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I.S.F.D.

"Luis Federico
Leloir"

Título: Los cómplices de la dictadura


Subtitulo: Lo visible e invisible del rol
civil en la última dictadura
Docente: Morel, Silvia.
Alumna: Hourquebie, Lara.
Materia: Investigación Histórica II.
Curso: 4° Año de Historia.
Instituto: Luis Federico Leloir.

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Dedicatoria:
En conmemoración de los 40 años ininterrumpidos de democracia en nuestro país. En
resarcimiento para las víctimas y desaparecidos en la ultima dictadura militar. Se les
dedica esta investigación, como fuente de información sobre los avances y retrocesos
en Juicios de Lesa Humanidad en el país, para que no ningún rostro y nombre sea
olvidado. En palabra del fiscal Julio César Strassera en el alegato en el juicio a la
junta militar:

“Por todo ello, señor presidente, este juicio y esta condena son importantes y
necesarios para la Nación argentina, que ha sido ofendida por crímenes atroces. Su
propia atrocidad torna monstruosa la mera hipótesis de la impunidad. Salvo que la
conciencia moral de los argentinos haya descendido a niveles tribales, nadie puede
admitir que el secuestro, la tortura o el asesinato constituyan "hechos políticos" o
"contingencias del combate". Ahora que el pueblo argentino ha recuperado el gobierno
y control de sus instituciones, yo asumo la responsabilidad de declarar en su nombre
que el sadismo no es una ideología política ni una estrategia bélica, sino una
perversión moral. A partir de este juicio y esta condena, el pueblo argentino
recuperará su autoestima, su fe en los valores sobre la base de los cuales se constituyó
la Nación y su imagen internacional severamente dañada por los crímenes de la
represión ilegal...”

Se les dedica también a aquellas personas, que hoy ponen un discurso negacionista con
respecto a los crímenes cometidos en este periodo, con frases tales como “Hacer
pintadas de los 30 mil en un jardín de infantes es como ir a un cementerio y pintar a
Barney” o “no fueron 30 mil desaparecidos, fueron 8753”. Debemos siempre recordar
nuestra historia nacional con sus vencidos y vencedores, porque si un país olvida su
historia esta condena a repetirla….

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Índice:
DEDICATORIA:.............................................................................................................2
ÍNDICE.............................................................................................................................3
INTRODUCCIÓN:..........................................................................................................4
ESTADO DEL ARTE:....................................................................................................6
¿QUIÉN DIJO QUE LA JUSTICIA ES CIEGA?......................................................15
YO SOY EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO...21
POR LA PLATA BAILA EL MONO..........................................................................25
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: UN ARMA DE DOBLE FILO.................30
LOS TRASPIÉS DE LOS JUICIOS DE LESA HUMANIDAD...............................36
CONCLUSIÓN:.............................................................................................................40
BIBLIOGRAFÍA:..........................................................................................................44
ANEXOS:.......................................................................................................................46

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Introducción:
La última dictadura cívico-militar que se desarrolló en Argentina durante los años 1976
a 1983, dejó en sus 8 años de duración una marca imborrable en la historia nacional.
Tales marcas serían el resultado del uso de una escala de violencia nunca antes vista por
parte de un Estado a sus ciudadanos. Fuerzas Armadas y grupos civiles llevaron
adelante el funcionamiento de un plan de represión y exterminio de una parte de la
población. El Terrorismo de Estado que dejo secuelas irreparables en la sociedad, son la
acción de un plan mayor, Proceso de Reorganización Nacional. Tal proceso ideológico
llevado por el Estado estaría relacionado con el Plan Cóndor y la doctrina de la
Seguridad Nacional, lideradas y enseñas por los Estados Unidos. Para a si mantener su
control hegemónico en América Latina en el contexto de la Guerra fría, evitando con
ello la expansión del comunismo y que se produjeran otras revoluciones como la
cubana.

No solo mantendrían un fiero control para detener el avance de las ideologías


comunistas, sino que además comenzarían con un proceso de imposiciones de políticas
económicas neoliberales. Llevadas adelantes con la colaboración de los Chicago Boys,
jóvenes latinos en su mayoría de clase acomodada que eran becados para ir a la
Universidad de Chicagos y se les instruía sobre esta nueva corriente económica
neoliberal, que deseaba imponer EE. UU en América Latina.

Diversos actores civiles entre ellos el poder judicial, la iglesia, el empresariado y los
medios de comunicación estarían relacionados con los militares de la época. Esta
relación debe de ser investigada, para entender si es factible hablar de una dictadura
cívico-militar.

Es esta falta de investigaciones que englobe la relación de todos estos grupos civiles con
las fuerzas armadas nos llevó a pensar múltiples interrogantes, que siempre culminaron
en la misma conclusión:

“Durante la última dictadura argentina, se cometieron actos delictivos contra los


derechos humanos, tales como el secuestro, la tortura, la violación y la desaparición de
individuos. Estos crímenes fueron cometidos con la colaboración de sectores civiles.

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A menudo, los civiles que actuaron de connivencia dolosa no recibirán ni juicios ni
condenas en relación con su colaboración, como participantes necesarios o como
encubridores de los delitos propiciados por los militares, y no siempre fueron
enjuiciados por delitos de lesa humanidad. Las leyes que se emitieron en concordancia
no vinculan directamente a los individuos civiles. Acaso esto se deba a que esta
connivencia con los militares de ciertos sectores civiles aún hoy está relacionada con
sectores importantes de la política.”

En conciencia para el desarrollo de esta ponencia se utilizarán artículos científicos de


especialistas en el campo de la política y lo social, que servirán para la adecuada
verificación de lo que aquí se investiga. A ello se le sumará la utilización de obras
escritas, imágenes y páginas web de archivos nacionales en relación a la acumulación de
casos por delitos de lesa humanidad

El desarrollo de esta investigación se centra en un inicio en esclarecer la relación entre


el actor civil y las fuerzas armadas. Luego se explicará el rol de esos civiles en el plan
de persecución, represión y exterminio de los actores denominados subversivos. Esta
información nos dará una idea de si la participación y colaboración de estos grupos
hegemónicos, fue hecho a través de la ignorancia y presión de las fuerzas armadas sobre
estos grupos. O caso contario las acciones de estos actores fueron hechas en total
conciencia de sus consecuencias, para lograr objetivos y por intereses personales. A
manera de conclusión para entender el proceso de causas por delito de lesa humanidad a
civiles en el país, se hará un recorrido histórico sobre los hitos que marcaron el avance y
retroceso en relación a la condena de los perpetradores de crímenes cometidos durante
la dictadura cívico- militar.

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Estado del Arte:
● 1976 el Golpe Civil, Muleiro, V. (2012):

En esta obra el autor proyecta toda la información que con los años fue recolectando
sobre la participación de sectores civiles durante la última dictadura militar. Grupos
civiles como el empresariado, la iglesia, los terratenientes y los medios de
comunicación, fueron colaboradores en los delitos cometidos por parte del Estado
contra los ciudadanos durante este periodo de historia nacional. La obra inicia con una
breve introducción en donde se expone que los delitos cometidos durante el gobierno de
facto, no fueron llevados adelante exclusivamente por el ejército. Sino que dentro de la
“máquina” gubernamental y para su accionar eficiente fue esencial la participación de
civiles dispuestos a colaborar con el gobierno. En los siguientes capítulos se desarrolla
el rol, la función y el grado de participación de los sectores civiles que fueron partícipes
necesarios en la dictadura. Finalizando en una breve conclusión se nos trae a reflexionar
sobre lo que se hizo y lo que todavía falta por hacer, en relación a la búsqueda de
justicia para las víctimas de la dictadura en casi 40 años de democracia, nos insiste a
que todavía hay mucha verdad por descubrir sobre la acción civil en este periodo.

● Treinta y ocho años (ininterrumpidos) de juicios, Quaretti, L (2023):

En su artículo la autora nos habla sobre cómo se fueron desarrollando y se desarrollan


actualmente los juicios por delitos de lesa humanidad en el país de manera
ininterrumpida durante los últimos 38 años, periodo de tiempo que se divide según ella
en tres etapas, distinguiendo dos etapas de juicios (1983/84-1989) a (2003- 2023) sin
interrupción de juicios, por un periodo de impunidad (1989-2003). En el texto se
destaca la lucha de los organismos de derechos humanos para conseguir llevar a juicio a
los culpables de estos hechos y que las víctimas consigan una reparación por los abusos
contra ellos. Además, se nos habla de la evolución de los juicios para condenar a todos
los culpables militares y civiles que participaron en delitos de lesa humanidad durante el
último gobierno de facto.

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● Políticas de memoria en Argentina 2003-2019, Sel, S. y Gasloli, P. (2020):

En él se hace un análisis de los gobiernos Kirchnerista desde 2003 a 2015 y sus políticas
públicas para la verdad, la memoria y la justicia. Iniciando con la anulación de las leyes
de impunidad e investigaciones judiciales que incluyen juicios a la cómplice civil,
delitos económicos y contra la integridad sexual. Además de profundizar en la
averiguación de rol de ciertos medios masivos que fueron socios del terrorismo de
Estado, como lo fue la apertura de la causa Papel Prensa S.A. Esta política pública
cambiaria su rumbo una vez que llegaría al gobierno el presidencial Mauricio Macri en
2015, las políticas transmutaron a “negacionismo”, con esto el Estado entraría en un
periodo de negación del terrorismo de Estado, con ello anulan o disminuiría las penas a
los condenados por delitos de lesa humanidad y también absolvería de las causas a los
dueños de medios de comunicación.

● La “actualización de la verdad a 30 años de CONADEP, Varsky, C y Balardini, L

(2015):

Las autoras Varsky y Balardini realizan una exposición de la evolución de la institución


conocida como CONADEP, la cual representa una de las fuentes de testimonios e
información de las víctimas y desaparecidos de la última dictadura militar. En ellas se
evidencia el gran apego de las organizaciones de derechos humanos nacionales e
internacionales, para la búsqueda de la verdad, memoria, justicia y reparación de las
víctimas de este periodo. En un inicio se enfocan en hablar de cómo se crea esta
institución y su objetivo. En segundo lugar, nos detallan la evolución de los juicios y
condenas, que en un periodo quedan detenidos y que se vuelven a retomar a partir del
año 2003. Ante esta reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad el
CONADEP y las diversas organizaciones de derechos humanos, brindarán su
información para los juicios y ampliarán el proceso de juicio y condena, a sectores
civiles. Se iniciarían los juicios a delitos que antes no se juzgaban, dando como
resultado un periodo de juicios a sectores civiles como el empresariado, el clero y al
poder judicial, asimismo se sumaría a las causas los delitos económicos e índole sexual.

● La dictadura argentina en el banquillo: la trayectoria de la justicia y punición a los

responsables por los crímenes de lesa humanidad, Del Rio, A (2015):

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Del Rio nos habla en su artículo de como hoy Argentina es reconocida
internacionalmente como el caso de punición más avanzados en condenas por delitos de
lesa humanidad, esto en concordancia a los delitos cometidos por el gobierno de facto
entre 1976 a 1983. Obviamente este proceso de juzgamiento y punida no fue fácil, entre
los gobiernos democráticos que se desarrollaron desde el 1983 hasta el 2014
encontramos constantes trabas para impedir la punida de estos delitos, esto para evitar el
estallido de revueltas por partes de las fuerzas. Tal es el caso de las leyes de Punto Final
y Obediencia Debida, la primera limitaba la denuncia y el enjuiciamiento de estos
delitos a un tiempo determinado y la segunda limitaba el juzgamiento de militares con
cargos intermedios e inferiores.

