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Simone weil

Simone Adolphine Weil, nacida el 3 de febrero de 1909 en París,


Francia, fue una filósofa, activista política y mística francesa. Nació
en una familia judía intelectual y laica: su padre fue un médico
renombrado y su hermano mayor, Andre Weil un matemático
reputado.
Estudió filosofía y literatura clásica y fue Alain (Émile chartier). A
los 19 años ingresó con la calificación más alta seguida por Simone
de Beauvoir, en l’École Normale Supérieure de París. Se graduó a
los 21 años y comenzó su carrera docente en diversos liceos:
Lycée Le Puy-en-Vlay, Lycée Auxerre, Lycée Roanne.

Sus principales influencias fueron estos 5 hombres:


- Karl marx: fue un filósofo, economista, historiador y político
comunista alemán de origen judío. Es fundador del llamado
Socialismo Científico, elemento básico de la lucha de clases.
- Jean-Jacques Rousseau: fue un escritor, filósofo, músico y
naturalista, y aunque fue definido como ilustrado presentó
contradicciones que lo separaron de los demás ilustrados.
- René Descartes: fue un filósofo, matemático y físico francés
considerado el padre de la geometría analítica y la filosofía
moderna. Aportó el principio, 'pienso, luego existo', elemento
esencial del racionalismo occidental, y lo formuló como
«método cartesiano».
- Émile-Auguste Chartier: fue un filósofo, periodista y profesor
francés también una de las voces más activas en los debates
éticos y políticos de su momento, siempre desde posiciones
pacifistas y antifascistas, hasta el punto de que se le ha
llamado la “conciencia de la III República”.
- Platón: fue un filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro
de Aristóteles. En 387 a. C. fundó la Academia de Atenas.
Pensó que las ideas universales debían ser perfectas y que
sólo el alma humana, lo único perfecto en el hombre, puede
llegar a conocerlas.

Su pensamiento filosófico estaba lleno de mística y compromiso


político, de quien Albert Camus consideró «el único gran espíritu de
nuestro tiempo».

- Le malheur es la desgracia. Ella pensaba que iba más allá del


dolor físico o el malestar, que se trataba de un nivel de
sufrimiento extremo y profundo que está presente en la vida
de todo ser humano, sin excepción. Simone no buscaba dar
una solución al problema de la desgracia en el mundo, sino
apreciarla como un medio para abrirse a él.
- El desarraigo, explica que todo ser humano, tiene
necesidades físicas como comer o dormir, pero también tiene
necesidades del alma. De todas ellas, la más importante —y
que olvidamos siempre— es la necesidad de arraigo.
- Crítica al marxismo. A pesar de su presencia en huelgas,
sindicatos y batallas, Su crítica más contundente, demoledora
y realista a la filosofía marxista de la historia viene en sus
Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión
social. Allí explica que, aunque hay que acabar con el
capitalismo, habrá siempre una opresión sobre los
trabajadores por eso hay que cambiar el modelo de
producción. Además, el socialismo científico y el capitalismo
no distan tanto en otro elemento: la fe ciega en el progreso
infinito gracias a la ciencia y la técnica.

Tras dejar la fábrica, Simone Weil regresó a París, pero al


enterarse del inicio de la Guerra Civil española, viajó a Barcelona
para participar en un conflicto que la interpelaba por sus ideales,
Pacifista radical, impulsada por su pasión y su deseo de justicia,
Weil llegó a España como periodista voluntaria y pronto se unió a la
Columna Durruti, con quienes luchó en el frente de Aragón. Sin
embargo, su concepción idealizada de la batalla se disipó. Simone
Weil descubrió la crueldad de la guerra, en la mente y los cuerpos
de la gente a eso escribió: “Nunca he visto a nadie expresar ni
siquiera en la intimidad repulsa, asco o simplemente desaprobación
ante la sangre inútilmente derramada”. Después de sufrir un
accidente en el frente de Aragón, la filósofa regresó a Francia.
Tenía pensado volver a España poco después, pero finalmente
cambió de idea ya que no era lo que ella pensaba que era, una
guerra entre campesinos sino una guerra entre Rusia, Alemania e
Italia.

En conclusión Simone Weil aportó claves para establecer un nuevo


orden social basado en la justicia, lo que exige, a su vez, una
prioridad del deber moral sobre el derecho positivo. Ella habla a
favor de un orden social en el que las necesidades del cuerpo y del
alma queden satisfechas para todos. Es un caso realmente raro y
excepcional de intelectual idealista, comprometida y luchadora, en
medio del ambiente positivista y ateo que la rodeó.

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