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Curso: 2022-2023
Caso Evaluación 1
CASO MÓNICA
Mónica es una mujer de 35 años, actualmente no trabaja y está en paro. Viene motivada
en que le hagamos una evaluación debido a una denuncia por robo en unos grandes
almacenes. En la actualidad, refiere presentar un estado de ánimo deprimido,
pensamientos crónicos de suicidio, aislamiento social y mala higiene personal. Ha
pasado los seis últimos meses aislada en su apartamento, echada en la cama,
alimentándose de comida basura, viendo la televisión y comprando por Internet más
cosas de las que puede permitirse. Varios tratamientos han tenido poco efecto.
Mónica es la pequeña de tres hermanos. De su familia destaca muy mala relación con el
padre, a quien describe como muy autoritario y agresivo en la educación con los hijos,
nos dice que “se fue un día sin decir nada y no volvió hasta meses después”. A su madre
la describe como una “pobre mujer que nunca supo imponerse” y a quien no querría
parecerse, y con sus hermanos no parece tener una relación muy cercana. Destaca que
se había sentido aislada en sus años escolares, coincidiendo con la marcha de su padre,
y para entonces ya había tenido periodos de ánimo deprimido que se acompañaban
frecuentemente con episodios de irritabilidad. Refiere que en la familia se la conocía por
sus estallidos de cólera.
Le había ido académicamente bien en el instituto, pero había dejado la universidad por
frustraciones relacionadas con una compañera de cuarto y un profesor. Ha tenido
diferentes trabajos, pero siempre acaba dejándolos “porque los jefes son idiotas”. Según
Mónica, dan la impresión de ser estupendos, pero “todos acaban siendo unos cabrones”.
Estos “fracasos” hacen que se sienta muy mal consigo misma (“a veces pienso que no
valgo para nada y que todo lo malo me pasa a mí”) y enfadada con los demás(“yo podría
hacer su trabajo mejor que ellos y probablemente lo haré algún día”).
Había salido con hombres cuando era más joven, pero en seguida acaban
decepcionándola y nunca ha tenido una relación duradera. En la actualidad, busca
amigos y relaciones afectivas a través de páginas de contacto; de esta forma consigue
conocer a una gran cantidad de gente, casi siempre varones, con los que mantiene
relaciones superficiales, conflictivas y cortas en el tiempo. Siempre acaban cuando es
abandonada en un contexto de gran conflictividad. Se han presentado problemas
asociados a conductas de riesgo en el terreno de la sexualidad con un escaso control
sobre las consecuencias de las mismas. Esta impulsividad también se manifiesta en
otros
comportamientos como en la compra compulsiva y con cierta frecuencia en el robo de
objetos de distinto valor habiéndola pillado en más de una ocasión.
En los antecedentes de Mónica, destaca que se había ocasionado cortes superficiales
en
varias ocasiones, con sentimientos de vacío y pensamientos persistentes de que estaría
mejor muerta. Dice que está normalmente “decaída y deprimida”, pero que a lo largo
de su vida ha tenido decenas de periodos de 1 o 2 días en los que se nota llena de
energía, tensa y en los que pasa las noches en vela. Cuando esto ocurre, tiende a
“derrumbarse” al día siguiente y entonces duerme 12 horas seguidas.
Lleva en tratamiento psiquiátrico desde los 17 años y la han ingresado en tres ocasiones
por sobredosis medicamentosa. Los tratamientos han sido principalmente
farmacológicos: estabilizadores del estado de ánimo, neurolépticos en dosis bajas y
antidepresivos que se le han recetado en distintas combinaciones en el seno de una
psicoterapia de apoyo.
Acude a la entrevista con un atuendo informal y algo desarreglada. Se muestra
colaboradora, coherente y pragmática. En general, parece disfórica y con el afecto
constreñido, aunque sonríe apropiadamente varias veces. Dice sentirse avergonzada
por su escaso rendimiento y por el robo de esos objetos (perfumes y productos de
cosmética). Es cierto que le gustaban y también que no podía permitírselos, pero “fue
algo que no pensé, como un impulso más fuerte que el realmente querer tenerlos, y la
emoción por cogerlos sin que me vieran”.
Hacia el final de la sesión inicial, se enfada con la entrevistadora porque la ve mirar el
reloj “¿Ya estás aburrida?”.
1. A lo largo de la entrevista, Mónica empieza a mostrarse molesta con la
entrevistadora y da muestras de agresividad verbal. ¿Qué tipo de estrategias
deberían ponerse en marcha para controlar la situación y reconducir la relación
con la paciente a buen puerto?
Puede considerarse que las muestras de agresividad verbal y el encontrarse molesta con
la investigadora son conductas identificables en el relato de Mónica como características
de su modo de vincularse con los demás. Según la paciente sostiene relaciones
conflictivas y breves en el tiempo vinculándose superficialmente con los demás. Es
evidente que la dificultad para relacionarse está estrictamente vinculada con su
percepción de los otros; en el caso de la entrevistadora interpreta cuando ésta mira su
reloj que está aburrida. Esto coincide con sus historias personales en las que siempre
resulta abandonada por los demás con su consecuente sentimiento de desvalorización.
En este sentido es lícito plantear que para reconducir la relación a buen puerto y controlar
la situación las intervenciones de la entrevistadora deberían apuntar al aspecto emocional
de la paciente, y no por el contrario intentar establecer una lógica del pensamiento
mostrándole que no es así, por ejemplo, explicarle que mira su reloj porque debe controlar
el horario de la sesión, o cualquier otra explicación que se base en la lógica ya que parece
ser la percepción lo que está afectado.
Podría ser útil para este propósito intentar intervenir desde lo emocional con locuciones
tranquilizadoras cuyo objetivo sea establecer una relación empática con la paciente