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traducció automàtica de la versió anglesa original que ha estat publicada en croat a


Synthesis Philosophica (Zagreb, Croatia), 2018

ALIENACIÓN Y LIBERTAD: DEVENIR COMPLETAMENTE HUMANO


Teresa Forcades i Vila

La Reforma y la Revolución de Octubre. ¿Qué tienen en común? Ambas ocurrieron en Europa,


impulsadas por los escritos de un pensador alemán de sexo masculino (Martín Lutero y Carlos
Marx, respectivamente) que fue capaz de desafiar radicalmente el statu quo y algunos de los
supuestos más básicos de su tiempo; ambas se inspiraron en el rechazo a la opresión y la
búsqueda de la libertad; ambas tocaron el corazón de millones de personas comunes que,
por primera vez en sus vidas, se sintieron llamadas a convertirse en sujetos de su propio
destino y se alzaron dispuestas a morir en defensa de su dignidad recién descubierta; ambas
condujeron a guerras y a enfrentamientos muy violentos que cambiaron la historia; ambas
siguen siendo hasta el día de hoy indispensables para comprender la cultura occidental y el
orden mundial actual.

Sin embargo, a pesar de todo lo que tienen en común, la Reforma y la Revolución de Octubre
no sólo siguen siendo acontecimientos de naturaleza muy diferente, sino que a menudo se
presentan como opuestas entre sí. Desde Weber, Reforma y capitalismo parecen
inextricablemente unidos en su defensa del individuo y particularmente en su defensa de la
propiedad privada y la iniciativa privada, mientras que la Revolución de Octubre representa
el primer y más serio intento de confrontar al capitalismo.

A continuación, reflexionaré brevemente sobre algunos aspectos clave de cómo la alienación


y la libertad humanas fueron concebidas y experimentadas en el contexto de ambos eventos.
¿Es cierto que la antropología negativa de los reformadores se asoció paradójicamente a una
expansión de la libertad individual y social, mientras que la antropología positiva de los
revolucionarios soviéticos se asoció a una reducción de la misma?

1. Theologia gloriae y theologia crucis (teología de la gloria y teología de la cruz)

Contra la llamada teologia gloriae del Escolasticismo, Martín Lutero articuló


apasionadamente su distintiva theologia crucis (disputa de Heidelberg, 1518). Lutero
denunció la confianza depositada por la teología escolástica en la razón humana y en la
realización humana y la desafió con su insistencia en la naturaleza caída (corrompida) del ser
humano y su absoluta necesidad de salvación. El ser humano luterano (inspirado en la
teología de San Pablo) es incapaz de hacer el bien, es incapaz de cumplir la ley de Dios: cuanto
más lo intenta, más fracasa. Esta es una condición lamentable. Pero, según Lutero, es menos
lamentable que la condición de autoengaño total en la que se encuentra el escolástico al creer
que sus propias palabras y teorías valen algo y al acoger la gracia de Dios sólo como una nota
al pie de su propio sistema intelectual. Para Lutero, el escolástico es como el fariseo del
Evangelio de Lucas, que está satisfecho consigo mismo ante Dios en vez de avergonzarse de
sí mismo y de mantener una distancia reverencial como lo hace el recaudador de impuestos
(Lc 18, 9-14). En esta parábola, sólo el recaudador de impuestos regresa a casa justificado. La
2

conclusión de Lutero es que sólo la gracia de Dios puede salvar y que el esfuerzo humano no
sirve para nada. Y sin embargo, la retórica despreciativa y vengativa con la que Lutero
defiende su ser 'sólo un pecador' lo acerca más al fariseo seguro de sí mismo que al humilde
recaudador de impuestos. Según las palabras introductorias de Jesús a esta parábola, tener
una actitud correcta hacia Dios no puede disociarse de honrar a los demás seres humanos (Lc
18:9). En los escritos de Lutero, por el contrario, tener una actitud correcta hacia Dios parece
concederle a uno el permiso de despreciar y denigrar a los demás.

