles no nos conocen o se preocupan por

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nosotros; los producen porque lo hacen mejor que nosotros, y nosotros pagamos por ellos,
de forma que esas personas pueden comprar bienes producidos por otras personas a las
que no conocen. Este es el origen de la famosa metáfora de “la mano invisible” de Adam
Smith. “No es la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero lo que nos procura
nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio”, escribió, agregando
que a cada cual “una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no era parte de
sus propósitos”.

Ventaja absoluta y ventaja comparativa

Vamos a ver cómo los mercados permiten la especialización cuando las personas difieren
en su capacidad para producir diferentes bienes. Llegaremos a una conclusión
sorprendente: todos los productores pueden beneficiarse del comercio, incluso cuando se
especializan en bienes que otros pueden producir mejor.

Imagina un mundo con dos personas, Greta y Carlos, que necesitan manzanas y trigo para
sobrevivir. Su capacidad para producir trigo y manzanas es muy diferente. Si Greta dedica
todo su tiempo a producir manzanas produce 1.250 al año y si lo dedica a producir trigo
produce 50 toneladas al año. La tierra de Carlos es menos fértil: si invierte todo su tiempo
en producir manzanas produce 1.000 al año y si lo dedica a producir trigo produce 20
toneladas al año.

Tabla 1 Producción si se destina el 100% del tiempo a la producción de un único bien

Greta 1.250 manzanas o 50 toneladas de trigo

Carlos 1.000 manzanas o 20 toneladas de trigo

La tierra de Carlos es menos fértil para ambos cultivos, pero su desventaja es menor en la
producción de manzanas que en la de trigo. Greta puede producir más del doble de trigo
que Carlos, pero solo un 25% más de manzanas. En situaciones como esta, los economistas
utilizan dos conceptos para identificar quién es mejor produciendo determinado producto:
la ventaja absoluta y la ventaja comparativa.

• Ventaja absoluta: una persona o un país tiene una ventaja absoluta en la producción
de un bien si necesita menos inputs (tierra, trabajo, capital) para producirlo. En este
caso, Greta tiene ventaja absoluta en la producción de ambos cultivos, ya que puede
producir más manzanas y más trigo (Carlos tiene desventaja absoluta en ambos).

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• Ventaja comparativa: una persona o un país tiene ventaja comparativa en la


producción de un bien si el coste de producir ese bien en términos de otro bien es
menor que para otra persona u otro país. En este caso, Greta tiene ventaja
comparativa en la producción de trigo y Carlos tiene ventaja comparativa en la
producción de manzanas.

¿Por qué tiene Carlos ventaja comparativa en la producción de manzanas si Greta puede
producir más? La clave está en que la desventaja de Carlos es menor en la producción de
manzanas que en la de trigo. Carlos renuncia a menos trigo para producir las mismas
manzanas que Greta.

Por ejemplo, si Greta destina cuatro quintas partes de su tiempo a producir manzanas y el
resto a producir trigo, producirá 1.000 manzanas y 10 toneladas de trigo. Para producir esas
1.000 manzanas habrá renunciado a 40 toneladas de trigo (si dedicara todo su tiempo al
trigo habría producido 50 toneladas). Si Carlos dedica todo su tiempo a producir manzanas,
para obtener 1.000 manzanas solo debe renunciar a 20 toneladas de trigo.

Los economistas utilizan el concepto de coste de oportunidad para determinar las ventajas
comparativas. El coste de oportunidad es aquello a lo que renunciamos cuando tomamos
una decisión. En nuestro ejemplo, Greta puede producir 1.250 manzanas o 50 toneladas de
trigo al año; o lo que es lo mismo: para producir una manzana necesita (1/1.250) de año y
para producir una tonelada de trigo (1/50) de año. Si Greta produce una manzana, ¿a
cuántas toneladas de trigo renuncia? Este es su coste de oportunidad de producir una
manzana (COM). Y si produce una tonelada de trigo, ¿a cuántas manzanas renuncia? Este es
su coste de oportunidad de producir una tonelada de trigo (COT)

Para calcular los costes de oportunidad aplicamos esta fórmula:1


𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑧𝑎𝑛𝑎 1/1.250 50
COM = 𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑡.𝑑𝑒 𝑡𝑟𝑖𝑔𝑜 = = 1.250 = 0,04 tn de trigo
1/50

𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑡.𝑑𝑒 𝑡𝑟𝑖𝑔𝑜 1/50 1.250


COT = 𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑧𝑎𝑛𝑎 = 1/1.250 = = 25 manzanas
50

Hacemos lo mismo con Carlos:


𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑧𝑎𝑛𝑎 1/1.000 20
COM = 𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑡.𝑑𝑒 𝑡𝑟𝑖𝑔𝑜 = = 1.000 = 0,02 tn de trigo
1/20

𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑡.𝑑𝑒 𝑡𝑟𝑖𝑔𝑜 1/20 1.000


COT = 𝑖𝑛𝑝𝑢𝑡𝑠 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑖𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑧𝑎𝑛𝑎 = 1/1.000 = = 50 manzanas
20

1
En este ejemplo, suponemos que el único input en la producción de manzanas y trigo es el tiempo de trabajo
(medido en años).

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Comparamos los costes de oportunidad para establecer las ventajas comparativas:

• El coste de oportunidad de producir una manzana es de 0,04 toneladas de trigo para


Greta y de 0,02 toneladas de trigo para Carlos. Carlos debe renunciar a menos
toneladas de trigo para producir una manzana. Por lo tanto, Carlos tiene ventaja
comparativa en la producción de manzanas.

• El coste de oportunidad de producir una tonelada de trigo es de 25 manzanas para


Greta y de 50 manzanas para Carlos. Greta debe renunciar a menos manzanas para
producir una tonelada de trigo. Por lo tanto, Greta tiene ventaja comparativa en la
producción de trigo.

Ahora vamos a ver cómo las diferentes ventajas comparativas hacen que la especialización
y el comercio sean beneficiosos. Inicialmente Greta y Carlos no comercian el uno con el
otro: como son autosuficientes y consumen exactamente lo que producen, los dos
producirán trigo y manzanas para sobrevivir. Imagina que Greta destina el 40% de su tiempo
a producir manzanas y el resto a producir trigo, mientras que Carlos destina el 30% de su
tiempo a producir manzanas y el resto a producir trigo. La columna 1 de la Tabla 2 muestra
que Greta producirá (y consumirá) 500 manzanas y 30 toneladas de trigo. Carlos producirá
(y consumirá) 300 manzanas y 14 toneladas de trigo.

Ahora imagina que existe un mercado en el que se pueden intercambiar 40 manzanas por
una tonelada de trigo. Si Greta se especializa en cultivar únicamente trigo y Carlos se
especializa en producir únicamente manzanas, la producción total de los dos bienes será
mayor que en la situación de autosuficiencia (compara las columnas 1 y 2). Después, Greta
y Carlos podrán intercambiar parte de su producción en el mercado.

Especialización completa y comercio


Autosuficiencia
Tabla 2 Producción Comercio Consumo

1 2 3 4

Manzanas 500 0 600


Greta
Trigo 30 50 = 15 + 35

Manzanas 300 1.000 = 600 + 400


Carlos
Trigo 14 0 15

Manzanas 800 1.000 600 1.000


Total
Trigo 44 50 15 50

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Por ejemplo, si Greta vende 15 toneladas de trigo (columna 3) para comprar 600 manzanas,
podrá consumir más trigo y más manzanas que antes (columna 4). Del mismo modo,
comprando 15 toneladas de trigo a cambio de 600 manzanas, Carlos también aumentará su
consumo.

La posibilidad de comerciar (la existencia de mercados de manzanas y trigo) beneficia tanto


a Greta como a Carlos. La especialización ha aumentado la cantidad total de cada producto:
de 800 a 1.000 manzanas y de 44 a 50 toneladas de trigo. Lo sorprendente es que Greta ha
terminado comprando 600 manzanas a Carlos cuando ella podría haberlas producido en
menos tiempo. Sin embargo, su tiempo ha estado bien invertido: puede consumir más
manzanas especializándose en producir trigo y vendiendo parte de su producción que si las
produce ella directamente. En definitiva, los mercados incrementan la productividad del
trabajo porque permiten que las personas se especialicen en los bienes en los que tienen
ventaja comparativa.2

¿Quién gana y quién pierde con el comercio y la especialización?

