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INTRODUCCIÓN
Conocer el encuadre legal del nivel permite comprender el lugar que ocupa el
jardín maternal en el Sistema educativo argentino, y al mismo tiempo, la función que
cumple respecto de garantizar el derecho a la educación.
Otro argumento es el del desarrollo humano que considera que la primera infancia
es un período crucial para el desarrollo y el aprendizaje. “El ambiente presente en la
primera infancia afecta el desarrollo cerebral. Muchos factores, como el cuidado parental,
la estimulación, el estrés, la nutrición y las toxinas ambientales pueden tener efectos
duraderos en el desarrollo y el funcionamiento del cerebro” (Grantham - McGregor y otros,
2007). Así, las intervenciones efectuadas en este período son mucho más efectivas que
las efectuadas más tarde, y pueden acarrear beneficios a largo plazo.
El Estado en este caso debe intervenir a fin de evitar la pérdida de potencial para
el futuro desarrollo. Con todo, se calcula que a nivel mundial existen más de 200 millones
de niños pequeños que no aprovechan plenamente su potencial debido a la pobreza
extrema, una nutrición insuficiente y una asistencia sanitaria inadecuada.
La Convención exigió que los gobiernos garanticen que todos los niños sean
respetados como personas por derecho propio, e impuso a los Estados parte, la
responsabilidad de garantizar la atención, el desarrollo y la educación teniendo que
presentar regularmente informes al Comité de los Derechos del Niño de las Naciones
Unidas. Esto implica ofrecer a los niños y a su entorno familiar oportunidades de acceso a
espacios de vida y de aprendizaje que aseguren y garanticen un desarrollo integral.
Entre los años 2005 y 2009 fue cuando tomó otro impulso el cumplimiento de los
derechos de los niños y niñas en Argentina. Se sancionaron tres leyes fundamentales
para los derechos y las políticas dirigidas a la primera infancia: la Ley N° 26.061 de
Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, la Ley N° 26.206 de
Educación Nacional y la Ley N° 26.233 de Centros de Desarrollo Infantil.
Por último, la Asignación Universal por Hijo (AUH) es un seguro social que otorga
a desocupados u ocupados sin registro formal un subsidio por cada hijo menor de 18
años. La asignación se liquida en su totalidad cuando se verifica el cumplimiento de los
requisitos de salud, vacunación y escolaridad obligatoria, y a partir de mayo de 2011 se
extendió a las mujeres embarazadas a partir de las 12 semanas de gestación.
Art. 1.– Objeto. Esta ley tiene por objeto la protección integral de los derechos de las
niñas, niños y adolescentes que se encuentren en el territorio de la República Argentina,
para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos
reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales en los
que la Nación sea parte. Los derechos aquí reconocidos están asegurados por su máxima
exigibilidad y sustentados en el principio del interés superior del niño. La omisión en la
observancia de los deberes que por la presente corresponden a los órganos
gubernamentales del Estado habilita a todo ciudadano a interponer las acciones
administrativas y judiciales a fin de restaurar el ejercicio y goce de tales derechos, a
través de medidas expeditas y eficaces.
Art. 2.– Aplicación obligatoria. La Convención sobre los Derechos del Niño es de
aplicación obligatoria en las condiciones de su vigencia, en todo acto, decisión o medida
administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que se adopte respecto de las personas
hasta los dieciocho años de edad. Las niñas, niños o adolescentes tienen derecho a ser
oídos y atendidos cualquiera sea la forma en que se manifiesten, en todos los ámbitos.
Los derechos y las garantías de los sujetos de esta ley son de orden público,
irrenunciables, interdependientes, indivisibles e intransigibles.
Art. 3.– Interés superior. A los efectos de la presente ley se entiende por interés superior
de la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los
derechos y garantías reconocidos en esta ley.
Debiéndose respetar:
a) Su condición de sujeto de derecho;
Art. 4.– Políticas públicas. Las políticas públicas de la niñez y adolescencia se elaborarán
de acuerdo a las siguientes pautas: a) Fortalecimiento del rol de la familia en la
efectivización de los derechos de las niñas, niños y adolescentes;
b) Descentralización de los organismos de aplicación y de los planes y programas
específicos de las distintas políticas de protección de derechos, a fin de garantizar mayor
autonomía, agilidad y eficacia;
c) Gestión asociada de los organismos de gobierno en sus distintos niveles en
coordinación con la sociedad civil, con capacitación y fiscalización permanente;
d) Promoción de redes intersectoriales locales;
e) Propiciar la constitución de organizaciones y organismos para la defensa y protección
de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
Art. 11.– Derecho a la identidad. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a un
nombre, a una nacionalidad, a su lengua de origen, al conocimiento de quiénes son sus
padres, a la preservación de sus relaciones familiares de conformidad con la ley, a la
cultura de su lugar de origen y a preservar su identidad e idiosincrasia, salvo la excepción
prevista en los arts. 327 y 328 del Código Civil. Los organismos del Estado deben facilitar
y colaborar en la búsqueda, localización u obtención de información, de los padres u otros
familiares de las niñas, niños y adolescentes facilitándoles el encuentro o reencuentro
familiar. Tienen derecho a conocer a sus padres biológicos, y a crecer y desarrollarse en
su familia de origen, a mantener en forma regular y permanente el vínculo personal y
directo con sus padres, aun cuando éstos estuvieran separados o divorciados, o pesara
sobre cualquiera de ellos denuncia penal o sentencia, salvo que dicho vínculo, amenazare
o violare alguno de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que consagra la ley.