Después con la llegada de Menem al poder vemos en primera instancia indultos a presos
ya condenados por crímenes de lesa humanidad como los dirigentes de las fuerzas
armadas y en segundo lugar la anulación de juicios en proceso, para consolidar “una
armonía social”. Esto trajo aparejado que las víctimas y organismo de derechos
humanos nacionales, se dirigieran a otros países a denunciar a los genocidas y
perpetradores de los delitos cometidos. Aumentado así las exigencias internacionales y
nacionales para que Menen favorezca el juzgamiento de delitos a militares. En 1989 se
revoca la ley de Punto final y Obediencia debida, en el 2001 el juez federal Gabriel
Cavallo en el juicio caratulado con el nombre de” Simón” declara estas leyes como
inconstitucional, al ser incompatible con la “Convención de América sobre los Derechos
Humanos y con la Declaración de América de los Derechos y Deberes humanos”.

Con la llegada de Néstor Kirchner al poder se promulga la ley 25.778 que dictamina la
constitucionalidad a “la convección sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de
guerra y de los crímenes de lesa humanidad”, con ellos los delitos cometidos en la
dictadura no pueden ser proscritos. Además, se promulga la ley 25.776 que declara la
nulidad de las leyes de Punto final y Obediencia debida. A esto se le suma el cambio del
funcionario en la corte suprema, cambios trajeron aparejado el aumento de procesos
para condenas de delitos de lesa humanidad y juzgamiento a participantes militares y
civiles en delitos de esta índole.

● El objeto discursivo” dictadura cívico-militar¨ en la Argentina reciente: narrativas

históricas y sentidos contemporáneos, Montero, A. (2016):

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La autora pone el énfasis de su investigación, en el análisis del discurso político y
público que se tiene en la actualidad sobre” dictadura cívico- militar”, en relación al
gobierno dictatorial entre los años 1976 a 1983. Este concepto a medida que pasan los
años, va tomando más vigor e importancia dentro de los discursos políticos, de la prensa
y en la memoria oficial. Dando como resultado el aumento de investigaciones, juicios y
condenas en los últimos años a civiles en crímenes de lesa humanidad cometidos en este
periodo. Para afirmar ello la autora inicia su artículo con una genealogía, para descubrir
de dónde nace este concepto de “dictadura cívico- militar” y como se fue desarrollando
en los distintos gobiernos democráticos hasta tener el peso político que tiene hoy. En
segunda instancia la autora analiza la narrativa del carácter cívico- militar en los
discursos políticos y en las memorias oficiales durante los gobiernos kirchnerismo, para
si entender su función dentro de estos discursos y el resultado de ello. Finalmente se
desarrolla una breve reflexión, acerca de si la noción de la dictadura cívico- militar,
tiene muchas veces un alcance impreciso e ilimitado, esto dificulta ver con precisión la
verdad objetiva sobre este concepto, tapando con los discursos ámbitos de este tópico
todavía no se han descubrir.

● Los sentidos de justicia en la reapertura de los juicios por crímenes de lesa

humanidad (Argentina 2003-2007), Quarretti, L. (2022):

En la obra se desarrolla la noción de justicia retributiva y los discursos que surgieron de


este concepto con la reapertura de los juicios por crímenes de lesa humanidad entre
2003 y 2007, con la anulación de las leyes de impunidad. Este proyecto se centra en el
discurso de justicia que tiene los tres poderes Estatales, los organismos de derechos
humanos y los medios de comunicación, claramente difieren uno de los otros y dentro
de sí mismos también difieren. Dentro de estas instituciones los pensamientos en
relación a la solución de juicios al legado criminal dictatorial fueron múltiples y
diversos entre sus actores. Ante esta tensión interna se puede distinguir entre dos
corrientes, aquellos actores que creían que con la reapertura de juicios solo se buscaba
una venganza, que era moralmente inferior a la reconciliación y por el contrario actores
que pensaba que con la reapertura se promovía el fortalecimiento de la soberanía y el
reconocimiento de las víctimas.

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● La defección policía y la denuncia sobre los derechos humanos en la última

dictadura argentina, Franco,M (2017):

El objetivo del trabajo realiza por la autora Franco es explicar el proceso de


distanciamiento y defección estratégica de los actores civiles (Iglesia, medios de
comunicación y poder judicial), aliados del último régimen dictaría de Argentina. Este
hecho sucede en el periodo más débil del régimen con la derrota en la Guerra de
Malvinas y la aparición o mejor dicho la visibilidad a gran escala del “problema de los
desaparecidos” a nivel nacional e internacional por los organismos de derechos
humanos, problema de amplio conocimiento entre la élite. Siendo este problema la
respuesta para iniciar una separación de estos actores civiles del régimen, esto como una
estrategia política que los desvincule de acciones participativas con el régimen.

● El fuero antisubversivo y los consejos de guerra contra civiles en la Argentina de

los años 70, D´antonio, D y Eidelman, A. (2016):

En esta ponencia las autoras exponen el discurso jurídico entre las décadas del 60 y 70
en Argentina, detallando el cómo a través de los años el aparato judicial y el sistema
penal, tomaría un rol de control y represión en nuestro país. Esto pudiéndose reflejado
en el análisis y comparación, de los fueros antisubversivos y los consejos de guerra
contra civiles, que se llevaron a cabo en ambas décadas. Llegando en la década del 70’ a
una escala de mayor control y represión a activistas políticos nunca antes vistos. En su
investigación las autoras analizaron el rol de la Cámara Federal en lo Penal de la
Nación, tribunal dedicado especialmente al tratamiento de delitos de terrorismo y
subversión, en el gobierno del general Lanusse y por otro lado analizaron los tribunales
militares de juzgamiento a civiles por activista políticos, durante la última dictadura.

● La justicia al banquillo: La Causa de Los Jueces y las (im)posibilidades de juzgar

responsables civiles de la última dictadura en Santiago del Estero (Argentina), De


Marco, F y Garay, L. (2019):

En este trabajo los autores presentaran una reflexión de una investigación etnográfica
del proceso judicial llamado” La causa de los jueces” (9002/03 y 300029/12), incluida
en la Megacausa III, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santiago del
Estero, el cual tuvo una duración de 14 años y es el primer juicio de la provincia, que

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tiene como culpables a dos funcionarios del poder judicial por delitos de lesa
humanidad. Desde esta investigación los autores indagan el concepto de impunidad
técnica, siendo ello instrumento de medidas y acciones tendientes a demorar, limitar o
impedir el juzgamiento de responsables de delitos de lesa humanidad.

● Iglesia y la dictadura argentina, Mignone, E. (1986):

Mignone en este artículo del año 1986, nos hablaba a los pocos años de haber caído y
ser condenada la junta militar, sobre la relación tan personal de la iglesia con las fuerzas
armadas. Siendo esta relación un caso totalmente diferente en comparación a la que
sucede en los países limítrofes como Chile, Brasil y Uruguay, los cuáles se encontraban
en una situación parecida. La relación de la iglesia con el gobierno dictatorial es de total
dependencia económica y política, que ante el episcopado nacional opaca los delitos que
se cometen en este gobierno contra sus fieles. Se puede destacar que el episcopado
católico presto un claro apoyo a la dictadura, pruebas que se encuentra en la forma en
que esta proclama que el secuestro, la tortura y el asesinato no está bien, pero sin
responsabilizar a los delincuentes de estos delitos. Tales delitos y responsabilidades van
a ser de grandes conocimientos entre los dirigentes episcopales, quienes no encubren
sus encuentros y relación con los dirigentes de la junta militar. Se puede remarcar una
culpabilidad moral, puesto que durante y después de esta dictadura, el episcopado
nacional prefirió mantenerse callado ante los crímenes cometidos en este periodo. El
autor nos habla de que dentro de esta institución se vivió un periodo de clara división
entre quienes apoyaban la dictadura y quienes no.

● Iglesia y Dictadura: la hora de la justicia, Catoggio, S (2022):

La autora Catoggio nos enmarca en este artículo a un análisis sobre la relación de


complicidad entre la institución iglesia y la última dictadura militar en Argentina. Desde
el inicio nos habla de que es difícil de explicar esta relación, ya que dentro de la propia
iglesia se puede distinguir entre víctimas y victimarios, entre partícipes y no participes,
dejando en claro que la investigación y enjuiciamiento de clericó en delitos de lesa
humanidad está en proceso. La autora arranca hablándonos de Christian Von Wernich,
el único cura que cumple una condena por delitos de lesa humanidad. En la continuidad
de su trabajo nos habla de la relación fuerzas armas e iglesia en nuestro país entre los

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años 1976 a 1983, dando un comparativa de las contrapartes dentro de la institución
entre los curas fieles al régimen y los curas subversivos que fueron víctimas del
terrorismo de Estado.

“Los procesos judiciales en marcha demuestran que no solo hubo una parte del clero
que fue cómplice civil de la dictadura (entendiendo por eso legitimación y participación
en la maquinaria represiva) sino que hubo diversas prácticas de encubrimiento de esos
crímenes por parte de autoridades eclesiásticas que deben ser igualmente juzgadas.
(Catoggio,2022, p221)”.

Vemos que, aunque sean pocos los casos de juicios por delitos contra los derechos
humanos perpetrados por individuos de este sector, es un camino que está en proceso de
dar frutos que compensen a las víctimas y que nos brinden conocimientos de aquello
que todavía se nos oculta.

● Insumo para el “Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre las Empresas y

los Derechos Humanos” Proyecto sobre la actividad empresarial en contextos de


conflicto y post-conflicto, Basualdo, V:

En este documento el autor informa sobre los avances ocurridos en el campo judicial y
de la investigación académica en torno al eje de responsabilidad empresarial en delitos
de lesa humanidad durante la última dictadura en Argentina (1976-1983). Abordando
brevemente los hitos históricos sobre las denuncias de trabajadores a los dirigentes de
las empresas donde trabajaban al momento de ser secuestrados, desde la década del 80
´con la vuelta a la democracia, exponiendo denuncias sobre la colaboración empresarial
en la represión a trabajadores y sindicalistas. El proceso de judicialización en Argentina
en relación a la responsabilidad económica de empresas en delitos de lesa humanidad no
iniciaría hasta 2015. La autora realiza un breve análisis de la evolución de las causas
judiciales en relación con el eje de responsabilidad empresarial desde diciembre de 2015
hasta la actualidad. Finalizando el artículo haciendo un balance preliminar de la
influencia y colaboración de la investigación para el estudio de las relaciones
patronales-militares, sintetizando que el aumento de la recopilación de resultados de
investigaciones de esta índole facilitó el proceso de acumulación de investigación
académica. Estas investigaciones académicas ayudarían a agilizar los juicios en contra

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de empresarios, como fuentes necesarias de testimonio sobre los delitos que se
cometieron contra los trabajadores y sindicales.

● Complicidad patronal-militar en la última dictadura argentina: Los casos de

Acindar, Astarsa, Dálmine Siderca, Ford, Ledesma y Mercedes Benz, Basualdo, V.


(2006):

En ella se hace una recopilación de información sobre 6 casos que sirven para esclarecer
la relación institución, burocrática y organizada, entre la dirigencia del empresariado
nacional y las fuerzas militares durante la última dictadura militar. Estas 6 empresas
cometerían delitos contra sus propios trabajadores, esto a través de la entrega de listas
de empleados marcados y denunciados por los dirigentes de la empresa a las fuerzas
armadas. Las empresas desde antes del golpe de Estado, se organizaron junto con las
fuerzas para llevar adelante toda una máquina de represión a los trabajadores. No solo
se brindarían estas listas de trabajados, sino que se les daría material de logística de las
empresas para el secuestro de trabajadores, así como total libertad para la circulación en
sus fábricas y demás beneficios. La autora marca como hito importante de
blanqueamiento de la complicidad patronal -militar, la denuncia de los trabajadores
sobrevivientes en el año 1998, al juez Baltasar Garzón sobre esta relación de mutuo
favorecimiento. Utilizando como pruebas la recopilación del modus operandi en común
de la acción represivas a trabajadores, además de los testimonios de sobrevivientes y
familia las víctimas. La autora concluiría en que este plan fue orquestado por la
burocracia empresarial, como un proceso para la desindustrialización del país y en favor
a políticas económicas neoliberales. Estas acciones impulsadas desde un espíritu
revanchista de clase empresarial a los aires altivos de los trabajadores que implican en
momentos antes de la acción represiva un gran gasto a su patrimonio.