En el ejemplo que hemos visto tanto Greta como Carlos se benefician de la especialización
y el comercio. ¿Por qué genera tanta controversia entonces el comercio internacional? En
el mundo real el comercio produce ganadores y perdedores. Los países se componen de
personas con intereses económicos contrapuestos y los procesos de especialización e
intercambio afectan de forma diversa a regiones, industrias y tipos de hogares.

Para analizar quién gana y quién pierde con el comercio vamos a utilizar un modelo con dos
países, Estados Unidos y China, que se especializan en función de su dotación de factores
productivos.3 EEUU es una economía avanzada con una larga tradición industrial. China es
un país menos desarrollado, pero se ha convertido en la segunda economía más grande del
mundo gracias a la exportación de productos manufacturados.

Imagina (de forma poco realista) que EEUU y China solo producen dos bienes: aviones y
ordenadores. De forma más realista, imagina que EEUU tiene ventaja absoluta en la
producción de los dos bienes y ventaja comparativa en la producción de aviones: la
producción de aviones es intensiva en capital y el capital es relativamente abundante y
barato en EEUU. Por su parte, China tienen ventaja comparativa en la producción de

2
Si Greta y Carlos tienen parcelas de tierra y habilidades idénticas, también pueden beneficiarse de la
especialización y el comercio si la producción está sujeta economías de escala o de aglomeración. El comercio
internacional no se basa únicamente en ventajas comparativas. De hecho, la mayor parte del comercio se
realiza entre países similares.
3
Este modelo fue ideado por dos economistas suecos que querían entender la Primera Globalización. Se
conoce como el modelo de Heckscher-Ohlin (por los nombres de sus creadores).

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ordenadores: la producción de ordenadores es intensiva en trabajo y en China el trabajo es


relativamente más abundante y barato que el capital.4

Si estos países empiezan a comerciar, se especializarán en aquellos productos en los que


tienen ventaja comparativa: EEUU producirá aviones y China ordenadores.

¿Esta especialización beneficiará a todos los ciudadanos? No: la especialización desplaza


recursos de un sector a otro dentro de cada país, por lo que los ciudadanos saldrán
beneficiados o perjudicados en función de su posición en la economía. Los trabajadores de
empresas de ordenadores en EEUU tendrán que buscar trabajo en la producción de aviones.
En China, por el contrario, aumentará el empleo en la fabricación de ordenadores. A corto
plazo, los trabajadores de la industria en la cual su país no se especializa saldrán perdiendo.

Además, como EEUU desplaza recursos de la producción de bienes intensivos en trabajo


(ordenadores) a la producción de bienes intensivos en capital (aviones), a corto plazo
perderá empleo. No todos los trabajadores despedidos en la industria de los ordenadores
encontrarán trabajo en la fabricación de aviones. En China ocurre lo contrario: aumenta el
empleo porque aumenta la producción de ordenadores, que es intensiva en trabajo.

Ahora ya podemos saber quiénes ganan y pierden con el comercio internacional:

• EEUU se especializa en la producción de aviones (intensivos en capital). Esto


incrementa el precio del capital, esto es, los beneficios. Por el contrario, se reduce
la demanda de trabajo: se pierde empleo y bajan los salarios. Como los ricos tienen
más capital que los pobres, la desigualdad dentro de EEUU aumenta.

• China se especializa en la producción de ordenadores (intensivos en trabajo). Esto


incrementa la demanda de trabajo: las empresas compiten por los trabajadores y
los salarios aumentan. Los trabajadores se benefician más que los empresarios de
la apertura comercial: la desigualdad dentro de China baja.

Estos resultados se pueden generalizar para cualquier factor de producción:

• Los propietarios del factor relativamente escaso en el país salen perdiendo con la
apertura comercial. ¿Por qué? Los productos intensivos en el factor escaso son
demasiado caros para ser competitivos en el exterior y empiezan a importarse.

4
Recordemos lo que significa esto: EEUU puede producir más aviones y más ordenadores que China, pero
debe renunciar a más ordenadores por avión producido que China.

