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Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto Pedagógico “Rafael Alberto Escobar Lara”

Maracay – Edo. Aragua

La transdisciplinariedad en el proceso educativo

Autora:

Licda. Luzmary Francisco C.I. 27.167.937

Maracay, Septiembre 2023.


La transdisciplina es una forma de organización de los conocimientos que
trascienden las disciplinas de una forma radical. Se ha entendido la transdisciplina
haciendo énfasis:

a) en lo que está entre las disciplinas.

b) en lo que las atraviesa a todas.

c) en lo que está más allá de ellas.

Jean Piaget conocido por sus aportes importantes en las teorías del
aprendizaje, específicamente en la Teoría del Cognitivismo, introdujo este uso del
término en 1970, y en 1987, el Centro Internacional de Investigación Transdisciplinaria
(CIRET) adoptó la Carta de Transdisciplinariedad. El 1.er Congreso Mundial de
Transdisciplinariedad se realizó en Portugal, en noviembre de 1994.

Como indica el prefijo "trans", la transdisciplinariedad concierne a lo que se


encuentra a la vez entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más
allá de cada disciplina individual. Su objetivo es la comprensión del mundo presente,
de los cuales uno de los imperativos es la unidad general del conocimiento. Una de
las características importantes de esta metodología es la inclusión de las partes
interesadas en la definición de los objetivos y estrategias de la investigación para
incorporar mejor la difusión del aprendizaje producido por la investigación. La
colaboración entre las partes interesadas se considera esencial, no solo a nivel de
colaboración académica o disciplinaria, sino a través de la colaboración activa con
personas afectadas por la investigación y las partes interesadas basadas en la
comunidad.

De tal manera, la colaboración transdisciplinaria se vuelve singularmente


capaz de involucrarse con diferentes formas de conocer el mundo, generar nuevos
conocimientos y ayudar a los interesados a comprender e incorporar los resultados o
las lecciones aprendidas por la investigación siendo aplicados en cualquier ámbito o
área específica en la cual se necesite.

En los países de habla alemana, Transdisziplinarität se refiere a la integración


de diversas formas de investigación e incluye métodos específicos para relacionar el
conocimiento en la resolución de problemas. Una conferencia celebrada en 2003 en
la Universidad de Göttingen mostró los diversos significados de multi-, inter y
transdisciplinariedad e hizo sugerencias para converger sin eliminar los usos actuales.

Cuando se discute la naturaleza misma de un problema, la


transdisciplinariedad puede ayudar a determinar los problemas más relevantes y las
preguntas de investigación involucradas. Un primer tipo de pregunta se refiere a la
causa de los problemas actuales y su desarrollo futuro (conocimiento del sistema).
Otra preocupación es qué valores y normas se pueden usar para establecer los
objetivos del proceso de resolución de problemas (conocimiento objetivo). Un tercero
se refiere a cómo una situación problemática puede transformarse y mejorarse
(conocimiento de transformación). La transdisciplinariedad requiere un tratamiento
adecuado de la complejidad de los problemas y la diversidad de percepciones de los
mismos, que los conocimientos abstractos y específicos de cada caso están
vinculados, y que las prácticas promueven el bien común.

A pesar de las diferencias antes mencionadas, y de la existencia en el pasado


de la interpretación de la transdisciplina como un mega o hiper disciplina, todas las
interpretaciones coinciden en la necesidad de que los conocimientos científicos se
nutran y aporten una mirada global que no se reduzca a las disciplinas ni a sus
campos, que vaya en la dirección de considerar el mundo en su unidad diversa. Que
no lo separe, aunque distinga las diferencias.

En un sencillo análisis de la información existente en los diccionarios de la


lengua castellana, se advierte que mientras los prefijos “pluri” y “multi” se refieren a
cantidades (varios, muchos), los prefijos “inter” y “trans”, aluden a relaciones
recíprocas, actividades de cooperación, interdependencia, intercambio e
interpenetración. De esta manera, podemos comprender que las referencias a
actividades inter y transdisciplinarias sugieren que son dinámicas interactivas que
tienen por consecuencia una transformación recíproca de las disciplinas relacionadas
en un campo/sujeto/objeto/contexto determinado.

