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La investigación genera conocimiento y como tal, no puede ser concebida sólo desde la
disciplina. Deberá tender lazos que entretejan las disciplinas de tal manera que se investigue
bajo el enfoque transdisciplinar.
Hurtado y Toro (2001:11) señalan que “los paradigmas (…) muestran (…) la discursividad de las
formas de conocer de una época y cada uno de estos constituye un modelo común fuera del cual
no es posible conocer”. De allí que Moreno (1993) afirma que el paradigma es la forma cómo se
despliega la episteme de una época.
En ese contexto, con el paradigma se diferencia una comunidad científica de otra, ya que
comparten por consenso teorías y métodos que se consideran legítimos, así como los criterios
para enjuiciar la validez de las soluciones propuestas. De modo que un paradigma es lo que
comparten los miembros de una comunidad académica y a la inversa una comunidad académica
consiste en un grupo de personas que comparten un paradigma, lo que significa una cosmovisión
del mundo compartida, una forma de situarse ante la realidad, interpretarla y darles solución a los
problemas que en esta se presentan.
En tal sentido, existe en la actualidad en Venezuela y en muchas partes del mundo una
comunidad académica investigando alrededor de una cosmovisión paradigmática investigacional
de complementariedad, como la definió la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA, 2006)
cuando nadie creía en este planteamiento. ¿Puede, entonces, considerarse hoy día la
transcomplejidad un paradigma?
Responder esa interrogante o crear más duda es la intención de este artículo, producto de una
revisión documental y de la experiencia en la temática de las autoras, entre las cuales se
encuentra una de las principales proponentes de esta cosmovisión, que en la UBA (ob cit) ha
recibido la denominación de Enfoque Integrador Transcomplejo. Se estructura en tres partes:
fundamentación, desarrollos y algunas reflexiones finales.
Fundamentación
…como actitud que reconoce la existencia de una pluralidad de aproximaciones que ha sido
relegada como lo cotidiano, lo imaginario, lo poético, entre otros…integración de saberes,
acercamiento de dos culturas (hombre y naturaleza), comunicación entre conocimiento científico y
reflexión filosófica, la existencia de múltiples niveles de la realidad, así como la incertidumbre, se
corresponde con la afectividad y la creatividad, la experiencia y la creación artística.
Al respecto Silva (2015) señala que no cabe duda que los avances científicos señalados
representan supuestos de los cuales se nutre la transcomplejidad, lo que evidencia que, en una
visión desde esta postura, las turbulencias, las irregularidades, el caos, al desorden, la
incertidumbre, la indeterminación, son aspectos que deben estar presentes en la labor
investigativa para dar respuesta a muchas interrogantes que el universo, la naturaleza y la
sociedad plantean.
Asumir la transcomplejidad como visión epistémica demanda del investigador una
transformación profunda de sus esquemas mentales para producir y generar nuevos de
conocimientos. Las realidades por su naturaleza compleja indican que en un mundo donde ya no
es posible entender fenómenos en función de relaciones causales, se requiere de nuevos
postulados que expliquen lo que sucede, nuevos modelos, que permitan predecir escenarios y
conductas con mejores aproximaciones a la realidad. En este nuevo contexto las ciencias no
pueden actuar solas, sino que requieren de otras disciplinas para entender sus propios objetos de
estudios.
En este sentido, se puede destacar como los avances científicos desarrollados por la nueva
física han contribuido a repensar los procesos de producción académica que durante siglos eran
pensados desde una visión reduccionista y determinista. Así como a comprender que, en un
mundo cargado de complejidades, tenga cabida la transcomplejidad como insurgencia
paradigmática.
Entre otras, la autora citada menciona las teorías de las redes neuronales, de la biónica y la
robótica, de los rizomas, de la sincronicidad, de las interacciones fundamentales, de la resonancia
mórfica, del Big Bag, de las cuerdas, teoría M y U, de los agujeros negros, de los agüeros gusanos,
de la cromodinámica cuántica, de los universos paralelos, del campo unificado, del todo y de la
materia oscura.
Así la trama transcompleja es al mismo tiempo expresión y fundamentación, porque
reflexiona sobre los fundamentos en los que se asientan los conceptos, conocimientos,
concepciones, teorías y creencias, los cuales se religan, resignifican e integran en un encuentro de
complementariedad y de inter-transdiciplinariedad para el ejercicio y entretejido teórico de la
transcomplejidad.
Desarrollo de la Transcomplejidad
En el ámbito de los desarrollos logrados en función de la transcomplejidad es importante ver
lo que muestran los escritos revisados, Así Zaa (2015:11) ha venido construyendo un
argumento filosófico para la transcomplejidad que como:
Así desde la visión de este autor, la transcomplejidad hace emerger lo esencial, lo existencial, lo
aparente y lo substancial, internándose en la profundidad de la interpretatividad, subjetividad,
contemplatividad y trascendentalidad desde escenarios multipespectivistas.
Relacionado con la filosofía aparece la epistemología, asumida como la rama de la filosofía que se
ocupa de estudiar qué es el conocimiento, sus límites y posibilidades. Al respecto Schavino (2015)
plantea cinco premisas epistemológicas para esta postura investigativa como son: la
complementariedad, la sinegética relacional, la dialógica recursiva, la integralidad y la
reflexibilidad profunda.
