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3) Tiene libertad para decidir con los hechos que considere probados sin
estar sujetos a instrucciones o mandatos.
Ahora bien, los poderes del juez, como toda función pública, tienen también
sus límites, por más que se le aumenten sus poderes y se le otorgue la condición
de director del proceso. En efecto, en primer lugar, el juez solo puede decidir
sobre los hechos alegados y probados, por las partes o por el propio juez. En
segundo lugar, tampoco puede decidir todos los asuntos, sino sobre los que
formen parte de su competencia. En tercer lugar, no puede tramitar y decidir como
quiera, sino conforme al debido proceso, asegurando la contradicción de los
alegatos y de la prueba y protegiendo las garantías de defensa de las partes. Y,
en cuarto lugar, en su poder de decisión el juez está sujeto a limitaciones o
prohibiciones para evitar la arbitrariedad. Por ejemplo, la prohibición de dictar
actos violatorios de los derechos garantizados por la Constitución; de no incurrir
en retardos u omisiones injustificados o en errores inexcusables; de no incurrir en
usurpación de funciones o en abuso de poder; de no actuar parcializadamente; de
no convertir la función jurisdiccional en activismo político partidista, gremial o
sindical; de no incurrir en denegación de justicia, en cohecho o prevaricación; de
no incumplir las formas sustánciales del proceso; y de no decidir sino conforme a
Derecho o equidad sino cuando la ley lo permita.
“El juez es más importante que la ley”, decía el Dr. José Rafael Mendoza
Mendoza, en el Diario “El Impulso” de Barquisimeto del 6 de enero del 2007. Y, yo
agregaría y que todos los demás poderes, si es que en verdad queremos que el
Estado de Derecho sea también un Estado de Justicia. Ese equilibrio lo da el
respeto de las garantías que a los jueces se otorgan para el ejercicio de la función
jurisdiccional. Es decir, los derechos a la independencia y a la inamovilidad.
2°) En que las sentencias de los jueces y las interpretaciones jurídicas que
le sirven de fundamento no pueden ser objeto de control político por los otros
poderes.