Está en la página 1de 7

TEMA: LA FE EN JESUCRISTO

LA FE SE FORTALECE EN LA CRISIS
¿QUIÉN ME HA TOCADO?
Marcos 5:21-43

INTRODUCCIÓN
Situación. La fragilidad humana, el valor de la vida, la importancia de la familia,
la solidaridad y el sacrificio de la vocación médica para servir a los demás.
Jesús pregunta a la multitud que le seguía ¿quién ha tocado mis vestidos? NO por
temor a ser contagiado; sino es por el PODER que salió de él.
Uno ilustra EL PODER DE CRISTO sobre la enfermedad; el otro, SU PODER SOBRE LA MUERTE.
NUESTRA FE SE FORTALECE EN LA CRISIS CUANDO BUSCO CON HUMILDAD A
JESÚS, CONFIÓ EN SU PODER Y ESPERO EN SU PALABRA

NUESTRA FE SE FORTALECE CUANDO:

A. BUSCAMOS A DIOS CON HUMILDAD.


a. El clamor de un padre (5:21–24). Regresando del lado oriental del mar de Galilea y
la experiencia con el endemoniado gergeseno, Jesús pasó otra vez en una barca (21) al más
poblado lado occidental. En agudo contraste con la hostil recepción entre los gergesenos, se reunió
alrededor de él una gran multitud tan pronto como desembarcó en la costa cercana a Capernaum. Las
preocupaciones familiares
El primero en romper la curiosa muchedumbre fue uno de los más distinguidos miembros de la
comunidad, uno de los principales de la sinagoga, llamado JAIRO (22). Era algo
así como el jefe de la congregación “en todo lo relacionado con el culto público y sus varias partes de
oración, lectura de las Escrituras y exhortación”. En su desesperación, Jairo olvidó sus “prejuicios...
dignidad... orgullo... amigos”.Y cayó a los pies de Jesús. Ningún hombre realmente ora hasta que está
aplastado sobre sus rodillas. El sistema religioso no aceptaba a Jesús…la necesidad ROMPE barreras.
La angustia de Jairo.
Mi hija (en griego está en diminutivo, lenguaje peculiar de Marcos y era un término cariñoso) está
agonizando... ven y pon las manos sobre ella (23). Jairo tenía UNA GRAN FE EN
JESÚS y debe haber conocido su poder para sanar. Es una atractiva especulación que “puede haber
pertenecido a los ancianos de los judíos” que buscaron a Jesús para que curara al siervo de un amigable
centurión de Capernaum (Lc. 7:2–5).
Aunque presionado por todas partes y por los que le apretaban (24), Jesús fue con el atribulado
padre, llevando la ESPERANZA de que su hija sería salva. Jesús es nuestra
ESPERANZA de VIDA.

