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Profesorado Superior de Bellas Artes Nº 6002 “Tomás Cabrera”

Historia Social II
Ignacio Emanuel
5to año Turno Noche
T.P.N°6

Leer el material sobre Crítica de Arte y su metodología.


1- Visitar un Museo, hacer un recorrido por sus salas y su espacio expositivo. Seleccionar una muestra que esté en
exhibición. Tomar notas (las que crean necesarias) teniendo en cuenta todo lo que estuvimos leyendo y conversando
en las clases.
Si consideran que es necesario para la escritura de una crítica, sobre la exposición elegida, investigar sobre el proyecto
curatorial, los artistas, etc. Esta decisión es personal y del modo en el que preferirá escribir su texto.
2- Escribir un texto crítico de cinco cuartillas para publicaciones especializadas. El texto debe ser un texto crítico, así
que cada uno elegirá la forma de escribir que crea conveniente, con tintes formalistas, con contenido ideológico, etc.
Pensemos este ejercicio como una posibilidad de fomentar el pensamiento crítico frente a lo que consumimos como
arte en Salta (el lugar que habitamos) Piensen en su texto como un texto para ser publicado.

"Aquello que nos habita": Un festín de misterio y resistencia en el arte de Martin Mauricio Molina.

En el espacio sagrado del arte contemporáneo en Salta, la


muestra "Aquello que nos habita" de Martín Mauricio Molina se
yergue como un desafío audaz a la superficialidad de la imagen
neoliberal que nos rodea. Desde una perspectiva formalista, Molina
orquesta un ballet de imágenes y objetos excéntricos que enriquecen
su vocabulario visual y nos envuelve en un torbellino de formas,
colores y texturas que estallan en múltiples direcciones, convocando
nuestra mirada a un universo de significados oculto lo cual revela una
gama de expresiones impactantes que destilan una maestría técnica
asombrosa.

A través de la elección magistral de soportes como cajas y


telas, el artista expande los límites del arte tradicional, creando una
narrativa visual inigualable. Las obras se despliegan ante nosotros
como vestigios de un ritual, crucificadas como mártires o veladuras
que ocultan y revelan a la vez. Cada pieza es un rostro que grita en
silencio, un animal contrahecho que confronta nuestra mirada. Molina
nos lleva a un viaje donde lo excéntrico y lo sagrado se funde,
desafiando nuestras expectativas y sumergiéndonos en un océano de
ambigüedad.

Las obras de Molina son una explosión de vida que se renueva


y transmuta constantemente. Cada pieza es un testimonio del ciclo
incesante de la existencia, una sagrada sustentación que grita "sí" a la
vitalidad y al misterio que permea nuestro ser. El artista nos desafiaba
a mirar más allá de lo evidente ya explorar la complejidad de la vida
en todas sus manifestaciones.
La multiplicidad de colores es una oda a la vitalidad, un
reflejo de la vida misma en toda su diversidad y complejidad. En
cada pincelada y en cada trazo, la vida se manifiesta en su máxima
potencia, exigiendo ser contemplada con atención y reverencia. El
espectador se convierte en testigo de un sacrificio, de un misterio
que renace y se transforma constantemente. Aquí, el arte se
presenta como una imagen que escapa al exhibicionismo
superficial de la sociedad neoliberal, restituyendo el misterio como
un tesoro esencial para nuestra existencia. La muestra se yergue
como un acto de resistencia frente a la exhibición superficial y
consumidor de imágenes que caracterizan al contexto neoliberal.
Molina nos conduce hacia una política del ser, donde la imagen
restituye el misterio y se desvía del mero exhibicionismo. Frente a
la desposesión del deseo, el erotismo y la sexualidad por parte del
aparato publicitario, el arte se erige como un rito de emancipación,
una duradera de la vida que renace y se transmuta constantemente.

La obra de Molina no se pliega a la dicotomía de lo verdadero


o lo falso, sino que es el evento del nacimiento mismo. Cada pieza
es una imagen-naciente, un acto de revelación que se sustrae al
gusto y desafía nuestras percepciones preestablecidas. La imagen
se convierte así en una política de lo sagrado, un medio para
resistir a las fuerzas que hunden la vida en la opacidad y la
superficialidad.

Desde una mirada ideológica, "Aquello que nos habita" se revela como un acto de resistencia frente a la
homogeneización impuesta por la cultura del "me gusta-no me gusta". Molina se rebela contra el paradigma
publicitario que pretende capturar nuestros deseos y sexualidad, devolviendo al arte su función primordial de
cuestionar y provocar. Sus obras nos confrontan con nuestra propia humanidad, desafiando nuestra complacencia y
despertando nuestra conciencia crítica. La muestra invita al espectador a explorar los rincones oscuros de su interior, a
mirar más allá de la superficie y a adentrarse en la esencia misma de la existencia humana. Molina nos insta a
cuestionar lo establecido, a resistir la alienación y a encontrar nuestro propio significado en un mundo saturado de
imágenes vacías. Aquí, el arte se convierte en una herramienta de empoderamiento, recordándonos que somos agentes
activos en la construcción de nuestra realidad.

En el contexto cultural de Salta, "Aquello


que nos habita" destaca como una oportunidad
para fomentar el pensamiento crítico frente a lo
que consumimos como arte. Molina nos invita a
explorar la profundidad de las obras y a resistir la
tentación de quedarnos en la superficie. Molina
nos incita a trascender los límites de la mirada
pasiva a comprometernos con la experiencia
artística, convirtiéndonos en cómplices activos de
su poder transformador, a ser testigos de la
vitalidad del misterio y a abrazar la ambigüedad
como una forma de resistencia. En este fascinante
encuentro con el arte, encontramos la posibilidad de trascender lo superficial y conectar con nuestra esencia más
profunda.

En última instancia, "Aquello que nos habita" es un peregrinaje hacia el mismo corazón del misterio humano.
Molina nos convoca a participar en un rito sagrado de emancipación, a sumergirnos en la incertidumbre como parte
esencial de la vida. En su obra, encontramos una voz profunda que se eleva en el caos de la existencia, invitándonos a
ser testigos y protagonistas de nuestra propia búsqueda de significado y trascendencia. Es un llamado a la acción, a
sumergirnos en la experiencia artística con mente y corazón abiertos, a explorar la potencia del misterio que nos habita
ya convertirnos en guardianes de su fuego perpetuo.

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