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Los primeros que se detuvieron a pensar en la sociedad fueron los griegos.

Ellos la llamaban al estudio o


reflexión sobre la misma “filosofía social” e intentaban definir cómo debían ser las relaciones sociales y cómo
debían funcionar las buenas sociedades, no analizaban lo que eran sino que teorizaban sobre lo que debían ser.


El punto de ruptura que permitió el surgimiento de las modernas ciencias sociales como la economía la política y
la sociología se encuentra en el Renacimiento. Con Maquiavelo a la cabeza, en su obra “El príncipe” aconsejaba
cómo acceder al poder cómo conservarlo. El tema en el poder porque el surgimiento de las modernas naciones
y la constitución de los estados nacionales exigía estudiar las formas de organización del poder de las nacientes
sociedades capitalistas, o sea que las ciencias políticas fueron las primeras ciencias sociales e n surgir.

El renacimiento provoca una revolución cultural a colocar al hombre y no a Dios como centro de sus obras. Esta
postura con el tiempo lleva a cuestionar la teoría del origen divino de los reyes lo que finalmente hace eclosión
en la Revolución Francesa.

Se conoce como Reforma protestante, al movimiento iniciado en Alemania en el siglo XVI por Martín Lutero,
que llevó a un cisma de la Iglesia Católica para dar origen a numerosas iglesias agrupadas bajo la
denominación de protestantismo.

Mayor de nueve hermanos, Martín Lutero, desde muy pequeño se mostró muy escrupu loso (enfermedad
espiritual de ver pecado donde no lo hay). Obsesivo. En la escuela conoció a los “hermanos de la vida común”:
mentores de la corriente espiritual “la devoción moderna”, anti intelectualistas, muy en boga por entonces.

Estudió leyes. La corriente filosófica de moda en la época de Martin Lutero era el “nominalismo”.

Decide a los 22 años su entrada a la orden de los Agustinos Recoletos en el año 1505 en una rama áspera, muy
observante, austera.
¿Cómo es posible que entre en una orden alguien que luego combate la vocación religiosa con tanto ímpetu?
Se dice que en una tormenta, cercano a ser atrapado por un rayo va a hacer un voto, un voto irreflexivo, a Santa
Ana: “Santa Ana, Santa Ana, auxíliame y seré fraile”.

Otra versión, de su secretario, sostiene que tras batirse a duelo, debió ser encarcelado y: “Por un singular
concejo de Dios, me he hecho monje a fin de que no me arrestaran, de otro modo habría sido fácilmente
arrestado. Pero allí no pudieron porque toda la orden se ocupó de mi” (cita en los trabajos de Martín Lutero)

De todas formas, su discernimiento para hacerse sacerdote no fue de los más serios.

Siendo fraile tenía gran temor de Dios, miedo casi enfermizo. Fruto de grandes escrúpulos. “En aquel momento
le tenía más miedo a Jesucristo que al propio demonio”. Lutero, Martín.

Para 1483 (año en que nace Lutero) toda Europa era Católica, en 1946 (año de su muerte) de 60 millones
de europeos 20 millones (un tercio de la población) habían abandonado la fe para ser protestantes.

[A continuación analizaremos una de las causas de la ruptura protestante, la polémica “venta de indulgencias”,
aunque tendremos en cuenta que las revoluciones poseen circunstancias y raíces, motivaciones y causas pero
no se dan de modo espontaneo sino a partir de protagonistas. Las revoluciones no se dan por el pueblo (mito
marxista) siempre comienzan por iniciativa de burócratas en un escritorio o por medio de un grupo de
ideólogos]

El papa Julio II mando construir la basílica de San Pedro, y pidió una ayuda económica para hacerlo . Creyó
oportuno instituir una bula papal (documento) que decía algo que era lícito “el papa tiene el poder de conceder
por ciertos actos externos la indulgencia plenaria merecida por la pena de nuestros pecados”.

Indulgencia: El papa, por ser vicario de cristo en la tierra, tiene la potestad de otorgar indulgencia plenaria:
perdón de la pena merecida por nuestros pecados.

El ambiente no era el mejor: la corte papal estaba muy mundanizada, los clérigos no hacían buena letra, se
encontraba todo un período de descontento de los fieles y se le encarga a los predicadores, muchos frailes
dominicos, ir a distintas partes para pedir esta ayuda para la construcción de la nueva basílica de San Pedro.

A Julio II se le ocurrió la mala idea de otorgar indulgencias plenarias a aquellos que colaborasen
económicamente para la construcción de la nueva basílica.

Mando predicadores también a Alemania y donde estaba el convento de Lutero: Fue un dominico que hizo
demasiado hincapié en la ayuda monetaria y no en la indulgencia que se da por los actos externos.
Aprovechando esta predicación es que Lutero en el año 1517 va a colocar una proclama con 95 tesis donde se
pone en desacuerdo y desafío con la iglesia de Roma.

Una cosa es la ocasión y otra la causa. El tema tan divulgado de las indulgencias no fue “causa de” sino
“ocasión” del levantamiento de la revolución protestante.

El que se dio cuenta fue el Padre Tetzel, el dominico que estaba predicando en el convento de Lutero, y dijo “Los
artículos de Lutero están destinados a promover un gran escándalo, pues por su causa, muchos despreciaran el
poder del papa y de la santa sede romana, abandonarán las obras de penitencia sacramental, no se volverá a
creer a los predicadores y doctores y cada uno irá a interpretar la escritura a su antojo. Por lo que se habrá de
incurrir en una gran peligro de las almas, pues cada cual creerá aquello que le pareciere bien”. (Casi un profeta).

Lutero va a dejar los hábitos, es excomulgado y se junta con una ex monja Catalina Von Bora. Y en un momento
de su vida ella le dice “llegamos muy lejos, ¿Por qué no volvemos?”, mirando al cielo Lutero responde: “Mira que
cielo tan hermoso, lástima que nunca será para nosotros”.

Algunos dicen que muere en la cama, mientras duerme, y otros que muere suicida.

