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LAS INJUSTICIAS Y ABERRACIONES COMETIDAS DENTRO DE UNA

CÁRCEL

José María Arguedas Altamirano (1911 – 1969), fue escritor, antropólogo y


etnólogo, siendo uno de los tres grandes representantes y renovadores de la
literatura indigenista, autor de la obra el sexto, en la que se relata desde la
reencarnación de Arguedas en un estudiante universitario de nombre Gabriel
Osborno, personaje que es encarcelado en una prisión llamada ‘‘El Sexto’’
(nombre obtenido por pertenecer a la sexta zona policial) por ser participe y
líder de una protesta en contra de dictador Benito Mussolini, entre los años
1937 y 1938, en la dictadura de Oscar Raimundo Benavides, en la que
Arguedas describe las injusticias y aberraciones que se da en esta cárcel,
resaltando el estado deplorable en el que se encontraba el país.

Durante la obra, se resalta y denota la inefectividad de las autoridades


encargadas de dirigir el penal, que junto a la forma de cómo los presos están
separados en niveles, provoca la existencia de cuatro grandes ‘‘líderes’’,
quienes son los principales causantes de las aberraciones cometidas dentro del
penal.

‘‘El japonés observó, anhelante, que los huecos de los antiguos wáteres
estaban desocupados: buscó con la vista a Puñalada, a Maraví, al Colao y a
Pate’Cabra. No estaban afuera en el pasadizo’’ ‘‘Algunos miraron hacia las
celdas casi con el mismo terror que el japonés y se agruparon como formando
una cortina; otros se reían y volvían la vista de los wáteres a las celdas’’ (El
Sexto 1961). Aquí se relata como uno de los presos, de ascendencia japonesa,
es maltratado y tomado como objeto de burla de parte de Puñalada (uno de los
lideres del primer piso) y de otros presos, siendo este comportamiento de temor
y desesperación una consecuencia de los tormentos que le sometía Puñalada
impidiéndole defecar tranquilamente, teniéndolo prácticamente paranoico y
alerta en todo momento, siendo algo muy lamentable, pues le está privando de
una de las necesidades más básicas que tiene un ser vivo, a tal punto de tener
terror de solo pensar en ir al baño.

Otro de los sucesos deplorables, es el caso del Clavel, un muchacho que


desde su llegada, es víctima de abusos por parte de Puñalada y su gente a tal

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punto de que llega a enloquecer. ‘‘- ¡Déjame ya, diosito! -rogó el muchacho. La
sangre le chorreaba hasta el cuello.’’ (El Sexto 1961), esto describe uno de los
primeros actos violentos hacia el Clavel, siendo solo un pequeño fragmento de
demostración respecto a los maltratos que recibía el Clavel, llegando a tal
punto de ser prostituido por Puñalada y este mismo, ganar ganancias gracias a
ello. Esto demuestra el nivel de maldad que puede llegar a ocurrir en este tipo
de instalaciones, en el que se permiten actos violentos que privan a muchos de
sus derechos básicos como personas.

De la misma manera, podemos apreciar la desgracia en su totalidad, en los


hechos ocurridos en torno al Pianista, que de la misma forma, es maltratado,
humillado y violado por parte de Puñalada y otros presos avezados. Esto se
describe en las siguientes líneas: ‘‘El hombre achinado arrastró el cuerpo del
Pianista, así de espaldas varios pasos. Te he dado fuerte dijo’’ ‘‘Lo violaron tres
maleantes durante la noche, y lo tuvieron encerrado en la celda cuatro días’’
‘‘Sacaron al músico completamente desnudo’’ (El Sexto 1961). Aquí se
describe como Maraví lo maltrata levantando al Pianista del cuello, dándole
debajo del puntapié, para luego lanzarlo de espaldas a un costado de la celda,
además de que se narra sobre cómo es violado, siendo estos sucesos solo una
parte de todo lo que sufre. ‘‘¿Cómo puede funcionar aún el cuerpo de un
hombre así aniquilado, convertido en esqueleto que la piel apenas cubre?’’
Estas son palabras de Gabriel, que describe perfectamente el estado en el que
se encuentra El Pianista después de los maltratos recibidos, pues todo lo
anteriormente descrito tiene tal impacto en él, que El Pianista empieza a
enloquecer, que junto a su estado físico deplorable, llega a un estado de
‘‘parecer no tener alma’’, teniendo apenas con que cubrirse mientras
aparentaba tocar el piano en el piso o en entre las rejas. Todo esto llega a tal
punto en el que El Pianista, luego de estar alojado con otros tres vagos,
termina moribundo, para luego fallecer. Esto no solo es prueba de cuanta
maldad puede ofrecer la humanidad, sino que también lo expuesto que puede
llegar a estar alguien ante este tipo de sucesos, llegando a tornarse como el
peor de los infiernos.

Uno de los hechos que describe perfectamente el horror carcelario es el caso


de Libio Tasaico, quien es un niño de 14 años ingresado al penal por ser

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acusado falsamente por su patrona de haber hurtado una joyería, revelándose
al final, de que solamente se le había perdido. ‘‘Ese muchacho que usted ha
entregado a Puñalada es un niño. Lo van a matar. ¡Lo hago responsable! Los
políticos lo acusaremos’’ (El Sexto 1961). Siendo así, Libio Tasaico es
entregado a Puñalada, cumpliéndose de forma figurativa lo anterior dicho en
las líneas, pues es abusado sexualmente por él y otros negros. Lo cual se
describe en lo siguiente: ‘‘-No puedo andar bien-dijo en quechua-. No sé
papacito, lo que me han hecho. El alma me duele’’ (El Sexto 1961). Todo esto
hace referencia a lo previo dicho. Este hecho llega perturbar tanto que el
personaje apodado como ‘‘El Piurano’’ le promete arrebatar la vida de todos
aquellos involucrados en esta desgracia, siendo objetivo principal Puñalada, y
así se cumple. Fuera de ello, este suceso es algo horroroso, pues el pobre
muchacho tuvo que pagar por el error de otra persona, en este caso su
patrona, quien fue culpable de que Tasaico fuera ingresado al penal, además
de que el daño físico y mental que cometieron hacia él dentro de la cárcel, es
algo incorregible e imperdonable, cosa que él mismo manifiesta, al no querer
volver a ver la cara de su patrona.

En general, estos acontecimientos, no son exclusivos de este penal o de su


época, desde la más remota historia hasta nuestros días ha existido este tipo
de hechos que no se pueden describir con palabras, que si fuesen descritas,
perturbaría la tranquilidad de la persona más cuerda. Lo peor de esto es que
siguen existiendo este tipo de casos en todo el mundo, y a pesar de que
literatos como José María Arguedas llegan a narrar estos sucesos para que
personas puedan leerlos y puedan reflexionar, aún no se ha llegado a una
solución definitiva, pues no llega a tener tanta relevancia entre la opinión
popular, o las ideas son erradas o desfavorecedoras.

‘‘Consuélate si eres quien soporta las injusticias, porque la verdadera


desgracia, consiste en cometerlas’’. (Pitágoras de Samos)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 El Sexto 1961 – José María Arguedas.

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