Está en la página 1de 20

LA PERLA DE LA PARASHÁ DE LA SEMANA

Rabbí Dr. Williams Pitter


www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
www.youtube.com
wpitter@gmail.com
Rabino miembro del
Messianic Jewish International Council

Contenido

LA PERLA DE LA PARASHÁ MIKETZ (Gn 41:1-44:17)


LA PROVIDENCIA DIVINA EN LA FAMILIA DE YAACOV
Parte 2:
El crecimiento personal y la evolución espiritual de Yosef y Yehudá

Shabbat 16 de Diciembre del 2023


Shabbat 04 de Tevet del año 5784 de la creación
y casi 2000 años de la era mesiánica
Maracaibo, Zulia. Venezuela
SEFER BERESHIT
10 LA PERLA DE LA PARASHÁ MIKETZ (Gn 41:1-44:17)
LA PROVIDENCIA DIVINA EN LA FAMILIA DE YAACOV
Parte 2:
El crecimiento personal y la evolución espiritual de Yosef y Yehudá
Rabbí Dr. Williams Pitter

Introducción: Una realidad y tres interpretaciones1

Dios nos envía constantemente


mensajes, mediante su ‘providencia
Divina’. Ahora, ¿qué necesitamos para
entender sus mensajes con claridad? La
saga de Yosef y sus hermanos nos da un
entendimiento crucial para descifrar los
mensajes que Dios nos envía
Rabbí Nóaj Weinberg

Todos conocen la historia de la familia de Yaacov, una historia en la que Yaacov y su


hijo Yosef son los principales protagonistas de un singular drama que abarca casi una
cuarta parte del libro de Génesis; lo cual ya empezamos a estudiar en la parashá
Vayeshev. A mi parecer, la razón por la cual se les dedica tanto espacio a estos dos
personajes bíblicos, solo puede verse o justificarse si analizamos esta historia desde
la perspectiva de las acciones de la Providencia Divina. Esta intuición me fue
confirmada luego de leer un artículo del Rabbí Nóaj Weinberg, quien afirmaba: “La
saga de Yosef y sus hermanos nos da un entendimiento crucial para descifrar los
mensajes que Dios nos envía”2. Y he aquí una guía para comprender los sucesos que
pasan en torno a nuestras vidas; todo acontece por una razón divina.

Siguiendo este enfoque es posible seguirle la pista al magistral despliegue de la sabia


pedagogía divina para enseñarnos sobre Sus acciones providenciales, usando a una
familia hebrea cuyos miembros llegan a ser un grupo de actores que dramatizan el
sutil impacto de las intervenciones del Creador, jugando cada uno libremente su
papel al interpretar sus particulares circunstancias difíciles, en atención a sus
motivaciones y prejuicios.

1Este comentario es una porción importante de mi libro Todo viene del cielo y todo es para bien, de
pronta publicación con el favor del cielo.
2 Rabbí N. Weinberg, Entender el mensaje, https://www.aishlatino.com/tp/s/sabiduria-para-la-
vida/Entender-el-mensaje.html
2
Es relevante, en vista de lo que ya se ha discutido y de lo que se va a analizar, poner
énfasis en el siguiente hecho: la interpretación de los eventos está condicionada por
las emociones humanas y por la emuná que viene del cielo. Teniendo este hecho en
mente, se va a identificar el número de acciones providenciales del Creador y
comentar las interpretaciones que hacen de ellas, Yaacov, Yosef y sus hermanos a
partir de la realidad que viven y comparten.

La interpretación que ellos hicieron de “su realidad”, de las circunstancias


conflictivas que les tocó vivir, como familia e individuos, determinó el curso de los
eventos de la vida que siguió en cada uno de ellos. Este es un punto de capital
importancia; y lo es, dado que las decisiones que uno toma están sujetas a la manera
como uno vea o interprete las cosas y, por ende, las experiencias que se viven nos
afectarán de una manera u otra. Se cosechará lo que se ha sembrado, a menos que
el Eterno, decida intervenir y cambiar el rumbo de los eventos; tema que se verá en
el drama que estamos a punto de analizar.

No hay que perder de vista el contexto en el cual se desarrolla el drama de la vida


del joven Yosef ben Yaacov. Su padre, Yaacov Avinu, es el heredero de todas las
promesas, quien las recibió de su padre Yitzjak, quien a su vez las había recibido de
Abraham. Debido a la antigua costumbre de los pueblos semitas, el primogénito era
el heredero natural del liderazgo del clan familiar. Dentro del linaje que partía de
Abraham, quedaba además definido que el derecho de la primogenitura también
traía consigo el honor y la responsabilidad del ejercicio de la función sacerdotal,
asumir la herencia de la tierra prometida y, que por su simiente vendría a su tiempo
el Mesías, el libertador ya anunciado en Gn 3:15.

Aprovecharemos, para nuestro crecimiento personal y espiritual, el examen de la


historia de Yaacov y su familia para aprender más acerca de las acciones de la
Providencia Divina, y de las respuestas humanas frente a la adversidad. Recordemos,
que en la parashá anterior ya estudiamos las dos primeras intervenciones de las
acciones providenciales del Eterno y, en las que siguen, veremos como el Eterno va
procesando el carácter de Yosef y de Yehudá a fin de que alcancen el propósito que
para ellos ha designado. Yaacov sigue hundido en el pozo de la depresión mientras
sus hijos, Yosef y Yehudá, evolucionan en su carácter y se elevan espiritualmente por
medio de las pruebas que venían del cielo.

En la parashá Miketz veremos cuatro intervenciones de la Providencia Divina, por


medio de las cuales se va configurando la historia de la redención.

La tercera intervención de la Providencia Divina

La ruta que lleva a Yosef de la cárcel al palacio del faraón la diseñó el Eterno
mediante la articulación entre la buena disposición de ánimo de Yosef y cuatro

3
sueños de origen divino, dos de ellos dados a unos siervos del faraón y otros dos
dados al faraón mismo.

La Providencia Divina interviene dos veces a favor de Yosef, y en nuestro conteo de


las acciones divinas, notamos que la tercera intervención acontece cuando el Eterno
le da un sueño a cada uno de los dos ex oficiales de faraón, compañeros de prisión,
y éste los interpreta correctamente (40:1-19). La cuarta intervención se lleva a cabo
dos años después del anterior episodio; el Eterno le envía dos sueños al faraón que
ninguno de sus sabios logran interpretar. En esta sección vamos a estudiar los
eventos que hicieron posible la tercera acción providencial del Eterno.

Dos años antes de esta invitación de ir al palacio real Yosef, había interpretado dos
sueños a dos ex oficiales del faraón, el copero y el panadero (40:1-19), los cuales se
cumplieron en un lapso de tres días tal como Yosef había predicho: el panadero fue
colgado y el copero le fue devuelto su cargo (Gn 40:20-23). Leído así, parece que fue
un asunto sencillo, pero no es así, hay detalles impresionantes en este episodio que
deben ser tomados en cuenta a fin de entender de cómo Yosef fue capaz de
interpretar los sueños de aquellos hombres paganos.