Tres tesis del mundo protestante que impactan en la sociedad actual:

1. Principio de inmanencia o la primacía del yo:

Jacques Maritain analiza el pensamiento de 3 importantes reformadores (Lutero, Descartes y Rousseau).


Subtitula el pensamiento de Lutero: “LUTERO O EL ADVENIMIENTO DEL YO”.

INMANENCIA (permanecer en): Cornelio Fabro, gran filósofo, sostiene que es un “Cambio de dirección del objeto
al sujeto, del mundo al yo, del exterior al interior, por el cual el hombre se coloca en lugar central siendo arbitro y
medida de todas las cosas”

Se refiere a que desde el momento del conocimiento la realidad ya no me impacta, no irrumpe en mi


subjetividad, sino que el principio y las fronteras del conocimiento, no pasan más allá de las fronteras del yo.

¿Cómo Lutero puede pensar contra la realidad?

Lutero era hijo y víctima de su propio tiempo: “Vía de los modernos” Guillermo de Ockham: Padre del
Nominalismo: corriente de la escolástica –posterior a Santo tomas- que planea un sistema cerrado de repudio
de lo anterior. Es un conjunto de problemas, actitud crítica y escéptica. Planea que no existen las esencias de las
cosas o si existen no podemos conocerlas. El perro es perro porque, de algún modo, nos hemos puesto de
acuerdo para nombrar al su figura de esa manera. Las cosas son simplemente y sólo el nombre, palabras.

Para Lutero la verdad adecuación del intelecto con el intelecto (lo que yo pienso con lo que yo pienso).

Ya que niega a la razón, va a decir que podemos llegar a la verdad de las cosas por nuestra propia interioridad
(Libre examen)

2. La salvación por la fe personal (2da tesis del protestantismo).

Fe separada de las obras. Señala Lutero que no importa lo que uno haga solo basta la fe en Jesucristo.

Sostiene que el pecado no puede ser borrado ni con el bautismo. Confunde la cicatriz de l pecado
(concupiscencia) con el pecado original.

“Peca fuertemente pero aún más alégrate en Jesucristo”.

3. Negación de la libertad del hombre y la predestinación (3ra tesis del protestantismo).


Calvino (seguidor de Lutero) “Es terrible el decreto, lo confieso, pero nadie podrá negar que Dios previó el
destino final del hombre antes de que lo creara, su naturaleza es mala y podrida, no poseemos el
arrepentimiento en nuestras manos. El hombre resulta absolutamente predestinado, tanto al cielo como al
infierno”

Lutero: “Llamo predestinación al eterno consejo de Dios donde ha decretado lo que va a hacer con cada hombre,
porque no los crea todos en las mimas condiciones sino que ordena a unos hacia la vida eterna o y a otros hacia
la eterna condenación”

Sin importar las obras: el hombre ya está salvado o condenado de antemano

¿Cómo saberlo? Porque, según el protestantismo, Dios es eterno y lo que quiere lo quiere siempre y en un
eterno presente entonces ya está dando señales “desde ahora” a quienes “quiere en e l cielo”

¿Cuáles son las señales?: Riqueza y propiedad: si Dios me bendice en la tierra es porque me quiere en el cielo
(Weber, la ética protestante y el espíritu del capitalismo lo explica en el siglo XIX). Toda américa del norte está
basada en este pensamiento.

Se afirma entonces que Dios es un malvado: que crea almas para mandarlas al infierno.

¿Cómo influyeron las tesis en nuestros hábitos culturales?

Relativismo subjetivista: en el mundo protestante cada uno es papa de sí mismo

Fideísmo: no se piensa la fe, nada de inteligencia, nada de discutir la fe, nada de estudiar la fe, nada de teología

Subjetivismo dogmático: lo que yo digo es dogma. Es mi opinión y es así

- Caída de lo sobrenatural:

Hombre un Dios para sí mismo, lo va a hacer desbarrancar el un lodazal sin límite. Si negamos a Dios, no se
vuelve naturalmente al hombre, sino contra el hombre.

El culto personal no lo conduce a un ámbito natural sino a uno alejado de su propia naturaleza racional. ¿Por
qué si abandona el cristianismo y apostata no vuelve a los antiguos (ámbito natural y racional?

Chesterton en La navidad y los estetas: “Si suprimimos lo sobrenatural, lo que nos queda es lo antinatural”

Cuando uno ha abdicado de la primacía de Dios no se vuelve de vuelva al hombre sino que cae incluso más
abajo.

“Yo no quiero ser juez ni un asno papa, ni una mula. No quiero responder nada a tales asnos ni a sus berridos
inútiles sobre la palabra ‘sola’ (sola scriptura). Ya basta. Lutero lo quiere, Lutero habla así. Lutero es un doctor
por encima de todos los doctores de todo el papismo” Martín Lutero

“Aunque los santos Cipriano, Ambrosio y Agustín; aunque San Pedro, San Pablo y San Juan; aunque los ángeles
del cielo te enseñen otra cosa, esto es lo que sé de cierto: que no enseño cosas humanas, sino divinas; o sea que
todo lo atribuyo a Dios, a los hombres nada (…). Los Santos Padres, los doctores, los concilios, la misma Virgen
María y San José y todos los santos juntos pueden equivocarse” (yo no) Martín Lutero

- Negar la razón y la libertad humana:

“Es imposible poner de acuerdo la fe con la razón. Haz de aniquilar la razón, de lo contrario no entrarás en el
cielo. Es necesario dejar a la razón en su casa porque es la enemiga nata de la fe. Nada y tan contrario a la fe
como la razón. Hay que vencerla si se quiere alcanzar la bienaventuranza” Martín Lutero

“La razón es la prostituta del diablo. Solo es capaz de blasfemar y deshonrar cuanto Dios ha hecho o ha dicho, la
más feroz enemiga de Dios, la mayor prostituta del diablo. Por su naturaleza y manera de ser es una prostituta
dañina, una prostituta titular del diablo, carcomida por la roña y la lepra, arroja la inmundicia al rostro para
afearla, la abominable merecería ser relegada a la más sucia habitación de la casa, es decir, las letrinas.” Lutero

Todo dato de la inteligencia va ser incierto, desde su nominalismo, por ello “la razón es una prostituta” que no
hay que usarla más que para las cosas elementales de por ejemplo, compra y venta.

