Octubre de 1973

Volumen 5 No. 3

EL FORO
ROSACRUZ
Una Publicación
Privada Para
Miembros de AMORC

DONDE REINÓ
LA ALQUIMA
Este es el afamado y hermoso
Castillo Rosenberg, en Copenhagen,
Dinamarca, construido por el re­
nombrado rey Christian IV. Como
protector de las artes, él apoyó
la investigación alquímica en los
aposentos subterráneos de este can­
tillo. Se dijo que él estimuló a los
alquimistas, debido a su sincero
convencimiento que si se descubría
la quintaesencia —la Piedra Filo­
sofal— como un substrato de la
materia, se convertiría en realidad
la transmutación de los elementos.
(Fotografía de AMORC)
 ¡Saludos!
V △
¿DEBEMOS DEPENDER DE LOS MAESTROS?
Queridos Fratres y Sórores:
Es más fácil detenernos en
una estación de servicio y pre­
guntarle direcciones al encar­
gado de cómo llegar a nuestro
destino de lo que es consultar
un mapa. Igualmente se requiere
menos esfuerzo para preguntarle
a otra persona qué hacer en una
situación particular que recu­
rrir al propio análisis y deci­
sión propia. Si, sin embargo,
uno sigue esta filosofía en la
vida, pierde su iniciativa per­
sonal. De hecho, su habilidad
de depender de sí mismo, es
eventualmente mermada completa­
mente. Esta misma actitud es
muchas veces expresada por los
estudiantes del misticismo en
cuanto a los maestros cósmicos.
Estos estudiantes particulares
parecen asignarle la responsa­
bilidad mayor de sus asuntos en
la vida a los maestros cósmi­
cos .
V
Es apropiado aquí que consi­
deremos nuevamente, en forma
precisa, qué se quiere signifi­
car por el denominativo "maes­
tros cósmicos". Cuando hablamos
de uno que se ha convertido en
Maestro, misticamente significa­
mos uno que ha aprendido de una
manera muy proficiente la natu­
raleza de sí y su relación cós­
mica. Él ha alcanzado los nive­
les más altos de la conscien­
cia, e igualmente ha adquiri­
do una excelente disciplina de
cuerpo y mente. Tal persona,
también, tiene un profundo sen­
tido de su deber hacia sus con­
géneres. Esto significa una
preparación para ayudar a la
humanidad de cualquier modo que
él o ella pueda, aunque sea a
través de gran sacrificio per­
sonal .
Todos los grandes adeptos
son personas en verdad espiri­
tualmente iluminadas que han
alcanzado tal maestría. Debe puesto a Cristo. Todo esto es
entenderse que tales indivi­ simplemente una ilusión. Los
duos no están dotados de nin­ maestros en Grecia, Roma anti­
gún poder divino o cósmico. En gua, y en tiempos bíblicos, se
otras palabras, han despertado vestían así pero más bien era
y aprendido a usar leyes natu­ porque ser éste más o menos el
rales y cósmicas que se encuen­ atavío común del público.
tran a la disposición de todo En la India, como ejemplo
ser humano. No son deidades que mayor, están los cultos reli­
pueden poner de lado leyes na­ giosos de los ascetas. Se ex­
turales, ni pueden crear cua­ cluyen del mundo cuanto es po­
lesquiera condiciones o cosas sible. Practican la autoabnega-
que puedan yacer fuera del rei­ ción y la automortificación. En
no de la naturaleza. otras palabras, tratan de ne­
Estos maestros no son nece­ garse cuanto sea humanamente
sariamente, como algunas perso­ posible las comodidades de la
nas están inclinadas a pensar­ vida, y aun muchas de las nece­
lo, seres que viven en un reino sidades para demostrar su des­
etéreo más allá de nuestra Tie­ precio por el cuerpo mortal y
rra. Muchos en realidad aún se el mundo físico. Creen que al
encuentran aquí en el sentido hacer esto apurarán su desper­
mortal. Con su comprensión, sin tamiento espiritual.
embargo, son capaces de cruzar En las expediciones fotográ­
el tiempo y el espacio y comu­ ficas por la India hemos visto
nicarse con mentes en cualquier a esos individuos sentados en
parte. Pero, nuevamente, estas las riberas del Ganjes en medio
son habilidades hacia las cua­ de la inmundicia, cubiertos de
les lucha todo verdadero místi­ insectos bajo el sol ardiente.
co. Además, estos personajes Están en un estado de semi-
que son maestros y pueden estar trance, en un mundo propio ima­
en cualquier parte en este pla­ ginado, verdaderamente abusando
no, no evaden los asuntos mun­ de sus cuerpos como lo demues­
danos. Pueden ocuparse en un tran sus escuálidas aparien­
negocio, una profesión, o un cias. Visten túnicas blancas,
oficio. Objetivamente, pueden sandalias —el atavío que algu­
aparecer como cualquiera otra nas personas gustan atribuirle
persona serena de probidad e a su imagen de un maestro.
inteligencia. La tradición mística sostie­
Podrá ser románticamente ne que la mente en verdad mís­
atrayente el imaginar que tales ticamente iluminada —el ver­
maestros están ataviados con dadero maestro en el correcto
túnicas blancas y sandalias, y sentido que hemos tratado de
tienen facciones semi afemina­ construir aquí— puede ser al­
das como algunos artistas han canzada después de la transi­

EL FORO ROSACRUZ se publica cuatro veces al año (un número cada tres meses) por el
Departamento de Publicaciones del Consejo Supremo de AMORC, Parque Rosacruz, San José,
California 95191, E.U.A.
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PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: $1.75 PARA MIEMBROS SOLAMENTE

ción de él o ella, en el Cósmi­
co. Algunas escuelas de estu­
dio esotérico han exagerado es­
te punto al grado del absoluto
fatalismo. Exponen que estos
maestros, a quienes consideran
casi como a un dios, dirigen
los asuntos de los hombres. De­
claran que todos los individuos
tienen su maestro cósmico par­
ticular que decreta que deberán
ser las obligaciones y asuntos
mortales.
Por consiguiente, tales in­
dividuos que creen esto llegan
a depender muy poco de su pro­
pia razón. Cualquiera adversi­
dad que ocurre es aceptada sin
ninguna intención de descubrir
su causa. De hecho, la única
causa que reconocerán es lo que
declaran que es "La voluntad
del maestro". Atribuyen toda
circunstancia a un fiat finali­
zado de este maestro. Cuando
aparece una situación que exi­
giría de otras personas el usar
sus propias facultades cósmica­
mente dotadas para confrontar­
la, en lugar de eso se resignan
a ella. Su ambición e iniciati­
va se atrofian. No buscan al­
cances a través de esfuerzos
personales. Balbucean la fra­
se en una repetición casi ri-
tualística, "Cuando el maestro
esté listo, podré hacer (esto o
aquello)". Esta es una forma
negativa de fatalismo. Es la
falsa suposición que la norma
de su vida está establecida pa­
ra ellos por maestros cósmicos.
Cuando quiera que se ven enca­
rados por obstáculos, se impli­
ca que no deberían intentar
una solución personal, sino más
bien esperar a que un maestro
los dirija en cuanto a qué ha­
cer .
¿Contradicen estas declara­
ciones la tradición que las
personas cósmicamente ilumina­
das que son maestros están de­
cididas, de hecho, deseosas de
ayudar a sus congéneres en ne­
cesidad? En realidad no contra­
dicen tal tradición. Cada uno
podemos en la meditación llevar
nuestros problemas, después de
exhaustar personalmente nues­
tros propios recursos físicos y
mentales sobre ellos, al Ser
Interior. Podemos apelar a tra­
vés de ese Ser en pos de guía
en cuanto a cómo podemos, a
través de nuestros propios es­
fuerzos, ocasionar una solu­
ción. De esta manera podemos
establecer contacto con maes­
tros cósmicos aun aquí en este
plano. Es una cosa, sin embar­
go, pedir un modo de actuar,
y otra completamente diferente
esperar a que otro actúe por
nosotros. Si hacemos la apela­
ción correcta, podemos experi­
mentar la explicación. Podemos
recibir iluminación en cuanto
al curso de la acción que debe­
ríamos tomar, pero a través de
nuestros propios esfuerzos.
Los maestros cósmicos no
llevan de la mano a la humani­
dad luchadora, hablando figura­
tivamente. Si esto nos fuese
hecho, ¿cómo entonces alcanza­
ríamos la maestría cada uno de
nosotros? En lugar de esto, no­
sotros siempre dependeríamos de
la ayuda de los otros. Además,
¿cómo, de hecho, puede uno con­
vertirse en un maestro perso­
nalmente, alcanzar las cualida­
des personales que tal cosa re­
quiere, sin el ejercicio de los
poderes innatos propios?
Lamentamos decir, en conclu­
sión que muchos de los que gus­
tan decir que sus vidas están
bajo la guía de algún "maestro
especial" verdaderamente están
tratando de escapar a la res­
ponsabilidad de la autoafirma-
ción que es impuesta sobre todo
mortal por el solo hecho del
nacimiento en sí
Fraternalmente,
Ralph M. Lewis
Imperator
LOS ROSACRUCES Y LA POLITICA
Un Frater, dirigiéndose al
Foro nos pregunta: "¿Tendrían
la amabilidad de darme su res­
puesta sobre si conviene o no
involucrarme en los asuntos de
la comunidad y sus actividades,
especialmente durante las elec­
ciones?"
