Está en la página 1de 7

﹆ 𓈈 ✧* Las golondrinas de Kabul ・。✧

Es un régimen que desafortunadamente quebranta los derechos humanos y la dignidad y las garantías
de cada persona.
Condición humana:
La condición humana sería todas las experiencias determinadas por las condiciones históricas y
culturales, En México tenemos libertad de culto, entonces hay un conglomerado de religiones, pero
por ejemplos, si pertenecemos a una religión (Jehová) que no permiten transmisión sanguínea, esto va
a condicionar nuestra vida porque si estamos entre la vida y la muerte, y decidimos seguir los
principios de la religión, decidimos morir. Esto ocurre igual con los trasplantes de corazón de cerdo.
Condiciones históricas, sociales y culturales nos condicionan para decidir sobre nuestra condición. Los
desafíos, por ejemplo, el narcotráfico, hay delincuencia, nos situamos en zonas donde este se ha
convertido en guerra civil, estamos en esos desafíos. El libro se escribe en el primer control que hacen
los talibanes, ahora 20 años después otra vez, toman el control. En este intento, se nos presentan
muchos desafíos, como el cambio climático, solo podemos cambiar nuestra actitud, porque esos
problemas ya estan. Que acciones tomamos ante estos desafíos, que nos define. A veces es muy difícil
tratar de sobrevivir, ejemplos los campos de concentración, en este contexto, las decisiones son
demasiado difíciles. Siempre particular, porque se ve determinado el individuo. Tenemos que hacer un
estudio de todo para llegar a ella.
Todo nos va a condicionar, tenemos libertad, es como estar en un laberinto, nos limitan, pero las
decisiones son propias. A lo mejor, imaginemos estar con algo que nos espanta demasiado, mucho
más que una situación difícil. Son decisiones. La barbarie en el sentido de la sociedad y la violencia. En
situaciones anárquicas.

El poder de elegir que hacemos ante situaciones, abordar el mal desde la condición humana, como
simbolo del mal puede ser como “holocausto”, el libro explota al otro por ser diferente, es especial a
las mujeres. Películas que expresan esto trágicamente, “las tortugas pueden volar”, el suicidio se ve
como una elección de libertad.
No todos son árabes.
Islam tiene varias vertientes, una combinada con politica, surgen grupos radicales, como los Talibanes,
que se van a combinar con cuestiones políticas y guerrillas.
Video
Contexto:
Cuatro protagonistas, dos matrimonios que arrastran sus vidas en un escenario espeluznante: el Kabul
de los talibanes a mediados de los años 90, cuando habían pasado ya veinte años de guerras
continuas, odios y destrucción, de la ciudad y de las personas, por dentro y por fuera, en sus cuerpos,
su salud, y en su espíritu, en los deseos, las aspiraciones, la conciencia, la moral, la esperanza. Las
personas han perdido ya su condición de humanos, los unos convertidos en bestias, los otros en
sombras.
Personajes:
Esta primera pareja es grande, Musarat es una mujer que salvo a su esposo y le salvo la vida. Ella
tenía cáncer y estaba al borde de la muerte. Su esposo era un carcelero que se enamoro de la joven
después de llegar a la cárcel por matar accidentalmente a su esposo que tropezó con un jarro y se
golpeo brutalmente en la cabeza.
ATIQ SHAUKAT, carcelero en Kabul
MUSARAT, esposa de Atiq
Esta segunda pareja fueron profesores, Zunaira fue una abogada imposibilitada de poder ejercer,
tenían un sentido de vida, pensamientos mas modernos, pero su esposo se ve vuelto loco por los
pensamientos impuestos y una complicada situación, donde incluso si no quieres seguirlos, te
reprimen y obligan a seguirlos.
MOHSEN RAMAN, habitante de Kabul, esposo de
ZUNAIRA, esposa de Mohsen
Historia:
La moral de los talibanes va contra las personas, contra la alegría, contra la vida. Los hombres no
pueden gritar en un partido de fútbol, no pueden dejar de ir a la mezquita a escuchar las soflamas de
los neuróticos mulás, que muchos quedarían bien retratados con solo quitarles la tilde. Las mujeres no
pueden ir solas por la calle. Solas quiero decir sin un hombre a su lado, marido, padre o hermano, y,
por supuesto, cubiertas de arriba abajo, de la cabeza a los pies, incluidas las manos en las que debían
llevar guantes, todo bajo los abrasadores calores de aquella sartén hirviente que es Kabul en verano
(“hacía tanto calor aquel año que los cuervos se suicidaban” cuenta un personaje de la historia).
A HISTORIA comienza, para entrar en ambiente, con una lapidación pública. Atiq es el encargado de la
cárcel desde donde se llevan a la mujer que habrá de ser ejecutada. Atiq está tan acostumbrado a
estas cosas que ya no le llaman la atención, simplemente es otra más.