Curioso: Luego en la Revolución Francesa, hija de la Revolución Luterana, se la entroniza en la catedral a la


“diosa razón”.

Inteligencia queda como sierva de las pasiones y la persona ya no es libre (se elimina el libre albedrío) ¿Qué le
depara al hombre si no tiene libertad?

Según sus tesis, Dios dispuso de toda la eternidad que unas se salven y otras se condenen, independientemente
de sus obras, es por medio de la riqueza que sabemos si estamos predestinados o no al cielo o al infierno y es
por eso que el hombre tiene que simplemente poner su “cuota” para buscar la prosperidad en este mundo.


MODERNIDAD: (moda = nuevo) Indica la novedad absoluta
Quiere indicar una ruptura con lo anterior: la edad media y su cosmovisión TEOCENTRICA (Fe – Razón)
Es ANTROPOCENTRICA: vuelta a la inmanencia, afirmación del hombre para el hombre mismo. El hombre se
coloca en el centro, protagonista.
¿Por qué? – Descubrimientos técnicos que hacen posible hechos históricos
✓ Imprenta y reforma protestante: Lutero se separa de la Iglesia Católica, traduce la biblia al alemán y promueve
la libre interpretación de la escritura porque el Espíritu Santo le indicaría.
✓ Telescopio: permitió observar el universo. “Lo que puedo ver, con mi propia experiencia es criterio de verdad”
✓ Revolución copernicana: postula el modelo heliocéntrico del universo
✓ Brújula, mapa, cartografía, tierra redonda: se descubren nuevos continentes
✓ Confianza cada vez mayor en uno mismo (por Colón, Galileo, etc). Sólo el hombre es autoridad: la Razón
humana. Lo que importa es la “humanidad” y la “razón”.

Rondaba el año 1789, Francia se encontraba en una situación financiera decadente era, al decir de algunos
historiadores, “un país rico era un estado pobre”, con un rey debilitado moralmente: el Rey Luis XVI, y una deuda
externa demasiado grande. Todo hacía pensar que la bomba de tiempo iba a estallar rápidamente.

Como si fuese poco los ministros que rodeaban al rey eran, en mayor o menor medida, contrarios a la
misma monarquía y a la religión católica. Frente a todo esto el rey se veía en una disyuntiva y, contrario lo que lo
favorecía incluso, intentaba aumentar los impuestos contra el pueblo. La decisión no era fácil, lo sabía, pero no
quedaba otra salida.

La medida traería inmediatamente un gran descontento en la burguesía y los altos mandos militares
todavía se debían sueldos en las campañas realizadas. Por último, como cereza del postre, las malas cosechas, las
sequías entre 1788 y 1789 van a hacer que las reservas del tesoro del Luis XVI se terminasen por agotar. Algo olía mal
en Francia.

Las de arriba eran sólo las causas próximas de los que se vendría. Ya desde años atrás la revolución había
comenzado en las mentes en las plumas de ciertos propagandistas, escritores autodenominados iluminados (de ahí
se conoce como el Siglo de las Luces, los iluministas). Que, como formadores de opinión, transmitían lo que les
dictaba la “luz de la razón”, según decían, y sobre esto afirmaba un escritor francés de la época de la revolución
francesa Antoine de Rivarol: “Los filósofos enseñaron al pueblo a burlarse de los sacerdotes, y los sacerdotes no
estaban en condiciones de hacer respetar al rey, causa palmaria del debilitamiento de poderes”. “La imprenta es la
artillería del pensamiento, no es lícito hablar en público, pero el lícito escribir cualquier cosa. Y si no se puede tener un
ejército de oyentes es posible tener un ejército de lectores”.

Toda la preparación de la Revolución Francesa a lo largo de todo el siglo XVIII, todo el año 1700, va a ser de
muchos “filósofos” conocidos en cuanto a los nombres por ejemplo: Voltaire, Rousseau, Montesquieu. Grandes
pensadores revolucionarios que eran conscientes, que ellos no iban a ver todavía la revolución, la caída de la
monarquía, y finalmente la destrucción de lo que era sacerdocio católico, pero eran co nscientes de que estaban
preparando por medio de una revolución cultural lo que hacía después una revolución realmente armada.

El fermento estaba listo, ante la conmoción nacional que se vivía, el rey a petición del parlamento, convocó
a los Estados Generales en el Palacio de Versalles. Esta institución era un órgano consultivo, es decir, de consejo,
representados por los tres estamentos principales de la sociedad: la nobleza, el clero y la burguesía, que actuaba en
representación del pueblo.
En esta oportunidad la convocatoria hizo que se distribuyesen del siguiente modo: 291 por parte del clero,
270 por parte de la nobleza y 578 por parte del pueblo llano. En este sentido hay que resaltar que el pueblo, en sí
mismo como tal, no participó nunca de modo directo en las deliberaciones. La falta de educación, la poca instrucción
para los asuntos públicos, hacían que naturalmente el pueblo delegase su representación en los pequeños
burgueses, sobre todo abogados franceses, quienes eran los que se veían directamente afectados por la crisis
económica y por los nuevos impuestos. De hecho cómo vamos a ver más adelante el pueblo francés siempre había
guardado un gran cariño por el rey y por la monarquía.

Como señala un historiador francés Jean Sevilla: “El tercer estado (burguesía), bajo la presión de una
minoría activista, se declaró rápidamente mandatario de toda la población y el 17 de junio de 1789 hizo declarar la
“Asamblea Nacional” (una especie de gobierno provisorio) jurando no separarse hasta haber dado una nueva
constitución a Francia”.

A partir de este momento decían la soberanía ya no residía en el monarca, sino en el pueblo y en sus
representantes (sobre todo en sus representantes). La revolución política de la casi un hecho, los opositores al
régimen monárquico aprovechando la debilidad del Rey Luis XVI y lo caldeado de los ánimos, vieron oportuno
levantar a la población parisina y dirigirla hacia la antigua Cárcel de la Bastilla, donde se encarcelaba a los presos
políticos. Esto era el 14 de julio de 1789, a partir de la toma del control por parte de la burguesía, todo estaba dicho,
los estados generales convertidos ya una Asamblea Nacional comenzaban poco a poco a legislar ante la mirada
atónita de un rey.

