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La pintura
1. Tema literario: considera la superficie pintada como una ventana, por la que se nos
ofreciera un espectáculo, real o imaginario. La obra nos entrega entonces lo que
llamaremos su tema literario. El tema literario guarda cualidades emotivas, nuevo terreno
de experiencias y de análisis. Esta parte de la obra es perecedera, por cuanto anda cambia
con mayor rapidez, al antojo de la moda, que los sentimientos que provoca el espectáculo.
Muchos temas se resisten al desgaste. El tema literario de la pintura abre a nuestra
curiosidad otra red de intereses, se le debe relacionar lo que concierne a las técnicas de
representación. La escena exige un montaje que la haga elocuente, una mise en scéne. Los
clásicos habían desarrollado mucho esos artificios, para los que durante mucho tiempo
reservaron el nombre de composición. El mundo revelado por la actitud espectadora se
presenta inagotable.
El espectáculo: considerado al espectáculo, el arte de pintar es ampliamente suplido por
otros medios, y en particular por la literatura. El espectáculo de la pintura parce no poder
ser reemplazado por el verbo: cuando nos conserva los rasgos de un personaje
desaparecido. El pintor goza en este dominio de poderes asombrosos, muy superiores a
los del fotógrafo. El rostro expresa cualidades morales y el sentido del mismo depende de
los momentos de cultura, narración histórica, propaganda política, trasmisión de ideas,
investigación científica, demonología, retrato moral: el tema literario del cuadro revela ser
bastante pobre y específico de la pintura. Es lo que ella posee que más puede
reemplazarse por la palabra.
Contenido implícito: al lado de sus contenidos explícitos (aquellos que el pintor se ha
propuesto directamente) el espectáculo pictórico ofrece contenido implícitos. Guarda
confesiones que han escapado al artista mismo. Al estudiar los espectáculos elegidos por
un pintor, se descubren temas y en esos temas ciertas circunstancias. El espectáculo
pictórico en su contenido desemboca doblemente en la gran historia: reflejo de las
culturas, nos permite descifrar su sentido; motor de las culturas, nos descubre algo en su
resorte.
a) Impresiona inmediatamente como reflejo. El grado mismo del espectáculo nos
instruye. Presenta según la sensibilidad de los tiempos y de los ligares un coeficiente
muy variable de realismo, imaginación, sueño, simbolismo, misticismo, demonología.
El realismo fue magia en las cavernas históricas, primera confianza humanista en los
egipcios, voluntad racional en los griegos, encarnación del verbo en los románticos y
en los góticos, demiurgia en los renacentistas, mercantilismo en los holandeses,
ciencia en los impresionistas.
b) Es en igual medida causa motriz. Se adivina la importancia de la pintura en la
constitución de ideas-imágenes-fuerzas, si es verdad que obran principalmente
Alumna: Luciana Duran
Profesora: Fabiana Prieto
Materia: Fundamentos Visuales
Año: 3ro
Instituto Profesorado de arte (IPA)
cuando nos vemos comprometidos en cierto mundo. El retrato es por doquier mítico.
El contenido explicito nos permite comprender mejor los elementos formales, donde
aquí triunfan los contenidos implícitos. Hay tres razones por las cuales un creador
tiene la obsesión de ciertos temas. Por motivos psicoanalíticos (su rincón inconsciente
trata de saciarse): los psiquiatras lo llaman un síntoma y no tiene que ver con el arte.
Por la acción de mitos que expresan el ideal latente de una sociedad (necesidades de
su inconsciente para que se liberen ideas-imágenes-fuerza de su época, donde esa
función mitológica es mas especifica del arte). Un maestro puede ser que escoja
escenas que se acomodan a su estilo y le permitan desplegar todas sus virtudes
(propósito artístico).
Cierta exégesis estética que se pretende completa. Engaña con una literatura de arte
donde no se toca lo esencial.
2. Goce artístico: goza de la estabilidad de las rectas o de la ondulación y del arrebato de
las curvas. A través de los ojos, conmueve todo un sistema sensorial. Pueden
experimentarse dos placeres delante de un cuadro: un goce artístico natural, como
delante de un objeto real o imaginario: el cuadro lo dispensa como sustituto, y con
tanta mas perfección cuanto mas desaparece, cuanto mas es el signo de otra cosa;
pero en tanto que cuadro, suscita un goce que se detiene en su realidad de cuadro,
en la forma que es (la que puede por lo demás evocar un objeto que a su vez sería
bello): hablaremos entonces de goce estético.
Goce estético: el sentido estético bruto, que se halla en todos los hombres, por
incultos que sean, elige entre los seres cierto numero de privilegiados a quienes trata
de bello perro, de bella mujer, de bella tela, de bello cuadro: y este instinto es en
efecto anárquico y se molesta poco en distinguir entre arte y naturaleza. Pero existe
también un sentido estético cultivado, domesticado, canalizado por la cultura, y que
se denomina buen gusto. Posee cierta universalidad: para el mi complacencia privada
se liga a valores sociales, a las apreciaciones que tienen validez en una colectividad
cultural. Hasta alcanzar una objetividad que supera el grupo social. Y por lo demás, el
gusto ayuda ano confundir el objeto de arte y el objeto natural.