El ser Rosacruz no lo excusa
a uno de sus obligaciones como
ciudadano y como miembro de la
sociedad. Concierne a un Rosa-
cruz el tomar parte activa, se­
gún el tiempo y las circunstan­
cias lo permitan, en los asun­
tos políticos del día. La so­
ciedad, por lo menos en teoría,
se supone que representa la vo­
luntad colectiva de las perso­
nas que la componen. En un go­
bierno representativo como la
democracia, se espera que los
políticos actúen por y en favor
del elector. Los ciudadanos son
responsables de la selección y
candidatura de tales represen­
tantes .
A menudo se ha dicho y muy
frecuentemente se ha probado
que la política está corrompi­
da. Uno solo tiene que leer a
Grote en su famosa historia,
de la antigua Grecia para ver
que las ciudades-estado de ese
período estaban muy a menudo
afligidas con la enfermedad de
la corrupción política. Sin em­
bargo, la corrupción moral no
es necesariamente inherente a
la ideología política como tal,
sino al elemento humano. La po­
lítica, sin embargo, ofrece una
oportunidad de fama y poderío.
Raramente ofrece legítimamente
la oportunidad de riquezas como
comparada, por ejemplo, con mu­
chos negocios y profesiones.
Pero si ofrece una oportunidad
para que personas amorales y
sin escrúpulos tomen ventaja de
su posición de confianza en fa­
vor de provecho personal.
Por esta razón, la política
frecuentemente atrae personas
sin ética y de preceptos mora­
les desviados. Son estos tipos
de individuos los que dan a la
profesión política un aspecto
desagradable .
Los Rosacruces están cons­
cientes del alto nivel de prin­
cipios que se espera de sus ca­
racteres . Saben de los ideales
expuestos en las enseñanzas de
la Orden. Cualquier individuo
con tal guía intelectual en la
esfera política no abusará de
su cargo público. Estamos orgu­
llosos de decir que tenemos un
número de Rosacruces desempe­
ñando posiciones de prominencia
en gobiernos nacionales y loca­
les . Esto se aplica a miembros
que viven en diferentes nacio­
nes del mundo. Algunos son, es
más, miembros del gabinete de
su gobierno. Quiénes son ellos
y qué puesto en particular de­
sempeñan lo mantenemos confi­
dencial. No deseamos aparecer
como si les estuviésemos explo­
tando sus posiciones por el he­
cho de que son Rosacruces.
Sin embargo, ¿que hay del
miembro que no tiene ambición
personal para competir por un
puesto político? ¿Cuán activo
debe ser en un partido político
y en la campaña de elecciones?
Repetimos, como ciudadano, pen­
sando como Rosacruz en el bien­
estar del pueblo en total, se
debe interesar.
Primero, debe elegir un par­
tido político no precisamente
por tradición o porque su fami­
lia ha votado por los candida­
tos de ese partido. Además,
debe examinar, estudiar cuida­
dosamente los principios his­
tóricos fundamentales de cada
partido político. Debe referir­
los, en su meditación, a su
consciencia, a sus conviccio­
nes interiores. Debe preguntar­
se: ¿personalmente creo que tal
política sostenida por ese par­
tido es la mejor para las per­
sonas que se espera represen­
ten? Esto requiere una mente
abierta. Si no puede aceptar la
idea de tal investigación, es
debido a prejuicio, y ¿es este
prejuicio racional o sin base?
Después de decidirse por un
partido, no hay que tener nece­
sariamente una lealtad ciega en
él. Apoye los candidatos del
partido solamente si sus po­
siciones expuestas en ciertas
cuestiones se conforman a los
preceptos básicos del parti­
do con los que usted está de
acuerdo. Siéntase libre de re­
husar, abiertamente, cualquier
político, aun de su propio par­
tido, en el cual no tenga con­
fianza. Un Rosacruz no puede
dar su apoyo a un partido o
candidato por encima de los
dictados de su consciencia y
del idealismo moral de las en­
señanzas Rosacruces.
Los principios Rosacruces
están fundados en la premisa de
un mejoramiento de la humanidad
sin importar la afiliación po­
lítica. Un Rosacruz, por lo
tanto, debe tratar de elegir un
candidato que no sólo por sus
palabras y sí por sus acciones
pasadas, se ha conducido de
acuerdo con los principios Ro­
sacruces .
Los principios presentados
en las enseñanzas de la Orden
no son fanáticos. No son arcai­
cos o del tipo imposible de
adaptar a nuestro mundo moder­
no. Más bien, están fundados en
el uso inteligente de los pode­
res físicos, mentales y psíqui­
cos del hombre. Consisten en
instrucciones en la aplicación
de leyes naturales y cósmicas
para la obtención de una vida
feliz y paz personal. Esto con­
siste en señalar qué conducta
es incorrecta para un hombre no
porque sea contraria a ningún
código religioso o moral, sino
porque viola la naturaleza del
hombre o las condiciones nece­
sarias de su medio ambiente.
Es obvio, por tanto, que el
tratar de seleccionar candida­
tos por los métodos sugeridos
aquí, o el apoyar aquellos cu­
yos fines están de acuerdo con
los principios Rosacruces, no
solamente esta siendo un buen
Rosacruz, sino también, un ciu­
dadano y elector inteligente.-X
¿ES LA CIRUGIA PLASTICA
COSMICAMENTE INCORRECTA?
Una Soror de Francia pregun­
ta a nuestro Foro: "¿Es la ci­
rugía plástica contra el orden
cósmico, ya que debemos confor­
marnos con lo que el Cósmico
nos ha dado como cara, nariz,
boca y demás? También, ¿no es
una operación muy seria el cam­
biar o alterar la forma de la
cara u otra parte del cuerpo ya
que tendría un efecto sobre la
tasa de vibraciones?"
No podemos estar de acuerdo
con el punto de vista de que
sería una violación a las leyes
comiscas hacer cambios físi­
cos de la fisonomía o de otras
partes de la anatomía humana.
Aceptar esta idea sería apoyar
la creencia en un antropomor­
fismo y el concepto de que cada
forma humana ha sido divinamen­
te predeterminada. Como Rosa-
cruces, exponemos la creencia
que el fenómeno biológico co­
mo ley natural está de acuerdo
con el Cósmico como una función
autónoma. En otras palabras, la
herencia física del cuerpo y la
apariencia facial es transmiti­
da por los padres. Las deformi­
dades, por ejemplo, son tal vez
el resultado de una mutación de
los genes los cuales han sido
transmitidos de padres a hijos.
La forma en la cual la vida se
reproduce, la formación del em­
brión, y la forma humana misma,
están de acuerdo con leyes na­
turales de orden cósmico —no
son la arbitraria decisión in­
dividual de una mente sobrena­
tural, lo que la apariencia fí­
sica resulte.
Podemos usar la analogía de
la gravitación. Es un fenómeno
natural y parte del espectro
cósmico completo del fenómeno.
Cuando un objeto cae a la Tie­
rra por fuerza gravitacional,
no se ha decretado que debería
caer en un lugar en particular
o en un momento en particular.
Más bien, la fuerza de gravedad
es impersonal y lo que resulta
es un hecho natural indetermi­
nado .
La ley en efecto es de ori­
gen cósmico, cierto, pero su
aplicación particular en cada
caso no está conscientemente
ordenada o dirigida. Lo mismo,
entonces, se puede decir de
nuestra apariencia física.
Por consiguiente, el hombre
puede mejorar su apariencia.
Por supuesto, no se debe hacer
en forma egotista, es decir,
sólo por vanidad, pero sí en
casos extremos donde una defor­
midad trae dificultades a una
persona, como ser en su vida
social. En estos casos es acon­
sejable que tal cirugía se lle­
ve a cabo. Tomemor por ejemplo,
los miles de veteranos de gue­
rra cuyos rostros han sido se­
riamente deteriorados y desfi­
gurados por una explosión en el
combate. Tal vez la nariz ha
sido destruida dejando solo una
abertura repulsiva en la cara;
o de nuevo, la parte inferior
de la quijada ha sido despeda­
zada. La cirugía plástica ha
hecho asombrosas reconstruccio­
nes de los miembros faciales en
tales casos.
Esto ha restaurado en el in­
dividuo la confianza en sí mis­
mo. Le ha hecho posible enfren­
tar el mundo y rehabilitarse.
El individuo se ha convertido
en miembro útil y apreciativo
de la sociedad. No podemos con­
cebir un propósito cósmico que
prefiera que el individuo sufra
sin necesidad. Es más, debemos
recordar que el karma no es re­
tributivo, que no busca casti­
gar al individuo. El karma es
una ley de causa y efecto, y su
proceso natural trabaja por me­
dio de la ley impersonalmente.
Pensemos ahora en los indi­
viduos que han nacido deformes.