En su tarea pastoral en Wittenberg, Lutero se dio cuenta con consternación de que los
cristianos, como consecuencia de los cánones establecidos por el Concilio de Letrán en 1215,
habían substituido la autoconciencia de su propia insuficiencia ante Dios por la práctica de
una confesión general una vez al año. En lugar de utilizar el tiempo de Cuaresma como un
tiempo para profundizar la oración y abrir con autenticidad el corazón a Jesús, los cristianos
mantenían ocupados tratando de reunir el dinero necesario para comprar una "indulgencia"
antes de la Pascua, a fin de poder participar en la Eucaristía pascual. Al hacer de la venta de
indulgencias un negocio, la Iglesia Romana estaba convirtiendo la gracia de Dios en
mercancía. La Iglesia se colocaba a sí misma y a sus representantes en el lugar de Dios. Lutero
quería liberar a los cristianos de un yugo tan despreciable.

La teología católica tradicional -a diferencia de la caricatura luterana que los predicadores de


indulgencias ayudaron a difundir- defiende una antropología muy positiva: el ser humano,
creado a imagen y semejanza de Dios, permanece "capax Dei" después del pecado original
que introdujo el mal en el mundo y rompió la comunión con Dios; el ser humano es capaz de
cooperar con la gracia de Dios; el ser humano fue creado libre; después de la Caída, la
naturaleza humana está herida, pero permanece libre. El culto católico a los santos da
testimonio de la creencia de que es posible que un ser humano progrese en la fe y crezca en
su semejanza a Dios hasta el punto de merecer ser colocado sobre un altar. Crecer en la
semejanza con Dios significa crecer en la capacidad de amar al prójimo como lo hizo Jesús. El
mandamiento nuevo de Jesús reza: Así como yo os he amado, también vosotros debéis
amaros los unos a los otros (Jn 13, 34). En el evangelio de Juan, Jesús ora hasta cuatro veces
para que nosotros - los seres humanos - seamos uno como él - Jesús - y su Padre son uno (Jn
17:11;21-23). En Jesús, el misterio de Dios se pone a disposición de los seres humanos no
individualmente, sino como comunidad, como Iglesia. La palabra Iglesia traduce la ekklesia
griega, que es una palabra que los primeros cristianos tomaron sorprendentemente no del
ámbito religioso sino del político: ekklesia significa'asamblea civil'.

2. La dominación jerárquica y la libertad del cristiano

A pesar de su antropología positiva y su defensa teológica de la libertad humana, la Iglesia


Católica Romana estaba en el momento de la Reforma aplastando violentamente la disidencia
interna y oprimiendo y explotando a los pobres. Durante la Contrarreforma se volvió aún más
represiva.

A pesar de su antropología negativa y de su defensa de la impotencia humana, Lutero abrió


el camino a la libre interpretación del texto bíblico y protestó vehementemente contra la
Iglesia que restringe la libertad individual de los hombres, particularmente su libertad sexual:
3

¿Quién dio este poder a los hombres? Aunque fueran hombres santos e impulsados
por un celo piadoso, ¿por qué la santidad de otro debería perturbar mi libertad? ¿Por
qué el celo de otro debería hacerme a mí cautivo? Que el que quiera ser un santo y un
zelota, lo sea tanto como desee, ¡pero que no dañe a nadie ni me robe mi libertad! 1

Lutero utilizó su antropología negativa para destronar a los seres humanos que pretendían
situarse por encima de los demás como representantes de lo divino. Lutero destronó a los
monarcas de la Iglesia, sobre todo al Papa, pero se preocupó de respetar y hacerse amigo de
los monarcas políticos que lo defendieron contra la persecución de la Iglesia romana. El hecho
de que esos gobernantes políticos no fueran en lo más mínimo menos opresivos y crueles que
la Iglesia, no pareció molestarle; es bien sabido de qué lado estuvo Lutero durante la Gran
Guerra Campesina y su aprobación de la Masacre del Día de San Bartolomé.

Hoy parece indiscutible que la Reforma contribuyó a fomentar y consolidar la noción de


libertad política y personal en Europa, pero no sin contradicciones (cabe considerar, por
ejemplo, el control social extremo de las sociedades pietistas) y a expensas de la formación
de una estrecha alianza con las potencias políticas y económicas emergentes que empezaban
a establecer el nuevo orden mundial conocido como capitalismo.

