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Parte considerativa

El tribunal debe establecer si existe una vulneración de los derechos a la libertad de


expresión y de opinión del demandante con los principios a) de independencia e
imparcialidad de los jueces; b) los especiales deberes de los jueces debido a su
estatuto; c) el derecho a la libertad de expresión u opinión en el caso de jueces y
magistrados, y d) el deber de reserva judicial y la prohibición de adelanto de opinión.

En cuanto a los principios esbozados, el tribunal fundamenta:

- Los principios de independencia e imparcialidad de los jueces


El artículo 139º de la Constitución Peruana establece como uno de los principios
propios de la función jurisdiccional “la independencia en el ejercicio de sus
funciones”.
Esta autonomía debe ser entendida desde una doble perspectiva:
a) como garantía de la administración de justicia;
b) como atributo del propio juez.

La independencia institucional garantiza la correcta administración de justicia, pues


supone que el juez se encuentre y se sienta sujeto únicamente al imperio de la ley y
la Constitución antes que a cualquier fuerza o influencia política.

Los jueces deben tener independencia en el ejercicio de sus funciones, lo que


significa que no deben estar sujetos a presiones externas que puedan influir en sus
decisiones. La independencia judicial implica la autonomía del poder judicial frente a
los otros poderes del Estado y cualquier influencia indebida, ya sea del gobierno,
partidos políticos, grupos de interés o individuos.

Complementariamente los jueces deben ser imparciales y no deben tener prejuicios


ni favoritismos hacia ninguna de las partes en un caso.
La imparcialidad también implica que los jueces deben abstenerse de participar en
cualquier situación en la que puedan surgir conflictos de interés que afecten su
capacidad para tomar decisiones objetivas.

La ética judicial es crucial, y los jueces deben mantener altos estándares éticos para
preservar la confianza del público en el sistema judicial; cualquier situación que
ponga en tela de juicio estos principios, puede dar indicios de parcialidad o
influencia, descalificando el actuar del magistrado.

- Los especiales deberes de los jueces en razón a su estatuto


El juez debe ser un sujeto que goce de credibilidad social debido a la importante
labor que realiza como garante de la aplicación de las leyes y la Constitución, lo cual
implica, obviamente, despojarse de cualquier interés particular o influencia externa.
Por ello, su propio estatuto le exige la observación de una serie de deberes
y responsabilidades en el ejercicio de sus funciones. Esto, a su vez, justifica la
existencia de un poder disciplinario interno para el logro de la mayor eficacia en el
ejercicio de las funciones que constitucionalmente le han sido encomendadas.

- La libertad de expresión y opinión de los jueces


Nuestra Constitución establece en el inciso 4), artículo 2, que toda persona tiene
derecho a la libertad de información y de opinión, a la expresión y difusión del
pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de
comunicación social, sin previa autorización ni censura ni impedimento alguno, bajo
las responsabilidades de ley.

La libertad de expresión y opinión de los jueces es un principio clave que garantiza


que los magistrados puedan expresar sus opiniones de manera libre y sin temor a
represalias. Aunque la independencia judicial es un principio fundamental, es
importante entender que la libertad de expresión de los jueces está sujeta a ciertos
límites y consideraciones éticas.

Los jueces deben gozar de independencia en el ejercicio de sus funciones, lo que


incluye la libertad de expresar sus opiniones sobre cuestiones legales y judiciales.

Aunque los jueces tienen el derecho a expresar sus opiniones, existen límites éticos
para garantizar que sus declaraciones no comprometan su imparcialidad o la
percepción de imparcialidad en casos específicos; esto se condice con el respeto a
la reserva del caso, pues los jueces deben ser cautelosos al comentar sobre casos
pendientes o futuros, evitando emitir opiniones que puedan afectar la imparcialidad
en la resolución de estos.

- Los jueces de instrucción


Los jueces de instrucción, en el contexto judicial, desempeñan un papel crucial en la
fase de instrucción de un proceso penal. Su función principal es la de dirigir y
supervisar la investigación de un caso penal antes de que se lleve a juicio.

Lo que queda establecido es que el magistrado Barreto, al emitir pronunciamiento


sobre un caso que aún estaba en etapa de instrucción que consiste en el recabo de
medios de prueba que permitan establecer la responsabilidad jurídica de los
procesados, colisiona con el principio de imparcialidad y su función en calidad de
magistrado.

Las manifestaciones hechas respecto al fallo de la Sala Penal, en cuanto que “el
considera” que los procesados no han cometido delito, que este tipificado en el
código penal”, son de carácter personal y por ende no debió manifestar siendo que
estas ya establecen claramente que el mantienen una parcialización con los
procesados.

- El deber de reserva de los jueces


Consiste en la obligación de mantener confidencialidad sobre ciertos aspectos de los
casos judiciales, especialmente durante la etapa de investigación. Este deber tiene
como objetivo principal proteger la integridad del proceso judicial y garantizar que la
información sensible no sea divulgada prematuramente, lo que podría afectar la
imparcialidad y la efectividad de la investigación.