La interpretación que ofreció Yosef a los sueños fue posible no sólo al hecho que
sobre Yosef descansó el espíritu de la profecía, una acción de la Ruaj haKodesh, sino
porque antes de ese episodio, Yosef era ya un hombre sensible al sufrimiento ajeno;
las pruebas lo habían hecho también madurar en esta área de su vida. Para ese
momento contaba con veinte y ocho años.

Yosef, en su sensibilidad, al ver el semblante decaído de aquellos ex oficiales del


faraón pregunta por el motivo de tal tristeza (Gn 40:6-8), y al saberlo se presta a
brindar el auxilio. Este es el máximo nivel de jesed (bondad), preocuparse y acudir
en auxilio del necesitado sin que él lo haya pedido 3. Todo esto nos habla de la virtud
de Yosef.

Lo más grande, es que Yosef les pregunta el por qué están tristes, cuando él mismo
al igual que ellos está preso y no estaba triste4, sino que está trabajando con
entusiasmo en sus labores como encargado de la cárcel, y aun así se toma el tiempo
y se interesa y se acerca al prójimo que ha notado afligido. Yosef se preocupa al ver
que de dos de sus compañeros de infortunios están tristes, se acerca e indaga con

3
Se puede mencionar, entre muchas, dos acciones notables de jesed del Eterno ante el desamparado.
La primera, en el Jardín del Eden, al acudir a levantar el hombre que había fallado en hacer la voluntad
divina; y la otra cuando le brinda auxilio en el desierto a Hagar, quien estando embarazada huye de la
casa de Abraham a causa del maltrato de Sara (Gn 16:1-16).
4
El libro de los Hechos registra el episodio de Pablo y Silas, que habían sido encarcelados por una falsa
acusación, y allí oraban y cantaban alabanzas al Creador a medianoche en una cárcel inmunda y llena de
malvados (Hch 16:11-25). ¡Esto es emuná!
4
genuino interés al entablar un diálogo con ellos. Aquí podemos concluir que Yosef
es ya un tzaddik; o por los menos estaba en ese proceso de elevación a ese nivel.

Al enterarse de la razones de la tristeza que los embarga, lo interesante es que Yosef


no se adelanta a ofrecer su propio testimonio personal: que venía de una familia rica
y era descendientes de grandes profetas, y de todas las injusticias que le han pasado
y de su experiencia con el Eterno en la cueva doble de sus bisabuelos, y la nueva
actitud que él ahora tiene, que no está triste como ellos por lo que viven y por la
incertidumbre del futuro. Nada de eso dice. ¿Por qué Yosef desaprovecha esa
oportunidad de testificar sobre su fe hebrea y de darles el mensaje de salvación a
aquellos ex oficiales del faraón?

Yosef, guiado por la Ruaj haKodesh, intuye que ellos no estarían interesados en el
testimonio de un desconocido en la misma situación de cárcel, va directamente a
ofrecer solución al problema que afecta a sus compañeros de prisión: el destino de
su vida, que de algún modo parecen anunciados en sus respectivos sueños. En
verdad, esto es lo que a esta gente le interesa, y a todo el mundo le interesa: conocer
la solución al problema en el cual se encuentran. No están interesados en nuestros
testimonios personales y tampoco en nuestro Dios; solo tienen el urgente deseo de
saber lo que les depara el futuro.

Y por este hecho simple es que la Providencia Divina utiliza los sueños para orientar
a los hombres en algún asunto personal, y así para ayudarles a descubrir el principio
de la soberanía del Eterno, que Él tiene interés en el bienestar de cada ser humano
y que conduce este mundo y, por tanto, le debemos nuestros servicios como
súbditos suyos. Lo lamentable es, cuando la gente tiene un sueño enigmático, el cual
le parece que encierra un mensaje; su deseo se enfoca en conocer el significado del
sueño, ignorando de paso al Dador del sueño.

Los sueños están constituidos por un conjunto impresionante de imágenes y


símbolos que solo pueden decodificados y entendidos a partir de la rica variedad de
ejemplos que se encuentran en la Tanak, y ellos son parte de la inmensa gama de
instrumentos que usa la Providencia Divina para auxiliar a los hombres en algún
asunto que les preocupa o sobre algo que el Eterno les quiere dar a conocer para su
beneficio personal. En referencia a Su soberanía y a su derecho de intervenir en la
vida del hombre por medio de sueños, por razones santas, justas y buenas, el libro
de Job enseña que los sueños son dados al hombre con la intención que corrija su
mala conducta5:

5Con la misma intención, las enfermedades son enviadas o permitidas que se desarrollen en
el cuerpo del hombre, como ya se explicó en la penúltima sección del capítulo 3.
5
¿Por qué contiendes con Él? Porque Él no da cuenta de ninguno de sus actos.
Aunque Dios habla de una manera, y aun de dos, pero nadie lo percibe. En
sueño, en visión nocturna, cuando el sopor cae sobre los hombres. Mientras
dormitan en el lecho, Él abre el oído de los hombres y los amonesta
secretamente, para apartar al hombre se su mala obra; y destruir la
soberbia. Para librar su alma del sepulcro, y su vida de que perezca a cuchillo
(Job 33:15-18).

Ejemplos de esta clase de sueños los encontramos por todas las Escrituras. De los
seis sueños citados acá, solo los de Yosef son de una naturaleza diferente a lo que
enseña Job, no fueron enviados para reprender; más bien tenían la intención de
orientar la escogencia del heredero de la primogenitura en el clan de Yaacov.

No tenemos más espacio para comentar más acerca de los diversos tipos de sueños,
sobre sus imágenes y símbolos, y cómo interpretarlos, pero si es importante hacer
mención que los sueños, cuando éstos tienen un origen divino, son considerados el
más bajo nivel de percepción de la realidad divina, que usualmente se le designa con
el nombre de profecía. Sin embargo, no todo el que recibe un sueño de procedencia
divina es un profeta; los oficiales de faraón y el faraón mismo, son buenos ejemplos
de esto.

Volviendo sobre el deseo de ayudar al prójimo en necesidad, y que vemos en Yosef,


es importante resaltar que ese deseo debe incluir además un tacto especial de parte
nuestra: la de mostrarles que estamos genuinamente interesados en sus pruebas y
en las aflicciones que éstas generan, y no en su conversión por medio de la
testificación religiosa, o en otro tipo de interés egoísta. Ya la Providencia Divina,
usando nuestra ayuda desinteresada conmueva a quien ayudamos o por cualquier
otra vía, se encargará de iluminar la mente de aquellos hombres sin emuná y
despierte en ellos el deseo de conocer un mejor camino para sus vidas.

Ahora bien, en este episodio esos hombres dicen que no es tanto su situación en la
cárcel lo que los aflige, sino que los sueños que han tenido los deprimen porque les
parece que esos sueños son presagios que anuncian la muerte de ellos (Gn 40:7,8).