Musarat, la mujer de Atiq, de unos cuarenta años, está muy enferma, cerca de la muerte. Ya no le
quedan fuerzas para cuidar de la casa y Atiq siente la frustración de no tener la casa atendida. Sus
“amigos” le aconsejan que la repudie y que se busque otra más jovencita y saludable que le atienda la
casa y otras necesidades que pudiera tener. La desesperación de Atiq le lleva a tener en cuenta esa
posibilidad, pero no puede hacerlo. Musarat lo cuidó cuando resultó herido en una batalla y sus
compañeros lo abandonaron. Ella le salvó la vida y él se siente ahora responsable de esta mujer
desahuciada.

Mohsen y Zunaira se conocieron en la universidad.

“Él era hijo de burgueses; ella, de un notable. Él estudiaba ciencias


políticas para intentar hacer carrera en la diplomacia; ella ambicionaba un
cargo en la magistratura. Él era un joven sin complicaciones, piadoso sin
exageración; ella era una musulmana ilustrada; llevaba vestidos decentes
y, a veces, zaragüelles; y pañuelo. Militaba activamente en la liberación
de la mujer.”

Muy poquitas pinceladas más necesitan el autor para mostrar una realidad muerta, que fue y ya no es,
y para establecer un desolador contraste con un presente despiadado.
La que fue rebelde, Zunaira, se muere de desdicha y de impotencia confinada en su casa. Mohsen
pierde poco a poco la cabeza. Ambos sienten que esa situación de falta de libertad les ha cambiado
irremediablemente, que ya no son los mismos. Lo intentan, pero la realidad se impone y no les
permite recuperar su alegría y sus ganas de vivir.
Una discusión. Un accidente. Mohsen se golpea la cabeza y muere. A Zunaira la acusan de homicidio y
la condenan a muerte. La llevan a la cárcel de Atiq.
La situación en casa de Atiq no es mejor. Zunaira se siente inútil por no poder atender a su marido y a
su casa como es su obligación. Atiq se debate entre la responsabilidad que siente frente a Zunaira y
su deseo de una vida mejor.
En la cárcel Zunaira, que todavía conserva la belleza que la adornaba en otros tiempos, permanece
descubierta. Atiq la ve y queda prendado. Hay que tener en cuenta que, puesto que las mujeres iban
tapadas completamente, los hombres no veían la cara de otras mujeres que no fueran las propias,
madres o hermanas. Y Atiq quedó deslumbrado.

Con no poco riesgo intentó mediar ante los jefes talibanes para que la soltaran al haber sido nada más
que un accidente, pero las paredes son más receptivas que los talibanes, y, además, estaban
preparando un gran festival ante invitados de categoría y necesitaban una buena ejecución.

Atiq, desesperado de encontrar justicia en las autoridades llega a decirle a Zunaira que escape y le
deja la puerta de la prisión abierta. Pero Zunaira no acepta su ofrecimiento. También está hastiada y
quiere morir.

Atiq habla con su mujer, le confía sus sentimientos. Y Musarat decide realizar una acción heroica. A las
mujeres las llevan a la ejecución desde la cárcel completamente tapadas. Nunca se les ve la cara.
Suplantará a Zunaira. De todas formas, ella está ya al borde de la muerte. Los talibanes quieren una
ejecución y poco les da que sea una persona y otra, solo quieren sangre y la tendrán.
Atiq, naturalmente, se opone, pero, al final, no se puede resistir.
Son escenas extremadamente duras y difíciles de describir porque los personajes se debaten en
contradictorias emociones, pero el autor saca adelante la situación con una sencillez que pone la carne
de gallina.
Al final Atiq pierde a las dos mujeres y también la razón y, después, la vida.
“Al cerrar los ojos, Atiq suplica a sus antepasados que su sueño sea tan
impenetrable como los secretos de la noche”.

***
Una novela dura. Khadra no suele enredarse en retóricas ni en eufemismos. Igual que Goya retrató de
manera descarnada los desastres de la guerra, aquí se nos muestra el horror en el que viven seres
humanos como nosotros, víctimas de no se sabe ya qué codicias.

También podría gustarte