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Curso: Derecho Constitucional y Teoría del Estado | Prof. Eddy Chávez Huanca
TEMA: LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL
Fuente: El control constitucional
Jesús Martin Ocampos Mogollón. Lima: Jurista Editores, 2019., pp. 13-82.

En principio debemos indicar que el Tribunal Constitucional ha dejado de algún modo dicho que
en la STC N° 0024-2003-AI/TC (Caso Municipalidad Distrital de Lurín) que la sentencia
constitucional viene a ser un acto procesal emanado de un órgano adscrito a la jurisdicción
especializada, mediante la cual se pone fin a una Litis. Principalmente se busca a través de ésta
proteger, dependiendo del tipo de proceso constitucional, ya sea la supremacía constitucional o la
vigencia efectiva de los derechos fundamentales. En primera línea tendríamos a los procesos
orgánicos (proceso de inconstitucionalidad, acción popular y proceso competencial) y en segundo
lugar los llamados procesos de tutela (amparo, habeas corpus, habeas data, cumplimiento). Por
su parte la doctrina sostiene que es “toda aquella resolución que pone punto final a un proceso
constitucional, sea en sede judicial sea en sede constitucional. Pero con carácter de firme”.
En cuanto a los elementos que la componen, en esta misma sentencia el Alto Tribunal nos
indicaría la existencia de los siguientes elementos que conforman su estructura interna:
i) la razón declarativa o teleológica, ii) la razón suficiente (ratio decidendi), iii) la razón subsidiaria
o accidental (obiter dicta), iv) la invocación preceptiva y, v) la decisión o fallo constitucional
(decisum).
En cuanto a la razón declarativa–axiológica, señaló que es “aquella parte de la sentencia
constitucional que ofrece reflexiones referidas a los valores y principios políticos contenidos en las
normas declarativas y teleológicas insertas en la Constitución”. Por su parte, la razón suficiente,
“expone una formulación general del principio o regla jurídica que se constituye en la base de la
decisión especifica, precisa o precisable, que adopta el Tribunal Constitucional”. Añadió el
Tribunal que esta puede “encontrarse expresamente formulada en la sentencia o puede ser
inferida por la vía del análisis de la decisión adoptada, las situaciones fácticas y el contenido de
las consideraciones argumentativas”. La razón subsidiaria o accidental, “es aquella parte de la
sentencia que ofrece reflexiones, acotaciones o apostillas jurídicas marginales o aleatorias que,
no siendo imprescindibles para fundamentar la decisión adoptada por el Tribunal Constitucional,
se justifican por razones pedagógicas u orientativas, según sea el caso donde se formulan”.
Finalmente la invocación preceptiva, “es aquella parte de la sentencia en donde se consignan
las normas del bloque de constitucionalidad utilizadas e interpretadas, para la estimación o
desestimación de la petición planteada en un proceso constitucional que, de conformidad con los
juicios establecidos a través de la razón declarativa–axiológica, la razón suficiente, la
invocación normativa y, eventualmente, hasta en la razón subsidiaria u accidental, precisa las
consecuencias jurídicas establecidas para el caso objeto de examen constitucional”.
Sobre los efectos en el tiempo de una sentencia constitucional, el Alto Tribunal también prescribió
en la STC N° 0024-2003-AI/TC (Caso Municipalidad Distrital de Lurín), que los efectos pueden
ser irrectroactivos, retroactivos o de aplicación diferida. Este último caso se determina en una
sentencia con vacatio sententiae, esto es, aquella en que la decisión queda suspendida por un
determinado tiempo. Ha dicho el Tribunal que los efectos diferidos se manifiestan en las
denominadas sentencias exhortativas y las sentencias con precedente vinculante de eficacia
diferida (prospective overruling). En lo que respecta a los efectos irrectroactivos o retroactivos, el
Tribunal Constitucional, señalo que “a) Las sentencias sobre demandas de inconstitucionalidad,
cumplimiento y conflictos competenciales, en principio, se aplican con efectos irretroactivos; esto
es, tienen alcances ex nunc. b) Las sentencias sobre demandas de hábeas corpus, amparo y
hábeas data se aplican con efectos retroactivos; ya que su objeto es reponer las cosas al estado
anterior a la violación de un derecho constitucional; es decir, tienen alcances ex tunc. c) Las
sentencias en los casos de procesos de inconstitucionalidad, en donde se ventile la existencia de
violación de los principios constitucionales tributarios contenidos en el artículo 74° del texto supra,
deben contener la determinación sobre sus efectos en el tiempo; e igual previsión debe
efectuarse respecto de las situaciones judiciales mientras estuvo en vigencia la norma declarada
inconstitucional. Entonces, cabe la posibilidad de que se establezca la aplicación del principio de
retroactividad. En consecuencia, puede tener efectos ex tunc. d) Las sentencias en materia
constitucional no conceden derecho a reabrir procesos concluidos en los que se hayan aplicado
normas declaradas inconstitucionales, salvo en materia penal o tributaria, conforme a lo dispuesto
en los artículos 103° y 74° de la Constitución”.
