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José María Arguedas implica lo poético, lo social y cultural a través de sus

obras, proponiendo nuevos enfoques en una nación donde abunda mucha


diversidad, pero a su vez hay muchas discriminaciones entre unos y otros.
Arguedas buscaba que haya una igualdad entre todos los peruanos y que no
exista esa inclusión y desigualdad que hasta hoy en día permanece, donde
unos salen mas beneficiados que otros. Sabemos que Arguedas vivió en
mundos diferentes, pero siempre le dio más interés al mundo indígena ya que
era el mas desvalorizado, el tuvo una mirada profunda a la literatura y fue ahí
donde plasmaba todos sus sentimientos y todo lo que él vivió en sus tiempos.
Para Arguedas el Perú engloba una infinidad de culturas y lenguas,
inspirándose en ello con la finalidad de cambiar el país a través de sus obras.

Pero muchas personas aun no tienen claro que todos somos iguales, que
tenemos un mismo pasado histórico el cual marco el destino de nuestro país.
Por ello debemos sentirnos orgullosos de ser peruanos y valorar lo que
tenemos sin discriminación alguna, por este y otros motivos debemos valorar la
literatura de José María Arguedas.

La novela empieza con el ingreso del joven Gabriel a la prisión de El Sexto, en


pleno centro de Lima, donde oye los cánticos de los presos políticos: los
apristas cantan a todo pulmón «La marsellesa aprista» y los comunistas el
himno de «La Internacional». Gabriel es un estudiante universitario involucrado
en una protesta contra la dictadura que rige al país y por ello es conducido al
pabellón destinado a los presos políticos, situado en el tercer piso del penal. Es
introducido en una celda, que compartirá en adelante con Alejandro Cámac
Jiménez, un sindicalista minero de la sierra central, preso por comunista.

Me apenan mucho las descripciones, porque me hacen sentir parte de la


historia. Yo nunca eh pisado una celda. No puedo siquiera imaginar como seria
estar en la prisión. Así mismo me hace pensar que hoy en día muchas
personas inocentes son llevados a los pabellones, donde son maltratados y
humillados por los demás presos, solo por ser parte de las protestas contra las
corrupciones que se dan en nuestro país.

Gabriel conoce a los que son los amos del Sexto: Maraví, el negro Puñalada y
el Rosita, este último un travestido. Otro grupo lo conforman los vagos, algunos
de los cuales son pintorescos, como el negro que enseña su pene, «inmenso
como el de una bestia de carga», a cambio de diez centavos; pero otros son
verdaderos espantajos humanos, víctimas de la burla y el sadismo de los más
avezados. Tales son los casos del Pianista, el Japonés y el Clavel.

Otro personaje que llamo mi atención fue Clavel quien ejemplifica en su


máxima expresión el horror carcelario. Clavel es un muchacho homosexual
quien luego de ser violado por los presos, es encerrado por Puñalada en una
celda y obligado a prostituirse, todo ello con la complicidad de los guardias y
las autoridades penitenciarias. Clavel termina por enloquecer.

Estos personajes representan el maltrato carcelario que existe en nuestra


sociedad. En lo personal aborrezco la calidad de personas que hemos formado,
donde personas sin mentalidad ni corazón abusan de otros por sus diferentes
condiciones. Este sistema se mantiene debido a que el ser humano tuvo que
adaptarse a condiciones lamentables con el fin de sobrevivir. Sin embargo, es
un rasgo que nos acerca a la mediocridad y al derecho de creerse mejores que
otros.

La violencia y el maltrato están siempre en la novela. Otros de los casos es


cuando el Pianista agoniza en el pasillo y es víctima de los maltratos sufridos,
Gabriel, con ayuda de Mok’ontullo, lo recoge, lo regresa a su celda y lo abriga
con su ropa. Pero éste aparece muerto al día siguiente y algunos presos
acusan a Gabriel de ser responsable de su muerte, presumiendo que las ropas
que le regaló habían atraído la codicia de los vagos quienes en el forcejeo para
quitárselas lo habrían ahorcado. Ante tal discusión, Gabriel no tiene reparos en
decir abiertamente que no comulga con ideologías y disciplinas politizadas que,
según él, limitan la libertad natural del ser humano.
Yo pienso que acusar a otras personas sin tener las pruebas suficientes es
malo, sin embargo, es un caso que se suelen dar a menudo y aun mas entre
presos donde acusan a las buenas personas haciéndoles quedar con la culpa a
cargo. La mentira no debe ser algo que se aprenda, ya que, por historia,
sabemos que nunca lleva a nada bueno.