Los revolucionarios se habían dividido en dos partidos: los jacobinos más extremistas y los girondinos más
bien de tendencia liberal. A partir de acá según los que se dedican a la ciencia política, sobre todo a la historia de las
ideas políticas, vienen las denominaciones de izquierda, derecha y centro, porque ocuparon justamente estos lugares
el momento de la Asamblea Nacional Constituyente.

Medidas tomadas los días posteriores al 14 de julio de 1789:

En primer lugar el poder real pasó de manos del rey a un grupo de burgueses, en segundo lugar para evitar
futuras restauraciones se ejecutó “en nombre de la libertad” al mismo Rey Luis XVI, a su esposa María Antonieta y a
toda la familia real. Se introdujo el matrimonio civil y el divorcio, se logró la subvención de las prostitutas para
mantener a la “plebe” ocupada, se procede al asesinato liso y llano de todos los detenidos por “sospecha contra la
república” (se llamaba así a partir de ahora a todo el que se opusiera). Se ejecutó a miles de sacerdotes religiosos,
religiosas por el solo hecho de profesar la fe, profanando las tumbas y los lugares sagrados.

Son cosas que no se conocen de la Revolución Francesa. En contra lo que el pueblo quería, la Asamblea
Nacional, con un odio visceral, contra todo lo que denotar a un sesgo de tradición, iglesia, rey o monarquía,
intentaba arrasar con todo y comenzar desde cero. Al punto tal que llegó a sustituir el calendario gregoriano, por
otro calendario nuevo llamado del calendario republicano. Cristo ya no existía, los meses fueron rebautizados, las
semanas se transformaron de jornadas de siete días a jornadas de diez días, solamente para olvidar el día domingo,
día del señor. Las fiestas se cambiaron por fiestas nacionales: día de la juventud, día de la agricultura, día de la
naturaleza. E incluso se llevó al cambiar el Padre Nuestro, la frase “venga a nosotros tu Reino” se sustituyó por
“venga a nosotros tu república” para no hacer alusión a ningún reino (monarquía). Hasta ese punto llegaba la
ideología que quería meterse incluso en las oraciones.
En la catedral de parís, la famosa catedral de Notre-Dame, se proclamó “el culto a la diosa razón” y,
profanando el templo, se llevó una conocidísima prostituta que bailó se midesnuda en el mismo altar mayor de la
catedral.

De las 300 iglesias que tenía a parís en 1789 sólo quedaron en pie 30 iglesias, el resto fueron convertidos en
cabarets, en lugares de baile o simplemente destruidas. El estado francés pagaría por cada pied ra proveniente de las
iglesias.

Se abolió solemnemente la religión católica creando para ello un nuevo culto oficial: al Ser Supremo, del
cual el militar a Robespierre, va a ser su sumo sacerdote (porque no existen los pueblos completamente ateos, se
cambió la religión por otra).

Levantamiento popular de “La Vendée”

Es que tantas medidas que se decían “populares”, en realidad eran todo lo contrario. El francés medio, era
profundamente religioso y aunque había recibido una enorme propaganda anti católica a lo largo de todo el siglo
XVIII, amaba a su iglesia, amaba a su rey, amaba a sus tradiciones. Además el autoritarismo desatado por los nuevos
gobernantes hacían que todo fuera difícil de mantener salvo por las armas.

Entre las medidas que colmaron la paciencia del pueblo francés, en especial de la zona oeste, la región de
La Vandée, estuvo un reclutamiento forzoso para una guerra contra el país de Austria, la patria de María Antonieta.

Sucedía que la Francia revolucionaria había declarado la guerra a Austria, para lo que necesitaba carne de
cañón, que fuese al frente de batalla. Antiguamente a la guerra solo iban los nobles ya que la guerra era considerada
una práctica distinguida, pero desde el renacimiento, se venía decretando la obligatoriedad del aislam iento. Durante
la edad media los que iban a pelear eran gente noble, el pueblo será reclutado casi excepcionalmente, pero ir a
pelear era un honor.

Ya de pelear a partir del renacimiento, a partir del humanismo, del naturalismo, poco a poco, comienza a
mandarse casi como un reclutamiento forzoso a la gente más sencilla. Unos 300 mil campesinos del occidente
francés fueron enrolados obligatoriamente en una guerra contra Austria, ante la queja general por tener que
levantarse contra una nación hermana, vecina, “en nombre de la república” más que del rey, la gente naturalmente
comenzó a inquietarse.

Quienes se levantaron inicialmente fueron los de la región conocida como “La Vendée”. En su gran mayoría
la condición humilde de ellos y no experimentados en el arte de la guerra, los Vandeanos debieron defenderse crecer
casi rústicamente y con lo que tenían a mano. Al principio fueron rastrillos, palas, hachas guadañas. A pesar de las
enormes bajas y el poco armamento con el que contaban los contrarrevolucionarios llegaron a dominar toda la
región de la Bretaña e incluso planearon entrar a París.

Por su parte el autodenominado “Comité de Salud Pública” (se llamaba así al ministerio encargado de la
guerra contra los contrarrevolucionarios) tildaba de enfermos o de e nemigos del pueblo al mismo pueblo que se
levantaba. Para luchar contra los insurrectos se crea un ejército especial cuyo nombre fue “Columnas Infernales” o
luciferinas que tenía la finalidad de exterminar a la población contrarrevolucionaria incluyendo mu jeres y niños. No
se escatimó en gastos: hornos crematorios, ahogamiento masivo, fusilamientos permanentes, fueron las prácticas
más comunes. Es decir la revolución popular, se levantaba contra el mismo pueblo.

Voltaire podría contestar el mismo sin matices: “El pueblo está en el hombre y en la bestia, solo los filósofos
pueden convertir a las bestias en hombres. El hombre sin cultura, sin experiencia, sin inteligencia, no es menos
desgraciado y más digno de odio que los molestos insectos o las bestias más feroces”.