● La empresa Ledesma y la represión de la década 1970. Conocimiento, verdad

jurídica y poder en los juicios de lesa humanidad, Karasik, G y Gomez, E. (2015):

En este documento se realiza un análisis completo del accionar de la empresa azucarera


Ledesma en la década del 70’, donde se expone una clara relación de esta institución
con el gobierno dictatorial de la época. Exponiendo una clara complicidad de la
institución privada y el estado militar en los delitos de Lesa humanidad cometidos así
sus trabajadores. El trabajo continuo con la transmisión de información sobre el

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juzgamiento por delitos contra los derechos humanos a los directivos de esta empresa,
poniendo en conocimiento del contexto social, político y económico de Jujuy en la
década del 70’, con el fin de llegar a la verdadera historia del rol que cumplió Ledesma
en este periodo fáctico.

● El pasado reciente entre historia y justicia. Un análisis sobre el rol de empresarios

en dictadura, a propósito de la causa Massot, Zapata, B. (2016):

En este artículo se analiza el rol empresarial durante la última dictadura militar en


Argentina, tomando en cuenta la causa de Massot. Vicente Massot era el dueño del
diario la Nueva Provincia de Bahía Blanca, imputado por el asesinato de dos obreros
gráficos y representantes gremiales dentro de su empresa en la década del 70’. En una
primera instancia la autora realiza una reconstrucción histórica de las causas judiciales
contra imputados empresariales y en segunda instancia analizar las opiniones de jueces
e historiadores sobre la causa Massot.

Malditos Medios: Periodismo y Dictadura, Saintout, F y Bolis, J. (2016):

En este documento las autoras exponen la relación de complicidad entre los medios más
importantes del país y las fuerzas militares del último gobierno de facto. La prensa
hegemónica realizaría durante este periodo un trabajo articulado y sistemática para el
exterminio de un sector de la sociedad. Realizando propaganda negra que demoniza a
las víctimas del Estado y desinformación al resto de la sociedad sobre de los hechos que
sucedían en el país durante este periodo, dando una connotación de héroes a los
perpetradores de las torturas en centros clandestino. Facilitando la legitimidad y el
ocultamiento de los delitos cometidos por las fuerzas armadas. En general las autoras
realizan un breve análisis de las empresas de medios comunicación y su relación con la
fuerza durante este periodo, en la cual es clara la relación de complicidad entre ambos
sectores. Nos hablan además sobre la apertura de la causa Papel Prensa S.A a los dueños
de Clarín y la Nación, por la apropiación extorsiva con la ayuda de las fuerzas militares
de la empresa Papel Prensa S.A. Finalizan explicando el rol psicológico que cumplieron
los medios de comunicación para transmisión de desinformación y con ello modifican la
opinión pública, favoreciendo a los militares con la opinión pública de que sus acciones
eran un mal necesario. A continuación, se nos detalla los únicos 2 casos en el mundo de
juicios por acción psicología a los medios en colaboración a exterminios de un sector de

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la población. A través de ello exponen que todavía le queda mucho camino al país, en
tema de enjuiciamiento a la prensa por crímenes de lesa humanidad, crímenes que según
los medios no se les puede imputar por la libre expresión de opinión, aunque esa
opinión propició la libertad para que se cometieron delitos aberrantes.

El rol de los medios de comunicación hegemónicos durante la última dictadura


cívico militar Cereijo, R (2016):

En su investigación la autora Cereijo reúne y transmite información que se posee


públicamente, sobre el rol que cumplían los medios de comunicación en la última
dictadura cívico-militar en Argentina. Durante este régimen de facto la prensa, va a
poseer un rol principal dentro del Proceso de Reorganización Nacional, esto a través de
la transformación de información sobre la realidad interna del país y el problema de los
desaparecidos. La autora detalla que la función de los medios es esencial para construir
una realidad que facilitará a las fuerzas armadas, llevar adelante sus crímenes. Crímenes
en los que en muchos casos los medios van a participar activamente, esto través del
terror psicológico con noticias sensacionalista, denunciando a los trabajadores de la
prensa opositores al régimen, transmitiendo listas de subversivos buscados por la fuerza,
números telefónicos para denunciar la subversión y la recolección de datos de
“encuestas” a personas en la calle. La prensa y los militares se favorecen mutuamente,
esto a través de favores económicos y de encubrimiento de hechos delictivos. Su
relación es comprobable en las causas Papel Prensa S.A, Massot por diario “La Nueva
Provincia”, editorial Atlántida y el caso Clarín y la familia Lanoscou. Aun cuando se
sabe claramente sobre esta mutua complicidad y existen estas causas, las cuales en
algunos casos fueron desestimados o están en suspensión actualmente. Todavía queda
un gran recorrido para investigar de la relación de medios y militares, quedando un
largo camino para que estos encubridores reciban una condena por sus delitos.

¿Quién dijo que la Justicia es ciega?

“Mi beba nació bien, era muy chiquita, quedó colgando del cordón, se cayó del asiento,
estaba en el piso, yo les pedía por favor que me la alcancen, que me la dejen tener
conmigo... no me la alcanzaban, Lucrecia le pidió un trapo al de adelante, que cortó un trapo
sucio y con eso ataron el cordón, y seguimos camino. Habían pasado tres minutos, mi beba
lloraba, yo seguía con las manos atrás, seguía con los ojos tapados, no me la querían dar,

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señor presidente, ese día hice la promesa de que si mi beba vivía y yo vivía iba a luchar todo el
resto de mis días porque se hiciera justicia”

Testimonio de Adriana Calvo en el juicio a la junta militar

Uno de los sectores civiles que colaboro en el desarrollo del terrorismo Estado durante
la última dictadura militar en nuestro país, fue el Poder judicial. A través de una extensa
investigación se puede indagar que en su gran mayoría los integrantes de todos los
escalafones del poder judicial colaboraron con las fuerzas militares o sabían de los
delitos cometidos por el gobierno de turno.

Desde los grandes líderes de la Corte Suprema de la Nacional hasta los abogados
defensores, estaban al tanto de lo que sucedía con los presos clandestinos y el problema
de los desaparecidos. Muleiro (2012) afirma: “Los denunciados integraron el poder
judicial durante la dictadura en condición de jueces, secretarios, fiscales y defensores”
(p212).

Ante esta información surgen muchos interrogantes, ¿Por qué colaboran las fuerzas
militares y el Poder Judicial? ¿Por qué esta institución no hizo respetar los derechos
constitucionales al gobierno dictatorial? ¿Por qué permitió y facilitó el arresto de presos
políticos? ¿Qué beneficios les traería esta relación de mutua colaboración?

El origen de esta relación entre las Fuerzas Armas y Poder Judicial, tiene su génesis con
los fueros subversivos llevados adelante durante el gobierno dictatorial de Alejando
Agustín Lanusse entre los años 1971 a 1973, periodo conocido como la Revolución
Argentina con una gran actividad guerrillera. El general Lanusse junto con su ministro
de Justicia Jaime Perriaux, promulgará la ley 19.053 creando la Cámara federal en lo
Penal de la Nación, que impulsaba al poder judicial a perseguir a los activistas
extremistas, los comunistas y las organizaciones político-militares, en este momento se
empieza hablar de subversión. Ante lo anterior mencionado es esencial tener en cuenta
lo que los autores D’Antonio y Eidelman (2016) nos afirman: “El nuevo tribunal fue
establecido explícitamente para concentrarse en reprimir al comunismo, la subversión
del orden político y social, y la actividad de las organizaciones político-militares” (p82).
Esta Cámara llevaría adelante la proclamación de la ley 18.670 que instituía el arresto
de individuos que destruyeran o afectarán establecimientos de utilidad nacional y se
alzaran o resistieron a la autoridad, en un contexto de paro, huelga o movimientos de

17
fuerza. Serían encarcelados de manera inmediata, la investigación de estos hechos y
sumarios a delincuentes con alguno de los cargos anteriormente mencionados, serán
concretados por la Policía Federal, la Gendarmería o la Prefectura. Sucesivo a ello se
proclamará la ley 19.081, la cual dictaba que durante la vigencia de un Estado de sitio
las fuerzas tenían libertad de prevenir y combatir la subversión interna.
Este proceso de militarización del poder judicial sería algo nuevo y nunca antes visto,
los magistrados que conforman esta cámara y parte del poder Judicial serán nombrados
obviamente por el poder ejecutivo de turno. Seleccionados entre aquellos que
compartían la misma ideología de supresión de actividades guerrilleras. Las nuevas
leyes no estaban amparadas por la constitución nacional del momento, ante lo cual esta
institución haría caso omiso a la inconstitucionalidad de estas leyes. La Cámara Penal
agilizaría la detención de 1452 detenidos relacionados a crímenes por subversión o
activismo extremistas. Su acción acabaría una vez se instaura el tercer gobierno de
Perón, pero en esta etapa encontraríamos el origen de la relación participativa que puede
tener el poder judicial en los gobiernos fácticos.
Solo bastaron 3 años, para el resurgimiento de esta bella amistad entre la fuerza militar
y el poder judicial. Con la llegada de la Junta militar al poder ejecutivo se instalarán
jueces, fiscales, secretarios y defensores afines al régimen dictatorial.
Tras el golpe, una nueva corte suprema fue designada directamente de la cúpula de las
Fuerzas Armadas. Sus miembros juraron por los Estatutos y los objetivos Básicos del
Proceso de Reorganización Nacional, algo que también hicieron otros jueces en estrados
claves del poder (Muleiro,2012, p.205).
Durante el periodo conocido como Proceso de Reorganización Nacional el poder
ejecutivo ampliará el campo de acción de los tribunales militares o consejos de guerras
para condenar a civiles. Los consejos estarían justificados por la declaración de la
Doctrina de la Seguridad Nacional y Paralelismo Global.

Pero desde comienzos de la década del sesenta, al compás de la movilización y


organización popular contra el autoritarismo, estos tribunales comenzaron a ser
utilizados para acusar y enjuiciar civiles como sucedió con la aplicación del Plan de
Conmoción Interna del Estado (CONINTES) en el año 1960, que supuestamente tenía
por base la ley de defensa nacional que se suponía debía organizar el país para el caso
de guerra con otros Estados. (D’ Antonio y Eidelman, 2016, p88)

18
La institución jurídica nacional con la conformación de los consejos de guerra, facilita
las irregularidades de presos políticos-militante, los cuales pasarían en algunos casos a
ser “blanqueados” de manera judicial como presos, suerte que no sucedería con todos
los casos, sucediendo en muchas ocasiones el arresto de manera clandestina por los
grupos de tareas.

Estos agentes conformaron el circuito judicial que empezó a trabajar en forma


sistemática desde finales del año 1974 legitimando el actuar del aparato represivo del
Estado provincial. De acuerdo a este circuito, al secuestro y alojamiento en centros
clandestinos le seguía el interrogatorio bajo tortura y posteriormente el «blanqueo
judicial de todo lo actuado» (De marco y Garay,2019)

Este “blanqueo” judicial se lleva adelante a través de testimonios falsos obtenidos por
las torturas de presos privados de su libertad en centros clandestinos, las víctimas se
declararían culpables en la mayoría de casos. Luego en muchas ocasiones eran fusilados
y sus muertes eran ocultas en falsos intentos de fugas, cerrando con ello causas de
sobreseimientos en agente y oficiales involucrados.

Este conjunto de prácticas, medidas y acciones articuladas entre las fuerzas de seguridad
y los agentes judiciales, tendientes a demorar, limitar o impedir el acceso a la justicia y
el cumplimiento de las garantías constitucionales es lo que llamamos circuito de
legalarbitrariedad (De marco y Garay,2019).