Aquí tenemos tres hombres, los dos ex oficiales del faraón y Yosef, que tienen dos
cosas en común, todos están presos y los tres han tenido sueños; pero Yosef tiene
una actitud diferente a la de ellos. ¿La razón? La emuná hace toda la diferencia.
Yosef, aunque está preso al igual que ellos, espera con paciencia el cumplimiento de
sus sueños porque su padre, un profeta, hijo de profeta, nieto de profeta, y heredero
de todas las promesas, ha interpretado ya el significado de sus sueños que le
aseguran un mejor futuro. Por lo que su carga es más liviana, es decir, las duras
pruebas son más llevaderas.

6
Y es por esta razón, que Yosef, inspirado por sus experiencias previas de los sueños
que ha tenido y la interpretación que le ha dado su padre, invita al copero y al
panadero a contar sus respectivos sueños, afirmando que la interpretación de los
sueños es de origen divino, que el Eterno revela sus significados. Y entonces, escucha
los sueños y luego, guiado por la Ruaj Hakodesh, pues Yosef no era un adivino, da
una correcta interpretación, los cuales se cumplen al tercer día: el panadero es
colgado y el copero recupera su cargo (Gn 40:9-22).

Yosef, luego de interpretarle de manera positiva los sueños a este hombre, le solicita
el favor que interceda ante faraón puesto que ha sido arrojado a la cárcel
injustamente (Gn 40:14,15). Este último episodio que narra la Escritura de la vida de
Yosef en la cárcel, termina con una nota triste: “no se acordó el jefe de los coperos
de Yosef” (Gn 40:23).

Entre los rabinos que discuten la petición de Yosef hay algunos que piensan que no
fue apropiado que Yosef hiciera eso; que no debió confiar en el hombre y esperar
que el Eterno lo sacara de la cárcel. De hecho, piensa que Yosef fue castigado con
una extensión de dos años de permanencia en la cárcel por haber buscado la ayuda
del hombre en lugar de la del Eterno. Quienes toman esa posición llegan a esa
conclusión de una inferencia de la yuxtaposición entre el olvido del copero de la
solicitud de Yosef (Gn 40:23), con la declaración de la Torá que después de dos años
de haberse cumplido las interpretaciones de Yosef, el faraón tuvo los dos sueños que
(Gn 41:1-7), que abrieron el camino para la liberación definitiva de Yosef.

Es posible que esto sea cierto, pero se podría considerar un factor extra que pudo
haber sido lo que impulsó a Yosef a pedir ese favor. No fue el natural deseo humano
de salir de una situación de apremio el factor crucial para que Yosef tomara la
decisión de hablar con el copero, aunque era importante. Lo que determina esa
iniciativa es el hecho de que Yosef, al notar que es guiado por el Eterno para dar
una interpretación correcta del sueño del copero, piensa que el Eterno le estaba
abriendo una oportunidad para salir de la cárcel, y por esta razón solicita auxilio
del copero. Ese es mi parecer.

Y siguiendo esta clave interpretativa, Yosef tuvo razón al intuir que ese sueño sería
una vía que el Eterno estaba usando para liberarlo y, a la luz de lo que ya sabemos
fueron los eventos posteriores, consideramos que Yosef tuvo razón. Por eso creo
que no le podemos atribuir pecado a esa acción de Yosef, dado que hay que
considerar que Yosef, ya de 28 años y once años como esclavo después de haber
sido secuestrado con violencia, tuviera ya el deseo de salir de su infortunio y de
aprovechar una oportunidad de pedirle un favor a un desconocido a quien ya había
favorecido con sus dones.

7
La cuarta y la quinta intervención de la Providencia divina

Del episodio de los sueños del copero y del panadero en la cárcel (la tercera
intervención divina) y de los dos sueños del faraón en su palacio (la cuarta
intervención divina), asunto que en breve se analizará, ya se puede notar como el
Eterno está dirigiendo los eventos para favorecer a Yosef. El Eterno le abre un
camino de liberación a Yosef porque el mismo Yosef con su buen ánimo y calma, no
estoica precisamente, le ha facilitado al Creador el despliegue de sus acciones
providenciales. Esta sintonía entre el cielo y la tierra se hace posible cuando un
tzaddik vive entregado a hacer la voluntad del Eterno. Por eso se dice que un
tzaddik es el cimiento del mundo (Pr 10:25).

Acá vemos en acción la respuesta del Eterno, actuando de “abajo hacia arriba”, como
resultado de la conducta humana; cosechamos lo que sembramos, como lo dice
Pablo (Gál 6:7). Aunque en ocasiones, el Eterno, en Su gracia, pasa por alto este
modo de actuación (“de abajo hacia arriba”) e implementa, actuando de “arriba
hacia abajo”, el tipo de auxilio que necesitamos para elevar el nivel de nuestra
emuná. Él determina que es lo mejor para cada quien y, actúa, según la circunstancia
personal presente que uno tenga. Él está pendiente todo el tiempo de nosotros; para
hacernos el bien, que tanto necesitamos.

El gran problema es que muchas veces, aquello que creemos necesitar no nos
conviene; pero el Creador si lo sabe. En relación con este punto, hace poco leí en
Instagram un pensamiento que decía: “Cuando el Eterno sabe que tus planes van a
arruinar tu vida, entonces Él arruina tus planes”. Sin embargo, podría suceder, y en
verdad sucede, que el Creador permita el libre curso de nuestros planes, que nos
pueden arruinar la vida, porque de antemano conoce que podrían conducir a una
elevación espiritual. Como ilustración, el hijo pródigo de la parábola de Lucas 15, y
como ejemplo, el caso de Yehudá, que se examinará más adelante.

Y es justo por eso, que uno puede intuir que lo tenemos o vivimos (alegrías o
adversidades) lo ha enviado al Eterno; para nuestro bienestar y crecimiento. Esa es
la realidad. Lo otro, con el examen de estos eventos desde el enfoque de la
Providencia Divina, tenemos a la mano una guía para orientarnos en todo cuanto
acontece en el entorno de nuestra vida privada; y más allá de eso, nos sirve como
un modelo para observar y analizar los eventos y movimientos de la geo-política
mundial, principalmente aquellos que se dan en torno al estado de Israel y al pueblo
judío que se encuentra esparcido por todo partes. Este asunto se discutirá de
inmediato.

En la cuarta actuación de la Providencia Divina se destaca un cambio significativo;


ahora el Eterno va a operar a escala global al intervenir en los asuntos internos del
imperio egipcio, con el objeto de poner en marcha los eventos que van a tener como

8
resultado la reunificación del clan de Yaacov en Egipto. Esto es lo que uno concluye
cuando examina en retrospectiva todos los eventos que suceden a partir del sueño
de faraón. Vamos a ver cómo se concatenan los eventos y los personajes
involucrados quienes actúan sin otro impulso que sus emociones. Pondremos
especial atención a las reacciones de Yosef y Yaacov, los grandes protagonistas de
este drama, y entre ellos, va a surgir, como entre las sombras, la figura de Yehudá.