B. CONFIAMOS EN EL PODER DE DIOS


b. Una patética interrupción (5:25–34). Entre los que apretaban a Jesús (24),
mientras se dirigía a la casa de Jairo, había una mujer (25) “que había tenido flujo de sangre
durante 12 años” (Amp. N. T.). Su dolencia eran tan antigua como la edad de la niña que en esos
momentos yacía “a punto de muerte” (23). La anónima mujer había buscado ayuda y sufrido... de
muchos médicos (26) y nada había aprovechado, antes le iba peor. Marcos es
descortés y nada lisonjero con los médicos de su tiempo. La mujer había sufrido mucho en sus
manos y gastado todo lo que tenía y estaba peor. Lucas, el médico amado, es un poco más
amigable con los de su profesión y nota que la enfermedad “no había podido ser curada” (Lc. 8:43). La
función valiente de los médicos HOY
El aprieto de la mujer era patético—“presumiblemente una de esas hemorragias crónicas, debilitantes,
embarazosas, empobrecedoras... desanimadoras”.
No es de sorprender que cuando OYÓ HABLAR DE JESÚS (27), cuya fama ya se había
divulgado, buscara la liberación por su intermedio. Esperando “robar un milagro”, se puso entre la
multitud detrás de Jesús y TOCÓ SU MANTO.
La práctica de la sanidad generalmente ha sido asociada con un toque. Ya hemos notado como Jesús
“movido a compasión puso su mano sobre un leproso y le sanó” (1:41). Las multitudes a menudo
“caían sobre él” para poder tocarle (3:10). Esto también concuerda con Santiago que da instrucciones
con respecto a la oración por los enfermos (Stg. 5:14). Si tocare tan solamente su manto
(28), pensó ella con una profunda esperanza, seré salva. Se exigía que los hombres de Israel
llevaran un ribete en sus vestiduras: “en cada franja de los bordes, un cordón azul” (Nm. 15:38). Quizá
sea esto lo que ella tocó (Lc. 8:44).
Y en seguida (adverbio favorito de Marcos, euthus) la fuente de su sangre (cf. Lv.
12:7) se secó (29); y sintió en el cuerpo que estaba sana de ese azote. La
palabra traducida estaba sana es iatai y está en el tiempo perfecto e implica que “los resultados
permanecen”.5 9 la impureza de la mujer
Por el momento, el indecible gozo de la mujer se tornó en alarma, porque Jesús conociendo60 en sí
mismo el poder (dynamis) que “había salido de él” (30, RSV), volviéndose a la
multitud dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? ¿Por qué hizo Jesús esta pregunta?
Probablemente para ayudar a la mujer a hacer una confesión abierta, asunto tan importante para la
salvación (Ro. 10:10); y también para aclarar que el objeto desu fe era El mismo y no su ropa. La FE en
Jesús. No en su vestido…
Los discípulos evidentemente se sorprendieron y se exasperaron un poco por la pregunta de Jesús
cuando la multitud le estaba apretando61 por todos lados: ¿QUIÉN ME HA TOCADO? (31). La
interrogación no era muy respetuosa, pero sí un poco sarcástica. Empero, nos demuestra que la fuente
de Marcos era digna de confianza. TOCAR A JESÚS CON FE
La sanidad de la mujer nos recuerda que “hay un mundo de diferencia entre apretar a Jesús y tocarle
con fe personal”.62 fe NO PODEMOS TOCAR CON LAS MANOS, PERO SI PODEMOS TOCAR
CON LA FE A NUESTROS FAMILIARES, AMIGOS…
Ignorando el comentario de sus discípulos, Jesús miraba alrededor (32) para ver quién
había hecho esto. Nuevamente tenemos el detalle que sólo puede provenir de un testigo ocular.
Marcos nos presenta un cuadro vivido de Jesús escudriñando los rostros de la multitud, como en 3:5,
con excepción de que en esta ocasión era con bondad y no con ira.
Perfectamente consciente de que ella había hecho que Jesús quedara ceremonialmente inmundo (Lv.
15:19) y temblando por la incertidumbre de ignorar si El estaría enojado, la mujer, “sin embargo
vino y le dijo toda la verdad” (33, RSV). Las palabras bondadosas de Jesús mitigaron su espíritu
temeroso. HIJA, TU FE TE HA HECHO SALVA (34). Ningún grupo puede ganar más por
servir a Cristo, o tener más que perder por rechazarle, que las mujeres del mundo.
Jesús aclaró que era la fe de la mujer en El, no nada mágico al tocar sus ropas, lo que la había sanado.
Sus palabras también fueron una confirmación exterior de lo que había acontecido en ella.
Vé en paz, y queda sana. Ahora que ella sabía que ya estaba sana y era libre de su azote, la
mujer podía irse en paz. Las bendiciones de la buena salud y el consecuente sentir de bienestar son
dones de Dios.
En sustancia, Jesús dijo: “Que tu preocupación nunca más vuelva a afligirte.”63
Marcos así ha preservado para todos los tiempos otra de las poderosas obras de Jesús, “porque él es el
mismo ayer, hoy y por los siglos” (He. 13:8).