De esta manera el poder judicial desarrollaría un sistema de legalización, donde, por un


lado, evadía responsabilidades al blanquear algunos presos y por el otro daban vía libre
a la acción terrorista del Estado. Generando que los detenidos pasarán por dos fases
dentro del poder judicial la fase clandestina donde se lo torturaba para conseguir
información y a través de falsos testimonios sean condenados como culpables, para
pasar a la fase legal de la que se encargaba el poder judicial. Afirman los autores D’
Antonio y Eidelman (2016): “Los tribunales militares contribuyeron con la
judicialización de la represión política y redefinieron un tipo de legalidad específica que
apuntaló el orden jurídico autoritario que incluía una fase clandestina y otra “legal” muy
desarrollada. (p91)”
Se puede decir claramente que esta institución nacional fue un participe necesarios
dentro de la máquina de terrorismo estatal para la persecución de la disidencia política y
de la actividad gremial. Dentro de este procesos legal y no tan legal de detención, los

19
cautivos pertenecían a sectores que no compartían la misma ideología del régimen,
actores con una ideología más de izquierda o afines al peronismo, a ello se le suman
detenidos por participar en la actividad gremial. Además, entre las personas privadas de
su libertad encontramos trabajadores, niños, bebés, estudiantes, docentes, artistas,
periodistas y cualquier persona que manifestara alguna opinión contraria al régimen.

A fines de 1982 y con la inevitable caída del régimen, el poder judicial inicia un proceso
de separación con respecto a la junta militar. Este proceso inicia con una separación
dentro del propio poder judicial, apareciendo un sector que vendría a objetar en contra
del poder ejecutivo de ese entonces y su constante represión hacia la sociedad civil. Por
el contrario, existiría un sector de la jurisprudencia que se quedaría a hablar en favor del
régimen, siendo más adelantes los que ayudarían en la justificación de los delitos
perpetrados, con la creación la teoría de los dos demonios. Esta nueva corriente dentro
del poder judicial se centraría en la liberación de presos sin condenas, aceptaría los
habeas corpus antes negados por mutuo acuerdo del poder judicial y ejecutivo,
concedería el derecho a salir del país y se exigiría la investigación de causas diversas.
Esta acción se justificaba por parte de esta institución en que las amenaza a la seguridad
nacional habían acabado, como afirma la autora Franco, (2017):” En estos casos, el
argumento recurrente era que la situación de emergencia, el estado de excepción o las
amenazas a la seguridad nacional habían concluido y correspondía a la justicia alguna
forma de control de razonabilidad sobre los actos del Ejecutivo. (p.240)”.

Tales acciones favorecen a debilitar la legitimidad del régimen con la iniciación de


causas que involucran a los altos dirigentes de la junta en crímenes de represión, abuso
y corrupción, además de la reapertura de casos ya cerrados que involucraron a estos. El
contexto propiciado por la prensa, trayendo a colación el problema de los desaparecidos,
tuvo como resultado un clima antidictatorial que estallaría. Generando que en abril de
1983 se daba a conocer el “Documento final” donde se declaraba muerto a los
desaparecidos y se aprobaría la ley de autoamnistía, que luego con la vuelta a la
democracia fue derrocada. Luego finalmente se llamaría a elecciones democráticas.

En este momento surgen unas dudas finales ¿Por qué el poder Judicial no es en primera
instancia condenado como pasó con el poder ejecutivo de la época? ¿Cuándo se empezó
a conocer su relación tan intrincada? ¿Obtuvieron alguna condena los civiles que

20
conforman el poder judicial en este momento? ¿Por qué tardaron tanto en llevar a juicio
a estos civiles? ¿Bajo qué delitos se los condenó?

El rol sobre la participación necesaria de este actor civil fue algo que los organismos de
derechos humanos y las familias de las víctimas del régimen dictatorial sabían de
antemano. Obviamente dentro de la sociedad común el hecho de las acciones tomadas
por el Poder Judicial, estarían opacadas por las acciones que esta institución tomaría
contra el régimen en 1985, con el juicio a la junta militar.

Aunque con la llegada de la democracia las organizaciones de derechos humanos no se


quedarían atrás en denunciar a esta institución, por la complicidad en crímenes
cometidos durante la dictadura. Los crímenes de lo que se los acusaba en una querella
abierta por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo a aquellos jueces que firmaron el
juramento de los “Objetivos Básico del Proceso “y el “Estatuto del Proceso”. En esta
denuncia los partícipes judiciales denunciaron serian acusados por los crímenes de
asociación ilícita calificada, homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad,
tortura, apremios ilegales, falsificación de documentos, falsificación de testimonio,
apropiación de niños, etc. Además, en esta querella se entregó un listado de 437
personas, con el nombre de los integrantes del Poder Judicial, a los que se denuncia por
los crímenes antes mencionados. Esta denuncia no prosperará, propiciado por la
promulgación de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida, atrasaría el proceso de
juicios a los militares y a sus colaboradores.

Pero siempre hay una luz antes del final del camino, con la llegada en 2003 de Néstor
Kirchner a la presidencia, terminaría con las leyes de impunidad a los delincuentes de la
dictadura con la declaración la ley 25779 y con la ley 25778 declaraba que los delitos
de lesa humanidad, no pueden ser prescriptos. Empezando con un proceso nunca antes
vistos de juicios a militares y civiles, las autoras Varsky y Balrdini (2015) nos afirman:”
Según datos de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, a septiembre de
2013, hay al menos 55 miembros del Poder Judicial implicados en causas por delitos de
lesa humanidad en la última dictadura…(p42)”

21
ANEXO 1. FOTOGRAFÍA DEL JUICIO A LOS JUECES DE MENDOZA EN 2017.

Aunque estas causas sólo implican a un poco más del 10% de los acusados en primera
instancia por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. El resultado de estos juicios es
que una buena parte de las causas tienen una condena, aunque esta se cumpla con
prisión domiciliaria o por otra parte de esas causas hoy en día se encuentran en proceso
por factores de edad, que dificulta según la defensa llevar a juicio a los imputados por
estos delitos. Como pensamientos finales podemos concluir que el juzgamiento sobre
crímenes de lesa humanidad al sector judicial por su participación, tiene un largo y
laborioso camino que recorrer para conseguir un verdadero resarcimiento a las víctimas
y sus familias.

Yo soy el cordero de dios que quita el pecado del mundo

En vez de ello, su respuesta a los fariseos y escribas fue: «Aquel de ustedes que esté
libre de pecado, que tire la primera piedra»

Juan 8: 7

Explicar la relación de la iglesia y las fuerzas armadas durante el periodo comprendido


como Proceso de Reorganización Nacional entre los años 1976 a 1982, es complejo. Por
un lado, tenemos que las FF. AA tiende a tener una alta valoración de esta institución

22
por sus valores tradicionalista, al mismo tiempo durante este periodo se volvieron más
cercanas las cúspides jerárquicas de ambos sectores. Claramente el episcopado católico
sabia de que llevaría a cabo el golpe del 24 de marzo de 1976, una noche antes de que
este hecho histórico sucediera el general Videla y el almirante Massera se encontraron
con los tres dirigentes del episcopado argentino Tortolo, Aramburu y Primatesta. Es
más, la relación de amistad entre monseñor Adolfo Tortolo con Videla y Agosti es de
larga data, como dice Mignone, (1986):” Este es amigo íntimo de Videla y Agosti,
ambos oriundos de la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires, donde Tortolo
residió muchos años ejerciendo el cargo de vicario de la diócesis. (p123)”.

ANEXO 2. FOTOGRAFÍA DE UN ENCUENTRO PÚBLICO ENTRE LA CÚSPIDE EPISCOPAL Y


LOS LÍDERES DE LA JUNTA MILITAR. (DEL LADO DERECHO DE VIDELA SE ENCUENTRE

EL MONSEÑOR TORTOLO Y AL LADO DE ESTE MONSEÑOR PRIMATESTA ENFRENTADOS A


ELLOS, SE ENCUENTRA AGOSTI, VIOLA Y GALTIERI, MIEMBROS DE LA JUNTA MILITAR.)

Igualmente, no es sola la amistad de antaño lo que une a estos dos sectores en una
relación tan intima, existieron beneficios de económicos y políticos que obtuvo la
iglesia por acallar, frente a los reclamos y denuncia del secuestro, tortura y asesinato de
sus fieles. Desde el aumento de los subsidios a los sueldos del episcopado, becas para la
formación administrativa a los seminarios diocesanos y la pronunciación del cargo de
vicarios castrenses que se les brindaban a los militares y su familia como asesoría
espiritual para enfrentar sus pesares de conciencia. Mignone, (1986) afirma: “Cuando
teníamos problemas de conciencia, ha manifestado el almirante Zariategui, acudimos a
nuestros asesores espirituales y estos nos tranquilizaba. (p226)”.
Esta relación tan directa del episcopado con el gobierno de turno, más los beneficios
que obtenían, propiciaron que la iglesia en muchos casos declarara edictos defiendo los
crímenes perpetrados por los dictadores, como dice Mignone, (1986):” Estos sacerdotes,
encabezados por el vicario del ejército monseñor Victoria Bonamin, justificaron los

23
métodos de la represión, incluso la tortura y las ejecuciones clandestinas de prisioneros.
(p226)”. A esto se le suma en 1977 un discurso débil, los dirigentes episcopales expresa
que los delitos que se perpetuó en el país son repudiados por la iglesia, esto como
resultado de la demanda social de los fieles civiles. Pero se abstuvieron de señalar
culpables, aunque ellos claramente sabían quiénes eran los responsables de esos delitos.
Luego de este discurso se mantendrían callados ante los sucesos contra los derechos
humanos perpetrados en el país, recién 1981 estando el régimen en crisis empezaría una
crítica así este.
Los años 70’ se van caracterizar por un alto grado de involucración de ciertos sectores
del creo, que legitimando la lucha contra la subversión y ejerciendo en muchos casos
ellos mismo hechos de violencia represiva contra presos clandestinos.
La participación de clérigos en actividades represivas contra presos en centros
clandestinos de tortura, fue generalmente llevado adelante por un sector de la iglesia ya
mencionado anteriormente que son los vicarios castrenses. Estos vicarios al estar en
contacto permanente con los fieles pertenecientes al sector militar, van a tener un alto
nivel de militarización, concluyendo en que sus acciones frente a estos cautivos
clandestinos se asemejaran más al comportamiento de un militar que al de un clericó,
como afirma Catoggia (2022): “Entre ellas, uno de los ex capellanes de la ESMA,
Laureano Cangiani, dijo entonces públicamente que “había capellanes que eran más
militares que curas. Todo estaba en manos de ese grupo que había roto la verticalidad”
(p214)”. Entre los delitos cometidos por estos vicarios y clericós regulares tenemos
privación ilegítima de la libertad, asociación ilícita, tortura a preso políticos, robo de
bebes y encubrimiento de los delitos de lesa humanidad.
La iglesia es una gran institución que no solo fue conformada por los dirigentes
episcopales, los vicarios castrenses y los clérigos afines al régimen. Entre las filas del
catolicismo encontramos aquellos que nunca cesaron su voz para denunciar los abusos
realizados por el Estado y ayudar a muchos de sus fieles a poder escapar de este terror,
como nos habla la autora Cattoggio (2022): “Más específicamente: el catolicismo es un
mundo habitado por catolicismos, en plural. (p210)”. En la misma moneda del
catolicismo nos encontramos con la subversión clerical, este sector se encargaría de
seguir protegiendo a los más débiles y desprotegidos frente a un Estado que cada vez los
abandona más y más. Ellos sería una víctima más de todo este contexto de violencia
nacional, no solo sufriría las consecuencial del terrorismo de Estado, sino que sus
propios colegas en muchas ocasiones los denunciaría y entregaría ante las fuerzas

