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Olga Ricciardi
Compiladora
Coordinadores:
Rodrigo Abínzano | Brenda Bianchimano | Jimena Ortelli
El arteterapia en el dispositivo interdisciplinario
Daniela D´amico
¿Qué es el Arteterapia?
Creo conveniente que comencemos por definir el arteterapia, porque quizás
algunos no escucharon nunca éste término y no saben de qué se trata. Arteterapia es
un tipo de psicoterapia, que utiliza el arte con fines terapéuticos, como medio para
recuperar o mejora la salud mental así como el bienestar emocional y social de los
pacientes. Hacer terapia a través del arte. Con el terapeuta, el paciente utiliza la
palabra para expresarse, y a través de arteterapia, uno tiene la posibilidad de utilizar el
arte como medio de expresión. En algunas ocasiones no podemos ponerle palabra a lo
que nos está pasando, no sabemos cómo explicarlo y el arte se presenta como una
herramienta fundamental que da la posibilidad de canalizar y encontrar un medio para
expresarse.
En CEDA estamos abocados al arteterapia plástica. Pero, cada disciplina
artística puede aplicar para arteterapia: la música, la danza, la escultura, el teatro, la
escritura y la literatura son algunas de ellas.
El espacio físico donde se lleva a cabo la actividad se compone de un salón
grande con cinco lugares o boxes. Podemos atender hasta cinco pacientes a la vez,
pero cada uno trabaja individualmente en su producción, solo se comparte el espacio.
Lo primero que hacemos cuando entra un paciente al espacio es explicar de qué
se trata, ponemos énfasis en que dejamos completamente de lado la calidad de la
producción final que realizan; es decir, su estética, su belleza. Lo interesante es el
proceso creativo y no el producto final. Dejamos en claro que no es necesario que
tengan algún tipo de noción o habilidad artística. Es lo primero que decimos porque es
el mayor prejuicio con el que vienen los pacientes. Es importante explicar que no es un
taller de arte, ni de dibujo, ni de pintura, ya que es una línea muy delgada que puede
prestar confusión. Lo importante es que ellos puedan expresar sus sentimientos a
través de las producciones artísticas. En el espacio hay muchísimos materiales con los
cuales pueden trabajar en plano tridimensional. Pueden trabajar realizando maquetas
con cartones, papeles, telas, o modelar con arcilla, porcelana fría o papel maché o
dibujar sobre papel. También pueden utilizar técnicas secas o húmedas, pueden pintar
con acrílicos, con acuarelas, témperas, óleos pasteles, lápices de colores acuarelables,
tintas chinas, plasticolas, pintura dimensional, pintura digital; pueden utilizar la técnica
del collage que también es muy rica. La sesión dura media hora y no es necesario que
el paciente comience y finalice su producción el mismo día. Puede utilizar los
encuentros que le sean necesarios para esto.
Proponemos que escriban siempre algo en relación a su producción, qué pueden
ponerle algún título, o explicar qué es lo que quisieron trasmitir, o el por qué del uso del
material elegido.
Trabajamos con la libertad del paciente: éste pueda proponer qué trabajar,
dando lugar también a su posibilidad electiva. También, en ciertos casos, los pacientes
se muestran muy resistente al espacio, ante lo cual, tratamos de guiarlos y darles
alguna consigna como disparador. Si se muestran muy abrumados, les preguntamos
sobre lo que están trabajando en su espacio de psicología o sobre algún tema en
particular que los esté preocupando y les proponemos representarlo de la forma que
quieran, ya sea escribiendo, modelando, dibujando o pintando. Tenemos ejercicios y
consignas armadas para que en estos casos el paciente pueda trabajar. No hace falta
que sea figurativo, puede ser abstracto. La producción del paciente es lo que éste dice
que es, nadie más que él puede interpretarla y explicarla.
Hacemos mucho hincapié en que el trabajo sea interdisciplinario, porque es muy
importante que lo que se realice en el espacio se trabaje luego en el espacio de
psicología con el terapeuta. Si éste no trabaja las producciones artísticas, el espacio de
arte cae; deja de tener el peso que tiene que tener y el paciente comienza a
cuestionarse la importancia del espacio.
Mapa Corporal
Una de las consignas que mayores efectos genera es el “Mapa Corporal”. La
variable tiempo con éste es relativa: hay pacientes que están un año haciendo este
trabajo y hay pacientes que lo hacen en un mes, depende de la singularidad de cada
paciente. El “Mapa corporal” es la silueta en escala real del paciente. Ésta se marca en
el espacio de nutrición sobre papel madera, de frente, espalda y perfil, cuidando que
sea lo más precisa posible. Después el paciente lo interviene con los materiales que
quiere: puede escribirlo, pintarlo, recortar imágenes y pegárselas. Lo que siempre
explicamos es que tengan en cuenta las partes del cuerpo, qué significan para ellos,
qué significa la cabeza, el pecho, el corazón, y del lado de atrás, qué significa la
espalda. Tratamos de que le puedan dar una vuelta más simbólica. También les
proponemos poder tener en cuenta el fondo del papel, lo que no está adentro de su
cuerpo.
