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AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL

DESARROLLO

I.E.S. INDUSTRIAL SIMON BOLIVAR


EL SEXTO DE JOSE MARIA ARGUEDAS
ALTAMIRANO

TEMA: LA REALIDAD Y REFLEJO DE LA SOCIEDAD


PERUANA.
ESTUDIANTE: FLOR EVELIN CUSI APAZA.
GRADO Y SECCION: 5° “G”
DOCENTE: WALTER SALLUCA CALLA.

2023
LA REALIDAD Y REFLEJO DE LA SOCIEDAD PERUANA

¿Cómo vivimos en la actualidad? Esta es una pregunta que siempre nos hacemos. Tal vez el
mestizaje para José María Arguedas estuvo por encima de todo, porque buscaba que haya una
igualdad entre todas las personas del Perú, y que no haya esa desigualdad que hasta nuestros días
permanece donde unos salen más beneficiados que otros.

Sabemos que José María Arguedas es una persona mestiza, que vivió en dos mundos diferentes,
pero siempre le dio mayor interés al mundo andino debido a que era el más desvalorizado, esto lo
podemos presenciar en sus obras literarias.

Arguedas se dedicó a la lucha cultural y política por el reconocimiento de los indígenas, por lo cual
tuvo una mirada profunda a la literatura ya que plasma todos sus sentimientos y todo lo que vivió
en sus tiempos. El Perú es un país que engloba una infinidad de culturas y lenguas en el cual él se
inspira en ello con el propósito de tratar de cambiar al país a través de la literatura.

Pues muchas personas no tenemos aún claro que todos somos iguales, que todos somos peruanos,
que tenemos un mismo pasado histórico y glorioso que marcó el destino de nuestro país. Por ello
nosotros debemos sentirnos orgullosos de ser peruanos y valorar lo que tenemos. Por esto y otros
motivos debemos valorar la importancia literaria de José María Arguedas, y el presente ensayo es
elaborado con ese propósito.

La novela EL SEXTO escrito por Arguedas en 1961, es una obra literaria que aborda de manera
profunda y cruda, la realidad de los presos en una prisión peruana. Esta novela se ha convertido
en una de las obras más destacadas de literatura peruana.

En esta obra, el autor busca darnos a conocer la discriminación, que existió en aquella época y que
sigue manifestándose en la actualidad. A lo largo de la obra podemos notar la representación
realista y detallada del sistema penitenciario y ver como usa su obra como medio de expresión
sobre la notoria estratificación social de la época y como esto afecta hasta la actualidad.

Arguedas utiliza una prosa directa y sin filtros para mostrar la dura realidad que enfrentan los presos
día tras día. El autor no busca justificar ni condenar las acciones de los personajes, sino que se
enfoca en retratar la humanidad y complejidad de cada individuo, incluso en un entorno tan hostil
como la cárcel.

La obra inicia con la llegada de Gabriel a la prisión del el sexto, en el centro de Lima, quien era un
estudiante universitario involucrado en una protesta contra la dictadura que rige al país, él es
conducido al pabellón destinado a los presos políticos.
La cárcel está divida en tres niveles: en el primer piso se encuentran los delincuentes más
peligrosos; en el segundo están los delincuentes no avezados (violadores, ladrones primerizos,
estafadores, etc.) y en el tercero se encuentran los presos políticos, donde está divido por los
apristas y comunistas, donde Pedro es el líder de los comunistas y por otro lado Luís es líder de los
apristas.

Cuando él ingresa a la prisión los apristas cantan “la marsellesa aprista” y los comunistas el himno
de “la internacional”, y comparte celda con Alejandro Cámac preso por comunista y se vuelve su
guía.

En esta parte podemos apreciar la situación política y las dos ideologías opositoras, los apristas y
comunistas, se resume todo un mundo que configura al país en ese penal.

Entre los delincuentes del piso inferior, Gabriel conoce a los que son los amos del sexto: Maraví, el
negro puñalada y el Rosita, este último es un travestido. Otro grupo lo conforman los vagos, algunos
de los cuales son pintorescos, como el negro que enseña su miembro viril, << inmenso como el de
una bestia de carga>>, a cambio de 10 centavos; pero otros son verdaderos espantajos humanos,
víctimas de la burla y el sadismo de los más avezados, como el pianista, el japonés y el clavel.