C. ESPERAMOS EN LA PALABRA DE DIOS.


c. Vida desde la muerte (5:35–43). Uno puede imaginar la intensa ansiedad de Jairo
durante la interrupción descrita en los versos 25–34. Si abrigó tales temores, éstos fueron confirmados
cuando una persona endurecida apareció mientras él [Jesús] aún hablaba (35) a la mujer,
para informarle: Tu hija ha muerto. Su pregunta: ¿para qué molestar64 más al
Maestro? implica que Jairo le estaba importunando. Ellos no esperaban una resurrección.
Después de oir lo que se decía (36), pero ignorando la implicación, rápidamente le dijo a Jairo:
NO TEMAS, CREE SOLAMENTE. ¡Cuán a menudo Jesús reprendía el temor y fortalecía la fe!
EL TEMOR A LA MUERTE.
En ese momento hizo volver a la curiosa muchedumbre y no permitió que le siguiese
nadie, excepto los del círculo íntimo, Pedro, Jacobo y Juan su hermano. El privilegio de estos
tres de ser testigos de éste y otros acontecimientos notables (la transfiguración, 9:2; la agonía de
Getsemaní, 14:33) fue equilibrado por las posteriores responsabilidades. Pedro fue el principal orador
del día de Pentecostés; Jacobo fue uno de los primeros mártires y Juan ejerció una inmensa influencia
con su apostolado de amor.
Cuando por fin Jesús y los que le acompañaban llegaron A CASA del principal de la
sinagoga (38), se había hecho un alboroto y grande confusión causada por el llanto a gritos y
los lamentos.66 Era costumbre emplear lamentadores profesionales, aunque no hay duda de que estaban
presentes los amigos cercanos que lloraban con dolor sincero. EL CONTAGIO DE UN MUERTO…
Posiblemente apenado por causa de algunos que lloraban y lamentaban por ganancia, Jesús
entrando a la casa o en el atrio, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? (39, lit.: “por qué
hacéis un tumulto”), “la niña no está muerta, está durmiendo” (39, NEB).
La muerte de la niña tiene que haber sido real, porque el relato es el clímax de las “obras poderosas”.
Para el poder de Dios en Jesús su muerte no era un obstáculo mayor si hubiera sido una persona
dormida. “El otro mundo... está dentro de los límites de la voz del Salvador.”
Seguros de que la niña no estaba dormida sino realmente muerta, los lamentadores se
burlaban de él (40). El término kategelon implica escarnio. “Ellos... le escarnecían” (Amp.
N. T.). La mofa no sirve para contribuir a la atmósfera de fe, de modo que Jesús los echó fuera a
todos. “Sólo los verdaderos dolientes tenían que ser confortados; únicamente ellos lo necesitaban.”
Acompañado por los tres discípulos, Jesús hizo un verdadero servicio pastoral, tal como lo hace a
menudo un buen ministro de Jesucristo. Tomó al padre y a la madre... y entró donde
estaba la niña. La presencia de otros con Jesús en la habitación tendría el valor de la evidencia y
satisfaría la insistencia judía en la manera correcta de proceder.
Con un movimiento característico, (cf. 1:31), Jesús tomó la mano a la niña (41) y la llamó como
generalmente lo hacían los padres cuando estaba dormida: “Levántate, hijita” (NEB). Talitha cumi
son probablemente las palabras arameas que Jesús hablo, porque ese era su idioma.

La respuesta de la niña fue inmediata. Luego (42)... se levantó y andaba. Marcos nota
que la niña tenía doce años, es decir, que tenía edad para caminar. Una vez más nos enteramos de la
reacción emocional de los testigos del poder divino de Jesús. Y se espantaron
grandemente, es decir, “quedaron completamente maravillados” (42, Goodspeed). “La gente
quedó muy admirada” (VP.); “se asombraron con grande asombro” (VM.). “La gran realidad de la vida
cristiana es que aquello que es completamente imposible para los hombres, es posible para Dios.”
Por supuesto que era imposible ocultar el hecho de que se había realizado un tremendo milagro a pesar
de que Jesús les había ordenado que nadie lo supiese (43). Nuestro Señor se negaba a inflamar
las falsas esperanzas de los judíos de que El era el Mesías político que ellos esperaban. La historia
termina con una nota de la consideración y sentido práctico de Jesús: Y dijo que se le diese de
comer. Esto también serviría para demostrar la realidad del milagro efectuado. “La muerta ahora
estaba viva y comiendo.”71