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• Los propietarios del factor relativamente abundante en el país salen ganando con
la apertura comercial. ¿Por qué? Los productos intensivos en el factor abundante
son más competitivos en el exterior y los países se especializan en ellos.

Esta es uno de los efectos más relevantes de la globalización: el comercio internacional


tiende a igualar los precios relativos, tanto de los productos finales como de los factores
de producción. En cada avión que exporta EEUU exporta parte de su capital a China; y en
cada ordenador que exporta China exporta parte de su trabajo a EEUU. En cierta forma, el
comercio iguala las proporciones y los precios de capital y trabajo en ambos países.5

Esto nos permite decir algo más acerca los efectos de la globalización. El comercio
internacional incrementa la desigualdad en EEUU y la disminuye en China. Pero, más allá de
la evolución de la desigualdad dentro de cada país, también nos interesa la desigualdad
entre países. Para medir las diferencias entre países nos fijamos en los salarios, ya que son
el componente principal de la renta de la mayoría de la población. En nuestro ejemplo, los
salarios son inicialmente más altos en EEUU que en China. Tras abrirse al comercio, los
salarios descienden en EEUU y aumentan en China, por lo que la desigualdad entre los dos
países disminuye.

5
De hecho, la convergencia en los precios se utiliza para medir la integración de la economía mundial: cuanto
mayor es el comercio internacional más parecidos son los precios en los diferentes países.

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2. ASCENSO Y CAÍDA DE LA PRIMERA GLOBALIZACIÓN


Al inicio del siglo XIX, la globalización económica no entraba en los planes de los políticos,
empresarios y trabajadores a ambos lados del Atlántico. Entre 1760 y 1820 Gran Bretaña y
Francia estuvieron en guerra de forma casi permanente, lo cual redujo las posibilidades para
la transferencia de tecnología, el comercio o la emigración. Los altos costes de transporte y
las políticas mercantilistas y proteccionistas tampoco favorecían el comercio internacional.

Sin embargo, durante el siglo XIX, especialmente a partir de 1850, la economía global pasó
a estar más integrada. En 1914, en prácticamente todos los rincones del mundo, los precios
estaban influidos por los mercados exteriores, las infraestructuras se financiaban con
capital extranjero y los salarios dependían de los movimientos migratorios. Los precios de
los productos y los factores de producción convergieron, las distancias económicas entre
los países más avanzados se redujeron y los sectores exportadores obtuvieron enormes
beneficios. Sin embargo, como veremos, no todo el mundo apoyó esta nueva economía
global.

Hay dos factores que no podemos pasar por alto para explicar la 1ª Globalización:

• La reducción de los costes de transporte. La innovación tecnológica más relevante


en materia de transporte fue la invención del barco de vapor en las primeras
décadas del siglo XIX. La apertura del Canal de Suez en 1869 favoreció su uso en
rutas intercontinentales, ya que acortó los trayectos y permitió reducir la carga de
carbón (antes había que rodear África, y en sus costas no había suficientes
estaciones de carbón). El otro gran avance fue el desarrollo del transporte
ferroviario, que contribuyó a una mayor integración de los mercados nacionales.
Esto fue tan importante como la caída de los costes de transporte internacionales.
Por ejemplo, en 1868 era más caro transportar trigo de Chicago a Nueva York que
de Nueva York a Inglaterra. Para 1902 ambos costes se habían reducido de forma
espectacular, pero, en términos absolutos, la caída en el coste del transporte dentro
de EEUU fue mayor.

• La reducción de los aranceles. Se produjo una progresiva liberalización de las


barreras al comercio gracias a la influencia de la ideología liberal, las presiones de
los sectores exportadores y la hegemonía británica en el comercio mundial. En 1860
Francia y Gran Bretaña firmaron el tratado Cobden-Chevalier, que impulsó el

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comercio gracias a la introducción de la “cláusula de nación más favorecida”.6 Sin


embargo, a partir de 1880 algunos países aumentaron los aranceles para protegerse
de la caída de los costes de transporte y la tendencia liberalizadora se detuvo.