Puede ser una persona que en
otros respectos es normal pero
que la apariencia de su rostro
tal vez la hace repulvisa a
otros. La gente evita al desa­
fortunado; es más, hasta lo ex­
cluye de su trato. Como es ob­
vio, esto tiene un tremendo im­
pacto sobre la personalidad de
la persona afligida. Le repugna
asociarse con otros. Se separa
del contacto normal y hasta de­
sarrolla profundos disturbios
emocionales, los que surgen de
la amargura de su desgracia.
Un individuo de este tipo
puede rehabilitarse física y
emocionalmente. A través de ci­
rugía plástica su apariencia se
puede hacer bastante aceptable
de modo que pueda sentirse li­
bre para aparecer en público y
solicitar empleo. Por lo tanto,
tal persona no está perdida pa­
ra la sociedad, sino la socie­
dad la ha ganado. Por consi­
guiente, no debemos atribuir al
Cósmico la causa en casos de
deformidad, ni podemos oponer o
desaprobar al hombre en su uso
de leyes naturales y habilidad
humana para mejorar su estado
en la vida.
Después de todo, la habili­
dad aplicada por el cirujano al
restaurar los daños faciales o
deformidades está de acuerdo
con las leyes naturales. Prime­
ro, hay la técnica que el ciru­
jano utiliza, y el conocimiento
que ha adquirido a través del
medio de inteligencia cósmica­
mente privilegiada como ser
humano. Segundo, también está
el poder curativo del tejido o
del hueso injertado el cual de­
pende de leyes naturales.
La totalidad de la energía
vibratoria del organismo humano
incluyendo sus centros psíqui­
cos, está solamente si no en lo
absoluto, sujeta a un mínimo de
disturbios debido a cualquier
tipo de cirugía plástica a la
cual se someta. Una alteración
de los sistemas nerviosos, las
glándulas endocrinas o el cere­
bro, por medio de cirugía afec­
taría mucho más específicamen­
te la naturaleza vibratoria del
individuo. Por otro lado, la
operación de ciertas glándulas
endocrinas, aunque cambiando la
naturaleza vibratoria total del
individuo, ha sido muy a menudo
beneficiosa, especialmente cuan­
do ha corregido el mal funcio­
namiento de una glándula.-X
LA GUERRA Y EL KARMA
Un frater en Australia for­
mula esta pregunta a nuestro
Foro: "¿El sacrificar la vida
de una persona implica deuda
Kármica cuando se está prote­
giendo a su propio país?"
Karma es la ley de compensa­
ción y causalidad, lo que sig­
nifica que por cada acto o he­
cho existe una reacción o sea,
que toda causa tiene el corres­
pondiente efecto. La causa del
Karma, sin embargo, no está
llena de propósitos ni es de­
terminativa. No existe inten­
ción de infligir castigo o
efectuar retribución o conferir
recompensas por actos de comi­
sión u omisión.
Karma es la manifestación
impersonal de la ley Cósmica
y natural. Los pensamientos o
actos de una persona invocan
ciertas condiciones o fuerzas
a las que siguen resultados.
Para ilustración, uno que tira
una piedra al aire ha creado
una condición kármica, pues ha
puesto en movimiento la fuerza
de gravedad. El efecto será
que la piedra volverá a la su­
perficie terrestre. Si una per­
sona es golpeada por la piedra
que cae ella está meramente ex­
perimentando el efecto natural
de una causa que ha sido insti­
tuida. Ciertamente no existe
intención detrás del resultado,
ni la gravedad ni la piedra in­
tentan infligirle una herida,
así que el,procedimiento total
sería bien impersonal.
De acuerdo con tradiciones
metafísicas existen leyes kár-
micas que funcionan en otros
reinos, además del físico. En
otras palabras, están relacio­
nadas en general con leyes fí­
sicas, pero son movidas de una
manera diferente. Estas forma­
ciones de causas están vincula­
das con propósitos y motivos
humanos. Así, por ejemplo, el
odio, la malicia, la injusti­
cia, por las cuales sufren,
otros pueden tener efectos kár-
micos para el que los ha produ­
cido, el que experimentará cir­
cunstancias de igual clase. Ta­
les leyes o efectos son tam­
bién impersonales, pues no es­
tán funcionando para imponer un
castigo sobre cualquier ser hu­
mano. El principio parece ser
que el efecto causa finalmente
que el individuo experimente el
sufrimiento que su conducta pu­
do haber impuesto a otros, así
que tales leyes kármicas serían
una lección.
El que es beligerante y
ofensivo para otros, crea un
karma pues él no está seleccio­
nado para ser un objeto de re­
tribución. Más bien ha invoca­
do causas, condiciones y cir­
cunstancias que alguna vez en
su vida tendrá también que con­
frontar por lo que entonces
realizará las mismas emociones
y sentimientos que su conducta
ha producido a otros.
Por lo tanto, de acuerdo con
este aspecto más elevado del
karma, vemos que el motivo fun­
damental de nuestros actos es
un factor primario en relación
con los efectos que serán con­
secuencia de ellos. Estamos in­
fundidos por la naturaleza del
impulso instintivo de conservar
el ser, no sólo nuestro ser fí­
sico sino el yo, nuestra digni­
dad humana y todo lo que el ser
pueda incluir en su naturaleza
comprensiva. Ciertamente que
incluimos en la característica
conservadora del ser a nuestros
seres amados y lo que nuestro
sentido o consciencia moral nos
acostumbra a aceptar como bue­
no. Un hombre incluirá de esta
manera, dentro de los recintos
acariciados del ser, a su fami­
lia,- aquellas cosas sobre las
cuales concede su amor más ele­
vado o más expansivo ya su
país previendo desde luego, que
las leyes, costumbres e ideales
del mismo se conformen a lo que
él sostiene que es un bien co­
rriente y espiritual.
Por lo tanto, es deber del
individuo a menos que sea pusi­
lánime de carácter, defender
estos elementos que participan
en el ser. Ciertamente luchará
hasta el extremo de sacrificar
su vida por ellos y sus motivos
serán por lo general impersona­
les, aunque en realidad estará
actuando por los intereses de
su ser más inclusivo; el sacri­
ficio de su vida será un acto
de hombría de bien, de una con­
ducta noble. Entonces tales ac­
tos no invocarán algunos efec­
tos kármicos que fueran adver­
sos. Desde luego, se debe com­
prender, y repetimos esto como
lo hemos hecho un número de
ocasiones, que el karma y sus
efectos no son siempre adver­
sos. El karma consiste de cau­
sas _ y efectos pero podemos
también ponet en movimiento y
precipitar causas que nos trae­
rán resultados benéficos de los
cuales obtendremos bien o pro­
vecho .
El individuo que declare que
el dar la vida bajo cualquier
circunstancia es un error espi­
ritual, y que no se someterá a
la guerra en manera alguna, no
es realista. Realmente está de­
safiando los motivos Cósmicos
de la fuerza de vida. Se está
oponiendo a la naturaleza bási­
ca de su propio ser. En algún
lugar, en su línea ancestral,
alguien tomó su vida de una ma­
nera protectora y defensiva si
no él no hubiera vivido para
proclamar su filosofía imprác­
tica. Supongamos que había sido
sometido a un ataque por una
persona trastornada mentalmente
cuando niño. Además, supongamos
que su padre practicaba una fi­
losofía semejante a la suya y
que no había ofrecido defensa y
que su vida hubiera sido toma­
da .
En materia de una guerra, un
pueblo debe ser muy cuidadoso
antes de llegar a ese extremo.
Individuos que viven una vida
discreta y que incurren en un
mínimo de adversos efectos kár­
micos pueden, sin embargo, ex­
perimentar el karma adverso,
colectivo, de una nación equi­
vocadamente en guerra. Como
ciudadanos en una guerra en
donde el populacho tiene voz en
los asuntos de su gobierno, so­
mos responsables por los actos
de nuestros oficiales públicos,
y de la nación como una unidad.
Si una nación toma una actitud
arrogante hacia los derechos y
requisitos de otros pueblos y
persigue un curso irrazonable y
beligerante que la lleve a la
guerra, su ciudadanía incurre
en un karma adverso. Por su in­
discreción, han puesto en fuer­
za causas de una naturaleza
destructiva cuyos efectos deben
experimentar los individuos,
tales como enfermedades, daños
personales, pérdida de propie­
dades y de seres amados y otras
calamidades.
Las naciones que muestran el
peso de su poder militar e in­
timidan a otros poderes sobera­
nos sin hacer caso de las vidas
pacíficas y beneficiosas que
puedan vivir sus ciudadanos in­
dividuales, están creando karma
adverso. Conocemos gente que no
piensa en asuntos internaciona­
les, restricciones de arance­
les, bloqueos comerciales, in­
necesaria agresión militar, y
cuarteles internacionales como
un monopolio injusto. Subsi­
guientemente tales personas,
entonces, se quejan de las com­
plicaciones económicas y polí­
ticas que sobrevienen con el
tiempo por tales condiciones y
cuya pena les alcanza.