24
dictatoriales. La forma del manejo de clérigos, religiosos y seminaristas subversivos,
sería diferente al de un preso político, estos en muchos casos sólo serían detenidos y
asesinados, no pasarían por una desaparición forzada. El total de víctimas relacionados a
los sacerdotes tercermundista son 113, como afirma Catoggia (2022):” De las 113
víctimas del terrorismo de estado que contabilicé durante mi investigación, 51 fueron
detenidos, 17 asesinados, 36 fueron desaparecidos y 9 víctimas de otras modalidades
represivas. (pp 215-216)”
A partir del año 1981 la iglesia comenzaría a desligarse del régimen, propiciando
dictados donde se llamaba al Estado fáctico a la regresión del Estado de derecho y la
reconciliación nacional a través de la necesidad de saber la dolorosa verdad sobre los
desaparecidos en este periodo.
Para la misma época, el tercer actor con peso político que también empezó a tomar
distancia del régimen en torno al tema represivo fue la Iglesia Católica. Como señala
Mariano Fabris, desde 1981, el Episcopado comenzó a exigir el regreso al estado de
derecho y se presentó a sí mismo como el garante de la “reinstitucionalización”. Está
propuesta estaba basada en la idea previa de lograr la “reconciliación nacional”, que la
Iglesia propiciaba entendiéndose como la necesidad de la “dolorosa verdad”, el
reconocimiento de los propios yerros con arrepentimiento y justicia”. (Franco,2017, p
244)
Es más, en 1983 la iglesia se ofrecería como intermediario de la junta militar y los
partidos políticos, estos por el resultado de no conseguir llegar a un acuerdo entre ambas
partes para la transición democrática del país. Estas acciones estaban sujetas a una
estrategia política por parte de esta institución para salir ilesa de que se la relaciona en
los delitos de acción represiva y de ocultamiento de las acciones terrorista del Estado,
esto claramente porque manchaba la “pureza” de la institución.
Todo ello forma parte de las estrategias políticas de una institución cuyas jerarquías,
como está bien documentado, habían jugado un rol esencial en la legitimación de la
represión y en el acompañamiento afectivo, físico, material y moral de los abusos más
aberrantes cometidos por la dictadura. (Franco, 2017, p242)
A si mismo la iglesia empezaría a criticar al régimen por la situación económica del país
y la crisis social que se desarrollaba en esos momentos, quejándose de problemáticas
como la desnutrición infantil, el desempleo, etc. Al igual que otros sectores civiles la
iglesia se despegó públicamente de FF. AA, pero tras bambalinas se sigo encontrando

25
con los dirigentes de este sector, es más la iglesia asesorará jurídicamente a los militares
hasta después del fin del régimen.
Con el retorno a la democracia en nuestro país, al igual que pasó con la investigación y
juicios al poder judicial cómplices de los delitos perpetrados durante la dictadura. La
iglesia se beneficia de las leyes Punto Final y Obediencia Debida, como afirma Muilero
(2012):” La mayoría de los sacerdotes y obispos acusados por la represión fue
beneficiada por las leyes de Punto Final y Debida Obediencia, así como la demora en
con sustanciar los juicios(p54)”.
Esto cambiaría una vez llegara el año 2007, donde se condenó a cadena perpetua por
primera vez a un clericó por delitos de lesa humanidad. El sujeto condenado seria
Christian Von Wernich sacerdote y capellán de la policía bonaerense fue acusado como
partícipe necesario en la privación ilegal de la libertad y perpetrador de torturas,
también fue acusado como coautor penalmente responsable del delito de aplicación de
tortura.

ANEXO 3. FOTOGRAFÍA DEL CURA CHRISTIAN VON WERNICH EN JUICIO.

El juzgamiento a clérigos cómplices de delitos de lesa humanidad sigue en desarrollo


hasta la actualidad con causas abiertas y la exigencia del gobierno nacional de
extradición al país, de sacerdotes imputados en causas por delitos esta índole. Como
afirma la autora Catoggio (2022):” (..) el personal eclesiástico imputado en causas por
delitos de lesa humanidad representaba el 3% del total de civiles imputados a la fecha
del 31 de diciembre de 2014(p 216)”.
Esto es el resultado de la tardanza en investigar y condenas a estos sacerdotes, viéndose
interrumpido sus juicios en muchos casos por el fallecimiento del imputado. Ante esta
situación es claro percibir que hubo un atraso propiciado por actores políticos de los
distintos gobiernos democráticos, que facilitaron la fuga e impunidad de estos
criminales. Sumada a la avanzada edad de los delincuentes y la tardanza en extraditar a

26
los imputados al país, dificulta al día de hoy poder avanzar en la lucha por la verdad, la
memoria y la justicia, para las víctimas de este conflicto.

Por la Plata Baila el Mono

"La gente nunca tuvo más plata que ahora"

José Alfredo Martínez de Hoz, frase pronunciada en el año 1980 en plena crisis económica

El empresariado en general los dueños de empresas nacionales y empresas


trasnacionales instaladas en el país, tienen como centro de su ideología el cuidar sus
intereses económicos por encima de cualquier costo. Es esa mentalidad del
empresariado argentino de proteger sus intereses económicos, produciría que este sector
iniciaría una relación de complicidad con las fuerzas armadas. Esta relación tiene sus
orígenes mucho antes de que sucediera el golpe de Estado de 1976 y los consiguientes
años de dictadura, la acción represiva hacia trabajadores industriales comenzaría en el
año 1974. La autora Basualdo, (s.f) afirma:

Desde inicios de ese año se sabe que dentro de los centros de información de
inteligencia de las fuerzas llegaba gran cantidad de denuncia a trabajadores por parte de
las empresas por activismo sindical, ayudando más adelante es “marcar” a los
subversivos y facilitar su detención. Además, desde el 75’ las fuerzas llevarían
operaciones masivas dentro de las fábricas para la detención de activistas gremiales,
operaciones en la que los dirigentes empresariales no hacen nada para detener el arresto
de sus trabajadores (p 18).

Estas tomas de acciones solo serán la antesala de la orquestación de un plan más amplio
cuando en 1975 el ministro de trabajo Carlos Ruckauf, promovió un decreto de
aniquilamiento de la subversión en los centros industriales, asimilando que toda la lucha
obrera a un proceso de formación de grupos guerrilleros industriales. De este modo en
los siguientes meses y durante e posterior del golpe de Estado se realizan operaciones
invasivas de las fuerzas militares a las empresas Astarsa y Acindar, operaciones que
secuestraron a los trabajadores de esas listas de denuncias envías por la empresa a
grupos de inteligencia, finalmente ninguna de estas operaciones y detenciones seria
obstaculizadas por los dirigentes de esas empresas. Basualdo, (s.f) afirma:

27
El día del golpe militar, el 24 de marzo de 1976, fuerzas del ejército al mando del
teniente coronel Molinari, quien se desempeñaba en la Escuela de Ingenieros de Campo
de Mayo, acordonaron la entrada a Astarsa, Mestrina y Forte, con tanques de guerra,
carros de asalto y helicópteros, en un operativo que se extendió hasta el día siguiente.
Con la anuencia de la empresa, que permitió de buen grado su presencia y colaboró en
su identificación, detuvieron a alrededor de 60 obreros, a quienes condujeron a la
Comisaría 1ª de Tigre. (p2)

Las funciones del sector empresarial en la máquina de represión estatal no se quedarían


allí, aparte de ser garante en la entrega de listados de obreros sindicales y no
obstaculizar las intervenciones militares en sus empresas. Darían los legajos del
personal con fotografías de los trabajadores “activistas” para un mayor reconocimiento
de la persona a la que se busca. Ante esto la autora Basualdo (2006) nos dice:

(…) sosteniendo que “Existió, de parte de autoridades y personal jerárquico de la


empresa Ford, un aporte específico de información de los trabajadores a ser
secuestrados. (…) Por una parte se acreditó que se entregaron a las fuerzas militares los
legajos del personal (…). Por otro lado, se acreditó que el aporte de información por
parte de los directivos empresariales a las fuerzas militares para consumar los secuestros
se materializó mediante la confección de listados con las personas que demandaban ser
detenidas. (p9)

El rol del sector empresarial a medida que se lo investiga pasa de ser de un actor
meramente colaborativo, a convertirse en uno de los ejes más importante de la acción
represiva de activistas gremiales. Es claro que la relación patrón- militar, es un enlace
en donde se beneficiaban mutuamente. Las empresas no solo brindarán información,
entre sus acciones para favorecer el proyecto represivo tenemos ayudo en la logística de
operaciones de detención clandestina con la entrega de autos. Compensaciones
económicas a los agentes de las fuerzas que eran habituales en la empresa por su
servicio en el control del comportamiento obrero. Además, le facilitaron espacios dentro
de la propia empresa como cuarteles para la comodidad de estos agentes en la fábrica y
las empresas darían puestos de trabajo dentro de sus instituciones a agentes de
inteligencia del Estado para la averiguación de información sobre las acciones de los
trabajadores. Igualmente, entre todas las medidas facilitadas por este sector, la peor y la

28
más terrible es el prestar espacios físicos dentro de sus dominios para la instalación de
centros clandestinos de detención. La autora Basualdo, (s.f) nos informa:

Pero la participación de la empresa en el proceso represivo no se restringió a proveer


apoyo logístico ni a demandar la detención de algunos de sus propios trabajadores, sino
que, al igual que en Acindar, alcanzó su máximo nivel en el caso de Ford: está probado
que las fuerzas militares instalaron en el campo de deportes de la planta de Pacheco una
dependencia militar donde funcionó un centro clandestino de detención. (p10)

Con esta información nos es posible decir que el sector empresarial no solo aceptó la
represión hacia sus trabajadores, sino que fue proactivo en que esto sucediera. Su
participación en esta máquina represiva es por un claro beneficio de intereses
económicos, puesto que la represión no solo eliminó a ese sector molesto que exigía
beneficios laborales. También eliminó cualquier pensamiento de los trabajadores de
organizarse y exigir alguna demanda a su patrón. Destruyendo en el proceso los lazos
afectivos y solidarios que tenían los trabajadores entre ellos ante un caso de injusticia.
En este contexto los obreros ya no se organizarían para exigir subas salariales o pedir
mejoras en las condiciones laborales, facilitando la explotación laboral por la
remuneración económica a bajo costo. Que atravesadas por las políticas económicas
llevada como bandera por el ministro de economía José Martínez de Hoz que
beneficiaría los intereses patrimoniales de los empresarios, como nos comenta la autora
Basualdo, (s.f): “(…)sino de un nuevo modelo económico que las convirtió en
beneficiarias de políticas especialmente dirigidas a acrecentar su patrimonio: programas
de promoción industrial muy selectivamente otorgados, subsidios y rebajas impositivas,
y transferencia al Estado de sus deudas privadas, entre muchas otras.(p19)” .
Es entendible a partir de aquí que toda la participación del sector empresarial estuvo
sustentada a alcanzar un objetivo, el cual era poner en funcionamiento una política
económica que beneficiará de manera casi exclusiva a sus intereses económicos. Ya que
sin el peligro de movilizaciones obreras obstaculizan este proceso con movilizaciones
para detener medias económicas, empezaron a tener vía libre para hacer lo que quieran,
Muleiro (2012) afirma:
El plan tuvo dos grandes objetivos: apertura económica en los términos que plantea el
liberalismo, es decir la destrucción de la capacidad estatal de regulación y de la
capacidad de los trabajadores para mejorar sus ingresos (solo en 1976, el salario real

29
cayó 32,7 por ciento, lo que continuó todos los años posteriores del régimen), y la
modificación de las condiciones de funcionamiento y del papel del sector financiero.
Así, el periodo abierto en 1976 buscó y llevó a la destrucción del aparato productivo y
de su capacidad de promover la inclusión social, es decir con industrialización y con un
Estado, antes que el mercado, como agente disciplinario. (p138)

Del mismo modo las autoras Karasik y Gomez (2015), afirman:

La comprensión de la conexión orgánica entre los grandes grupos económicos y el plan


económico y político de la dictadura requiere considerar la relación entre poder estatal y
aparato del Estado. El Estado –explica Therborn (1982)– es la expresión concentrada de
un conjunto complejo de relaciones de clases, mientras que el poder estatal se ejerce a
través de un sistema de aparatos del Estado. Los desajustes entre estos aspectos del
Estado inciden en las características de la lucha de clases y plantean cuestiones
específicas respecto de la organización del Estado y sus formas. Este encuadre permite
comprender por qué y cómo los intereses de las grandes empresas –en este caso
Ledesma– fueron ampliamente beneficiados por las políticas económicas que se
desarrollaron desde 1976 (y que expresan procesos y tendencias que venían
desarrollándose desde antes), y el indudable peso determinante del componente
represivo para la realización de sus intereses. (p117)

Asimismo, como sucedió con los otros actores civiles cómplices de los delitos
cometidos en el periodo que comprende la última dictadura militar de nuestro país. El
empresariado sería beneficiado de salir ilesos de recibir acciones judiciales ante las
actividades represivas que fue partícipe. Esta falta de acciones legales sería el resultado
de las leyes de impunidad proclamadas en el gobierno democrático de Raúl Alfonsín,
por la presión por parte de las fuerzas armadas para que se acabara con las acciones
jurídicas a los perpetradores de delitos cometidos en dictadura. Tendríamos que transitar
33 años en democracia para que se empezara a enjuiciar a empresas, empresarios y
directivos administrativos, que fueron partícipes de la acción represiva asía trabajadores
durante la última dictadura militar. En 2015 por primera vez en la historia del país, se le
inició un juicio oral a Marcos Levin propietario de la empresa de transporte La Veloz
del Norte, por su participación directa en delitos de lesa humanidad, Zapata (2016)
declara:

30
Hasta el momento en el proceso de juzgamiento a civiles empresarios en Argentina solo
se condenó recientemente (marzo 2016) al empresario Marcos Levín propietario de la
empresa salteña La Veloz del Norte, a 12 años de prisión como culpable por los delitos
de privación ilegal de la libertad y tormentos agravados en el secuestro del empleado y
delegado de la UTA hacia 1977. (p16)

ANEXO.4. FOTOGRAFÍA DEL JUICIO AL EMPRESARIO MARCOS LEVIN POR DELITOS

DE LESA HUMANIDAD.

Tal proceso no es fácil, empresarios que pudieron ser imputados y condenados no


llegaron a estar vivos para su correspondiente juicio. Resultado de la demora en la
apertura de causas a empresarios por crímenes de lesa humanidad, Basualdo (2006) nos
dice: “En el caso de los funcionarios empresariales sindicados como responsables del
proceso represivo de Mina El Aguilar, fallecieron en el marco de las demoras en el
proceso judicial, dejando a ese proceso judicial sin funcionarios empresariales
imputados. (p7)”. Sumada esta demora en la acción judicial, tenemos los fallos por falta
de mérito en causas a empresas como Ford, Mercedes Benz o Ledesma, por jueces que
declaran que los miles de testimonios y pruebas físicas que involucran a estas empresas
con los militares en delitos cometidos en contra de sus propios trabajadores, son
insuficientes para declarar a estos culpables de delitos contra los derechos humanos.
Ante esta situación no resulta raro pensar que algunos veredictos de la corte se vean
influenciados por intereses económicos y políticos que brindan estas empresas a actores
pertenecientes al poder ejecutivo y judicial del país.

31
En paralelo ante lo dicho anteriormente Argentina, es hoy uno del país más avanzado en
materia de juzgamiento por delitos de lesa humanidad en concordancia con delitos por
motivos económicos a empresas y empresarios que cometieron delitos de esta índole en
el último gobierno cívico- militar del país. Según la página web oficial sobre los juicios
de lesa humanidad “lesa”, Argentina tiene en su haber 15 juicios por delitos
económicos. El conocimiento de este hecho da un poco de esperanza de que el proceso
de condenamiento al sector empresarial, no quedara libre de ser juzgado en nuestra
nación.

Los medios de comunicación: Un arma de doble filo

"Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y
odiar al oprimido"
Malcolm X
Los medios de comunicación tuvieron un rol central en la que fue la última dictadura
cívico-militar del país, sus acciones fueron trascendentales para el desarrollo del
Proceso de Reorganización Social. Su principal función implicó acciones psicológicas
contra la sociedad a través de lo que se conoce como propaganda negra, las autoras
Saintout y Boles (2016) explican el término:” La llamada propaganda negra no es otra
cosa que la construcción de unos nombres, de unos relatos, de unas categorías y de unas
imágenes que ordenan los acontecimientos a partir del eje de destrucción del otro. Ese
proceso se hace ocultando la verdad y, sobre todo, mintiendo. (p 18)”. Tal acción se
centraba en que los medios gráficos publicaran artículos en donde se usaban términos
como subversivas, guerrilleros, extremistas, terroristas, enfrentamiento, terrorismo,
guerra contra la subversión o guerra subversiva, etcétera. Estas palabras se utilizaron
durante los años de dictadura para informar a la población de hechos resultantes de la
“guerra” entre las fuerzas armadas y los subversivos, con esto lo que se intentaban era
encubrir y desinformar las acciones genocidas que cometía el gobierno en contra de sus
ciudadanos. La autora Cereijo (2016):” Hablamos de «participación» y no únicamente
de «compromiso», porque su rol fue sumamente necesario no sólo para cubrir crímenes
de este tipo, sino también para lograr la impunidad a lo largo de los años. (p9)”. Estos
crímenes encubiertos en noticias tergiversadas, implicaba el ocultamiento de delitos de
secuestro, privación de la libertad, tortura, fusilamiento y desaparición de personas.

32
Hechos que eran tergiversados por los medios, a través del uso de la información que
transmitían los militares en sus boletines oficiales para no contradecirlos.

Era algo común que los diarios de la época explicarán algún hecho marcado por el
gobierno como enfrentamiento o fuga de presos, con esta información se encubría las
muertes de presos clandestinos. Tales hechos eran el resultado de largo periodos de
tortura para extraerles información a estos cautivos, para posteriormente fusilarlo y
blanquear sus muertes en los diarios, generando miedo entre la población. Artículos de
esta índole se pueden encontrar en diarios como El Día, las autoras Saintout y Boles
(2016) afirman: “…. no es la única prueba que da cuenta del compromiso adquirido por
El Día durante el período dictatorial. Son reiterados los artículos que publicó en donde
se describía como «enfrentamientos» a fusilamientos de personas que habían estado
detenidas en condiciones clandestinas hasta el momento de su asesinato. (p12)”

ANEXO 5. COLLAGE DE NOTAS Y TITULARES DE LA NUEVA PROVINCIA SE HACÍAN

ECO Y DABAN COBERTURA A LOS FUSILAMIENTOS DE LOS GRUPOS DE TAREAS.

La prensa se justifica ante la prueba que significan estos artículos, relacionándolos de


forma directa como colaboradores y encubridores de los delitos cometidos. Utilizan la
carta de excusa que es la proclamación de la ley N°22.285 impuesta por el gobierno de
facto, la cual implica el control estricto de la información que se publica en los medios,
con ello favoreciendo a la distorsión de información y, además de instituir la censura de
toda información que contrariaba la legitimidad del régimen. En específico el artículo 7
afecta a la libertad de contradicción al régimen, teniendo que estar a pie del cañón en
transmitir la información que el gobierno requiriera, como afirma Cerejio (2016):

Así, conforme el Artículo 7 de dicha norma se establecía: «Los servicios de


radiodifusión deberán difundir la información y prestar la colaboración que les sea
requerida, para satisfacer las necesidades de la seguridad nacional. (p9)”. Esta

33
justificación es claramente simplista, puesto que la promulgación de esta ley será
realizada recién 15 de septiembre de 1980, hecho que se contradice esta justificación,
ante el claro apoyo que dan los medios más grande del país al momento de la llegada al
poder de la Junta a través de un golpe, para confirmar este hecho dice Saintout y Boles
(2016) dicen “También el diario Clarín –que el 24 de marzo de 1976 tuvo como tapa el
autocalificado «neutral e independiente» titular «Nuevo Gobierno»– ocultó las torturas
y las desapariciones.(p12)

ANEXO 6. IMAGEN DE LA PRIMERA PLANA DEL DIARIO CLARÍN EL DÍA DEL GOLPE DE
ESTADO 1976.

Las tareas de la prensa no solo quedaron relegadas a acciones psicológicas, propiciando


la construcción de una realidad que beneficiará las acciones llevadas adelante por el
gobierno, sino que cumplían con la realización de otras tareas. Tal es el caso de la
publicación de números telefónicos para denunciar acciones subversivas o los anuncios
de listas con fotos de militantes buscados por el Estado, incitando a la población de que
si sabía su paradero se les denunciara. Se les suma a sus funciones una de las tareas
menos investigadas sobre la colaboración de este actor civil, la cual consistió en la
recolección de información a través de encuestas en la vía pública, como nos expresa la
autora Cereijo (2016): “En el marco del juicio que juzgó los crímenes de lesa
humanidad perpetrados en el CCD «La Cacha», el genocida Anselmo Pedro Palavezzati
reconoció que el diario El Día, de La Plata realiza "encuestas para saber el estado de
ánimo de la gente". (p11)”. El arduo trabajo de los medios se le suma el alentar y
embellecer las políticas económicas neoliberales durante y después de la dictadura,

34
como declara Muleiro (2012): “En sintonía con las finalidades esenciales de la represión
del “proceso”, las empresas periodísticas más fuertes aplaudieron y acompañaron con
fidelidad el Plan Económico de José Martínez de Hoz para retrotraer la distribución de
riqueza. (p249)”.

Todo esto tuvo el fin de construir una realidad que no solo ayudará a encubrir el
exterminio de un sector de la sociedad, sino que sirvió de justificativo de que estas
acciones heroicas por parte de las fuerzas eran el resultado de una guerra , en la cual
todo valía, las autoras Saintout y Boles (2016) afirman que “Las operaciones
desestabilizadoras detalladas emplean la llamada «guerra de cuarta generación» que
tiene como protagonistas a los medios de comunicación través de la desinformación y la
manipulación. (p20)”

Las empresas mediáticas que colaboraron en el exterminio de la población durante este


periodo, se mantienen hasta el día de hoy entre los medios más importantes de nuestro
país, controlando aún la información que se transmite a la población. Entre estos medios
gráficos tenemos a empresas conocidas como Clarín, La Nación, La Nueva Provincia de
Bahía Blanca, El Día, Gente, Para Ti, Somos y otras empresas que ya dejaron de existir
como el diario La Razón. En muchos casos estas instituciones colaborarán de manera
intencional con los dictadores, porque compartían una mutua ideología basada una
corriente ultra derechista, conservadora y neoliberal, como describen las autoras
Saintout y Boles (2016) “Por el mismo camino, el diario La Nación, tribuna histórica de
la derecha, que durante la Dictadura apoyó explícitamente su modelo económico y
cultural (o moral, como desde allí lo llamaban), jamás denunció ni las torturas ni las
desapariciones. (p13)”. Hubo también muchos medios empresariales que colaboraron
con el gobierno de turno, porque obtuvieron beneficios económicos de estas
transacciones. Prueba de ello es la compra por parte de los diarios Clarín, La Nación y
la Razón de la empresa mayoritaria de papel diario del país Papel Prensa S.A, esta
compra hasta día de hoy está en investigación por la rara situación en el momento de su
compra. Según un informe testimonial de Lidia Papaleo la esposa de David Graiver
dueño mayoritario de las acciones de la empresa Papel Prensa S.A, la venta de estas
acciones serán realizadas por medio de extorsiones realizadas a ella y a su familia para
vender las acciones. Estas amenazas llegaron por parte de los dueños de los diarios
compradores, luego de la sospechosa muerte de su marido. Lidia y su familia serían
secuestrados por un grupo de tareas en el año 1977 y se les mantendría en cautiverio en