3. El ser humano alienado: Marx y la necesidad de una revolución

En febrero de 1844, a la edad de veintiséis años, Karl Marx publicó su inspirador ensayo
"Contribución a una crítica de la filosofía del derecho de Hegel", donde describe la religión
como el "opio del pueblo":

El sufrimiento "religioso" es, al mismo tiempo, la "expresión" del sufrimiento real y una
"protesta" contra el sufrimiento real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida,
el corazón de un mundo sin corazón, y el alma de las condiciones sin alma. Es el 'opio'
del pueblo. 2

Según Marx, la fuente de la opresión humana es el capitalismo, no la religión; la religión es un


subproducto de la alienación socioeconómica; es el consuelo que hace soportable la opresión
capitalista y, como tal, es al mismo tiempo un signo de alienación y un testimonio del valor y
la dignidad del ser humano, que no ha nacido para ser oprimido, sino para ser soberano y
libre:

La religión es sólo el Sol ilusorio que gira en torno al hombre cuando éste no gira en
torno a sí mismo. 3

1
Martin Luther. The Babylonian Captivity of the Church, 1520. Translated by A.T.W. Steinhäuser;
reviewed by Frederick C. Ahrens and Abdel Ross Wentz.
2
Marx’s Critique of Hegel’s Philosophy of Right (1844). Cambridge University Press, 1970. Ed. Joseph
O’Malley; translated by Annette Jolin and Joseph O’Malley. Accessed at marxists.org on 10-23-18.
Introduction.
3
Íbid. Introduction.
4

Marx había estudiado religión con los jesuitas de Tréveris y había escrito un ensayo escolar a
los diecisiete años en el que reflexionaba sobre la noción bíblica del "Dios viviente". Ahora, a
la edad de veintiséis años, denuncia el consuelo que ofrece la religión como "flores
imaginarias", pero no está dispuesto a renunciar a la esperanza (¿religiosa? ¿bíblica?) de que
existan las "flores reales" o, como él mismo dice, de que exista la "flor viva" (die lebendige
Blume):

La crítica ha arrancado las flores imaginarias de la cadena, no para que el hombre


continúe llevando esa cadena sin fantasía ni consuelo, sino para que se desprenda de
la cadena y obtenga la flor viva [die lebendige Blume]. 4

Tal es la esperanza y la meta del comunismo y tal era la esperanza y la meta de los
revolucionarios soviéticos (los campesinos, los trabajadores, los soldados, los hombres y las
mujeres): la esperanza de que un futuro mejor es posible, un futuro en el que la opresión
social ya no existirá y todos los seres humanos serán camaradas. ¡Con qué fuerza y convicción
proclamó el joven Marx y tantos hombres y mujeres inspirados por él la llegada del
"trabajador libre"! Las palabras de Marx encontraron una profunda resonancia en millones
de personas comunes. Tan profunda, de hecho, que millones de personas estuvieron
dispuestas a luchar por esta esperanza, dispuestas a morir defendiendo su libertad. Estos
millones no sólo defendían una esperanza en el futuro, sino que defendían una dignidad
presente recién descubierta. Mejor morir de pie que vivir de rodillas, esta sentencia se ha
atribuido a todo tipo de luchadores por la libertad, desde el fundador de la democracia clásica
Pericles hasta Emiliano Zapata, pasando por el Che Guevara o Dolores Ibárruri (líder
comunista de la Guerra Civil Española). El anhelo de libertad (libertad social, económica,
política) es profundo y se encuentra en el fondo de todas las revoluciones.

4. El dominio burocrático y la libertad del trabajador

La Revolución de Octubre de 1917 se entendió a sí misma como la puesta en práctica - ¡por


fin! – de las ideas de Marx y la apertura de la puerta de la historia a una nueva era de libertad
y prosperidad, que sólo una invasión militar de los países vecinos podría impedir. Muy pronto,
sin embargo, la Revolución le falló miserablemente a la gente común y falló desde dentro. La
filósofa Simone Weil fue la primera intelectual de izquierda no rusa que denunció a la Unión
Soviética por ser un régimen totalitario. En 1933, Weil describió el régimen nacido de la
Revolución de Octubre como un sistema gobernado por una burocracia profesional que
concentraba en sus manos todo el poder económico y político y ponía en marcha un
mecanismo ciego de opresión capaz de aplastar al individuo con una fuerza hasta entonces
desconocida en los anales de la historia:

De hecho, Marx había percibido la fuerza de la opresión constituida por la burocracia.


