Bases constitucionales del sistema político mexicano (reporte) La constitución de un país constituye aquel documento (o conjunto de documentos) donde se hallan establecidas todas las bases o fundamentos del sistema político de una nación. Son las leyes supremas que en primera instancia rigen la configuración y el funcionamiento del sistema político (valga la redundancia). Independientemente del tipo de constitución, Casar (2016) identifica que generalmente la mayoría de este tipo de documentos se hallan conformados por tres secciones o apartados. La primera de ellas establece las garantías, derechos y obligaciones que cada persona debe poseer sea nacional o no (dependiendo de la constitución puede haber ciertas restricciones mínimas para los extranjeros). El segundo apartado se dedica a disponer la estructura del gobierno, es decir la configuración de los poderes del Estado, así como sus facultades y, sobre todo, limites. Y finalmente el tercer apartado se halla dedicado a establecer los mecanismos de reforma constitucional (en caso de que los tenga pues pueden existir constituciones altamente rígidas). De acuerdo con Casar (2016), el objetivo de los tres apartados yace en la idea de establecer limites a las personas que encabezan el gobierno y detentan el poder con el fin de evitar abusos. Esto hace bastante sentido cuando uno revisa la historia y se da cuenta de que, en efecto, la constitución siempre ha fungido como una forma de imponer limites al poder de los gobiernos y evitar que estos comentan abusos en contra de sus poblaciones. En palabras de la autora «sin un sistema que impida el abuso de la autoridad por medio de normas jurídicas abstractas y generales, la existencia misma y la posibilidad de hacer efectivos los derechos ciudadanos se ven constantemente amenazadas.» (Casar, 2016: 35) Debemos entender que no todas las constituciones son iguales, pero algunas llegan a compartir algunas características de modo que pueden llegar a clasificarse de distintas maneras. En este sentido, la política comparada nos ofrece la siguiente clasificación: • Constitución como un marco laxo de gobierno. Establece “generalidades” por así decirlo y las particularidades y detalles se van definiendo a través del tiempo por mecanismos como las enmiendas o la interpretación judicial. Ejemplo de ello es Estados Unidos. • Constitución como un código de estado. Establece de manera detallada las facultades y relaciones de y entre las diferentes instituciones políticas. Ejemplos de esto son Alemania y Francia. • Constitución como manifiesto revolucionario. «Plantea la realización de programas de transformación social» (Casar: 2016: 35). Es común su uso en países comunistas. • Constitución como expresión de ideales políticos. Establecen la idea de lo que debería ser su Estado y no lo que es. Es habitual en países en vías de desarrollo o democracias jóvenes. • Constitución como repositorios o encarnación de la autoridad tradicional o histórica. Tal es el caso de la constitución no escrita de Gran Bretaña o la de Israel que deriva de la Torah. Ambas otorgan plena soberanía al parlamento. Jesús Cabrera Villagómez Licenciatura en ciencia política Las constituciones son piezas de ingeniería política y son, en su mayoría, el resultado de alguna disrupción política o social. En otras palabras, una constitución nace como la respuesta o el producto del descontento con el sistema establecido y/o el anhelo por cambiarlo o crear uno propio. Esto puede suceder después de una independencia (como los países de la América Española), del colapso de un régimen (el caso de la España posfranquista o los países excomunistas), o de una guerra civil o internacional (Japón). Generalmente son creadas por las élites políticas ganadoras en la disrupción o por acuerdo entre las fuerzas políticas de poder considerable y con la intención de transformar o cambiar el sistema político vigente. Ahora bien, una constitución no llega para quedarse inmóvil. No son documentos que permanecen tal y como se crearon. A lo largo de su existencia son modificadas o incluso remplazadas pues la sociedad a la que rigen no se mantiene estática, sino que cambia junto con sus maneras de pensar e ideas. El detalle se halla en el grado en el cual una constitución admite una reforma hacia ella o un remplazo total de esta. Para ello el propio texto establece mecanismos para que eso sea posible y dependiendo de los requisitos para un cambio parcial o total de una constitución podemos hablar de que existen constituciones flexibles y rígidas en distintos grados. En todo este sentido, si utilizamos estas categorías o rasgos para analizar nuestra propia constitución política nos daremos cuenta de las siguientes cosas: I. Esta constitución es el producto de una disrupción política y social, en este, caso la Revolución Mexicana. II. Obviamente fue creada por la élite de la facción ganadora del conflicto. Sin embargo, estos integraron en el texto las demandas de los grupos sociales