En la STC N° 0030-2005-PI/TC, el Tribunal Constitucional destacó que una sentencia
constitucional “conlleva una función interpretativa (concretizadora) de la Constitución y las leyes,
es también fuente de derecho, pues permite definir con carácter vinculante y efectos generales
los alcances normativos de sus disposiciones. Por ello, cuando los artículos 138°, 201°, 202°,
inciso 1, y 204°, establecen el control difuso y concentrado de constitucionalidad de las leyes, no
reservan a la jurisdicción constitucional solamente garantizar el respeto por la Constitución, sino
también, en el marco del proceso constitucional, promocionar y proyectar su postulado normativo
(artículos 38° y 45° de la Constitución)”.
En la legislación comparada y en la doctrina constitucional fue ganando terreno una nueva
tipología de las sentencias constitucionales que ha ido dejando en abandono la ya clásica
clasificación entre sentencias “estimatorias” o “desestimatorias”. Pioneros de este nuevo tipo de
sentencias atípicas de control de constitucionalidad han sido los Tribunales Italiano, español y
alemán. Esta nueva clasificación busca evitar que como consecuencia de la declaración de
inconstitucionalidad de una disposición legal se ocasionen efectos funestos para el ordenamiento
jurídico por el vacío legislativo que esta expulsión ocasionaría.
Nuestro Tribunal Constitucional en la STC N° 010-2002-AI/TC empezó a desarrollar este tema,
destacando que: “(…) el fundamento y la legitimidad de uso de este tipo de sentencias radica en
el principio de conservación de la ley y en la exigencia de una interpretación conforme a la
Constitución, a fin de no lesionar el principio básico de la primacía constitucional; además se
deberá tener en cuenta el criterio jurídico y político de evitar en lo posible la eliminación de
disposiciones legales, para no propender a la creación de vacíos normativos que pueden afectar
negativamente a la sociedad, con la consiguiente violación de la seguridad jurídica” (fundamento
35). Añadió que dictar este tipo de sentencias constituye un deber de búsqueda, vigencia y
consolidación del Estado Constitucional de Derecho. En la misma línea, fue la STC N° 0004-
2006-PI (Caso Justicia Militar) que resaltó que: “(…), si el Tribunal Constitucional no procediera
de la forma descrita y, por el contrario, se limitara a declarar la inconstitucionalidad de la norma,
sin ningún tipo de ponderación o fórmula intermedia, como las que ofrecen las referidas
sentencias, el resultado sería manifiestamente inconstitucional y entonces nos encontraríamos en
el escenario de un Tribunal que, con sus resoluciones, fomentaría un verdadero clima de
inseguridad jurídica, en nada favorable al Estado Social y democrático de derecho”.

Tipología de la Sentencia Constitucional


En relación con este tema sobre la tipología y los efectos de la jurisprudencia constitucional
nuestro Supremo Tribunal señalo en la STC N°004-2004-CC/TC que siguiendo a la doctrina
habría una doble clasificación: la primera que distingue entre sentencias de especie o de
principio, y la segunda entre sentencias estimativas o desestimativas.
Respecto a la primera clasificación:
Sentencias de especie: En este tipo de sentencia el juez constitucional se limita a la simple
aplicación, en el caso concreto, de la norma constitucional o de cualquier otra norma que forme
parte del bloque de constitucionalidad. Ha dicho el Tribunal en la STC N° 004-2004-CC/TC, que
en este caso “la labor del juez constitucional es meramente “declarativa”, ya que se limita a
aplicar la norma constitucional o los otros preceptos directamente conectados con ella.
Sentencias de principio: En este tipo de sentencia el juez constitucional vía interpretación
determina el alcance y sentido de las normas constitucionales. En la medida que este tipo de
sentencias llenan las lagunas son las que por lo tanto generan los precedentes
constitucionales. El Tribunal en la STC N° 004-2004-CC/TC, dijo que “se caracterizan por
realizar, a partir del caso concreto, un desarrollo jurisprudencial y doctrinario de los temas más
importantes en discusión. Este tipo de sentencias se justifican porque tienen como finalidad
orientar a los jueces con criterios que puedan utilizar en la interpretación constitucional que
realicen en los procesos a su cargo y, además, porque contribuye a que los ciudadanos ejerciten
mejor sus derechos”.
