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Djavan

De Brasil para el mundo

Por Juan Martín Fierro


Escritor y periodista
www.juanmartinfierro.com

Virginia, lavandera de Maceió, al nordeste de Brasil, se junta con otras mujeres


a fregar ropa a la orilla de un río. Cantan mientras lo hacen. Sus voces se
entrelazan, dialogan. Se unen en estribillos, improvisan en solitario. Virginia no
lo sabe pero aquellas serán las primeras lecciones musicales de Djavan, su hijo
de cinco años, que la observa y la escucha, fascinado.

Al volver a casa, Virginia enciende la radio y la música sigue fluyendo como el


agua del río: suenan los éxitos de Orlando Silva, Ângela Maria o Dalva de
Oliveira, tan populares entonces, a mediados de los cincuenta. Suenan en los
mercados y en los altavoces colocados en las plazas. La niñez de Djavan
Caetano Viana, también nacido en Maceió, el 27 de enero de 1949, se impregna
de grandes voces femeninas y acoge, además, a Luiz Gonzaga y Jackson do
Pandeiro como sus primeras influencias. En casa de su amigo Marcio, ya
entrada la década del sesenta, amplía su universo sonoro escuchando música
clásica, jazz, bossa nova, rock y samba canção. Pronto se asoma por primera vez a
la guitarra y empieza a practicar con las cifras de acordes para aficionados que
salen en las revistas. “Algún día serás cantor de radio”, dice su madre,
alentándolo.

A los 18 años anima los llamados city dance con su primera banda, LSD (Luz,
Som, Dimensão); y a los 23 deja Maceió para buscar el sueño musical en Río de
Janeiro. Allí muestra su talento presentándose en clubes nocturnos e
interpretando bandas sonoras para telenovelas. Además de cantar y tocar muy
bien la guitarra, Djavan despunta como compositor: “voy a cambiar de profesión /
yo voy a ser cantor / me voy a Rio de Janeiro / en un expreso brasilero…” relata en E
que Deus ajude, tema incluido en A voz, o violão, a música de Djavan, su primer
álbum, lanzado en 1976; un disco extraordinario, un verdadero clásico de la
MPB que incluye canciones como Flor de lis, Fato consumado, Na boca do Beco,
Pára-Raio o Magia.

El joven talento alagoano empieza a ser reconocido por la calidad lírica y


armónica de sus canciones. Su samba sincopado, casi frenético, llama la
atención de grandes nombres de la música del Brasil: Nana Caymmi, Maria
Bethânia, Roberto Carlos, Gal Costa y Caetano Veloso, graban temas suyos. En
el álbum Alumbramento, de 1980, el propio Djavan incluye A Rosa, en
colaboración con Chico Buarque; y, en 1982, se da el lujo de invitar a Stevie
Wonder a tocar la armónica en el tema Samurai, incluido en Luz. El sueño de
Virginia, de ver a su hijo convertido en cantor de radio, se ha hecho realidad.
Muchos años después, él honrará la memoria de su madre en Dona do horizonte,
una canción bellísima que narra cómo ella lo encaminó de niño hacia la música:
“yo ya nací y mi madre dice que estoy predestinado al canto”.

En los años siguientes, Djavan libera todo su caudal creativo no solo en los
estudios de grabación sino en los escenarios del mundo, definiéndose como “un
explorador del sonido de las palabras, de las imágenes inusitadas, la variedad
rítmica y los juegos de tiempos; de las melodías por fuera de los patrones y la
riqueza armónica”. Su versatilidad es deslumbrante, imposible de encasillar. No
cabe en ningún género o etiqueta. Es una invitación a escapar de las fórmulas,
una travesía por culturas que lo han marcado aquí o allá: la España musulmana,
la gitanía y el cante flamenco, la majestuosidad de Gaudí, el llamado ancestral
de África. Todo ello alimentado con el refinamiento y la complejidad de un gran
jazzista.

En 2004, ya con una carrera sólida a sus espaldas, Djavan crea su propio sello
discográfico, Luanda Records, reafirmando su libertad artística. Salvo pocas
excepciones como el álbum Ária (2010), que incluye temas de otros
compositores, su discografía ha sido en esencia autoral. El amor y la naturaleza
son temas recurrentes en sus canciones, escritas con bruñida filigrana poética:
“En aquel instante / en que el día cae / y el sol finge brillarle a la noche / todos
los pájaros / buscan un canto para soñar / y todo deseo es mayor”, dice en Tão
raro; “Me consumí / para tener un poco de ti / ¡clamé por atención! / jamás usé
zapatos tan peculiares / me vestí con mil collares / violenté, hasta mis aires
sutiles”, se lee en Ares sutis.

Es tan fuerte la presencia de lo natural en su obra, que compuso el tema


Orquídea usando nombres de distintas especies de esta flor, una de sus
preferidas, flor que nace, crece y florece por amor… flores que él mismo cultiva
desde hace años en una finca de Mata Atlântica, en la región de Petrópolis. Su
clamor por la salvación del planeta en medio de la devastación amazónica y los
efectos del calentamiento global, es recurrente en varios de sus álbumes, como
Vaidade (si el pueblo y el bosque conviven / los animales y el río son libres); o D, su
más reciente trabajo, en el que incluye un emotivo dúo junto al legendario
Milton Nascimento: “ver indígenas y animales / implorando por existir / hace tanto
mal, tanto mal / Pero el hombre ciego por dinero / solo sabe decir “diezmar, diezmar”.

Luego de su último concierto en Bogotá, hace doce años, durante la gira del
álbum Ária, tuvimos la oportunidad de conversar y recorrer la ciudad. En el
tramo de regreso a su hotel, elogió el verde de los cerros que bordean la ciudad,
con sus arrayanes negros, pinos y eucaliptos. Tres años después, en 2015,
recibió el premio Grammy Latino a la Excelencia Musical en reconocimiento a
sus cuatro décadas de carrera.

En 2022, Djavan superó el billón de streams en plataformas digitales, se presentó


con éxito en Rock in Rio y lanzó un concierto inédito grabado en el prestigioso
Montreaux Jazz Festival, en 1997. En marzo próximo comenzará el tour
promocional de D en el emblemático Teatro Deodoro, de su natal Maceió, y
tendrá por delante una agenda de 50 conciertos que irá hasta fin de año. “Será
un placer homenajear mis orígenes, pedir la bendición de mis antepasados y
presentar mi nuevo show a mis coterráneos”, declaró. Publicado en agosto del
año pasado, D es el trabajo número 25 en la discografía de un artista
imprescindible en la música del Brasil; un músico que, en lo más alto de su
madurez creativa, sigue tocando el alma de varias generaciones.

RECUADRO
Discografía sugerida
1. A voz, o violão, a música de Djavan (1976)
2. Não é azul mas é mar (1987)
3. Malásia (1996)
4. Bicho solto XIII (1998)
5. Djavan ao vivo (1999)
6. Ária (2010)
7. Vidas pra contar (2015)

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