Dos años después de la interpretación de Yosef de los sueños de aquellos dos ex


sirvientes del faraón, el Creador interviene por cuarta vez. En esta ocasión, Él le
deposita en la mente del faraón dos sueños que son importantes profecías; uno, que
contiene las imágenes de las siete vacas gordas y de las siete vacas flacas, y el otro,
el de las espigas gruesas y buenas y las espigas delgadas y secas (Gn 41:1-7). Al
amanecer de ese día, el faraón, impresionado por su sueño, llama todos sus sabios,
les cuenta su sueño, pero ellos son incapaces de darle al faraón una interpretación
convincente al faraón (Gn 41:8).

El faraón, como todos los gobernantes de los tiempos antiguos, creían que los
sueños contenían mensajes de sus dioses, por ello no duda en llamar a cualquier
adivino que conozcan o que se lo recomienden a fin de saber sobre el futuro. El
Creador usa esta costumbre, en virtud de Su soberanía y sin violentar la conciencia
humana, le revela el futuro al rey de Egipto. Aunque se podría objetar que el Creador
está manipulando la mente humana; no es cierto.

Me explico, cuando vemos a una persona en dificultad, por lo general somos


movidos a darle un consejo sin que lo haya solicitado; depositamos en su mente
ideas o proyectos; que según nuestro juicio podrían ser de utilidad. Con esta clase
de acción, animada de buenas intenciones, nadie nos puede imputar el delito de
manipular la mente; por lo que tampoco será difícil concluir que, si nosotros
podemos dar buenos consejos a amigos y conocidos para reorientar sus vidas en un
mejor sentido, cuanto más el Creador, quien tiene toda la sabiduría y el afecto
paternal hacia nosotros y, por si fuera poco, posee el conocimiento previo y futuro
de todos y cada uno de los eventos del mundo. Como diría el Mesías: “Si vosotros
siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, cuanto más vuestro Padre
celestial dará cosas buenas a los que le piden” (Mt 7:11).

Siguiendo con el análisis del relato bíblico, se debe notar que ocurre la primera
conexión providencial que va a disparar los eventos que traerán a Yosef al centro del
escenario del imperio de aquel entonces. En el palacio del faraón está una pieza
importante en este drama, el copero que fue compañero de cárcel de Yosef, quien
al enterarse del fracaso de los sabios de la corte real, se acuerda de Yosef, y toma la
iniciativa de hablar con el faraón y le cuenta de los sueños que él y el ex panadero

9
tuvieron en la cárcel y, que todo aconteció como un joven esclavo hebreo se los
había interpretado (Gn 41:9-13)6.

Era tal la preocupación que el faraón tenía por saber el significado de su sueño, que
sin dudar, ordena que saquen a Yosef “apresuradamente” de la cárcel y que lo vistan
para que se presente en el palacio (Gn 41:14). Acá, de nuevo, la vida de Yosef, el
esclavo hebreo, da un nuevo giro inesperado y sorprendente, en un abrir y cerrar de
ojos, de la cárcel inmunda ahora se dirige a entrevistarse con el líder mundial de
aquellos tiempos. ¡Un verdadero milagro ha ocurrido! No, es Providencia Divina, la
orquestación de los eventos que efectúa el Eterno, para que intuyamos o
fortalezcamos la conciencia que todo viene del cielo y todo es para bien. Hay que
tener claro la diferencia entre un milagro del Creador y Sus acciones Providenciales.

Con esta increíble invitación al palacio del faraón, ¿esperaría Yosef, ya de treinta
años, que se cumplirían los sueños que tuvo trece años atrás? Posiblemente no, ya
que Yosef fue informado de la razón por la cual fue sacado de la cárcel, por lo que
pensó que iría a cumplir con su misión con la ayuda del Eterno y que luego volvería
a la cárcel. Esa era la lógica. No obstante, sus emociones, alegría y expectativas
estaban en su punto máximo; como si fuera un destello fugaz de la luz de un
relámpago en medio de la oscuridad.

Ahora Yosef está delante del faraón y en presencia de la corte real, de sus sabios y
consejeros; entonces el faraón le cuenta que dos sueños (Gn 41:17-24) y que
ninguno de sus sabios ha podido encontrarle su significado, y además hace
referencia que conoce de la habilidad de Yosef para interpretar sueños, y por eso ha
sido llevado al palacio, ante lo cual Yosef responde con la humildad y sobriedad de
un tzaddik: Y con asombrosa serenidad y respeto a la alta investidura del faraón
Yosef dice: “No es de mí, Dios responderá sobre la paz del faraón” (Gn 41:15,16). No
dice “los dioses”, con ello deja caer una perla de su emuná hebrea.

Yosef ha declarado que no es ninguna virtud natural de él, el mismo Dios que le dio
el sueño al faraón el mismo Dios dará la interpretación para tranquilidad del faraón;
él es simplemente un instrumento o canal para la interpretación; si así lo que quiere
el Eterno. Aún más, Yosef añadió que si el sueño era de origen divino entonces era
claro que el Creador estaba interesado en el bienestar del faraón y de todo su
pueblo.

¿De dónde ha sacado Yosef estas ideas? Yosef tiene tras sí, en su línea genealógica
un grupo de hombres justos que habían recibido mensajes divinos y habían tenido
la bendición de comprenderlos y conocer con ellos que eran para bien: Abraham,

6
Este caso es similar al que se relata en el libro de Ester. El Eterno se las arregló para poner dentro del
palacio real del imperio persa a dos judíos, la reina Ester y su tío Mordejai, quienes serían piezas claves
para la anulación del decreto de exterminio que poco tiempo después se emitiría contra los judíos.
10
Yitzjak, y su padre Yaacov, le habían relatado todas historias y milagros que leemos
en los primeros treinta y seis capítulos del libro de Génesis. Yosef, ya había
concebido las ideas básicas de la filosofía de la historia del pueblo hebreo, de su
misión y de su destino; la cual expresará de forma más madura en su encuentro con
sus hermanos. En palabras más sencillas, Yosef ya era un hombre de emuná.

La formación moral, intelectual y espiritual de Yosef fue forjada en la cueva Macpela,


sitio en el cual le fue revelado a él que sería el primogénito y heredero de las
promesas dadas a su bisabuelo Abraham. Esta es la base de la emuná de Yosef y con
la cual se dispone a escuchar al faraón. El faraón relata su sueño (Gn 41:17-24); tanto
pronto termina de hablar, Yosef, como iluminado por el cielo ve con claridad todo el
conjunto de los dos sueños como una unidad, y por eso afirma con pasmosa
seguridad: “El sueño es uno solo. Lo que Dios va a hacer comunicó al faraón” (Gn
41:25). ¡Qué riesgo asumió Yosef! En qué clase de compromiso se había metido
delante de un hombre poderoso y de toda su corte real. Él dudó ningún momento
que el Eterno lo estaba guiando.

El rápido y audaz discernimiento del significado de los sueños del faraón se debe al
simple hecho que Yosef se da cuenta que éstos son similares a los dos sueños que él
ya había tenido, distintas imágenes pero con un mismo significado. Las palabras de
Yosef muestran la inspiración divina de su sabiduría7, esta es la quinta intervención
de la Providencia Divina, el discernimiento del significado de los sueños del rey de
Egipto viene del cielo, como había venido del cielo el sueño del faraón; y también
los sueños del copero y del panadero.