Respecto a la segunda clasificación:
Sentencias estimativas: Este tipo de sentencia son aquellas que declaran fundada una
demanda de inconstitucionalidad. Ello trae como consecuencia que la norma confrontada con
el texto constitucional y que vulnera una norma, principio o valor contenido en ella, sea expulsada
del ordenamiento jurídico. Las sentencias estimativas se clasifican a su vez en:
Sentencias estimativas de simple anulación. A través de este tipo de sentencia el juez
constitucional expresa su decisión de declarar inconstitucional todo o parte (artículo, párrafo, etc.)
de una norma con rango de Ley. En tal sentido la declaración de invalidez constitucional puede
recaer sobre una parte del texto o sobre e integro de su contenido.
Sentencias interpretativas propiamente dichas. En este tipo de sentencia lo primero que
advierte el juez constitucional es que la norma sometida a control viene siendo interpretada
erróneamente, por lo cual a través de esta sentencia señala la interpretación correcta que en
el futuro deberán aplicar los operadores judiciales. El Tribunal Constitucional nos indicará por
un lado cual es la interpretación contraria, y por otro la que es conforme con la Constitución. Un
ejemplo de este tipo de sentencia, por ejemplo, lo constituye la STC N° 0002-2010-PI/TC (Caso
Régimen CAS). En efecto en dicha sentencia el Alto Tribunal, señalo “(…) en este caso (…)
corresponde dictar una sentencia interpretativa (…); ello porque el Tribunal debe actuar
responsablemente al advertir que, si se declarase la inconstitucionalidad de la Ley impugnada, se
generaría un vacío normativo, que importaría dejar sin derechos laborales a quienes han sido
contratados bajo su marco regulatorio, situación que sería manifiestamente inconstitucional. De
modo que, a partir de la presente sentencia, el artículo 1° del Decreto Legislativo N° 1057 debe
ser interpretado de modo que toda actividad interpretativa hecha respecto del denominado
“contrato administrativo de servicios”, deba entenderse que dicho contrato es propiamente un
régimen “especial” de contratación laboral para el sector público, el mismo que como ya se ha
expuesto, resulta compatible con el marco constitucional.
Sentencias interpretativas–manipulativas (normativas). En este tipo de sentencias se advierte
un contenido inconstitucional dentro de una norma con rango de Ley. En tal sentido la sentencia
puede plantear la “eliminación” de una frase que genera la inconstitucionalidad o la “adicción” de
un contenido que haga a la norma conforme con el texto constitucional. En la STC N° 004-2004-
CC/TC, se dijo que la “operación ablativa o de exéresis (supresión) consiste en reducir los
alcances normativos de la ley impugnada “eliminando” del proceso interpretativo alguna frase o
hasta una norma cuya significación colisiona la Constitución. Para tal efecto, se declara la nulidad
de las “expresiones impertinentes”; lo que genera un cambio del contenido preceptivo de la ley.
La operación reconstructiva o de reposición consiste en consignar el alcance normativo de la
ley impugnada “agregándosele” un contenido y un sentido de interpretación que no aparece en el
texto por sí mismo”.
La sentencia normativa es importante porque busca a partir de los principios “de conservación de
la Ley” y “de interpretación desde la Constitución” evitar los efectos nocivos que en ocasiones
excepcionales se podrían generar a partir de la expulsión del ordenamiento jurídico de la norma
inconstitucional. Esto último señaló el Tribunal Constitucional en la STC N° 0023-2007/PI/TC
(Caso Homologación de Docente), cuando indicó que “las sentencias de integración
constitucional o llamadas por la doctrina italiana como sentencia manipulativas constituyen una
formula excepcional que sólo deben ser usadas en casos excepcionales y cuando, “(…) sean
imprescindibles a efectos de evitar que la simple declaración de inconstitucionalidad residente en
la ley impugnada, genere una inconstitucionalidad de mayores alcances y perversas
consecuencias para el Estado social y democrático de derecho”.
En igual sentido, en la STC N° 004-2004-CC/TC se explicitó que “la experiencia demuestra que
residualmente la declaración de inconstitucionalidad puede terminar siendo más gravosa desde
un punto de vista político, jurídico, económico o social, que su propia permanencia dentro del
ordenamiento constitucional. Así, pues, los efectos de dicha declaración pueden producir, durante
un “tiempo”, un vació legislativo dañoso para la vida coexistencial”.
Habíamos señalado antes que este tipo de sentencia reposa en dos principios. Al respecto el
Tribunal Constitucional indicó en la STC N° 004-2004-CC/TC, que, de un lado, era el “Principio de
conservación de la Ley”, mediante el cual se exige al Juez constitucional “salvar”, hasta donde
sea razonablemente posible, la constitucionalidad de una ley impugnada, en aras de afirmar la
seguridad jurídica y la gobernabilidad del Estado y, del otro, el “principio de interpretación desde
la Constitución”, mediante el cual se asigna un sentido a una ley cuestionada de
inconstitucionalidad, a efectos de que ella guarde coherencia y armonía con el plexo del texto
fundamental. En el marco de esta interpretación se puede reducir, sustituir o modificar su
aplicación para un caso concreto.