35
un centro clandestino hasta el año 1982. Esta compra fue declarada por estos medios en
artículos que ratificaban que la transacción económica se debió a que esta empresa
peligraba en las manos de una persona ajena al periodismo nacional. Muliero (2012) nos
confirma:

Gravier en Papel Prensa: “La adquisición se había efectuado con el fin de rescatar a
Papel Prensa S.A para la prensa argentina, evitando que su control estuviera en manos
de personas extrañas al periodismo nacional”, según la confesión pública por Clarín, La
Nación y La Razón más adelante, el 19 de mayo de 1977, con el título “a la opinión
pública”. (p59)

Tendríamos que esperar varias décadas para que en 2010 se iniciara una investigación
sobre la compra de esta empresa, esto a través de la apertura de una causa jurídica con el
nombre de Papel Prensa S.A en relación a delitos de lesa humanidad, presentada por la
entonces presidenta del país Cristina Fernández de Kirchner. La autora Cerejio (2016)
dice:

“El 30 de agosto de 2010 fue presentado por la expresidenta Cristina Fernández el


informe «Papel Prensa la verdad», que permite demostrar que Lidia Elba Papaleo, Juan
Graiver, Eva Gitnacht, Isidoro Graiver, Rafael Ianover, Lidia Brodsky y Jorge
Rubinstein, «fueron privados ilegítimamente de su libertad ambulatoria, encuadrando la
situación de los mismos en la figura del delito de lesa humanidad» durante la última
dictadura para lograr la apropiación de 5 las acciones de la empresa Papel Prensa S. A..
(p10)”

Al igual que pasó con otros actores políticos que están en la lista de partícipes
necesarios de los delitos cometidos en este periodo, la prensa empezaría en el año 1981
a desligarse de su relación tan íntima con la casta gobernante. Empezaría en este año a
denunciar públicamente al gobierno por las problemáticas como la censura, la represión
estatal, los desaparecidos y el abuso del poder. Franco (2017) afirma:

Considerados como actores políticos con capacidad para producir y modelar asuntos
públicos, los medios de prensa de mayor peso y alcance nacional, que hasta el momento
habían actuado en fuerte alineación pro militar, comenzaron a cuestionar de manera
abierta e insistente la censura, los métodos utilizados en la represión, a exigir
información sobre los desaparecidos y a denunciar que se podría haber resuelto el

36
problema subversivo por la vía legal, así como a impugnar otros “abusos del poder”.(p
236)

Estas denuncias aumentan a fines del año 1982, con la derrota de Argentina en la Guerra
de Malvinas. Diarios como La Nación se quejaría que el Estado no cumplió ninguno de
los objetivos que declaraba en su asunción, reclamado con ello la vuelta de la
Constitución, la plena vigencia de las libertades del estado de derecho y del poder
judicial, poniendo con ello el fin de la guerra contra la subversión. Obviamente estas
declaraciones no exigirán que los militares pagarán pena por perpetrar los derechos
humanos, se centran más que nada en que se volviera a la democracia y se olvidara del
pasado para conseguir una armonía social.

Del mismo modo que pasaría con el poder judicial, la iglesia y los empresarios que
fueron colaboradores necesarios para los delitos cometidos por el gobierno de facto. La
prensa se beneficia de ciertas leyes de impunidad y el favor de parte del sector política
actual, saldrían ilesos de las causas abiertas en su contra. Además, existen pocos
testimonios que sirvan para relacionar a estos dos sectores y no existen pruebas de que
las acciones colaborativas por parte de la prensa hayan sido con intención dolosa. En
general los juicios por delitos de lesa humanidad vinculados a la prensa, siempre son
desestimado por falta de pruebas que puedan vincular a este sector en concordancia a
los crímenes de lesa humanidad o bien no se puede esclarecer la colaboración de este
grupo con los militares, como lo es caso Papel Prensa con Mauricio Macri en 2015 que
impulsó la desestimación de esta causa.

La única causa que relaciona a la prensa con delitos de lesa humanidad es la causa
Massot, Vicente Massot dueño del diario La Nueva Provincia durante la dictadura, está
en proceso de condena por delitos de lesa humanidad. Estaría imputado por el secuestro,
privación de la libertad, tortura y el asesinato de dos empleados gráficos de su diario,
siendo sus nombres Enrique Heinrich y Miguel Loyalo, condenado en primera instancia
al empresario por delitos por responsabilidad empresarial. A ello se le sumaria el delito
de publicación de propaganda negra, para encubrir de los delitos cometidos por las
fuerzas armadas. En 2015 se daría un fallo que desestimó la demanda por falta de
pruebas, en la actualidad la causa contra Massot se encuentra sobreseída.

La existencia de juicios y condenas a la prensa, por responsabilidad en delitos de lesa


humanidad es muy escasa. Solo existen dos casos en los cuales se condenaron a dueños

37
de diarios y periodistas por crímenes de propaganda negra que propician el exterminio
de un sector de la población. Se podría decir que hoy en día casi no hay imputados
relacionados a este sector civil por condena en delitos contra la humanidad. Perjudicado
obtener fuentes que justifiquen una acción condenatoria a los medios de comunicación
que son partícipes fundamentales en los regímenes dictatoriales de todo el mundo.

Los traspiés de los juicios de Lesa humanidad

"Ningún vencido tiene justicia si lo ha de juzgar su vencedor".


Francisco de Quevedo

En el transcurso de los capítulos pasados se le dedicó gran empeño a esclarecer la


relación que tuvieron ciertos grupos de civiles con las FF. AA en la última dictadura que
azotó a nuestro país. En el desarrollo de cada capítulo se explica el grado de
involucramiento de actores homogéneos en el plan de represión, para la eliminación de
la subversión. Constatando que todos estos actores civiles fueron participes necesarios
en crímenes contra los derechos humanos como lo son el secuestro, la privación de la
libertad, la tortura, la violación, el fusilamiento a presos clandestinos, encubrimiento,
apropiación de menores, desaparición de personas, etc. En mayor o menor grado de
participación estos grupos son culpables de crímenes atroces contra sus conciudadanos.

En este contexto se retoma el uso del concepto de dictadura cívico-militar para definir al
periodo que engloba los años 1976 a 1983 de nuestro país. Entendiendo desde una
mirada más informada, no solo por el uso del concepto sino por la popularización de
estos discursos en los ámbitos políticos y sociales actuales. Como declara la autora
Montero (2016):” En los últimos años, en la Argentina la noción de dictadura cívico-
militar se ha instalado de manera masiva en la opinión pública, en los discursos
políticos, en la prensa y en las memorias oficiales sobre la última dictadura militar (…)
(p55)”. Es un concepto que contextualiza y engloba el objetivo de este trabajo que es
demostrara través de hechos verificables la relación entre sectores civiles y la fuerza,
con ello dando responsabilidad a estos grupos civiles de los delitos cometido durante
este periodo oscuro de historia nacional.

Retomando el objetivo de este capítulo, en el desarrollo de los anteriores capítulos no


solo se habló de las relaciones entre los grupos civiles y las fuerzas armadas, también se

38
desarrolló el rol, función y beneficios de cada actor social dentro de la acción represiva.
Al final de cada capítulo de forma breve se explicó la tardanza en procesos de causas
judiciales, así como la impunidad de condenas a estos grupos como partícipes
necesarios en delitos de lesa humanidad ocurridos. Se pudo notar que para que iniciaran
los debidos procesos de juzgamientos de los culpables de crímenes aberrantes en el
debido resarcimiento a las víctimas de crímenes contra los derechos humanos en nuestro
país. Tanto los sobrevivientes, las familias de víctimas del terrorismo de estado y los
organismos de derechos humanos, deberían saltar por varios obstáculos durante estos 40
años de democracia, para la lucha de la verdad, la memoria y la justicia.

Es esencial para esta investigación hablar sobre cómo el proceso judicial para la
búsqueda de la verdad y la justicia en lo que respecta a los crímenes de la dictadura
cívico-militar, estuvo plagados de avances y retrocesos en lo que respecta a la apertura
de causas y consiguiente condena a los imputados por delitos de esta índole.

La Argentina con la llegada al gobierno de forma democrática del presidente Raúl


Alfonsín, significó en una instancia de apertura de proceso judicial a los responsables de
la dictadura. Alfonsín a penas iniciado su mandato derogaría la ley N ° 12.348 de
autoamnistía, esto como nos dice Quarretti (2023): “(…) anularon la ley de autoamnistía
dictatorial y modificaron el Código de Justicia militar, estableciendo a la civil como
instancia de apelación y excluyendo a los actos atroces y aberrantes de la eximición de
responsabilidad otorgada por el principio de obediencia debida militar. (p 196)”. El
presidente iniciaría con la inaugurando del proceso de juzgamiento por crímenes contra
los derechos humanos, a través del Juicio a la junta militar, directora de todo el Proceso
de Reorganización Nacional, Quarretti (2022) afirma: “El proceso de juzgamiento
inaugurado durante el “Juicio a las Juntas”, cuya sentencia fue pronunciada en
diciembre de 1985(...). (p2)”. Este hito tan importante se vería prontamente opacado por
rebeliones de sectores militares, amotinándose en contra del Estado por las medidas
judiciales que los implicaban en las causas judiciales, este hecho propiciaría que el
gobierno por medio a un nuevo golpe de Estado tomará la decisión de proclamar las
conocidas leyes de impunidad. En primera instancia la Ley de Punto Final que
establecía un límite en la denuncia para procesos judiciales a responsables de delito de
desaparición, además, de la sanción de la ley de Debida Obediencia que establecía que
los militares de escalafones medios y bajos era inimputables, puesto que al ser de un
rango bajo solo cumplían órdenes de sus jefes. El autor Del Rio (2015) afirma: “La

39
impunidad establecida a partir de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida
multiplicaron los reclamos de justicia de las organizaciones de derechos humanos,
estableciendo un núcleo duro e intransigente contra la impunidad. Y este solo se
fortalecerá con el paso del tiempo. (p60)”.
Con la llegada de Menem al poder en 1989 y su consiguiente perdón para conseguir una
“armonía social”. Daria el indulto a 220 militares y 70 civiles, que tenían una condena o
estaban en proceso de ser condenados, vuelve afirmar Del Rio (2015):
En seis años de democracia, se pasó de avances importantes en el área de la justicia
transicional a un retroceso profundo que culminaría con los condenados libres en las
calles. En este escenario, las organizaciones de derechos humanos consolidaron su
posición de reclamo intransigente a la impunidad, contando con el apoyo de algunos
movimientos sociales. (p61)
En esta situación las víctimas sobrevivientes, la familia de desaparecidos y las
organizaciones de derechos humanos, tomarían la medida de volver a denunciar a los
genocidas a través de la justicia transnacional, como antes del retorno de la democracia
al país. Estos grupos denunciaron en varios países europeos los crímenes cometidos por
la dictadura, esto a través de la presentación de prueba material y de testimonios de
sobrevivientes. Las denuncias serían constantes en varios países europeos entre las
décadas del 80’ y 90’, un hito importante de estos juicios trasnacionales es la sanción
del juez español Garzón que pediría a la interpol la detención de 48 acusados de delitos
de lesa humanidad cometidos en el periodo de la última dictadura.
En argentina en el año 1998 correrían nuevos aires con respecto al procesos judiciales
de estos crímenes, ese año se realizaron en el país los juicios por la verdad, estos tenían
la intención de descubrir que había pasado con los desaparecidos en dictadura. Los
juicios por la verdad no tuvieron ni imputados ni condenas, pero sirvió para definir el
objetivo de conseguir la verdad a través de un proceso judicial. Ese mismo año el
Congreso Nacional sancionaría la ley 24.952 que revocaba las leyes de Punto Final y
debida obediencia. En 2001 con la apertura de la causa Simón, el juez Cavallo declara
que las leyes de impunidad eran incompatibles con La Convención Americana sobre
Derechos humanos y la Declaración Americana de los derechos y deberes del hombre,
declarando inválida las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Con la llegada de Néstor Kirchner como presidente de la nación, se iniciaría por fin la
reapertura de procesos judiciales a militares y cómplices necesarios, en delitos de lesa
humanidad. Kirchner empezaría por anular las leyes impugnadas, como mencionan Sel