La hija de Jairo y la mujer hemorroisa (5.21-43)


Dos historias por el precio de una
Esta perícopa contiene un doble milagro, estructurado en forma intercalada, aunque esta vez no sea por un
arreglo editorial del autor. Más adelante veremos que los dos milagros se relacionan arquetípicamente con otros
dos en 7.24-37. En este pasaje, los dos milagros fluyen tan naturalmente del uno al otro (vv. 24, 35), en un
crescendo dramático, que no hay duda de que esencialmente todo el episodio procede de un testigo ocular,
probablemente Pedro. Característicamente, la narración de Marcos contiene detalles coloridos que no están en
las otras recensiones. Las descripciones gráficas de las acciones y emociones de Jaico, Jesús y la hemorroísa; la
actitud escéptica de los mensajeros de la casa de Jairo; la insistencia de Jesús en seguir adelante; las plañideras;
las palabras de ánimo de Jesús y la burla que provocan; el mandato de Jesús a la joven en lengua aramea y la
preocupación de Jesús por su bienestar físico, todos estos son toques realistas que los otros evangelistas no
mencionan. En los dos episodios figuran de manera prominente las personas pobres y marginadas: las
multitudes (vv. 21, 24, 27, 30) Y una mujer enferma, paupérrima y proscrita. Para estos, Jesús tiene un amor
especial. Y la hijita de Jairo nos recuerda del amor de Jesús por los niños (10.13-16).
Esta perícopa se debe estudiar con otro par de milagros que Jesús realizará más tarde entre gentiles (7.24-37).
Jesús regresa a «la otra orilla», occidental y judía, del lago. Como en otras ocasiones (2.13; 4.1, 35; 5.1), la frase
nos advierte que lo que sigue tendrá una función pedagógica. No se dice donde desembarcan; posiblemente fue
en las cercanías de Capcrnaúm. Después del rechazo de Gerasa le espera otra vez una gran multitud. Se abre
paso uno de los dirigentes de la Sinagoga local llamado Jairo (es uno de los pocos nombres personales en
Marcos). Su hija agoniza. Le suplica venir a tocarla para que sane. Jesús no responde con palabras, actúa; de
inmediato se dirige a la casa de Jairo. Hasta este punlo, el relato ha lomado la forma de un milagro «normal».
Pero esto cambiará mientras se interpone otra necesidad urgente en el camino de Jesús. La referencia a los
apretones de la multitud en ruta al domicilio del principe de la Sinagoga nos prepara para una interrupción.
El episodio de la hemorroísa tiene todos los rasgos distintivos de los milagros bíblicos. Pero no es típico. El
relato contiene detalles sicológicos adicionales que son muy realistas: el miedo de la mujer, su gesto atrevido, la
pregunta brusca de los discípulos y la descripción de los sentimientos de Jesús. Además de esto hay diversos
pensamientos íntimos que no encontramos en ningún otro lugar (vv. 28, 30).
El pasaje contiene algunas singularidades. Los doce años de la enfermedad de la hemorroísa corresponden a la
edad de la nilía. Esto puede ser una simple coincidencia o una manera de Marcos de relacionar la situación de las
dos mujeres. La alusión difamatoria a los médicos (v. 26) no la relatan ni Mateo ni Lucas. Es un dato muy real de
la lucha por la vida en muchos paises aun hoy cuando la ciencia de la medicina ha avanzado tanto. La mujer se
escondió en la multitud queriendo tocar a Jesús en secreto. Sabra que su contacto con cualquier persona la haria
levíticamente impura tal como ella misma lo era (Lv. 15.19-27). La acción de la mujer de tocar el fleco del
manto de Jesús supone, tal vez. una creencia popular «supersticiosa» en la virtud del contacto con algún objeto
de un taumaturgo. Pero esto no inhibe la acción de Dios ni detrae de la fe sencilla de la mujer. La cura es
inmediata. Marcos conjuga los vebos en el v. 29 para describir las acciones pasadas puntuales (tiempo aoristo)
de «secarse» la hemorragia y de «sentirlo» en su cuerpo. En cambio, «estaba sana» (tiempo perfecto) describe
las consecuencias permanentes del poder de Jesús. «En seguida» Jesús siente que poder curativo ha salido de su
cuerpo. La pregunta «¿Quién ha tocado mis vestidos?» señala las limitaciones humanas de Jesús pero también
abre una oportunidad para conocer a la que fue sanada personalmente.
La respuesta de los discípulos es irrespetuosa y superficial; en cambio, la mirada de Jesús a su alrededor (por el