Sobre estas sentencias, el Alto Tribunal en la STC N° 0004-2006-PI (Caso Justicia Militar),
señaló que: “(…) debe tenerse en consideración la propia estructura de las disposiciones
constitucionales, en las que el grado de indeterminación es mayor, tanto por el origen de las
mismas (pues muchas veces estas disposiciones son fruto de un consenso alcanzado entre
fuerzas políticas) como por su finalidad (pues estas disposiciones buscan lograr fórmulas en las
cuales puedan tener cabida diversas orientaciones políticas), lo que justifica que el Tribunal
Constitucional se encuentre obligado al uso de aquellos métodos interpretativos e integrativos que
le sean útiles para cumplir de manera óptima su función de órgano de control de la Constitución
(artículo 201° de la Constitución). todo ello, evidentemente, con pleno respeto por los límites que
de la propia Norma Fundamental se desprendan”. Más aún el Tribunal Constitucional ha indicado
que este tipo de sentencia tiene su fundamento en el deber de presumir la constitucionalidad de
las leyes. Es decir, que el Tribunal dejará sin efecto una norma con rango de Ley cuando no
exista posibilidad alguna de interpretarla de conformidad con la Constitución Política. Esta
sentencia, para el caso peruano, encuentra su fundamento constitucional en los artículos 38°,
45°, 51° y 93° de la Constitución. Por otro lado, se advierte un deber de cubrir los vacíos
normativos de conformidad con el artículo 139°, numeral 8 de la Constitución.
Un ejemplo reciente de lo que podría ser una sentencia de este tipo lo encontramos en el voto
singular de la magistrada del Tribunal Constitucional, Ledesma Narvaez, recaído en la STC N°
012 y 013-2018-PI, en el que reclamaba la emisión de una sentencia normativa a fin de evitar las
nocivas consecuencias de anular toda regulación a la publicidad estatal en medios privados. En
esa línea, señaló lo siguiente: “La Ley 30793 tiene deficiencias, claro que sí, pero éstas no
justificaban anular toda la ley. Es más, el problema vinculado al derecho a recibir información
pudo haber sido objeto de una sentencia interpretativa (distinguiendo “publicidad” de lo que es
“información” e interpretando que la prohibición de la Ley 30793 se refiere solo a la publicidad —
aquella que está vinculada a la captación de usuarios y consumidores—, pero no a la información
—promover conductas de relevancia social y tendientes al bien común), como tantas veces lo ha
hecho el Tribunal Constitucional. Pero lo que no debió hacer la mayoría del Tribunal
Constitucional es desaparecer toda regulación de la publicidad estatal. Mientras que en el Perú no
exista regulación de la publicidad estatal en medios privados se constituye un estado de cosas
inconstitucional. Hace falta ver tan sólo los montos invertidos en publicidad estatal en los últimos
años, como lo voy a resaltar más adelante, para ver que es indispensable el control y supervisión
de cómo se gasta ese dinero”.
Las sentencias normativas a su vez se pueden dividir en:
Sentencias reductoras: Son aquellas sentencias que indican que una frase, palabra, etc. genera
la inconstitucionalidad de la norma. En ese sentido, reduce el texto de la norma a la medida que
la haga compatible con el texto constitucional. En la STC N° 004-2004-CC/TC, se indicó que,
“para tal efecto, se ordena la inaplicación de una parte del contenido normativo de la ley
cuestionada en relación a algunos de los supuestos contemplados genéricamente; o bien en las
consecuencias jurídicas preestablecidas. Ello implica que la referida inaplicación abarca a
determinadas situaciones, hechos, acontecimientos o conductas originalmente previstas en la ley;
o se dirige hacia algunos derechos, beneficios, sanciones o deberes principalmente previstos”.