Si bien no es aplicable al caso el artículo 73° del Código de Procedimientos Penales,


pues los hechos se encontraban en una fase preliminar a la instrucción, sí lo es el
inciso 6) del artículo 184° de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que establece que
son deberes de los magistrados guardar absoluta reserva sobre los asuntos en los
que interviene, dejando en claro que, en estos casos, el deber de reserva no admite
ninguna excepción.

Si bien el demandante, señala que sus declaraciones no vulneran el deber de


reserva de los hechos que son materia del proceso, pues manifiesta que sus
expresiones sólo ratifican lo resuelto en una resolución judicial que el mismo ha
emitido; no teniendo en cuenta que con ello infringió el artículo 184, inciso 6), de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, que obliga a guardar reserva sobre los asuntos en
los que se interviene; más aún, debe tenerse en cuenta que las declaraciones sobre
la posición del juez respecto al caso que va a investigar posteriormente, resultan
perjudiciales al propio proceso, pues evidencian cuál es la línea a seguir por el juez;
sin embargo, frente a la opinión pública, la única línea a seguir es la absoluta
neutralidad.

En consecuencia, no procede en este caso la alegación absoluta del principio pro


libertate, estando sustentada la limitación del derecho a la libertad de expresión del
juez Barreto en el cumplimiento de deberes para resguardar el correcto
funcionamiento de la administración de justicia; por consiguiente, tampoco puede
alegarse la vulneración de su derecho al honor.

Por consiguiente, no se vulnera su derecho a la libertad de expresión; muy por el


contrario, los límites a la misma fueron desbordados, habida cuenta de que de por
medio se encontraba el deber de reserva de los jueces.
Parte expositiva

Partes litigantes

En el presente caso, comparecen como partes litigantes:

Parte demandante:

● Jorge Octavio Ronald Barreto Herrera, de nacionalidad peruana, y profesión Juez.


● Asunto: Recurso extraordinario contra la sentencia de la Tercera Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lima.

Parte demandada:

● El Jefe de la Oficina del Control de la Magistratura (OCMA) y el Consejo Ejecutivo


del Poder Judicial.

Pretensiones

● El demandante solicita que se revoque la sanción de suspensión impuesta al


demandante por haber hecho declaraciones públicas a una emisora radial respecto
a uno de los procesos que venía conociendo. El demandante argumenta que la
sanción vulnera sus derechos a la libertad de expresión, opinión, honor, así como a
la independencia jurisdiccional, ya que las declaraciones emitidas únicamente
expresaban su coincidencia con el sentido de la resolución expedida por él.

● El demandado fundamenta que el demandante hizo un ejercicio excesivo de su


derecho a la libertad de expresión, ya que el mismo debe estar enmarcado en los
límites que fija la ley, y que las declaraciones del demandante vulneraron lo
dispuesto por el artículo 184° inciso 6) del TUO de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.

Exposición de los hechos relevantes

● El 24 de octubre de 2001 y el 21 de noviembre del 2001, se dictan 30 días de


suspensión sin goce para Jorge Octavio Ronald Barreto Herrera, dado que se
consideró que las declaraciones del juez vulnera el deber de reserva y la
imparcialidad del juez, y que la sanción impuesta fue justificada en el cumplimiento
de deberes para resguardar el correcto funcionamiento de la administración de
justicia.
Exposición de las normas aplicables

● En este caso incluyen el artículo 184° inciso 6) del TUO de la Ley Orgánica del
Poder Judicial.
Parte resolutiva

En esta sentencia, el Tribunal Constitucional se pronuncia sobre un recurso extraordinario


interpuesto por un juez contra una sanción impuesta por hacer declaraciones públicas en un
medio de comunicación acerca de un caso que estaba conociendo. El juez argumentaba
que su libertad de expresión y opinión habían sido vulneradas, mientras que la autoridad
judicial sostenía que el juez había ejercido indebidamente su derecho a la libertad de
expresión.

El Tribunal considera que si bien los jueces tienen derecho a la libertad de expresión, este
derecho debe ser ejercido con prudencia y respetando los deberes y responsabilidades
propias de su función, como la imparcialidad y la reserva sobre los asuntos en los que
intervienen. Además, señala que las declaraciones del juez en este caso pusieron en riesgo
la credibilidad de la administración de justicia y generaron dudas sobre su imparcialidad.

En consecuencia, el Tribunal concluye que la sanción impuesta al juez no vulnera su


derecho a la libertad de expresión, sino que busca resguardar el adecuado funcionamiento
de la administración de justicia. Por tanto, declara infundada la demanda del juez e insta a
los jueces y magistrados a actuar con prudencia y neutralidad en sus actuaciones para
mantener la confianza del público en el Poder Judicial.

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