Solamente en esa región de La Vandée se llegó a la suma de más de 600 mil muertos, liquidando bosques y
plantaciones y, al estilo bien romano, echaban sal gruesa en la tierra para que no creciera más la hierba.

Westermann, uno de los jefes encargados de la campaña contra los contrarrevolucionarios, escribiría en
1793 al comité de salud pública: “Ya no hay más Vandée, ella muerto bajo nuestro sable, sable de la libertad, con sus
mujeres y sus hijos. Acabo de enterrarla en los pantanos y en los bosques siguiendo las órdenes que me habíais dado
he aplastado los niños bajo las patas de los caballos, he masacrado a las mujeres que, al menos, ya no parirán. No
tengo un prisionero que reprocharme, pues lo exterminado. Se fusila sin cesar porque a cada instante llegan estos
bandidos, que pretenden hacerse prisioneros. Nosotros no hacemos prisioneros, habría que darles el pan de la
libertad, pero la piedad no es revolucionaria”.

Ni está ninguna revolución ha surgido jamás de un zapallo. Desde el año 1717 tenía en mente la
destrucción del orden establecido, la batalla final contra la iglesia y contra los valores de la tradición. De allí varios de
sus integrantes, van a obrar como verdaderos conjurados con un fin específico “¡Destruid a la infame!”. Cuando
Voltaire firmaba al final de sus obras de sus cartas siempre firmaba así: “Destruid a la infame”. La infame es la iglesia
para Voltaire.

Fue el ya citado Voltaire, uno de los más grandes ideólogos de la revolución, aunque no llegó a verla en la
práctica dejó sentados los cimientos prácticos de la conjuración. “Es necesario obrar como conjurados, que los
filósofos verdaderos (ideólogos de la revolución) hagan una cofradía como los francmasones, golpeen y oculten la
mano”.

Un grupo selecto de intelectuales fue quien llevó adelante los ideales con gran paciencia y laboriosidad. Sus
gritos de “Libertad, igualdad y fraternidad” van a quedar hasta el día de hoy esculpidos en cuanto edificio público
exista en Francia.

¿Qué significa para un revolucionario francés “Libertad, igualdad y fraternidad”?

Libertad:

Barón Del Vag, principal sostén financiero de la gran Enciclopedia, que intentó ser una especie de
suplantación de la Suma Teológica del siglo de las luces. Se colocaba una palabra (ej: Dios) y se escribían 45 p áginas
sobre dios y, poco a poco, se iba “desmitologizando” el concepto de Dios. Así con Dios, misa, familia, el pueblo, se iba
cambiando el lenguaje porque uno de las de los modos favoritos de toda revolución es cambiar el lenguaje. Las
palabras engendran conceptos.
Afirmaba Del Vag que “Los errores del hombre son errores de física y que no existe la intelección hablando
estrictamente, pues nuestros pensamientos, se producen sin que lo sepamos en nuestras acciones”. Una especie de
determinismo mecanicista así como el girasol se mueve sin que él lo quiera.

Otro pensador llamado Diderot decía en su correspondencia: “Mirad de cerca y veréis que la palabra
libertad es una palabra vacía de sentido, que no hay y no puede haber seres libres, que no somos sino lo que conviene
al orden general, a la organización a la educación, y a una cadena de acontecimientos. He aquí lo que dispone de
nosotros invenciblemente”. Es decir, nos manejamos mecánicamente, como los animales que se manejan por el
instinto, pero no tenemos según él esta libertad o libre albedrío.

Más franco resultaba de nuevo Voltaire al declarar que: “El bien de la sociedad exige que el hombre se crea
libre pero sin serlo, en su concepción somos una simple máquina que tiene, no sé cómo, la facultad de es tornudar por
la nariz y pensar por el cerebro. Un grupo de autómatas pensantes donde la libertad es apenas una bella quimera,
una ilusión”.

Rousseau otro puntero intelectual, se las tomaba contra la propia libertad de ciudadano común,
declarando: “Que el ciudadano pasivo, estandarizado, mecánicamente dócil, es el más apropiado para satisfacer los
imperativos de un programa tan bien intencionado en su imprecisión. Porque el cristianismo, enerva la fuerza del
resorte político y complica los movimientos de la máquina”.

Rousseau plantea concretamente que necesitan un hombre estúpido, dócil, que no piense que no sea libre,
que no que no se anime a pensar, como sostiene después Kant. Y no conviene, dice Rousseau, “que nadie piense, y
menos un católico, porque el estado de reflexión es un estado contra-natura y el hombre que medita es un animal
depravado”.

La libertad entonces, la verdadera libertad, como dirá Rousseau “estará en obedecer al que suplanta al rey
y no en seguir la monarquía, ser verdaderamente libre”.

Todo era permitido para quien estuviera con la revolución, Voltaire incluso decía que se podía mentir “Hay
que criticar a los autores que no piensan como nosotros, hay que enfrenar hábilmente su conducta, hay que presentar
sus acciones bajo una luz odiosa. Si los hechos nos faltan, hay que exponerlos fingiendo callar una parte de sus faltas,
todo está permitido contra ellos. Mostremos los ante el gobierno como enemigos de la religión y de la libertad.
Impulsemos a los magistrados a castigarlos. Golpeen y escondan la mano. A la menor crítica, a la menor respuesta, a
una la más moderada y cortés, hay que gritar fuertemente: ¡calumnia, injuria, sátira feroz! Tratando a los adversarios
de bribones, fugitivos de la cárcel, hipócritas o locos”.

Una verdadera libertad habría exigido la abolición de todo tipo de totalitarismo incluido el de la esclavitud,
pues no hubo nada de esto, recién cinco años después cuando la Francia revolucionaria había perdido el control de
sus tierras en ultramar, comenzó a promover la libertad para los esclavos. Es decir, cuando no tenía más la
posibilidad de conseguir nuevos esclavos, decretaba la libertad.