Los líderes de los presos políticos se ponen de acuerdo y solicitan una


entrevista con el Comisario del penal; asimismo le envían un petitorio donde
exigen que se ponga fin al tráfico sexual y se trasladen a otra prisión al
Puñalada, Maraví y Rosita. Firman la solicitud Pedro, Luis y Gabriel. El
Comisario llama a todos ellos a su despacho; luego de leer el petitorio, lo
rechaza iracundo, aduciendo que la cárcel era precisamente para eso, para
que los presos se jodieran entre ellos, y que debían estar más bien
agradecidos los políticos de que no fueran encerrados en el primer piso, lo cual
sería, según él, el verdadero castigo, por traidores a la patria. Luis y Gabriel no
se contienen y responden digna y airadamente; ante lo cual el Comisario llama
a los guardias y ordena que los golpeen y los devuelvan a sus celdas.

Me asusta pensar que la globalización consigna exterminar con la vida de las


personas. No hay nada mas maravilloso que la vida de un ser humano, ya que
eso es lo que hace especial a la gente. Esa es la razón por la que debemos
seguir adelante y no dejarnos maltratar por otras personas.

La cárcel es un sitio trascendental que alberga a personajes agresivos e


indiferentes. Sin embargo, un comisario es quien promueve la violencia y el
odio entre presos y personifica el abuso. Quiero decir un comisario debe ser
empático y solidario, no todo lo contrario.

Otro suceso que conmueve a Gabriel es el ocurrido en torno a Libio Tasaico, un


muchacho serrano y sirviente, de 14 años, quien llega a la cárcel acusado por
su patrona de robarle una joya costosa. Esa misma noche Puñalada y otros
negros violan al muchacho, quien amanece llorando desconsoladamente.
Gabriel trata de calmarlo; lo lleva a su celda y le cuenta sobre la vida de su
pueblo situado también en las serranías, donde los hombres son valientes y no
lloran a pesar de latiguearse en las festividades patronales. Libio siente
entonces alivio al encontrar a una persona que le habla con el idioma del
corazón. Poco después la patrona del muchacho avisa que ya encontró la joya
perdida y pide que le entreguen a Libio, pero éste no quiere regresar donde
ella. Gabriel le convence entonces para que se vaya de la prisión y lo despide
afectuosamente, dándole la dirección de un amigo donde lo alojarían y darían
trabajo.

Esa misma situación es concurrente entre todos los presos, donde las
autoridades como los comisarios de la cárcel no hacen nada al respecto y no
tienen compasión por nadie ni por los niños. Los presos sin miedo a nada
abusan y hacen de las suyas sin piedad.

La obra es muy crítica, porque toca temas como la discriminación, el abuso


sexual, la injusticia, la indiferencia, entre muchos mas asuntos. Gabriel es
victima del mundo que lo rodea. Es consciente de que nadie es perfecto y que
todos somos culpables de vivir como vivimos porque no hacemos nada para
cambiarlo.

Me encanta el personaje de Gabriel. Tiene empatía por otras personas y lucha


por lo que el cree justo. Lo que me apena es su melancolía. Nadie merece vivir
encarcelado donde se promueve la violencia porque hace que las personas se
vuelvan mas débiles. A pesar de todo, Gabriel tiene esperanza a que la
sociedad se vuelva una sociedad más justa.

La belleza narrativa de El Sexto me conmueve profundamente. Traza en mis


las ganas de luchar por algo justo y de no vivir maltratada, no solo por los
presos, sino por toda la sociedad machista que existe hoy en día. Porque
tenerle miedo a todo es perjudicial y cada vez que lea este libro percibiré mas
cosas que ahora se escapan de mi entendimiento.

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