obreros y campesinos pues entendían que la exclusión de sus demandas podía provocar otro conflicto igual o peor que el vivido. Por tanto, se trata de una constitución la cual fue el resultado del pacto entre las alas reformista y moderada de la facción constitucionalista. III. En la clasificación de constituciones, encaja más con los tipos de manifiesto revolucionario y de expresión de ideales políticos pues plantea la realización de un programa de transformación social, así como la expresión de ideales y aspiraciones políticas. IV. Es denominada como una constitución democrática al establecer los derechos humanos fundamentales, así como límites al poder de los gobernantes para evitar que estos eviten un ejercicio autoritario de su poder. V. Además de las garantías individuales contiene los llamados derechos sociales. VI. La podemos catalogar como una constitución rígida o no flexible pues cada modificación que se le quiera realizar requiere de la aprobación de las mayorías calificadas del Congreso, así como, en atención al sistema federal, de más de la mitad de los congresos locales (al menos admite la posibilidad de reformas así que entre las constituciones rígidas es algo flexible). Históricamente se trata de una constitución de ya más de 100 años (bastante vieja para los estándares de la región latinoamericana) pues fue promulgada en el año de 1917 remplazando Jesús Cabrera Villagómez Licenciatura en ciencia política al anterior texto de 1857. Pero el hecho de ser el remplazo de una constitución considerada no apta para la situación social de la época no quiere decir que se haya realizado un borrón y cuenta nueva de lo establecido en la carta magna de 1857 pues esta constitución retoma principios e ideas que ya venían incluso del primer texto constitucional reconocido del país, la Constitución de 1824. De esta recupera aspectos como la concepción de la soberanía nacional, la división de poderes y un sistema presidencial-federalista. De la de 1857 se preservaron cosas como los derechos humanos, el concepto del juicio de amparo y la separación Estado-Iglesia. En resumen, se trata de una constitución que recupera elementos de sus antecesoras (aunque pudiera parecerlo después de tanto parche y reforma, pero ese es otro tema), sin embargo, no por eso se trata de un Frankenstein hecho de pedazos de textos muertos, sino que estos aspectos recuperados fueron transformándose y adaptándose al contexto social de nuestro país a lo largo de las décadas. Al inicio de su texto, Casar (2016) planteaba que, independientemente de su forma o estructura, las constituciones, por lo general, tienen tres apartados dedicados al establecimiento de derechos y obligaciones, la estructura del poder y los mecanismos de reforma cada uno. En este sentido nuestra carta magna no parece ser una excepción pues, por el lado de nuestro primer rubro, en su título primero, la constitución se dedica a establecer todas las garantías fundamentales y obligaciones de los nacionales de las cuales podemos destacar, de acuerdo con la autora, las siguientes: Derechos o garantías Obligaciones ➢ Libertad de expresión ➢ Enviar a los hijos a la escuela ➢ Libertad de enseñanza ➢ Alistarse y servir en la guardia ➢ Libertad de asociación y reunión nacional ➢ Libertad de manifestación ➢ Contribuir a los gastos públicos ➢ Libertad de transito ➢ Inscribirse en el Registro Nacional ➢ Libertad de religión de Ciudadanos ➢ Derecho de votar y ser votado ➢ Votar en elecciones populares ➢ Derecho a la administración de la ➢ Desempeñar cargos de elección justicia popular ➢ Derecho a la inviolabilidad del ➢ Nota: no son todas, pero son las que domicilio mas se han mantenido estables de ➢ Derecho al trabajo digno y acuerdo con Casar. satisfactorio (para el individuo) ➢ Derecho a la propiedad privada ➢ Derecho a no ser molestado en su persona sin orden judicial ➢ Derecho a la información ➢ Derecho a la no discriminación ➢ Derechos sociales (huelga, trabajo, educación, vivienda, salud y alimentación) Jesús Cabrera Villagómez Licenciatura en ciencia política Finalmente, en cuanto a la forma de gobierno, los artículos 39 y 40 de la Constitución establece que la soberanía nacional reside en el pueblo mexicano y por lo tanto solo este puede decidir la forma en la cual ha de gobernarse. De tal manera que es la voluntad del pueblo constituirse en una república representativa, democrática, laica y federal. Esto en otras palabras es un gobierno donde el poder no se concentra en una sola persona y mucho menos es vitalicio; los ciudadanos votan, por medio de elecciones libres (en la teoría) y periódicas, por individuos que los representen y tomen las decisiones por ellos; es independiente de cualquier organización religiosa; y se halla compuesto de estados libres y soberanos en lo que refiere a sus asuntos internos pero que están unidos en una federación. En un sentido más específico también se deja en claro que nuestro país ha adoptado un sistema de gobierno presidencialista.