La reducción de los aranceles y los costes de transporte quedó reflejada en la convergencia


en el precio de los productos comercializados entre los diferentes países. Por ejemplo, el
Gráfico 2 muestra cómo la diferencia en el precio del trigo en EEUU y Gran Bretaña (en el
eje izquierdo) fue reduciéndose a medida que aumentaban las importaciones británicas de
trigo americano (eje derecho). El precio del trigo en Gran Bretaña disminuyó hasta igualarse
con el de EEUU.

Gráfico 2. El comercio de trigo entre EEUU y Gran Bretaña (1800-1914)

Dotación de factores productivos, especialización y desigualdad


En 1815 Gran Bretaña aprobó las Corn Laws, un arancel sobre la importación de cereales
cuyo objetivo era impedir que el precio del grano británico bajara de un nivel determinado.
Este arancel reflejaba el poder político de la clase terrateniente: la tierra se concentraba en
pocas manos y solo quienes tenían propiedades y pagaban impuestos tenían representación
en el Parlamento. Al mismo tiempo, la economía y la sociedad británica atravesaban un
periodo de profundo cambio: entre 1800 y 1850 la población aumentó de 10,7 a 27,2
millones de habitantes, y un porcentaje cada vez mayor de la población vivía en núcleos
urbanos y trabajaba en la industria.

6
Esta cláusula implica que cualquier ventaja comercial que se concede a un tercer país es automáticamente
extendida al país con el que se ha firmado el acuerdo comercial. Este principio rige la mayoría de los acuerdos
comerciales alcanzados a través de la Organización Mundial de Comercio.

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La restricción de las importaciones y el aumento de la población incrementaron el precio de


los alimentos, encareciendo el coste de la vida. Esto afectaba directamente a los beneficios
de los empresarios industriales, ya que les obligaba a pagar salarios cada vez más altos. En
consecuencia, la burguesía industrial comenzó a movilizarse a favor del libre comercio.
Además. las manufacturas británicas eran las más competitivas del mundo y los
empresarios industriales querían eliminar las barreras comerciales para poder exportar sus
productos.

Durante varias décadas la pugna entre proteccionistas y librecambistas estuvo en el centro


del debate político británico y la defensa del libre comercio se convirtió en la principal
reivindicación del pensamiento liberal en auge. Con la extensión del derecho a voto en 1832
los intereses urbanos e industriales ganaron peso en el parlamento. Esta nueva mayoría
aprobó impuestos sobre las rentas más altas, redujo la asistencia social que permitía que
muchos pobres siguieran trabajando en el campo (las Poor Laws) y anuló las Corn Laws.

¿Qué estaba ocurriendo en los países del Nuevo Mundo? Estos países tenían economías “de
frontera”: disponían de abundantes recursos naturales y los colonizadores europeos aún
estaban adquiriendo nuevos territorios. Por ejemplo, durante el siglo XIX EEUU triplicó su
territorio y su población paso de 6 a 76 millones de habitantes. La dotación de recursos
naturales por habitante era muy superior a la de los países europeos y la escasez de mano
de obra empujaba los salarios al alza. En 1855 los salarios en EEUU eran más del doble que
los de Gran Bretaña (que tenía los salarios más altos de Europa).

La reducción de los costes comerciales y de transporte incrementó la especialización y el


comercio. Por un lado, dio pie a exportaciones masivas de grano y materias primas del
Nuevo Mundo (EEUU, Canadá, Argentina y Australia) y Rusia a Europa. Por otro lado, Gran
Bretaña incrementó sus exportaciones de productos manufacturados. Entre 1876 y 1885
las exportaciones británicas constituían el 38% del comercio mundial de manufacturas. La
industria británica se convirtió en el “taller del mundo”.7

¿Encaja con todo esto con el modelo de la sección anterior? Sí. Vamos a verlo paso por paso.

Antes de la apertura comercial:

• Gran Bretaña y los países europeos (E) eran abundante en trabajo y escasos en tierra.
En consecuencia, las rentas de la tierra (r) eran relativamente más altas que los

7
Otros países europeos tenían una dotación de factores similar (abundancia de trabajo y escasez de tierra) y
siguieron esta especialización. Sin embargo, como veremos, la evolución de Alemania y Francia no fue como
la de Gran Bretaña porque su industria no era tan poderosa y los terratenientes mantenían un poder mayor.

