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Sartre considera que el ser humano está "condenado a ser libre", es decir,
arrojado a la acción y responsable plenamente de su vida, sin excusas. Aunque
admite algunos condicionamientos (culturales, por ejemplo), no
admite determinismos. Concibe la existencia humana como existencia
consciente. El ser del hombre se distingue del ser de la cosa mientras
es consciente.
Aristófanes (444 a.c. – 385 a.c.) Fue comediógrafo griego, principal exponente
del género cómico
Ahora bien, fue durante el siglo XIX que autores como Friederich Nietzsche
y Søren Kierkegaard tuvieron lugar. Fue éste último el gran existencialista del
siglo XX, dando principal importancia al concepto de autorrelación. Kierkegaard
entendía que el «yo» se encuentra en una continua relación consigo mismo, es
lo único que se mantiene constante, destacando la importancia de conocerse a
sí mismo, incluso antes que lo que nos rodea. De carácter protestante, su obra
está plagada de cuestiones relacionadas con la fe, y se lo conoce por ser uno
de los principales «existencialistas religosos».
El existencialismo en el siglo XX
Desde el uso de éste por parte de los grandes líderes dictatoriales, las grandes
masas movidas a las guerras en pos de un sentimiento nacionalista, todo esto
conllevó en el «mal radical», en términos de Hannah Arendt.
Ante esta situación ¿Cuál era el rol del sujeto?, ¿Cuál era su responsabilidad
frente al mundo, frente a lo sucedido?, ¿Cómo se enfrenta a la «banalidad del
mal», a ese individuo despojado de sentimiento alguno de responsabilidad,
despojado de su capacidad de seguir, que sólo sigue órdenes?
Ante esto aparece Jean Paul Sartre, considerado el mayor exponente del
existencialismo hasta la fecha. Resumir en pocas palabras el pensamiento de
Sartre no es sencillo, ya que se muestra fuertemente influido por la situación
histórica particular y a la vez es heredero de una larga tradición histórica.
Angustia existencial
Tipos de existencialismo
Existencialismo ateo
Sin embargo, desde el siglo XIX en el mundo occidental ya era notorio que
aquellas banderas (razón, progreso económico de la industrialización, política
republicana, entre otros) no lograban evitar la decadencia moral de Occidente.
Por eso, el siglo XIX ve nacer muchos movimientos críticos de la razón
moderna, tanto artísticos como filosóficos y literarios.