Lo ocurrido en torno a clavel ejemplifica en su máxima expresión el horror carcelario. Clavel es un


muchacho homosexual quien luego de ser violado por los presos, es encerrado por puñalada en
una celda obligándolo a prostituirse, todo ellos con la complicidad de los guardias y las autoridades
penitenciarias. Clavel termina por enloquecer.

Hasta aquí podemos ver la violación de derechos, la demasiada injusticia que ocurre en la prisión
sobre todo con la complicidad de las autoridades que no hacen nada ante esta situación.

Esto lo podemos relacionar con nuestra actualidad, donde existe la discriminación por diferentes
motivos ya sean económicos o sociales, las adversidades, sobre todo las injusticias donde las
autoridades tienen el conocimiento de la situación, pero no le toman importancia es decir hacen
como si no lo vieran, se hacen los ciegos y el Perú esta cayendo de mal a peor, pero eso sí, si
afecta a uno de sus derechos hacen todo lo posible para solucionarlos. El Perú se está volviendo
un país donde el rico es poderoso y dueño del mundo y a los pobres los tratan como animales.

La bondad de Gabriel queda demostrada cuando el pianista agoniza en el pasillo víctima de los
maltratos sufridos, Gabriel, con ayuda de mok´ontullo, lo recoge, lo regresa a su celda y lo abriga
con su ropa. Inesperadamente se acerca el rosita ofreciendo ayuda y protección al pianista. Pero
este aparece muerto al día siguiente y algunos presos acusan a Gabriel de ser responsable de su
muerte, presumiendo que las ropas que le regalo habían traído la codicia de los vagos quienes en
el forcejeo para quitárselas lo habrían ahorcado. Esto provoca una disputa entre apristas y
comunistas. Este incidente provoca una serie de discusiones entre los militantes de cada partido.
Mientras tanto, el clavel continua siendo prostituido en su celda, lo que conmueve y repugna a los
presos políticos. El más afectado es Pacasmayo, quien es víctima de una extraña enfermedad que
le hace enrojecerse el rostro, ante la indiferencia del médico de la prisión, quien se limita a decirle
que es un mal pasajero. El piurano también demuestra abiertamente su aversión hacia todos los
actos homosexuales y violencia sexual que se practican en la cárcel. Los líderes de los presos
políticos se ponen de acuerdo y solicitan una entrevista con el comisario de penal; asimismo le
envían un petitorio donde exigen que se ponga fin al tráfico sexual y se trasladen a otra prisión al
puñalada, MaravÍ y rosita. Firman la solicitud Pedro, Luis y Gabriel. EL comisario llama a todos ellos
a su despacho; luego de leer el petitorio, lo rechaza iracundo, aduciendo que la cárcel era
precisamente para eso, para que los presos se jodieran entre ellos, y que debían estar agradecidos
los políticos de que no fueran encerrados en el primer piso. Luis y Gabriel no se contienen y
responden digna y airadamente; ante lo cual el comisario llama a los guardias y ordena que los
golpeen y los devuelvan a sus celdas.

En esta parte resalta que las autoridades no hacen nada ante esa situación de abuso por parte de
los amos del sexto, y todavía apaña sus actos ya que se libran al decir que la cárcel era para eso.
En nuestra realidad esta situación se refleja cuando las autoridades ven que uno de ellos, está
haciendo algo malo y se cubren entre ellos, pero si ven que alguien está en contra de ellos, toman
represarías contra alguien que busca la justicia de manera que culpan sobre lo ocurrido al inocente
y ellos se libran fácilmente porque tienen más poder.

Poco después fallece Alejandro Cámac en brazos de Gabriel. En los últimos días su salud se había
quebrantado y perdido la visión de un ojo. Todos los políticos, apristas y comunistas rinden
homenaje a quien consideran un gran luchador social. Pedro da un vibrante discurso. El cadáver
es sacado y los presos lo despiden cantando a toda voz sus himnos respectivos. El teniente es
enviado a acallar a los presos, pero no logra su cometido. La muerte de Camac coincide con la del
japonés, víctima del hambre y los golpes; ambos cuerpos son sacados del penal en el mismo
camión.