Y he aquí, la obra de la Ruaj haKodesh, la fina y delicada combinación y guía de los


eventos humanos conducidos por la sabiduría divina, que logran concretarse gracias
a la presencia de un tzaddik: Yosef, la vasija que se había preparado para recibir la
luz divina y para difundirla a su alrededor.

La impresionante interpretación a los sueños del faraón y el consejo que Yosef le a


él (Gn 41:25-37), deja atónitos al propio faraón y a sus sabios. Quizás, todos se
miraron con admiración y asombro murmurando sobre la genial explicación del
esclavo hebreo, solo faltaba la decisión del faraón. Luego, en consulta con sus sabios
y con las indagaciones pertinentes, el faraón elige a Yosef como virrey de Egipto a
los treinta años, y como ministro encargado de hacer efectivo el plan de salvación
que ha aconsejado para salvar a Egipto de la hambruna vaticinada (Gn 41:38-
49).Según la tradición, y en base al Salmo 81:1-6, la coronación de Yosef ocurrió el

7
Hay dos palabras hebreas claves para entender la interpretación de Yosef: Jojmá y Biná. La primera es
la idea, la intuición fundamental que entiende el problema o la situación bajo estudio, y que además
abarca y resume todo lo que se requiere hacer, esto es “sabiduría” en el sentido hebreo. Por su parte,
Biná, es “inteligencia”, el despliegue de acciones que se lleva a cabo aquello que ha sido intuido en la
mente.
11
primer día del mes de Tishrei, es decir en Yom Teruá o Rosh Hashana; por lo que ese
evento tiene connotaciones proféticas de largo alcance 8.

Esta voltereta espectacular de los eventos parecen darle a Yosef la clave crucial y
definitiva para el cumplimiento de los sueños que había tenido en su adolescencia;
solo faltaba una pieza importante: la aparición de su padre y de sus hermanos. Yosef,
al ser llamado para asumir las funciones que el faraón le entregó, debió haberse
emocionado muchísimo, no solo era libre sino además virrey. ¡Demasiado bueno
para ser cierto! Pero era cierto, todo había venido del cielo, y todo había sido para
bien!

Yosef comienza a gobernar con sabiduría e integridad la realidad socio-económica


creada por el Eterno en Egipto. Y he aquí un punto importante. Los eventos de
Egipto, la prosperidad económica y la hambruna que le siguió, nos podría orientar
en nuestro examen de las economías de los países o de algunas regiones del mundo;
puesto que, algunos sucesos o cambios importantes en el aspecto económico, por
ejemplo, podrían ser el resultado, no tanto de la habilidad o corrupción y mal manejo
de los recursos, sino un resultado de la intervención divina. No es fácil saberlo, pero
lo que pasó en Egipto nos da luces que tales cosas podrían tener un origen que viene
del cielo, para darle una lección al pueblo y a los gobernantes de esos países.

Los siete años de prosperidad aparecen, según lo predicho, seguido por los dos
primeros años de hambruna, consolidan el liderazgo de Yosef (Gn 41:47-57). Pare
ese tiempo, ya han pasado veinte y dos años desde su llegada a Egipto; y Yosef tiene
treinta y nueve años; y todavía no aparecen su padre y sus hermanos. Era cuestión
de tiempo, el plan orquestado por el Eterno ya está en marcha y no hay manera de
detenerlo hasta que se cumpla el propósito divino. Al ver en retrospectiva estos
eventos en torno a la vida de Yosef se realza a nuestra comprensión de la realidad
que hemos venido explicando; que todo viene del cielo y al final, a pesar de todas
las tribulaciones, todo será para bien.

La sexta intervención de la Providencia divina

En Canaán, la tierra prometida, ya se siente el hambre, por lo que Yaacov decide


enviar a Egipto en busca de alimentos a todos sus hijos, a excepción de Binyamín,
(Gn 42:1-5). La acción providencial del Eterno al enviar la hambruna al mundo de
entonces impulsa o fuerza los eventos, y los hermanos de Yosef se dirigen a Egipto;
esta es la sexta y sutil intervención de la Providencia Divina en una familia hebrea, la
matriz de la nación de Israel.

8
Talmud Bavlí Rosh hashana 10b.
12
Ya la sexta intervención del Creador está en marcha. De allí en adelante el éxito hacia
el cual apunta esta nueva intervención divina, la reunificación familiar y el
cumplimiento total de las profecías dadas a Yosef, va a depender de la sabiduría de
Yosef en el manejo de sus emociones cuando se concrete el encuentro esperado con
sus hermanos. Es importante resaltar que, en este caso, como en muchísimos otros,
el cumplimiento del propósito divino, va a depender de la persona, de cómo va a
reaccionar ante la prueba; la manera como conduzca sus emociones y deseos le van
a garantizar el éxito o un rotundo fracaso. En este punto crucial se prueba la emuná
del hombre.

Los hijos de Yaacov viajan a Egipto y una gran sorpresa les aguarda: se encontrarán
con sus errores pasados, y no estaban preparados; a diferencia de Yosef. El resto de
la historia es bien conocida, Yosef al ver a sus hermanos cae de inmediato en cuenta,
que ya sus sueños están en plena vía de cumplirse, así que finge no conocerlos a fin
de probarlos para determinar si ellos seguían con el mismo espíritu de división y
hostilidad del pasado (Gn 42:7 al 44:34). Ahora la sabiduría de Yosef entra en
operación, su emuná está más firme que nunca, pero necesita tener sus emociones
bajo el control de su sabiduría, saber quiénes son sus hermanos a fin de determinar
cómo va a gobernar sobre ellos, porque eso es lo que dice la profecía sobre sus
sueños.

Las pruebas a las que Yosef somete a sus hermanos y de lo que escucha de la
conversación entre ellos, le proporcionan datos importantes del evento de su
secuestro a Egipto, y del dolor y arrepentimiento que ellos sienten. Esto se nota en
una conversación que tienen entre ellos (Gn 42:21-23). Pero ese arrepentimiento no
ocurrió en ese momento de prueba de ser acusados como espías y enviar a prisión a
Shimeón hasta que traigan Binyamín (Gn 42:5-19). Veamos esto que es crucial en el
desarrollo de este drama familiar.

Hay un detalle en la narración de los eventos que la sabiduría judía ha notado y, de


donde ha inferido una conclusión genial. La Torá narra la salida hacia Egipto como
una orden de Yaacov a sus hijos (Gn 42:1,2), y después de esto dice: “Entonces
bajaron los hermanos de Yosef, diez (de ellos) para comprar cereal en Egipto” (Gn
42:3). El Midrash Génesis Rabbá9 se pregunta, ¿por qué la Torá se refiere a ellos
como “los hermanos de Yosef” y no como los “hijos de Yaacov”? Y el mismo
Midrash responde a su interrogante: “porque ellos ya se había arrepentido del mal
que le causaron a Yosef”.

