Federación de Iglesias Evangélicas Libres Pentecostales de Venezuela Salem
Instituto Bíblico Fiel Salem Núcleo: “Génesis”
APOLOGÉTICA “LA EXISTENCIA DEL INFIERNO”
Estudiante: Junior Barrios
Cédula: 15.054.733 Tutor: Dayari Chacón
La Victoria, agosto de 2022
Durante muchos siglos la existencia del infierno ha sido un tema de gran interés y debate. Muchas personas han llegado a ciertas conclusiones que se acercan a la enseñanza de Las Escrituras, pero otras, han puesto en tela de juicio tal revelación. Inclusive numerosas religiones han refutado esta doctrina bíblica debido a las incorrectas interpretaciones. Para un vasto número de pseudo creyentes, el amor de Dios no podría crear semejante lugar, y aun un nutrido grupo asevera la inexistencia del mismo. Esta última aseveración es muy argumentada por los llamados “Testigos de Jehová”, y “Los Adventistas”. De esta secta, se ha levantado un líder que ha conquistado los corazones de muchas personas e inclusive cristianos evangélicos: Pastor Alejandro Bullón. De allí que, demostrar bíblicamente la existencia del infierno a los hijos de Dios se hace un imperativo. La historia universal ha confirmado que la iglesia del Señor Jesucristo, a través de todos sus períodos, ha sufrido los más terribles embates; desde persecuciones sangrientas hasta apostasías más aberrantes. Parece ser que, en los momentos más duro, la iglesia permaneció firme en la búsqueda constante de la presencia de Dios. Sin embargo, al transcurrir de los años, aquella devoción de la iglesia se ha visto interrumpida por diversos factores, que ha desviado sus pasos a ciertas enseñanzas anti bíblicas. El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo predijo de la siguiente manera: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1Timoteo 4:1). En este sentido, se puede afirmar que dicha profecía se puede palpar en nuestros días. El proclamado pastor adventista, Alejandro Bullón, niega rotundamente la existencia del infierno. Como base bíblica, él cita a Eclesiastés 12:7 que expresa: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. El argumento que sostiene es que cuando el hombre muere, sucede todo lo contrario a cuando éste fue creado. Textualmente afirma: “Cuando Dios lo crea, sopla en su nariz y el hombre se vuelve un ser viviente; pero cuando éste muere, entonces Dios inhala el aliento de vida, y el cuerpo se lleva al cementerio donde permanece un largo tiempo hasta hacerse polvo”, y agrega que esto es lo que la Biblia dice. Asimismo, afirma que el diablo fue quien inventó toda esta falacia del infierno. Sin embargo, examinando cuidadosamente la verdadera enseñanza bíblica, observaremos algunas citas bíblicas que confirman la realidad del infierno. Para ello es necesario estudiar las palabras en sus idiomas originales, el hebreo y el griego respectivamente. Según el diccionario interlineal, del hebreo, la palabra para designar el infierno es “seol” cuyo significado es hades o mundo de los muertos (como si fuera retiro subterráneo), incl. sus accesorios y reclusos allí. Este término aparece 65 veces en el texto masorético. Cabe destacar que dicho lugar en el Antiguo Testamento, habla en términos generales para referirse a la separación del mundo terrenal. En este sentido el libro de Eclesiastés, citado por el pastor en cuestión, no puede ser tomado como una completa revelación de lo que la Biblia revela del infierno. Los siguientes textos son una prueba de la mala interpretación y aplicación que se le da a la palabra “seol”. (Génesis 37:35) «Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre». (Isaías 14:9) «El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones». ( 2 ) Seol es en cierto sentido no especificado la suerte del impío. Referencias tales como (Salmos 6:5) «Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?». (Salmos 30:3) «Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura». (Salmos 30:9) «¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?». Como se puede observar, los textos antes mencionados reflejan solo la cesación de la vida en este mundo terrenal, mas no devela la condición de la vida de ultratumba. Por otra