tiempo imperfecto del verbo) es larga y penetrante (v. 32). El temor de la hemorroísa se debe, según Marcos, al
hecho de su sanidad, mientras que Lucas dice que es por temor a ser descubierta (v. 33; Lc. 8.47). Ante la
mirada escrutadora de Jesús, ella se postra temblorosa delante de él y le cuenta «la verdad», de lo que ha hecho
(v. 33). Las palabras de Jesús: «tú fe te ha hecho sana» (v. 34) profundizan la idea imperfecta con que la mujer
se acercó primero a él. Significativamente, dos veces en Marcos Jesús aprende algo importante de una mujer,
aquí y en 7:28.
Mientras Jesús hablaba con la mujer llegaron mensajeros de la casa de Jairo para decirle que su hija había
muerto y que desistiera de importunar al rabino. Lo que fue «un simple» caso de sanidad se ha vuelto ahora un
problema «imposible... Jesús...oyó» a los mensajeros (v. 36); el vocablo significa «oir por casualidad» y
también «hacer caso omiso». Ambas acepciones tienen sentido en el contexto de la narración. Sus palabras a
Jairo contraponen la fe al temor (v. 37). Jesús solo permite que Pedro, Santiago y Juan lo acompañen hasta la
habitación mortuoria, aunque Lucas sugiere que las multitudes estuvieron presentes también (Lc. 23.- 49s). Los
mismos tres discípulos estarán junto a Jesús en otras circunstancias (9.2;14.33; 13.3). En el v. 38 Marcos usa el
presente histórico en todos los verbos descriptivos de la situación que Jesús encuentra en la casa de Jairo. Jesús
«ve (percibe) el alboroto», con la misma agudeza con que siempre percibe la necesidad humana. El desorden y
la confusión son síntomas de muerte (5:5, 13). Las plañideras profesionales eran parte de la cultura oriental y
refuerzan la convicción de que la niña había muerto. Es un país cálido y sin las técnicas de preservación de
cadáveres los entierros se celebran dentro de plazos muy cortos.
Jesús entra en la antesala de la casa e increpa el desorden. Repudia la muerte (v. 39). Sus palabras («la niña
duerme»), apoyadas por el relato escueto de Mateo 9.18-26, han dado lugar a la interpretación que la niña no
estaba muerta sino en un estado de coma. Sin embargo, lo único que Jesús quiere indicar es la transitoriedad de
la muerte y tal vez proteger el «secreto mesiánico» Las burlas de los presentes demuestran su convicción de que
la niña había muerto. Enfatizan, también, la «imposibilidad» de la tarea que Jesús tiene por delante. No obstante,
Jesús no quiere operar un milagro en un contexto de incredulidad; además de que los milagros en este
«sermón» son principalmente para el aprovechamiento de los disdpulos (la razón del «secreto mesiánico»).
Marcos quiere que entendamos esto. Por tanto, Jesús «expulsa a la fuerza» a la multttud. Unicamente le
acompañan los padres de la niña y sus tres discípulos. Cuando el Señor toma la mano de la difunta se hace otra
vez ritualmente impuro por el contacto con un cadáver (Num. 5.2). Sus palabras a la niña, taleitha, koúm, son
una transliteración del arameo, luego traducidas para beneficio de lectores gentiles.
Como en otros casos, el evangelista pone énfasis en la rapidez del milagro: de inmediato (v. 42). La niña
comprueba su sanidad andando con las energías propias de sus doce años. El estupor de los presentes es
dramático: estaban «sumamente asombrados» («aturdidos» o «extasiados»; ekstdsei solo aparcce aquí y en 16.8
en el contexto de la resurrección de Jesús). El Maestro, sin embargo, les «encarga expresamente» guardar su
secreto (1.25,44; 3.12, etc.). Antes de retirarse, Jesús característicamente se preocupa por el bienestar físico de la
muchacha. Poder comer demostraría además la totalidad de su restauración a la vida. «Dar de comer» (v. 43) y la
satisfacción del hambre será uno de los hilos temáticos en el rcsto de esta división de Marcos (6.37, 42; 7.27;
8.8),así como el tema del pan (6.7, 36s: 7.2; 7.27-28; 8.5s).
La salvación es plenitud de vida
En la segunda parte de su sermón (5.21-43), Marcos ha profundizado en el tema del señorío de Jesucrislo
sobre la vida. El doble episodio que aquí consideramos está pletórico de significados para la evangelización de
la iglesia en nuestras tierras. Consideremos el pasaje a tres niveles.
En el relato encontramos trcs veccs la palabra «salvación.. (sozóo). Traduce la raíz hebrea “yesua” (gr.