Al respecto el Tribunal Constitucional en la STC N° 0023-2007-PI/TC, prescribió “que las
sentencias interpretativas de integración reductora son en principio, una sentencia del género
de estimación parcial. Mediante este tipo de decisiones los Tribunales declaran la
inconstitucionalidad de determinada parcela de las disposiciones sometidas a control que resultan
insoportablemente contrarias a la Constitución, dejando a salvo aquello, que resultando
compatible con las exigencias constitucionales, logran cumplir una finalidad en la dirección
propuesta por el legislador (…)”. En la STC N° 00012-2014-PI/TC (caso FONAVI), el Tribunal
utilizaría este tipo de sentencia. En efecto, en dicha sentencia indicó lo siguiente “este tribunal
considera que la decisión que corresponde emitir en esta ocasión, es una sentencia del género
manipulativa, y más específicamente, una sentencia de integración constitucional o también
llamada “manipulativa de acogimiento parcial o reductora”. Ello por cuanto el Alto Tribunal
consideró que solo resultaba inconstitucional el primer párrafo de la septuagésima segunda
disposición final de la Ley de presupuesto para el año 2014 en tanto excluyó a los aportantes al
FONAVI que no se inscribieron al 31 de agosto de 2014. Por eso ordenó extraer del texto de la
Ley cuestionada la frase “…se hayan registrado hasta el 31 de agosto de 2014 y que se
encuentren…”.
Sentencias aditivas: En esta sentencia se detecta una omisión que genera la
inconstitucionalidad y que requiere ser eliminada añadiendo lo que falta para hacerla conforme a
la Constitución. Es la omisión legislativa la que ocasiona la invalidez constitucional. En este caso
no se le expulsa a la norma por lo que indica, sino por lo que omite señalar. En suma, este
tipo de sentencia tiene lugar cuando existe una disposición legal que ha “omitido” algo que era
necesario para que resulte conforme a la Constitución. Por ello el Tribunal Constitucional para
salvar la constitucionalidad de la norma, le “adiciona” aquello omitido por la disposición. Al
respecto el Tribunal Constitucional en la STC N° 0004-2006-PI (Caso Justicia Militar) prescribió
que: “(…) en la generalidad de los casos, las sentencias aditivas o integrativas buscan reparar
la desigualdad derivada de aquello que se ha omitido prescribir en la disposición sometida a
control, el fundamento normativo para declarar la inconstitucionalidad de la omisión descrita, a
efectos de entender incluido en el supuesto normativo de la disposición al grupo originalmente
discriminado, se encuentra en el artículo 2°, inciso 2, de la Constitución que proclama la igualdad
ante la ley y proscribe todo tipo de discriminación, en su artículo 200° in fine, que reconoce el
principio de razonabilidad (…) y en el artículo 51° que exige la unidad constitucional del
ordenamiento jurídico”. Un caso de este tipo lo encontramos en la STC N° 0002-2008-PI/TC
(Caso Ley N° 29166), en la cual el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la frase
“capacidad del enemigo” e incorporó en su reemplazo el término “capacidad del grupo hostil” al
artículo 10° de la Ley N° 29166.
Sentencias sustitutivas. Aquí el Tribunal Constitucional recurre a la integración, pues fusiona
una norma vigente del ordenamiento jurídico (puede ser el supuesto o la consecuencia) con la
norma que es sometida a su control constitucional. A través de esta fusión se busca salvar la
constitucionalidad de la norma cuestionada. En efecto expresó el Tribunal Constitucional en la
STC N° 004-2004-CC/TC que “la actividad interpretativa se canaliza con el traslado de los
supuestos o las consecuencias jurídicas de una norma aprobada por el legislador, hasta la parte
de la ley cuestionada —y en concreto afectada de inconstitucionalidad—, con el objeto de
proceder a su inmediata integración. Dicha acción se efectúa excepcionalmente para impedir la
consumación de efectos políticos, económicos, sociales o culturales gravemente dañosos y
derivados de la declaración de inconstitucionalidad parcial”.
Sentencias exhortativas: Este tipo de sentencia tiene lugar cuando el órgano de control
constitucional decide por un lado suspender los efectos de su sentencia de inconstitucionalidad
(vacatio setentiae) y por otro exhortar al Congreso de la República para que dentro de un plazo
razonable cumpla con dictar una nueva ley que sustituya aquella que ha sido declarada
inconstitucional. El Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Exp. N°
004-2004-CC/TC, señaló que la exhortación puede concluir por alguna de las tres vías siguientes:
1. Expedición de la ley sustitutiva y reformante de la norma declarada incompatible con la
constitución.
2. Conclusión in totum de la etapa suspensiva; y por ende, aplicación plenaria de los alcances de
la sentencia. Dicha situación se da cuando el legislador ha incumplido con dictar la ley sustitutiva
dentro del plazo expresamente fijado en la sentencia.
3. Expedición de una segunda sentencia. Dicha situación se produce por el no uso parlamentario
del plazo razonable para aprobar la ley sustitutiva.
Añadió en esa misma sentencia que “este tribunal ha emitido en múltiples procesos
constitucionales sentencias exhortativas que, a diferencia de las anteriormente descritas, no tiene
efectos vinculantes. Dichas sentencias son recomendaciones o sugerencias, estrictu sensu, que,
partiendo de su función armonizadora ante los conflictos, se plantean al legislador para que en el
ejercicio de su discrecionalidad política en el marco de la constitución pueda corregir o mejorar
aspectos de la normatividad jurídica. En tales sentencias opera el principio de persuasión y se
utilizan cuando, al examinarse los alcances de un proceso constitucional, si bien no se detecta la
existencia de un vicio de inconstitucionalidad, se encuentra una legislación defectuosa que de
algún modo conspira contra la adecuada marcha del sistema constitucional”.