Forma viviente: todo goce estético tiene por objeto la forma viviente. La forma de
arte se apropia de las virtudes exclusivas que legitiman el hecho de que se distinga el
goce artístico del simple goce estético natural. Cuatro caracteres de la forma viviente:
a) La “regularidad irregular”: se muestra en su forma estática, pero nunca es mas
evidente que en su movimiento. Manifestando ese movimiento “irregularmente
regular” y concentrándolo, subrayando y estrechando sus sorpresas,
comunicando también su libertad a lo inanimado, la forma pictórica se otorga la
facultad de intensificar y universalizar la vida. La manera de manifestar y
concentrar el movimiento mediante el dibujo es la sucesión de trazos dispuestos
a lo largo de esa trayectoria, y hacer sensible por sus direcciones el dinamismo del
móvil en los diferentes instantes de su desplazamiento. En la pintura no
Alumna: Luciana Duran
Profesora: Fabiana Prieto
Materia: Fundamentos Visuales
Año: 3ro
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figurativa, el pintor logra todavía intensificar la vida de la forma. Es posible, sin
objeto, representado, mediante estructuras lineales o de color, hacer languidecer
nuestro ojo o despertarlo, estrechando su tiempo para que descubra una forma
más viviente aun que la viviente. Se experimenta esto en todas las variedades de
no figuración.
b) La primacía del conjunto sobre las partes: en la forma viviente, no solo el todo no
es la suma de las partes, sino que las precede en cierto modo, las engendra. La
especialización de los gestos actúa al nivel del espectáculo de la pintura, no de la
forma pictórica misma. Así, el pintor conoce otro recurso: geometriza. Percibimos
tanto mejor la subordinación de los detalles de una figura a su conjunto cuanto
más construido se halla este último: la forma pictórica articula y hace surgir esta
construcción borrosa en la forma viviente natural. La geometrización sensible y
creadora, al acentuar el rigor y la flexibilidad, explica que, en las obras figurativas
o no, la forma se nos presente, en cuanto al engendramiento de sus partes por el
todo, más viviente que las formas ordinarias.
c) La superabundancia o la gratuidad: en la forma viviente no todo se reduce a la
pura y simple finalidad. A medida que se asciende en los ordenes, se abren paso
caracteres anatómicos que a veces se oponen al destino practico (teleológico) y
solo tienen un valor de afirmación, de “representación”. La indiferencia respecto
de la naturaleza resplandece en la obra de gusto y en el juego del arte con una
fuerza que es preciso denominar con una palabra nueva: libertad.
d) La estructura celular: el tejido viviente ofrece la doble propiedad de estar
diferenciado según las partes del cuerpo y de reproducir no obstante por doquier
una estructura fundamental semejante. En sus más variados órganos, el cuerpo,
compuesto de células, sigue el mismo siendo nuevo por todas partes. La forma
pictórica presenta los caracteres de las formas vivientes, como se le pide la objeto
del goce estético en general. Pero aporta a esos caracteres originalidades que lo
oponen a los vivientes “naturales”
3) Absoluto formal: la obra se presenta desde ahora como el teatro de una
revelación superior. Su forma testimonia propiedades que la eleven a una nueva
realidad. Manifiesta en ese nivel, virtudes que se llaman inagotabilidad,
universalidad, radicalidad, eternidad, necesidad: denominaciones todas que la
presentan como un absoluto. Puede llamarse absoluto, en efecto, a lo que no es
relativo, a lo que no depende de ninguna otra cosa, a lo que se basta y halla en si
su razón de ser. La sensibilidad alcanza aquí un rigor supremo, se designa
“experiencia estética”. Se observara que las propiedades descubiertas en el
cuadro mantienen relaciones íntimas. Todas ellas lo manifiestan como un
absoluto formal, del cual no son sino facetas.
Unidad de totalidad: en la unidad del cuadro se piensa en la armonía, en las
respuestas entre sus líneas, colores y materias. La estructura pictórica se presenta
Alumna: Luciana Duran
Profesora: Fabiana Prieto
Materia: Fundamentos Visuales
Año: 3ro
Instituto Profesorado de arte (IPA)
como una red inagotable de relaciones que se envían las unas a las otras de una
manera incansable y siempre nueva. El ojo que se empeña en ello se siente
encerrado en un laberinto siempre abierto y sin salida. Hablaremos en este caso
de unidad de totalidad oponiéndola a la simple unidad de armonía. Hay dos ejes
de construcción unos estáticos resaltando círculos, triángulos, formatos
movedizos, secciones doradas que observaba ya el goce estético, los estéticos
constructivistas creen descubrir una insoldable profundidad. Tienen un alcance
ontológico. Trazados dinámicos más y menos ambiciosos.
1. Los trazados estáticos o dinámicos dejan entender demasiado que esta
unidad de la pintura seria siempre un fenómeno de composición.
2. Este método no se aplica a los pintores de la composición para los cuales fue
concebido. Una pintura se sitúa en el espacio vivido, probado, concreto, de la
sensación.
3. El método de los trazados hasta desnaturaliza la idea misma de “unidad de
totalidad” al concebirla como una estructura general, una organización de
conjunto, cuando en realidad ella no comienza sino con el último, el más sutil
detalle. “que no se confunda lo constructivo con lo total”.
4. Los esquemas reguladores dejan de creer que la unidad de totalidad del
cuadro se hallaría completamente hecha, materialmente, sobre la tela, y que
no habría otra cosa que hacer que comprobarla, como un fenómeno físico.
Esta belleza relativa, o belleza de recreo, objeto del goce estético, que busca la
ocasión de experimentar la armonía de nuestras facultades en una función un
poco corta y egoísta como todo placer esperado por si mismo; y ese “adorable
rigor”, esa belleza absoluta, objeto de la experiencia estética, sensible también
(pues el arte nada tiene que hacer con abstracciones), pero donde la sensibilidad
que se ha tornado atenta renuncia provisoriamente a su placer, se abre
directamente a un sistema de formas tanto mas fecundo cuanto que es diferente
de ella, y se prepara así a ese placer objetivante que llamamos alegría o beatitud.