Pero Yosef necesita conocer si tienen un afecto fraternal entre ellos, pues no lo
sintieron por él cuando estaba en aflicción en el fondo de un pozo. Por esta razón

9
El Midrash GénesisRabbá 91:6
13
deja preso a Shimeón10, y toma como excusa la orden que da para que traigan a
Binyamín con el objeto de saber si su hermano menor está con su padre Yaacov
como ellos habían dicho (Gn 42:1-28). Con esta acción, Yosef quería probar la
solidaridad con Shimeón, pues tenían la posibilidad de salir de Egipto y dejar
abandonado a Shimeón, como una vez lo hicieron con él. Yosef necesitaba estar
seguro si ellos habían cambiado.

Ya de camino de regreso a Canaán, lo interesante de esta última parte del relato, es


la sorpresa de conocer que el dinero que dieron para la compra de los alimentos les
había sido devuelto. Estaban confundidos, no encontraban la manera de explicar
este suceso y los eventos amargos que había vivido en el encuentro con el virrey de
Egipto: no atinaban a discernir que la Providencia Divina los estaba guiando al
bienestar de ellos y de toda la familia de Yaacov. La incertidumbre que sienten y
respiran les hace exclamar: “¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?” (Gn 42:28).

La incertidumbre confunde, puesto que uno no sabe lo que va a pasar, y por lo


general, la piensa que va a pasar algo; lo que muchas veces no sucede. El punto es
que la incertidumbre, que no es más que vacío de sentido, que produce un estrés
que, si se prolonga con el tiempo puesta afectar la salud y el manejo de las
emociones: produciendo ansiedad, y por supuesto, la capacidad de razonar. No hay
claridad para tomar una buena decisión, y por lo general, se opta por la vía de actuar
por impulsos.

¿Cuántos de nosotros nos hemos sentido perplejos ante la adversidad? No


entendemos nada, no le hayamos sentido a lo que nos ha pasado o nos está pasando.
Sin embargo, hay un dato y lección importante que se puede extraer de la
experiencia de los hermanos de Yosef: que la aflicción a la que los había sometido el
virrey de Egipto y sin la posibilidad de ayuda alguna, era similar a la que experimentó
Yosef. Los hermanos de Yosef estaban recibiendo la misma dosis de crueldad que
ellos le habían infligido a Yosef; ahora Yosef era la vara del Creador, como en su
momento ellos habían sido la vara del Creador, con la gran diferencia que Yosef
actuaba con buenas intenciones.

Nótese, que ambos casos, fue para bien, para procesarlos y moldearlos para que
ellos maduraran como hombres con destino y propósitos. Por tanto, la
incertidumbre, con todo el estrés que puede generar, y que el Eterno ha permitido,
será para bien, si la persona cede a rectificar su conducta; que justo lo que pasa con
los hermanos de Yosef. No siempre sucede así, solo la necedad o el orgullo impide
que se alcance el designio del Eterno para nosotros. Vuelva a leer Lc 7:30 para que
verifique una vez más que el Eterno tiene buenos planes para uno, pero nos somete

10
El Midrash GénesisRabbá 91:6 explica que Shimeón fue puesto en prisión por Yosef porque él había
sido el responsable de arrojarlo al pozo.
14
a prueba para que rectifiquemos y así seamos mejores vasijas para recibir Sus
bendiciones, pera a veces no queremos cambiar nuestros planes; a pesar que el
Eterno lo intente varias veces, y entonces Él nos deja cosechar lo que sembramos.
Lea de nuevo Mt 23:37-39: “Jerusalén, Jerusalén…cuantas veces quise juntar a tus
hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste. He aquí
vuestra casa os es dejada desierta…”.

Muy bien. Y ahora, en medio de la terrible aflicción que los diez hermanos de Yosef
tenían, les fue posible reconocer la crueldad con la que lo había tratado, que habían
hecho sufrir innecesariamente a su indefenso hermano menor. Por lo que
concluyeron que, lo que ahora vivían era el resultado de haber pecado contra Yosef
(Gn 42:21). Yosef escuchó esta confesión dolorosa y la queja que Reuvén les
presentó a sus hermanos (Gn 42:22-24), lo que lo eximía parcialmente de culpa, pues
debía haber tenido el coraje, como hermano y como primogénito, enfrentar a sus
hermanos y no permitir que Yosef fuera arrojado al pozo. En cualquier caso, el
camino hacia la reconciliación con Yosef ya se estaba despejando.

En muchas ocasiones, el Eterno permite que, como bien dice Pablo, cosechemos lo
que hemos sembrado (Gál 6:7-9), ya sean de manera positiva o negativa. Hay que
ser conscientes de nuestros errores y asumir con responsabilidad las consecuencias,
y hasta donde nos sea posible, hacer el esfuerzo necesario para hacer las
reparaciones debidas. Sólo así nos abrimos paso hacia la elevación espiritual.

Y he aquí un punto importante. En la concepción hebrea del pecado y del bien,


cuando alguien realiza una determinada acción, buena o mala, se disparan una
cadena de eventos que tendrán un fruto según haya sido la naturaleza de la acción
inicial. Y así lo enseña la tradición rabínica, quien condensa magistralmente esta
enseñanza bíblica: “Una mitzvá conduce a una mitzvá, un pecado conduce a otro
pecado”11. Dicho de otro modo, una buena acción conduce a otra buena acción; una
mala acción conduce a otra mala acción; cosechamos lo que sembramos, en palabras
de Pablo; a menos que el intervenga en Su gracia y nos salve de la desgracia.

En el caso de una transgresión, el resultado no debe verse como la consecuencia del


pecado inicial, sino la metamorfosis del pecado mismo que como un cáncer carcome
al hombre de diversas maneras, según sea el caso, hasta llevarlo hasta la muerte (Rm
6:23). Esto es un asunto que han notado pocos teólogos, entre ellos, Gerard Von
Rad12, quien afirma que, la única forma de anular el influjo exterminador de una
mala acción, que rompe la unión entre el pecado y la desgracia, es la expiación; es
decir, ejecutar la acción apropiada para eliminar el mal coyuntural o estructural13.

11
Midrash Tanjumá, Parashá Vayakhel 1.
12
Gerard Von Rad, obra citada, pp. 341,342.
13
Lo que es un excelente resumen de lo que enseña el sistema de sacrificios del libro de Levítico.
15
Los ejemplos bien gráficos de esta magnífica enseñanza están registradas en el
episodio de Pinjas al aniquilar a los que fornicaban abiertamente (Nm 25:10-15), y
cuando Aharón, con el incensario en la mano se interpuso para que la mortandad no
se extendiera más sobre el campamento (Nm 17:6-15). El culmen de todos ellos es
la expiación de Yeshua hatZaddik, cuya fase importante ocurrió en el madero 14 y la
final la ejecutará con su segunda venida. De esa manera se completará el proceso de
la redención.

Esto es particularmente notorio en aquellos que tienen emuná y la vívida conciencia


que le han fallado al Eterno, justo cómo se puede leer en la experiencia del rey David;
y allí se puede notar que, la otra manera de detener la avalancha de eventos
negativos es el arrepentimiento; no obstante, tendremos que sufrir las
consecuencias:

Mientras callé, se envejecieron mis huesos, en mi gemir todo el día; porque de día y
de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano
(Sal 32:4).