iesou). Puesto que conversaban en arameo, los interlocutores de Jesús en estos episodios no podrían menos
que notar la relación sugestiva entre su nombre, el signilicado veterotestamentario de yesua y su
mensaje...salvación..en las lenguas semíticas significa sanidad física, bienestar espiritual y liberación de
opresión e injuslícia (p. ej. 2. S. 14.4; 2 R. 6.26; Isa. 37.35).
Todo el pasaje tiene que ver con la nueva vida de Dios en dos situaciones específicas (y también simbólicas) de
muerte. Una joven agoniza y muere. Una mujer continuamenle pierde sangre (el fluido vital). El contexto
opresivo de su malestar cs también de muerte. ¿Cómo se relaciona la salvación con esta situación?
Primeramente, Jairo ruega que su hija sea salva para que pueda vivir (v. 24). ¿En qué consisle esta vida? Sin
lugar a duda la prioridad de un padre es la vida corporal de su hija. Como buen judio, Jairo no sabría separar esta
vida de la totalidad de la existencia humana. Poco después, la hemorroisa decide tocar el manto de Jesús para ser
curada de una enfermedad incurable (v. 28). Cuando Jesús le dice: ..Hija, tu fe te ha salvado.., le ayuda a avanzar
en su cntcndimienlo de la salvación. Y luego añade: «Ve en paz». La paz (shalom), en el lenguaje
veterotestamentario, significa bienestar total. Es una salvación integral que abarca todas las dimensiones de la
vida humana. Por eso Jesús se dirige a la enfermedad física de la mujer con otro imperativo: «Queda sana
('completa', 'entera', de tu azote». En el Nuevo Testamento hay varias palabras que se traduccn «enfermedad»,
«dolencia», «azote», etc. La abundancia de términos indica que las dolencias eran entonccs, como ahora, los
síntomas más visibles del pecado.
En los tiempos bíblicos las enfermedades se percibían integralmente; no se divorciaba el mal individual del mal
social. Más y más la ciencia reconoce hoy la interrelación de faclores fisico·individuales y socio-culturales en
las dolencias que azotan a la humanidad. Los males de la sociedad inciden directamente en las enfermedades
físicas y emocionales de individuos; éstas a su vez tienen la capacidad de infectar a toda la sociedad. Los
ejemplos más dramáticos que conocemos son el SIDA y la cultura de las drogas. La pobreza endémica (fruto de
nuestro materialismo ateo) no se queda atrás. En el nombre de Jesucristo, la iglesia puede confrontar esta
situación de cáncer mortal en nuestra sociedad.
El mensaje del reinado de Dios es que solamente Jesucristo tiene la autoridad de reordenar las relaciones
fisicas, sociales y espirituales que han sido perturbadas por el pecado. Solamente en Cristo. solamente en él, la
salvación se encuentra en él No hay otro nombre dado a los hombres; solamente en Cristo, solamente en él.
Evangelio y cultura
Los milagros de Jesús a la vez que se inculturan, rompen con los valores de la cultura imperante. Jesús se
encarnó en un pueblo y en una cultura determinada. Efecluó sus milagros en formas cuHuralmente reconocibles.
A un nivel, sus acciones se asemejaron a las de otros taumaturgos de su época. En el caso que estamos
estudiando, Jesús echó fuera a todos del espacio fisico del milagro (v. 40). Para los taumaturgos esto era sagrado
saje bíblico. Esto no es en si un ideal equivocado: el evangelio tiene que darse en formas culturalmente
reconocibles. Es una obligación que se deriva del misterio de la encarnación. No obstante, hay una diferencia
sutil entre lo que es culturalmente reconocible y aquello que puede ser aceptado por los integrantes de una
cultura. Jesús fue reconocido como hombre, como rabino, como profeta y taumaturgo pero no fue aceptado
como mensajero de Dios. La aceptación, como lo descubrió Jesús en el monte de la tentación, exige
sometimiento a los patrones satánicos del materialismo, del sensacionalismo y del poder (MI. 4.1-11). Jesús
rehusó caer en esta trampa y, según nos enfatiza Marcos vez tras vez, ensefió a sus discfpulos que el camino de
la comunicación eficaz pasa por el fracaso de la cruz. Es la cruz de Jesucristo y no el poder retórico del
evangelista y la fascinación de la pantalla lo que transforma vidas y las lleva a un encuentro personal con Cristo.
No pocos tele-evangelistas (los milagreros de hoy) no han aprendido esta lección y por tanto han comprometido
el evangelio.

