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Nazareno
Vera Sabando Kevin Geovanny
El Espíritu Santo desciende directamente sobre María, no sobre Jesús (cf. Le 1,35).
Se atribuye a Jesús desde el primer instante en relación con su filiación divina “el que de
ti nacerá será santo, y será llamado Hijo de Dios”.
Desde el momento de la encarnación el Espíritu Santo está presente en la vida de Jesús, el
Hijo que se encarna en el cumplimiento del designio del Padre.
El Espíritu Santo al descender sobre María hace posible la encarnación del Hijo.
Sin duda para el Nuevo Testamento Jesús es el Hijo de Dios, el unigénito, que por tanto en un
sentido estricto no comparte con nadie esta condición filial.
La misión del espíritu Santo está en relación con el hecho de que Jesús ha sido, durante
su vida mortal, el portador del Espíritu.
Según el Nuevo Testamento este momento del bautismo es de una importancia capital.
Jesús ha sido ungido con el Espíritu Santo en vista de su misión, que continúa y lleva a
cumplimiento la de los profetas.
DIOS UNO Y TRINO P. Jorge L. Nazareno
Vera Sabando Kevin Geovanny
En el libro de los Hechos de los Apóstoles como en el Evangelio de Juan nos dan a entender que
el Espíritu Santo es específicamente un don del Señor resucitado.
Texto:
MATEO, SECO, Lucas F., Dios Uno y Trino, 1998, pág. 716-718.
-LADARIA, Luis F, El Dios vivo y verdadero, Salamanca 2010; pg. 92 - 139.