Un ejemplo peruano de sentencia exhortativa es la recaída en los EXP. ACUMS N° 0001/0003-
2003-AI/TC (Caso Formulario Registral), en la cual el Tribunal Constitucional, falló exhortando
al Poder Ejecutivo para que sobre la base del principio de seguridad jurídica reglamente el uso del
formulario registral legalizado por Notario previsto en el artículo 7° de la Ley N° 27755 conforme a
los lineamientos que en dicha sentencia le estableció el Alto Tribunal. De igual modo otro ejemplo
de sentencia exhortativa lo encontramos en el EXP. N° 0022-2003-AI/TC que resolvió una
demanda de inconstitucionalidad presentada por el Gobierno Regional de Lambayeque contra la
Ordenanza Regional N° 016-2003/GRP-CR que delimitó la Isla Lobos de Tierra y que fue
expedida por el Gobierno Regional de Piura. En dicha sentencia se exhortó a las autoridades
competentes y a los Poderes del Estado a asumir las funciones que les corresponden en materia
de delimitación territorial. Un último ejemplo lo constituye el Exp. N° 004-2004-CC/TC, mediante
el cual el Tribunal Constitucional exhortó al Poder Legislativo a dictar una Ley que establezca los
mecanismos especiales de coordinación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial en cuanto a
la elaboración del presupuesto de este último. Asimismo, exhortó al Poder Legislativo para que
incremente las partidas presupuestarias correspondientes a favor del Poder Judicial, con el
propósito de consolidar el proceso de reforma de la administración de justicia.
En este tipo de sentencia el Tribunal Constitucional usualmente exhorta al legislador para que en
un plazo razonable expida la legislación necesaria para salvar la constitucionalidad de la norma
sometida a su evaluación. Sobre este tipo de sentencia el Alto Tribunal en la STC N° 0004-
2006PI/TC (Caso Justicia Militar) consignó que: “(…) las sentencias exhortativas propiamente
dichas, en las que el Tribunal Constitucional modula los efectos en el tiempo de sus sentencias de
manera tal que el Congreso de la república pueda, por vía legal, adoptar las medidas que eviten
las consecuencias inconstitucionales que puedan derivarse de la expulsión de una ley del
ordenamiento, no sólo tienen sustento constitucional, en el artículo 45°, que exige a este Tribunal
medir responsablemente las consecuencias de sus decisiones, sino también en la fuerza de ley
de dichas sentencias, prevista en el tercer párrafo del artículo 103° de la Constitución, y, en
consecuencia, en los distintos efectos temporales que aquellas pueden alcanzar sobretodo
cuando versan sobre materias específicas como la tributaria (artículo 74° y penal (artículo 103°)”
Sentencias estipulativas: En este tipo de sentencia el órgano de control constitucional, brinda
una serie de conceptos que le servirán de base para resolver el juicio de constitucionalidad.
Sentencias desestimativas: Esta sentencia puede declarar inadmisible, improcedente o
infundada una demanda sobre un proceso de la libertad, así como también una de
inconstitucionalidad.
La desestimación por rechazo simple: En este tipo de sentencia el órgano de control
constitucional se limita a rechazar la demanda de inconstitucionalidad.
La desestimación por sentido interpretativo (interpretación estrictu sensu): A través de este
tipo de sentencia el órgano de control constitucional salva la constitucionalidad de la norma
sometida a su evaluación, recurriendo a darle una interpretación que la haga compatible con el
texto constitucional. En ese sentido, se ofrece el sentido interpretativo correcto y se descartan
aquellos que a juicio del Supremo interprete carezcan de validez constitucional.
Límites de las sentencias interpretativas–manipulativas (normativas)
En relación con las sentencias interpretativas, resulta importante citar las STC N°
0030-2005-PI/TC, en la cual el Tribunal Constitucional desarrolló, con carácter de precedente
vinculante, los límites de este tipo de sentencias. Es importante anotar que si bien es cierto el
Tribunal Constitucional es el máximo intérprete de la Constitución ello no quita su condición de
poder constituido sometido a la Constitución. Por lo que, en atención a ello, en dicha sentencia se
señaló que los límites para el dictado de las sentencias interpretativas o integrativas denominadas
“manipulativas” (reductoras, aditivas, sustitutivas, y exhortativas) son las siguientes:
a) En ningún caso vulnerar el principio de separación de poderes, previsto en el artículo 43° de la
Constitución (…), las sentencias interpretativas e integrativas solo pueden concretizar una regla
de derecho a partir de una derivación directa de las disposiciones de la Constitución e incluso de
las leyes dictadas por el Parlamento “conforme a ellas”. En suma, deben tratarse de sentencias
cuya concretización de normas surja de una interpretación o analogía secundum constitutionem.