Plenitud de vida y liberación integral


En las culturas primarias la sociedad se rige por códigos que determinan la posición, conducta y expectativas de
cada persona y grupo social. Los dos ingredientes fundamentales del código judío como en nuestras culturas
indigenas, de su cultura le impidió llegar a tiempo para salvar la vida de la hija de un hombre importante. Fue
una grave infracción del código social.
Marcos describe la situación de la mujer con abundancia de hipérboles: «Había sufrido mucho de muchos
médicos, y gastado todo lo que tenia, y nada había aprovechado, antes le iba peor». La mujer no tiene nombre
(como lo tiene Jairo); se esconde en el anonimato; no tiene status alguno; es socialmente paupérrima y
cultualmente inmunda. ¡Con sobrada razón se siente avergonzada de acercarse a Jesús! Sin embargo, como hizo
con el leproso (1.41), Jesús violenta el código de pureza tocando a la mujer. Significativamente, la mujer
despreciada fue aceptada como «hija» también (vv. 34. 35). una persona más digna de elogio por su fe que los
sin fe, los propios discípulos de Jesús (4.40). Una vez más, Jesús invirtió el orden establecido (cp. 10.31-43).
Sanidad y evangelización en contextos de muerte
¿Qué podemos aprender de esta historia que nos pudiera ayudar en nuestro ministerio de evangelizaci6n? ¿Qué
tiene que decir la práctica abierta y libre de Jesús a nuestras maneras de acercarnos a las personas necesitadas?
¿De qué manera «los métodos» de Jesús enjuician los prejuicios (de clase, raza, sexo, ideologfa y religión) que
estorban nuestra comunicación evangélica? Al igual que los discfpulos, que eran los objetos primarios de este
sermón» de Jesús, nuestras iglesias e instituciones sólo podrán ser sanas y vivir» (v. 23) si abrazamos sin
reservas la fe del reino. Lo cual implica estar abierto a un nuevo orden de relaciones. El mensaje del reino de
justicia quiere salvar de la muerte (en todas sus manifestaciones) a los pobres y menospreciados y también a los
«nobles» como la familia de Jairo; sin embargo, dentro de un nuevo orden de relaciones.
En esencia, el mnsaje de este «sermón» para la comunidad marcana y para nosotros sólo se hace claro a la luz de
la cruz y la resurrección de Jesucristo, de lo cual este relato es un anticipo. Como Jesús hizo caso omiso a los
mensajeros de muerte (v. 36) llamando a la valentía y a la fe, conjurando y expulsando las fuerzas del mal
(w.36, 38), la iglesia hoy debe sobreponerse a la muerte en medio de la muerte. Debemos continuar la misión de
Jesucristo con fe a partir del «éxstasis -confusión y asombro - de la resurrección.

También podría gustarte