La interdisciplina por su lado es la forma de organización de los conocimientos,


donde los métodos que han sido utilizados con éxito dentro de una disciplina se
transfieren a otra, introduciéndolos en ella sobre la base de una justificación, que
pretende siempre una ampliación de los descubrimientos posibles o la
fundamentación de estos.
Como resultados, se puede obtener una ampliación y cambio en el método
transferido, o incluso un cambio disciplinario total, cuando se genera una disciplina
nueva, con carácter mixto, como es el caso de la terapia familiar, que toma métodos
de la antropología, la psicología, la sociología y los aplica a la familia. Otro tanto
ocurre, aunque con una estructuración formal diferente, en ciencias como la
bioquímica, y otras cercanas a los dominios tecnológicos, la robótica, y campos
aplicados, y la educación no escapa de la trans e interdisciplinariedad, debido a todos
los cambios ocurridos con el paso de los años.

La complejidad en la educación

Lo transdisciplinario, desde una mirada educativa, representa una búsqueda


que no se restringe a lo disciplinar, sino que concibe al saber y sus relaciones desde
la idea de la totalidad como una manera de pensar lo real. Se produce una nueva
lectura de los conceptos porque la realidad no es estática, sino que se despliega en
su propio movimiento histórico. Es decir, el proceso educativo permite, a través del
diálogo de saberes, un pensar transversal que a su vez implica la búsqueda en lo
transdisciplinar.

Durante el proceso educativo, en la forma de enseñar, transmitir y conducir el


aprendizaje existe la sensación de que “la complejidad” es el “monstruo de cien
cabezas que hay que destruir”, para así operar sencillamente en la realidad cuya
connotación principal es la simplicidad. Así se llega a la gestión social de la
“inteligencia ciega” como forma de operar y administrar las “cosas”. De esta manera
la persona pierde la verticalidad y sobrevive en la horizontalidad unidimensional y
fragmentaria, ajena a toda transversalidad del fenómeno humano. Edgar Morin señala
que la complejidad contenida en la diversidad, articulación, interdependencia y
fugacidad de circunstancias y problemas de la sociedad mundial excede los prismas
disciplinares.

Una pregunta relevante en la actualidad, es cómo educar y formar a los


adolescentes, futuros ciudadanos y dirigentes del siglo que viene, inmersos en una
transformación social y económica sin procedentes, en donde si bien los
conocimientos científicos y técnicos son y serán cada vez más sofisticados, también
conllevan increíbles cegueras y desorientaciones sobre las consecuencias de estas
transformaciones en la realidad humana y, al mismo tiempo, sobre los desafíos que
el actual horizonte planetario presenta, por lo tanto, se disponen de una serie
propuestas y/o teorías metodológicas transdisciplinarias las cuales podemos
encontrar en las obras de Paulo Freire y Edgar Morin. Puesto que, la transdisciplina
y complejidad están estrechamente unidas como formas de pensamiento relacional,
y como interpretaciones del conocimiento desde la perspectiva de la vida humana y
el compromiso social:

“Volvemos entonces a la imperiosa necesidad de proponer, vivir, aprender y


enseñar un pensamiento complejo, que vuelva a tejer las disciplinas como posibilidad
de humanidad en completud; y que sólo de esta manera se vencería la eterna
limitación y fragmentación del sujeto separado de sí mismo en la búsqueda del
conocimiento.”

La noción de pensamiento complejo fue acuñada por el filósofo y sociólogo


francés de origen sefardí Edgar Morin, nacido Edgar Nahum. Esta idea hace
referencia a la capacidad de conectar diferentes dimensiones de la realidad, la cual
se ha caracterizado por ir adquiriendo cada vez más componentes, a medida que la
humanidad ha ido progresando y evolucionando. La realidad se podría comparar con
un tejido, compuesto por múltiples tejidos y, por tanto, algo realmente complejo.