Podemos preguntar: ¿Cuál es
la diferencia entre el pesar y
el sufrimiento por experiencias
entre una guerra considerada
moralmente justificable, y otra
que es efectuada por la indife­
rencia o conducta impropia de
un pueblo? En lo que concierne
al sufrimiento individual o da­
ño personal, o dolor sobre la
pérdida de seres amados, no
existe diferencia, no importa
la clase de guerra. Pero en
donde la consciencia pública,
el sentido de rectitud basado
sobre un estudio inteligente de
los hechos, necesitaba la gue­
rra, existen compensaciones que
mitigan los efectos. El pesar
personal es equiparado en cier­
ta manera por el sentimiento de
que el sacrificio se hace como
una contribución hacia la ele­
vación de la humanidad y el me­
joramiento eventual y seguridad
de la misma. Nadie negará que
una guerra que libra a un pue­
blo de inhumana esclavitud aun­
que se pierdan vidas individua­
les, es una acción digna, si
los hombres van a expresar su
idealismo espiritual.
Debemos comprender que se
deben hacer sacrificios en la
vida, y que hay precios que
pagamos por efectos kármicos
eventuales que hacen que la
misma merezca ser vivida.-- X
PUNTOS DE DOGMA
Un Frater de Londres nos es­
cribe: "Les escribo para hacer
unas pocas preguntas que me
ofrecen dificultades. La difi­
cultad más fundamental con la
que me he tropezado es la de­
claración de que la filosofía
Rosacruz de ninguna manera in­
terfiere con la religión de
uno; esto está muy lejos de la
verdad con respecto a mi reli­
gión —la cristiandad. He des­
cubierto que es imposible re­
conciliar las dos cosas.
"Pongo ante ustedes uno o
dos puntos de una muy fundamen­
tal naturaleza:
1. Ambos, los Rosacruces y los
cristianos, parecen declarar
poseer un modo perfecto de
entender (usando esta pala­
bra quizás algo libremente)
a Dios y todos sus trabajos.
Sin embargo, la cristiandad
declara categóricamente que
le pertenece el único verda­
dero camino a Dios —a tra­
vés de Jesús.
2. Los Rosacruces creen que el
hombre finalmente se con­
vierte en uno con Dios a
través de la reencarnación.
Así, finalmente todos los
hombres alcanzan la singula­
ridad con Dios. Esto enton­
ces niega el concepto del
infierno, enseñado por los
cristianos y por Jesús mis­
mo. Este infierno, siendo
la habitación permanente del
hombre malvado —sin mayo­
res oportunidades para la
mejoría. Una creencia en la
reencarnación, también ha­
 ce de la muerte de Jesús en
la cruz un acto sin razón,
puesto que él estaba salvan­
do al mundo del infierno.
Esto es, creo, la creencia y
fundamento más importante de
los cristianos.
3. Los Rosacruces no creen en
el poder del mal —Satanás—
como lo enseñan los cristia­
nos .
4. No mencionaré el extraordi­
nario número de discrepan­
cias en La Vida Mística de
Jesús por el Dr. Lewis, pero
hay tantas que, si este li­
bro fuera probado como cier­
to, la cristiandad, sin lu­
gar a dudas, se desmoronaría
inmediatamente. A propósito,
estaría muy interesado en
conocer las referencias del
Dr. Lewis para este libro".
Esta pregunta, en una forma
u otra ha provenido de muchos
adherentes religiosos a través
de los años, no todos cristia­
nos. Podemos fácilmente com­
prender el interrogativo, pues,
aunque el contenido místico fi­
nal de todo es el mismo, los
métodos y encaramiento son di­
ferentes . En donde uno depende
de la fe sin preguntas y adhe­
rencia al dogma, el otro esti­
mula las preguntas y un desafío
al dogma. El aspecto desafor­
tunado de la mayoría de las re­
ligiones mundiales es que han
tratado de mantener a sus adhe­
rentes a través de tales méto­
dos como la fe ciega y el miedo
a la maldición eterna.
Sin embargo, ninguno de es­
tos métodos tiene algo que ver
con el mensaje o propósito mís­
tico de la religión pero debido
al énfasis puesto sobre ellos
el adherente común considera
más este aspecto de su religión
que el propósito religioso en
sí. Es cierto que las enseñan­
zas Rosacruces lo llevan a uno
a interrogar el marco sobre el
cual el misticismo religioso
descansa, por la simple razón
de que^ el mensaje místico mu­
chas veces se pierde para la
gente debido a la utilería ri-
tualística y dogmática.
Los Rosacruces se encaran
a las verdades místicas con
un raciocinio basado sobre una
completa objetividad. Lo que no
puede demostrarse o lo que no
puede tolerar la prueba de la
interrogación no es suficiente
para requerir inflexible adhe­
rencia. El encaramiento Rosa-
cruz es que todas las manifes­
taciones del Cósmico son la
verdad, y que una investigación
en cuanto a la verdadera natu­
raleza de las cosas solamente
puede revelar esta verdad en
una forma más pura.
Si una persona no puede re­
conciliar su estado de miembro
de la Orden con la cristian­
dad, es solamente porque no
puede reconciliar los métodos.
No se encuentra preparado para
desafiar una fe a la que se le
ha ordenado seguir sin vacila­
ción. No está preparado para
ser un símbolo de interroga­
ción andante. En cuanto con­
cierne a las enseñanzas, la
esencia de todas las religiones
surge de la misma fuente que
las enseñanzas Rosacruces. Pre­
sentan la misma moralidad, el
mismo código de vida, la misma
ética —todo lo que verdadera­
mente importa.
La cristiandad, ni ninguna
de la mayoría de las otras re­
ligiones, pretende conocer y
entender a Dios. Acepta el con­
cepto de una mente maestra to­
dopoderosa que gobierna al uni­
verso, pero trata muy poco de
estudiar la naturaleza de este
principio maestro, de analizar­
lo y hacerlo armonizar con la
razón. Y, sin embargo, todo lo
que es verdaderamente cierto
debería armonizar con la razón.
La razón solamente busca hacer
armonía del caos, poner orden
en el conocimiento del hombre
acerca del universo, ajustar
todos los pedazos para formar
una unidad comprensible.
La fraseología "a través de
Jesús" es generalmente ambigua
en su significado. ¿Crea el
simple pronunciar de las pala­
bras, "creo en Jesús", algún
milagro a través del cual una
persona conoce a Dios —a tra­
vés del cual vive una vida re­
novada— por el que adquiere
salvación eterna? Por la razón
no lo hace. Por la razón, el
concepto de creer en alguien
significa creer en las pala­
bras , métodos y conceptos que
estableció. La creencia sincera
en una persona es equivalente a
llevar a cabo la vida como lo
hiciera ella. Aquellos que ver­
daderamente creen en Jesús son
quienes siguen su modo de vida
—sus convicciones y admonicio­
nes— que siguen la vida de Je­
sús. Creyendo y siguiendo esas
creencias, una persona es sal­
vada, salvada de cualquiera ma­
nera en que la persona quiera
considerarlo, salvada del sem­
piterno infierno del dogma o de
los infiernos de la vida en la
Tierra que resultan del vivir
una vida diferente a la ejem­
plificada por Jesús.
Desde este punto a los pró­
ximos dos puntos del tema, so­
lamente la razón puede argüir
en contra del dogma de la igle­
sia. Esto trae a colación la
cuestión eterna de la validez
de la Biblia en sí. Desafiada
por clérigos y legos por pare­
jo, en números cada vez más
grandes, la Biblia es conside­
rada como un trabajo recopilado
por hombres, sujeto a los erro­
res de los hombres, aumentada
en error por los espacios de
tiempo entre el reportaje de
eventos y los eventos en sí,
aumentada en error por los es­
fuerzos de los primeros líde­
res de la iglesia para hacer
la ética cristiana efectiva pa­
ra las masas citando autoridad
divina y amenazando terribles
consecuencias a aquellos que
dudaban o desobedecían la éti­
ca.
Todo esto ocurrió en tiem­
pos relativamente primitivos, y
puede ser que los métodos hayan
sido adecuados al propósito.
Pero el infierno y la maldición
eterna y Satanás son conceptos
más allá de la razón. No pueden
reconciliarse con un concepto
de un Dios amante todopoderoso.
¿Cómo puede errar alguien tan
gravemente como para ser eter­
namente maldito? ¿Cómo puede
cualquier adherente religioso
posiblemente aceptar tal con­
cepto y aún creer en la justi­
cia cósmica y el principio de
que se cosecha lo que se siem­
bra? La eternidad es un largo,
largo tiempo. ¿Cómo puede el
hombre concebir una fuerza de
lucha con un Dios eterno —todo
sapiente, todopoderoso — que no
permite que suceda nada sin un
propósito divino? ¿Cómo puede
ajustar Satanás en esta defini­
ción cristiana de Dios?
El razonamiento más elemen­
tal dudará de la necesidad de
una muerte verdadera en una
cruz por Jesús, si Dios quería
salvar al mundo de algo. Si es­
te concepto entero se toma li­
teralmente —que un Dios todo­
poderoso eligió pasar por el
degradante ritual de hacer que
naciera una persona, sufriera y
muriera en una cruz de manera
de salvar a la humanidad— la
idea entera de Dios pierde dig­
nidad, omnipotencia y las cua­
lidades positivas de compasión,
amor y justicia que usualmente
se le asignan.
