¿Consideran que el Estado debe establecer medidas para la protección del
derecho a la salud de niñas y niños?
El planteamiento de la pregunta tiene dos connotaciones, que son reconocidas en
lo dicho por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La primera interpretación se entiende que en la parte de la pregunta en donde se adjudica el deber de suministrar o establecer medidas para la protección del derecho a la salud de niñas y niños, al Estado, y se entiende como el hecho de que el Estado es el ente encargado, entre un amplia variedad de cosas, de suministrar servicios públicos como las instituciones de salud pública, y que al formar parte de este el ciudadano menor cuyos padres contribuyen al sostenimiento de este ente por medio de una fuente de ingresos consensuada hasta cierto punto por los ciudadanos por medio de los representantes políticos, que son los impuestos, entonces es claro que la conclusión debe de ser que sí. Se debe de considerar el hecho de que el Estado administre de forma correcta y eficiente los ingresos obtenidos por el Estado, destinados al sector salud, para que cuando se tenga que hacer uso de este servicio, los menores estén protegidos o asegurados para el suministro de este servicio de vital importancia en el desarrollo personal de los individuos. (Fundamentar la concepción del derecho a la salud tanto en la constitución como en la convención de derechos humanos.) La otra acepción implícita en la pregunta es quien tiene la facultad de establecer las medidas y estándares de cuidado del individuo, hasta qué punto debe de intervenir el Estado o la familia (principalmente los padres del menor), ocupando esta ultima la mayor relevancia, teniendo en cuenta a la institución de la familia como el primer núcleo para la adquisición de conocimiento sobre la correcta convivencia entre individuos, se aborda hasta que punto se tiene la facultad de establecer los principios y estándares de lo que es el mantenimiento de la salud en los niños y niñas, esto se en el párrafo que subraya que “En ese sentido, la Sala precisó que, respecto de niñas y niños, la asunción de responsabilidad sobre el cuidado de su propia salud y la prevención de enfermedades, necesariamente se ha de generar en función de su edad y grado de madurez física y mental, y de la información y formación que reciban de los adultos en los ámbitos familiar, escolar y social al respecto, conforme a su autonomía progresiva; por tanto, a menor edad, requerirán de mayor protección e intervención de quienes ejercen sus cuidados para procurarles el más alto nivel posible de salud y, desde luego, para proteger su vida; y viceversa, en la medida de su crecimiento y evolución de su autonomía, mayor habrá de ser su protagonismo en el cuidado y toma de decisiones sobre su propia salud. Esto, desde luego, sin menoscabo de los deberes de los progenitores y del propio Estado, en la garantía y protección de ese derecho.” Sobre este problema de fondo, considero que el Estado debe limitarse a cumplir con la primera acepción, pero que el establecimiento de los principios, medidas y estándares de cuidados respecto de los menores se deje a consideración de los progenitores o tutores, respetando la jerarquía de importancia en la integración o constitución del individuo, y es que el núcleo familiar como se destacó anteriormente, es la primera institución que suministra información y principios de formación de los individuos, tanto por valores como las costumbres que se consideran correctos por las personas más importantes en el desarrollo de los menores de edad, sus progenitores. La opción que se pudiese desarrollar como el justo medio entre las facultades del Estado y las de la familia en lo referente a establecer las medidas y estándares de cuidado, es postular un consenso de acciones fundamentales o de daños al menor que sean inamovibles, que se mantengan como punibles en el materia penal como los hay para cualquier persona siempre que estos no vulneren la integridad física o mental del menor.
Ahora es cuanto, señor secretario.
Artículo 3ro de la ley 49 ley general de vida silvestre.