40
y Gasloli (2020):” Esta enunciación discursiva, acompañada de la decisión de anular las
leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que impedían los juicios a los responsables
de delitos de lesa humanidad, fue una de las primeras políticas sobre la necesidad de
Memoria, Verdad y Justicia, impulsadas por el gobierno del presidente Néstor Kirchner.
(p353)”. En septiembre de ese mismo año el presidente promulga dos leyes esenciales
para la reapertura de juicio a los represores, por un lado, tendríamos a la ley 25.778 que
otorga jerarquía constitucional a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, ante lo cual los juicios por
delitos de lesa humanidad no pueden prescribir. En septiembre de 2004 sancionan la ley
25.779 que declara nula las leyes de Punto Final y Obediencia debida, generando un
aumento de procesos judiciales y reapertura de causas cerradas de los criminales que se
beneficiaron de las leyes de impunidad, Del Rio (2015) afirma:
En septiembre del mismo año, se promulgó la Ley 25.779 que declaró la nulidad de las
leyes de Punto Final y Obediencia Debida, habilitando al sistema de justicia a poner fin
a la arbitrariedad que existió durante todo ese período. Como consecuencia, se
multiplicaron los procesos, tanto iniciando nuevos como reabriendo aquellos que habían
sido beneficiados por tales leyes. En esa línea, fueron varios los jueces que declararon la
inconstitucionalidad de los indultos que beneficiaron a tantos represores, además de
declarar la inexistencia de cosa juzgada. (p67)
La reapertura de juicios no se quedaría en simplemente el juzgamiento de genocidas
pertenecientes a las fuerzas, sino que el país se volvería uno de los más avanzados en
materia de punida a responsables de violar los derechos humanos. Tomando represarías
judiciales contra actores civiles responsables y colaboradores en crímenes de lesa
humanidad. Argentina se encuentra reconocida por ser uno de los países en materia de
denuncia y condenas de responsables civiles, pero este proceso no solo se quedaría en
condenar a estos individuos por delitos contra la vida humana a través del exterminio.
Sino que se le sumaría el agravante de crímenes de violencia sexual y crímenes
vinculados al género, además de los agravantes por delitos con motivos económicos y
violencia contra menores.
Claramente existen numerosos casos de impunidad a responsables de la represión. Es
comprobable a través de esta investigación que muchas causas abiertas al sector civil,
serían desestimadas por faltas de pruebas. Causas en la que se enfrentan muchos
intereses económicos y políticos entre los imputados y el Estado, resultando poco viable
el avance del debido proceso de enjuiciamiento. El tardío avance en materia de

41
tratamientos judiciales a responsables de los delitos ya mencionados, daría como
resultado la impunidad de genocidas muertos antes de poder imputarlos y las muertes de
algunos delincuentes en el proceso de su condena, esta tardanza esta aparejada con la
avanzada edad de los genocidas. Que en muchos casos entorpecen el proceso de
juzgamiento con sus continuas justificaciones sobre no poder presenciar sus juicios
debido a dolencias físicas por su avanzada edad, no pueden asistir a sus juicios,
retrasando su condenación.
El contraste entre los avances en materia de juicios que permiten incluir la
responsabilidad y complicidad civil, así como delitos por interés económicos, delitos
sexuales y delitos de violencia sobre menores en relación a juicios de lesa humanidad.
Ampliando con ello la posibilidad de condenar a los culpables de delitos cometidos.
Se contrapone a la otra cara de la moneda, que es la impunidad de varios de los
responsables del genocidio en nuestro país. Dejándonos como reflexión que aún queda
mucho material que investigar sobre este tema, para poder remunerar a las víctimas y a
sus familias con un poco de justicia por su sufrimiento.

Conclusión:

En el transcurso de esta investigación se ha registrado una serie de datos con respecto a


el rol de ciertos sectores civiles nacionales, como los son el poder judicial, la iglesia, el
empresariado y los medios de comunicación. Esta información está de hecho
relacionada al comportamiento de estos grupos en el contexto de lo que fue la ultima
Dictadura Cívico-Militar en Argentina, desarrollada entre los años 1976 y 1983.

Es plenamente visible en cada capitulo entender el rol, la función y el beneficio que


obtuvieron estos grupos por el accionar que llevaron a cabo en este periodo histórica,
acciones que colaboraron y fueron necesarias para que la maquina represiva estatal
funcionara de manera efectiva. Con testimonios y pruebas físicas que se tienen de este
periodo, obtenidas a través de las víctimas y los organismos de derechos humanos, es
factible hablar de una clara colaboración y participación necesaria de estos grupos
sociales en crímenes contra los derechos humanos. Franco (2017) afirma:

Volviendo al resto de los actores, estas instituciones y estructuras corporativas habían


apoyado el golpe de estado y los objetivos del régimen dictatorial desde su origen; y se
habían adaptado a él –especialmente los actores del Poder Judicial– o lo habían apoyado

42
proactivamente –por ejemplo, la jerarquía eclesiástica y la prensa porteña de alcance
nacional–. Como se dijo, algunos de estos apoyos más abiertos habían mostrado
distancias variables e incluso críticas en cuestiones como la situación económica, pero
no frente a la represión y la lucha antisubversiva, punto sobre el cual habían acordado
explícitamente, concediendo a las Fuerzas Armadas el papel fundamental de “erradicar”
el supuesto peligro subversivo incluso desde antes del golpe de Estado de 1976. (PP.
235-236)

En la continuidad de este trabajo se a dejo en claro, que estos sectores no eran niños
ignorantes de la represión que se ejercía a un sector de la sociedad. Es más, en muchos
casos las victimas testificaron la presencia de figuras de estos grupos sociales en los
centros clandestinos de detención o estando presente en las secciones de tortura, siendo
que en algunos casos serian ellos mismo los torturadores. La autora Basualdo (2006),
afirma: “Perrotta identificó por su voz (dado que se encontraba encapuchado) al jefe de
Seguridad de la fábrica, Héctor Francisco Sibilla, como una de las personas presentes
durante su interrogatorio, durante el cual le mencionaron datos y nombres internos de la
Ford que sólo personal de la firma muy bien informado podía conocer. (p10)”. Esta
información vincula a estos actores hegemónicos en crímenes de colaboración, pero
también los incrimina como participante de delitos contra la humanidad con intensiones
dolosa.

Entre los delitos cometidos por los civiles encontramos encubrimiento, secuestro,
privación ilegítima de la liberta, falsificación de documento, tortura, asocian ilícita,
abuso de poder, propaganda negra, apropiación de menores, abuso de menores, delitos
por intereses económicos, etc. Se podría realizar una lista extensísima de todos los
crímenes, cometidos por estos actores, pero todos esos han sido mencionados y
trabajados en su correspondiente capitulo. Lo que es imprescindible de decir es que
ninguno de estos grupos era ignorante de las consecuencias que sus acciones tenían y de
los beneficios de tales acciones, como lo era estar en el mismo barco que las fuerzas
armadas. Que una vez el barco se fuera hundiendo, escaparían y dejando a su capitán, en
este caso las fuerzas armas, para que se hundieran con él.

En el último capítulo de esta investigación se desarrollaron los datos más importantes


para la verificación de nuestra hipótesis. A lo largo de el se fue planteando como el
proceso de enjuiciamiento y posterior condena a los genocidas, fue un trayecto que tuvo

43
sus piedras en el camino. Iniciando con buen pie con el gobierno de Alfonsín pero que,
gracias a la coyuntura social, económica y política, lo llevaría a declarar las leyes de
impunidad, afectaría a que no se produjera un temprano proceso de juicios a los
crimines cometidos en este periodo. Le seguirán los gobiernos Menemistas con su
indulto +, con ello se perdonaría a criminales ya condenados y a criminales con causas
abiertas. Resultando que, en casi 20 años en democracia, los criminales de los delitos
propiciados en este periodo, no tuvieron ni juicios, ni condenas por los delitos que son
responsables. Tendría que llegar el año 2003 para que se finalizara con esta impunidad,
con el derrocamiento de las leyes de impunidad y la proclamación de la ley que decreta
que los juicios por delitos de lesa humanidad no son proscriptos, se iniciaría así un
proceso interrumpido hasta ahora de juicios y condenas a los criminales genocidas de la
última dictadura militar.

En materia de procesos judiciales en el ámbito de delitos de lesa humanidad argentina es


uno de los más avanzados, pero queda claro este proceso no está excepto de errores,
corrupción e impunidad para con las víctimas. El hecho inicial de impunidad, es la
tardanza en empezar con tal desarrollo, que no solo facilito la escapada de los
criminales del país, sino que permitió que muchos delincuentes quedaran libres hasta el
fin de sus días.

En su gran mayoría los delincuentes civiles nunca llegaron a juicios porque morirían
antes de que empezara todo este trayecto judicial en 2003 y en muchos otros casos los
criminales llegarían a juicio, pero morirían en el proceso de su condena. Al haber
pasado tanto tiempo del hecho, muchos delincuentes tendrían que ser extraditados de
vuelta al país, objetivo conseguido en muy pocos casos. A eso se le sumaria la avanzada
edad de los imputados, que alegarían no poder presenciar sus juicios debido a dolencias
por la edad, perjudicando al debido proceso judicial. La impunidad a estos criminales en
algunos casos está acompañada por intereses económicos y políticos, con parte de
ciertos sectores políticos de los gobiernos democráticos. Tal es el caso de impunidad de
la causa Papel Prensa S.A, que dejaría impune a los principales dueños de los medios de
comunicación de la actualidad, como la autora Cereijo (2016), nos comentan: “En
diciembre de 2016 el juez Julián Ercolini, tras cinco años de demora y sin haber llamado
a declaración indagatoria a Magnetto, Noble y Mitre decidió el sobreseimiento de los
acusados. Tras la apelación de Papaleo de Graiver, un año después la Corte Suprema de
Justicia de la Nación convalidó la decisión de Ercolini. (p11)”.

44
En este contexto es claro decir que sin la colaboración y participación de estos grupos
sociales en la maquina represiva, no hubiera sido posibles llegar a los resultados tan
violentos que se hicieron encontrar de las víctimas. Además, es sencillo entender que
estas tomas de decisiones y las impunidades posteriores a estos criminales, se dieron y
se dan como resultado no solo del tiempo que afecta a la edad de los criminales. Sino
que hay un hito más importante en esta impunidad, que es el rol que juegan los interese
económicos y políticos que se enfrenta en el juzgamiento de sectores civiles con un gran
poder económico, político y social, aun hoy en la actualidad.

En contra cara a esto, es importante dejar un hilo de esperanza. Poniendo en foco la


perseverancia de los supervivientes, las familias de las víctimas y los organismos de
derechos humanos, que supieron darle tiempo al tiempo, consiguiendo con ellos los
muchos o pocos según como se vea, avance en los juicios así los genocidas de nuestro
país. Es la perseverancia al tiempo, la constitución del mismo que sirvió para que en
materia de investigación académica se obtuvieran pruebas, que facilitan el debido
proceso de los juicios de lesa humanidad actual. Ante esto se motiva a los lectores, a
trabajar y expandir la rama de conocimiento de lo leído aquí, para seguir obteniendo
pruebas en encontrar de los genocidas, beneficiando al resarcimiento de las víctimas.
Consiguiendo mantener la búsqueda de la verdad, la memoria y la justicia en nuestro
país, para que ningún imputado quede libre de sus crímenes.

45
Bibliografía:
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