Por razón, el dogma de las
organizaciones religiosas, es
más simbólico que verdadero.
Cada religión tiene su avatar,
su mensajero divino que trajo
un mensaje de luz y que exhibió
a través de su propia vida el
camino para alcanzarlo.
La cristiandad está armada
alrededor del más bello de los
requerimientos de la vida —el
amor a los otros. La verda­
dera vida cristiana no puede
ser aventajada por ninguna otra
disciplina, y no hay conflicto
entre lo que la cristiandad es­
pera de sus adherentes y lo que
la Orden Rosacruz espera de sus
miembros. Así la cristiandad
sobrevive como una gran fuerza
en la sociedad, amenazada sola­
mente por la inflexibilidad de
su propio dogma. Lo que el Dr.
Lewis escribió acerca de la vi­
da de Jesús solamente le revela
al buscador una razón, más allá
de la ficción y del dogma, por
el verdadero propósito e histo­
ria tras del movimiento cris­
tiano. No quita nada de la ver­
dad o validez de las enseñanzas
cristianas. El libro es cierto,
y la cristiandad no se ha des­
moronado, ni debería desmoro­
narse como un modo de vida que
refleja la naturaleza verdadera
del Cósmico y qué espera este
del hombre para el cumplimiento
y felicidad.—B
CUADROS MENTALES DE LOS CIEGOS
Hay dos preguntas separadas
sometidas a nuestro Foro que
están relacionadas y, por con­
siguiente, las contestaremos
juntas. La primera es: "¿Qué
clase de cuadros mentales per­
ciben las personas ciegas? La
segunda es: "¿Están las perso­
nas ciegas influenciadas por el
color?"
Una persona congénitamente
ciega, o sea, que haya nacido
ciega, no tendrá las imágenes
visuales que nosotros. En la
mayoría de los casos, sólo ten­
drá sensaciones de color, aun­
que nunca hubiera visto objetos
coloreados. Estas sensaciones
de color pueden ser producidas
por medios mecánicos de presión
sobre los párpados o por fro­
tarlos. Si uno cierra los ojos
apretadamente o los cubre con
un paño de modo que no pueda
entrar luz alguna en contacto
con los ojos entonces presiona
ligera, pero firmemente sobre
el globo de los ojos con el de­
do índice de cada mano y des­
pués retira repentinamente la
presión, en la mayoría de los
casos se verán moldes geométri­
cos de color. A veces estos
son más intensos que otras ve­
ces. Más bien, diríamos que
uno tendrá las sensaciones de
colores y formas variantes al
mismo tiempo.
Estos colores son debido a
estímulos de presión sobre los
nervios que llegan a la retina
y de ella a la superficie del
cerebro que tiene que ver con
el color. El estímulo no es
debido a ondas de luz que se
ponen en contacto con los ner­
vios. Una persona ciega congé-
nita no sabría la naturaleza de
los colores que veía. No sería
capaz de identificarlos. "Ve­
ría" por el método explicado, o
sea, tendría sensaciones quizás
de rojo, anaranjado, verde o
azul, pero no vería los colo­
res. No podría describir los
colores que estaba percibiendo
de esta manera, de modo que
otras personas pudieran identi­
ficárselos .
Con el tiempo esa persona
ciega le daría nombre al color
que experimentaba. Supongamos
que se le dijo que existen tres
colores primarios: rojo, verde
y azul. Supongamos también que
estaba percibiendo, por el mé­
todo que hemos descripto, imá­
genes visuales de estos colo­
res. Entonces supondría que lo
que estaba percibiendo era ro­
jo, verde y azul. Pero, ¿cuál
de ellos era el rojo, verde o
azul? Si estuviera, en reali­
dad, percibiendo solo un campo
de azul en su consciencia, po­
dría designarlo como rojo o
quizás verde.
Uno que no sea congénitamen-
te ciego sino que se convirtió
así más tarde en la vida debido
a enfermedad o accidente, expe­
rimentaría imágenes mentales de
una naturaleza visual. Al des­
cribir a esa persona una casa o
de un paisaje, sería capaz de
recordar objetos o escenas que
había visto con anterioridad y
que le parecerían semejantes a
las que estábamos describiendo.
Todos sabemos que un gran núme­
ro de nuestras imágenes visua­
les son recordadas por nuestras
experiencias. La persona que
sufra ceguera tarde en la vida
tiene una ventaja decidida, por
decirlo así, sobre la persona
ciega congénita. Esta ventaja
es que antes de su ceguera, ha­
bía sido capaz de almacenar un
inmenso número de impresiones
visuales en su memoria. Subsi­
guientemente, puede sacarlas
para ayudarse en la comprensión
de lo que otras personas le es­
tán contando.
Los ciegos congénitos son
ayudados a comprender su mundo
enfatizando especialmente sus
otros sentidos de percepción.
Por analogía, a un niño que ha­
ya nacido ciego se le familia­
riza cuidadosamente con un ob­
jeto como un vaso para beber,
un tenedor, una cuchara o una
silla. Después que el objeto
ha sido sentido cuidadosamente
y examinado de esta manera y
las sensaciones táctiles son
registradas en su memoria, se
le dice que lo que tocó era una
silla, un tenedor, etc. La ima­
gen mental formada del objeto
no es visual, sino táctil, de
sensación. Por ejemplo, uste­
des nunca han visto el aire,
pero cuando sopla sobre nuestra
cara saben por la sensación que
tal cosa se conoce como aire en
movimiento. La experiencia tie­
ne identidad, se convierte en
imagen mental para ustedes por
el tacto más bien que por la
vista. Así también, las perso­
nas ciegas congénitas llenan su
mundo de sentido con realida­
des .
Es un hecho establecido que
la mayoría de las personas cie­
gas desarrollan agudamente su
sentido psíquico. La pérdida
de un sentido periférico u ob­
jetivo los hace más conscientes
de las impresiones más finas o
estímulos que se registran so­
bre sus sistemas nerviosos sim­
páticos, y cultivan la confian­
za sobre estas impresiones más
sutiles y finas que reciben.
Muchas personas ciegas han con­
tado (y se ha demostrado) que,
si no se les distrae, sentirán
un obstáculo en un cuarto. Al
cruzar el cuarto en el que una
silla está en su sendero o una
puerta está cerrada, la perci­
birán. Se detendrán de repente
antes de alcanzarla y alargarán
las manos para localizar el
obstáculo. La famosa Helen Ke-
11er demostró esto muchas ve­
ces .
Los ciegos encuentran bas­
tante difícil describir las
sensaciones que tienen al des­
cubrir objetos por los medios
psíquicos, logrado por hiperes­
tesia, o sea, supersensibili-
dad. Esto se experimenta fre­
cuentemente como una sensación
epicrítica una especie de opre­
sión, como si algo estuviera
presionándolos repentinamente
desde afuera. Pudiera ser y
esto se ofrece como hipótesis,
que debido a la confianza casi
inconsciente de la persona cie­
ga en sus facultades psíquicas
o subconscientes, en alguna
forma está proyectando sin sa­
berlo, su aura fuera de su per­
sona física. Esta aura diremos
para que se comprenda mejor, se
puede asemejar a un campo elec­
tromagnético.
Cuando este campo es per­
turbado o agitado y cualquier
substancia hace contacto con
él, entonces, como el uso del
radar para descubrir aeroplanos
o barcos lejanos, se efectúa
una impresión sobre la cons­
ciencia. Cuando el aura es
perturbada de esta manera pro­
duce, a través del sistema ner­
vioso, una rara sensación de
presión como de contacto con
alguna substancia. Este es el
aviso a la persona ciega para
que tenga cuidado.
Todo esto prueba, además,
que tenemos facultades subcons­
cientes , poderes psíquicos, que
no usamos ordinariamente. Estas
son anuladas por la confianza
completa sobre nuestros senti­
dos periféricos como producto
del hábito. En realidad, a lo
que nos referimos como intui­
ción o la guía de la Mente Di­
vina dentro de nosotros, es de­
bido principalmente a esta per­
cepción psíquica. Se registran
impresiones sobre nuestro sis­
tema nervioso que no son perci­
bidas por los sentidos objeti­
vos, entonces son transmitidas
al cerebro y recibidas allí co­
mo sensaciones perceptibles por
la consciencia objetiva, toman­
do la forma de alguna imagen
mental, noción o idea. Llegan
hacia lo objetivo con tal cla­
ridad, y en un relámpago tal,
que no abrigamos dudas acerca
de ellas.