Había visto perfectamente bien que el verdadero obstáculo para las reformas
emancipadoras no es el sistema de intercambio y de propiedad, sino "la máquina
burocrática y militar" del Estado. Había comprendido perfectamente que la mancha
más vergonzosa que el socialismo puede borrar no es el trabajo asalariado, sino "la

4
Íbid. Introduction.
5

división degradante entre el trabajo manual y el intelectual", o, según otra fórmula,


"la separación de las fuerzas espirituales del trabajo y del trabajo manual". 5

‘La separación de las fuerzas espirituales o intelectuales del trabajo del trabajo manual', la
tesis central marxista sobre la alienación del trabajador, no fue superada sino reproducida
con una fuerza desconocida hasta entonces en la Unión Soviética. Los trabajadores no eran
tratados como seres espirituales o intelectuales, capaces de pensar y sentir por sí mismos,
sino como "un engranaje", una pieza de la cadena industrial, como Charles Chaplin ilustró
magistralmente en su obra "Tiempos modernos". Marx no había considerado la posibilidad
de que el poder opresivo del control burocrático pudiera imponerse sobre el individuo en una
sociedad no capitalista. Pero lo hizo. El individuo se encontró inmerso en un sistema situado
más allá de su comprensión que, a pesar de todos los planes quinquenales, resultó ser más
parecido a una fuerza impredecible de la naturaleza que a una organización racional. Al igual
que el capitalismo de Estado que se desarrollaba en Occidente, la economía soviética
centralizada se convirtió en un monstruo con autonomía propia, en una criatura parecida a
Frankestein, que nadie parecía capaz de controlar de forma efectiva. Tanto el capitalismo
como el socialismo soviético, comenzaron por ignorar la dignidad humana y la libertad de los
trabajadores, entendida concretamente como su capacidad de asumir la plena
responsabilidad de su trabajo y como poder para tomar decisiones al respecto, y terminaron
perdiendo la capacidad de gobernar efectivamente la sociedad y de implementar iniciativas
políticas útiles. Como diría Bakunin:'Nadie puede ser libre hasta que todos seamos libres'.
Según este principio anarquista, una sociedad basada en la opresión de una mayoría (los
trabajadores) o incluso de unos pocos (los trabajadores en la base de la escala social o los
esclavos), no puede prosperar. Más tarde o más temprano, la separación entre `la capacidad
de tomar decisiones' y `la necesidad de obedecerlas' impuesta inicialmente a algunos,
corromperá el funcionamiento básico del conjunto social.

5. Una secuela inesperada de la Revolución de Octubre: la expansión occidental de la


creencia cristiana sobre la teosis (divinización)

¿De dónde procede el anhelo humano de libertad? ¿Por qué es tan fuerte que vale más que
la vida misma? Tan pronto como una idea o un proyecto (sea el de un reformador religioso
como Lutero o el de un filósofo ateo como Marx) se demuestra capaz de propagarse entre la
gente común y ganarse su confianza como promesa de libertad, `las masas' responden y están
listas para luchar por ella sin importar el coste.

La antropología judía y cristiana tiene una explicación para este fenómeno: el ser humano ha
sido creado a imagen de Dios. Dios es 'la bondad misma', Dios es amor y ni la bondad ni el
amor pueden ser concebidos sin libertad. Así, el ser humano – creado a imagen de Dios – es
necesariamente libre a fin de poder ser bueno/amante.