Sin embargo, el innoble tráfico fue discretamente retomado desde el directorio y para acabar esta
detestable institución fue oficialmente restablecida en 1802, sin oposición por una clase política poblada de ex
revolucionarios. Es decir, revolución francesa reinstauró la esclavitud.
Igualdad:

Rousseau: “¿Cómo una multitud ciega que a menudo no sabe lo que quiere, puesto que raramente sabe lo
que es bueno, llevaría a cabo una empresa tan grande, tan difícil como sistema de legislación? (decía planteando que
algunos entonces son más iguales que otros)

La respuesta que se da a sí mismo: “Hay que manejar a la población, es necesario hacerle ver los objetivos,
algunas veces tales como deben parecerles, y de paso hay que transformar, nada menos, que la naturaleza del
hombre, pues percibía una secreta oposición entre la constitución del hombre y la de nuestras socied ades”.

En síntesis: como “no todos somos iguales” hay que socializar al hombre y adaptarlo al nuevo régimen para
que sea igual a los otros. En la misma línea hay que embaucarlo fabricando “la ilusión de la libertad” (palabras de
Rousseau). El hombre tiene que imaginar, tiene que ilusionarse con ser libre, sin serlo. En el Emilio, famoso libro de
Rousseau, dice “No hay dominio tan perfecto, como el que conserva la apariencia de libertad. Uno cautiva así la
libertad misma. Sin duda no debe hacer lo que quiere, pero no debe hacer sino, lo que tú quieres que haga”.

Había que tolerar todo menos a los distintos. No había respeto por las minorías sigue diciendo Rousseau:
“Hay incluso una profesión de fe puramente civil cuyos artículos corresponde fijar al soberan o, no precisamente como
dogmas de religión, sino como sentimientos de sociabilidad sin los cuales es imposible ser buen ciudadano o súbdito
fiel. Sin poder obligar a nadie a crearlos el estado puede desterrar a cualquiera que no los crea, puede desterrarlo no
como un impío sino como insociable como incapaz de amar sinceramente las leyes, la justicia y de inmolar su vida si
es necesario a su deber. Si alguien después de haber reconocido públicamente estos mismos dogmas (de la
revolución) y se conduce como no creyéndolos, sea castigado de muerte, ha cometido el mayor de los crímenes”.

Fraternidad: frater: latin: hermano.

Uno era realmente hermano cuando se seguían los nuevos principios revolucionarios pues, de lo contrario,
se pasaba de ser de hermano a enemigo, como decía Rousseau: “en lugar de reorganizar, hace falta comenzar por
limpiar el aire y apartar los viejos materiales, o sea a los Vandeanos fecalizados”. Según lo expuso el filósofo
ginebrino Rousseau, en su famosísimo Contrato Social, “los hombres nacemos libres buenos e iguales y por un pacto
social, constitutivo, artificioso de la sociedad, la masa declina sus propios derechos en favor de algunos para ser
gobernados, quién no está de acuerdo con esto queda excluido automáticamente de la vida socia l, perdiendo toda
bondad, toda libertad, toda igualdad natural y convirtiéndose en un ser abominable que tiene todavía costumbres
cristianas”.

Años antes Voltaire, incluso había declarado sin censura lo mismo respecto de los católicos.

Voltaire: “Los que no son revolucionarios son como monos, elefantes y negros y parecen estar dotados de
una pizca de razonamiento, pero sin duda entre todos el elefante es el más inteligente de todos”

Las citas son inacabables sobre la miserable concepción acerca del hombre que tengan estos filósofos.

Uno de los sinónimos que rápidamente oímos al escuchar hablar de la revolución de los derechos humanos
o derechos del hombre se trata de un documento que es la columna vertebral de la revolución y cuyo origen próximo
debe ser buscado en la declaración de independencia de los Estados Unidos de Norteamérica en el año 1776. La
asamblea Nacional, había autoproclamado constituyente por lo que era necesaria una declaración de derechos, está
misma va a ser como la nueva ley como introducción al gran documento.

Se realizaron 35 artículos, la constitución se abrió con los siguientes decisiones, por ejemplo: el fin de la
sociedad es la felicidad colectiva, segundo artículo: los derechos naturales del hombre son la igualdad, la libertad, la
seguridad, la propiedad; tercero: todos los hombres son iguales por naturaleza y ante la ley; cuarto: la ley de la
expresión solemne y libre de la voluntad general; quinto: la soberanía reside en el pueblo.

La soberanía popular fue la expresión de las ideas que venían sosteniendo los iluministas del siglo XVIII, ya
no era a Dios a quien debían de serle culto sino al hombre. Esta declaración de los derechos del hombre lejos de
permanecer un fenómeno francés va a pasar es el gran dogma del mundo moderno democrático y liberal el hombre
tendría a partir de ahora muchos derechos pero pocos deberes.

Freppel, crítico de la revolución, sostiene, “En nombre de la libertad se abolieron todas las libertades
concretas de aquellos que no simpatizaban con el régimen, nada de tolerancia, el derecho a la seguridad parecía una
broma pesada, ya que nunca en la historia de Francia, se habían visto tantos atropellos a la seguridad jurídica.
Arrestos arbitrarios, fusilamientos sin juicio previo, masacres deportaciones en masa y todo esto en nombre de los
derechos del hombre”.

Cuando en el medio de las batallas contra la república a ciudadanos del oeste francés se les ocurrió alegar
los artículos 33 y 34 de la declaración de los derechos de los del hombre, en el que se legislab a el derecho a la
resistencia y el derecho contra la opresión, la respuesta fue simplemente: la guillotina.

La guillotina es un invento de la revolución francesa, Ignace Guillotin fue el que inventó ya que había que
inventar un sistema económico, rápido, eficaz, silencioso para poder matar a la gente. En la famosa “plaza de la
concordia” en París se encuentra el lugar que indica dónde estuvo la guillotina que permanentemente, hora tras
hora, iba cortando la cabeza de aquellos que no pensaban igual que la re volución.

En las crónicas, lo que decían los que pasaban cerca de la plaza de la guillotina era que por el olor a sangre
coagulada, era casi imposible acercarse a cuadras a la redonda de la plaza.