Refirámonos de nuevo a la
analogía del radar. El senti­
do psíquico recibe impresiones
sutiles que los sentidos obje­
tivos no pueden registrar. De
modo que, como el radar, des­
cubre objetos que no son per­
ceptibles visualmente. Enton­
ces, dentro de las complejida­
des del cerebro y la mente,
existe una transferencia de es­
tas impresiones y sensaciones
en ideas. Sensaciones previas
causadas por cosas que hemos
percibido objetivamente se re­
lacionan con las impresiones
psíquicas transformadas, de-mo­
do que surge dentro de nuestra
consciencia una imagen que po­
demos comprender y a la cual
respondemos; a esto nos referi­
mos como un relámpago intuiti­
vo. -- X
EL OBSERVADOR
El conjunto de conocimiento
que nosotros poseemos como se­
res humanos es el resultado de
las observaciones del hombre a
través de los siglos. De manera
de llegar a una perspectiva
equilibrada de nuestra situa­
ción en la vida, es importante
que consideremos este punto por
un momento.
El conjunto de conocimiento
— las cosas que sabemos— es el
resultado de diferentes hombres
y mujeres sentándose en alguna
parte, al igual de como usted
está sentado dónde se encuen­
tra, observando qué es lo que
sucede o sucedió a su alrede­
dor. Ellos observaron —y lo
escribieron— y esto se trans­
formó en el conjunto del cono­
cimiento humano —aquel cuerpo
sagrado que tantas veces consi­
deramos con reverencia.
¿Qué cosa es conocimiento?
Simplemente es saber qué es lo
que está pasando. El conoci­
miento de una cosa no es casi
tan maravilloso como la cosa en
sí. El conocimiento nunca puede
competir con la naturaleza. El
conocimiento simplemente es la
experiencia que tenemos cuando
observamos y nos hacemos cons­
cientes de algo. Entonces tene­
mos conocimiento de él. A veces
la gente que trata de impresio­
nar con su gran conocimiento
actúan como si hubieran creado
las cosas de las que hablan,
entretanto que no fueron más
que testigos observando algún
aspecto de la naturaleza, el
cuál —con suficiente tiempo y
posición— cualquiera otra per­
sona podría haber experimentado
igualmente•
Por supuesto, saber qué es
lo que está sucediendo es una
parte muy importante del vivir.
Separa a los adeptos de los
neófitos. Cuanto más sabemos
acerca de la vida, más podemos
ajustarnos a sus ramificacio­
nes. Cuanto más sabemos, más
estamos en ritmo. Más que esta­
mos en ritmo, más que experi­
mentamos armonía e impertubabi-
lidad.
El Rosacruz está dedicado a
la aplicación práctica del co­
nocimiento, y así sigue un cur­
so de desarrollo personal que
añade a su conocimiento general
de la vida y que delinea los
modos en los que el conocimien­
to le puede ser útil. Primeras
entre estas aplicaciones está
la habilidad de tomar decisio­
nes. La necesidad de tomar de­
cisiones es algo con lo que vi­
vimos cada momento de nuestras
vidas.
La habilidad de tomar deci­
siones no es solamente para
ejecutivos, o doctores, o abo­
gados. Es una parte de la vida
de cada persona. Por lo tanto,
el poder tomar las decisiones
correctas es una valiosa venta­
ja para todos. El camino de
nuestra vida es el resultado de
las clases de decisiones que
tomamos.
Para tomar decisiones en la
vida, necesitamos información
sobre la cual basar esas deci­
siones. Cuando tomamos deci­
siones nos gusta tener la me­
jor información obtenible —in­
formación proveniente de fuen­
tes intachables. Queremos que
nuestra información refleje una
verdadera imagen de la situa­
ción en cuestión. Cuanto mejor
nuestra información, mejor será
nuestra decisión. El valor de
la información que recibimos al
hacer nuestras decisiones de­
pende de la fuente de donde
conseguimos información. Des­
cansa sobre la veracidad de
nuestra propia observación y
la observación de otros, y no
es mejor ni pero que los pode­
res de observación de la fuen­
te .
En términos generales, la
gente es muy mala observadora.
Por lo tanto su informe y di­
vulgación de información es me­
nos que perfecto. Una de las
razones por las cuales la gen­
te observa mal es que toda ob­
servación está coloreada por
la personalidad del observador.
Cuando uno mira algo, uno ve lo
mismo que la persona sentada a
su lado. Es decir, envía las
mismas vibraciones a todos por
igual. Si yo mostrara una man­
zana, la gente como grupo no
percibiría a la manzana dife­
rentemente, a no ser que hubie­
ra algún defecto visual que al­
terara las vibraciones que lle­
gan a sus ojos. Pero la manza­
na en sí es un solo fenómeno,
enviando una norma vibratoria
singular .
Es en la interpretación de
esa norma que ocurren las dife­
rencias. Cien personas concebi­
blemente podrían dar cien des­
cripciones diferentes de esa
manzana. Al informar de la ex­
periencia de ver la manzana, le
estarían proveyendo con el tipo
de información con la cual us­
ted es usualmente provisto —el
informe de un observador— de
alguien que observó un objeto u
observó algo sucediendo.
Para todas las intenciones y
propósitos, esto nos deja algo
cortos de obtener los hechos
verdaderos acerca de casi cual­
quier cosa. Sin embargo, for­
mamos nuestras vidas, nuestra
filosofía, nuestras creencias
profundamente arraigadas, núes-
tras decisiones sobre tan tenue
apoyo. Desde nuestras religio­
nes a nuestras ciencias se nos
da información de otra gente
que observó algo, e informó de
ello, y por la mayor parte
aceptamos esto sin duda.
Por esta razón, muchas veces
somos engañados, muchas veces
convencidos de hacer algo que
verdaderamente no queremos, mu­
chas veces engañados por artis­
tas del fraude que se aprove­
chan de esta debilidad humana.
Somos impacientes por naturale­
za, demasiado inclinados a ser
indolentes —no querer tomar­
nos el tiempo y el esfuerzo de
investigar— demasiado ansio­
sos para alcanzar una condi­
ción estable, un hecho comple­
tado. Todas estas característi­
cas nos apuran a tomar decisio­
nes y como lo declaráramos an­
tes, nuestras decisiones son
los "abre caminos" de nuestras
vidas. Son las cosas que nos
llevan hacia adelante y arriba,
hacia atrás y abajo.
Además, para nuestra impa­
ciencia, está el tal llamado
símbolo de posición de poder
tomar decisiones instantánea­
mente. Esta es la marca del ge­
neral, el ejecutivo, el jefe o
el líder. Cierto, el poder ha­
cer decisiones rápidas es una
ventaja definida, especialmente
si estas decisiones son correc­
tas y hay muchas instancias en
las que el decidir rápidamente
es esencial para el éxito. Pero
el decidir correctamente es aún
más importante en el resultado
final. Una mala decisión rápida
es tan calamitosa como una de­
cisión atrasada. Por lo tanto,
las decisiones rápidas deberían
aplicarse nada más que en las
emergencias, donde la alterna­
tiva de un atraso podría ser
fatal. Las decisiones, sean rá­
pidas o atrasadas, permanecen
como un factor considerable en
la vida, como lo hace la infor­
mación que determina esas deci­
siones .
La información, aquel res­
paldo para la decisión, aumen­
ta, cambia, y se modifica a
medida que la vida progresa.
Cuanta más información recoge­
mos, y cuanto más verificamos
nuestra información probándola,
asegurándonos de ella, investi­
gándola y contemplándola, más
capaces somos de tomar una de­
cisión y hacerlo con un mínimo
de atraso.
Si usted quiere mejorar su
estado en la vida, y si usted
quiere sacar lo más que pueda
de su vida, haga que cuenten
sus decisiones. Junte un depó­
sito de información que sea lo
más precisa posible. Entrénese
a ser mejor observador y un me­
jor reportero. En el análisis
final, son sus propias observa­
ciones las que más cuentan en
su vida. Este es el modo Rosa-
cruz —experimentar y probar
para sí— nunca tomar una ob­
servación exterior a su valor
aparente, a causa de su falta
de dignidad de confianza.
Como el conjunto de conoci­
miento humano es el resultado
de la observación por nuestra
parte o por parte de otros, de­
beríamos tomar más tiempo con
nuestras observaciones. Debe­
ríamos ser más analíticos, más
objetivos, más intuitivos. No
deberíamos apurarnos a las co­
sas. Deberíamos bajar nuestro
paso rápido a través de la vi­
da. Si observamos una cosa por
suficiente tiempo, muchas veces
vemos que cambiará ante nues­
tros propios ojos. Una decisión
hecha sobre nuestra observación
inicial tendría que cambiarse,
quizás darse vuelta completa­
mente. Hacemos mucho de esto
cuando nos arrojamos a las co­
sas. Hacemos cosas que al final
tienen que ser deshechas.
Las decisiones correctas,
las decisiones que cuentan, las
decisiones que son un más en
nuestras vidas, son como un te­
soro. Para encontrar ese teso­
ro, debemos seguir pistas como
lo haríamos en una fabulosa
búsqueda en pos de tesoro. Las
pistas para tomar una decisión
favorable son usualmente más
obvias de lo que sabemos. Nue­
vamente, son pasadas por alto
debido a nuestro apuro y nues­
tra ansiedad. Si nos tomamos
nuestro tiempo, las pistas apa­
recerán ante nuestros sentidos,
y aun más si verdaderamente las
estamos buscando.