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salarios, y los bienes intensivos en tierra (los productos agrícolas) eran más caros
que los bienes intensivos en trabajo (los productos industriales).

• En las economías del Nuevo Mundo (NM) la situación era esencialmente la inversa:
eran abundantes en tierra y escasas en trabajo. En consecuencia, los salarios (w)
eran relativamente más altos que las rentas de la tierra (r) y los bienes intensivos en
tierra (los productos agrícolas) eran más baratos que los bienes intensivos en trabajo
(los productos industriales).

(𝒘⁄𝒓)NM > (𝒘⁄𝒓)E

Tras la apertura comercial, los países se especializaron en función de su dotación de


factores:

• Gran Bretaña y el resto de países europeos se especializaron en productos


industriales intensivos en trabajo (exportaron productos industriales e importaron
grano del Nuevo Mundo), de forma que los salarios aumentaron respecto a las
rentas de la tierra. Así, el incremento del comercio internacional benefició a los
trabajadores industriales (los propietarios del factor abundante), y perjudicó a los
terratenientes (los propietarios del factor escaso). Como los terratenientes eran más
ricos que los trabajadores, la desigualdad dentro de los países europeos disminuyó.

Gráfico 3. Evolución de la ratio (w/r) en los países europeos sin barreras comerciales

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• El Nuevo Mundo se especializó en productos agrícolas intensivos en tierra


(exportaron comida y materias primas a los mercados europeos e incrementaron las
importaciones de productos industriales europeos), de forma que las rentas de la
tierra aumentaron respecto a los salarios. Así, el incremento del comercio
internacional benefició a los terratenientes (los propietarios del factor abundante),
y perjudicó a los trabajadores (los propietarios del factor escaso). Como los
terratenientes eran más ricos que los trabajadores, la desigualdad dentro de los
países del Nuevo Mundo aumentó.

Gráfico 4. Evolución de la ratio (w/r) en el Nuevo Mundo

• En consecuencia, y en línea con las predicciones de nuestro modelo, el precio de los


factores de producción (tierra y trabajo) tendió a igualarse a ambos lados del
Atlántico. En 1855 los salarios en EEUU eran un 106% superiores a los de Gran
Bretaña; en 1880 solo estaban un 44% por encima. Como los salarios son la principal
fuente de ingreso de la mayoría de la población, la desigualdad entre países
disminuyó. Durante la Primera Globalización se produjo un proceso de convergencia
en los niveles de vida de las economías más desarrolladas.8

(𝒘⁄𝒓)NM ≈ (𝒘⁄𝒓)E

8
Es importante no perder de vista que estamos hablando del coste de los salarios respecto al coste de la tierra
(w/r), no de su valor absoluto. Por ejemplo, antes de la apertura comercial en Argentina los salarios eran
menores que en Gran Bretaña (wGB > wARG), pero la ratio salarios-rentas de la tierra era más alta en Argentina
([w/r]ARG > [w/r]GB) porque la tierra era muchísimo más abundante y barata ( rARG << rGB).

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El impacto de la emigración

Hasta ahora solo hemos tenido en cuenta el comercio de bienes, pero la Primera
Globalización también supuso mayores flujos de capital y de personas. Las migraciones de
este periodo representan, aún hoy, el mayor desplazamiento de personas en la historia de
la humanidad. Entre 1820 y 1914 alrededor de 60 millones de europeos emigraron a los
países del Nuevo Mundo. Y esta cifra no tiene en cuenta los movimientos migratorios dentro
de Europa o el tráfico de esclavos. Hasta el siglo XIX moverse al otro lado del Atlántico era
demasiado caro para la mayoría y no era posible adquirir financiación. Durante el siglo XIX,
el descenso en los costes de transporte y el aumento de los ingresos en los países de origen
abrieron la puerta a las migraciones intercontinentales.

Las guerras, la discriminación religiosa o las persecuciones étnicas contribuyeron a estos


desplazamientos, pero la mayoría de las migraciones se produjeron por causas económicas.
El Nuevo Mundo, abundante en recursos naturales y escaso en trabajadores, tenía salarios
más altos y ofrecía más oportunidades de empleo; en Europa, la presión demográfica y la
migración a las ciudades limitaban el empleo y los salarios. Como hemos señalado, en 1855
los salarios en EEUU eran un 106% superiores a los de Gran Bretaña. Y en el resto de países
europeos los salarios eran aún menores que en Gran Bretaña.