El 24 de junio de 1793, la Asamblea Nacional, adoptó una nueva constitución, el gobierno provisorio de
Francia, decía, “será revolucionario hasta la paz”.

El 17 de septiembre de 1793 se estableció la ley de sospechosos, un sistema ya en funcionamiento, es decir


“todo francés era potencialmente sospechoso de atentar contra la república hasta que se demostrase lo contrario”.

En derecho penal y en todo derecho toda persona es “inocente hasta que se demuestre lo contrario” acá
era justamente al revés. Todo francés es sospechoso de haber cometido un crimen o poder co mentarlo contra la
república hasta que se demuestre lo contrario.

Corría el año 1790, la Asamblea Nacional Constituyente había hecho público un decreto por el que se exigía
a los religiosos un juramento de fidelidad al estado que los equiparaba casi a funcionarios públicos, mientras que los
bienes eclesiásticos pasaban a ser manos del gobierno.
En nombre de la libertad, el 23 de noviembre de 1793, todas las iglesias de parís fueron clausuradas,
ejemplo que se siguió en el resto de todas las provincias francesas. El clero que se había negado a jurar una famosa
constitución, por el cual tenían que ser todos parte del gobierno fue asesinado o simplemente deportado.

No sólo los cristianos se verán incluso perseguidos en Metz, las sinagogas (judíos) fueron deva stados, los
libros y ornamentos judíos fueron también entregados a las llamas. En parís, los efectivos del tribunal revolucionario
se quintuplicaron, los interrogatorios cada vez más frecuentes eliminaban el derecho de defensa para todo acusado y
por lo tanto su presunción de inocencia. La guillotina funcionaba permanentemente, calculándose en 900 los que
habían perdido ya su cabeza en un solo mes, se calculaba que a razón de treinta guillotinados por día.

Al cabo de diez meses el poder de Robespierre dejaría un saldo de 500.000 prisioneros y 16.594
guillotinados, sin contar fusilados y ahogados masivamente en embarcaciones.

Sólo en el año 1796 el número de sacerdotes asesinados fue de 99.683. Bastaba con ser llamado aristócrata
para ser asesinado, y eso no suponía que uno lo fuera. Sea artesano o campesino, cualquier rebelde al nuevo
régimen era un aristócrata.

Las estadísticas que uno lee de la Revolución francesa de los guillotinados: el 31 eran obreros, el 28 por
ciento eran campesinos, el 20 por ciento eran mercaderes, sólo el 9% eran nobles y el 7% eclesiásticos.

Al celebrarse el bicentenario de la reducción francesa (1989), los periodistas reportaron a Pierre Chaunu,
un historiador liberal y protestante, no católico pero muy estudioso de la revolución francesa. Él dijo “Había visto
solo en La Vendée unos 250.000 masacrados de una población de 600.000 habitantes (un tercio de la población).
Aldeas, ciudades arrasadas y quemadas, mujeres violadas y niño s horriblemente destrozados ¿Esto es lo que
festejamos?”

Contenido ideológico de la Revolución

a) NATURALISMO: Los que profesan el naturalismo encuentran superfluo el orden sobrenatural, considerando que la
naturaleza posee en sí las luces, fuerzas y recursos necesarios para ordenar las cosas de la tierra, el entero orden
temporal, y para conducir a los hombres a su meta verdadera, a su destino final de felicidad.

b) RACIONALISMO: Una de las vertientes del naturalismo. cualquier doctrina que reconozca otra autoridad diversa de la
razón, se deshonra a sí misma. El hombre se convierte en la luz de su propia inteligencia y también,
consecuentemente, en la norma de su propio obrar. El nombre de «filósofos», con que se auto denominaban sus
pensadores, era algo así como el signo de reconocimiento de la MENTALIDAD ILUMINISTA, tan acabadamente
expresada en el espíritu de la Enciclopedia. CONFIANZA CIEGA EN LA RAZÓN. Todo lo que la razón no puede explicar,
es porque no existe.

c) LIBERALISMO: Otra expresión del naturalismo, su refracción, esta vez en el ámbito de la política. Entre los diversos
slogans de la Revolución ninguno más atractivo y convocante que el de la libertad: libertad de pensamiento, libertad
de prensa, libertad de religión... Pero el liberalismo no es simplemente la defensa de la libertad. Es un modo de
concebir la vida, traspasada de toda religación, trascendente o corporativa, que pueda circunscribirla.

- PROGRESO INDEFINIDO: Sostenían que el mundo moderno estaba en proceso de ascensión hacia un estado sup erior
en el que todas las potencialidades que la naturaleza había colocado en el hombre, liberadas de las últimas trabas,
podrían al fin desarrollarse y alcanzar su plenitud.

La segunda ciencia social en surgir es la economía porque a partir del siglo XVIII el problema clave fue el de la
producción (consecuencia de la Revolución Industrial) Adam Smith y David Ricardo fueron los protagonistas de la
ciencia económica clásica. Estos cambios políticos y económicos señalan la disolución de las sociedades tradicionales y
aceleran la transición hacia la formación de las sociedades modernas en las que una nueva clase social, el
proletariado fabril, exigía cambios en el orden social y allí surge la sociología.

En este conflictivo contexto es que la sociología surge como una ciencia independiente de la filosofía buscando
posicionarse como campo de conocimiento específico para analizar los conflictos sociales de la época entonces.

