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idea. En los próximos minutos, expondré los conceptos, argumentos respaldados por evidencia
científica que sugieren que la inteligencia artificial podría no ser necesariamente un creador neto
de empleo ni una panacea económica.
Comencemos por definir algunos conceptos clave. La inteligencia artificial se refiere a sistemas
informáticos que pueden realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el
aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural. La premisa plantea que la IA
impulsará industrias, generará empleos y cambiará la economía global.
Según un informe de la OCDE, aproximadamente el 14% de los trabajos en los países miembros
corren un alto riesgo de automatización y otro 32% enfrenta cambios significativos en sus tareas
debido a la automatización. Esto plantea preocupaciones sobre la pérdida de empleos y la
necesidad de una reconversión laboral masiva.
Un estudio del Instituto de Política Económica de Estados Unidos reveló que entre 1973 y 2016, la
productividad laboral se duplicó, pero los salarios solo aumentaron un 12%. Esto sugiere que,
aunque la tecnología impulsó la productividad, los beneficios no se distribuyeron de manera
equitativa.
Para respaldar este argumento, podemos citar un informe del Foro Económico Mundial que señala
que la automatización y la IA podrían llevar a una brecha de ingresos aún más amplia, ya que las
personas con habilidades específicas para la era digital prosperarán, mientras que aquellos sin esas
habilidades podrían enfrentar desafíos económicos significativos.
Un informe del Banco Mundial señala que la automatización puede llevar a la pérdida de empleos
en industrias menos digitalizadas, como la agricultura y la construcción, lo que requerirá una
transición de habilidades significativa para los trabajadores afectados.