Sin embargo, la brecha salarial entre Europa y el Nuevo Mundo no es suficiente para explicar
estos desplazamientos. Los más pobres, o los habitantes de las regiones más pobres, no
ganaban lo suficiente para costearse el viaje. Eran los trabajadores de los países que
empezaban a industrializarse los que emigraban, a medida que los salarios se alejaban del
nivel de subsistencia y podían ahorrar. Las cadenas migratorias reforzaban estos flujos: la
emigración previa de amigos y familiares facilitaba la emigración porque enviaban remesas
para financiar el viaje y proporcionaban apoyo en los países de destino. Cuando los países
de origen crecían lo suficiente, la brecha salarial se cerraba y los trabajadores dejaban de
emigrar.9

Los movimientos migratorios reforzaron el proceso de convergencia en los precios que


hemos descrito en la sección anterior. En Europa la salida de trabajadores redujo la presión
demográfica e incrementó las oportunidades de empleo, empujando los salarios al alza. De
hecho, en Irlanda y Suecia el aumento de los salarios se debió fundamentalmente a la
emigración. Irlanda, por ejemplo, perdió el 45% de su fuerza de trabajo entre 1870 y 1910.

9
Así, en las décadas centrales del siglo XIX los emigrantes procedían de los países más prósperos de Europa
(Gran Bretaña, Alemania, los países escandinavos), pero hacía 1900 los focos de migración se habían
desplazado a los países menos industrializados del Sur y el Este de Europa.

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En los países del Nuevo Mundo la llegada masiva de emigrantes incrementó la mano de
obra disponible, especialmente en las ocupaciones que exigían menos cualificaciones. Esto
limitó el crecimiento de los salarios y aumentó la distancia entre los trabajadores pobres y
el resto de la población. Así, en los países del Nuevo Mundo la desigualdad creció por dos
motivos: la especialización comercial en productos agrícolas favoreció a los propietarios de
tierra y, además, la llegada masiva de inmigrantes incrementó la competencia entre los
trabajadores menos cualificados.

La reacción contra la globalización

Como hemos visto, la especialización y el comercio no afectan a todos los habitantes por
igual y esto genera reacciones contra el comercio internacional. La 1ª Globalización no
estuvo exenta de estos conflictos: los terratenientes exigían protección frente a las
importaciones de grano barato, los trabajadores se quejaban de que los inmigrantes les
robaban el trabajo y los empresarios en sectores en declive reclamaban ayudas para
recuperar sus inversiones. Además, los políticos comenzaron a sentir que perdían el control
sobre la política económica y que eran vulnerables ante pánicos financieros o crisis
industriales generadas en otras partes del mundo.

Estas reivindicaciones frenaron la liberalización de los intercambios comerciales. De hecho,


el periodo realmente librecambista fue muy corto: el tratado Cobden-Chevalier se firmó en
1860, pero dos décadas después algunos países ya habían virado hacia el proteccionismo.
A pesar de esto, el comercio internacional siguió creciendo hasta la 1ª Guerra Mundial, ya
que la reducción de los costes de transporte fue superior al incremento de las barreras
comerciales. En cierta manera, los perdedores de la 1ª Globalización trataban de limitar el
impacto de los avances en el transporte.

En Europa los principales damnificados fueron los grandes propietarios agrícolas: la


importación de grano barato de Rusia y el Nuevo Mundo redujo las rentas de la tierra y los
grandes terratenientes utilizaron su poder político para incrementar la protección. Este
poder se derivaba del peso que la agricultura mantenía en estas economías, ya que la
importación de grano deprimía tanto las rentas de los terratenientes como los ingresos de
los trabajadores agrícolas. En 1871 solo el 23% de la población activa trabajaba en la
agricultura en Gran Bretaña; en Francia este porcentaje era del 51%.