A mayor complejidad, más detalles sobre la sociedad en la que se vive se


tienen que tener en cuenta. La persona no debería pensar reduciendo lo que está
viviendo, ni tampoco decantarse por una postura en función de uno o pocos hechos.
Así pues, debido a las características de la sociedad actual, es necesario que la
persona, para poder tener una opinión bien fundamentada, reflexione detenidamente
la información que recibe. Esta capacidad reflexiva es lo que Morin denominó como
pensamiento complejo.

El término de complejidad, dentro del pensamiento de Edgar Morin, puede ser


representado como una especie de gran red, cuyos delgados hilos se entrelazan y
relacionan sus componentes. Los hilos son eventos, acciones, interacciones,
retroacciones, determinaciones, azares de conforman el mundo.

El pensamiento complejo no es algo innato. Se debe educar en él y potenciar


su aplicación. El filósofo especializado en pedagogía Matthew Lipman opinaba que
era extremadamente necesario inculcar este tipo de pensamiento a los niños ya a
tempranas edades. El pensamiento complejo tiene la destacable característica de no
aceptar un hecho como algo tajante e indudablemente creíble, sino el de potenciar la
búsqueda de otras opciones, explorar y ver hasta qué punto lo percibido es cierto o
no.

En este orden, el pensamiento complejo en educación va mucho más allá de


la expresión enseñanza-aprendizaje, tomándose cada uno de estos términos en
parcelas separadas con un punto en común que sería la educación; es decir, “¿Cómo
enseño?, ¿cómo aprendo?”; separación esta que desde ya demarca las parcelas del
conocimiento, además de abrir una brecha entre quién enseña –Docente– único
dueño del conocimiento y quién aprende –estudiante– el qué no sabe nada. Así como
también trasciende a la definición de educación como fenómeno social que da origen
a la reproducción de las sociedades, ya que se considera como la transmisión de
normas y costumbres en las nuevas generaciones.

Estando en un mundo constituido por una serie de hechos, vivencias y/o


experiencias que un sujeto pueda guardar en su ser, entonces desde el punto de vista
de la complejidad, estos hechos comprenden una constante interacción del ser entre
sí y todos los elementos que conforman su entorno; además de un proceso de
retroalimentación, donde además interviene el proceso educativo del sujeto, por ello
es necesario reflexionar sobre lo que de manera compleja significa la educación; una
educación que no puede continuar desde un solo punto de vista en la transmisión de
normas, conocimientos, culturas, donde el sujeto no es tratado como un ser pensante,
creativo, participativo y, parte activa de la educación y la sociedad en que se
desenvuelve, sino como un receptáculo vacío de conocimientos para ser llenado por
una cantidad de contenidos que para sí no tienen sentido alguno, dejando a un lado
las dimensiones de lo humano, social y ecológico que constituyen al ser. Un ser que
desde el momento de su concepción trae consigo una carga de vivencias e
interrelaciones de tipo físicas, emocionales, biológicas, sociales, que constituyen el
complejo humano.

Por lo tanto, se hace necesaria una educación que dé respuesta al complejo


humano y al contexto en que se desarrolla la misma; entendiendo que cada uno de
los actores del proceso educativo, son diferentes entre sí, a pesar de pertenecer a un
mismo contexto social, ya que la transformación y efectividad de la educación no
requiere sólo, más información y conocimiento, sino un esfuerzo inteligente de
participación, apertura y diálogo de parte de todos los sectores de la sociedad, donde
entren en juego todas las características y vivencias tanto del estudiante como del
docente, pasando así, el estudiante a formar parte activa dentro de su formación
académica y el docente a ser un verdadero orientador de conocimientos,
respetándose mutuamente la diversidad del ser humano.

Conclusiones

En fin, no es posible una transformación de la calidad de la educación y una


formación acorde a la mutación del contexto en curso, sin orientar todos los esfuerzos
al fortalecimiento del docente para reconfigurar su protagonismo social y de esta
manera situarlo, a la vanguardia de las necesidades de la sociedad actual, creando
las condiciones de una formación integral y continua. Y la transdisciplina representa
la aspiración a un conocimiento lo más completo posible, que sea capaz de dialogar
con la diversidad de los saberes humanos. Por eso el diálogo de saberes y la
complejidad son inherentes a la actitud transdisciplinaria, que se plantea el mundo
como pregunta y como aspiración.

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