La solución a esta angustia por desviarse de la voluntad divina es la rectificación,


reconocer la falta, y proceder a corregir lo que se ha perjudicado, como más adelante
lo expresa el mismo rey David (Sal 32:5, leer también Sal 32:6-12). Parte del plan
divino para la reunificación de la familia de Yaacov pasaba primero por la
rectificación de los hermanos de Yosef; esto es, un efectivo cambio de carácter y
conducta en todos los hijos de Yaacov, incluido Yosef, quien fue el primero en
comenzar el proceso de transformación 15. Los hermanos de Yosef tenían que hacer
Tikkún, una rectificación completa en sus vidas, era el único y mejor camino para su
crecimiento personal y la reunificación de la familia.

La paz y la reunificación de la familia humana con el Creador, signos de la superación


de la alienación primordial, pasan también por este canal: Tikkún; como ya lo había
señalado Eric Fromm antes citado. Incluso, nadie en lo particular, puede aspirar a la
elevación espiritual sin este paso trascendental de un cambio profundo en las
relaciones interpersonales, que es la señal del cambio del corazón, y que lleva al
trono de la gloria.

14
La teología cristiana sostiene, no sé si habrá una excepción, que la expiación del pecado tuvo lugar
con la muerte de Yeshua en el madero, y no es cierto; puesto que la concepción hebrea de la redención
es un proceso. De allí que, muchos intelectuales judíos y rabinos objeten esta interpretación puntual de
la redención.
15
Rabbí M. Hattin, Yosef's Brothers and Teshuva, http://vbm-torah.org/archive/intparsha74/11-
74Vayigash.htm
16
Sigamos con nuestra historia. De regreso a Canaán, los hermanos de Yosef traen
alimentos y malas noticias, Shimeón está preso y están obligados a llevarse a
Binyamín para que el virrey de Egipto verifique la verdad de la historia familiar que
le han contado y pueda liberar a Shimeón; tema que conmociona a Yaacov de nuevo
(Gn 42:29-38). Y se lo toma de manera personal: “Contra mi fueron todas (estas
cosas)” (Gn 42:36). Esta es una actitud incorrecta; Yaacov sigue atornillado en su
enfoque negativo de los eventos, todo es su culpa y todo es para mal.

Nada se haría por Shimeón, según Yaacov pensaba: “ya he perdido a dos hijos, no
voy a perder a Binyamín”. Forzado por la Providencia Divina, porque el hambre
arreciaba y se habían consumido todo el cereal traído de Egipto, Yaacov toma la
decisión que sus hijos regresen a comprar más alimentos” (Gn 43:1,2). Entonces la
figura de Yehudá, surgida como entre las sombras, entra en escena, y le recuerda a
Yaacov la condición que el virrey de Egipto les ha impuesto: debe Binyamín ir con
ellos (Gn 43:3-5).

Luego de protestar y quejarse, Yaacov accede en vista que Yehudá ha salido como
fiador de su hermano menor, asumiendo toda la responsabilidad si algo le pasare
(Gn 43:6-15)16. La otra nota positiva es que Yaacov invoca al Eterno a fin de que les
otorgue misericordia delante del virrey y liberen a Shimeón y que Binyamín pueda
regresar a casa; sin embargo, termina esta petición con una actitud pesimista,
puesto que se adelanta para confesar que ya se ha resignado a perder un tercer hijo
(Gn 43:14). Yaacov está mal, su depresión no le permite vislumbrar nada positivo en
el futuro, ni tampoco recuerda las liberaciones del pasado.

¿Qué pasa con la emuná de Yaacov? No logra penetrar la nube oscura, todo le parece
sombrío, ignora la realidad de lo que ha ocurrido y mucho más de lo que pronto
ocurrirá, que el Creador, está actuando, está justo creando, con la ayuda de Yosef
hatzaddik, el escenario para que toda la familia se reúna y sea salvada de la
hambruna. Yaacov está desorientado. Tiene una comprensión errónea del pasado y,
consecuentemente una terrible incertidumbre del futuro. La confianza en el Creador
le falló para ubicarse en el presente, ya que, por el pasado nada se puede hacer, y el
futuro está en manos del Creador. El hecho que el Eterno no le haya hablado, ni
siquiera en un sueño, como antes lo había guiado, no quiere decir que Él no esté
actuando a su favor como lo hizo en casa de su suegro Labán.

16
Tengo la intuición o la conjetura, que la aceptación de la propuesta de Yehudá por parte de Yehudá
tiene un fondo. Quizás, Yehudá, estaba arrepentido de su participación en la desaparición de Yosef y su
tormento era peor al ver el sufrimiento de su padre, y posiblemente, en una reunión privada le contó
todo lo que había pasado, y le pidió perdón. Luego de esa confesión decidió separarse del clan familiar y
se fue a otro lugar a intentar olvidar el desastre que había causado y de rehacer su vida deshecha. Ese
es mi Midrash.
17
Tanto Yaacov, que se queda en Canaán sin sus hijos, como sus hijos que van de
regreso a Egipto, tienen el ánimo por el piso; se ven bajo la amenaza de una inmensa
nube negra que ha oscurecido su vida; o, usando otra metáfora, se ven aplastados
por una pesada carga de piedras y no ven la manera de quitársela de encima. Se
espera que lo peor le pueda estar esperando en Egipto, la emuná que tienen ni
siquiera es del tamaño de una semilla de mostaza (Mt 17:20), por eso no pueden
discernir la genuina realidad; que el Eterno está conduciendo todos los eventos para
el bienestar de todos ellos.

Sin emuná o con una emuná débil, hay muchas preguntas y ninguna respuesta; y se
crea una sensación desagradable de incertidumbre que trae inseguridad a la
persona; y la gente vive intranquila, la carcome la ansiedad. Emuná es confianza en
el Creador, en toda circunstancia; y si es así, la actitud y el sentir es entonces de
calma en medio de la tormenta. No necesitamos entender todo lo que está pasando,
ni mucho menos atemorizarnos, lo que necesitamos es confiar que lo que está
ocurriendo viene del cielo y es para bien.

A muchos de nosotros, no nos ha tocado vivir una experiencia tan terrible como la
de Yosef, ¡y miren!, un joven de diez y siete fue capaz de iniciar un proceso de
crecimiento personal y espiritual en condiciones desfavorables, que a la larga, lo
convirtieron en un ejemplo resiliencia e inspiración para todos los que sufren
tribulación. No tenemos excusa. ¡Ah! Y si se trata de otro tipo de malas experiencias
que implican asuntos morales y éticos, y su respectiva superación, tenemos el
ejemplo de Yehudá; que se analizará en la próxima sección. De paso, estos ejemplos
sirven para demostrar la noble verdad de las adversidades que experimentamos,
desde el enfoque judío de la Providencia Divina: que todo viene del cielo y todo es
para bien.