Alemania introdujo varios aranceles en 1879 y Francia siguió el mismo camino unos años
después. España nunca llegó a liberalizarse completamente, pero a partir de 1892 también
impuso aranceles muy altos. El grado de protección fue aumentando progresivamente y los
aranceles de Europa continental se triplicaron entre 1879 y 1914. Las entradas de grano

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Historia Económica Mundial

barato fueron el detonante del retorno al proteccionismo, pero la protección también se


extendió a la industria. Estos aranceles industriales constituyen uno de los primeros
ejemplos de “protección de industrias nacientes”, ya que estaban dirigidos a proteger las
manufacturas de la competitividad de la industria británica.10

No todos los países europeos incrementaron sus aranceles. Dinamarca y Holanda


aprovecharon las importaciones de grano barato para transformar su sector agrícola,
especializándose en la crianza de animales y la exportación de productos ganaderos. En
Gran Bretaña los defensores del proteccionismo exigían barreras comerciales como
represalia contra los países que imponían aranceles a sus manufacturas, pero los gobiernos
liberales mantuvieron la apuesta por el libre comercio. Esto supuso el declive definitivo de
la agricultura británica.

Como es lógico, la evolución de los precios relativos en los países europeos proteccionistas
no fue la misma que en los países librecambistas. El incremento de los aranceles redujo las
importaciones de productos agrícolas y sostuvo los ingresos de los terratenientes. Así, en la
década de 1880 el incremento de los salarios respecto a las rentas de la tierra se detuvo. En
estos países el proceso de convergencia terminó antes (y la desigualdad disminuyó menos)
que en los países librecambistas.

Siguiendo la notación de secciones anteriores, los salarios (w) crecieron más respecto a las
rentas de la tierra (r) en la Europa librecambista (E) que en la Europa proteccionista (EP):

(𝒘⁄𝒓)E ↑ > (𝒘⁄𝒓)EP ↑

Gráfico 5. Evolución de la ratio (w/r) en los países europeos que recurrieron al proteccionismo

10
El argumento de la “industria naciente” se basa en que, en sus fases iniciales, es necesario proteger las
empresas industriales de la competencia extranjera para que puedan crecer y ser competitivas. La mayoría de
los países desarrollados adoptaron políticas de este tipo durante su industrialización.

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Historia Económica Mundial

¿Cómo fue la reacción a la globalización en el Nuevo Mundo? La oposición a la globalización


en el Nuevo Mundo se materializó, sobre todo, en restricciones a la inmigración. La
inmigración aumentaba la competencia en los empleos menos cualificados, limitando sus
salarios. Así, los países del Nuevo Mundo adoptaron medidas para limitar la llegada de
trabajadores extranjeros en un intento por frenar el aumento de la desigualdad. En algunos
casos estas medidas adquirieron rasgos xenófobos. Por ejemplo, Australia impedía la
entrada de trabajadores asiáticos y en 1882 EEUU prohibió la inmigración china.

En el siglo XX el aumento de la desigualdad y la llegada de trabajadores cada vez menos


cualificados generaron mayores restricciones a la inmigración. En 1917 EEUU aprobó la
Literacy Act, que imponía pruebas de alfabetización a los inmigrantes y prohibía la
inmigración del Pacífico asiático; y en 1924 aprobó la Immigration Act, que establecía cuotas
de inmigrantes según el país de origen. Para 1930 las puertas quedaron definitivamente
cerradas para los trabajadores extranjeros.

En definitiva, entre 1850 y 1914 la especialización productiva y el comercio internacional


contribuyeron al crecimiento de las economías y a la convergencia de los niveles de vida a
ambos lados del Atlántico. Sin embargo, el aumento de la desigualdad dentro de algunos
países y el descontento de los sectores perdedores llevaron a los gobiernos a adoptar
medidas proteccionistas. En cierto modo, la 1ª Globalización plantó las semillas de su propia
destrucción. En el periodo de entreguerras, especialmente tras la Gran Depresión, las
barreras comerciales aumentaron y se produjo una progresiva desintegración de los
mercados internacionales.

Esto invita a interpretar con cautela la actual globalización. Frente a quienes defienden que
la integración de los mercados es un proceso irreversible, la historia muestra que los países
que no adaptan su estructura productiva y no compensan a quienes resultan perdedores
pueden verse obligados a deshacer la integración comercial.

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