b) No cabe dictarlas cuando, advertida la inconstitucionalidad en la que incurra la Ley impugnada,
y a partir de una adecuada interpretación del texto constitucional y del análisis de la unidad del
ordenamiento jurídico, exista más de una manera de cubrir el vacío normativo que la declaración
de inconstitucionalidad pueda generar (…) sólo compete a este Tribunal apreciar si ella es
declarada de inmediato o se le concede al Parlamento un plazo prudencial para actuar conforme
a sus competencias y atribuciones.
c) Sólo cabe dictarlas con las responsabilidades exigidas por la Carta Fundamental (artículo 45°
de la Constitución). Es decir, sólo pueden emitirse cuando sean imprescindibles a efectos de
evitar que la simple declaración de inconstitucionalidad residente en la ley impugnada, genere
una inconstitucionalidad de mayores alcances y perversas consecuencias para el Estado social y
democrático de derecho.
d) Sólo resultan legitimas en la medida de que este Colegiado argumente debidamente las
razones y los fundamentos normativos constitucionales que, a la luz de lo expuesto, justifique su
dictado; (…), su utilización es excepcional, pues, como se dijo, sólo tendrá lugar en aquellas
ocasiones en las que resulten imprescindibles para evitar que se desencadenen
inconstitucionales (sic) de singular magnitud.
e) La emisión de estas sentencias requiere de la mayoría calificada de votos de los miembros de
este Colegiado.
En relación con el límite establecido en el literal e), esto es, que para la emisión de una sentencia
normativa se requiere de 5 (cinco) votos conformes suscitaría tiempo después una legítima
discusión por el siguiente motivo. En principio, debemos tener en cuenta que en nuestro
ordenamiento procesal constitucional no se han regulado de manera expresa los tipos, requisitos
y límites de la figura de la “sentencia interpretativa–manipulativa (normativa)”. En segundo lugar,
tenemos que el artículo 5° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, aprobada por Ley N°
28301, establece que para dictar una sentencia que declare la inconstitucionalidad de una norma
con rango de ley se requieren 5 (cinco) votos. Lo mismo indicaba el artículo 10° del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional, hasta que fuera modificado por la Resolución
Administrativa N° 138-2015-P-TC que regularía que para la emisión de un precedente o para
establecer, con carácter vinculante, interpretaciones sobre el contenido normativo de las
disposiciones con rango de ley, se requieren 4 (cuatro) votos en un mismo sentido. Este cambio
obviamente originó desavenencias incluso al interior del Alto Tribunal, sin embargo, hasta la
actualidad dicha disposición se mantiene. Para corregir esto, recientemente se presentó el
proyecto de Ley N° 661/2016-CR, que buscaba modificar el artículo 5° de la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional, estableciendo el requisito de 5 (cinco) votos conformes. Es conveniente
que esto pueda uniformizarse en el sentido de establecer el requisito de 5 (cinco) votos. Primero,
porque un cambio de esta magnitud jamás debió establecerse a través de una resolución
administrativa. Segundo, porque un precedente o una sentencia normativa debe gozar de la
mayor legitimidad, lo que obviamente no se alcanza con una mayoría simple de 4 (cuatro) votos.
Tercero, porque resulta irregular que lo establecido mediante un precedente (STC N° 0030-2005-
PI/TC), haya sido modificado por una resolución administrativa aprobada por mayoría simple y no
por otro precedente como hubiera correspondido.