La dialógica recursiva es una confrontación dialéctica entre las mentes de los seres humanos, que
auxilia la búsqueda trascendente de sentido y significado dentro de una historicidad específica
desde la interpretación y comprensión del discurso que narra la multirreferencialidad de lo real
complejo.
La reflexibilidad implica que el sujeto que piensa sobre algo, no solamente tiene una serie de
ideas, sino que es plenamente consciente de estas; de alguna manera, piensa sus pensamientos.
La persona realiza una reflexión sobre sus reflexiones, se produce por la necesidad de ser
consciente las propias ideas y conductas porque es posible que sean erróneas o que haya otras
mejores. Es una forma de pensamiento crítico, pues al meditar sobre unos conceptos surge la
duda acerca de estos. En síntesis, implica retrospección, introspección, extropección, prospección,
repensar, sopesar, meditar, análisis crítico.
La Intercolaboración de acuerdo a Torres (2015) es asumida como una nueva forma de entender el
trabajo en equipo, implica diálogo, interacción e intercambio con aquellos que mantienen
posiciones y epistemes antagónicas a fin de complementar la percepción de la realidad.
De acuerdo a este autor, este método implica tres fases que se realimentan mutuamente:
revisión transdisciplinaria multireferencial, que comprende la visión desde las disciplinas duras, la
visión desde las disciplinas blandas, la visión desde las artes y el espíritu, lo cual requiere formular
un instrumento desde cada una de estas visiones para el abordaje de la realidad.
Instrumentación II, implica mayor profundidad mediante el empleo de técnicas grupales, y la
elaboración de un nuevo instrumento para estudiar los aspectos preponderantes resultantes de
los pasos anteriores. Aclara Rodríguez que este sería un posible método para utilizar en la
transcomplejidad, más no el único y tampoco el acabado, pues afirmar tal sería una contradicción
contra la propia naturaleza y concepción de esta cosmovisión.
De acuerdo a este autor la transcomplejidad implica una visión integrada y abarcante desde las
disciplinas duras y blandas, el arte y la ética y la estética. Implica que la experiencia individual y
grupal, que debe socializarse y contextualizarse en escenarios reales que implican a su vez, el
involucramiento de la institución en los procesos de investigación científica, tecnológica y social.
Balza (2013) también ha venido trabajando la metodología de la transcomplejidad, visión que
según el autor abre nuevos espacios para el cambio paradigmático en el pensamiento humano,
permitiendo la sinergia y la sumatoria exponencial de los esfuerzos, para lo cual formula seis
aspectos que él denomina portales de la indagación humana de un pensador transcomplejo, que
son: reflexión filosófica, crítica irreverente, libertad de pensamiento, interrogación permanente,
imaginación creadora y actitud cosmovisionaria.
…el lenguaje transcomplejo constituye una novedad, por cuanto sustancia el abordaje teórico
reflexivo sobre el objeto estudiado, con criterios y argumentos innovatorios de los realizados en
producciones previas de idéntica naturaleza, esto corrobora que se trata de presentaciones
inéditas de valor agregado para la comunidad científica y académica y posibles beneficiarios sobre
el tópico. Es por ello que en medio de la lógica y la metodología como dos extremos se encuentra
el dominio siempre cambiante de las ideas y deseos humanos.
Con respecto, a la tecnología Pérez (2017) señala que una de las características importantes de la
transcomplejidad es lo inacabado del conocimiento, por lo que un punto focal de su gestión de
conocimiento es la tecnología de la información y comunicación, por lo que uno de sus retos
consiste en crear un banco de conocimiento, gestionado proactivamente de tal manera que se
pueda ejecutar una filtración y la selección de información la cual debe estar disponible.
De allí que Perdomo (2010:66) manifiesta que “la transcomplejidad ofrece inimaginables
oportunidades para el desarrollo de conocimiento innovador, adaptable, flexible que funda lo
virtual y lo real en una apuesta futurista de investigación”. Es decir, que la tecnología y la
transcomplejidad se retroalimentan la una a la otra de forma recursiva, fundiéndose de tal manera
que se hace difícil distinguir donde comienza una y termina la otra.
La complejidad y diversidad del mundo actual reclama la apertura de un diálogo entre formas
de conocimiento, evitando la descalificación mutua y buscando nuevas configuraciones de
conocimientos. En consecuencia, la transcomplejidad emerge como una vía de aproximación a
estas nuevas realidades, en tal sentido, existe una comunidad académica que se ha venido
consolidando a su alrededor desde la Universidad Bicentenaria de Aragua y la Red de
Investigadores de la Transcomplejidad (REDIT).
Lograr lo cual ha implicado superar la supremacía entre los distintos abordajes, dando
apertura a nuevas posibilidad, matices y complementariedades. Tales planteamientos permiten
concluir que la transcomplejidad es un transparadigma en consolidación y con muchas
potencialidades para generar una verdadera transformación de la investigación en la universidad.
Cabe destacar, que aun cuando el artículo es producto de la experiencia local, se tiene
conocimiento que tanto a nivel regional, nacional e internacional universidades públicas se
encuentran también explorando esta nueva vía investigativa en diferentes fases, niveles y
realidades.
REFERENCIAS
Villegas, C. (2012). El Deporte desde Una Visión Transcompleja. San Carlos: Universidad Deportiva
del Sur.