parte, el Nuevo Testamento revela la enseñanza de la existencia del infierno de manera contundente y clara. Jesucristo, la máxima autoridad y revelación del Dios Padre, corre el velo y nos enseña la terrible existencia de dicho lugar. En este sentido, es menester revisar la palabra griega para designar al infierno. Debido a que el nuevo Testamento fue escrito en griego, los traductores de la Septuaginta utilizaron “Hades” para referirse al “Seol”. El diccionario de la Biblia Cristiano, explica que se escogió Hades porque en la cultura griega ese nombre se aplicaba primero al dios del país de los muertos y luego al mismo lugar. Para los griegos la morada de los muertos era subterránea, un sitio oscuro, triste y sombrío, donde reinaba Plutón. Jesús, el Verbo hecho carne, describió el infierno como un lugar eminentemente horroroso. El pasaje de Lucas 16:19-31 retrata un cuadro aterrador, triste y tortuoso. En dicho texto, se revela que en la antigüedad el “Hades” era un universo paralelo, donde todos llegaban después de su muerte. Sin embargo, a través de la lectura se puede entender que existía el lugar de reposo llamado “El seno de Abraham” y el lugar de tormento destinado para los impíos y pecadores. En este orden de ideas, se puede tomar en consideración varios aspectos de ese pasaje. En primer lugar, el pasaje señala que el rico alzó sus ojos y vio a Lázaro en el seno de Abraham. Asimismo, describe que estaba dando alaridos en la flama, suplicando que se refrescara su lengua. Su memoria estaba completamente activa. En consecuencia, este hombre tenía completa conciencia de lo que estaba enfrentando, en ningún momento se menciona a este hombre con un estado inconsciente e inactivo. Contrario a ello, se observa que los sentidos están agudizados. En segundo lugar, al rico no se le da ninguna esperanza de ser consolado en algún tiempo futuro. Las palabras de Abraham fueron contundentes al decir: “éste es consolado aquí y tú atormentado allá”. Citando nuevamente las palabras de Jesús en el evangelio según Mateo 25:41,46 “Apartados de mí malditos al fuego eterno… E irán éstos al castigo eterno”, es menester poner de relieve la palabra eterno. Según la Biblia interlineal griega es “aionios” que significa perpetuo (también usado del tiempo pasado, o pasado y futuro igualmente). Por consiguiente, aquí esta palabra se usa tanto para los justos como para los impíos sin distinción. Y es que cuando se trata del carácter de Dios, no puede existir sombra de parcialidad, pues su atributo moral como la justicia, es parte de su naturaleza. El apóstol Pablo continua esta doctrina en sus epístolas. 2 Tesalonicenses 1:9 afirma lo siguiente: “los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor”. Una vez más la palabra “aionios” es utilizada con el mismo peso de significado. Dentro de ese contexto, el apóstol también enfatiza el justo juicio de Dios sobre los que hacen el mal, y no diluye el mensaje original recibido por el Señor Jesucristo. En este orden de ideas, el apóstol Pedro en una de sus epístolas, también confirma que a los apóstatas le está reservada la más densa oscuridad para siempre (2Pedro 2:17). En dicho pasaje, hay una advertencia explicita de guardarse del error para no caer en semejante desgracia. Finalmente, el Apocalipsis pone de relieve el justo castigo de Dios sobre la bestia, el falso profeta, el diablo y todos los pecadores de las distintas épocas. Según la revelación el apóstol Juan observó un evento al cual se le debe poner mucha atención. Apocalipsis 19:20 dice: “… la bestia y el falso profeta fueron lanzados vivos dentro de un lago que arde con azufre”. Posteriormente dice en el capítulo 20: 10 “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Nótese que habían pasado ya mil años y aun estos dos personajes continúan allí; esto demuestra que no existe la aniquilación del alma como afirman muchos. En conclusión, la existencia del infierno es una realidad irrefutable. Dicho lugar manifiesta el justo juicio de Dios y proclama su santidad. Aquellos que aun rechazan su existencia se expondrán en el día del juicio final donde el Señor pagará con creces sus frutos mortales.