Previo a comenzar el trabajo con su “Mapa corporal”, les pedimos a los
pacientes que escriban sobre su cuerpo, que definan qué es su cuerpo, que escriban
sobre la relación que tienen con éste, si esa relación en algún momento viró, si se
acuerdan algún momento específico en donde haya cambiado, qué parte del cuerpo les
gusta, cuál no, si registran su cuerpo, cómo se sintieron mientras le estaban
marcando la silueta, qué les pasó cuando la vieron delineada.
Este escrito, que sería algo así como la historia de su cuerpo, ayudan a que
pueda intervenirlo. El momento más crítico es cuando están por comenzar, cuando lo
ven solamente delineado, sin ninguna intervención. “¿Cómo empiezo?” “¿Qué le
hago?”, son algunas de las preguntas frecuentes. De a poco lo van trabajando. Es muy
importante que mientras lo estén trabajando, lo vayan hablando en el espacio de
psicología, no esperar a que esté finalizado.
1
Aaron, R. (1999).Art Therapy. An Introduction. Londres: Editorial Brunel Mazel, 1999.
2
El equipo de trabajo agradece a la Lic. Yanina Abal quien presentó el material clínico y luego lo reviso
para que pudiera ser utilizado en este libro.
realizado tratamiento interdisciplinario anteriormente, desconocía y desconfiaba de los
espacios de psicología y Arteterapia.
Con amabilidad aceptaba las indicaciones del equipo, aunque presentaba cierta
rigidez, se le dificultaba flexibilizar ciertos pensamientos, modos y costumbres.
Pedro llega a las primeras consultas de arte trayendo su propio saber, queriendo
usar herramientas conocidas. Tal es así, que al comienzo utilizaba solo lápiz negro y
traía producciones ya realizadas desde su hogar. Las mismas eran organizadas, rígidas
y estructuradas.
Se explica nuevamente el espacio y se le propone utilizar el espacio a modo de
juego, empezar a crear en él, apostando a cierta espontaneidad. Como intervención,
luego de algunas sesiones, se decide proponerle prescindir del lápiz negro y ofrecerle
otros materiales de modo paulatino. Lo acepta, aunque con ciertas quejas.
Al tiempo notamos que de dichos materiales también tenía un buen manejo,
momento en el que Pedro confiesa haberlos comprado y estar usándolos, “practicado”
en su casa. Lo desconocido en este paciente genera incertidumbre, busca el control, el
detalle, no tolera lo espontáneo, cometer errores al no tener el dominio.
La mayoría de sus producciones son copia fieles de otros cuadros, de otras
producciones, no inventa, las usa como soporte. Copia lo ya copiado, lo vuelve a
reproducir. Hace bosquejos, borradores, busca la perfección sobre lo mismo. Sin
embargo, se escapaba entre ellas su propia impronta, su estilo.
Se continúan buscando otros modos de convocarlo: el paciente aceptaba lo ya
conocido, aunque no dejaba de expresar su descontento e ingeniárselas para volver a
lo mismo, para usar sus soportes, para defenderse frente a lo nuevo.
A lo largo del tratamiento fue variando su modalidad inicial: comienza a utilizar
colores, a emplear y mezclar texturas. Ya no sólo hace esto para cumplir con lo pedido
por la profesional del área, sino que empieza a encontrarle un uso y un recurso a la
pintura, al dibujo y al arte.
En su casa arma un espacio propio, se compra materiales y un atril. Realiza
dibujos de retratos para conocidos y colabora con producciones de amigos. Se le
propone trabajar con expresiones espontáneas, manejar de otro modo el tiempo de la
consulta, darle cierres a sus producciones, concluirlas.
Como intervención en el tratamiento se comienza el armado del “mapa corporal”.
Se impresiona por la magnitud de la silueta y el tener que representarse. El mapa es
realizado en varias sesiones; le lleva meses: elige figuras, dibuja y pinta a lo largo de la
imagen de su cuerpo. Pedro, adoptando una actitud de descripción generalista, y sin
implicarse subjetivamente, busca escabullirse detrás de las pinceladas. Se lo
convocaba una y otra vez a hablar de él, y con un trabajo muy minucioso, puede, de a
poco, empezar a dialogar sobre sí mismo en cada una de estas figuras; como con los
dibujos, en algún momento, sus defensas se ven perturbadas y aparecía él
Con el tiempo, el paciente comienza a expresarte también a través de la
escritura. Si bien, era un recurso con el que ya contaba, empieza a utilizarlo más
asiduamente y trae esos escritos a tratamiento. Recortes que se toman y se comienzan
a utilizar en trasferencia.