Otro suceso que conmueve a Gabriel es el ocurrido en torno a Libio Tasaico, un muchacho serrano
y sirviente de 14 años, quien llega a la cárcel acusado por su patrona de robarle una joya costosa.
Esa misma noche puñalada y otros negros violan al muchacho, quien amanece llorando
desconsoladamente. Gabriel trata de calmarlo lo lleva a su celda y le cuenta sobre la vida de su
pueblo situado también en las serranías, donde los hombres son valientes y no lloran a pesar de
latigarse en las festividades patronales. Libio siente entonces alivio al encontrar a una persona que
le habla con el idioma del corazón. Poco después la patrona del muchacho avisa que ya encontró
la joya perdida y pide que le entreguen a Libio, pero este no quiere regresar con ella. Gabriel le
convence entonces para que se vaya de la prisión y lo despide afectuosamente, dándole la
dirección de un amigo donde lo alojarían y darían trabajo.
Este último incidente convence a Gabriel que el negro puñalada debía morir y pide al Piurano que
lo asesine. El Piurano promete hacerlo. Una noche, Gabriel escucha los gritos de Pacasmayo; al
asomarse por la baranda, lo ve arrojarse desde lo alto contra las rejas de la celda del Clavel,
rompiéndose el cuello. No repuesto de la impresión, al poco rato Gabriel escucha el puñalada
gritando de dolor y lo ve desplomarse sangrando, con un enorme corte en el cuello. Gabriel cree al
principio que es obra del Piurano pero este se acerca y le asegura que otro se le había adelantado.
El teniente, el cabo y los guardias irrumpen y encuentran al negro exhibicionista con un cuchillo en
la mano; asumen que es el asesino del puñalada y lo arresta. También llevan como testigos a
Gabriel y al piurano; Gabriel cuenta a los policías que Pacasmayo se quitó la vida al no poder
soportar el abominable espectáculo del muchacho prostituido, pero el cabo supone que el motivo
más probable sería un sentimiento de celos por el maricón, lo cual indigna a Gabriel y el Piurano.
Ambos son devueltos a la cárcel, pero cuando atraviesan el patio se les acerca el Pato, un inspector,
quien pistola en mano amenaza al piurano y lo insulta, llamándolo cholo asqueroso. El Pato era un
soplón o delator al servicio del gobierno y como tal odiado por los presos políticos; el Piurano no
soporta la ofensa y con un movimiento veloz saca su cuchillo y le da un tajo en el cuello. El Pato se
desploma muerto ante la estupefacción de todos. Gabriel sube al tercer piso y anuncia a toda voz
el suceso; todos celebran y dan vivas al Piurano. El relato termina cuando, al amanecer siguiente,
Gabriel despierta al escuchar una voz que llamaba a los presos desde la puerta de la prisión,
imitando al Puñalada. Era un negro joven, que relevaba así al amo fallecido.

De acuerdo con Arguedas, el sexto es una escuela del vicio, pero a la vez una de generosidad.
Esto debido a que en ese lugar el escritor encontró lo peor que la sociedad ha parido, pero también
vio la esperanza de quienes luchaban por cambiarla, sufriendo no solo la privación de la libertad
sino torturas y sufrimientos. Al margen de las menudas disputas doctrinarias que se dan entre los
presos políticos, existen ideales comunes que en determinados momentos emana a todos ellos: la
lucha contra la dictadura totalitaria y el deseo por implantar en el país la justicia social.

En conclusión, la obra El sexto, cuyo tema central es el paso de Gabriel por el sexto, nos muestra
la clara estratificación social que se vivía en la sociedad de la época, y se sigue viviendo en la
actualidad.

A través de su escritura, el autor nos invita a reflexionar sobre la condición humana y la posibilidad
de encontrar la esperanza y la libertad.

Finalmente, aunque no lo menciona expresamente, el autor nos muestra que la única manera de
edificar nuestra sociedad destruida es que cada persona acepte las diferencias y la gran diversidad
que caracteriza nuestro país.

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