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La Vida Entre Latidos
La Vida Entre Latidos
Puede decirse de la obra de Miguel Milló que, envuelta en luminosos halos de magia,
personificación, para generar, con su sincretismo, retratos de sujetos que, muchas veces, se
presentan ante la mirada también como paisajes: panoramas sublimes que se contienen y se
exceden dentro de los elásticos límites corporales que son su repositorio. Tal es un tono de
igualdad que no es una mera homogeneización de lo que llamamos ‘naturaleza’ con lo que
entendemos por ‘humano’, ni una asimilación de uno en el otro, sino la unión de sus
espejismo del sujeto que ya no se desempeña como observador, extrañado del entorno, sino
donde nos es imposible dilucidar entre el adorno y la carne, el atavío y la materia viva,
latente.
Miguel Milló, con un sello propio que ha adquirido su riqueza a lo largo de años de
trabajo artístico, presenta La vida entre latidos en conjunto con dos instituciones: la
Washington DC. Las tres partes se congratulan de articular un proyecto que combina dos
textualidades, literatura e imagen. Se trata de una serie antológica de lienzos corporales que
Milló ha elaborado en los últimos años. El artista suele trabajar con formatos de gran tamaño
y bajo la técnica del contraste al sobreponer sujetos en los que prima el color en fondos
oscuros. Asimismo, la fotografía de alta definición permite que destaquen los detalles y la
verbalización de una representación visual. De este modo, La vida entre latidos aúna un
dejan permear afectivamente por las imprevistas formas, el brillo de los colores y la
peculiaridad de la estética de Milló sólo para gestar una respuesta en clave literaria que
protagonistas de los retratos. El Mexican Cultural Institute of Washington DC, por otro lado,
favorece la difusión del proyecto para que éste traspase fronteras y se presente ante públicos
extensa serie fotográfica. Motivado por la admiración y la intriga ha reclamado como lienzo
cromáticos craquelados, frutos, flores, semillas, polvos y demás materiales orgánicos como
motivos ornamentales que ya representan y distinguen su mirada como artista plástico. Estos
cuerpos a veces ruinosos, híbridos, líquidos o de una nostálgica dureza que no dejan intacto al
espectador, configuran un universo propio y personal que, sin embargo, sitúan a Milló en una
manierista del renacimiento, hasta Anna Tokarska o Stelarc, cuya materia prima corresponde
Entre los múltiples lugares a los que arriba la obra de Milló es acaso la exaltación de
atravesados culturalmente por discursos que los determinan y los segregan, acaban por
encontrar un retorno bajo la mirada del artista. Los cuerpos como semillas en tierra fértil se
La vida entre latidos, como proyecto multitudinario, es también una invitación a sus
de nuevas experiencias estéticas, maneras de pensar y de ver. Las fotografías de Miguel Milló
motores de la sensibilidad que dan pie a la innovación, a la razón vital que es el movimiento.