Esta era la fe de los intelectuales ortodoxos rusos que huyeron de su país después de la
Revolución de Octubre y encontraron refugio en Francia, entre ellos Myrrha Lot-Borodine y
Vladimir Lossky. Estos teólogos habían sido instruidos en un desarrollo particular de la idea

5
Weil, Simone. “Perspectives: Are We Heading For the Proletarian Revolution?” Revolution
prolétarienne, n. 158, August 25th, 1933.
6

de "ser creados a imagen de Dios" que se conoce con el nombre de "teosis" (divinización).
Como Ireneo de Lyon ya había declarado en el siglo II:

Dios se convirtió en lo que nosotros somos [humanos] a fin que nosotros pudiéramos
convertirnos en lo que Dios es [divino]. 6

En 1932-33 Lot-Borodine escribió una serie de artículos titulados "La doctrine de la


`déification' dans l'Église grecque jusqu'au XIe siecle'" (La doctrina de la `déification' dans
l'Église grecque jusqu'au XIe siecle'), que fueron reeditados posteriormente en 1970 con un
prefacio del Cardenal Daniélou, jesuita erudito en patrística, quien jugó un papel decisivo para
ayudar a propagar la noción de `teosis` dentro de la Iglesia Católica Romana. En 1944 Lossky
se convirtió en el primer decano del recién fundado instituto teológico ortodoxo cristiano de
San Dionisio en París y publicó su influyente 'Essai sur la théologie mystique de l'Église
d'Orient'.

Los teólogos protestantes - particularmente Karl Barth - reaccionaron muy críticamente a la


noción de teosis considerándola antibíblica e irracional. En palabras de Benjamin Drewery
(1960):

Debo dejar constancia de que la deificación es, en mi opinión, la aberración más grave
que se encuentra no sólo en Orígenes, sino en toda la tradición a la que éste
contribuyó, y nada de lo que los modernos defensores de la "apoteosis" (...) han
presentado ha sacudido en lo más mínimo mi convicción de que aquí radica el
desastroso defecto del pensamiento cristiano griego. 7

Los teólogos protestantes en general no estaban impresionados por la "teosis" y


permanecieron fieles a la "antropología negativa" de Lutero, considerándola más satisfactoria
que las promesas de la "divinización" para asegurar una correcta comprensión de nuestra
identidad humana y nuestras posibilidades humanas.

El joven Karl Marx había escrito:

La abolición [Aufhebung] de la religión como la felicidad 'ilusoria' del pueblo es la


demanda de su felicidad 'real'. Pedirles que renuncien a sus ilusiones sobre su
condición es pedirles que "renuncien a la condición que requiere ilusiones". 8

Los autores de esta traducción inglesa en particular eligieron traducir 'Aufhebung' por
'abolición'. Una elección legítima. Pero dada la posición central que la noción de 'Aufhebung'
juega en la filosofía de Hegel de la que Marx recibe el término, considero que es mejor
traducirla como ‘sublimación’. En la sublimación, un término o concepto se preserva y cambia

6
Ireneus of Lyon. Adversus Haereses, 5. Praefatius.
7
Drewery, Benjamin. Origen and the Doctrine of Grace. London: Epworth Press; p. 200-1. Quoted in
Russell, Norman. The Doctine of Deification in the Greek Patristic Tradition. Oxford University Press,
2004; p. 3
8
Marx’s Critique of Hegel’s Philosophy of Right (1844). Cambridge University Press, 1970. Ed. Joseph
O’Malley; translated by Annette Jolin and Joseph O’Malley. Accessed at marxists.org on 10-23-18.
Introduction.
7

a través de su interacción dialéctica con otro término o concepto. Traduciendo 'Aufhebung'


por ‘sublimación’, el texto de Marx puede leerse como un llamado a la transformación de la
experiencia religiosa llamada a evolucionar abandonando la fe en una deidad externa hasta
reorientarla hacia el potencial de los seres humanos para ser libres.

En la tradición Ortodoxa, la teosis no es una "teoría" sino una forma de vida y, como tal, exige
la transformación continua del individuo, que pasa de centrarse en sí mismo o en su familia,
grupo o comunidad particular, a ser capaz de comprometerse a trabajar y vivir por un bien
común universal. En su universalismo, la teosis permite una alianza práctica e incluso
espiritual entre cristianos y ateos que creen en la emancipación humana para todos y que,
como Marx, no han renunciado todavía a encontrar "la flor viva" bajo las cadenas actuales.

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