En toda situación de institucionalización de los padres, los organismos del Estado deben
garantizar a las niñas, niños y adolescentes el vínculo y el contacto directo y permanente
con aquéllos, siempre que no contraríe el interés superior del niño. Sólo en los casos en
que ello sea imposible y en forma excepcional tendrán derecho a vivir, ser criados y
desarrollarse en un grupo familiar alternativo o a tener una familia adoptiva, de
conformidad con la ley.
Art. 14.– Derecho a la salud. Los organismos del Estado deben garantizar: a) El acceso a
servicios de salud, respetando las pautas familiares y culturales reconocidas por la familia
y la comunidad a la que pertenecen siempre que no constituyan peligro para su vida e
integridad; b) Programas de asistencia integral, rehabilitación e integración; c) Programas
de atención, orientación y asistencia dirigidos a su familia; d) Campañas permanentes de
difusión y promoción de sus derechos dirigidas a la comunidad a través de los medios de
comunicación social. Toda institución de salud deberá atender prioritariamente a las
niñas, niños y adolescentes y mujeres embarazadas. Las niñas, niños y adolescentes
tienen derecho a la atención integral de su salud, a recibir la asistencia médica necesaria
y a acceder en igualdad de oportunidades a los servicios y acciones de prevención,
promoción, información, protección, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y
recuperación de la salud.
Art. 15.– Derecho a la educación. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la
educación pública y gratuita, atendiendo a su desarrollo integral, su preparación para el
ejercicio de la ciudadanía, su formación para la convivencia democrática y el trabajo,
respetando su identidad cultural y lengua de origen, su libertad de creación y el desarrollo
Máximo de sus competencias individuales; fortaleciendo los valores de solidaridad,
respeto por los derechos humanos, tolerancia, identidad cultural y conservación del
ambiente. Tienen derecho al acceso y permanencia en un establecimiento educativo
cercano a su residencia. En el caso de carecer de documentación que acredite su
identidad, se los deberá inscribir provisoriamente, debiendo los organismos del Estado
arbitrar los medios destinados a la entrega urgente de este documento. Por ninguna
causa se podrá restringir el acceso a la educación debiendo entregar la certificación o
diploma correspondiente. Las niñas, niños y adolescentes con capacidades especiales
tienen todos los derechos y garantías consagrados y reconocidos por esta ley, además de
los inherentes a su condición específica. Los organismos del Estado, la familia y la
sociedad deben asegurarles el pleno desarrollo de su personalidad hasta el máximo de
sus potencialidades, así como el goce de una vida plena y digna.
Art. 16.– Gratuidad de la educación. La educación pública será gratuita en todos los
servicios estatales, niveles y regímenes especiales, de conformidad con lo establecido en
el ordenamiento jurídico vigente.
Al partir del concepto de respeto por las tradiciones de crianza y las prácticas de
cada comunidad, las instituciones buscan fortalecer, apoyar y contextualizar las
experiencias y enseñanzas que brindan.
A partir de los saberes y experiencias que los niños construyen en el entorno del
hogar y de su comunidad, los educadores recuperan prácticas de las culturas familiares,
los socializan en el espacio institucional, y agregan nuevas experiencias a través de la
enseñanza de aspectos seleccionados de la cultura.
De este modo, las instituciones habilitan a las niñas y niños que asisten al jardín
maternal a vivir nuevas experiencias que permiten mirar y apreciar, explorar y jugar, y los
inicia en la comprensión de aquello que los rodea.
El enlace siguiente invita a ampliar información acerca de la mirada del Jardín
Maternal desde la perspectiva de derechos
https://youtu.be/A_SjMwOARwU
SÍNTESIS
[...] reconociendo las singulares tradiciones y culturas de las que forman parte por su
entorno familiar y local, la finalidad es enriquecer el desarrollo y la inserción social,
propiciando en los niños un proceso de construcción de su identidad, por medio de
aprendizajes significativos y diversificados, realizados en situaciones de interacción, que
permitan que los niños se apropien de los contenidos de la cultura. (Malajovich, 2002)
Como expresa Marotta (2008), las instituciones que atienden a niños pequeños
constituyen redes de sostén en las que las familias se insertan, conformando apoyos que
complementan y fortalecen la tarea de crianza en el hogar. Como primeros espacios de lo
público, esas instituciones se transforman para esos pequeños y esas familias en un
espacio de lo común, en un entramado de interacciones, que devienen en constantes
encuentros con lo otro, con lo diferente: las diferentes crianzas, los modos de cada
familia, las culturas, las propias lógicas de lenguajes afectivos, corporales, simbólicos,
expresivos, etc. así, “distintos modos de crianza hacen posible un rico intercambio de
experiencias, habilitando la construcción de nuevos significados” (Rebagliati, 2009).
Considerar a los niños como sujetos en crecimiento, como sujetos que se están
constituyendo, supone reconocer al proceso de conformación de la identidad de las
infancias, como abierta y relacional; y no como identidad definida totalmente sujetada a un
orden instituido (Rebagliati, 2009).
Otro invento: las escuelas. Una maravilla relativamente nueva, si hablamos de la escuela
pública, de la escuela para todos, de la escuela como parte de una misión masiva que se
compromete a llevar conocimientos, habilidades y discernimiento a toda la población con
su diversidad de ambiciones, prejuicios, talentos y hábitos. Las escuelas son tan
maravillosas como las lamparitas eléctricas, pero no nos asombran porque forman parte
indisoluble de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, desde una perspectiva histórica, se
trata de una invención bastante reciente y peculiar en cuanto a sus ambiciones y logros.
(Perkins, D. 1995)