Yosef hatzaddik y el surgimiento de Yehudá hatzaddik

Yosef viene gobernando la economía egipcia por nueve años y ha adquirido mucha
experiencia en el manejo de las relaciones humanas y en los asuntos políticos del
imperio. Su visión se ha ampliado, y la concreción de sus sueños parece ahora
acercarse; y él mismo está cooperando para que sea así. Los eventos se vienen
desarrollando bajo la sabiduría de Yosef; él es el tzaddik de la generación en esos
momentos, el instrumento perfecto del Creador para la realización de sus planes.

Los hermanos de Yosef regresan a Egipto con Binyamín, y al entrevistarse con el


virrey egipcio todos ellos le rinden honores (Gn 43:15). En esta ocasión Yosef los
recibe con una amabilidad que les sorprende y, al invitarlos a su casa a comer,
quedan aún más perplejos. Tal vez tienen miedo porque no saben lo que está
tramando el astuto virrey. La incertidumbre y el miedo reinan en el corazón de ellos

18
por la débil emuná que tienen. No ven más allá de las circunstancias que los
mantienen atrapados. Así no se puede vivir.

La causa de este cambio de conducta de Yosef obedece al hecho que, al traer a


Binyamín a Egipto, él ahora tiene constancia que sus hermanos aman a su hermano
Shimeón, a quien libera, y que son también hombres honestos al devolver el dinero
de la compra (Gn 43:16-23). Estas son buenas noticias para Yosef; ahora tiene
constancia que se ha operado un cambio en ellos. Pero todavía Yosef no se siente
seguro de esa conclusión.

Ya en la casa de Yosef, todos están conmocionados, Yosef por ver a su hermano


menor que ya tiene treinta y tres años, y el resto; por el honor inesperado de comer
en casa del virrey de Egipto, quien ahora parece otra persona; y además están
asombrados porque fueron sentados según el orden de nacimiento (Gn 43:24-34).
En este encuentro los once hermanos de Yosef han pasado del miedo a la alegría.
Con la nueva prueba que trama Yosef se invertiría la alegría en miedo y lamento
como una estocada aterradora.

¿Es esto justo y necesario? ¿Son correctas todas estas pruebas de Yosef que ha
provocado un sufrimiento a sus hermanos? ¿No había otra manera solucionar los
problemas, con un diálogo sincero desde la primera vez que se encontraron? La otra
pregunta es, ¿qué busca Yosef con esta acción contra sus hermanos? Es necesario
hacer un paréntesis. Todas las acciones de Yosef, como un tzaddik, deben verse
también como acciones de la Providencia Divina; pues Yosef es el instrumento, la
vara y el cayado, que está usando el Eterno para la corrección de sus hermanos y la
reunificación de todo el clan de Yaacov. Ya veremos la razón que justificará esta
nueva prueba que Yosef hatzaddik impone a sus hermanos. No hay que perder el
enfoque, Yosef, en ese momento, es el tzaddik de esa generación, el canal de
bendición para el mundo. Este el modelo que el Creador quiere que tomemos en
cuenta.

Retomemos la historia y el nuevo giro que dan los eventos. Los hermanos de Yosef
marchan tranquilos de regreso a Canaán llenos de provisiones y dones del virrey.
Yehudá piensa que ha cumplido su misión y van con alegría de llevar a Shimeón y
Binyamín a casa, en donde les espera Yaacov con una ansiedad que le consume.
Yosef, por su parte, arma la trampa final que arruinará la alegría de sus hermanos;
ordena esconder su copa dentro de las pertenencias de Binyamín para culparlo de
robo y hacerlo un esclavo, lo que en efecto sucede al interceptarlos oficiales
enviados por él (Gn 44:1-13).

Ante esta nueva tragedia, todos los hermanos de Yosef están devastados y, según
les parece, han caído en manos del astuto virrey egipcio. Al encontrarse de nuevo
con Yosef éste les reclama el robo que han efectuado (Gn 43:16-23). Como si les

19
dijera que son unos ingratos, que él los ha tratado bien e incluso los invitan a comer
a su casa, pero ellos abusan y se roban una copa que “usa para adivinar”. Esto de la
copa no es cierto, y al igual que el resto de sus tretas es una mentira 17, es
simplemente parte de los argumentos Yosef usa para tenderles la trampa.

Otro desagradable encuentro ocurre entre Yosef y sus hermanos; éstos están
consternados, y se encuentran sin defensa alguna ante el cuestionamiento del virrey
(Gn 44:14,15). En medio de aquella tragedia Yehudá toma la iniciativa de atreverse
hablar con el virrey, reafirmando su liderazgo entre sus hermanos y además por el
hecho que está obligado a defender a Binyamín porque él salió como fiador delante
de su padre. Lo interesante y noble de Yehudá es que no sólo reconoce que no tiene
manera de justificar lo que ha ocurrido con la copa del virrey, sino que además se
solidariza con Binyamín, e involucra a sus hermanos, y se ofrecen como esclavos al
virrey (Gn 44:16).

Yosef, fingiendo su enojo, rechaza la propuesta de Yehudá; insiste que Binyamín


debe quedarse como esclavo, y les ordena regresar “en paz hacia vuestro padre” (Gn
44:17). Esta es una nueva encrucijada moral los hermanos mayores de Yosef, desde
hace veinte dos años atrás están atormentados por el papel que jugaron con la
desaparición de Yosef y todo el sufrimiento que trajeron sobre su padre; en el caso
de Shimeón, habían aprendido la lección, y gracias a la intercesión de Yehudá
regresan a rescatarlo.

En esta ocasión, Yosef, sabiendo que como hijos de Rajel, él y Binyamín, eran los
favoritos de Yaacov y; habiendo reconocido la inocencia de Rubén, quería saber si el
resto de los hijos de Lea (Yehudá, Shimeón y Leví, principalmente) habían
proyectado hacia Binyamín todo el odio que ellos una vez sintieron contra él. Esto
era lo último que buscaba conocer Yosef a fin de recuperar la confianza total en sus
hermanos.

En mi comentario a la parashá Vaygash que viene se mostrará transformación de


Yehudá y Yosef como auténticos tzaddikim; el primero, en un acto de abnegación y
desprendimiento por amor de su hermano Binyamín y su padre Yaacov, y el segundo,
perdonando a sus hermanos y ofreciendo una lectura extraordinaria a los
sufrimientos que había experimentado. Veremos además la séptima intervención de
la Providencia Divina que saca a Yaacov del pozo de la depresión.

17
Cualquiera puede objetar que Yosef no tiene que mentir si es un hombre justo. Aquí está en juego la
ética de Yosef, sus sistemas de valores y su percepción de la realidad. Discutir este asunto está mucho
más allá de los objetivos de esta obra; pero lo que se puede decir, es que los tzaddikim y solo ellos,
pueden fingir situaciones porque tienen en mente una intención benigna. Véase por ejemplo, la
recomendación que le da el Eterno al profeta Samuel a fin de que el rey Saúl no se entere que va a ungir
a David como rey (1 Sm 12:1-3). De allí se puede justificar las acciones de Yosef para con sus hermanos.
20

También podría gustarte