Un caso reciente relacionado con lo que venimos comentado y que suscitó la crítica especializada
fue la STC N° 0001-2018-PI/TC (Caso grupos parlamentarios). En esta sentencia se cuestionó
la constitucionalidad de los artículos 1° y 2° de la Resolución Legislativa N° 003-2017-2018-CR,
que modificó el artículo 37° del Reglamento del Congreso de la República sobre regulación de los
grupos parlamentarios. Para resolver esta demanda no se alcanzaron los 5 votos conformes que
se requerían para dictar su inconstitucionalidad, sin embargo, a pesar que tuvo el Tribunal que
declarar INFUNDADA la demanda, resolvió que el artículo 37° del Reglamento no será
inconstitucional siempre que se interprete en el sentido de que no está prohibida la renuncia de
los congresistas de las agrupaciones políticas en el supuesto de disidencia por razones de
conciencia debidamente justificadas. Se añadió en esta sentencia que de ello se desprende que
los parlamentarios que se encuentran en dicha situación podrán conformar un nuevo Grupo
Parlamentario, adherirse a uno ya existente o recurrir a la fórmula de configurar un Grupo
Parlamentario Mixto. Este fallo interpretativo en los hechos significó declarar FUNDADA la
demanda. Esto nítidamente se puede observar en el voto singular del Magistrado Sardón de
Taboada, que a la letra señaló:
Emito el presente voto singular porque discrepo con lo resuelto en la sentencia en mayoría, pero
ello no significa que considere que la demanda es FUNDADA. Lo que ocurre es que, a mi criterio,
aunque esta sentencia declara la demanda INFUNDADA, en realidad la declara FUNDADA. Dice
una cosa, pero hace otra. (…). No obstante, la presente sentencia en mayoría no declara
FUNDADA la presente demanda. Más bien, recurriendo a un malabarismo jurídico, aparenta
pretender salvar la constitucionalidad de la norma impugnada a través de una supuesta
interpretación. La presente sentencia en mayoría simula tanto su fin como sus medios. (…). ¿Qué
parte del nuevo artículo 37, antes glosado, da pie para efectuar tal interpretación? Ninguna. Esto
no es una interpretación sino una modificación de la norma. Rompiendo el principio de
corrección funcional, se usurpa la función legislativa reservada por la Constitución para el
Congreso de la República.
La interpretación constitucional consiste en identificar los significados posibles que se desprenden
de un texto y, luego, descartar los que colisionan con la Constitución y dejar en pie solo los que
resultan consistentes con ella. Aquí se añade a la norma algo que no es susceptible de extraerse
de ella.
La interpretación de las normas jurídicas no es un ejercicio ad libitum. Debe efectuarse
respetando el marco que proporciona su texto. La Constitución dispone que solo el Congreso,
integrado por los representantes del pueblo, puede legislar. Los jueces no tenemos legitimidad
para hacerlo.
¿Cómo se explica la naturaleza de este fallo? ¿Por qué esta sentencia en mayoría dice que
declara la demanda INFUNDADA, cuando en realidad modifica la norma impugnada? La
explicación radica en la Resolución 138-2015-P/TC, publicada el 14 de octubre de 2015 en el
diario oficial El Peruano. Con mi voto en contra, tal resolución modificó el artículo 10 del
Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, posibilitando que se efectúen: Interpretaciones
sobre el contenido normativo de las disposiciones con rango de ley, conforme a la Constitución,
(para lo cual) se requiere cuatro votos en un mismo sentido resolutivo [énfasis agregado].
La presente sentencia en mayoría ha sido aprobada solo por cuatro de los siete magistrados que
integramos el Tribunal Constitucional. A diferencia de la anterior, no alcanzó los cinco votos
requeridos para expulsar del ordenamiento jurídico a la norma impugnada, conforme lo exige el
artículo 5 de nuestra Ley Orgánica: para dictar sentencia que declare la inconstitucionalidad de
una norma con rango de ley (…) se exigen cinco votos conformes (énfasis agregado).
Ergo, desde que no hay cinco votos para declarar FUNDADA la demanda, con cuatro votos se la
declara INFUNDADA, pero efectuando una “interpretación” que tiene el mismo efecto de la
Sentencia 0006-2017-PI/TC. La presente sentencia en mayoría se apoya, pues, en el
Reglamento Normativo indebidamente reformado.
Empero, al denominar interpretar a la acción de legislar —y, peor aún, al calificar como
INFUNDADA la demanda que realmente considera FUNDADA—, la presente sentencia en
mayoría corrompe el lenguaje (…)”.
Ejecución de la sentencia constitucional
En relación con la “ejecución de la sentencia constitucional” el Tribunal Constitucional también ha
tenido ocasión de analizar este importante tema. En efecto, en la STC N° 4119-2005-PA (Caso
arbitrios Municipalidad de San Isidro), el Tribunal fue claro en mencionar que: “La ejecución de
las sentencias constitucionales está directamente vinculada al modelo de organización de la
justicia constitucional de un sistema jurídico determinado, y las posibilidades, fáctica y jurídicas,
de su actuación. Así, en ordenamientos donde el diseño y la organización de la justicia
constitucional están debidamente articulados, y donde, además, existe una cultura de respeto a
las instituciones democráticas, la ejecución de las sentencias se corresponde con los niveles de
eficacia que las normas otorgan a las decisiones del máximo intérprete de la Constitución. En
efecto, parece un hecho incontrastable que una decisión de la Corte Suprema Norteamericana,
del Tribunal Federal Alemán, de la Corte Italiana o del Tribunal Constitucional Español obliga a
los poderes públicos de sus países respectivos, sin que pueda ponerse en cuestión su eficacia”.

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