Hasta principios del siglo XIX, la mayoría de los hombres eran campesinos que todo lo esperaban de la
fertilidad de la tierra, trabajada con las solas fuerzas de los brazos o con la ayuda de los animales domésticos. La
mayor velocidad que el hombre pudo pretender durante miles de años fue el galope del caballo y su fuerza, la
máxima potencia que tuvo a su disposición.
Como en la más remota antigüedad, la gente continuaba utilizando herramientas rudimentarias para
proveerse de alimentos, confeccionar sus vestidos y construir sus habitaciones. Los viajes largos eran prácticamente
desconocidos por el pueblo, y la cultura, a pesar de la imprenta, continuó siendo patrimonio de muy pocos.
Pero todo esto cambió repentinamente. Ingeniándose el hombre logró mediante MÁQUINA S, la realización
de sus trabajos y su vida cambió radicalmente.
El empleo intensivo de la Máquina, generalizado primero en Europa y poco después en el resto del mundo,
ocasionó cambios tan notables, sobre todo en el TRABAJO, que ocasionó una verdadera REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
que influyó poderosamente en todas las actividades humanas.
Las Potencias europeas dejaron entonces de ser “países de campesinos” para convertirse en productores de
riquezas.
Las primeras Máquinas se conocieron en Inglaterra y fueron aplicadas de inmediato a la industria textil,
principal ocupación de las masas populares.
El primer paso fue la invención de un telar capaz de hilar más de 80 hilos a la vez, luego hacia 1770 se
inventó el primer telar mecánico accionado por la fuerza de un chorro de agua y que realizaba el trabajo de 200
obreros.
Esta intensa mecanización industrial se transformó en una verdadera REVOLUCIÓN cuando empezó a
aplicarse a las máquinas una nueva fuente de energía hasta entonces desconocida. La fuerza del VAPOR DE AGUA.
En 1775 se construyó la primera máquina accionada por el vapor y utilizada de inmediato en los telares
mecánicos.
Se aplicó con éxito a la navegación marítima y al ferrocarril, que hasta entonces era arrastrado por caballos,
ideándose la locomotora a vapor (1814) para reemplazar a los animales en la tracción de los vagones.
La gran Revolución originada por el empleo masivo de las Máquinas, afectó a todos los sectores de la
actividad humana: en poco tiempo se produjeron tan profundos cambios económicos, sociales y políticos que
diferenciaron totalmente al mundo de entonces, de los tiempos pasados.
El MAQUINISMO modificó radicalmente la ECONOMÍA de las naciones: en pocos años, en los países europeos
se multiplicaron las fábricas, naciendo con ellas la GRAN INDUSTRIA y el COMERCIO en gran escala.
Los campesinos comenzaron a utilizar las maquinarias agrícolas que permitieron una producción más
abundante y acelerado. En todos los países se extendieron las rutas y se mejoraron los caminos.
Hay que reconocer que si el Maquinismo enriqueció a las naciones, causó también la ruina de numerosos
sectores de la población obrera. El reemplazo del hombre por la máquina originó una gigantesca DESOCUPACIÓN
que causó la miseria más espantosa en las clases obreras, origen de todas las revueltas y luchas sociales que no
tardaron en desencadenarse. El MAQUINISMO producía más artículos y hasta más baratos, pero al desplazar al
obrero, impedía que éste pudiera adquirirlos.
Las consecuencias más grandes nacidas de la Revolución Francesa y de la Revolución Industrial, se
produjeron en el campo social.
La nueva técnica modificó fundamentalmente las condiciones del trabajo humano, dando origen a la
aparición de nuevas Clases Sociales que desde el comienzo hicieron muy poco para entenderse, creándose así un
clima de abierta lucha.
Las Máquinas, por su elevado costo, no estaban al alcance de las clases populares y por sus dimensiones,
tampoco cabían en sus casas. Sólo los ricos pudieron adquirirlas, para ubicarlas en lugares amplios, denominados
“fábricas “, donde debían concurrir los trabajadores. De este modo la Artesanía o el trabajo a domicilio fue
desapareciendo gradualmente para ser sustituido por las grandes concentraciones obreras.
De esta manera, pronto la población quedó dividida en dos grupos rivales:
 La BURGUESÍA: la gran triunfadora de la Revolución continuó su enriquecimiento. De ella surgieron los CAPITALISTAS
INDUSTRIALES, dueños de las máquinas, pocos en número, pero de grandes recursos económicos. El régimen liberal
dominante les había otorgado la más amplia libertad y no tardaron en imponer condiciones de trabajo sumamente
injustas, pensando únicamente en sus ventajas personales. De esta manera, la burguesía y sus directivos, los
Capitalistas, declarándose enemigos de la intervención del Estado en sus negocios, propiciaron el más crudo
INDIVIDUALISMO que los hizo inmensamente ricos y poderosos, aunque a costa del aplastamiento de los demás
sectores de la población.

 Los OBREROS. En nombre de la libertad, la Revolución había abolido los Gremios o Corporaciones de la Edad Media,
aislando así al trabajador. De esta manera, abandonados por el Estado, los obreros de casi todos los países europeos,
a poco de iniciada la Revolución Industrial, resultaron víctimas de los Capitalistas, sólo interesados en aumentar sus
ingresos: horarios inhumanos, empleo de criaturas atadas a máquinas, empleo de mujeres en tareas inadecuadas y
peligrosas, y para todos, salarios insuficientes para el sostenimiento propio y de la familia. Los obreros así tratados,
pronto comenzaron a llamarse Proletarios, ya que su única riqueza consistía en su “prole”, en sus hijos. Por otra
parte, al aumentar las complicaciones técnicas, el obrero tuvo que “especializarse” en la ejecución de una sola tarea,
repetida infinita veces. Este sistema resultó muy bueno para aumentar el rendimiento de la fábrica, pero convirtió
al trabajador en un autómata inservible fuera de su especialidad. Las malas condiciones de trabajo eran casi la regla
general en todas partes, desde hacía mucho tiempo y el Maquinismo agudizó grandemente el problema y al
concentrar los obreros en las fábricas, hizo más visible su miserable situación. Al mismo tiempo, fue a par tir de
entonces que el Capitalismo hizo de la explotación del obrero su sistema habitual de trabajo.
Ante la necesidad de trabajar y bajo la constante amenaza de la desocupación, los obreros se vieron obligados a
emplearse cada vez en peores condiciones: más horas de trabajo y menores salarios.
Pronto esta situación acabó por dislocar totalmente la armonía y la paz social, produciéndose entonces
levantamientos obreros, trabajo a desgano, destrozos de maquinarias y huelgas generales: por su parte, los
capitalistas recurrieron a diversas represalias, disminución de sueldos, despidos en masa, y hasta el cierre de
fábricas. De esta manera, el siglo XIX fue uno de los más agitados de la historia.

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