Si usted quiere saber qué
hacer en conexión con un pro­
blema específico que tenga, mi­
re al problema un poco más cer­
canamente. Las pistas que le
traerán a la mejor decisión po­
sible están allí. La Pista Nú­
mero Uno es: ¿Qué ocasionó el
problema? ¿Cuando comenzó? ¿Ba­
jo qué condiciones? La Pista
Número Dos es analizar qué es
lo que hace un problema. ¿Por
qué es tan vital una decisión
sobre el asunto? La Pista Núme­
ro Tres es sopesar los posibles
resultados de decisiones a fa­
vor y en contra. ¿Cómo afecta­
rán estas al problema? Las Pis­
tas Número Cuatro, Cinco y Seis
son observar como tres otras
personas se encararon al mismo
problema, pues raramenta hay un
problema que sea único o nuevo
para usted. De esta manera está
usted recibiendo el beneficio
de las observaciones de otros.
Si hay algo que le aumentará
la confianza en sí mismo, que
le dará coraje para encararse a
cualquier obstáculo, cualquier
evento, esto es un altamente
desarrollado poder de observa­
ción —el saber innegablemente
qué es lo que usted ha visto o
experimentado— que no puede
ser torcido por el cínico, el
crítico, el iconoclasta y todos
aquellos otros seres que como
buitres viven de la corruptubi-
lidad de los otros.
Un observador agudo no pue­
de ser fácilmente engañado; no
puede ser ignorado. Él sabe de
que está hablando. Un mal ob­
servador raras veces está segu­
ro de sí mismo, y, por lo tan­
to, siempre está a la piedad de
los otros. Aquel que no observa
es como una oveja que ciegamen­
te sigue al líder que sólo re­
salta como el observador. Si
sus observaciones están equivo­
cadas, los seguidores experi­
mentan el mismo destino que él.
Los Rosacruces deben ser ob­
servadores independientes. De­
berían darse cuenta que tienen
los mismos poderes de observa­
ción que los demás. Son parte
de la misma alma como los son
todas las almas, entonados al
mismo Cósmico como las otras
personas. Los escribas de los
tiempos antiguos —los profe­
tas, santos, educadores, maes­
tros— todos eran personas co­
mo usted. Experimentaban las
mismas sensaciones, escuchaban
los mismos sonidos, veían el
mismo cielo, la misma hierba,
los mismos desiertos, sentían
los mismos sentimientos —amor,
compasión, lástima, tristeza,
hasta odio— que usted siente.
Sintieron la voz interior; es­
cucharon. Luego, inscribieron
sus observaciones en pergaminos
y papel y así se inmortaliza­
ron .
Pero usted puede ser su pro­
pio observador, con una línea
directa a todas las maravillas
e información del Cósmico, y
tener información directa sin
que haya sido coloreada por los
filtros de las mentes de otros.
Al ser un observador cuidado­
so y estudiado de todo lo que
siente y presiente, usted esta­
rá recibiendo la información
más digna de confianza posible,
y las decisiones que usted ha­
ga después estarán precisamente
sobre el blanco. w->-
 No es un asunto de ignorar o
rechazar todo simplemente por­
que lo dijo otro, sino más bien
un asunto de poner las observa­
ciones. y conclusiones de los
otros en la correcta perspec­
tiva. La correcta perspectiva
es saber que sus observaciones,
y las conclusiones que derive
de esas observaciones, pueden
ser tan válidas como las con­
clusiones alcanzadas por otras
personas —quizás más.—B
¿QUE ES LO QUE
ANIMA A LA MATERIA?
Un Frater, dirigiéndose a
nuestro Foro pregunta: "¿Qué
hace que la materia se haga
animada? Como la materia es
una composición de vibraciones,
¿ocurre la animación dentro del
alcance de ciertas combinacio­
nes de ondas de diferentes lon­
gitudes? "
Los principios Rosacruces
explican de esta manera la ani­
mación de la materia: En primer
lugar existe el Nous que es una
fuente creadora Cósmica univer­
sal. Que es una armonía de po­
laridades duales de energía, o
sea, positiva y negativa. El
aspecto positivo emana como una
fuerza vital de vida. En otras
palabras: es la fuerza que im­
pregna la materia y la hace vi­
viente y consciente. Esta pola­
ridad positiva, es de carácter
vibratorio y aunque la fuerza
vital de vida es predominante­
mente positiva, tiene también
dentro de ella la cualidad ne­
gativa. Por consiguiente, en la
célula viviente, nosotros en­
contramos ambas polaridades ma­
nifestándose, siendo positivo
al núcleo y la pared externa,
negativa.
La polaridad negativa de
Nous, la refieren los Rosacru­
ces como espíritu, significan­
do literalmente, energía. Esta
energía negativa o espíritu es
el substrato fundamental de to­
da materia. Son las partículas
del espíritu, como electrones,
lo que dan a la materia su
substancia. Pero el espíritu
también, aunque predominante­
mente negativo, es dual en su
polaridad, pues tiene su aspec­
to positivo. Es esta dualidad
de la polaridad de las partícu­
las de materia la que efectúa
su atracción, repulsión y la
complejidad de las masas de mo­
léculas que puede percibir el
hombre.
De modo que tenemos a la
materia predominantemente nega­
tiva y a la fuerza vital de
vida, predominantemente positi­
va, emanando ambas de la misma
fuente, o sea de la fuerza
creadora universal denominada
Nous. Cuando la fuerza vital de
vida, después de emanar de Nous
se combina con las manifesta­
ciones de espíritu o materia
inorgánica, tenemos esa crea­
ción llamada vida. En el Manual
Rosacruz, se define a Nous ex­
tensamente. Citamos aquí del
mismo: "Él opera mediante un
sistema de armónicos, por medio
de una Clave Cósmica de ochenta
octavas. Cada octava representa
un número definido de vibracio­
nes de Nous, empezando con dos
vibraciones por segundo para la
primera octava y terminando con
trillones de vibraciones por
segundo para la última.
"Nous, en idioma más com­
prensible, se puede decir que
es una combinación de la Fuerza
Vital de Vida y Consciencia
Cósmica, moviéndose desde la
Fuente hacia la tierra de una
manera ondulatoria, en infini­
dad de ondas, viajando a pro­
porciones diferentes de veloci­
dad, por grados característicos
en una fase especial de mani­
festación. Dentro de estas on­
das, viajando con la misma ve­
locidad que ellas, se encontra­
rán partículas de la esencia de
Nous, las que agrupadas juntas
de acuerdo con un número espe­
cífico de combinaciones, ha­
cen reconocible toda manera de
creación. Ello es debido al
grado vibratorio de cada onda
de Nous que las mismas masas
creadas son capaces de enviar
adelante, con vibraciones por
las cuales se les conoce y re­
conoce" .
Desde los días de los alqui­
mistas, el hombre ha tratado de
encontrar la "piedra filosofal"
la clave por la cual no solo la
materia puede ser transmutada,
sino también crear la vida quí­
micamente. La ciencia moder­
na, en el campo de la bioquími­
ca, está experimentando aún con
la creación de formas de vida
elementales. Recientemente se
anunció en un diario técnico
científico, que un notable bio­
químico creía que estaba al
borde de la creación de vida de
ciertos ácidos nucléicos. Está
determinado, declaró, que es­
tos ácidos estaban presentes en
forma extensa en toda materia
viviente. El problema parecía
ser transformar el ácido nu-
cléico desde un "estado inerte"
hacia un estado activo.
El artículo contaba además,
que si se desarrollaba con el
tiempo una forma de vida muy
sencilla debida a este ácido
nucléico, la bioquímica no sa­
bría aún como evolucionarla,
hasta una sencilla célula. Pre­
cisamente, como la naturaleza
forma la célula de la misma
esencia de vida eso permanece
en el misterio. La célula más
sencilla es un desarrollo muy
complicado que está más allá de
la habilidad de la ciencia pre­
sente para lograrlo.
Ahora, supongamos que crea
la ciencia con el tiempo mate­
ria inanimada de ácidos nucléi­
cos u otra materia inorgánica.
¿Cómo se podría reconciliar tal
conquista con las enseñanzas
Rosacruces tan brevemente des­
criptas aquí? Materia inorgáni­
ca de una constitución determi­
nada se hace receptiva a la in­
fusión de la fuerza vital de
vida, pues tiene el poder de
ciertos componentes, desconoci­
dos aún para la ciencia, de
atraer la polaridad positiva de
Nous, cuya naturaleza vibrato­
ria produce el fenómeno de vida
al ser combinada con la materia
o energía de espíritu.
Supongamos, finalmente que
el ácido nucléico, bajo ciertas
condiciones, unido a otros ele­
mentos, engendra vida sencilla.
Esto no querría decir que en
realidad el ácido nucléico era
el conductor de la fuerza vital
de vida. Sería más apropiado
declarar que el ácido nucléico
con los otros elementos en pro­
porciones determinadas y ba­
jo ciertas condiciones atrae y
conserva en su estado de rela­
ción apropiada, la energía vi­
talizante de vida, la polaridad
positiva de Nous. Esto, enton­
ces, sería consistente con las
investigaciones y los hallazgos
de la ciencia y los postulados
de los principios científicos
Rosacruces, aún cuando la cien­
cia efectúe a voluntad la crea­
ción de vida.
Desde luego, la bioquímica
en este tiempo en sus investi­
gaciones para encontrar subs­
tancias productoras de vida,
no entretiene ideas de alguna
energía externa, tal como la
fuerza vital de vida, fecundan­
do la materia. Más bien, ella
piensa en términos de reacción
química bajo la cual surge tal
fenómeno que constituirá la vi­
da. Por otra parte, el reciente
informe, admite que el ácido nu­
cléico, aislado de materia vi­
viente, en sí mismo no sugiere
ninguna de las características
de vida o cómo él puede real­
mente contribuir a la vida.—X
ANALISIS DE LA ESCRITURA A MANO
Un Rosacruz ha preguntado al
Foro: "¿Puede una persona juz­
gar verdaderamente el carácter
de otra por el análisis de su
escritura a mano?"
El análisis de la escritura
a mano no es una ciencia abso­
luta. A esa práctica se le ha
dado el nombre de grafología.
Al declarar que no es una cien­
cia absoluta, se quiere decir
que no se han descubierto leyes
uniformes de efectos ilimitados
semejantes, puesto que están
más allá de toda cuestión. En
el análisis de la escritura a
mano se han hallado caracterís­
ticas y tendencias que tienen
un grado elevado o un porcen­
taje de exactitud, pero que
no tienen la seguridad de las
leyes de las ciencias básicas.
Actualmente hay más conocimien­
to teórico que empírico aso­
ciado con el análisis del ca­
rácter por medio de la escritu­
ra a mano.
Ampliamente, puede decirse
que el análisis de la escritura
a mano está en la misma catego­
ría que el psicoanálisis del
presente. Este último es una
construcción basada sobre la
psicología, la fisiología y la
neurología. Es una composición
de hechos determinados de ob­
servación y estadísticas clíni­
cas por una parte y de conclu­
siones teóricas por la otra. De
tales experimentaciones y estu­
dios están surgiendo datos de
una naturaleza empírica que ha­
rán que los presentes aspectos
teóricos de la psiquiatría se
vuelvan con el tiempo merecedo­
res de ser declarados una cien­
cia. Que ella es difícilmente
una ciencia específica se puede
deducir de las escuelas de psi­
quiatría oponentes, como los
seguidores de Freud, Jung y
Adler, pues sus premisas bási­
cas son diferentes en el acer­
camiento o técnica, pero las
leyes primarias son y deben ser
las mismas T> si no la práctica
está todavía en el estado teó­
rico .
El análisis de la escritura
a mano en el campo de la crimi­
nología, es un arte que emplea
varias ciencias y artes rela­
cionadas como la química, la
física y la fotografía, lo mis­
mo que métodos de precisión
de medida. Los expertos de es­
critura a mano en el análisis
de documentos sospechosos, como
falsificaciones, harán que se
haga un análisis químico del
papel y la tinta, de las teclas
de la máquina de escribir y de
las cintas y mostrarán las se­
mejanzas o desemejanzas de tin­
ta por definidos medios objeti­
vos acerca de los cuales no
puede haber duda. En los análi­
sis en que se usen medios cien­
tíficos positivos, los expertos
de escritura a mano no disenti­
rán. Sin embargo, en algún pun­
to de la teoría o por conclu­
siones personales que van más
allá del borde de la ciencia,
pueden no convenir, desacuerdo
que sólo surge cuando existe de
hecho, una salida de los aspec­
tos objetivos y de su profe­
sión .
Conocimos personalmente uno
de los más grandes expertos en
escritura a mano de documentos
sospechosos, que trabajó en al­
gunos de los casos legales más
grandes en América. El y sus
colegas no tenían fe absoluta­
mente en el análisis del carác­
ter por la escritura. Soste­
nían que las deducciones de la
grafología no son apodícticas
en un gran número de casos y,
por lo tanto, solo se convier­
ten en suposiciones. Señalan
que las premisas son aun dema­
siado especulativas para que
sea clasificada como una cien­
cia o como un arte. >»->■
 ¿Es segura la hipótesis del
carácter por la escritura a ma­
no? En general se supone que
personas de ciertos temperamen­
tos tienen reacciones fisioló­
gicas y musculares definidas
cuando escriben. Una persona
dinámica, agresiva, denodada en
sus pensamientos y acciones,
arreglará, quizás las letras de
su escritura de una manera es­
pecífica. Recíprocamente, una
persona flemática, dada a la
vacilación escribirá de tal ma­
nera que la flojedad e irregu­
laridad de su escritura a mano
mostrará sus características.
De uno que sea metódico, cuida­
doso y meticuloso, se dice que
revela estas cualidades en la
precisión, altura y espacio ca­
si uniforme de sus letras. Pa­
recerían como si cada una hu­
biera sido estudiada cuidadosa­
mente antes de haber sido es­
crita.
La disposición general de
cada individuo, el amplio ele­
mento de su carácter, virtud y
vicio, de acuerdo con la grafo-
logía, se dice que es reflejado
en la apariencia de su escritu­
ra a mano. Una naturaleza egre­
gia se muestra en una letra am­
plia, tendida; un carácter ta­
caño, según ellos, se muestra
en la altura y configuración de
las letras y palabras que sim­
bolizan una naturaleza cicatera
o miserable.
Sin embargo, hay expertos de
escritura a mano, en el campo
de la criminología, que asegu­
ran que no se pueden establecer
amplias normas como las citadas
para determinar el carácter de
una persona por su escritura.
La manera con que escribimos,
el estilo, varía con nuestros
modos de ser y nuestras res­
puestas emocionales a las cir­
cunstancias. Pero la manera de
formar ciertas letras, el modo
con que cruzamos nuestras eres,
curveamos nuestras eles, o de­
jamos caer o rizamos la línea
más baja de nuestras yes, por
ejemplo, son hábitos que perma­
necen con nosotros. Ellos son
la identidad de nuestra escri­
tura a mano y son puramente
personales. Estas configuracio­
nes se repiten bajo todas las
condiciones emocionales en que
escribimos. Sin embargo, no son
prueba de nuestro carácter, se­
gún estas mismas autoridades.
Hombres de personalidad y
hábitos de vida opuestos pueden
emplear una formación semejante
de letras. Del mismo modo se
nota que cuando se está fatiga­
do, enfermo o bajo una gran
tensión emocional puede escri­
bir bien diferente que de cos­
tumbre. Puede continuarse for­
mando ciertas letras en su for­
ma usual, pero sin embargo,
desparramar las palabras, dejar
correr flojamente las frases
cuesta arriba, práctica no se­
guida estando con un humor más
o menos calmado. Uno que al es­
cribir a un grafólogo, ordina­
riamente sería interpretado co­
mo autodisciplinado, escribiría
bajo la cólera con mano temblo­
rosa o violenta.
Los grafólogos, en defensa
de su práctica, señalan cuali­
dades semejantes encontradas en
la escritura a mano de personas
bien conocidas. Seleccionan in­
dividuos cuyas características
son conocidas históricamente.
Por ejemplo, analizan la escri­
tura a mano de grandes hombres
de estado, juristas o filósofos
hombres cuyas vidas tienen am­
plia similaridad a directores y
pensadores dinámicos o profun­
dos. Entonces declaran ver en
las firmas o manuscritos de ta­
les personas, formaciones o es­
tilos semejantes por lo que
deducen teóricamente que ta­
les configuraciones simbolizan
una cualidad de carácter humano
aplicable a todas las personas
de un temperamento semejante.
 La premisa es precisamente
esta: por conveniencia diremos
que A representa una clase par­
ticular de individuos, quizás
directores, grandes guerreros o
artistas notables. En esta es­
critura a mano se notan cier­
tas formaciones peculiares a su
clase, peculiaridades que son B
y C. Entonces, si B y C se en­
cuentran en la escritura a mano
de otros individuos, se razona
que ellas caen dentro de la
clasificación de la gente de­
signada como A.
Ahora, si siempre que apare­
cieran B y C, se pudiera esta­
blecer indudablemente que ellas
se conformaban en carácter a lo
que simbolizaba su escritura a
mano, tal análisis sería una
ciencia absoluta. Por desgracia
eso no es aún el caso.—X
 Las Mansiones del Alma
Las Mansiones
del Alma
por H. SPENCER LEWIS
Este libro explica . . .
Todo lo referente al alma y sus ciclos
de reencarnación y como puede conocer
su ser actual y sus vidas pasadas, todo
ello de una manera analítica. Además le
revela, de manera sorprendente, los innu­
merables hechos que apoyan la reencarna­
ción, descubriendo el hecho que Jesús y
sus discípulos conocían todo lo rela­
cionado con la encarnación, mencionán­
dolo en sus enseñanzas.
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¿Por que estamos aquí — El Karma y
la Evolución Personal — Entre Encarna­
ciones — Referencias Cristianas — Eí
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de los periodos cíclicos desconocidos que
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No tiene nada que ver con astrologia
ni con ningún sistema de decir la buena­
ventura, pero nos explica el método em­
pleado desde hace mucho tiempo por los
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